La Librería de El Sueño Igualitario

9788437636061.jpgCazarabet conversa con...   Luis Zaragoza, autor de “Voces en las sombras. Una historia de las radios clandestinas” (Cátedra)

 

 

 

 

 

 

Luis Zaragoza escribe para Cátedra editorial, en la colección Signo e Imagen,  sobre la historia de las radios clandestinas.

Su tesis dio lugar a un libro anterior Radio Pirenaica, un excelente libro sobre la voz radiofónica que mantuvo la libertad en las ondas…

El libro desvela los entresijos de las radios, aquellas “casi sin voz”, en ocho décadas de revoluciones, mensajes cruzados, informaciones sin censura, de contra revoluciones, de sentimientos de toda clase, de informaciones censuradas.

Lo que nos dice la editorial del libro:

En este libro hay ocho décadas de revoluciones y contrarrevoluciones, de luchas por la independencia, de guerras civiles, de resistencias a dictaduras. En este libro hay ocho décadas de mensajes cruzados, de verdades ocultas y de mentiras evidentes, de informaciones sin censura y de manipulaciones descaradas. En este libro hay ocho dé­cadas de intuiciones geniales, de operaciones tan costosas como inútiles, de gritos desesperados y de discursos monótonos, de rabia y de ironía, de esperanza, de triun­fos y decepciones... En este libro hay ocho décadas de radio.

 

 

 

Cazarabet conversa con Luis Zaragoza:

2009-06-26_IMG_2009-06-19_00.07.02__1351752 (1).jpg- Es un libro de la historia contemporánea de las radios clandestinas, pero, a la vez, es un libro que habla de la historia de la radio, ¿no?

- Podríamos decir que sí, en tanto la radio clandestina forma parte de la historia de la radio, pero diría más bien que habla de la relación entre radio e historia. Desde que la radio nació como medio de comunicación de masas hace casi un siglo, siempre ha estado ahí, en nuestra vida cotidiana y en los acontecimientos más excepcionales, para los grupos más poderosos y para los más oprimidos. Ha reflejado las transformaciones sociales, pero también ha contribuido a ellas, y ha sido testigo de la historia, pero también protagonista. Por las circunstancias en las que surgen, por los objetivos que persiguen, por su naturaleza misma, las radios clandestinas me parecen una faceta apasionante de esa relación entre la radio y la historia. Por otra parte, es evidente que la evolución de la radio (en el aspecto técnico y en el de los contenidos) ha influido en las emisiones clandestinas que se han lanzado en cada época y en cada país.

- Luis, ¿qué es una radio clandestina y en qué se diferencia, si es que hay diferencias, con una radio pirata?

- Radios clandestinas, piratas y libres son conceptos que a veces se confunden. Todos los que se han acercado a estos géneros han dado sus propias definiciones, que coinciden en muchas cosas, pero que también tienen diferencias interesantes. Para mí, hay dos rasgos que definen a las emisiones clandestinas. El primero es el de los grupos que las ponen en marcha: son grupos políticos perseguidos, ilegalizados en un territorio determinado y que, por lo tanto, tienen que actuar en la clandestinidad, al no poder hacerlo a la luz pública. El segundo es su carácter político: son portavoces de grupos políticos, sus órganos de expresión, de información y de propaganda, y se emplean como instrumentos de una lucha para acabar con los regímenes de opresión. Suele asociarse a las radios clandestinas también el rasgo de la ilegalidad. Desde luego, las emisoras dedicadas por completo a la radiodifusión clandestina no tienen una licencia de emisión, pero también considero emisiones clandestinas los espacios que se ceden desde emisoras legales (desde el extranjero, se entiende) a los grupos clandestinos. En cualquier caso, esos rasgos nos permiten diferenciar a las radios clandestinas de las piratas y las libres. Las piratas son emisoras también ilegales, pero no tienen una finalidad política, sino económica: las crean personas con ánimo de lucro y suelen imitar a las radiofórmulas comerciales. Las radios libres son igualmente ilegales (en muchos casos a pesar suyo), su finalidad es más amplia (política, pero también social o incluso de entretenimiento), y las ponen en marcha asociaciones de muy diverso tipo que no están perseguidos en un territorio concreto (en unos casos buscan ser radios de proximidad a la ciudadanía, en otros reflejar los puntos de vista de esas asociaciones cuando no los ven suficientemente reflejados en los medios generalistas).

- ¿Con qué controversias se encuentran estas radios, me refiero a las clandestinas?

- Bueno, han variado mucho en el tiempo y el espacio. Está claro que siempre se ven envueltas en controversias con los regímenes contra los que luchan. Para las dictaduras, o para los gobiernos coloniales, o para un bando enemigo en una guerra, un grupo clandestino es hostil y peligroso porque trata de minar su autoridad, así que tratan de neutralizarlo y también a sus instrumentos de comunicación. Pero hay una controversia interesante y hasta cierto punto común más allá de las épocas y de los países: la de la verdad o la objetividad. Los regímenes de opresión acusan a las radios clandestinas de tendenciosas, de exagerada, de mentirosas... A su vez, las radios clandestinas se presentan siempre como las emisoras de la verdad frente a la mentira de la propaganda y la manipulación de los Gobiernos. Por supuesto, cualquier régimen que coarta o suprime la libertad de expresión de quienes piensan diferente está dispuesto a ocultar los hechos que no le convengan. Pero no podemos caer en el maniqueísmo de oponer a la mentira de esos regímenes la verdad de las radios clandestinas. Como decía antes, no son neutrales, sino órganos de información y propaganda de determinados grupos, con unos objetivos y una visión de la realidad muy concretos. Ha habido radios clandestinas que han manipulado también conscientemente, por razones ideológicas o incluso por razones tácticas (para despistar al enemigo en una guerra, por ejemplo). Ha habido otras que han intentado hacer un esfuerzo sincero de ofrecer una información exacta, pero no lo han conseguido por distintas circunstancias: porque en situaciones de conflictos bélicos o de especial represión es difícil contrastar las informaciones, o porque las fuentes que las facilitan están sesgadas... Y, en otros muchos casos, las radios clandestinas han aportado informaciones que han desmentido rotundamente los Gobiernos, y que otras fuentes y la propia historia se han encargado de confirmar.

img_0792-2.jpg- Pero aunque haberlas las hay... hoy en día son muchos los que participan y gozan de poder hacer radio siendo estas emisoras "como legales"... Y eso es positivo porque la radio tiene algo de especial. ¿Qué nos puedes decir?- Otras cosas son las radios libres: ¿qué nos puedes decir sobre ellas? Hay bastantes en nuestro Estado, sobre todo en las grandes ciudades: ¿qué tienen en común?

- Comparten con las emisoras clandestinas la ilegalidad (con los matices que explicaba antes). Pero su finalidad es mucho más variada: puede ser política, pero también social o incluso de entretenimiento. Y las ponen en marcha grupos que no están perseguidos, que no tienen que actuar en la clandestinidad. Se ponen en marcha por distintos motivos: porque esos grupos no ven suficientemente reflejados sus puntos de vista en los medios de comunicación generalistas, o porque no encuentran el tipo de programación que les parece más adecuado, o porque quieren convertirse en medios de proximidad que den voz a los que habitualmente no pueden hablar en los grandes medios. Estas emisoras son ilegales a veces por convicción (sus promotores piensan que el derecho a emitir es anterior y superior a la regulación del espectro radioeléctrico en la que se escudan los Gobiernos para no dar licencias), pero la gran mayoría lo son por necesidad (porque en España, como en otros muchos países, no está regulada la existencia de emisoras para el llamado "tercer sector", emisoras también conocidas como comunitarias, que no sean públicas ni privadas comerciales).

- ¿Qué protagonismo tuvieron o están teniendo estas emisoras clandestinas?

- Han existido en épocas, países y contextos muy distintos. En algunas ocasiones, su presencia ha sido meramente testimonial, han dado cuenta en el aire de que existía una situación de injusticia, de opresión... En otros casos, su influencia ha ido mucho más allá, y han estado muy ligadas a la evolución política de los países. Eso ha sido así en muchos casos en los que han triunfado revoluciones o guerras de liberación, por ejemplo. Muy pocos libros sobre la guerra de Argelia obviarán la importancia de La Voz de Argelia Libre y Combatiente, o muy pocos libros sobre la revolución cubana dejarán de mencionar a Radio Rebelde. En cuanto a la situación actual, por suerte la radio sigue siendo un medio muy vivo, y por desgracia sigue habiendo opresión política en muchas zonas del mundo, que además suelen coincidir con territorios de escaso desarrollo económico. En esos sitios, la radio en general (en su función informativa y de servicio público) sigue siendo muy importante, y la radio clandestina también sigue siendo un instrumento válido de movilización, de propaganda, de información... No hay más que pensar en el papel que distintas pequeñas emisoras han desempeñado en Siria desde el estallido de esa revolución que se transformó en guerra civil y luego en guerra de todos contra todos.

- Radio Pirenaica es un caso especial de radio clandestina con más éxito que fracaso... ¿O quedamos en tablas? Porque el derrocamiento del régimen no lo consiguió, pero al mantenerse durante más de treinta y cinco años...

- Claro, depende de dónde pongamos el enfoque. Ese tiempo de permanencia continuada (salvo interrupciones motivadas por circunstancias excepcionales) es a la vez el éxito y el fracaso de la emisora. Es un éxito, porque la convierte en la decana de las radios clandestinas. Demuestra una fuerza de voluntad por parte de la dirección del PCE y de su personal, y un apoyo por parte de la URSS primero y de Rumania después, que no fueron nada frecuentes. Pero es un fracaso, porque significa que durante todo ese tiempo fue necesaria, es decir, que el partido no pudo acabar con la dictadura y, cuando finalmente llegó la democracia, no fue como el PCE pensaba, ni mucho menos.

- Viajó muy paralela, esta emisora, a la dictadura, pero al no conseguir segarla se convirtió en una especie de comparsa peligrosa, que molestaba, pero poco más... ¿Es así?

- Bueno, yo no diría eso. Es verdad que no consiguió su objetivo último, que fue derrocar la dictadura según los planes del PCE, pero contribuyó a algunos éxitos parciales que sí tuvo el Partido o las organizaciones que se fueron creando en torno a él. Hablar de Radio Pirenaica como comparsa del franquismo es cuando menos raro, teniendo en cuenta que era su antagonista (o el instrumento de su antagonista, para ser más precisos). Y sí fue peligrosa para el régimen, en tanto que canal de información alternativa y de denuncia de la represión. Esos éxitos parciales hay que apuntarlos en el haber de la emisora.

IMG_0787-2.jpg- En otros lares, sí que las radios clandestinas con menos vida han sido parte activa y decisiva del derrocamiento de algún régimen, por ejemplo hubo mucha proliferación de estas emisoras durante la II Guerra Mundial que fueron experimentales, pero decisivas a su manera. Cuéntanos.

- Se dice que la Segunda Guerra Mundial fue la guerra de la radio por excelencia. Ya había habido otros conflictos, como la Guerra Civil Española, en los que se vio su poder informativo y propagandístico. Pero en la guerra mundial la radio se empleó a gran escala en todos sus usos posibles: para informar, para adoctrinar, para desmoralizar, para entretener, para advertir, para engañar... Hubo emisoras oficiales, hubo emisoras clandestinas, hubo emisoras de propaganda negra... Lo curioso es que los mayores éxitos de la propaganda nazi coincidieron con sus mayores éxitos militares, y a partir de 1943 son las radios aliadas las que empiezan a conseguir logros importantes, al compás de sus ejércitos.

- ¿Nos puedes hablar del concepto de emisoras negras?

- Las radios negras dicen ser lo que no son. Su función, por tanto, es engañar a la audiencia, confundirla. Normalmente las crean los Estados (por ejemplo, a través de los servicios de inteligencia) para desestabilizar a la oposición clandestina, o al bando contrario en caso de conflictos. A veces aparecen como portavoces de una determinada facción, que acusa a la dirección del movimiento clandestino de haber traicionado los ideales que le dieron vida (una facción que lo más probable es que no exista). Otras suplantan directamente a las radios clandestinas reales, emitiendo en sus mismas frecuencias o en otras muy próximas y reproduciendo incluso algunas de sus sintonías e indicativos. Lo más efectivo es que la suplantación no se note, es decir, no exagerar demasiado los argumentos y los discursos, sino introducir las desviaciones de forma sutil; es decir, respetar la ideología general de la emisión clandestina, pero incorporar mensajes que siempre sospechas en la audiencia, o que desmoralicen, o que resulten demasiado radicales, o que inciten a movilizaciones condenadas al fracaso de antemano e incluso imprudentes... La Segunda Guerra Mundial fue un campo magnífico de experimentación también de este género, con éxitos espectaculares, pero siguió vivo durante la Guerra Fría.

- En Asia y en África para conseguir deshacerse del poder de los colonos los que querían independizarse también hacen uso de estas emisoras clandestinas, cuéntanos cómo les fue en términos generales.

- Hay algunos ejemplos de éxito notable, como el papel de las radios clandestinas en el nacimiento de Israel en 1948 o en la independencia  de Argelia en 1962. En otros casos, su importancia fue más secundaria. Pero en general la radio fue una aliada de los movimientos independentistas, porque ya desde los años treinta existieron países que estaban interesados en promover su causa. Fue el caso, por ejemplo, de la Italia fascista, que pretendía expandirse por el Mediterráneo a costa de los imperios francés e inglés. A medida que algunos países iban accediendo a la independencia, aumentaban los puntos de apoyo para los movimientos que seguían luchando. La independencia de África, sobre todo de la subsahariana, coincidió con una eclosión de las radios clandestinas a partir de la mitad de los años sesenta, porque la independencia acabó con algunos problemas, pero trajo otros nuevos: dictaduras, golpes militares, guerras civiles, movimientos de secesión en los países ya independientes...

- Las radios revolucionarias, por ejemplo Radio Rebelde en Cuba, ¿Qué supuso?

- Radio Rebelde es el prototipo de emisora revolucionaria. Lo fue a partir de 1959 no sólo en América, sino en el Tercer Mundo en general, allí donde se intentó un movimiento de tipo foquista o guevarista. Es sin duda uno de los ejemplos de relación más estrecha entre radio e historia. Tuvo una audiencia altísima en Cuba pese a la represión de la dictadura de Batista, y distintas emisoras del continente redifundían sus emisiones en directo o en diferido. No llegó a pasar un año desde que se creó (en febrero de 1958) hasta la victoria de los revolucionarios (enero de 1959). En ese corto tiempo sirvió, primero, para que la estrategia y la dirección de la montaña se impusiera a las del llano en el Movimiento Revolucionario 26 de Julio. Sirvió también para aumentar la leyenda de Fidel Castro gracias a sus indudables dotes de orador. Y acompañó todas las vicisitudes de los combates, desde la resistencia a la ofensiva general de la dictadura hasta las conquistas de los guerrilleros que culminaron con la toma del poder. En el manual que escribió poco después, el Che Guevara elogió la importancia de la radio en la relación entre el foco y las masas. Y ese manual trataron de ponerlo en práctica distintos movimientos.

- Pero también las ha habido contrarrevolucionarias, que trabajaban en contra de una revolución ciudadana y a favor, por ejemplo, de la CIA, como Radio Liberación en Guatemala. ¿Qué nos puedes decir?

- Radio Liberación es el contraejemplo de Radio Rebelde, precisamente. Se creó como instrumento de guerra psicológica para desestabilizar el Gobierno de Jacobo Arbenz en 1954. Decía ser portavoz de un Movimiento Libertador Guatemalteco, que en la práctica sólo existía sobre el papel. Pero su objetivo se consiguió. Se aterrorizó a buena parte de la población y sobre todo se influyó en la moral del Ejército, la única organización verdaderamente decisiva en la Guatemala de ese momento. Después, los agentes de la CIA encargados de toda la operación encubierta para derrocar a Arbenz atribuyeron a Radio Liberación una importancia incluso desmesurada, hasta el punto de que se convirtió en el prototipo de emisora contrarrevolucionaria que la CIA intentó imitar en los años siguientes en diferentes situaciones. Una de ellas fue Radio Swan, en Cuba, que debería haber servido como cobertura para la invasión de Bahía de Cochinos en 1961, pero en ese caso la CIA fracasó por completo, porque no se tuvo en cuenta toda una serie de factores políticos, sociales y también radiofónicos, que diferenciaban a Cuba de Guatemala pese a su cercanía geográfica y pese a los pocos años transcurridos. Esto demuestra lo que decíamos antes: las mismas estrategias trasplantadas a situaciones diferentes producen resultados completamente distintos, también en la radio.

- ¿Cuál es el presente de las radios clandestinas?

- Pudiera parecer que las radios clandestinas no tienen ya sentido, si sólo miramos lo que nos pilla más cerca. Sin embargo, la realidad es que las emisiones clandestinas son un género vivo. Ahí está, por ejemplo, lo que ocurre en Siria, donde distintas emisoras de FM desde que estalló la guerra civil han intentado transmitir la voz de la oposición en condiciones dificilísimas. La radio clandestina surgió como género a comienzos de los años treinta cuando concurrieron una circunstancia política (la existencia de regímenes de opresión) y una circunstancia técnica (la perspectiva de impacto en la audiencia). Por desgracia sigue habiendo regímenes de opresión en muchos lugares del mundo y por suerte la radio sigue muy viva como medio de masas. Por eso, también sigue vigente la radio clandestina. Se transforma, se diversifica, cambia, pero sigue viva. 

- Me temo que como el mundo socialmente y en otros muchos conceptos y problemáticas, como puede ser la medioambiental, va mal, las radios clandestinas en un futuro al menos no menguarán... ¿Cómo lo ves?

- Bueno, como decíamos al principio, para que exista una emisión clandestina debe haber un objetivo político y sobre todo un grupo oprimido en un territorio que debe actuar en la clandestinidad. La radio de denuncia social o medioambiental, en la medida en que esas denuncias las hagan movimientos que no sean clandestinos, no podría considerarse dentro de este género. Es cierto, desde luego, que muchas radios clandestinas en los últimos años no las ponen en marcha grupos políticos concretos con un programa determinado, sino organizaciones de la sociedad civil, con programas basados ante todo en la defensa de los derechos humanos y de la libertad de expresión. Son organizaciones que no buscan tanto tomar el poder, sustituir a un régimen por otro, como conseguir que se abran espacios de libertad y participación para la sociedad. Pero, en tanto en cuanto estos grupos actúan en condiciones de opresión, son perseguidos y deben realizar su labor en la clandestinidad (o fluctuando entre la tolerancia y la clandestinidad), esos objetivos adquieren un carácter político. En definitiva, y enlazando con lo que decía en la pregunta anterior, la radio clandestina tiene futuro mientras haya alguien que quiera transmitir algo y mientras haya alguien que necesite oírlo (mientras haya emisores y receptores que quieran asumir los riesgos de serlo en tales condiciones). De algún modo podemos decir que es un mal menor: mientras exista la opresión, por lo menos que haya alguien dispuesto a denunciarla y alguien dispuesto a escuchar esa denuncia y a trabajar para cambiar la realidad.

 

 

 

9788437636061.jpg24753 
Voces en las sombras. Una historia de las radios clandestinas. Luis Zaragoza   
439 páginas
22.00 euros
Cátedra


En este libro hay ocho décadas de revoluciones y contrarrevoluciones, de luchas por la independencia, de guerras civiles, de resistencias a dictaduras. En este libro hay ocho décadas de mensajes cruzados, de verdades ocultas y de mentiras evidentes, de informaciones sin censura y de manipulaciones descaradas. En este libro hay ocho dé­cadas de intuiciones geniales, de operaciones tan costosas como inútiles, de gritos desesperados y de discursos monótonos, de rabia y de ironía, de esperanza, de triun­fos y decepciones... En este libro hay ocho décadas de radio.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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