La
Librería de Cazarabet
Un libro
de relatos sugerentes, sublimes y repletos de exultante sensibilidad desde la
pluma de Isidro Carbonell.
Son algo
más que relatos son cuentos, repletos de un fabulismo embriagador.
Lo que
nos dice Edisi de este libro de relatos:
El autor:
Carlos Isidro Fernández Carbonell
(Castellón, 1978), es un auténtico cuentista. No, no nos malinterpreten: nada
de mentiras, solo ficción. Nada de engaños, solo fantasía. Nada de cuentos
chinos, ni de Calleja… solo sus propios cuentos. Su larga producción literaria
siempre ha estado ligada al cuento y al microcuento:
ganador de los concursos de microrrelatos de Cadena
Ser Castellón (2009-2014), así como de Cuenta 140 de “El Cultural” (2011 y
2015), ha participado en obras corales de cuentos con diversas editoriales.
Finalmente, en 2015 tenemos la oportunidad de contar sus cuentos, de posar
nuestros ojos en sus hojas y editar “Tus ojos en mis hojas”, un compendio de
relatos con muchas lecturas, que navegan entre lo sobrenatural y sobre lo
natural, que atemorizan la sonrisa y se ríen del terror.
Cazarabet
conversa con Isidro Fernández Carbonell:
-Isidro
en este libro de relatos, bien podría ser, también, de fábulas, cuentos…
-El libro es pequeño, apenas cien páginas, pero en él
hay relatos, cuentos, que se llevan entre sí varios años; en él aparecen
reflejadas quizá formas diferentes de afrontar esa escritura de relatos.
-Pero tiene, también
ciertos tintes de prosa poética, ¿no es así?
-Sí, así es. En muchas ocasiones, cuando comienzo un
relato no sé cómo lo quiero acabar y se convierte en casi un ejercicio de
escritura libre, sin brújula. En algunas ocasiones me agrada el sentimiento que
reflejan o el que me llevaron a escribirlo y hace que hayan llegado a aparecer
en este libro aun no siendo realmente relatos con su nudo, planteamiento y
desenlace, o con esa suprahistoria que siempre se
trata de transmitir con un microrrelato.
-¿Leías, te leyeron muchas
fábulas o cuentos relacionados con la naturaleza?(me
refiero a la naturaleza como tal, pero también, quizás más adelante a la
naturaleza humana, y aquí entra mucho la filosofía)
-He leído mucho, no tanto como quisiera, pero de
bastantes tipos de fuentes, desde muy niño; bastante antes de ser consciente de
cómo ampliaba mi mundo la lectura, de cómo me sosegaba, de cómo me lanzaba
lejos o me hacía girar la cara y ver lo cerca que estaban las respuestas.
-Lo digo porque, todo el
conjunto de relatos, en sí tiene a ver con guiños constantes a cierto
romanticismo, cierto sentimiento recogido en miles y miles de hojas cada una de
un árbol, de una rama…levantada por una ventisca diferente y diferencial…
-Me alegra que así lo hayas percibido. Como escritor
es un fracaso cuando no conecto, no me comunico con una parte de mí que en ese
momento siente que tiene que ser contada. Es lo que me mueve a escribir y
mentiría si digo que siempre lo consigo. El que tú, como lectora, percibas
emoción en esas letras es algo que me reconcilia un tanto con mi labor.
-Además, cuéntanos, cuál es
la historia que se recoge detrás de la portada desde el pincel de Liz Gera…
-Encontré una imagen en internet que me pareció
adecuada. Pude ponerme en contacto con la autora, una joven ilustradora
norteamericana y ella, de un modo totalmente desinteresado, hizo el trabajo de
adaptarla para que pudiera ser utilizada en esta portada. Fue uno de los muchos
aspectos positivos de este libro, el encontrarme con verdaderos artistas dispuestos
a ceder su obra y su trabajo por pura solidaridad y generosidad.
-¿Por qué te metes ¡en este mundo tan difícil
como el de los relatos, pero siendo, a la vez, cuentita y fabulador….?.¿Te sientes un poco Trovador?
-El sueño de escribir creo que siempre ha bullido en
mí, también un continuo pendular entre el sentirme capaz de hacerlo y confiado
de mi capacidad y el sentirme totalmente inseguro y con ganas de poder librarme
de la “enfermedad” de escribir. Escribir microrrelatos
fue como dar los primeros pasos en la creación de historias. Era un modo fácil
de experimentar con mi capacidad para ello y también un modo de crear una
cierta rutina. Y la multitud de concursos que existen sobre el tema facilita
que, si lo deseas, continuamente te puedas probar a ti mismo. No lo había
pensado, pero en cierto modo sí que puede decirse que me siento un poco
trovador; relato mis historias acostumbrado a no esperar demasiada respuesta
del público. Aun dándose de vez en cuando pequeñas grandes alegrías como el que
una editorial quisiera publicar un libro con ellas.
-Es muy difícil plasmar en
pocas palabras un cuento, armándolo, encajándolo y
dejándolo terminado (de manera más o menos abierta). Por eso, desde aquí
valoramos sobre manera al cuentista, relatista…
-Como dije antes, soy muy inseguro y, en ocasiones, me
siento iluminado por la luz que veo desprender de mis relatos y, en otras,
totalmente apagado. Pero me doy cuenta que, hoy por hoy, resultan mucho más
fácil para mí las historias cortas que las largas. Como si un relato fuera una
agradable y breve siesta después de comer y, por ejemplo, una novela me
supusiera tener que estar en coma durante varios meses. Ante esa posibilidad
siento que enfrentarme a una novela sería como entrar en un laberinto que me
asusta y me bloquea.
-Me da que te gusta jugar
con las palabras y con el lector…pero me da esa impresión porque, sobre todo,
te gusta jugar a ti, de salida, como escritor. ¿Qué nos puedes reflexionar?
-Nunca he sido lector de relatos cortos hasta hace
poco, pero lo que creo que he llegado a aprender es que, en ese tipo de
literatura, lector y escritor tienen que trabajar casi lo mismo. Es el lector
el que tiene que acabar de imaginar una historia, un mundo, que el escritor
apenas ha bosquejado. Es un trabajo a medias.
-Son
cuentos, relatos, fábulas que “remueven” un poco o un mucho las conciencias…
¿es eso lo que pretendes?
-Supongo que, al final, uno trata de escribir lo que
le gusta como lector. No pretendo contar nada nuevo pero trato que mi propio
filtro no lo pasen historias que, como antes dije, no me conmuevan en algún
pequeño aspecto.
-Me da, también, querido
Isidro que últimamente los animales y ciertas fabulaciones pueden inspirar
mejores cuentos y hasta mejores sentimientos que los humanos… ¿Qué nos puedes
comentar?
-Es un modo quizá menos complicado para expresar
ciertas cosas, más simple. No lo sé con certeza. Recuerdo que las que quizá
fueran las primeras historias que escribí estaban protagonizadas por
bolígrafos, grapadoras o clips: los compañeros de mi trabajo en una oficina.
-En conjunto tus relatos
dan que pensar que todo es muy frágil, pero que en la misma
fragilidad está la fuerza y “cierto magnetismo”….
-Es curioso que hayas extraído esa conclusión y, en
cierto modo, me alegra. Es un poco aventurado resumirlo así, pero puede que,
para mí, la vida sea algo parecido a eso: un frágil equilibrio a través del que
caminamos por un desfiladero sin fin. Un finísimo hilo que nos sujeta pero al
que no se puede abarcar con palabras ni ver con claridad, como si quisiéramos
enfocar una sombra con una linterna.
-No sé parece que beban de
cierta filosofía budista en la que en todo lo bueno hay algo de malo y al
contrario…
-O quizá mi manera de rebelarme ante lo plana que
puede parecer a veces la vida. No lo sé.
-Es fácil así ver, notar,
palpar, sentir y crear en cada hoja la historia de unos ojos…
-Qué decir. Me alegra mucho que así te lo parezca, que
a eso te muevan mis relatos.
-Isidro, ¿estás trabajando
en alguna cosa en la actualidad que alimente nuestras ansias de seguir leyendo
tus relatos con buena dosis de fábula y cuento?
-Sigo escribiendo con cierta
asiduidad microrrelatos, también cuentos un poco más
largos. Me encantaría ser capaz de escribir una novela de la que sentirme
orgulloso. Pero me temo que, para eso, todavía falta bastante.
22988
Tus ojos en mis hojas. Isidro Carbonell
94 páginas
10,00 euros
Edisi
Editorial EDISI presenta un
nuevo libro. “Tus ojos en mis hojas”, del escritor Isidro Carbonell.
Un libro de relatos cortos lleno de magia, con el que viajarás a través de las
historias, contadas por Isidro, de una manera que te encandilarán. Cuentos,
historias que te llegarán al corazón, porque seguro que alguna, o muchas de
ellas, la habrás vivido en tu propia existencia.
Carlos Isidro Fernández Carbonell (Castellón,
1978), es un auténtico cuentista. No, no nos malinterpreten: nada de mentiras,
solo ficción. Nada de engaños, solo fantasía. Nada de cuentos chinos, ni de
Calleja… solo sus propios cuentos. Su larga producción literaria siempre ha
estado ligada al cuento y al microcuento: ganador de
los concursos de microrrelatos de Cadena Ser
Castellón (2009-2014), así como de Cuenta 140 de “El Cultural” (2011 y 2015),
ha participado en obras corales de cuentos con diversas editoriales. Finalmente,
en 2015 tenemos la oportunidad de contar sus cuentos, de posar nuestros ojos en
sus hojas y editar “Tus ojos en mis hojas”, un compendio de relatos con muchas
lecturas, que navegan entre lo sobrenatural y sobre lo natural, que atemorizan
la sonrisa y se ríen del terror.
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