9788497438605_04_n_2.jpgCazarabet conversa con...   Jordi Badia, coautor de “Una mirada distinta al Valle de Boí y a la Alta Ribagorça” (Milenio)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Un viaje, diferentes y una mirada distinta al Valle de Boí y a la Alta Ribagorça.

Jordi Badia nos traslada a un Valle, el de Boí en la Alta Ribagorça,  que cada uno de nosotros encontrará muy diferente según cómo y con qué intenciones lo pasee, lo visite y lo contemple…

Todas las miradas encontrarán nuevos estímulos cada día…

Badia es quien piensa un libro que abre reflexión de reflexiones en torno a siete cuestiones…se sorprenderán y lo degustarán.

Francesc Ribes, Luisjo Gómez y la Dra. Milagros Guardia colaboran con Badia y nos muestran, también, su particular visión…

El libro congrega diferentes maneras de vivir, pensar, visitar, “ver y leer”  un entorno…y se encuentra muy bien editado, con gusto equilibrado…sin caer en las fáciles estridencias..

Aquello que nos explica la editorial Milenio del libro:

¿Cuántas sorpresas nos reserva todavía el Valle de Boí? El Pantocrátor de Sant Climent de Taüll, ¿fue censurado? ¿Cómo se convirtieron el Valle de Boí y gran parte de la Alta Ribagorça en un baluarte militarmente inexpugnable, a lo largo del Medievo? ¿Por qué en el Valle de Boí se produjo la mayor eclosión artística de Europa durante la Edad Media? ¿Cuál es el origen de las Fallas? La Alta Ribagorça, ¿sufrió expolio de obras de arte durante el siglo xx? ¿Existen vínculos entre el Valle de Boí y el antiguo Egipto? La ubicación de ciertos pueblos del Valle de Boí, ¿se debe a un tributo al cosmos? Respuestas sorprendentes en el primer compendio ecléctico que discurre en un recorrido a través del arte, la historia, las costumbres, las leyendas, los paisajes y, por encima de todo, del amor a la tierra.

Los autores las plumas de este excelente libro, muy diferente…

Jordi Badia Pérez (Barcelona, 1961), es diplomado en Ciencias Empresariales. Ejerce como empresario y gerente en diversas entidades. En el año 1997 quedó fascinado por el Valle de Boí, en la Alta Ribagorza. Desde entonces sus veranos transcurren allí, entre investigaciones acerca de la importancia militar del valle en la Edad Media, así como de una reinterpretacion del mensaje que nos dejó el arte románico para defender la necesidad de una reinterpretación del mensaje que nos legó. 

Luisjo Gómez Álvarez (Barcelona, 1961), ex poxeador y licenciado en Derecho, ejerce como abogado penalista. Con reconocida experiencia en la defensa de procesos criminales, es un gran aficionado a la lectura y a la historia, algo que le llevó a relacionar las inquietudes de su amigo sobre el valle, con determinados pasajes históricos. 

Milagros Guardia Pons es catedrática de Historia del Arte Medieval y profesora de la UB desde 1980. Desde 1987 hasta 1993 fue conservadora de las colecciones de Arte Románico del Museo Nacional d’Art de Catalunya (Barcelona). Es directora del grupo de investigación Ars Picta y miembro del IRCVM (Institut de Recerca de Cultures Medievals). Sus investigaciones se han centrado en el estudio de la pintura mural alto-medieval y románica en España y en el análisis de sus programas iconográficos. 

Francesc Ribes Juanati (Ca de Múria, Taüll, 1941), ex sacerdote que ingresó en el seminario en el año 1953 y fue ordenado en 1966, ejerciendo en distintas poblaciones leridanas. En el año 1978 se secularizó. Es licenciado en filosofía y letras por la Universidad Autónoma de Barcelona y catedrático de escuela secundaria. Ha trabajado como profesor de historia del arte, geografía, antropología, sociología y psicología. Es autor de varios libros sobre el Valle de Boí.

Los otros libros que “miran” a la Vall de Boí desde la pluma de Jordi Badia Pérez, lo que nos dicen…

El legado del valle:

Hace veinte años que Arnau Miró trabaja como gerente en un hotel de Butiaba (Uganda). Dos décadas antes había abandonado Barcelona con la intención de olvidar para siempre una serie de desgracias personales y de desencuentros sentimentales. Todo cambia el día que Arnau recibe una notificación notarial desde la Ciudad Condal en la que se le informa de la muerte de su tía, su único familiar vivo, y que él es el heredero universal de sus bienes. Cuando Arnau regresa a Barcelona para hacerse cargo de la herencia (la antigua casa familiar en el Valle de Boí) su vida experimenta una serie de conflictos, persecuciones y crímenes a causa de un misterio escondido entre las paredes de la casa del Valle.

La cruz de Saraís que escribe con Luisjo Gómez:

https://laslecturasdeguillermo.wordpress.com/2013/12/05/la-cruz-de-sarais-de-jordi-badia-y-luisjo-gomez/

También con Luisjo Gómez escribe, Desde las tinieblas:

El sargento Ramón Palau no sabe que está a punto de afrontar uno de los casos más extraños y macabros de su carrera. La policía de Barcelona está desconcertada ante la brutalidad de un asesinato cometido en un hotel de citas. Palau ha sido reclamado por los mandos superiores para que les ayude a resolver el caso. Pero esa víctima no es el único cadáver que van a encontrar. Todo indica que se enfrentan a un asesino que escapa a cualquier etiqueta imaginable. ¿Puede una maldición atravesar continentes y dejar un violento rastro de sangre a lo largo de los años?

 

 

Cazarabet conversa con Jordi Badia:

1111.jpeg-Amigo, ¿qué es aquello, más allá de la fascinación que sientes por “la Vall de Boí”, que te ha llevado a escribir este libro?

-Tras siete años de investigación amateur, llegué a la conclusión de que había que hacer algo con la ingente información que había recopilado. Corría el año 2009 cuando me propuse realizar lo que ahora, diez años más tarde, ha salido publicado. Porque, en ese momento, mi amigo Luisjo Gómez me convenció para novelar juntos una historia en base a los enigmas hallados, las preguntas sin respuesta que nos reserva el Valle de Boí. De ahí salieron tres novelas, ahora estamos escribiendo la cuarta. Entre tanto, nunca abandoné mi proyecto inicial, que poco a poco fue tomando forma hasta cristalizar el pasado Sant Jordi.

-Esa fascinación es muy integradora, desde un punto de vista holístico, de diversas maneras de experimentar este rincón verdaderamente idílico de la Alta Ribagorça, ¿no?

- Así es. Es un lugar que te asalta el alma desde distintos frentes. Es un dulce asalto, que si permites que se produzca te lleva a interactuar con el entorno, con la gente, con la historia… con un montón de cosas que, sumadas, configuran un “todo” muy sugerente.

-Ya no es tan solo la fascinación de este valle singular en cuanto al entorno natural…es algo más que está más o menos presente, como, incluso, en el aire…como en abstracto, ¿es así?

-Para mí sí. Y digo para mí porque son sensaciones muy subjetivas que se te clavan muy adentro. Cada vez que transito por El Pont de Suert en dirección al Valle, siento como mi vida se ensancha

-Pero ¿qué tiene de especial, para ti, ese rincón del Pirineo, la Vall de Boí?

-Como indico en la introducción del libro, la primera vez que llegue al Valle de Boí fue “como consecuencia de la im­periosa necesidad de pisar a fondo el acelerador de mi vida y huir a toda prisa de la ciudad, de los ruidos y del ajetreo, en una etapa en que mi alma clamaba dolor y amenazaba con quebrarse.” Estoy convencido de que estas sensaciones influyeron en mi percepción del Valle de Boí, cuando allí pude “reconstruirme desde la quietud, el silencio, la intros­pección y el reencuentro conmigo mismo.”

FOTO.Jordi-Badia-y-Luisjo-Gómez.jpg-Es tu curiosidad la que hace que te hagas tantas preguntas y la que te ayuda en todas tus “aventuras” desde la creatividad, la indagación…

-Es posible. Es mi carácter: ponerlo todo en cuestión, preguntarme por los orígenes, codearme con la incertidumbre cuando intento hallar respuestas y, no solo no las encuentro, sino que se erige otra nueva pregunta ante mí. Es un periplo sin fin.

-Estamos ante un libro que mira de manera diferente a la Vall de Boí, porque a simple vista –solo a simple vista—se podría confundir con una Guía, pero solamente a simple vista… es una libro-guía que nos acerca al arte, a las creencias, a la acción del hombre en torno a todo lo que le rodea---parece un poco, incluso, de mirada antropológica, etnográfica, etnológica…

-Así es. Yo la defino como una mirada ecléctica a un lugar único: arte, historia, costumbres, entorno natural, deporte, turismo, gastronomía, tradiciones, creencias… Un Valle en el que desde el siglo XIV hasta el XX apenas ocurrieron cosas, y eso lo hace sumamente atractivo, pues en algunos aspectos es casi la resulta de una fotografía de la Edad Media. Me niego a definir el libro como guía, a pesar de que, como bien dices, a primera vista lo pueda parecer. No hablo de rutas ni de excursiones, no narro parajes o describo poblaciones para los visitantes; intento dar explicación a esas particularidades del Valle que acaban por conquistarte el alma. 

-Un libro donde las manifestaciones artísticas, las orientaciones de los edificios que son verdaderas obras de arte y joyas del ingenio arquitectónico, donde los emplazamientos humanos, de lares de culto y demás…no están allí ubicados como al azar…están por algo…y ese algo... es un interruptor en ti y en tu curiosidad—en vosotros cuatro---y en todos los lectores….

-Nada está allí por casualidad. Todo estuvo preconcebido por razones que, en el siglo XXI, escapan a nuestra manera de pensar y de ver la vida. Desde la numerología, la cosmogonía, la religión, el esoterismo, el pensamiento antiguo, ¡hallas muchas respuestas a tantos “por qué”!

-En la Edad Media, aún con sus peores años oscuros y temerosos…este Valle cobró una fuerza que todavía palpita hoy, ¿verdad?; ¿qué nos puedes explicar? ¿Cuál es esa “fuerza de fuerzas”?

-Creo que ese es uno de los pilares del libro. Argumento que el Valle de Boí, durante la Edad Media, fue un lugar próspero, diferenciado, multicultural y avanzado socioculturalmente a la época. Además de un baluarte natural inexpugnable durante cuatro siglos, lo que lo convirtió en refugio para las mejores mentes y las más nobles cunas, en unos tiempos en que la morisma atenazaba la Península Ibérica y la cristiandad se enzarzaba en guerras y persecuciones, provocando diásporas muchas de las cuales luego se asentaron en el Valle de Boí.

Sisquet-823x1024.jpg-Hay cosas que nos cuentas y que son fascinantes –perdona pero hablo desde casi, remarco lo de casi, total ignorancia--como la orientación de los principales enclaves de “la Vall de Boí” que coincide con la Constelación de la Osa Mayor o la correspondencia con el Antiguo Egipto, ¿qué nos puedes explicar?

-El tributo que los antiguos asentamientos dieron al cosmos, y que con el tiempo han dado lugar a las poblaciones, ha sucedido en otros lugares. En Jerez de la Frontera, por ejemplo, la línea imaginaria que uniría las iglesias primitivas dibujaría la constelación de Dragón. Al parecer, los primeros pobladores fueron nómadas que en su viaje se guiaban por las estrellas. Cuando decidían asentarse en algún lugar, monumentalizaban su agradecimiento a las estrellas que les habían guiado, a las que consideraban dioses, emulando su forma en la tierra. En cuanto al nexo de ciertos grabados del Valle de Boí con el Antiguo Egipto, ¡Ahí están! A ojos de cualquiera que quiera ver, pero, lo más importante, de quien quiera preguntarse por qué están ahí. El Valle de Boí fue un lugar fronterizo, con intersección de caminos en la antigüedad altamente transitados. Allí llegaron viajeros venidos de toda Europa y Oriente Medio, con influencias que, en este caso, dejaron plasmadas en piedra patrones decorativos similares a otros usados en lugares distantes, cuyos orígenes más remotos los encontramos en el Antiguo Egipto.

¿Qué importancia tiene la traslación de “ese todo” en el Arte Románico? Porque el Arte Románico, particularmente, la verdad es que tiene como “esa importancia” que va más allá de lo bello… ¿qué tiene de especial que casi nos embriaga?

-Las pinturas románicas fueron eminentemente de naturaleza divulgativa para una población analfabeta. A diferencia de estilos posteriores, su razón de ser fue la de formar en la fe mediante el dibujo de escenas bíblicas, en su mayor parte. Murales con los que se decoraron las iglesias. Al ser el espacio limitado, y existir una gran cantidad de conceptos que difundir, los autores usaron la iconografía para sintetizar densos mensajes. Ese para mí es el factor que más me enamora. Como escribo en mi libro, “Es entonces cuando experimentamos la belleza de una obra, que va más allá de su mera contemplación. Radica en su comprensión, tanto en su globalidad como en cualquiera de sus elementos o de­talles alegóricos; y mejor cuanto más imperceptibles o difíciles de descifrar sean, es decir, aquellos que permitan descubrir ideas o conceptos escondidos exprofeso por el autor. Es una belleza intelec­tual la que se encuentra detrás de las imágenes; el fondo conceptual que encubre un pensamiento, una idea o un sentimiento.”

-La Alta Ribagorça y “la Vall de Boí” son lugares muy visitados por senderistas, amantes de la naturaleza, de la fotografía, del arte…pero a veces no sabemos ver o curiosear “esa otra u otras historias”, ¿no lo ves así?; ¿cómo nos podemos hacer partícipes de ella?—aparte de leyendo este libro—

-¡Hay que leer el libro! (jajajaja) Cierto. Dicen que solo encuentra aquel que sabe lo que busca. Yo pienso que hay cierta dejadez, por parte de los responsables de la promoción turística de la zona, en estos temas. Deberían establecerse, como en otros lugares hay, rutas para la reinterpretación de la historia, del arte, y, en especial en la Alta Ribagorça, para reencontrarse con el poderío militar que esa área geográfica tuvo en la Edad media: castillos, torres de defensa, puntos de vigilancia, etc.

imgHandler.ashx.jpg-En el aspecto militar, estos lugares, ¿en aquellos días ante qué se defendían y cómo se hicieron fuertes?

- En la baja Edad Media, el Pirineo fue la salvaguarda que Carlomagno diseñó para evitar el avance de la morisma en los territorios francos. Así que, en primer lugar, se defendían del acecho islámico. Pero también de sus propios “hermanos”. Muchos condados vecinos pugnaban por hacerse con el control del Valle, por lo que suponía como territorio altamente desarrollado. También hubo acechos desde el norte, desde lo que ahora es Francia, con vanos intentos de conquista en la pretensión de constituir un “Estado Pirenaico”.

-Pero no todo tiene vigencia de por vida y tal como los lugares van creciendo y tomando esplendor, después se va decreciendo…para quizás resurgir… ¿cómo lo ves?

-Es así, extrapolable a cualquier ámbito. Nacer, crecer, menguar y morir. Primavera, verano, otoño e invierno. Nada terreno es eterno.

-Y la vida y el pálpito de toda “esa Vall” viven, resurgen, crecen, decrecen, evolucionan también como en consonancia…

-Efectivamente, la historia del Valle de Boí nos dice que pasó de la nada, a algo, luego a mucho, y más adelante a una decadencia de más de setecientos años para, se súbito, hace apenas setenta años, resurgir y convertirse de nuevo en un lugar próspero.

-Las fallas, “flames”, foc, fuegos tienen un origen un poco particular, ¿qué simbolizan?

-En el pensamiento arcaico el fuego era uno de los cuatro elementos de la naturaleza, junto al agua, a la tierra y al agua. El control del fuego -saber cómo generarlo y apagarlo- fue tal vez el mayor descubrimiento de la humanidad. Luz, confort térmico, cocción de alimentos, fueron los primeros beneficios que las comunidades primitivas obtuvieron. Tal fue así, que se veneró como algo consustancial a diversas creencias, y formó parte de ritos de todo tipo. A nivel militar, supuso inicialmente un vehículo de comunicación de mensajes y, luego, una herramienta para la guerra. En las festividades del solsticio es habitual realizar festejos en base al fuego, que siempre se ha equiparado a la purificación. Disipar males, ahuyentar a los malos espíritus, rogar por las buenas cosechas o por una climatología benigna, celebrar la llegada del buen tiempo… En mi libro argumento el origen militar de las Fallas pirenaicas, en concreto las del Valle de Boí, y que ahora constituyen uno de los reclamos turísticos más importantes de la zona.

¿Qué importancia cobra esa alianza entre la nobleza y el clérigo que tan a menudo se dan la mano para conseguir asentarse, ayudarse, no perderse…?

 -¡Bueno, es la mayor sinergia de la Historia! Eso es algo que se ha producido en todo el Mapamundi. El poder religioso y militar han caminado siempre de la mano. Se han retroalimentado para conseguir sus respectivos objetivos. Incluso ahora, en que los estados más desarrollados se definen como laicos, arrastramos herencias de épocas pasadas en que la política y la fe se condicionaban recíprocamente. Cierto es que, en el pasado, y es solo mi opinión, gracias a ese entendimiento el Mundo pudo prosperar con paso firme. La cultura quedaba reservada a los clérigos, la fuerza a la nobleza. La unión de ambas determinó el devenir de las civilizaciones. El Valle de Boí no fue ajeno a ello, y la población se vio beneficiada, aunque también atenazada, por el soporte cultural de los monjes y la salvaguarda de la milicia.

-¿Cómo ha sido escribir este libro, teniendo en cuenta “esas otras tres miradas” como las de la Dra Milagros, Francesc Ribes y Luisjo Gómez…?¿qué te aportan cada uno de ellos?

-Milagros aporta el rigor científico; Francesc la voz desde el interior del Valle de Boí; Luisjo la mirada “amiga” de aquel con el que he escrito tres novelas y con quien estoy escribiendo la cuarta en estos momentos.

-Anteriormente y alguno de ellos colaborando con Luisjo Gómez ya te habías adentrado en la literatura con El legado del Valle; La cruz de Saraís y Desde las tinieblas…yo creo que en un escritor todas las creaciones, estén más o menos en la ficción o no…llegan a converger y más cuando “miran” a un mismo escenario, ¿lugar…? ¿Qué nos puedes explicar, amigo?

-Correcto: El Legado del Valle y la Cruz de Saraís son novelas históricas; Desde las Tinieblas es una novela del género “negro”. Una mirada Distinta al Valle de Boí y a la Alta Ribagorça la etiquetaría como de “cultura divulgativa”. Pero, a pesar de que se desarrollan por infinidad de lugares a lo largo de todo el Planeta, de que narran historias distintas e independientes una de otra, efectivamente, todas ellas orbitan sobre un mismo dentro de gravedad: EL VALLE DE BOÍ.

 

 

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