Cazarabet conversa con...
Jordi
Badia, coautor de “Una mirada distinta al Valle de Boí y a la Alta Ribagorça”
(Milenio)
Un viaje, diferentes y una mirada
distinta al Valle de Boí y a la Alta Ribagorça.
Jordi Badia nos traslada a un Valle,
el de Boí en la Alta Ribagorça, que cada
uno de nosotros encontrará muy diferente según cómo y con qué intenciones lo
pasee, lo visite y lo contemple…
Todas las miradas encontrarán nuevos
estímulos cada día…
Badia es quien piensa un libro que
abre reflexión de reflexiones en torno a siete cuestiones…se sorprenderán y lo
degustarán.
Francesc Ribes,
Luisjo Gómez y la Dra. Milagros Guardia colaboran con
Badia y nos muestran, también, su particular visión…
El libro congrega diferentes maneras
de vivir, pensar, visitar, “ver y leer”
un entorno…y se encuentra muy bien editado, con gusto equilibrado…sin
caer en las fáciles estridencias..
Aquello que nos explica la editorial
Milenio del libro:
¿Cuántas sorpresas nos reserva todavía
el Valle de Boí? El Pantocrátor de Sant Climent de Taüll, ¿fue
censurado? ¿Cómo se convirtieron el Valle de Boí y gran parte de la Alta
Ribagorça en un baluarte militarmente inexpugnable, a lo largo del Medievo?
¿Por qué en el Valle de Boí se produjo la mayor eclosión artística de Europa
durante la Edad Media? ¿Cuál es el origen de las Fallas? La Alta Ribagorça,
¿sufrió expolio de obras de arte durante el siglo xx?
¿Existen vínculos entre el Valle de Boí y el antiguo Egipto? La ubicación de
ciertos pueblos del Valle de Boí, ¿se debe a un tributo al cosmos? Respuestas
sorprendentes en el primer compendio ecléctico que discurre en un recorrido a
través del arte, la historia, las costumbres, las leyendas, los paisajes y, por
encima de todo, del amor a la tierra.
Los autores las plumas de este
excelente libro, muy diferente…
Jordi Badia Pérez (Barcelona,
1961), es diplomado en Ciencias Empresariales. Ejerce como empresario y gerente
en diversas entidades. En el año 1997 quedó fascinado por el Valle de Boí, en
la Alta Ribagorza. Desde entonces sus veranos transcurren allí, entre
investigaciones acerca de la importancia militar del valle en la Edad Media,
así como de una reinterpretacion del mensaje que nos
dejó el arte románico para defender la necesidad de una reinterpretación del
mensaje que nos legó.
Luisjo Gómez Álvarez (Barcelona, 1961), ex poxeador y licenciado en Derecho, ejerce como abogado
penalista. Con reconocida experiencia en la defensa de procesos criminales, es
un gran aficionado a la lectura y a la historia, algo que le llevó a relacionar
las inquietudes de su amigo sobre el valle, con determinados pasajes
históricos.
Milagros Guardia Pons es catedrática de Historia del Arte Medieval y
profesora de la UB desde 1980. Desde 1987 hasta 1993 fue conservadora de las
colecciones de Arte Románico del Museo Nacional d’Art
de Catalunya (Barcelona). Es directora del grupo de investigación Ars Picta y miembro del IRCVM (Institut de Recerca de Cultures Medievals). Sus investigaciones se han centrado en el
estudio de la pintura mural alto-medieval y románica en España y en el análisis
de sus programas iconográficos.
Francesc Ribes Juanati (Ca
de Múria, Taüll,
1941), ex sacerdote que ingresó en el seminario en el año 1953 y fue ordenado
en 1966, ejerciendo en distintas poblaciones leridanas. En el año 1978 se
secularizó. Es licenciado en filosofía y letras por la Universidad Autónoma de
Barcelona y catedrático de escuela secundaria. Ha trabajado como profesor de
historia del arte, geografía, antropología, sociología y psicología. Es autor
de varios libros sobre el Valle de Boí.
Los otros libros que “miran” a la Vall de Boí desde la pluma de Jordi Badia Pérez, lo que nos
dicen…
El legado del valle:
Hace veinte años que Arnau Miró
trabaja como gerente en un hotel de Butiaba (Uganda).
Dos décadas antes había abandonado Barcelona con la intención de olvidar para
siempre una serie de desgracias personales y de desencuentros sentimentales.
Todo cambia el día que Arnau recibe una notificación notarial desde la Ciudad
Condal en la que se le informa de la muerte de su tía, su único familiar vivo,
y que él es el heredero universal de sus bienes. Cuando Arnau regresa a
Barcelona para hacerse cargo de la herencia (la antigua casa familiar en el
Valle de Boí) su vida experimenta una serie de conflictos, persecuciones y
crímenes a causa de un misterio escondido entre las paredes de la casa del
Valle.
La cruz de Saraís
que escribe con Luisjo Gómez:
https://laslecturasdeguillermo.wordpress.com/2013/12/05/la-cruz-de-sarais-de-jordi-badia-y-luisjo-gomez/
También con Luisjo
Gómez escribe, Desde las tinieblas:
El sargento Ramón Palau
no sabe que está a punto de afrontar uno de los casos más extraños y macabros
de su carrera. La policía de Barcelona está desconcertada ante la brutalidad de
un asesinato cometido en un hotel de citas. Palau ha
sido reclamado por los mandos superiores para que les ayude a resolver el caso.
Pero esa víctima no es el único cadáver que van a encontrar. Todo indica que se
enfrentan a un asesino que escapa a cualquier etiqueta imaginable. ¿Puede una
maldición atravesar continentes y dejar un violento rastro de sangre a lo largo
de los años?
Cazarabet conversa
con Jordi Badia:
-Amigo, ¿qué es aquello, más allá de la
fascinación que sientes por “la Vall de Boí”, que te
ha llevado a escribir este libro?
-Tras siete años de
investigación amateur, llegué a la conclusión de que había que hacer algo con
la ingente información que había recopilado. Corría el año 2009 cuando me
propuse realizar lo que ahora, diez años más tarde, ha salido publicado.
Porque, en ese momento, mi amigo Luisjo Gómez me
convenció para novelar juntos una historia en base a los enigmas hallados, las
preguntas sin respuesta que nos reserva el Valle de Boí. De ahí salieron tres
novelas, ahora estamos escribiendo la cuarta. Entre tanto, nunca abandoné mi
proyecto inicial, que poco a poco fue tomando forma hasta cristalizar el pasado
Sant Jordi.
-Esa fascinación es muy integradora, desde un
punto de vista holístico, de diversas maneras de experimentar este rincón
verdaderamente idílico de la Alta Ribagorça, ¿no?
- Así es. Es un lugar que
te asalta el alma desde distintos frentes. Es un dulce asalto, que si permites
que se produzca te lleva a interactuar con el entorno, con la gente, con la
historia… con un montón de cosas que, sumadas, configuran un “todo” muy
sugerente.
-Ya no es tan solo la fascinación de este
valle singular en cuanto al entorno natural…es algo más que está más o menos
presente, como, incluso, en el aire…como en abstracto, ¿es así?
-Para mí sí. Y digo para mí porque son
sensaciones muy subjetivas que se te clavan muy adentro. Cada vez que transito
por El Pont de Suert en dirección al Valle, siento
como mi vida se ensancha
-Pero ¿qué tiene de especial,
para ti, ese rincón del Pirineo, la Vall de Boí?
-Como indico en la
introducción del libro, la primera vez que llegue al Valle de Boí fue “como consecuencia de la imperiosa necesidad
de pisar a fondo el acelerador de mi vida y huir a toda prisa de la ciudad, de
los ruidos y del ajetreo, en una etapa en que mi alma clamaba dolor y amenazaba
con quebrarse.” Estoy convencido de que estas sensaciones influyeron en mi
percepción del Valle de Boí, cuando allí pude “reconstruirme desde la quietud, el silencio, la introspección y el
reencuentro conmigo mismo.”
-Es tu
curiosidad la que hace que te hagas tantas preguntas y la que te ayuda en todas
tus “aventuras” desde la creatividad, la indagación…
-Es posible. Es mi
carácter: ponerlo todo en cuestión, preguntarme por los orígenes, codearme con
la incertidumbre cuando intento hallar respuestas y, no solo no las encuentro,
sino que se erige otra nueva pregunta ante mí. Es un periplo sin fin.
-Estamos ante un libro que mira de manera
diferente a la Vall de Boí, porque a simple vista
–solo a simple vista—se podría confundir con una Guía, pero solamente a simple
vista… es una libro-guía que nos acerca al arte, a las creencias, a la acción
del hombre en torno a todo lo que le rodea---parece un poco, incluso, de mirada
antropológica, etnográfica, etnológica…
-Así es. Yo la defino
como una mirada ecléctica a un lugar único: arte, historia, costumbres, entorno
natural, deporte, turismo, gastronomía, tradiciones, creencias… Un Valle en el
que desde el siglo XIV hasta el XX apenas ocurrieron cosas, y eso lo hace
sumamente atractivo, pues en algunos aspectos es casi la resulta de una
fotografía de la Edad Media. Me niego a definir el libro como guía, a pesar de
que, como bien dices, a primera vista lo pueda parecer. No hablo de rutas ni de
excursiones, no narro parajes o describo poblaciones para los visitantes;
intento dar explicación a esas particularidades del Valle que acaban por
conquistarte el alma.
-Un libro donde las manifestaciones
artísticas, las orientaciones de los edificios que son verdaderas obras de arte
y joyas del ingenio arquitectónico, donde los emplazamientos humanos, de lares
de culto y demás…no están allí ubicados como al azar…están por algo…y ese
algo... es un interruptor en ti y en tu curiosidad—en vosotros cuatro---y en
todos los lectores….
-Nada está allí por
casualidad. Todo estuvo preconcebido por razones que, en el siglo XXI, escapan
a nuestra manera de pensar y de ver la vida. Desde la numerología, la
cosmogonía, la religión, el esoterismo, el pensamiento antiguo, ¡hallas muchas
respuestas a tantos “por qué”!
-En la Edad Media, aún con sus peores
años oscuros y temerosos…este Valle cobró una fuerza que todavía palpita hoy,
¿verdad?; ¿qué nos puedes explicar? ¿Cuál es esa “fuerza de fuerzas”?
-Creo que ese es uno de
los pilares del libro. Argumento que el Valle de Boí, durante la Edad Media,
fue un lugar próspero, diferenciado, multicultural y avanzado
socioculturalmente a la época. Además de un baluarte natural inexpugnable
durante cuatro siglos, lo que lo convirtió en refugio para las mejores mentes y
las más nobles cunas, en unos tiempos en que la morisma atenazaba la Península
Ibérica y la cristiandad se enzarzaba en guerras y persecuciones, provocando
diásporas muchas de las cuales luego se asentaron en el Valle de Boí.
-Hay cosas
que nos cuentas y que son fascinantes –perdona pero hablo desde casi,
remarco lo de casi, total ignorancia--como la orientación de los principales
enclaves de “la Vall de Boí” que coincide con la
Constelación de la Osa Mayor o la correspondencia con el Antiguo Egipto, ¿qué
nos puedes explicar?
-El tributo que los
antiguos asentamientos dieron al cosmos, y que con el tiempo han dado lugar a
las poblaciones, ha sucedido en otros lugares. En Jerez de la Frontera, por
ejemplo, la línea imaginaria que uniría las iglesias primitivas dibujaría la
constelación de Dragón. Al parecer, los primeros pobladores fueron nómadas que
en su viaje se guiaban por las estrellas. Cuando decidían asentarse en algún
lugar, monumentalizaban su agradecimiento a las estrellas que les habían
guiado, a las que consideraban dioses, emulando su forma en la tierra. En
cuanto al nexo de ciertos grabados del Valle de Boí con el Antiguo Egipto, ¡Ahí
están! A ojos de cualquiera que quiera ver, pero, lo más importante, de quien
quiera preguntarse por qué están ahí. El Valle de Boí fue un lugar fronterizo,
con intersección de caminos en la antigüedad altamente transitados. Allí
llegaron viajeros venidos de toda Europa y Oriente Medio, con influencias que,
en este caso, dejaron plasmadas en piedra patrones decorativos similares a
otros usados en lugares distantes, cuyos orígenes más remotos los encontramos
en el Antiguo Egipto.
¿Qué importancia tiene la traslación de “ese
todo” en el Arte Románico? Porque el Arte Románico, particularmente, la verdad
es que tiene como “esa importancia” que va más allá de lo bello… ¿qué tiene de
especial que casi nos embriaga?
-Las pinturas románicas
fueron eminentemente de naturaleza divulgativa para una población analfabeta. A
diferencia de estilos posteriores, su razón de ser fue la de formar en la fe
mediante el dibujo de escenas bíblicas, en su mayor parte. Murales con los que
se decoraron las iglesias. Al ser el espacio limitado, y existir una gran
cantidad de conceptos que difundir, los autores usaron la iconografía para
sintetizar densos mensajes. Ese para mí es el factor que más me enamora. Como
escribo en mi libro, “Es entonces cuando
experimentamos la belleza de una obra, que va más allá de su mera
contemplación. Radica en su comprensión, tanto en su globalidad como en
cualquiera de sus elementos o detalles alegóricos; y mejor cuanto más
imperceptibles o difíciles de descifrar sean, es decir, aquellos que permitan
descubrir ideas o conceptos escondidos exprofeso por el autor. Es una belleza
intelectual la que se encuentra detrás de las imágenes; el fondo conceptual
que encubre un pensamiento, una idea o un sentimiento.”
-La Alta Ribagorça y “la Vall
de Boí” son lugares muy visitados por senderistas, amantes de la naturaleza, de
la fotografía, del arte…pero a veces no sabemos ver o curiosear “esa otra u
otras historias”, ¿no lo ves así?; ¿cómo nos podemos hacer partícipes de
ella?—aparte de leyendo este libro—
-¡Hay que leer el libro!
(jajajaja) Cierto. Dicen que solo encuentra aquel que
sabe lo que busca. Yo pienso que hay cierta dejadez, por parte de los
responsables de la promoción turística de la zona, en estos temas. Deberían
establecerse, como en otros lugares hay, rutas para la reinterpretación de la
historia, del arte, y, en especial en la Alta Ribagorça, para reencontrarse con
el poderío militar que esa área geográfica tuvo en la Edad media: castillos,
torres de defensa, puntos de vigilancia, etc.
-En el
aspecto militar, estos lugares, ¿en aquellos días ante qué se defendían y cómo
se hicieron fuertes?
- En la baja Edad Media,
el Pirineo fue la salvaguarda que Carlomagno diseñó para evitar el avance de la
morisma en los territorios francos. Así que, en primer lugar, se defendían del
acecho islámico. Pero también de sus propios “hermanos”. Muchos condados
vecinos pugnaban por hacerse con el control del Valle, por lo que suponía como
territorio altamente desarrollado. También hubo acechos desde el norte, desde
lo que ahora es Francia, con vanos intentos de conquista en la pretensión de
constituir un “Estado Pirenaico”.
-Pero no todo tiene vigencia de por vida y tal
como los lugares van creciendo y tomando esplendor, después se va
decreciendo…para quizás resurgir… ¿cómo lo ves?
-Es así, extrapolable a
cualquier ámbito. Nacer, crecer, menguar y morir. Primavera, verano, otoño e
invierno. Nada terreno es eterno.
-Y la vida y el pálpito de toda “esa Vall” viven, resurgen, crecen, decrecen, evolucionan
también como en consonancia…
-Efectivamente, la
historia del Valle de Boí nos dice que pasó de la nada, a algo, luego a mucho,
y más adelante a una decadencia de más de setecientos años para, se súbito,
hace apenas setenta años, resurgir y convertirse de nuevo en un lugar próspero.
-Las fallas, “flames”,
foc, fuegos tienen un origen un poco particular, ¿qué
simbolizan?
-En el pensamiento
arcaico el fuego era uno de los cuatro elementos de la naturaleza, junto al
agua, a la tierra y al agua. El control del fuego -saber cómo generarlo y
apagarlo- fue tal vez el mayor descubrimiento de la humanidad. Luz, confort
térmico, cocción de alimentos, fueron los primeros beneficios que las
comunidades primitivas obtuvieron. Tal fue así, que se veneró como algo
consustancial a diversas creencias, y formó parte de ritos de todo tipo. A nivel
militar, supuso inicialmente un vehículo de comunicación de mensajes y, luego,
una herramienta para la guerra. En las festividades del solsticio es habitual
realizar festejos en base al fuego, que siempre se ha equiparado a la
purificación. Disipar males, ahuyentar a los malos espíritus, rogar por las
buenas cosechas o por una climatología benigna, celebrar la llegada del buen
tiempo… En mi libro argumento el origen militar de las Fallas pirenaicas, en
concreto las del Valle de Boí, y que ahora constituyen uno de los reclamos
turísticos más importantes de la zona.
¿Qué importancia cobra esa alianza entre la
nobleza y el clérigo que tan a menudo se dan la mano para conseguir asentarse,
ayudarse, no perderse…?
-¡Bueno, es la mayor sinergia de la Historia!
Eso es algo que se ha producido en todo el Mapamundi. El poder religioso y
militar han caminado siempre de la mano. Se han retroalimentado para conseguir
sus respectivos objetivos. Incluso ahora, en que los estados más desarrollados
se definen como laicos, arrastramos herencias de épocas pasadas en que la
política y la fe se condicionaban recíprocamente. Cierto es que, en el pasado,
y es solo mi opinión, gracias a ese entendimiento el Mundo pudo prosperar con
paso firme. La cultura quedaba reservada a los clérigos, la fuerza a la
nobleza. La unión de ambas determinó el devenir de las civilizaciones. El Valle
de Boí no fue ajeno a ello, y la población se vio beneficiada, aunque también
atenazada, por el soporte cultural de los monjes y la salvaguarda de la milicia.
-¿Cómo ha sido escribir este libro, teniendo
en cuenta “esas otras tres miradas” como las de la Dra
Milagros, Francesc Ribes y Luisjo
Gómez…?¿qué te aportan cada uno de ellos?
-Milagros aporta el rigor
científico; Francesc la voz desde el interior del Valle de Boí; Luisjo la mirada “amiga” de aquel con el que he escrito
tres novelas y con quien estoy escribiendo la cuarta en estos momentos.
-Anteriormente y alguno de ellos colaborando
con Luisjo Gómez ya te habías adentrado en la
literatura con El legado del Valle; La cruz de Saraís
y Desde las tinieblas…yo creo que en un escritor todas las creaciones, estén
más o menos en la ficción o no…llegan a converger y más cuando “miran” a un
mismo escenario, ¿lugar…? ¿Qué nos puedes explicar, amigo?
-Correcto: El Legado del
Valle y la Cruz de Saraís son novelas históricas;
Desde las Tinieblas es una novela del género “negro”. Una mirada Distinta al
Valle de Boí y a la Alta Ribagorça la etiquetaría como de “cultura
divulgativa”. Pero, a pesar de que se desarrollan por infinidad de lugares a lo
largo de todo el Planeta, de que narran historias distintas e independientes
una de otra, efectivamente, todas ellas orbitan sobre un
mismo dentro de gravedad: EL VALLE DE BOÍ.
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