Cazarabet conversa con... Xavier
Pla y Francesc Montero, editores del libro “En el teatro de la guerra. Cronistas hispánicos en la Primera Guerra
Mundial” (Comares)
Comares Historia saca a la luz este
interesantísimo libro del que guardan cuidado en la edición Xavier Pla y
Francesc Montero.
La sinopsis de este libro que edita Comares:
«No me hable usted de la guerra» rezaba un
singular botón para solapa que mostraban algunos paseantes por las Ramblas de
Barcelona a principios de 1915. Sin embargo, en aquellos primeros meses de la
Primera Guerra Mundial, cualquier noticia extranjera relacionada con el
conflicto tenía cabida en los periódicos. Hasta puede decirse que llegó a
producirse un verdadero cansancio entre ciertos ciudadanos que constataban que
el exceso de informaciones (mapas, entrevistas a generales, descripciones de
las trincheras, informes económicos y médicos, fotografías, etc.), y el
contraste de las propagandas ideológicas de los dos bandos no ayudaba a
esclarecer los hechos ocurridos ni a orientar mejor a los lectores.
Todos los diarios de las principales ciudades se apresuraron a enviar, ya fuera
cerca del frente o directamente en las trincheras, a sus corresponsales de
guerra, favoreciendo la popularización de un «nuevo» oficio especializado,
probablemente el último oficio de aquel recordado «mundo de ayer». Testimonio
ocular de los hechos que relataba, el corresponsal intentaba satisfacer las
demandas de los lectores, que deseaban conocer la realidad más próxima,
demandas de captación casi «en bruto» de la guerra.
Siguiendo la estela de figuras legendarias como el célebre reportero francés
Albert Londres, Gaziel sería el caso hispánico más reconocido. Pero, para
sostener el interés informativo de la guerra, los periódicos encomendaron el
relato de la guerra en sus páginas a algunas de las plumas más relevantes del
país, desde Manuel Azaña a Francesc Macià, desde
Azorín a Ramón del Vallé-Inclán, pasando por nombres claves como Eugeni Xammar,
Santiago Rusiñol o Vicente Blasco Ibáñez, y mujeres como Sofía Casanova, Carmen
de Burgos o Àngela Graupera.
Un siglo después, comentadas e interpretadas por reconocidos especialistas en
la materia y en cada autor, esta antología de crónicas ofrece al lector los
frutos más representativos que dio el periodismo de guerra español del período,
y refleja la extraordinaria variedad de estilos y temáticas con que los
escritores-periodistas más relevantes del momento intentaron contar la realidad
auténtica del «teatro de la guerra» en las páginas de los periódicos.
Nos vamos a acercar a los dos estudiosos que
se encargan de la edición del libro:
Xavier Pla; es profesor de Literatura Catalana
Contemporánea y de Teoría de la Literatura en la Universitat de Girona, donde
dirige la Cátedra Josep Pla de Literatura y Periodismo. Es autor del libro
Josep Pla, ficció autobiogràfica
i veritat literària (1997),
actual editor de la Obra Catalana
completa de Eugeni d’Ors, y curador de los
volúmenes de Josep Pla Cartes a Pere (1996), de la
edición facsímil El primer quadern gris. Dietaris 1918-1919 (2004), de La vida lenta. Notas para
tres dietarios (2014), y también de los epistolarios de Eugeni Xammar, Cartes a Josep Pla i altres cartes i documents (2001) y Cartes d’un polemista. 1907-1973
(2019). Ganó el premio de ensayo Joan Fuster 2006 con el libro Simenon i la connexió catalana
(2007). Editor, junto a Francesc Montero, del volumen colectivo Cosas vistas,
cosas leídas. La edad de oro del periodismo literario en Cataluña, España y
Europa (2014). Ha publicado numerosos estudios sobre Jorge Semprún,
Claudio Magris, Mercè Rodoreda, Blai Bonet y Joan
Sales, entre otros. En 2015 obtuvo el Premio Nacional de Cultura otorgado por
la Generalitat de Catalunya.
Francesc Montero Aulet ;es doctor en
Filología catalana, miembro del Instituto de Lengua y Cultura Catalanas y de la
Cátedra Josep Pla de la Universitat de Girona y profesor asociado de esta
universidad. Ha centrado sus investigaciones en el estudio del periodismo
literario catalán, especialmente durante
la Primera Guerra Mundial y el período de entreguerras. Dedicó su tesis
doctoral a la figura del escritor-periodista Manuel Brunet,
sobre el que ha publicado los volúmenes Testimoni privat: reflexions i textos de
postguerra d’un vencedor vençut
(1940-1947) (2019), Manuel Brunet (1889-1956). El periodisme d’idees a l’ull de l’huracà (2016) y El meravellós desembarcament dels grecs a Empúries.
LEmpordà i els empordanesos (2014). Recientemente ha publicado artículos y
ha comisariado varias exposiciones sobre el impacto de la Gran Guerra en
Cataluña (‘Mig Europa cau. Impressions de Josep Pla sobre la Gran Guerra’, 2017 y ‘Flames a la frontera. Catalunya i la Gran Guerra’, 2018) y
ha editado textos de Josep Pla, entre los que destaca Hacerse todas las
ilusiones posibles y otras notas dispersas (2017).
Cazarabet conversa con Xavier Pla y Francesc Montero:
-Amigos, ¿nos podéis explicar
el por qué de esta reflexión e investigación que toma forma de libro y la que
se plasma en este libro En el teatro de la guerra. Cronistas hispánicos en la
Primera Guerra Mundial?
-Desde hace varios
años, en el seno del equipo de investigación de la Universitat de Girona
dirigido por el profesor Xavier Pla, llevamos a cabo proyectos de investigación
sobre la figura del escritor-periodista, y en los últimos años, con una línea
de trabajo específica sobre esta figura en el contexto de la Gran Guerra.
Observamos que la eclosión de esta figura en España se produjo en el fragor de
la Primera Guerra Mundial, cuando los periódicos y el público pedían novedades
del frente, que debían renovarse constantemente. Ello propició el nacimiento
del corresponsal de guerra en España –a pesar de algunos ejemplos escasos y
puntuales anteriores, y que existía ya en Europa.
La Gran Guerra
favoreció el florecimiento en un primer momento de multitud de testimonios de
distintos puntos de Europa que daban cuenta de lo que sucedía en su entorno
inmediato en el verano de 1914. No obstante, esos periodistas amateurs fueron
sustituidos progresivamente por auténticos profesionales de la pluma, con
dominio del oficio y que podían dotar los textos de mayores recursos
expresivos. En una segunda fase, numerosos escritores, algunos de renombre, se
incorporaron a la nómina de autores que contaron su experiencia de la guerra.
A lo largo de las
investigaciones recientes, constatamos que esta faceta de la historia de
nuestra literatura no había sido estudiada, aunque sus frutos eran de lo más
considerables, y homologables a la mayor parte de literaturas europeas, con la
particularidad añadida que la neutralidad española aportaba a la producción de
estos autores. Por ello, decidimos abordar el volumen, contando con la
participación y conocimiento de los máximos expertos en cada una de las figuras
seleccionadas, para ofrecer al lector no sólo una muestra de textos de estos
autores, sino una debida introducción e interpretación, que permitan comprender
de forma más ágil la relevancia y particularidades del estilo y mirada de cada
autor.
Finalmente, como
aspecto también relevante, nos preocupaba además ofrecer una muestra accesible
al lector interesado en la materia, pero no especialista. Es por ello que, a
pesar de ser un volumen con rigor y potencial uso académico, consideramos que
se dirige también al público general. Lo hemos preparado teniendo en cuenta
también en este segmento de público, con la pretensión que el lector interesado
disfrute de distintos estilos periodísticos y literarios en el retrato de la
guerra, aportándole el complemento del estudio interpretativo, que le permite
profundizar en el conocimiento de cada autor y su trayectoria en relación al
conflicto bélico.
-¿Qué os lleva a “mirar reposadamente” a todos los
cronistas hispánicos que contemplaron…sí, casi, casi como en un teatro, el
de la primera gran guerra…?
-Nos motivó una
curiosidad por este capítulo de la historia de la literatura en España. Es un
periodo apasionante, el inicio del “corto siglo XX”, según palabras de Hobsbawm, y el primero episodio de una guerra civil europea
de cuarenta años. El conflicto barrió los cimientos del “Mundo de ayer”, en
palabras de Stefan Zweig. Y a raíz de nuestro interés
por la figura del escritor-periodista, quisimos tomar perspectiva sobre su
participación y relato del conflicto. Nos dimos cuenta que la producción
surgida por el frente era un campo vastísimo por explorar, porque presentaba
recursos y características estilísticas muy variadas en torno a un hilo
vertebrador, el relato del conflicto. Una guerra siempre pone a prueba todos
los niveles de una sociedad, y la literatura no es ajena a ello. El periodismo
literario refleja la realidad del momento, escribe la historia al tiempo que
sucede, pero utilizando los recursos propios de la literatura. Explorar estas
características, y las variadas formas que adoptó la producción de escritores-periodistas hispánicos surgidas a raíz de este conflicto
fue nuestra motivación. A partir de aquí, empezó el proyecto, definiendo la
nómina de autores, colaboradores, perfiles, etc. El resultado puede leerse en
el libro.
-Sentaron las bases de este y de otros futuros libros que pueden venir a
nosotros desde diferentes prismas miradas como las de Blasco Ibáñez, Josep Pla,
Azorín…..y otros..
-Efectivamente, la
Gran Guerra marcó toda una generación. Para algunos, de mayor edad, fue el
suceso más importante de sus trayectorias. Incluso, para algunos, significó el
mayor prestigio profesional, o incluso la mayor fuente de riqueza –como Blasco
Ibáñez.
Otros, más jóvenes,
entraron en la madurez marcados por el conflicto. Josep Pla era demasiado joven
para contar el conflicto, pero no lo bastante para no darse cuenta de lo que
pasaba alrededor. Su producción posterior refleja el impacto de la guerra en du
formación intelectual.
En este sentido, si
tenemos en cuenta que el periodo de entreguerras es el más brillante de la historia
del periodismo literario en España, debemos constatar que empezó marcada por la
Gran Guerra. Por ello, es natural que algunos de los libros más relevantes de
esta generación sean precisamente testimonios desde el frente. Aparte del caso
paradigmático de Blasco, tendríamos ejemplos de otros muchos autores que se
incluyen en el libro, debidamente explicados en los respectivos estudios
interpretativos d cada artículo que compone la antología.
-¿Cómo era el
perfil de los y las cronistas que acudió a informar sobre lo que
acontecía en la Primera Gran Guerra?
-La mayoría eran
profesionales de la pluma, que se sintieron atraídos por experimentar de cerca
el frente de guerra. En gran parte eran periodistas, o escritores que
colaboraban en los periódicos (la prensa les proporcionaba ingresos regulares),
y muchos de ellos eran figuras de renombre y consolidadas en sus periódicos.
Por su profesión, es natural que sintieran curiosidad por el conflicto: Ramón
Pérez de Ayala, Julio Camba, Ramiro de Maeztu, Alberto Insúa,
Enrique Domínguez Rodiño, Claudi
Ametlla, Romà Jori, Eugeni Xammar… formarían parte de este grupo. También
Azorín, Valle Inclán, Santiago Rusiñol y especialmente Blasco Ibáñez, serían
otros ejemplos relevantes con mayor peso de su faceta de escritores, destacando
el último además por el rendimiento y partido que sacó a su experiencia
parisina. Otros casos que hemos incluido son periodistas circunstanciales, como
Ángela Graupera, Francesc Macià o Gaziel, algunos de
los cuales a partir de este contacto con el frente sintieron la necesidad de
contar su experiencia, y eso les llevó a ejercer de periodistas. Destacamos en
este punto a Gaziel, al cual la Gran Guerra llevó al oficio del periodismo, y
se convirtió en un periodista de gran fama y prestigio, que recorrió varios
frentes, y publicó 5 libros de crónicas. Además, en los años venideros se
convirtió en una de las figuras más destacadas del periodismo de entreguerras
en Cataluña. Y ello fue posible por la trayectoria originada a raíz de la
guerra.
En conclusión, se
trata de un mosaico de figuras de procedencia y trayectoria diversa, unidos por
su experiencia directa del frente, que transmitieron de forma particularidad,
acorde con sus intereses, oficio y contexto de las vivencias. Lo que sí está claro
es que todos ellos y ellas demostraron un notable dominio de los recursos
expresivos en sus relatos, y sus textos ofrecen un variopinto muestrario
estilístico que permite no únicamente captar la esencia del conflicto, sino
también gozar de una excelente literatura.
-¿Y qué tenían de diferente y diferencial respecto a todos ellos –o a todas
las que--los que eran o estaban como catalogados como “cronistas hispanistas”?
-Nos hemos centrado en
los cronistas procedentes del territorio español, pero teniendo en cuenta las
distintas culturas que componen el estado. No hemos incluido autores de otros
territorios de habla hispana, especialmente Latinoamérica, donde la producción
también fue fructífera, pero quedaba fuera los límites de nuestras capacidades
y objetivos.
-Había, hubo
muchos cronistas hispánicos que se acercaron pesando ellos o ellas mucho
la ideología, hasta quizás su pacifismo…
-Como se ha estudiado
con profusión los últimos años, la ideología influyó en gran medida en los
juicios ante la guerra de los intelectuales españoles. Por ello, es natural que
la actitud individual influyera en estos periodistas y en sus textos, que, por
otra parte, se caracterizan por un elevado componente de subjetividad, un rasgo
que es uno de sus atractivos.
El volumen recoge las
distintas sensibilidades, y presenta algunos ejemplos pacifistas, aunque no
abundaron autores que, desde esta ideología, visitaran el frente. Quizá el más
singular en este aspecto sería el de Ángela Graupera, una enfermera voluntaria
catalana en el frente oriental, que rezaba: “Amad vuestra bandera, pero amad
más la bandera de la humanidad”
-Pero seguramente que los que más destacaban eran los aliadófilos y los
germanófilos, ¿qué nos podéis decir? Y qué casos tanto en un bando como en otro
podemos destacar más?
-Efectivamente, la
polarización y la definición a favor de uno u otro bando es la característica
general. La actitud queda definida ya por el frente que visitaron, aliado o
perteneciente a las potencias centrales. Además, la orientación ideológica de
sus textos se refleja especialmente en la forma de presentar a los
contendientes, pero también la descripción de sus actos y, especialmente, de
los ideales que mueven a cada bando. En este sentido, la antología aporta mayor
número de testimonios aliadófilos, porque fueron mayoría en España, como los ya
mencionados: Blasco Ibáñez, Azorín, Valle-Inclán, Santiago Rusiñol, Claudi Ametlla, Eugeni Xammar…
pero también Sofía Casanova, Carmen de Burgos, Romà
Jordi, Màrius Aguilar, Joan Solé i Pla o Frederic Pujulà. No obstante, nos
hemos preocupado de reunir también figuras germanófilas relevantes, siempre que
hubieran pasado por el frente, algo que no fue tan común. Sería el caso de
Domínguez Rodiño o José M. Salaverría,
aunque con sus matices.
En este aspecto, hay
que tener en cuenta que los mismos periódicos tenían ya una posición ideológica
definida. No obstante, en algunos casos, aparecen circunstancias curiosas, como
ejemplos de autores aliadófilos colaborando en medios germanófilos o al menos
sin simpatía por los aliados, como ABC,
o bien el caso de Gaziel y Domínguez Rodiño, los dos
colaborando para el mismo periódico, La
Vanguardia, que intentaba mantener una postura equidistante. Esta
experiencia fue única en España.
-Ellas todavía
y muy tristemente, como en un segundo plano, ¿verdad?; os han sido más difícil
de encontrar..
-Hemos dedicado un
apartado a las voces femeninas, las olvidadas, de gran valor literario y
expresivo. Estas autoras no podían faltar en un volumen de crónicas del frente
de la Gran Guerra. Por suerte, anteriormente algunas ya habían recibido
atención: Susana Gil-Albarellos colaboró en el
análisis de la producción de Sofía Casanova, y Sara Prieto en la de Carmen de
Burgos. No quisimos dejar fuera sus testimonios, de gran valor y con matices
únicos en el testimonio del frente. Además, el volumen nos ha permitido
rescatar a una figura femenina olvidada, y que poco a poco, gracias a las
investigaciones en el marco de nuestros proyectos de investigación de la
Universitat de Girona, estamos rescatando: es el caso de Ángela Graupera, la
primera corresponsal catalana, y una de las primeras en España, que estudia la
investigadora predoctoral Desiréé
Oñate.
-También dedicáis un “aparte” de aquellos escritores que sí se acercaron
más allá del teatro…que lo hicieron hasta las bambalinas o trincheras, por
ejemplo Manuel Aznar o la de Francesc Montero Aulet
que mira tan de cerca al escritor-soldado Frederic Pujulà…
-El caso de Pujulá es de lo más interesante. Fue un escritor que se
convirtió en soldado regular, por su nacionalidad francesa, y contó para el
público catalán su experiencia. Es un testimonio de carácter único en España,
por contar la guerra ya desde los primeros meses desde la misma trinchera –a
diferencia de los periodistas, que no podían acercarse del todo a la primera
línea de combate ni participaban en las batallas-, Pujulà
explica en primera persona lo que es combatir con el fusil y la bayoneta en las
manos. Y, debido a su condición de escritor, dispone de los recursos retóricos
para explicarlo con la mayor expresividad y eficacia literaria, sin traicionar
en ningún caso los hechos. En este aspecto, es un caso único en España. Las
literaturas de los países beligerantes presentan numerosos testimonios de obras
escritas a raíz del frente por parte de escritores-soldados combatientes. Los
países neutrales no gozan de estos ejemplos,
y menos de auténticos escritores como Pujulà, ya que otros ejemplos proceden de relatos de los
voluntarios, alistados en el frente extranjero –Pujulà
combatió en las filas regulares francesas-, y no presentan el mismo valor
literario. Por ello, hay que reivindicar este autor, como uno de los ejemplos
más valiosos de la literatura de la Primera Guerra Mundial en España, y ponerlo
al nivel de otros ejemplos europeos, como las obras de Erich Maria Remarque, Enrst Junger o Robert Graves.
En cambio, el caso de
Díaz Noci nos ofrece la perspectiva de la experiencia
desde la condición de soldado, pero con diferencias respecto al caso de Pujulà, porque su testimonio no es desde los mismos
cuarteles, sino desde su condición de recluta español. Esta peculiaridad nos
llevó a incluirlo en la antología, porque ofrecía otros matices en relación al
retrato del conflicto.
-Háblanos, por favor, del proceso de investigación…de esa tarea tan ardua,
de búsqueda, mucha lectura, poner orden….¿cómo ha
sido?
-Ha sido apasionante,
des del primer día. En primer lugar, está la investigación para fijar una
nómina de autores. Ello implica lectura de bibliografía, rastrear estudios
específicos sobre la materia, tareas hemerográficas
de localización de textos, lectura de volúmenes publicados… todo ello para
fijar la lista de autores a tener en cuenta, y establecer la nómina de
colaboradores para los estudios interpretativos. Entonces fijamos los criterios
generales de cada estudio para dar unidad al volumen, y después nos dedicamos a
organizar y unificar los materiales resultantes, a preparar la introducción y a
matizar las cuestiones pertinentes, para entrar finalmente al proceso final de
edición.
Fue un trabajo
intenso, cuya parte final –Selección definitiva de autores, colaboradores y
textos antologados y edición final - nos llevó de más
de dos años, pero del que estamos muy satisfechos con el resultado.
-Trabajáis,
cuidando los dos la edición de este libro, teniendo en cuenta como un guión de
cuestiones a ir contestando, a ir dando respuesta…
-Como hemos indicado,
fijamos unos criterios generales, sobre los cuales trabajar. Por suerte,
llevamos años trabajando conjuntamente en los proyectos de investigación, lo
que nos da un amplio bagaje compartido, así como una capacidad de coordinación
y reparto de las tareas muy efectiva. A partir de
aquí, hemos revisado conjuntamente todos los materiales, y redactado la
introducción para dotar de cohesión al volumen y justificar los estudios
incluidos y los que, por motivos diversos, no han podido formar parte de la
antología.
-¿Cómo es coordinar todas estas plumas participantes en este libro,
teniendo en cuanta que, seguramente, cada una de ellas nos aporte un capítulo
y/o participación desde donde se “es especialista”?
-Hemos podido contar
con expertos de categoría indiscutible, con un rigor y eficacia excelentes, con
una amplia variedad generacional y procedentes de todo
el territorio, rasgo del proyecto del que estamos muy orgullosos. Por suerte,
todos los expertos con los que contactamos aceptaron la propuesta con
entusiasmo.
Como hemos indicado,
para poder coordinar los trabajos, fijamos los criterios generales para dar
unidad al volumen, respetando por otra parte un margen de libertad para poder
dotar cada estudio de particularidades que permitieran definir cada autor y/o
artículo. Los autores respondieron muy adecuadamente a estas directrices, con
lo cual el volumen quedó debidamente vertebrado, a pesar de diferencias obvias
entre estudios y textos antologados.
Finalmente,
precisamente buscábamos la especialidad de estos colaboradores, porque eran los
que mejor conocían la producción de cada autor, y podían seleccionar el texto
que mejor respondía a la orientación del volumen, e interpretarlo debidamente
en una introducción que permita situar al lector ante el texto seleccionado, y
comprenderlo debidamente. Ello nos ha permitido abarcar un mayor número de
autores, y reflejar así una nómina más representativa de relatos de la guerra y, por otra parte,
también ha garantizado el rigor en cada estudio interpretativo, fruto del
conocimiento en la materia de cada especialista. Desde nuestro punto de vista,
visto el resultado, la fórmula se ha demostrado acertada.
-Una vez recopilado todo, ¿cómo es la metodología de trabajo que utilizas?;
¿cómo le pones orden a todo?
-Como hemos indicado,
el proceso de elaboración quedó definido desde el inicio del proyecto. Con los
materiales resultantes, establecimos los criterios de edición
comunes, y la organización final de los capítulos, para dotar el volumen
del hilo conductor necesario y una organización interna que sea adecuada. Es un
trabajo minucioso y metódico, pero al mismo tiempo apasionante, ya que permite
establecer conexiones y aportar tu visión sobre el tema de estudio, recogiendo
ideas y materiales, y volcando la aportación panorámica general en la
introducción del volumen. Nuestra experiencia investigadora y editorial en
volúmenes anteriores hizo el resto.
-Podemos decir que, de alguna manera, estas plumas, estas cronistas y estos
cronistas marcaron y abrieron brecha ante los conflictos que se dieron detrás
de la I Guerra Mundial…sea la Guerra Civil Española, la II Guerra Mundial…¿cómo
y de qué manera?
-Como dijimos, algunos
de los autores seleccionados fueron auténticas figuras paradigmáticas del
periodismo literario español del periodo de entreguerras. Algunos vivieron los
conflictos bélicos posteriores, en sus distintas formas, aunque muchos ya habían
muerto, y otros eran auténticos veteranos. Además, debemos indicar que el
contexto de la guerra civil española, o la segunda guerra mundial, fue
radicalmente distinto al de la Gran Guerra, por motivos de sobra conocidos: la
guerra civil fue una guerra fratricida entre españoles, no contra un país
extranjero, mientras que en la Segunda Guerra Mundial España estaba bajo una
dictadura con censura de prensa. Estos factores obviamente condicionaron el
relato de cada guerra, e incluso de la forma de vivirla por parte de muchos de
los autores antologados. Lo que sí es indiscutible es
que los autores recogidos en la selección sentaron los cimientos de una forma
de contar las guerras en España, que permaneció vigente durante décadas.
-¿Cómo ha sido amigos guardar cuidado en la edición de este libro
sobre los cronistas de la guerra mundial, la primera, calificada como La Gran
Guerra para la Colección Comares Historia?
-Ha sido un auténtico
placer, una experiencia de lo más fácil y, al mismo tiempo, satisfactoria. Hemos
contado con la colaboración y calidad profesional de la editorial, que nos ha
asesorado en todo momento, y ha velado por la calidad del producto final. En
este sentido, el volumen así lo refleja. Por otra parte, participar en una de
las colecciones de la disciplina de la historia más prestigiosa de España, y
aportar nuestra contribución desde el campo de la literatura y el periodismo
literario, es un motivo de auténtico orgullo.
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