51MT0zRyTOL._SX362_BO1,204,203,200_.jpgCazarabet conversa con...  Jaume Guillamet, editor del libro “La transición de la prensa. El comportamiento político de diarios y periodistas” (Universitat de València)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Publicacions de la Universitat de València se acerca a ese proceso de cambios desde lo que conocemos como “la transición”.

El libro, escrito, desde la analítica, la investigación y la reflexión de Jaume Guillamet que es el encargado de cuidar la edición dentro de la Colección Història Oberta.

La sinopsis del libro, editado por Publicacions de la Universitat de València:

El libro aporta un análisis introductorio de las condiciones políticas, legales, judiciales y profesionales en que se produjo la transición de la prensa, así como reflexiones de periodistas y políticos sobre el comportamiento y la relación entre unos y otros. Se completa con un epílogo sobre los límites y excesos del llamado «parlamento de papel».

La prensa tuvo un protagonismo destacado durante el proceso de la transición democrática en España, que en esta obra es analizado de forma individual en la conducta informativa y política observada por los principales diarios. Por una parte, aquellos que ya se publicaban desde antes de la Guerra Civil, como La Vanguardia Española de Barcelona, ABC, Informaciones y Ya de Madrid, así como los dos principales órganos del Movimiento Nacional en la capital, el matutino Arriba y el vespertino sindical Pueblo, y el franquista El Alcázar. Por otra parte, nuevos periódicos aparecidos en los meses posteriores a la muerte del dictador Francisco Franco, como Avui en Barcelona, El País y Diario 16 en Madrid, Deia en Bilbao y Egin en Hernani (Guipúzcoa). El libro aporta un análisis introductorio de las condiciones políticas, legales, judiciales y profesionales en que se produjo la transición de la prensa, así como reflexiones de periodistas y políticos sobre el comportamiento y la relación entre unos y otros. Se completa con un epílogo sobre los límites y excesos del llamado «parlamento de papel».

 

 

Cazarabet conversa con Jaume Guillamet, el catedrático y periodista que encontramos como “cuidador” de esta edición:

guillamet2.jpg-Amigo Jaume, el mundo de la prensa y del periodismo, así de quien practican este oficio, se encuentra en constante evolución… ¿es por eso que es necesario el plantarse y analizar la trayectoria del trabajo, del cómo se hace….?

-Naturalmente. Todo oficio ligado a la comunicación tiene que replantearse continuamente sus formas y rutinas de trabajo, en especial los que tienen que ver con la información porque está en juego la calidad democrática de una sociedad, que no puede sentirse libre sin una información suficientemente rigurosa.

-Es durante y en los períodos tan trascendentes como el de la transición necesario pararse a pensar en ellos desde el periodismo, desde el trabajo de contar lo que acontece…es en esos momentos más importante que nunca…me refiero a la importancia que da en el plano social…

-Sí. La Transición supuso una renovación del pacto social entre españoles, y se hizo con la connivencia de una prensa diaria posibilista y en cierto modo conformista que contribuyó a lo que Manuel Vázquez Montalbán llamó un “pacto de debilidades” entre el reformismo franquista y las fuerzas de izquierda. El ‘transfranquismo’ consiguió legitimarse sin tener que rendir cuentas a cambio de dar reconocimiento y legitimidad política a las fuerzas entonces marxistas, PCE incluido. No estuvo mal pero fue un pacto entre élites que olvidó, por ejemplo, la reconciliación con la legalidad republicana, el dolor infligido a los perdedores de la GC y la asunción de responsabilidades por aquella parte del franquismo que delinquió, torturó y llegó incluso a asesinar. Una parte del periodismo fue cómplice en mirar solo hacia el futuro.

-Aunque el propio trabajo del periodismo estuvo también dentro de la transición, ¿no es así? porque es un trabajo, un oficio que  consiste en contar lo que pasa y claro esto te hace estar en constante contacto e interacción con la realidad social y/o política… ¿cómo lo puedes reflexionar?

-Al periodismo accedió una generación joven, recién salida de las facultades, que en poco tiempo tuvo un papel muy importante dentro de la dirección de los medios informativos. Es llamativa la cantidad de directivos jóvenes que se podían encontrar entonces en los diarios, revistas, radios y televisiones. Esta generación de periodistas no estaba lejos de los jóvenes que se dedicaban a la política de forma profesional, de forma que confluyeron a la vez dos oleadas de intereses que durante años han seguido coordinados en cierta forma. 

El oficio del periodismo, en general, quedó marcado en la Transición por esa voluntad política activa de apoyar los cambios democráticos, intervenir y aceptar los modelos posibilistas encarnados en la UCD y el primer PSOE, también por el respaldo acrítico a una monarquía de origen franquista...etc. Se generó un marco profesional con algunas tendencias claras, no siempre positivas, que han ido marcando el devenir de la profesión no siempre acertado, más en unos ámbitos (televisión informativa, prensa... que en otros, como en la radio) Hay periodistas que todavía quieren influir de forma clara en la acción política, un sesgo muy español, muy tradicional, que la Transición en lugar de revisar todavía acentuó más. 

780_008_1787615_a858f781f63.jpg-Aunque contar “esa realidad”, “la realidad”, ¿cuesta y más en el tiempo de la transición?. Sí vivirlo en directo es lo mejor, pero en aquel momento es como si “la información” te sobrepasase…más o menos es lo que acontece ahora, (aunque hoy en día con las nuevas propuestas tecnológicas de llegar al lector, oyente, televidente se renueva la información mucho más ágilmente; antes esto no podía ser….)

-Hoy la información es ambiental. Sobre la Transición hemos olvidado algunos hechos que tuvieron una gran influencia y que solo se tienen presente si se vivió en directo el momento. Por ejemplo, el miedo cotidiano. La terrible incertidumbre e incluso la incredulidad de que pudiera producirse una auténtica reforma democrática. El ruido de sables, la experiencia directa y cercanísima de la represión franquista, hicieron imposible ningún tipo de reparación política o comisión de la Verdad, que en general hoy se aceptan como parte insoslayable de cualquier procedimiento de transición a una democracia. 

-Amigo, mirar a la transición al cabo de los años, tomando el pulso desde el oficio del periodismo ¿se puede hacer de otra manera? porque reflexionar plena y críticamente,¿ se pudo en aquellos días, en aquellos momentos, con las herramientas que tenía entonces el periodista o era mucho más difícil?.

-Claro que se podría haber hecho. La prensa no diaria fue más crítica y puso más distancia con los discursos políticos conformistas establecidos que la prensa diaria y la televisión, que expandieron la visión oficialista por doquier. Si a esto le unimos una gran masa acrítica producto de una educación conservadora que llevaba décadas en marcha, encontramos una situación que los politicólogos, en general, equiparan a la Transición brasileña, un golpe de estado que se deshace al cabo del tiempo desde dentro del sistema y sin asumir ningún tipo de responsabilidades ni política ni penales. Casi ningún partido democrático se opuso en su momento.

-¿Es más fácil, hoy, contar lo que pasa de inmediato? Y así también, de manera como más ágil, llegan las reflexiones, críticas y demás…o simplemente es diferente. .-Para uno que ha practicado el periodismo en aquellos años y ahora será diferente, pero si se es positivo se sacan lecturas muy positivas del trabajo de entonces y del de ahora…a cada tiempo…

-No, hoy es más difícil “contar lo que pasa”, aunque no sean escenarios comparables. Han aparecido una serie de elementos nuevos, como Internet o las redes sociales, que han descabalgado a los medios informativos de ser los únicos emisores de información. Ha cambiado completamente la estructura de la recepción de la información y el papel de los medios, mucho menos decisivo que entonces. Hoy buena parte de la sociedad no quiere tanto informarse como que se le confirmen sus creencias. Los hechos interesan menos que entonces. Y menos que las opiniones.

jaume-guillamet.jpg-En los tiempos de la transición no había tanto “apremio” a contar lo que pasaba, lo que acontecía, ¿verdad?; ¿influía eso en el momento de “hacer periodismo” y en la receptibilidad?;( Eso ha ido surgiendo con los años, con las nuevas tecnologías…). Pero el lector, la lectora; la oyente, el oyente; el telespectador o la telespectadora debían de tener la misma necesidad de “querer saber”, querer estar al día, informados y con la opinión de cómo más mejor, era así?, ¿se percibe hoy todavía así?

-En la Transición se disparó el consumo de información, que ahora está especialmente bajo. Fue una época dorada en cuanto al  interés general por la información, que provenía del largo descrédito que sufrieron los medios oficialistas durante la dictadura franquista. Sin embargo, esta época de credibilidad respecto a la información, que se concentra en un puñado de medios y en la radio, por ejemplo, dura unos pocos años porque empiezan a darse procesos de concentración empresarial en la prensa que dañarán su credibilidad. De nuevo la prensa se ve como una parte de la política, y pierde algo de interés. 

-Cómo crees, así, mirado en general, y con la perspectiva que da el tiempo… ¿cómo crees que aconteció el oficio del periodismo en el proceso de la transición?, ¿estuvo, por decirlo de alguna manera, a la altura de las circunstancias históricas? Porque el momento era muy, muy importante históricamente hablando…

-Creo que ya he respondido esto

-¿Cómo era “ser periodista” en aquellos días tan importantes históricamente hablando?

-Más trascendente, porque lo que estaba en juego era el mismísimo futuro o posibilidad de alcanzar una normalidad democrática equiparable a Europa, algo que se consiguió en términos formales. Pero por eso mismo, por el miedo y las pocas expectativas, los cambios fueron muy cortos, muy limitados. Ni la policía, ni la judicatura, ni las grandes empresas… Nadie asumió los crímenes de un sistema político atroz y dictatorial. Una transición, como se ha dicho, a la brasileña. 

-Hoy en día ya se cuestionan muchos de los pasos que se dieron en la transición (decisiones, acuerdos y demás); digo hoy en día porque hasta no hace mucho tiempo la mayoría de los llamados “creadores de información” la ponían como “un ejemplo”. ¿Cómo influyó el oficio del periodismo en el calificativo que ha acompañado a la transición como modélica?; ¿qué le ha pasado al propio oficio del periodismo para crear o reflejar las dudas sobre “la ejemplaridad” de la transición?;

-En los años siguientes a la transición, al ver que el PSOE estaba en el poder y se entraba sin problemas en la UE, se extendió una visión optimista sobre nuestra Transición que se llegó a vender como modélica, por mucho que los historiadores de las transiciones políticas, más bien, la asociaban a la brasileña, esto es, una dictadura que se reforma desde dentro. Esta visión fue mantenida a la vez por los políticos en activo y por buena parte del periodismo, unas élites que en buena parte obviaron las opiniones de la ciudadanía, que tras comprobar que la legitimidad de la II República era olvidada (con la excepción de Josep Tarradellas) y que la vida cotidiana era muy difícil(crisis, inflación, Pactos de la Moncloa, ajustes de Boyer, referéndum para permanecer en la OTAN, falta de depuración judicial-policial-militar etc.) fueron claramente reticentes. 

Por eso ahora, tras el movimiento del 15M, se remarcan las insuficiencias de aquella Transición, ahora renombrada como la primera Transición, una argucia semántica que permite hablar de la necesaria, la segunda Transición, que tendría algunos pilares básicos, por ejemplo, cuestionar el mantenimiento de la Monarquía. El periodismo, al menos en la prensa diaria, siempre ha defendido y exagerado las bondades de la Transición. La prensa no diaria, en general, fue mucho más reticente, aunque con el tiempo, desde los años 90, esta prensa se ha debilitado tanto que ha dejado de tener trascendencia pública real. 

-Me da que ha tenido que haber como una especie de transición en todos y cada uno de nosotros para tener, pensar y reflexionar ciertas dudas, ciertas preguntas sobre la transición… ¿no?;  ¿la transición crítica se genera a base de ir creciendo o educándonos en libertad (aunque a veces tengamos dudas sobre esa “plena libertad”)?

-En general sí. La Transición fue un proceso presidido por el miedo y por la incertidumbre que sucedió en muy poco tiempo - apenas tres años - y en medio de una enorme violencia política y de las amenazas de un golpe de Estado. Hubo, como era lógico, improvisación. Y con el tiempo hemos entendido que esa improvisación incluyó que la reforma democrática no pusiera en cuestión a ninguno de los principales agentes sociales del franquismo (más que al involucionismo del búnquer que se resistía a cualquier cambio) Se asimiló el viejo poder policial, judicial y militar sin depuración alguna. No se establecieron las víctimas del franquismo, que quedaron relegadas al olvido y a las cunetas, y por tanto muchas personas, las que habían perdido la GC y sus familias, quedaron en cierta forma fuera de las reparaciones necesarias. ¿Por qué? Nadie en las élites pensó en ellas en su momento.

-Enlazando con la pregunta anterior: ¿es aquí donde el periodismo debe realizar la foto, como el retrato de palabras sobre un papel en blanco?

-En el periodismo de la época, los grupos profesionales dominantes durante el franquismo fueron rápidamente sustituidos por un grupo nuevo formado por jóvenes, de formación universitaria y vocación democrática que pudieron ser exigentes en términos marxistas (al menos en teoría) pero no lo fueron en términos democráticos ni cívicos. Asimilaron como un éxito un nuevo pacto social en el que las fuerzas de izquierda fueron reconocidas por las que evolucionaron del franquismo, y viceversa. Se constituyó de esta forma un nuevo stablishment que se conjuró en mirar hacia adelante de forma acrítica, porque sobrevivir ya se consideraba un éxito.

 

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