La Librería de El Sueño
Igualitario
UNA
NOVELA, DESDE EDITORIAL GREGAL, QUE NOS ACERCA A LA REALIDAD MÁS HUMANA Y
BRUTAL DE LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA.
Estamos
ante una novela, otra novela que tiene como escenario a la Guerra Civil
Española, pero con un contraluz muy diferente y diferencial ,porque esta
novela---como seguramente las demás, ya que cada una es un mundo bien
particular---es además una novela diferente, porque ese contraluz, del que les
hablábamos , viene dado por la aproximación y la gran dimensión que cobra el
pálpito de lo humano y el peso de lo político en lo humano y de lo humano en lo
político…por lo tanto, estamos ante una novela bien especial….donde dos
personas se encuentran divididas en las ideas, en la guerra y en todo lo demás…En conjunto la vida
misma , de estos dos personajes da un vuelco significativo y sustancial que se desparrama por el suelo ,como una
bolsa de canicas que cae en un momento de sosiego y que juegan al despiste y al
escondite entre miradas y pasos inseguros y suplicantes…
La
novela, desde una pluma no muy conocida , pero que despierta algo más que
admiración llega a nosotros para ser saboreada porque sus dos personajes
centrales son, antes que nada, personas que sufren ,por activa y por pasiva en
tiempos de odios , muchas veces
infundados, pero poseídos por los miedos…muchos miedos y rencores…cuando no,
impotencias….Son tiempos en que no imaginamos colores, solo blancos y negros y
que saben dibujar, bajo la expresión escrita, de una manera más que especial,
nuestro escritor…Hoy lo podemos recrear,
todo, gracias a Gregal..
AQUELLO
QUE DICE GREGAL DEL LIBRO:
Dos historias entrecruzadas que nos explican cómo dos
hombres, uno casi un niño y el otro un joven, afrontaron la guerra civil
española con respeto a sus ideologías e imbuidos por el destino de sus
particulares circunstancias, uno enfrentado al otro en bandos diferentes, ambos
con la fe y la creencia final de que lo inevitable que fue aquella barbarie,
sin duda, fue evitable. La huella que dejó en ambos oponentes fue única: ¿Qué
estamos haciendo? Y ante la obligación de superar aquel inhumano conflicto
¿Cómo explicar a las futuras generaciones qué fue la guerra civil? ¿Cómo
hacerlo sin provocar nuevos enfrentamientos? Esta historia novelada, escrita
por el hijo de uno los contendientes y compartida por el hijo del segundo
quiere dar respuesta a la pregunta fatídica.
El
escritor, Ramón Valls Bausá:
Es un escritor que nos tiene acostumbrados a lecturas de
diversos géneros, como son el negro, juvenil, urbano o social, tratando temas
como la felicidad, el destino, el amor, la desesperanza, el miedo o la
contrición, pero siempre induciendo al lector a la reflexión, sin la que su
obra no se entiende. En esta ocasión da un nuevo giro a su narrativa,
adentrándose en su novela más compleja de cuantas tiene escritas. Penetra, con
valor y entereza, en la microhistoria de dos personas que, en bandos opuestos y
estatus sociales diferentes, vivieron la tragedia de la Guerra Civil española.
Dos humanidades que, por ideales o convicciones, participaron activamente en el
dramático enfrentamiento de cuyas causas no fueron partícipes y que
determinaron sus vidas.
Aquí en este presente libro Valls Bausá
escribe, desde la narración, pero le invierte un giro de tuerca porque desde la
no ficción viaja a la novela y allí trabaja con dos biografías… (como si no
fuese lo suficientemente difícil hacerlo con una)….para esta composición
narrativa Valls Bausá se sirve , ya no solo de la
memoria de su propio padre, uno de los protagonistas, sino que va más allá y se
adentra en el diario de un combatiente republicano, el otro protagonista de la
historia….
Un escritor con muchas
dimensiones, visitad su web:
OS GUSTARÁ:
https://www.youtube.com/watch?v=d69g2eH206k
Cazarabet conversa con Ramón Valls Bausá:
-Ramón , ¿qué fue aquello que te impulsó a escribir la historia de este
período de la vida visto y vivido por dos personas, diferentes, pero quizás no
tanto….por esos utilizas lo de la traslación dos márgenes de la vida y
del río?
- El
origen de la necesidad de explicarlo son los diarios que me entregó Salvador
Fuentes, hijo de uno de los dos protagonistas. El otro es mi padre. Lo cierto
es que tomé los diarios por compromiso, pero me interesó mucho al leerlos.
Aconteció, al poco, que mi hermano, enfermo de cáncer, quiso escribir la
historia de la familia para legarla a los hijos. Así que investigando llegamos
a la historia de mis padres y me di cuenta del paralelismo que hay en las
microhistorias de la guerra civil. Fue determinante recordar el semblante de
tristeza que mi padre tenía cuando creía que nadie le observaba y que, por todo
lo que nos fue contando y a mis hermanos y a mí, me hizo comprender que era a
causa de las vivencias en la guerra, entonces nació mi determinación para
explicarlo y que sirva para que nunca olvidemos la Memoria Histórica de unos
hechos que debemos evitar se repitan.
-Has escrito una historia novelada, pero partiendo
desde la no-ficción ¿Cómo ha sido el viaje de transición entre ficción y no
ficción?
- Muy duro
en lo personal, al tiempo que muy peligroso en la interpretación de los hechos,
especialmente por miedo a perder una cierta objetividad tan necesaria al
tratarse de los personajes y uno tan próximo a mí. Al decidir narrarla tenía
que encontrar unos vínculos que me acercaran a esa objetividad. Me costo, pero
los encontré. El primero de ellos es la honestidad de los dos personajes
respecto de sus creencias y los motivos de su participación en el conflicto. El
segundo es su hastío en el conflicto que les llevó, a uno hacia el intento de
deserción, al otro en querer dejar ciertas actividades por entenderlas injustas
e inmorales. El tercero, aunque parezca pueril, las mujeres. Uno de ellos, muy
joven, casi un niño, persiguió las faldas como remedio a su desilusión y sus
miedos. El otro personaje (mi padre), se enamoró y e caso en plena guerra.
Desde esos parámetros, nació la objetividad en la narración que espero haber
conseguido.
-Yo es que desde que empecé con la lectura es que
me ha dado la impresión que tenía más de no-ficción que de ficción… ¿qué nos
puedes decir?
- Bueno,
al ser dos crónicas de vivencias personales, es sensato que sea más no-ficción
que esta. Si lo novelo es para hacerlo más humano y superar el escribir solo
hechos dejando al lector sin la emoción de los sucesos. Creo que así alcanzo
más un clima de complicidad y
comprensión con el lector.
-En la historia novelada juegas como con dos
biografías ¿es particularmente difícil porque, en sí mismo, la biografía es de
un rigor y de una exigencia…?
-
Sinceramente no me resultó particularmente difícil narrarlo así. Realmente no
juego, digo lo que sé, lo que conozco. Si lo hago de forma que se intercalen
los sucesos de ambos personajes es para que el lector tome conciencia, de forma
progresiva, de lo que pueden ser dos vidas en dos bandos tan enfrentados como el
Republicano y el sublevado. De esta forma, el lector, va desgranando el
conflicto personal de ambos y ve como se acercan los dos al convencimiento de
lo inútil que fue aquel triste y lamentable periodo de sus vidas.
-¿Crees que la Guerra Civil Española, la idea que tengamos de ella
….sea leída por una persona de ideas hermanadas con la derecha y el franquismo
o sea leída por una persona con ideas hermanadas por el republicanismo y los
valores de la izquierda….debe alimentarse por tener como más dimensiones de las
vivencias de unos y otros?
- Creo
sinceramente que eso que llamamos la Memoria Histórica debe ser conocidos por
todos. El oscurantismo del periodo dictatorial debe desaparecer, los hechos
deben de darse a conocer. Ahora bien, entonando cada uno sus propias culpas,
haciendo contrición y no cayendo en el enfrentamiento, anteponiendo la pasión
al raciocinio. No hay que pasar página, pero hay que saber perdonar y saber
convivir.
-Los personajes principales del libro está uno
frente al otro, pero, en realidad, me da la impresión que no están tan
distantes… ¿qué nos puedes decir?
-
Efectivamente, no están tan distantes. Ambos sufrieron en demasía aquel
periodo. Son dos seres humanos llevados al conflicto. Las microhistoria de
seres humanos hacen entender mejor dicho conflicto a nivel del escenario
elemental, la vida de un personaje de trinchera, obligando al lector a dejar la
cómoda butaca de platea y adentrarse en dicho escenario, donde todo lo que
sucede, en ambos lados, es igual de horrible. Recuerdo aquella definición de
guerra que José Vaccaro, en la presentación de la
novela, dijo: Una guerra es aquel suceso en que dos que no se conocen se matan
por defender los intereses de dos que se conocen y no se quieren matar. En el
caso de una guerra civil es aun pero, ya que los dos que se matan sí se
conocen.
-¿La huella que deja la Guerra es para tus dos
personajes muy fuerte…. Aquí vamos a hacer un alto en el camino porque la hulla
por honda que sea y por “pareja que pueda parecer” nunca puede ser igual para
los vencedores que para los vencidos… ¿qué piensas?
.-
Personalmente creo que efectivamente, la huella en los personajes que
estuvieron en los frentes, dejando su sangre quien no su vida, en ambos casos
es próxima y casi idéntica, pero diferenciada porque siempre el vencedor, tras
la victoria, sigue con la represión, estando el mal precisamente aumentado por
ello. Las manipulaciones de unos pocos hicieron que muchos se exaltasen y
participasen, mientras otros, por puras circunstancias, también lo hicieran
-Estoy de acuerdo en que las guerras no las gana
nadie, pero siempre los hay que pierden menos…-Eres el hijo de uno de los
protagonistas de la historia…eso tiene que influir, y mucho, a la hora de
escribir y compartir con tus lectores todo esto…¿qué nos puedes decir?
- Siento
contradecirte en eso de que en las guerras, los que ganan pierden menos, que es
lo que intuyo pretendes preguntar realmente. Eso se tiene que matizar, ya que
se dan casos muy particulares, como el de mi padre, que concluida la guerra,
tuvo que aceptar el destierro interior de una gran parte de su familia próxima,
sus hermanos, por ser catalanes, incluso los que no participaron en el
conflicto, fueron exiliados a Burgos, menos mi tío Manuel Valls (que no tiene
nada que ver con el actual primer ministro francés), que quedó exiliado
definitivamente en Francia. Además, vio cómo sus hijos, por tanto yo, perdíamos
nuestra identidad como catalanes, prohibiéndonos hablar la lengua en que él se
expresaba en su juventud (crecí en Barcelona) y recibiendo una educación que,
con el tiempo, vemos que no fue ni honesta ni verídica.
-¿Cómo fue compartir el escrito, esta narración,
con el hijo del otro protagonista de la historia?
.- En un
principio y ya decidido, apasionante, ya que Salvador tenía la petición de su
padre de hacer públicos sus diarios, lo que con la novela se consigue. Se da el
caso que, tras el minucioso estudio de las notas de Francisco Fuentes, llegué a
conocer mejor su paso por aquellos años que Salvador, su propio hijo. Recuerdo
que le tenía que corregir respecto de fechas y matices que él tenía mal
interpretado, pero que del más de un año de trabajo sobre los manuscritos,
hicieron de mí un mejor conocedor de la historia que ahí estaba impresa. El
único problema vino al leer alguno de sus familiares el primer manuscrito, pero
todo se solventó cuando tuve una charla con los discrepantes y comprendieron el
alcance de lo que narraba.
-¿Crees, querido amigo, que la sociedad española
está aún por conocer la Guerra Civil, sus heridas y cicatrices para ir
superándolo todo en conjunto…?
- Sin duda
la guerra civil es muy desconocida aun y tenemos que darla a conocer sin emitir
juicios, como hago en la novela, en que todos son perdedores. Especialmente las
microhistorias de las personas que la vivieron y, dentro de esas personas, los
tiempos de retaguardia son tan o más importantes que los tiempos del frente
bélico. Ahí, en esos tiempos de retaguardia sucedieron muchos de los
sufrimientos. Bombardeos, hospitales, hambre, cortes de suministros de
servicios, viviendas derruidas y un sinfín de calamidades que sufrió la
generación de mis padres. Las cicatrices deben de servirnos para recordar que
ser intransigente, nos lleva a eso, al desastre. En toda negociación se debe
saber perder algo si no se quiere radicalizar y llegar a una situación que,
como fue, sería terrible repetir.
-Si es tanta la certeza que
muchas personas tienen de que aquella barbarie pudo haberse evitado…después
debió quedar mucha frustración, ¿no?
- Sin
duda. Eso lo puedo atestiguar por lo que mi padre nos contó, todo lo contrario
que mi madre, que jamás habló de lo que sucedió en aquellos años. La inmensa
cantidad de buenos deseos, en ambos lados del conflicto, que quedaron
frustrados es inmensa. Estoy convencido de que muchos, especialmente los que
estuvieron en los frentes de guerra, saben, casi desde el inicio, el fin de la
contienda y lo que aquello representaría para sus ilusiones de convivencia.
-Te preguntas: “¿Qué hicimos…cómo explicar a la
futuras generaciones qué fue aquella guerra fratricida…y cómo hacerlo sin
provocar nuevas tensiones?..” ;en esto inviertes mucho de autoexamen y
autoevaluación y eso es muy positivo porque en esas reflexiones ciudadanas, en
el conjunto de ellas, debería estar la clave a muchos problemas…pero ¿no te da
la impresión que reflexionamos más algunos ciudadanos, la “horquilla ciudadana”
de siempre que los que dinamitan la convivencia…?
- Tienes
razón. Los responsables de guiar la sociedad, como muestra nuestra historia
pasada y actual, se venden a intereses que están movidos, creo que
estúpidamente, solo por intereses lucrativos, lo que conlleva a aislar la
cultura y el pensamiento crítico, que es claramente una política de dictadores,
quedando pocos en esa dirección de la autocrítica. Para esos intereses que
practican el divide y vencerás, al que añadirle “no penséis, que ya estamos
nosotros aquí para hacerlo. Votad cada cuatro años”, hacen que debamos ser, los
que resistimos en las trincheras de la humanidad, no en las de los propios
esclavos tan bien definidos en “Un mundo feliz” los que debamos alzar la voz, o
dejar constancia escrita, de que puede haber otras formas de convivir que no
son utópicas, tan solo depende de la voluntad de convivir.
-Por cierto, amigo Ramón, ¿por qué te lanzas a escribir…qué
es lo que te arranca de tu reflexión hasta la expresión escrita?; ¿en qué estás
trabajando ahora?...
- Siempre
tuve una imaginación capaz de encontrar historias que reflejaran mis dudas y
mis interioridades. El empujón me lo dio mi hijo Ignacio, que me llevó a un
taller de narrativa cuyo objetivo era escribir una novela. La escribí y fue la
primera que publique. Desde entonces no paro de escribir, eso sí, lo hago en
diversos géneros que manan de la necesidad que me motiva cada cuestión que me
preocupa en cada momento, como un camino al que familiarmente le llamo mi hilo conductor. Las historias las adapto
a la reflexión que propongo en cada una de mis novelas. Sin esas reflexiones,
no escribiría.
Actualmente
estoy repasando una novela de género negro basada en la palabra ODIO, que es un
sentimiento que nos hace humanos y es parte de ese demonio interno al que
debemos vencer. Lo hago desde la perspectiva de un suceso de la infancia que
alcanza a la reflexión de que aquello bíblico de “ojo por ojo” es justo, aunque
personalmente no lo creo. El lector tendrá que responderse a si mismo sobre esa
cuestión.
Actualmente
estoy iniciando los primeros trabajos preliminares sobre la historia de una
barca de pesca y el pescador que la hacía salir a la mar. Es un proyecto
apasionante, ya que volveré a narrar la historia de un hombre a través de su
relación con su barca. Una historia humana sobre la lucha por la existencia.
-¿Cómo ha sido colaborar con Gregal….teniendo en
cuenta que es una editorial que está apostando por firmas y personas muy
particulares…no conocidas o no muy conocidas, pero de calidad
- Tuve
conocimiento por un conocido que también escribe, de que Gregal quería iniciar
la publicación de una serie escritas en castellano, que es mi lengua materna (parte
de lo que me quejo y que mi padre sufrió siendo de los que vencieron en aquella
maldita guerra). Le remití la novela y le interesó. Particularmente debo de
reconocer que el trato con mi anterior editorial, en lo que respecta a lo
económico, es peor, pero queda compensado con lo profesional que es el editor
Jordi Albertí, quien abre las puertas a narraciones
que contienen un valor literario, lo que me otorga un cierto prestigio que no
tenía y con él tengo. Gregal tiene una política de apoyo infinitamente mejor
que la editorial donde estaba publicando, espero que me permitan seguir
publicando con ellos, aunque nunca se sabe, Jordi Albertí
tiene la palabra.
18359
Un
río, dos márgenes. Ramon Valls Bausá
364 páginas
19,50 euros
Gregal
Dos historias entrecruzadas que nos explican cómo dos hombres, uno casi un niño
y el otro un joven, afrontaron la guerra civil española con respeto a sus
ideologías e imbuidos por el destino de sus particulares circunstancias, uno
enfrentado al otro en bandos diferentes, ambos con la fe y la creencia final de
que lo inevitable que fue aquella barbarie, sin duda, fue evitable.
La huella que dejó en ambos oponentes fue única: ¿Qué estamos haciendo? Y ante
la obligación de superar aquel inhumano conflicto ¿Cómo explicar a las futuras
generaciones qué fue la guerra civil? ¿Cómo hacerlo sin provocar nuevos
enfrentamientos?
Esta historia novelada, escrita por el hijo de uno los contendientes y
compartida por el hijo del segundo quiere dar respuesta a la pregunta fatídica,
quiere sumarse a la necesidad, aún hoy acuciante, de cicatrizar las heridas de
aquellos años trágicos, quiere, en particular, rendir homenaje a los que
participaron en la Batalla del Ebro.
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