La Librería de El Sueño Igualitario

Cazarabet conversa con...   Luis Granell, autor de "Desfilaron por Hitler" dentro de la colección "Es un decir" (Comuniter)


861462_1.jpg- Luis, ¿cómo surgió la idea para tratar el tema de este libro, el de las juventudes hitlerianas que se alisaron, jovencísimos, para ir al frente?

- ¿Cómo se me ocurrió la idea? Hace unos anos me dio por leer cosas de la II guerra mundial (un poco  a saltos, me pasa como a ti) y haciéndolo me entere de la existencia de la división Hitlerjugend; busque y encontré bibliografía, sobre todo una edición francesa del libro sobre esa unidad escrito por su jefe de estado mayor, que iba prologada por un general canadiense de las tropas que lucharon contra ellos, lo que me pareció garantía suficiente de objetividad. El libro es pura historia militar (unidades, composición, despliegue, táctica...), pero además de contar con mucho detalle los hechos bélicos, esta edición iba con muchas fotografías y en los rostros de los chavales encontré otro texto, otra historia más personal.
Así surgió la idea de escribir una novela  basada en esos chavales. me llevo mucho tiempo por trabajo, por dudas... Mientras fui completando la información con visitas a Normandía y Baviera, me entreviste con un antiguo miembro de la división (hoy anciano jubilado en la Costa del Sol, como tantos compatriotas suyos), con un antiguo miembro de la Juventud Hitleriana y con el hijo español de otro... La idea fue tomando cuerpo, con dudas e interrupciones. El momento clave fue cuando se me ocurrió darle la vuelta a la historia, contarla de delante hacia atrás. Creo que a partir de ese momento, ya más suelto a la hora de escribir, cuide mas los aspectos literarios del texto. Pero escribiendo siempre de la única manera que se hacer: descriptiva, lenguaje directo y claro. Y luego, tras las primeras negativas de las editoriales (yo creo que el tema no interesaría a las aragonesa y lo intente con las nacionales), me la contrato Ediciones el Anden, una nueva editorial que surgió muy fuerte..., pero que cerro antes de un ano, justo cuando tocaba publicar la mía. Todos esos retrasos me sirvieron para pulir el texto.

 

- ¿Cuánto tiempo te llevó a cabo este trabajo de investigación?

- Varios años, pero no eran de trabajo intensivo ni tampoco sistemático. Dependía del grado de dedicación a la novela de cada momento, en función del trabajo o de mi estado de ánimo; de la disponibilidad de bibliografía en español y, sobre todo, en francés (no hablo alemán); incluso de la celebración de ferias del libro viejo o de los catálogos que me enviaban los libreros. Ten en cuenta que prefería los editados durante la guerra o en la inmediata posguerra, pues muchas veces no buscaba la exactitud histórica sino la visión subjetiva, "en caliente", de sus autores, que me permitía aproximarme a los sentimientos de quienes vivieron aquellos terribles hechos.

Las visitas a los escenarios de la novela las hice aprovechando mis vacaciones y la de la Baja Normandía, concretamente, quise que coincidiera con el 60 aniversario del desembarco aliado que, claro, solo se celebro el año 2004. También la búsqueda de testigos era difícil de programar. Recuerdo, por ejemplo, que aprovechando el viaje a Baviera tuve una cita con un antiguo miembro de la Juventud Hitleriana que quería hablar de ello, porque lo fueron todos los alemanes que hoy tienen más de 83 años (era obligatorio), pero no todos quieren recordarlo. Pero hablar con un antiguo miembro de la División Hitlerjugend fue cuestión de suerte; nos entrevistamos en la Costa del Sol.

 

- Explícanos , ¿qué eran las Juventudes Hitlerianas?. (En seguida Granell nos corrige porque en realidad eran Juventud Hitleriana, en singular).

- Era la organización juvenil del NSDAP. La idea del nazismo era organizarlo todo; por ejemplo, la vida de los ciudadanos alemanes desde la infancia hasta la edad adulta. Así, a los 10 anos entraban en el Pueblo Joven (Jungvolk), a los 14 pasaban a la Juventud Hitleriana (Hitler Jugend o HJ), a los 18 al Frente del Trabajo, en el que desarrollaban trabajos para la comunidad (incluso en las obras publicas), a los 21 entraban al Ejercito y dos anos después (creo) se licenciaban y teóricamente se convertían en miembros del partido, pudiendo integrarse en cualquiera de sus numerosas organizaciones. Las mujeres tenían un papel político menor, aunque también tuvieron su organización juvenil cuyo nombre no me atrevo a escribir porque me equivocaría.

 

- Por lo poco que he leído su estructura, jerarquía y demás eran impresionantes, como una auténtica secta….¿había algún precedente. Hay hoy en día algo que se le parezca o lo has visto a lo largo de la historia?

- La HJ rescato algunas tradiciones de los Vandervogel (Pájaros errantes), movimiento juvenil surgido entre las dos guerras que buscaba el contacto de los jóvenes, sobre todo los urbanos, con el medio rural y la naturaleza, pero también con las tradiciones y el folklore alemán (era algo poco organizado y había desde naturalistas a danzarines, nudistas, etc.) Por eso la mayoría de sus actividades se desarrollaban al aire libre (marchas, campamentos, etc.). Naturaleza y tradición, en eso la HJ se parecía a los Vandervogel, pero en nada más. Estos últimos eran incluso un poco anarcos (todo lo anarco que puede ser un alemán).

La HJ rescato algunas tradiciones de los Vandervogel (Pájaros errantes), movimiento juvenil surgido entre las dos guerras que buscaba el contacto de los jóvenes, sobre todo los urbanos, con el medio rural y la naturaleza, pero también con las tradiciones y el folklore alemán (era algo poco organizado y había desde naturalistas a danzarines, nudistas, etc.) Por eso la mayoría de sus actividades se desarrollaban al aire libre (marchas, campamentos, etc.). Naturaleza y tradición, en eso la HJ se parecía a los Vandervogel, pero en nada más. Estos últimos eran incluso un poco anarcos (todo lo anarco que puede ser un alemán). Os aconsejo ver la película de Leni Riefenstal "La fuerza de la voluntad", filmada en uno de los congresos del NSDAP en Nuremberg. No sé si a una organización así se la puede considerar secta, menos todavía si tenemos en cuenta que a partir de 1938, creo recordar, era obligatorio para todos los niños y jóvenes alemanes pertenecer a la organización.

 

- Luis, pero el resultado final es que no aprendemos en nada de lo que padecemos porque, al final se nos viene todo encima: demasiadas muertes de “niños” en las guerras en aquellos años eran los que rondaban los 17 y 18 años en la GCE y después los más jóvenes de las Juventudes Hitlerianas….y ahora son los “niños de la guerra”, todavía más jóvenes y aún más inhumano. ¿Por qué crees que se da ese paso tan inhumano?. En el caso de la GCE era más por necesidad y el  caso de los “niños de la guerra es más por hacer como un “terrorismo psicológico…¿qué nos dices?

- Como la HJ también cuidaba la formación pre-militar de sus miembros, siempre pero sobre todo durante la guerra, y por otra parte Hitler creía (o eso decía en sus discursos) firmemente en la juventud, supongo que eso fue lo que les llevó, a él y al inmenso aparato que eran las SS, a crear una división con estos chavales. Ten en cuenta que a los miembros de las Waffen SS se les consideraba "soldados políticos", cuanto más a estos que llevaban desde la infancia en una organización del partido. No es que necesitaran movilizar a quintas más jóvenes, de hecho se mantuvo la edad de 21 años para la incorporación al Ejercito hasta los últimos tiempos de la guerra: solo en 1945 se creó el Volksturm (tempestad popular o algo así) formado por niños y ancianos.

Desde el punto de vista militar no les salió mal el experimento, pues la División Hitlerjugend  demostró en Normandía una notable eficacia. E incluso después de la terrible carnicería de Normandía fue retirada a retaguardia, cubiertas parte de sus pérdidas y todavía combatió en Hungría y en la propia Alemania.

 

- Y en el caso del alistamiento de la juventud: sí fue por necesidad al hundirse el frente Este y verse encima la invasión aliada…. ¿pero no tenía, también, cierto tratamiento psicológico?

- No creo que la decisión de enviar estos chavales al frente fuera por motivos psicológicos. No parece que a las familias afectadas les hiciera mucha ilusión (recordad lo que os he dicho de la independencia familiar) ni que a los aliados fuera a causarles pavor (recordad que les llamaban Baby-Division). Supongo que tendría más que ver con su confianza en la voluntad de unos chavales formados desde pequeños en la doctrina nazi. Insisto: supongo: ya sabéis que he escrito una novela, no un libro de historia. Tampoco se creó la división por necesidad militar; es cierto que en el frente del Este los alemanes combatían ya a la defensiva cuando no en retirada, pero la máquina militar germana seguía funcionando con regularidad. Os pongo un ejemplo: sólo un poco antes del desembarco, Erns Jung, movilizado con rango de oficial al comienzo de la guerra y destinado en Paris (recomiendo sus exquisitas memorias, aunque haya que esforzarse un poco para leérselas), fue licenciado porque había alcanzado la edad reglamentaria... Alemanes.

 

- Luis, construyes la historia: primero con la muerte del que yo llamo como co-protagonista, que es el soldado alemán de la Juventud Hitleriana....después vas retomando su paso por el frente de Normandía y su repliegue bajo el fuego y avance aliado con las investigaciones e indagaciones del soldado aliado que le dio muerte....a veces me parece que he estado ante una novela con aires de pasar a ser "presa" del celuloide. ¿Qué te parece?

- Ya cuando termine de escribir el primer texto de la novela pensé que podría ser la base para un guion cinematográfico, pero no había sido esa mi intención al empezar. Repensándolo ahora, este resultado no es tan extraño si tenemos en cuenta que el texto esta ordenado como una sucesión de flash back, además de los guiños cinematográficos que contiene, por ejemplo, a "Salvad al soldado Ryan", "El ogro" o "Napola". Pero, sobre todo, creo que la razón principal estriba en los centenares de fotografías, originales o reproducidas en libros, que repase al documentarme, algunas de cuyas imágenes debieron quedar en un rincón de mi cerebro y me sirvieron, después, para describir un rostro o una situación.

 

img1086342s.jpg- Yo no veo a los integrantes de estos jóvenes hitlerianos , al menos a los que fueron y sufrieron el frente, como a "fanáticos de las ideas de Hitler"....más bien como chavales que "se dejaban llevar" un poco por las circunstancias y los antecedentes que les precedieron ¿cómo lo ves?

- Se dejaron llevar..., y quisieron ir al frente. En una de sus conversaciones con el soldado escocés, el abuelo del protagonista le dice algo así como "no puedes imaginarte lo politizada que estaba la juventud en aquellos tiempos". Y era cierto. Los partidos políticos tenían millones de miembros, muchos de ellos uniformados (las juventudes comunistas también llevaban uniforme, aunque no tan rígido como la Juventud Hitleriana). Como el Tratado de Versalles prohibía a Alemania tener más de 100000 hombres en el Ejercito, aparecieron los Freikorps. En fin, que ni la Republica de Weimar, ni mucho menos el III Reich se parecían a las actuales democracias en las que la participación política se limita al voto cada varios anos. Si acaso pudo ser como planteas en el caso de los chavales que se apuntaron a la Juventud Hitleriana por obligación; poco antes de estallar la guerra se hizo obligatorio para todos los muchachos alemanes alistarse en la Juventud. Pero dudo que hubiera muchos de estos que se vistieron de pardo a la fuerza que se presentaran luego voluntarios para ir a la división Hitlerjugnd.

 

- Aunque esto no quita el verdadero poder de la Juventud Hitleriana. Cuéntanos como era el ser joven en Alemania y el no querer ser parte de ello...

- Pues supongo que duro. No solo les tocaba llevar un uniforme que ellos no querían, sino estar integrado en las mil y una actividades de la organización. A juzgar por los manuales de gimnasia, juegos, uniformes, etc. que he consultado, debía quedarles poco tiempo libre. Menos aun durante la guerra, cuando fueron adscritos a los cuerpos de bomberos o a las unidades de defensa antiaérea. No me resulta fácil entrar en sus cabezas... Como se sintieron, por ejemplo, los zaragozanos liberales y enciclopedistas, cuando se vieron envueltos en las terribles luchas de los sitios?

 

- ¿Cómo fue la vida de la Juventud Hitleriana una vez terminado el conflicto bélico?

- Se disolvió, como todas las organizaciones del Partido Nacionalsocialista quedaron fuera de la ley al terminar la guerra. Baldur von Schirach, que había sido su jefe nacional durante varios años, hasta el comienzo de la guerra, fue juzgado y condenado por el Tribunal de Nuremberg a 20 años de cárcel, y eso que en el juicio hizo una condena explícita del régimen nazi. Sus memorias "Yo creí en Hitler" fueron una de mis fuentes.

 

- ¿Qué sientes cuándo ves el resurgir de los grupos neonazis?

- Supongo que como casi todo el mundo: inquietud y condena. Aunque te confieso que después de haberme documentado para escribir la novela, no me parece exacto denominar neonazis a esas cuadrillas de descerebrados y borrachos que hacen de la violencia su razón de existir. Por mucho que utilicen los símbolos del nazismo, supongo que porque saben que molestan al resto de la sociedad.

 

- ¿Dirías que "Desfilaron por Hitler" es una novela fundamentalmente política?

- No, como tampoco es una novela de guerra, a pesar de que toda la primera parte se desarrolla en los frentes de batalla. Creo que, como titulo acertadamente Mariano García en Heraldo de Aragón, es una novela sobre la amistad en tiempos muy turbulentos. La amistad entre dos muchachos alemanes de costumbres y cultura diferentes, en los últimos años de preguerra y durante la II guerra mundial. Y también una novela sobre la humanidad, capaz de mostrarse en los momentos más duros. Como esa exclamación "He matado a un crio!" de Philip Styron, el protagonista secundario que luego querrá saber quién era el muerto, frente al abrupto "Que se joda" de su cabo.


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Desfilaron por Hitler. Luis Granell
406 páginas       17 x 24 cms.
18,00 euros
Comuniter


Agosto de 1944. Los combates de la bolsa de Falaise que van a poner punto final a la batalla de Normandía están a punto de terminar. En una granja resisten algunos alemanes; una vez conquistada, un soldado británico que ha participado en el asalto descubre que el enemigo al que acaba de matar es casi un niño. Conmocionado, decide averiguar todo lo que pueda sobre él. Sirviéndose de los documentos y cartas que el muerto llevaba encima, de las declaraciones de un prisionero que había sido su compañero y, terminada la guerra, del testimonio de su madre y su abuelo, va descubriendo la trayectoria vital de uno de los jóvenes miembros de la División Hitlerjugend.

 

A mediados de 1943, tras la derrota del VI Ejército en Stalingrado y de la proclamación de la “guerra total” en Alemania, las Waffen SS crearon una división formada exclusivamente por voluntarios de la Juventud Hitleriana. Más de 20.000 muchachos de entre 17 y 20 años respondieron a la llamada. Menos de un año después tuvieron su bautismo de fuego en Normandía, tras el desembarco aliado. Su

arrojo en la batalla asombró a los ejércitos que se les enfrentaron. La primera parte de la novela se desarrolla durante la batalla de Normandía y sus prolegómenos. Los personajes permitirán al lector reconstruir la real trayectoria de la baby-division, como la llamaron los aliados. La segunda parte, dedicada a la infancia y adolescencia del protagonista, refleja la vida social y política de la Alemania de preguerra y de los primeros años de la contienda. El autor ha tratado de reconstruir el ambiente en el que vivieron aquellos muchachos que, tan jóvenes, se alistaron en la División Hitlerjugend cuando su país había empezado a perder la guerra.

Desfilaron por Hitler es una obra de ficción, no un tratado de historia ni un ensayo sobre la manipulación de la juventud. De la mano de sus protagonistas, el lector se acercará a los hechos libre para interpretarlos como quiera, o incluso para no hacerlo.

 

Luis Granell Pérez (Zaragoza, 1948) es licenciado en Geografía e Historia por la Universidad de Zaragoza y en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid. Trabajó como periodista desde 1970 en Aragón Exprés, Informaciones, Diario de Barcelona, Cambio 16 y Diario 16, viviendo en primera línea el final del franquismo y la transición a la democracia. En 1982 participó en la fundación del periódico aragonés El Día, en el que fue responsable del área de Cultura y Sociedad durante dos años. Actualmente colabora con Heraldo de Aragón y El Periódico de Aragón. Su principal actividad periodística se desarrolló en el semanario Andalán, a cuya Junta de Fundadores perteneció desde 1973, siendo secretario de redacción y, de 1979 a 1981, director. Algunos de sus artículos en este periódico provocaron el secuestro del mismo y, en 1976, su procesamiento por el Tribunal de Orden Público. En 1988 fue elegido presidente de la Asociación de la Prensa de Zaragoza, creando el Centro de Prensa de dicha ciudad. En 2012 la Asociación de Periodistas de Aragón le concedió el premio a la trayectoria profesional. Desde 1983 hasta su reciente jubilación trabajó en las Cortes de Aragón como jefe de Prensa (hasta 1987) y del Servicio de Publicaciones. Es miembro del Consejo de la Fundación Ecología y Desarrollo, a la que representa en la Coordinadora para la reapertura del ferrocarril Canfranc-Olorón (Crefco), de la que fue portavoz de 1993 a 2004. Es coautor de diversos libros colectivos: Canfranc, el mito (Pirineum Editorial, 2005), Relatos visuales (Rolde de Estudios Aragoneses, 2006), Memorial democrático. Las primeras elecciones democráticas treinta años después (Asociación de Exparlamentarios de las Cortes de Aragón, 2008), etc.

 

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