Cazarabet conversa con... María
del Carmen Conde Núñez, autora de “Vuelos con las grullas. Un relato vivencial desde Extremadura hasta
Suecia y más allá” (Tundra)
María del Carmen
Conde con este libro, prologado por Joaquín Araújo, se ha alzado con el II Premio
Tundra de Literatura de Naturaleza 2020.
Tundra recoge este
relato que vuela con las grullas desde Extremadura a otros lares como Suecia y
más allá…
Definen este libro…
Roberto X. Hermida: “Vuelos con las grullas es un relato delicioso e
íntimo de la relación de la autora con las grullas, con Extremadura, con la
historia reciente del conservacionismo….Y un hermoso alegato por la
conservación de la Naturaleza. Leerlo es como mantener una conservación con la
autora o, mejor aún, como escucharla contarlo sentados frente a la chimenea”.
Joaquín Araújo:”
Casi nadie escucha y menos comprende los lenguajes sin palabras de los
animales. Incluso somos todavía demasiados pocos los que miramos hacia el lugar
del que procede el canto de un pájaro. Escasean, en efecto, las posibilidades
de llevar a cabo tan natural gesto sencillamente porque las mayorías han sido
convencidas de que merece la pena excluirse de lo vivaz para incluirse, es
decir encarcelarse, en el ruido, las pantallas y el cemento. La contemplación de
la naturaleza, sus quehaceres, propósitos y logros, como aquí, en este libro
queda felizmente expresado, es ante todo antídoto. Ser testigo y transmisor,
como Carmen Conde, del formidable acontecimiento que son los viajes alados es
algo que conviene compartir.”
Nos acercamos a la
autora, María del Carmen Conde:
Nacida en Madrid el
17 de julio de 1967.Extremeña de adopción y natural de Ugena,
Toledo. Pueblo donde están sus raíces y donde se forjaron las primeras
experiencias con la naturaleza hasta que se fue a cursar estudios de Ciencias
Biológicas a la Universidad Complutense de Madrid. Desde que acabó la carrera
reside y trabaja en Cáceres, Extremadura donde tiene fuertes vínculos afectivos
con las personas y la naturaleza.
Licenciada en
Ciencias Biológicas por la Universidad Complutense de Madrid—1991- y doctora
por la Universidad de Extremadura—2005—con una tesis sobre la educación
ambiental. Entre sus estudios se encuentran varios másteres ligados al medio
ambiente y a la educación. Destaca la especialización en Educación Ambiental
por la UNED en el 2003. Comenzó su actividad laboral en un aula de la
naturaleza de la asociación conservacionista ADENEX, pasando después por
trabajos medioambientales en Escuelas Taller y Programas europeos. Desde hace
21 años trabaja en la Universidad de Extremadura—Facultad de Formación del
Profesorado—en el área de didáctica de las ciencias. De su actividad
investigadora destacan 16 publicaciones científicas; participación en 14
proyectos de investigación y 8 libros o capítulos de libros, la contribución en
congresos con 38 comunicaciones. Pertenece al Grupo de Investigación,
“Desarrollo Profesional de los Profesores de Ciencias y Matemáticas”—UEX--
Cazarabet
conversa con María del Carmen Conde:
-Amiga
María del Carmen, ¿cómo definiría al libro Vuelos con grullas que se ha alzado
con el Premio de Literatura de Tundra del presente año?; ¿es una especie de
relato vital desde tu mirada de las grullas en su ir y venir?
-Efectivamente es
un relato vivencial y sentido, nada de lo que aparece en el relato es
inventado. Me dejé llevar por todo lo acaecido a lo largo de mi vida y
especialmente en las dos últimas épocas de invernadas de grullas, tal y como lo
he ido contando en el relato, poniendo mi brújula en ir sintiendo y a la par escribiendo
desde la paz, siempre por el camino que me llevara ese despertar narrativo al
lado de las grullas. Así en la primera parte me dediqué especialmente a hablar
de todo lo que había vivido con las grullas desde que las conocí hasta ese
momento. En la segunda parte me sitúe en un periodo de invernada, el anterior a
este, y acompañando a las grullas fui relatando lo vivido, así como mi
percepción de la relación de las grullas con el medio ambiente en su totalidad
y de las interconexiones que existen entre todo ello.
-Pero,
¿por qué tuviste la necesidad de escribirlo?
-Estaba de baja por
enfermedad, tenía fuertes dolores de origen desconocido y estaba esperando una
operación. Tal y como cuento en el libro, una noche soñé que volaba con las
grullas y sentí como si esas capacidades que tienen las grullas las tuviera yo
mientras volaba con ellas. Fue tan revelador sentirlo que al incorporarme
necesité escribirlo y grabarlo en mi ser para no perder esa conexión. Una vez
que escribí la descripción del sueño sentí que aquello solo era el comienzo,
pues todo lo que estaba dentro de mí quería salir hacia afuera y había
descubierto el nacimiento del manantial.
-Hoy
en día desde la mirada de un o una naturalista…hablar de Extremadura es
hacerlo, también de esa migración de las grullas, ¿verdad?
-Las grullas y
Extremadura son indisolubles para mí. Como expresa Joaquín Araújo en su último
libro Los árboles te enseñarán a ver el
bosque (Araújo, 2020): “las bellotas son lo que hace viajar y volar al
bosque al convertirse en el combustible de las grullas”. Cuando las aves viajan
también viaja la dehesa y todo lo que está unido, incluidas las personas, si lo
queremos ver también así. Cuando vemos viajar a las grullas nosotros también
nos elevamos con sus vuelos y aquí, en Extremadura, podemos ver muchas grullas
volando, más de la mitad de las que invernan en la Península Ibérica lo hacen
en Extremadura; así que para muchos naturalistas este hecho que se repite año
tras año es parte de lo que nos define en esta región y nos hace vivir de una
forma especial acompasando nuestra vida junto a los ciclos de estas aves. Acompañar sus viajes en este relato me ha
permitido sentir que Extremadura se prolonga más allá. Existe algo que nos
conecta con Toledo, con Teruel, con Francia, Alemania, Suecia… y es el mejor
nexo: las grullas.
-Aunque
tú “primer encuentro” con ellas es en tu pueblo de Toledo…
-Parte de las
grullas que vienen de los países del norte de Europa también pasan en su
migración por mi pueblo de origen en Ugena, de la provincia
de Toledo; en concreto vuelan sobre la casa de mis padres donde yo viví, las
huertas y por el mismo centro del pueblo. Ese fue mi primer encuentro que tardé
en descubrir, pero después del mismo las grullas siempre han estado en mi vida.
Comencé a trabajar en un aula de naturaleza en el que día a día veíamos las
grullas. De allí fuimos siguiéndolas por toda la región extremeña y más tarde
fuimos a Suecia. Por último, este año he podido viajar a Gallocanta y en esa
zona maravillosa entre Zaragoza y Teruel tuve la ocasión de vivir uno de los
momentos más hermosos junto a ellas.
-¿Cómo
ves a las grullas desde tu punto de vista de bióloga…porque me da que como aves
migratorias y voladoras ambulantes tienen y reportan un valor allí donde van y
desde donde vienen?
-Lo has expresado
muy bien. Eso es lo que siento, me siento afortunada por estar en una región en
la que las grullas son tan abundantes. Esto es mucho más valioso porque las
grullas están aquí, sin ellas nada sería igual y eso de alguna forma va
expresado en el relato. En el mismo cito a Göran Lundin, una gran persona de origen sueco y amante de las
grullas al que tuve la fortuna de conocer. Él siempre decía que “las grullas
estarán donde se las quiera y se las estime”. Ojalá cada día seamos más conscientes
del inmenso valor que tiene tenerlas aquí y cuidemos por esta y por otras
razones evidentes los lugares donde viven. Conservar las grullas es conservar
las dehesas, que es el medio natural que nos define en Extremadura, y ese es un
objetivo prioritario. También debería serlo en todas las regiones.
-Desde
un punto de vista más íntimo y personal, ¿qué significan, para ti, las grullas?
-Es un ave que me
ha regalado mucha belleza, fuerza, amor, alegría, compañía. He sentido su
fidelidad y ahora de forma permanente su presencia. Me han ayudado a “levantar
mi vuelo” como de alguna manera se puede reflejar en el relato y sigo aún
experimentando. He podido darme cuenta de que el amor a las grullas iba
creciendo en mí día a día y ahora estoy muy feliz porque lo veo crecer en
otros. Siento mucha gratitud a estas aves que siento como mis hermanas.
-Pero
aportan algo más, ¿verdad? , nos aportan mucho como convivientes de este
planeta y de este rincón planetario…
-Nos aportan mucho,
quizá a cada persona que las conoce le llamen la atención cosas diferentes,
porque son muchos los valores que representan. La libertad, la democracia, la
paz, etc. Mirarlas o escucharlas y saber que están presentes nos puede recordar
todo esto y mucho más; así que acercarnos a contemplarlas nos regalará seguro
muchos mensajes.
-En
algunas culturas como la japonesa las grullas tienen un valor muy, muy
particular…aportan sencillez, paz, tranquilidad, serenidad…
-Esas culturas se
han fijado en esos aspectos que también sentimos nosotros si estamos despiertos
y receptivos a ello. Creo que cada vez más personas de allí, pero también de
aquí, irán valorando tantos valores que estas aves representan y nos hacen
verdaderamente sentir.
-Aún
con “su”: “gru, gruuu, gruuuu”. Son casi sinónimo de un tranquilizador silencio…
-Es curioso que
esos ruidosos trompeteos nos regalen un tranquilizador silencio como dices. En
mi caso también es sentido así; me parecen sonidos alegres y muy vitales que
curiosamente nos apaciguan.
-¿Nos
puedes hablar del viaje alado de las grullas?; ¿cómo es su viaje antes de
llegar a Extremadura?
-En Europa, las
grullas hacen tres rutas migratorias distintas. Las que vienen a España son las
que siguen la ruta más occidental. Vienen desde Suecia, Finlandia, Polonia,
Norte de Alemania, Estonia y Letonia, entre otros, donde crían en zonas
pantanosas. Más de la mitad de las que llegan vienen a Extremadura, y el resto
lo hacen a Andalucía y Castilla La Mancha.
Podemos decir que
en el viaje hacia nuestras áreas de invernada las grullas vienen haciendo
paradas alimentándose y permaneciendo un tiempo en cada una de las áreas de
descanso y alimentación. Sin embargo, cuando regresan hacia los países de cría
el viaje es mucho más rápido; la potente llamada biológica del momento de la
reproducción les hace no entretenerse apenas. Sin embargo, cuando vienen hacia
el sur desde los países del norte de Europa a pasar el invierno van haciendo
paradas: en primer lugar en la isla de Rügen (Alemania), luego paran en el NE de
Francia (Lago Der-Chantecoq) y luego hacen otra
parada en la zona de Las Landas de Aquitania, en Francia también. Atraviesan
Los Pirineos por los valles aragoneses más occidentales dirigiéndose a la
Laguna de Gallocanta. Desde Gallocanta viajan hacia el SO pasando por el centro
de la península. Desde allí, más de la mitad de las grullas vienen a
Extremadura.
Los detalles de sus
vuelos por los que vemos que son aves voladoras con una fuerza y capacidades de
impresión nos muestran cómo pueden volar a bastante velocidad, llegando a los
100km/h en ocasiones, y a gran altura: hasta los 1.500 m o incluso más cuando
atraviesan los Pirineos. A veces, cuando vuelan muy alto, solo se las oye y no
se las ve. En mi pueblo de origen, a su paso por Toledo, a veces las oímos,
pero no las vemos. Eso nos hace estar muy atentos igualmente. Tienen la capacidad de volar de día y también
de noche, a diferencia de otras aves, como las cigüeñas, que solo vuelan de
día.
Hay muchas cosas
interesantes de sus vuelos. A mí me gusta especialmente ver su fuerza para
volar, incluso con fuerte aire en su contra, elevándose y avanzando a vuelo
batido en la dirección hacia la que deben ir a pesar de circunstancias
difíciles como esa. Eso lo pude ver precisamente en el pueblo de Bello (Teruel),
en la Laguna de Gallocanta, y fue algo que me encantó y que he grabado en mi
mente para siempre. Había un viento muy fuerte que no parecía pudiera permitir
que las grullas iniciaran el vuelo y, sin embargo, lo
hicieron con ese viento en contra desplegando el vuelo con gran energía aquel
día. También deseo tener esa fortaleza
para los Vuelos de mi vida.
-¿Y qué nos puedes decir de esos lares del Norte
de Europa desde dónde vienen?
Cuando estuvimos en
Suecia, en el viaje que describo en el relato, sabíamos que allí, al igual que
en otras áreas de cría de otros países, lo hacían en zonas pantanosas y
boscosas. Las parejas, en su momento de cría, se separan del resto de
individuos para dedicarse a la cría de los pollos, siendo muy territoriales.
Hacen un nido consistente en un montón de hojas y de tallos en el suelo donde
se acurrucan, siendo en ese momento difíciles de ver. Hacen una nidada con uno
o varios huevos de los que solo uno o dos saldrán adelante. Sin embargo, en el
momento en el que fuimos ya habían salido de su zona de cría e iban a iniciar
el viaje de vuelta hacia sus zonas de invernada. Las vimos en un lugar de paso
en el que permanecen un tiempo, tanto a su llegada a ese país (antes de criar),
como después de criar (antes de la vuelta a los países del sur). Ese lugar es
el Lago Hornborga y está más al sur que sus zonas de
cría. Lo que yo pude observar en los alrededores de este lago es que ocupaban
grandes extensiones con paisaje plano, de vegetación baja. En la época en la
que fuimos veíamos rastrojos entremezclados con zonas naturales sin cultivar;
también zonas húmedas, claros de bosque y al fondo un bosque más espeso.
El lago Hornborga es el lugar donde en primavera la sociedad sueca
hace una fiesta de bienvenida a las grullas a su regreso de las zonas de
invernada. En esa estación hacen el cortejo nupcial dando saltos, plegando y
replegando las alas, a la vez que elevan la cabeza de forma repentina, resulta
muy espectacular poderlas ver así. También al final de la invernada se las puede
ver en parte en las dehesas Extremeñas y en Gallocanta, aunque será mayormente
en los países del norte donde desplieguen sus danzas nupciales.
-En
este relato el Aula de la Naturaleza y la manera de dar a conocer a los más
jóvenes los vuelos alados de las grullas guarda un antes y un después, ¿no?,
¿qué nos puedes decir?
-Esa experiencia me
marcó para siempre. Aunar la belleza de contemplar las dehesas con los bandos
de grullas sobre nuestras cabezas, muy cerca de nosotros, y hacerlo con niños y
niñas que están deseosos de descubrir la naturaleza disfrutando al aire libre
de ese encuentro es algo imborrable. Para mí, que siento de forma vocacional mi
profesión como educadora, no podía existir mejor marco para hacerlo. Cada día
era un regalo enorme lleno de aprendizajes dialógicos, en ambos sentidos, y al
acabar la jornada me sentía con mucha gratitud. Tenía la necesidad de rememorar
lo que había pasado. Sin darme cuenta, todo aquello se fue grabando en mi
corazón. Después, muchos de los niños y niñas me enviaban sus dibujos y alguna
carta, todo era muy hermoso.
-Aunque
nunca es difícil ni tarde buscar un tiempo, un lugar y unos momentos de sosiego
para contemplar a las grullas, ¿verdad?; ¿cómo lo debemos hacer y cómo nos
podemos preparar para ello?
-El respeto a este
animal debe prevalecer, son aves huidizas, necesitan mucha calma, están siempre
vigilantes con su largo cuello estirado y cualquier ruido, acercamiento o
cambio brusco les afecta. Hay algunas zonas en las que cuando pasan al
atardecer hacia sus dormideros, situándose lejos, se las puede ver bien sin
molestar. Pero siempre debe prevalecer el respeto a las mismas y no alterar las
condiciones que necesitan. Hay que tener mucho cuidado. Lo mejor es consultar a
asociaciones o expertos para ir a verlas a los lugares donde no se las moleste.
En Teruel, Zaragoza y en Extremadura, por ejemplo, tenemos asociaciones muy
activas y preparadas para informar sobre los lugares más convenientes para ir a
verlas. Grus Extremadura y ADENEX informan en nuestra
región, pero el grupo de observadores de grullas ibérico es muy amplio y
existen muchas más asociaciones a las que podremos preguntar.
-Además
si no son las grullas pueden ser cualquier animal alado que por nuestros lares
pase o que por nuestros lares busque el sosiego durante el tiempo invernal,
¿no?
-Así es, salir con
actitud abierta y agradecida ante aquello que veamos: sean avefrías, milanos
reales, o cualquier otra ave, que por común que nos parezca, nos regala con su
presencia la posibilidad de disfrutar y aprender mucho a su lado. La invernada
es una época muy bonita para salir a disfrutarlo. El sosiego que se alcanza en
esta época es especial.
-Conocer
mejor a nuestros amigos los animales, en este caso, esos “voladores aliados y
migrantes nos puede aportar engrandecer nuestros conocimientos mucho más allá
de saber identificarlos: bien por su aspecto, canto, manera de volar…es mucho
más lo que nos aportan y lo que aprendemos, ¿lo ves así?
-En principio,
quizá por mi formación como bióloga, cuando salía al medio esas observaciones
me llamaban mucho la atención y mi labor educativa se centraba mucho también en
guiar esas observaciones. Más adelante he apreciado mucho más todos los
sentimientos y emociones que se despiertan cuando estamos en la naturaleza y con
mi alumnado, ahora, me acerco más desde esa mirada para que podamos ser
conscientes de todas esas emociones que sentimos y de todas esas conexiones
existentes con ellas, que de otra forma pueden no salir a la luz. Soy
consciente de que esa faceta como educadora sigue queriendo aprender cómo
acercarme y ayudar a acercarse a otros estando mucho más atenta a lo que su
presencia significa. Escribir este relato me está ayudando a aumentar y dar más
importancia a esas otras miradas, de las que no siempre he sido igual de
consciente.
-Porque
será verdad aquello de que si conocemos mejor al resto de animales y especies
que conviven con nosotros, como las grullas…desde “ese conocimiento”…¿ podremos hacer mejor nuestro trabajo para conservar su
pálpito y hacer que se queden en nuestro planeta?...
-No solo conocer,
por ahí se puede empezar y hemos empezado muchas personas. Llegar a amar estas
aves, igual que al resto de seres vivos, es el siguiente paso imprescindible.
Difícilmente se puede salvar lo que no se ama primero.
-Amiga,
¿has observado cambios durante los últimos años fruto del cambio climático?
-Sí. Las sequías
del verano en nuestra región son más fuertes, también el aumento de las
temperaturas. En el caso de las grullas, los expertos se han fijado en que marchan
antes a los países del norte de lo que lo venían haciendo. Esa observación la
he podido también constatar de forma personal. En cualquier caso, los estudios
científicos nos aportarán datos en este sentido que son los que tendremos que
revisar.
-María
del Carmen, ¿cómo ha sido el proceso de documentación a la hora de escribir
este libro?
-Durante muchos
años disponemos en casa de muchos libros publicados sobre el medio natural, el
medio ambiente y la educación ambiental que he ido leyendo y estudiando poco a
poco. Ahora se trataba fundamentalmente de un proceso narrativo en el que
incardinaba lo que había leído, o estaba leyendo, de una forma fluida, según
iba demandando el hilo conductor de la narrativa. El día a día con los medios
de comunicación de prensa, internet, blogs, etc, o
libros de investigación sobre la grulla común, que cito en el relato y que
aparecieron más tarde, ya durante la escritura del relato, dieron más fuerza y actualidad a todas mis
vivencias y lecturas anteriores.
-¿Qué metodología de trabajo has utilizado, teniendo en
cuenta que , aquí, los cuadernos de campo de la naturaleza cobran un lugar
determinante, ¿es así?
-Los cuadernos de
campo fueron el primer instrumento de observaciones que tuve cuando trabajaba
en el aula. Después, al no trabajar en esas cuestiones de forma permanente, ni
tener observaciones personales bien detalladas, he utilizado fuentes diversas
que han realizado estudios de una forma mucho más rigurosa, por ejemplo ADENEX
en sus estudios iniciales sobre la grulla común o Grus
Extremadura en la actualidad, que nos ofrece todos los datos de los censos de
España de una forma exhaustiva y a la que todos los ciudadanos podemos acceder
a través de su página web.
-Amiga
¿qué te ha supuesto trabajar y editar con Tundra Ediciones y qué supone para ti
haberte alzado con el Premio de Literatura de la Naturaleza que organiza esta
editorial?
-Me siento muy
contenta y agradecida. En primer lugar por la experiencia vivida a lo largo de
todos estos años. Me ha aportado cosas muy valiosas que han ido haciendo haciendo más plena mi vida. Después, por haber tenido la
fortuna de haber podido expresarlo contándolo en este relato con el que he
disfrutado mucho mientras lo escribía y, en tercer lugar, al ganar este
concurso de literatura de naturaleza de la editorial Tundra, por poder tener la
ocasión de compartirlo con muchas más personas. Ojalá algunas cuestiones que
aparecen en el relato puedan contribuir a un mayor acercamiento, amor, y
compromiso con el medio ambiente. Por mi parte sigo aprendiendo con ello, como
con esta entrevista tan bonita que me habéis hecho que me facilita ser más
consciente de esta experiencia y de lo esencial que hay detrás de todo ello.
Gracias
por vuestra compañía en estos Vuelos compartidos de los que también formáis
parte.
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