Cazarabet conversa con... Xavier Andreu Miralles, editor del libro
“Vivir la nación. Nuevos debates sobre el nacionalismo español” (Comares)
Editorial Comares publica un libro, con Xavier Andreu Miralles al
cuidado de la edición, participando expertas firmas que reflexionan sobre “los
nuevos debates sobre el nacionalismo español”.
La sinopsis del
libro:
Los trabajos
centrados en el estudio del nacionalismo español contemporáneo se han
multiplicado en las últimas décadas, al tiempo que nuevas preguntas y
perspectivas teóricas han permitido ampliar sus fronteras. Los diez trabajos
que recoge este volumen, firmados por destacados especialistas en la historia
contemporánea de España, trazan una panorámica de algunos de los principales
debates hacia los que pivotan los estudios del nacionalismo español. La mudanza
hacia perspectivas teóricas que sitúan su foco de análisis en las experiencias
y acciones de los sujetos históricos, el interés en las diversas esferas y
“escalas espaciales” en las que tienen lugar los procesos de nacionalización,
las múltiples conexiones que se producen entre las mismas, la crítica hacia un
nacionalismo metodológico que no permite mensurar la relevancia de las
dinámicas transnacionales en los procesos de construcción nacional, la
necesidad de analizar de qué modo la identidad nacional se articula siempre en
relación con otras identidades (de género, raciales, sexuales, políticas,
religiosas o de clase), los interrogantes introducidos en el estudio del
nacionalismo contemporáneo tras la crisis del paradigma modernizador y secularizador
o la necesidad de atender a las diversas formas de nacionalismo cultural que
posibilitan trenzar constantemente el relato nacional, son algunas de estas
nuevas perspectivas de fondo en las que se enmarca este volumen. En conjunto,
nos permiten entender mejor un nacionalismo español que sigue siendo un objeto
de análisis de relevancia incontestable para comprender los procesos históricos
de la España contemporánea, así como un elemento fundamental para entender las
más recientes dinámicas sociales, políticas y culturales del mundo que nos
rodea.
La pluma que guarda
cuidado de esta edición, Xavier Andreu Miralles:
Es profesor
ayudante doctor en Historia Contemporánea en la Universitat de València. Ha
dedicado numerosos trabajos al estudio de la historia cultural del nacionalismo
español del siglo XIX. Ha analizado, especialmente, cómo influyó el llamado
“mito romántico de España” en la configuración del imaginario nacional español
decimonónico, centrándose en las diversas maneras en que fue discutido o
negociado desde el mundo literario, y en relación con las diversas culturas
políticas liberales y antiliberales de dicho periodo. Asimismo, se ha
interrogado por la relación entre el proceso de construcción nacional y la
conformación de otras identidades sociales, particularmente las de género. Es
autor de El descubrimiento de España. Mito romántico e identidad nacional (Taurus, 2016).
Cazarabet
conversa con Xavier Andreu Miralles:
-Amigo,
¿nos puedes explicar el por qué de esta reflexión que toma forma de libro?
-En las últimas décadas, los estudios sobre el nacionalismo español han ocupado
centralmente a los historiadores. De ser un tema muy poco trabajado ha pasado a
convertirse en uno de los que más interés suscitan en la profesión. Ahora
conocemos mucho mejor que hace diez o veinte años las diversas modulaciones del
nacionalismo español contemporáneo, los procesos de nacionalización, la
relación del nacionalismo español con otras identidades territoriales (no necesariamente
conflictivas, sino a menudo complementarias, como ocurre con las identidades
regionales o las locales), el proceso de construcción de los símbolos
nacionales y la disputa por su significado, etc. En el libro queríamos hacer a
la vez un ejercicio retrospectivo y prospectivo. A partir de lo mucho trabajado
sobre el nacionalismo español en las últimas décadas, plantear otros debates
que van surgiendo y se van configurando de cara al futuro, como las formas
complejas a través de las cuáles los sujetos aprenden y "viven" la
nación o la relación que se establece entre la nacional y otras identidades
(como la de clase, género, raza, etc.).
-¿Cómo es guardar cuidado de esta
edición en la que para reflexionar sobre la nación, los nacionalismos
convergen bastantes reflexiones desde diferentes firmas? -¿Cómo es coordinar
todas estas plumas, teniendo en cuanta que, seguramente, cada una de ellas nos
aporte un capítulo y/o participación desde donde se es especialista?
-Lo que ha sido el trabajo de edición, realmente, no ha sido difícil, porque
los colaboradores son grandes especialistas en los temas que trabajan y han
completado trabajos estupendos. Lo más complicado ha sido dar una cierta unidad
a un libro planteado, precisamente, para subrayar la disparidad de problemas y
perspectivas desde los que puede abordarse en la actualidad el estudio del
nacionalismo español. El horizonte que da unidad al texto es esa preocupación
por el nacionalismo español contemporáneo y por abordarlo a partir de una serie
de debates o problemas teóricos más amplios y recientes, que van mucho más allá
del caso español.
-La nación y los nacionalismos se abren
camino en todas las épocas de entre la recién historia de España,
es así, ¿no?.- Y cuando "se abre camino", que
genera debate, quizás más debate que reflexión.
-Desde luego, existe un cierto consenso entre los especialistas en que las
naciones y los nacionalismos son fenómenos históricos y, de hecho,
relativamente recientes. De lo que no cabe duda es de que
han sido uno de los actores y de las categorías fundamentales que explican la
historia contemporánea y, obviamente, también la española. La nación ha sido
una categoría que ha estado constantemente en debate, en discusión. Los
diversos actores políticos se han disputado su significado y han intentado
apropiársela, de formas diversas y en relación con diversos proyectos sociales
y políticos. La nación funcionó como un referente fundamental, por ejemplo,
para quienes defendían la soberanía popular frente a los monarcas absolutos en
el siglo XIX, o para aquellos movimientos anticoloniales que trataban de
deshacerse del yugo imperial en la segunda mitad del XX. Al mismo tiempo, ha
sido utilizada también por regímenes dictatoriales que la han utilizado para
legitimar las formas más terribles de barbarie. Lo que debemos de hacer como
historiadores, a mi entender, es analizar dicha categoría y ver cómo es
utilizada y dotada de sentido por los diversos actores históricos en diferentes
contextos, evitando lecturas o apreciaciones apriorísticas y, desde luego,
siempre de forma reflexiva.
-Los términos "nación" y
"nacionalismo" también llevan el debate y la reflexión desde el
ámbito geográfico de lo local hasta digamos el más cosmopolita, por qué siempre
nos parece que en el local a principios del XX y hasta mediados de ese siglo es
donde más mella hacían las emociones que emergían de estos debates en torno a
nación y a nacionalismo?
-Uno de los objetivos fundamentales del libro es, precisamente, analizar de
qué modo la nación se articula a través del espacio de formas diversas. Desde
lo local, que puede ser investido de un significado nacional y, por tanto,
funcionar como mecanismo fundamental de nacionalización, como estudia Alejandro
Quiroga a propósito de la ciudad de Alagón para el periodo de la dictadura de
Primo de Rivera, hasta lo transnacional, como por ejemplo se evidencia en los
trabajos de Eric Storm sobre la "cultura del regionalismo" de la
Europa de finales del siglo XIX. Lo que ponen de relieve los estudios más recientes
es que ha sido un error plantear la relación entre, por ejemplo, nacionalismo y
cosmopolitismo en términos antagónicos. Lo que debería analizarse es de qué
forma se articula, desde el nacionalismo, la relación entre lo particular y lo
universal.
-¿Se ha hablado
y reflexionado mucho en torno a la nación y a los nacionalismos en detrimento
de la bienestar en el ámbito de "lo social"? -¿o es que a "la
masa social" cada vez se ha ido identificando más con los términos nación,
nacionalismo y el sentirse más "de una nación"?..--También puede ser
que sí debatir de nación y nacionalismo hasta en la sopa y "lo
social" no entra ni en los postres. ¿Se preocupa demasiado la
historiografía en torno a estas reflexiones? ¿O lo hace porque realmente
refleja lo que pasa?
-Uno de los debates fundamentales en los estudios sobre las naciones y los
nacionalismos ha sido, efectivamente, el proceso a través del cual, a lo largo
de la época contemporánea, un nombre cada vez mayor de individuos se ha ido
sintiendo identificado con la nación. Es decir, ha interesado especialmente
analizar los procesos de nacionalización. Si interesa esta cuestión a la
historiografía es porque ha sido uno de los procesos fundamentales del mundo
contemporáneo, como ya he señalado más arriba. Este estudio se ha llevado a
cabo en gran medida desde la historia social y/o sociocultural. De hecho, creo
que es una de las grandes cuestiones que debe responder la historia social.
Analizar cómo se produjo ese proceso de nacionalización, cómo influyó en la
acción de los sujetos del pasado y cómo se conjugó con otras identidades
sociales resulta fundamental. Lo hace Albert Garcia Balañà, por ejemplo, en su estudio sobre cómo
"experimentaban" la nación y la conjugaban con otras identidades
sociales los soldados españoles durante la Guerra de Cuba.
-¿Qué os planteabais a dejar claro y
como en "punto final" desde este libro? ¿Se parte desde un guión de
pretensiones al que vais dando respuesta?.- ¿Trabajáis
teniendo en cuenta como un guión de cuestiones a ir contestando, a ir dando
respuesta?
-No. Como te señalaba lo que buscábamos era más bien establecer una especie de
mapa sobre cuáles son algunos de los debates teóricos más relevantes e
innovadores en el estudio de los nacionalismos y aplicar esos debates al caso
concreto del nacionalismo español. Por ello, aunque en última instancia están
conectados por esta preocupación teórica de fondo y este mismo objeto de
análisis, el nacionalismo español, los capítulos del libro pueden leerse de
forma independiente.
-Lo que parece que es que hay
posiciones, me temo muchas de ellas irreconciliables, y las seguirá habiendo
porque unos parten de la postura de que España es una Nación -"una grande
y libre"-y otros parten de la composición de que España es una Nación
compuesta de otras Naciones ¿cómo lo veis?---eso siendo breves y muy
concisos---
-Lo que pone de manifiesto el debate sobre esos dos modelos de nación que
señalas (aunque no hay solo dos, sino muchos más) es la vitalidad y la
relevancia que sigue teniendo la nación y la pugna por definirla en la España
(o en el mundo) actual. Lo señala también Ferran Archilés en su trabajo, centrado la España de las últimas
décadas. Como subraya también en su trabajo, ese debate no es exclusivo de
España, sino propio del mundo en el que vivimos. Como ya he señalado, la
relevancia de ese debate es enorme. De la hegemonía de uno u otro modelo de
nación se derivará en gran medida el tipo de sociedad o el proyecto político
que acabe imponiéndose, y eso nos afectará a todos y a todas. La idea de España
que se defendía desde el agrarismo gallego que estudian Lourenzo
Fernández Prieto y Miguel Cabo, por ejemplo, era muy diferente de la que
utilizaban como referente los anarquistas españoles de la década de 1930, que
estudia Pilar Salomón. En cualquier caso, a lo que nos impele ese debate sobre
el significado de la nación es a analizarlo precisamente para entender las
formas diversas que ha adoptado el nacionalismo
español en la época contemporánea y cuáles han sido sus consecuencias.
-Y esa división, ya te digo en la raíz
del debate, ya hace que no entremos en otros debates porque ya en el punto de
partida de las denominaciones ya no nos ponemos de acuerdo, ¿cómo lo veis?
-Entre la denominación de Nación Española y Estado Español..entre
la utilización de un término de términos u el otro ya "se dice"
mucho, ¿no?...hay personas que apenas utilizan el término España, siempre
buscan el giro Estado Español porque entienden que "Estado" puede
englobar de manera menos central a todas las "sensibilidades nacionalistas".
-Como te he comentado más arriba, el debate sobre el significado de la nación
no es ninguna anormalidad, sino más bien lo contrario. Es consustancial a un
mundo contemporáneo construido en buena medida sobre la idea de nación. Hay
formas muy diversas de imaginar o pensar una nación, y cada una de ellas se
asocia a modelos sociales y políticos diferentes. El debate sobre cómo es o debe ser la nación es, en gran medida, el debate sobre
cómo es o debe ser nuestra sociedad o nuestras formas
de organización política. Por ejemplo, Nerea Aresti,
en su estudio sobre el debate en torno al significado y la representatividad de
la figura del Don Juan de las primeras décadas del siglo XX, está planteando
cómo un determinado modelo de nación implicaba aceptar como normativa una u
otra manera de entender la relación entre los sexos.
En España ha habido y hay formas muy diversas de entender la nación española, y
existen planteamientos que no se reconocen con la nación española, sino con
otra identidad nacional distinta. Creo que el objetivo no debería ser alcanzar
un consenso (por otro lado, imposible, por la propia naturaleza de los
fenómenos nacionales), sino ser capaces de reconocer y de escuchar todas las
voces siempre que se pronuncien respetando el marco democrático. En todo caso,
esta es una opinión personal.
-¿La Iglesia y las devociones entran a sacudir más este avispero de
emociones en torno a Nación y Nacionalismo? y allí donde entra la
Iglesia.las posiciones "se polarizan" más las posturas, ¿no es así?
-El estudio de la relación entre la nación y la religión ha sido uno de los más
renovadores para el estudio del nacionalismo (también del español) en las
últimas décadas. En principio se consideraba que existía una animadversión
cuasi absoluta entre ambos. Que el nacionalismo sería una ideología
"moderna" que habría llegado con la modernidad para sustituir a los
"tradicionales" sentimientos religiosos. En las últimas décadas, y en
relación con la discusión de la llamada "tesis de la secularización",
se ha podido comprobar que la relación entre nación y religión fue mucho más
compleja desde el principio. Lo trabaja muy bien Francisco Javier Ramón en su
texto sobre la nacionalización de las devociones marianas en el largo siglo
XIX.
-Toda
esta amalgama de emotividades que surgen en torno a vivir la nación desde
diferentes perspectivas y sentires después todavía somos capaces de volcarlas
en nuestras manifestaciones artísticas-con todo el abanico que aquí se abre---,¿no?
-En general, las artes o la literatura no han sido simplemente espacios que
expresan o reflejan el sentir nacional. Lo han sido, efectivamente, pero más
interesante aún es subrayar que han sido elementos fundamentales en su
generación. El nacionalismo se basa en el principio fundamental de que a una
determinada comunidad histórico-cultural le corresponde alguna forma de
autogobierno o soberanía política. En este sentido, la cultura nunca es un
elemento secundario o instrumental para los nacionalismos, sino que es parte
fundamental de los mismos. Además, ha sido a través de toda una serie de
productos culturales no sólo canónicos, sino también de lo que llamamos
"cultura popular" (como el cine, que analiza Marta García Carrión en
su trabajo; o la zarzuela decimonónica, de la que me ocupo yo en otro
capítulo), como se ha difundido y construido en la época contemporánea ese
sentir nacional.
-¿En el ámbito de "lo doméstico" es donde todas estas
reflexiones explosionan más?, ¿de qué manera?
-Entiendo que te refieres al texto de Eric Storm. Lo que subraya Storm en su
texto es de qué modo durante la Restauración los referentes nacionales (y las
formas de identificación nacional) penetran incluso en ámbitos de lo doméstico
como la cocina o el hogar. Lo que nos encontraríamos es ante una progresiva "naturalización"
de la identidad nacional, su conversión en algo cotidiano o, como lo llamó el
teórico inglés Michael Billig, pensando en las
sociedades de la información del siglo XX, "banal". Precisamente lo
que señala este teórico es que en las sociedades actuales se habría producido
una naturalización o banalización de las identidades nacionales tan grande que
esas mismas identidades pasen desapercibidas incluso para quienes son
portadores de las mismas. Eso es lo que explica que, en una sociedad
aparentemente no nacionalista, esa identidad nacional que ha sido naturalizada
y reproducida de forma sistemática a través de toda una serie de mecanismos
formales e informales "explosione" en un momento determinado. Creo
que hemos visto un ejemplo claro de esto en España en la reacción que ha
producido en la mayor parte del territorio el proceso soberanista en Cataluña.
-Háblanos, por favor, del proceso de investigación.de esa tarea tan
ardua, de búsqueda, mucha lectura, poner orden..
El proceso de investigación es siempre, a la vez, solitario y multitudinario.
Solitario porque se pasan muchas horas de soledad, leyendo o trabajando con las
fuentes. Pero a la vez multitudinario, porque en realidad los historiadores no
hacemos sino establecer un diálogo continuo con nuestros
objetos de estudio y con otros historiadores que nos han precedido o que nos
rodean.
-Una vez recopilado todo, ¿cómo es la metodología de trabajo que
habéis utilizado?; ¿cómo le ponéis orden a todo?
-La metodología de trabajo del historiador viene marcada por las preguntas
históricas que se formula. Son ellas las que nos van dirigiendo al tipo de
fuentes que necesitamos consultar o al tipo de preguntas con las que
interrogamos a esas fuentes. El orden lo ponemos al dirigirnos a quienes nos
van a leer. Al fin y al cabo, la historia no puede prescindir de su carácter
narrativo.
-Desde los trabajos, estudios, investigaciones y reflexiones en torno al
nacionalismo español..¿hay
algún rincón que quede por reflexionar?...quizás, vamos a ponernos un
"poco socarrones" deberíamos de ponerle un poco de racionalidad, de
equilibrio, de más humanidad y menos emotividad visceral.?
-Como ya te he comentado el nacionalismo español ha sido analizado desde muy
diversas perspectivas por los especialistas en los últimos años. Hoy en día
contamos con muy buenos trabajos publicados sobre este objeto de estudio. Sin
embargo, siguen quedando cuestiones por abordar. En todo caso, aquello que nos
preocupará en el futuro cambiará como cambiará el mundo que nos rodea. Siempre
surgirán nuevas preguntas y nuevos interrogantes; nuevas formas de abordar este
objeto de estudio.
Otra cuestión es hasta qué punto todos estos trabajos son capaces de trascender
a un público amplio, o incluso si, cuando lo hacen, son capaces de aportar la
reflexividad necesaria con la que deberíamos afrontar esos problemas que
señalas. En este mundo de naciones, tenemos tan asumidas y naturalizadas
nuestras identidades nacionales que nos resulta muy difícil (también a los
historiadores, incluidos los especialistas en nacionalismo) alejarnos lo
suficiente como para analizar los fenómenos nacionales con racionalidad y con
sosiego.
-¿Vivir, convivimos y sufrimos la nación ya los nacionalismos?
-Me temo que, por el momento, sí. Vivimos en un mundo de naciones y de
nacionalismos, que siguen siendo categorías fundamentales a través de las que
organizamos nuestro mundo a todos los niveles. Otra cuestión es que estemos
abocados fatalmente a ello. Como ya he señalado, las naciones y los
nacionalismos son fenómenos históricos (y bastante recientes). El futuro puede
depararnos otras formas de organización social y política, o de entender y
estructurar el mundo.
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