La
Librería de El Sueño Igualitario
Una
novela de Editorial Hades desde la pluma de Fernando Martínez Periset.
¿Qué
nos dice la editorial del libro?
Situado delante de un pelotón de fusilamiento constituido por sus amigos,
Adam McCann recuerda la última etapa de su vida, en
la que la Alemania de los años 40 hacía frente a la Segunda Guerra Mundial,
conflicto que provoca el choque de los sentimientos del propio McCann y muchas otras personas. Adam hará amistades y se
topará con adversidades, descubriendo el amor de una misteriosa joven al mismo
tiempo que se ve inmerso en el mundo de la guerra y va ascendiendo en la
jerarquía militar. Mientras se aproxima la hora de su ejecución, Adam irá
reflexionando sobre su misión como soldado alemán y analizará las causas que le
han conducido a la situación actual.
Fernando
Martínez Periset:
Este
joven escritor es, en la actualidad, estudiante de bachillerato en el British
Council School de Madrid. Ha escrito y publicado “Captain Hathaway” en el 2011, su primera novela presentada en el “Vaughan Radio” , y el relato breve
“El secreto de Las Médulas”, que fue seleccionado en la primera edición en los
“Premios Anacrónicos de ciencia ficción”, esto fue en el 2013. Además de su
claro interés por la literatura y el teatro, también es amante del judo, la
música y los idiomas.
Cazarabet conversa con Fernando
Martínez Periset:
-Fernando, ¿qué te inspiró para escribir este libro?; ¿en qué hecho o
“conjunto de hechos” te has ido basando, más allá de los “palpables” como el
que el conjunto de la trama tiene lugar en el transcurso del III Reich y, casi diría, centrándote más que nada en el
agonizar del mismo y de sus protagonistas?
-Siempre es un periodo que me ha
fascinado. Respecto al libro, no sabría concretar muy bien por qué me vino la
idea a la cabeza, es algo que se fue gestando poco a poco. Supongo que fue a
causa de los libros que me he leído y de las emociones personales.
Lo primero que se me ocurrió fue el
título y su musicalidad: “El viento nunca sopla en Berlín”. Simplemente me
pareció que sonaba bien y a raíz de ahí y ante los actuales sistemas
dictatoriales y las guerras y el malestar que aún se vive en el mundo, decidí
pararme a pensar en la huella que habían dejado circunstancias parecidas, como
la Segunda Guerra Mundial. En realidad el III Reich
es una anécdota en la propia novela. El dilema que se traslada al lector
pretende ir un paso más allá y hablarnos de cualquier sistema agonizante y
opresor.
El libro lo empecé en 2014 o finales de
2013, aunque se publicó en mayo de 2015, y al poco de empezar 2014 Gabriel
García Márquez acababa de morir, así que se me ocurrió, a modo de homenaje,
inaugurar el libro con una imagen que todo el mundo reconocería: un
fusilamiento. El de Aureliano Buendía. Y en mi caso, el de Adam McCann. Y a partir de allí me vino la idea del cambio de
narrador para que quien nos contase la primera escena del libro fuese alguien
en 3ª persona y quien continuase fuese el propio McCann.
Y lo demás, como quien dice, es historia…
-Es una novela histórica, pero
que esconde detrás el compromiso, la amistad entre los protagonistas, la
lealtad y el fanatismo…
-Pues sí, es una obra que se
desenvuelve en un marco histórico pero todos los personajes principales y
algunos secundarios son puramente ficticios, lo cual me confiere mayor libertad
a la hora de escribir. Gracias a ello, usando la Guerra Mundial de fondo, yo
creo que es una obra que va más allá, o sea, que no solo nos está hablando de
la Alemania nazi, eso no es más que un ejemplo, sino que intento remitir al
lector a cualquier sistema que inhiba la libertad del individuo. Yo
interpreto “El viento nunca sopla en Berlín” como una reflexión sobre la empatía,
pero sobre todo acerca de la libertad. Eso es posiblemente la esencia de la
novela, de hecho creo que se puede explicar todo el libro con solo ese
principio, aunque también hay que entender que la esperanza y el creer en ella juegan un papel fundamental.
Pero lo que también trato de ilustrar
es que en cualquier sitio seguirá habiendo unos valores que prevalezcan, como
la amistad. Solo que en este caso, son las decisiones personales que toman los
personajes lo que acaba por romper esas amistades.
-Desde esta novela pretendes
poner en negro sobre blanco que no todos los alemanes estaban Como sometidos”
al nazismo…
-Efectivamente. Es más, hubo gente que
logró escapar del nazismo, como Oskar Schindler. Sin duda el yugo de Hitler era impresionante, pero
nadie puede leerle el pensamiento a nadie. No hay nadie que pueda entrar en tu
mente. La mente es por tanto el único espacio en el que el individuo tiene
absoluta libertad de pensar lo que quiera.
Creo que uno de los objetivos de la
novela es clarificar que la línea entre patriotismo y nazismo es en realidad
muy fina. Es una forma de tratar de escapar del mero maniqueísmo entre los
personajes e intentar fragmentar su mentalidad. Opino ciegamente que muchos
soldados que acabaron teniendo un determinado papel en el nazismo, en verdad
simplemente sentían un fuerte amor a su país, un nacionalismo que se vio
progresivamente ensombrecido por una esvástica. Creo que hay gente que, en
origen eran simplemente alemanes orgullosos de serlo quienes, a causa del sesgo
y la mediatización del régimen, acabaron por convertirse al nazismo.
La diferencia entre unos y otros reside
en si se han dado cuenta o no de que están siendo manipulados. He aquí la gran
división entre los patriotas desencantados con el nazismo y la amplia mayoría
de patriotas que acabaron por afiliarse al extremismo. Es más, era tal el
bloqueo de la información de Hitler que a una semana de perder la guerra, la
mayoría de los alemanes pensaban que estaban a punto de ganarla. No obstante,
considero que no todos estaban cegados por esta propaganda y que hubo quien se
dio cuenta de su alienación, como Irena Sendler.
Uno de los valores más importantes que
nos enseña, precisamente la historia, es a comprender que la realidad es
siempre más compleja que lo que parece y creo que eso es lo que he tratado de
mostrar con esta separación entre los sometidos al nazismo y los que se han
dado cuenta de que tal vez esta ideología no era lo que creían, los “desencantados”
por así decirlo.
-Pero sí todos o casi todos callaban o callaron…silencio y miedo, otros
temas recurrentes en las tramas que se envuelven de hechos bélicos, dictadores,
amenazas constantes, fanatismo…Coméntanos…
-Sin duda a lo largo de toda la trama
hay un cierto factor de peligro que envuelve a los personajes, pero creo que
cada uno de ellos está individualizado así que a veces las mismas
circunstancias afectan a unos de una manera y a otros de otra. También, y sobre
todo al principio de la narración, hay cierta incertidumbre sobre qué pasará
con la guerra entre los personajes. En la obra se intenta reflejar que Alemania
está suponiendo, efectivamente, una amenaza para otros países, aunque, dado que
el narrador de la historia es el propio protagonista durante la mayor parte del
libro, lógicamente no se podía explorar la dimensión internacional del
conflicto, porque lo vemos todo a través de sus ojos. El miedo, el fanatismo,
las batallas y las ofensivas de la guerra… Con estos temas, “El viento nunca
sopla en Berlín” presenta una estructura circular. Desde el primer párrafo
podemos intuir cómo podría acabar, pero según McCann
comienza a hablarnos, la novela se va oscureciendo progresivamente para mostrar
el aislamiento y la soledad de los personajes. Hay un par de instantes de
humor, pero en general la obra pasa de un primer momento de luz a un segundo
periodo de sombra.
-¿Qué has aprendido de esta tu
segunda novela respecto a la primera?, teniendo en cuenta, amigo Fernando, que
eres muy, muy joven…
-No sabría decirlo muy bien. Cada
novela la escribí en un momento distinto de mi vida y poco tienen que ver “Captain Hathaway” y “El viento
nunca sopla en Berlín”. Parece mentira que las haya escrito (ríe). En muy poco
tiempo me han pasado muchas cosas por la cabeza.
Posiblemente lo más relevante que he aprendido
en estos años que separan una novela de la otra sea lo que me ha enseñado la
propia experiencia, la cual me ha ido ayudando a mejorar mi estilo narrativo,
quizás sea ese el área en la que ambas obras más difieren. Este punto va unido
a la calidad y la riqueza literarias, supongo que el tiempo y el haber ido
leyendo más y más libros me han llevado a explorar otras técnicas literarias
que he ido incorporando a mi producción. El proceso creativo es algo
inabarcable, así que en el ámbito de las artes conviene ir poco a poco
redescubriéndose uno mismo.
En el fondo “El viento nunca sopla en
Berlín” es una novela que juega con símbolos y alegorías y todo ello se junta
en los temas que intento abordar en la obra: el amor y la ausencia de amor, la
libertad, la amistad y la pérdida de la misma, el papel de los soldados en la
guerra, el tema de la identidad personal, el no traicionar los ideales de una
persona… Para poder plasmar todos estos problemas universales que siempre
acechan al Hombre me ha ayudado mi gusto por la filosofía.
Todo ello va ligado también al tratar
de profundizar en la psicología de los personajes, cosa que en este caso era
algo difícil, puesto que en “El viento nunca sopla en Berlín” lo vemos casi
todo a través de los ojos del propio protagonista y eso limita lo que el lector
sabe de los otros personajes. A pesar de esto, he tratado de evitar caer en el
maniqueísmo y complicar algo más las cosas. Todos tenemos un lado más o menos
oscuro; soterrado en mayor o menor medida, incluso el propio McCann. De hecho, mi editor en una ocasión me dijo que él
entendía como que el personaje central era alguien que vivía estando
metafóricamente muerto desde el principio de la novela y que la obra giraba en
torno a buscar su misión en el mundo. Es una explicación interesante, la
verdad, a mí jamás se me habría ocurrido (ríe).
Esta idea de indagar en la psicología
de los personajes es, por tanto, otro de los aspectos que he aprendido y que he
intentado mostrar en este libro.
-¿Y ahora viéndolo en perspectiva?;
¿qué has observado de esta última novela que intentarás “como pulir” más
adelante ..? Porque lo que está claro que en ti hay
algo especial que nos dice que vas a seguir contándonos historias…
-Muchas gracias. Sí, sin duda no tengo
intención de parar de escribir, es algo que me hace bastante feliz. Respecto a
la obra, tal vez me gustaría nutrir a próximos proyectos de un lenguaje algo
más poético y retórico para que me ayude a profundizar algo más en la evolución
de los personajes desde el punto de vista formal, así como en el contenido. Me
refiero con esto también, a inquietar todavía más al lector y lograr que
literalmente se mueva de su silla mientras está leyendo mi libro. Para ello
necesito leer todavía un poco más para que poco a poco vaya encontrando mi
estilo, mi voz propia. También se me ha ocurrido introducir fuertes argumentos
filosóficos para aportar más riqueza a mis textos, pero aún me queda mucho por
aprender, eso está claro.
-¿Es la novela histórica donde te
sientes como más cómodo?
-No sabría todavía responder a esa
pregunta. Sin duda es divertido y muy enriquecedor intelectualmente emplear un
marco histórico para crear tu propia ficción. Se aprende mucho y entretiene. La
historia tiene una enorme importancia en nuestras vidas. El entender los
errores pasados nos puede ayudar a evitar los futuros y a comprender porqué cada país tiene una determinada forma de ver las
cosas.
No obstante, opino que aún me falta
explorar más géneros y descubrir nuevos estilos para poder concretar una
respuesta sólida a esa pregunta.
-Volvamos a la novela, El viento
nunca sopla en Berlín, es, además, una novela coral que, aunque tenga un
personaje central…tiene a otros muchos, como secundarios, con mucho peso en la
trama ¿cómo ha sido “imaginar” y “retratar” a tantos personajes…pensar con
tantos personajes?
-Yo lo veo como que el libro gira en
torno a un único personaje y todas las demás personas son las voces que en un
momento dado entrelazan sus caminos con el del protagonista, pero como cada
personaje tiene sus propias particularidades, es difícil encontrar notas
comunes entre ellos y por tanto individualizarlos fue un proceso costoso.
Supongo que, en mayor o menor medida, también me he inspirado en gente que
también he conocido, eso es inevitable.
Considero que cada personaje representa
una idea fundamental y que la mezcla de cada una de ellas conforma la
mentalidad del protagonista, en el caso del Mariscal Berg,
por ejemplo, nos encontramos con uno de los villanos de la novela y encarna la
venganza principalmente. Los amigos de McCann son
empleados para mostrar la amistad incondicional. Philip, por su parte,
confabula el estoicismo y la seriedad… No sabría decir muy bien, supongo que en
la novela cada personaje tiene un fin: afectar de una forma o de otra Adam McCann y a partir de ahí he trazado este panorama.
En un momento dado en la novela escribo
algo como “somos las personas que conocemos” y creo que es verdad, cada uno de
nosotros se ve condicionado para bien o para mal por todos aquellos que han
formado parte de tu vida. Esta red es la que se muestra en el libro y por este
motivo, aunque individualmente cada personaje secundario tenga un papel más o
menos relevante en “El viento nunca sopla en Berlín”, es el conjunto de los personajes
secundarios lo que condiciona al protagonista, cada uno a su manera.
-Me interesa mucho cómo fue
surgiendo la historia y la trama: ¿pensaste la historia y ya sabías cómo tenía
que ir transcurriendo y el final o vas como improvisando sobre la marcha?
-Yo me considero alguien bastante
sistemático. Me gusta tener una idea general de hacia dónde va a ir una
historia y sobre ese guión voy trabajando cada escena. Siempre sé más o menos
qué quiero que pase. No obstante, es inevitable que se me ocurran nuevas ideas
aunque ya tenga más o menos diseñado el argumento central y por lo tanto me veo
obligado a incorporarlas y así cambian de manera sustancial el guión. Por
ejemplo, cuando ya estaba el proyecto bastante avanzado tomé la iniciativa de
trasladar al lector a los campos de concentración, porque era un aspecto que no
había abordado y que me parecía muy interesante, así que escribí un capítulo
basado en eso y tuve que desarrollar el vínculo con la trama principal, o sea,
¿cómo conectar lo que nos está contando McCann en su
historia con esta escena concreta?
Algo parecido me ocurrió con el
personaje del Mariscal Berg. “Nació” cuando ya tenía
el hilo argumental consolidado. Cuando me pareció que la figura del General Brook, otro de los antagonistas, ya estaba lo
suficientemente desarrollada, pensé en crear un segundo personaje que explorara
una dimensión algo más cruel y deshumanizada del militar alemán.
-¿Cómo ha sido el proceso de
documentación, estudio e investigación..?. Por favor, explícanos…
-Fue bastante laborioso. Tuve que
invertir mucho tiempo examinando las batallas y técnicas de combate de la época
y el número de bajas de las contiendas. Para ello he de reconocer que internet
fue muy útil, aunque también estudié algunos libros y documentales que narrasen
un poco los hechos. Fue, realmente, como convertirse de manera autodidacta en
historiador (ríe). Debía conocer muy bien el sistema monetario para utilizarlo
en las escenas del mercado y considerar sus equivalencias, pensar en la
mentalidad alemana aún afectada por los ecos de su derrota en la Primera Guerra
Mundial… También leí artículos sobre el periodo y le eché un vistazo a la
propaganda y a los argumentos antisemitas de los alemanes para tener un poco de
contexto histórico. Lo bueno es que, al tratarse de una ficción histórica,
puedo tomarme alguna licencia poética, pero sin duda acabé por conocer mucho de
este momento histórico.
-¿Y la metodología de trabajo?
-A veces me preguntan: ¿escribes todos
los días? Y yo siempre respondo que eso es imposible (ríe). He dicho antes que
me gusta ser sistemático, sin embargo, la inspiración no entiende de sistemas.
Si se escribe sin emoción y sin inspiración, generalmente el resultado deja
mucho que desear. Hay que escribir cuando cada uno lo sienta, cuando haya algo
que contar o un mensaje que transmitir al lector para conseguir que desde su
silla, unas palabras escritas en una hoja de papel, logren impactarle. No se
puede escribir porque sí, hay que esperar a que algo le salga a uno de manera
natural y luego, por supuesto, releerse y perfeccionar lo que se ha escrito.
Por ello, es complicado establecer una metodología estable de trabajo. Lo que
sí solía hacer era, una vez tenía diseñada la historia principal y sabía lo que
quería contar y tenía delante mis notas sobre el momento histórico y las ideas
de la novela, simplemente empezar a escribir una vez que sintiera que el propio
libro me llamaba a ello. Y de este modo iba trabajando cada escena y cada
párrafo para más tarde, cuando ya hubieran reposado las líneas, proceder a
releerlo e incluir modificaciones.
-¿Te has planteado, dado la
magnitud que está cobrando el cómic versus relato histórico, el contar tus
historias colaborando con algún ilustrador?
-Es un punto interesante. Por el
momento no es algo que haya pensado en profundidad. Aún soy muy joven. Todavía
estoy empezando y me queda mucho por descubrir y aprender en el mundo de la
literatura y la filosofía, pero, ¿quién sabe? quizás en un futuro colaborar con
un ilustrador sea una manera inteligente de enriquecer el texto y darle un aire
más ameno. Mi tío dibuja bastante bien (ríe). Aunque, por otra parte, hay algo
que me echa para atrás y es que tener delante de ti la ilustración de cómo otra
persona se imagina la misma historia que el lector está descubriendo condiciona
cómo concibe el lector ese relato y eso podría restarle algo de poder
creativo.
Así que, en resumen, por el momento
esta posibilidad queda abierta.
-Aunque me imagino que ahora
estarás sumergido en estudios y demás ¿Nos puedes dar alguna pista sobre si
estás escribiendo algo?. Bueno y una pregunta un poco
más personal…¿tus estudios hacia dónde derivarán?
-Pues lo cierto es que es verdad que
estoy bastante involucrado con los estudios, ya estoy acabando segundo de
bachillerato y el curso que viene me iré a la Universidad de Durham en
Inglaterra a cursar una triple licenciatura en Filosofía, Francés
y Literatura inglesa. Aunque no lo parezca, veo claros paralelismos entre estas
tres materias. Tienen mucho que ver y se complementan muy bien. El programa es
muy atractivo y es una de las instituciones más prestigiosas a nivel mundial en
la rama de Humanidades. ¡No puedo esperar a que llegue octubre! Además el
programa imparte el tercer año en una universidad francófona. A mí me gustaría
pasarlo o en la Universidad de Ginebra o en la École Normale Supérieure de París o en
la Sorbonne, pero ya se verá, para decidir eso aún
queda.
Respecto a si estoy con algo ahora
mismo, es una pregunta que tiene miga (ríe). Estoy colaborando con un viejo amigo
y profesor en un proyecto de investigación de historia del arte. Siento no
poder dar muchos más detalles, pero es un asunto algo confidencial por el
momento que esperamos que vea la luz este 2016 o quizás en 2017, ¡a ver si hay
suerte!
23555
El viento nunca sopla
en Berlín. Fernando
Martínez Periset
208 páginas
15,00 euros
Hades
Situado delante de un pelotón
de fusilamiento constituido por sus amigos, Adam McCann
recuerda la última etapa de su vida, en la que la Alemania de los años 40 hacía
frente a la Segunda Guerra Mundial, conflicto que provoca el choque de los
sentimientos del propio McCann y muchas otras
personas. Adam hará amistades y se topará con adversidades, descubriendo el
amor de una misteriosa joven al mismo tiempo que se ve inmerso en el mundo de
la guerra y va ascendiendo en la jerarquía militar. Mientras se aproxima la
hora de su ejecución, Adam irá reflexionando sobre su misión como soldado
alemán y analizará las causas que le han conducido a la situación actual.
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