La
Librería de El Sueño Igualitario
Miguel Mena nos propone desde Prensas
Universitarias de Zaragoza un viaje exquisito en todos los sentidos para sentir
esta tierra, Aragón, que lo tiene todo.
Forma parte de la colección Literatura
de Prensas universitarias de Zaragoza.
La sinopsis de este libro:
Este viaje comienza en agosto de 1991,
en el valle de Ordesa, y finaliza veinticinco años después, en una pequeña
aldea de Teruel. Abarca un recorrido físico y un recorrido emocional, un
paisaje de bosques, páramos y barrancos, un compendio humano y un repaso
literario. Hay reflexión, humor, ternura, melancolía, gozo y el sufrimiento
bajo el sol que conocen bien los ciclistas. De fondo suenan los Ramones y el
Dúo Dinámico, Bunbury, Amaral y Labordeta. Una vista
panorámica que empieza con una pincelada naif y se convierte luego en un cuadro
expresionista.
http://puz.unizar.es/detalle/1940/Un+viaje+aragon%E9s-0.html
Miguel Mena:
Es periodista
y escritor. Trabaja desde hace treinta años como locutor en Radio Zaragoza
(Cadena SER), ciudad en la que reside desde el año 1983. Durante un tiempo
también fue voz en esta ciudad de las emisoras 40 Principales y Cadena Dial.
Actualmente dirige el magazine de fin de semana "A vivir Aragón".
Colaborador habitual en las revistas La Magia de Viajar, Aragón Rutas, y en el
suplemento Artes&Letras del diario Heraldo de
Aragón. Ha publicado novelas, libros de viaje y relatos, de entre los que cabe
destacar títulos como Paisaje del ciclista (1993), Bendita calamidad (1994),
Por las ramas(1995), El escondite inglés (1997), Onda media (1999), Cambio de
marcha (2000), Una nube de periodistas (2001), 1863 pasos (2005), Días sin
tregua (Premio Málaga de Novela 2005), Piedad (2008),Alerta Bécquer (2011) o
Todas las miradas del mundo (2012). En 2006 fue nombrado Hijo Adoptivo
de la ciudad de Zaragoza.
Conócelo más: http://www.miguelmena.com/
Cazarabet conversa con Miguel Mena:
-Estamos
ante “Un viaje” que, en realidad son dos viajes porque uno , el primero,
tuviste el placer de realizarlo, iniciáticamente varios años atrás y el más
reciente hace muy poco, ¿no?; ¿qué te hizo volver sobre este viaje tuyo?; ¿Qué
fue lo que te dio ese resorte de salir del escritorio y volver sobre los pasos
que dejaste atrás….?
- En 1991 atravesé
Aragón en bicicleta por pura casualidad. Tenía una semana de vacaciones, ningún
compromiso, total libertad y una fiebre absoluta por la bicicleta de montaña.
Se me ocurrió hacer aquel viaje, en ningún momento pensé en escribir un libro,
pero luego los amigos me animaron, se publicó “Paisaje del ciclista” y eso es
lo que de alguna manera perpetuó aquellos días y supuso el resorte para querer
repetir la experiencia muchos años después.
-Pero, Miguel, ¿nos puedes comentar desde
dónde sale este libro?, te pregunto sobre el por qué de realizar el mismo
trayecto de viaje que, luego, trasladas al papel en negro sobre blanco…
- Este libro sale de
mi curiosidad por observar el paso el tiempo en los lugares por donde pasé y en
mí mismo. Quería revivir lo mismo, de la misma forma, en la misma época, y
comparar el entonces y el ahora. En suma, reflexionar sobre el paso de los
años, sobre lo que cambia y lo que permanece inmutable, sobre el paisaje, sobre
la vida.
-¿Cuánto te ha llevado este Viaje y su
posterior traslación a la escritura?
-El primer viaje lo hice en ocho días y en el segundo empleé uno
menos. En ambos casos, contarlo me llevó un año de trabajo. Una semana para
atravesar Aragón y doce meses para escribirlo
-Es frecuente ver a dos amigos pasear, me
refiero a un humano y un “perruno”…pero
es el perro el que pasea al humano y no al contrario. Tú que has paseado mucho
por estas tierras que conforman Aragón… ¿te has sentido paseado o paseador?
-He paseado mucho por Aragón sin más compañía que mi bicicleta. He
pasado muchas horas de soledad por sitios en los que no me cruzaba con nadie.
Nunca me he aburrido. Jamás. Ni un solo instante. He sido paseador de mi bici
cuando había que llanear o subir y he sido gratamente paseado por ella cuando
llegaban los descensos. Y aunque hablo en singular, ya son unas cuantas bicis
las que me han llevado de aquí para allá. Todas las conservo porque viví
momentos inolvidables con ellas y cuando les ha llegado la edad del retiro he
sido incapaz de desprenderme de ellas. Ahora la más joven me sigue llevando por
los caminos y las otras gozan de un merecido descanso en mi casa del pueblo.
-¿Para ti es una necesidad ese silencio de la
tierra y del resto de elementos solamente rota por nuestras andanzas llenas de
curiosidades: exigentes y nada satisfechas(o poco satisfechas)?
-Aprecio el silencio y lo disfruto, pero no lo considero una
necesidad. También me gusta oír que se rompe con unas campanadas lejanas o con
el paso de un rebaño, de un tractor, incluso de un avión que cruza veloz sin
enterarse de la vida al ras del suelo.
-Pero es un
libro que más que “de viajes” es más de vivencias, de encuentros,
descubrimientos y muchos reencuentros. ¿Lo vives así?, ¿lo sientes así?
-Para mí viajar no es coger un avión que unas horas después me dejará
en Ammán o en Nueva York. Eso es trasladarse. El viaje es eso que dices: la
gente que encuentras, lo que descubres, las vivencias. Y para ello no hace
falta ir muy lejos, pero sí es necesario tener los ojos y los oídos muy
abiertos.
-Cuando decidiste salir a este reencuentro
viajero por Aragón. ¿Qué esperabas?; ¿te has encontrado con alguna sorpresa?
-Esperaba disfrutar de la experiencia tanto o más que la primera vez. Sorpresas
encontré pocas porque más o menos ya conocía los cambios que se habían
producido en muchos de los lugares por donde volvería a transitar.
-Es el mismo trazado y las mismas condiciones,
pero tú ¿cómo te encontrabas de ánimos y de condición física porque los años, nos pasan en balde?
-De ánimo y de condición física me encontraba bien. Hago bicicleta en
plan deportivo, no precisamente de paseo, todas las semanas del año sin excepción,
un mínimo de dos horas y desde hace más de treinta años. Esto es un usual en
muchos ciclistas que puedes ver cada fin de semana, gente de sesenta y setenta
años. La única condición que había empeorado para mí era mi disponibilidad de
tiempo, ya que por mis circunstancias familiares, con un hijo cien por cien dependiente, la libertad de movimientos se ve muy
condicionada durante todo el año y muy especialmente en verano. De no haber
contado con ayuda externa no habría podido hacer el viaje.
-El viaje lo realizas en verano. Bueno para
ciertas zonas es la mejor zona, pero luego hay mucha gente en las carreteras
conduciendo de vacaciones y también, y en unas zonas más que en otras, mucho
calor….¿Cómo te lo hiciste para hacerle frente a
esto?
-En 1991 lo hice en agosto porque era cuando tenía unos días de
vacaciones. En 2016 lo repetí en las mismas fechas por una mezcla de honestidad
y cabezonería: me pareció que me engañaba a mí mismo si lo trasladaba a otro
mes. Tenía que ser todo como entonces: mismas condiciones y misma época. Pasé
mucho calor. Todos los días a partir del mediodía el calor era insoportable.
Hasta esa hora iba más o menos bien. Me lo tomé con calma y con litros y litros
de agua. Lo importante era hidratarme bien, pero confieso que pasé algunos
malos ratos y que jamás lo volveré a hacer en agosto.
-¿Cómo fue la planificación para ambos viajes;
qué diferencias debiste de afrontar en uno respecto al otro?
-El primer viaje apenas lo planifiqué. Tenía un itinerario más o menos
pensado que podía adaptando sobre la marcha. En el segundo todo estuvo más
planificado: reservas de alojamiento, entrenamientos previos, etc. Pero a la
hora de la verdad, en un viaje en bici mandan las piernas y la cabeza, la
capacidad de pedalear y de resistir en los malos momentos.
-Me encanta la portada que juega con esa
dualidad temporal….con ese colorido que da ganas de hacerse un poster… ¿Cómo
fue entenderse tan bien con David Guirao?, es que ha captado muy, muy bien lo
que fue y es este viaje…porque los viajes perduran, mientras perdure nuestra
memoria…
-David Guirao me mandó tres bocetos de
prueba para darme a elegir la portada definitiva. No lo dudé ni un minuto: el
elegido representaba mejor que ningún otro el viaje, el paso el tiempo y el
tono reflexivo que tiene la segunda parte. Me encanta esa portada y tener algo
ilustrado por David me hace especial ilusión.
-La música ,
¿por qué tiene ese presente tan marcado, tan presente y, a la vez, tan variado?. Creo que se nota mucho que trabajas en la radio…
-Fui locutor de programas musicales durante catorce años y la música
no ha dejado de tener importancia en todos mis programas, sean del tipo que
sean. Conservo más de ocho mil vinilos de los años 60, 70 y 80, y más de dos
mil compactdiscs de los años sucesivos. Para mí la
música es esencial, también está presente en algunas de mis novelas, y no podía
estar ausente de este viaje.
-Aragón es una amplio territorio descarado, de
mucho carácter; muy variado y lleno de sorpresas…quizás ante esta ecuación,
para despejarla, lo que más nos hace falta es creérnoslo, valorarlo y,
sobretodo, valorarlo…
- Al no ser aragonés
de nacimiento, creo que contemplo el territorio con otra mirada. Una cosa que
me sorprendía mucho cuando viajaba por Aragón en los años 80 y 90 era que muy pocos
zaragozanos lo hacían. Yo veía que iban a sus pueblos de origen y luego como
mucho a Jaca, pero el resto del territorio, de no tener relación con él, no lo
frecuentaban. Una de mis obsesiones en los programas, ya a finales de los 80,
era decirles a los zaragozanos que tenían que viajar por todo el territorio
aragonés, no solo por sus pueblos y por el Pirineo. Que tenían que conocerlo
mejor y de paso generar riqueza en él a través del turismo. Por fortuna, creo
que poco a poco se va consiguiendo, pero aún falta mucho. Es un territorio
lleno de sorpresas y tan vacío que hay que sacarle partido a ese enorme espacio
que no existe en otros lugares de Europa.
-Pero sin conocimiento, las más de las veces
lo que hay es dejadez en la estima y en la emoción que despiertan las tierras,
¿lo ves así?
-Totalmente de acuerdo. Esta muy bien viajar al otro extremo del
mundo, pero está muy mal que antes no te hayas preocupado de conocer todos los
barrios de tu ciudad, todas las comarcas de tu provincia, todas las provincias
de tu región, etc, etc. Perderte las cosas que tienes
cerca es poco inteligente.
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