poridentidad.jpgCazarabet conversa con...   Sergio Sánchez Lanaspa, autor de “Mujeres. Migración a la modernidad. El siglo XX en el Pirineo aragonés” (Pirineum)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Sergio Sánchez Lanaspa en este libro, editado por Pirineum—del que él es “alma mater”---, hace un retrato casi costumbrista,  de la mujer del Pirineo aragonés hacia la modernidad, centrándose como no puede ser de otra manera en el siglo XX.

Se agradece de parte de Pirineum la amplísima información que nos acomoda y facilita para dar a conocer más este ensayo de investigación de Sergio Sánchez Lanaspa. Lo que nos explica Pirineum, la sinopsis del libro:

La historiografía tradicional ha ignorado frecuentemente el papel de la mujer como eje vertebrador y motor de cambio social en la historia contemporánea. En el Pirineo aragonés, como en el resto de culturas tradicionales, uno de los factores más importante para el desmoronamiento del sistema social fue el cambio de rol que hasta entonces había desempeñado la mujer, un hecho que derivaría en la despoblación y el abandono posterior.

“Mujeres, migración a la modernidad” pretende recuperar y poner en valor mujeres y colectivos de mujeres que en la primera mitad del siglo XX consiguieron emanciparse del destino que les aguardaba cuando todo lo tenían en contra. Una búsqueda femenina de la dignidad que sería el mayor motor de cambio social del siglo XX

“Mujeres. Migración a la modernidad” son las ansotanas vendedoras de té que inspiraron a Galdós y a Sorolla; las golondrinas que cruzaban la frontera para trabajar en la industria del piedemonte francés; las emigrantes a América; las maestras durante la guerra civil… pero también nombres propios que hicieron el viaje inverso como los de Anne Lister, Louise Carlé, Violet Alford, Lilí Álvarez o Margalide Le Bondidier.

“Mujeres. Migración a la modernidad” es un compendio de artículos –relatos o reportajes- que tratan de reflejar el papel de la mujer en los cambios sociales vividos en el Pirineo aragonés en la primera mitad del siglo XX. Un volumen fronterizo –a caballo de España y Francia- que repasa la historia reciente desde un punto de vista local y femenino, y que trata de reivindicar el papel de la mujer, ya sea de forma anónima o con nombre y apellidos, en aquella migración a la modernidad cuyo relato en primera persona casi nos ha sido vedado.

El editor y autor principal de “Mujeres. Migración a la modernidad” es Sergio Sánchez Lanaspa(Pirineum Editoria) en él colaboran autoras como Elena Gusano, Nanou Saint-Lèbe o Fina Mañas, e historiadoras aragonesas como Mercedes Yusta, Irene Abad o Sescún Marías. El libro cuenta con el patrocinio del Instituto Aragonés de la Mujer, organismo autónomo del Gobierno de Aragón, que lo ha incluido dentro de las acciones del Pacto de Estado contra la Violencia de Género que coordina el Ministerio de Igualdad. Son también patrocinadores la Diputación Provincial de Huesca y el Ayuntamiento de Jaca. Asimismo, el volumen cuenta con la colaboración del Ayuntamiento de Ansó y las comarcas de La Jacetania, Alto Gállego y La Ribagorza.

El volumen, editado en bitono y diseñado por el zaragozano Víctor Gomollón, incluye un bloque a todo color con una selección de carteles turísticos femeninos del Pirineo antes de centrarse en el fenómeno de las “golondrinas”, las altoaragonesas que viajaban a pie a la vertiente francesa de la cordillera para trabajar en la industria alpargatera de Mauléon en la primera mitad del siglo. Un fenómeno migratorio casi exclusivamente femenino que explica gráficamente cómo lo que aparece como solución –la emigración- se convertirá poco a poco en el problema. El apartado cuenta también con un texto de Fina Mañas, coordinadora de la exposición “As Golondrinas” que la Asociación A Gorgocha de Ansó realizó hace unos años.

El núcleo de doce artículos, como los doce meses de un almanaque, está precedido de un prefacio en el que se narran las peripecias pirenaicas de la británica Anne Lister, conquistadora del Vignemale, en las primeras décadas del siglo XIX. El artículo revela también los diarios secretos y encriptados de Anne Lister, integrados en 2011 en el programa Memoria del Mundo de la UNESCO.

Desgranando el libro capítulo a capítulo:

“Mujeres. Migración a la modernidad” abre el siglo XX con un artículo de la ansotana Elena Gusano Galindo sobre las ansotanas vendedoras de té que recorrieron España y que inspiraron, entre otros, a Joaquín Sorolla y a Benito Pérez Galdós. “Mis dos abuelas” es un texto personal, pero de gran relevancia, ya que explica prácticamente en primera persona y con abundante documentación un fenómeno muy desconocido.

A continuación, Sergio Sánchez se fija en Louise Carlé, la llamada “giganta de Sallent”, esposa de Fermín Arrudi, y trata de desmontar la falsa aureola de villana que se ha creado en torno a su figura en la tradición oral y las escasas fuentes escritas.

En un libro sobre mujeres del Pirineo aragonés no podría obviarse la influencia de Santa Orosia, patrona de la diócesis de Jaca. Su culto motivó viajes como los de la británica Violet Alford o la periodista Carmen de Burgos, cuyos escritos posteriores contribuyeron a ensalzar –y rescatar- el folclore pirenaico y también a evidenciar el retraso cultural y la superchería en torno al fenómeno de las espiritadas o endemoniadas de Jaca, que no tardaría demasiado en prohibirse.

La visita de la folclorista Violet Alford, en 1933, sirve de puente para que el libro se adentre en los años treinta de la mano de tres artículos. El primero es sobre las mujeres de la Sublevación de Jaca. Entre otras, se resaltan las figuras de la telefonista de Ayerbe, Ana Torrero; la madre de Fermín Galán, María Jesús Rodríguez; o la mujer de Ángel García Hernández, Carolina Carabias. Pero también se vincula a dos mujeres absolutamente protagonistas de aquellos años, Clara Campoamor y Victoria Kent, que defendieron a distintos encausados por aquella sublevación, antes de mantener aquel debate histórico en torno a la aprobación del voto femenino.

El siguiente es el artículo “Maestras en guerra”, también de Sergio Sánchez, una emotiva vinculación entre las trayectorias vitales de dos maestras, Palmira Pla y Pilar Ponzán, a través de sus vivencias en las colonias escolares altoaragonesas en la guerra civil. Y para cerrar aquel periodo convulso, “Guerrilleras de los Pirineos. Las agentes de contacto”. El artículo reivindica el papel de las mujeres en la guerrilla antinazi y antifranquista, y recupera los nombres de altoaragonesas como Francisca García Brun (Siresa), Carmen Blasco (Tierz) o Josefa Cortés (Hecho), las dos últimas condecoradas en Pau con la Cruz de Guerra.

Para contextualizar ambos artículos, el libro incorpora las aportaciones de Irene Abad Buil, que escribe el artículo “Mi abuela nos dijo que no fue depurada”, un acercamiento personal y emotivo de una de las historiadoras aragonesas más importantes de este periodo, nieta de maestra; y también la de la historiadora aragonesa afincada en París, Mercedes Yusta, que firma el artículo “Las españolas y la Resistencia, a ambos lados de la frontera”, unas páginas que sirven para enmarcar perfectamente el texto que las precede.

Las décadas de los cuarenta y cincuenta llegan de la mano de Lilí Álvarez, la triple subcampeona de Wimbledon, que fue sancionada a perpetuidad en Candanchú “por ofensas al Régimen”, una decisión que marcaría su vida; y del capítulo “Borregueras. La emigración a América”, donde se narra la experiencia de, sobre todo, dos mujeres, Bárbara Navarro, de Fago; y María Malle, de Undués Pintano, que crearían entre ambas una verdadera colonia altoaragonesa –y solidaria- en California (EE.UU).

El volumen se adentra a continuación en la Sección Femenina de Falange desde una perspectiva novedosa. La rama femenina del sindicato vertical tuvo mayor implantación y éxito que la masculina y esbozó una sororidad, como diríamos hoy, que terminaría en contradicción con aquello que pregonaba el Régimen y su propio partido. La dirigente de la Sección Femenina sería, en general, una mujer independiente, preparada y ¡soltera! El Franquismo no adivinó que movilizar a la mujer conservadora iba a ser más fácil que desmovilizarla. El artículo de Sergio Sánchez tiene como  complemento el que firma la historiadora Sescún Marías sobre los Coros y Danzas de la Sección Femenina de Falange, que abrirían la mente de muchas chicas.

Dentro de la vocación fronteriza de “Mujeres. Migración a la modernidad”, destaca la reivindicación de la figura de Margalide Le Bondidier, directora durante dos décadas del Museo de los Pirineos de Lourdes que ella misma contribuyó decisivamente a fundar. Está considerada la “madre” del pirineísmo, un fenómeno cultural que va más allá del simple montañismo en los Pirineos.

El último artículo tiene una vertiente turística y montañera a la vez. Es la historia de tres mujeres de la familia de Benasque que regentó el refugio de la Renclusa y la Fonda Sayó durante más de medio siglo. A la sombra de José Sayó y Antonio Abadías, “el león del Aneto”, que sí pasarían a la historia, Trinidad Cisneros, Teresa Sayó y María Jesús Mora fueron los eslabones de una cadena imprescindible para aquella empresa familiar que venía a romper los cánones de la sociedad tradicional. Había surgido una pequeña burguesía vinculada al turismo y allí la mujer tendrá un novedoso papel protagonista.

“No siempre nos lo han contado así. Hace tiempo que damos por buena la sentencia del historiador y maestro de historiadores, Pierre Vilar: “Es en las fronteras donde se observa mejor la historia del mundo”. Así, la lectora –y el lector- verá pasar ante sus ojos la historia de la primera mitad del siglo XX en Europa, aunque a pequeña escala y en clave femenina. Desde lo local a lo universal” Sergio Sánchez Lanaspa.

El autor y editor, Sergio Lanaspa:

Más de veinte años trabajando en la edición de libros y revistas de contenido histórico, social, de naturaleza y montaña, como redactor, delegado, director o editor según los casos; de crear contenidos para webs propias y ajenas; de gestión de gabinetes de comunicación de eventos culturales y de escribir cuentos, relatos breves, guías, reportajes, almanaques, entrevistas y libros. Todo ello desde Badaguás (Jaca-Pirineo aragonés.

Queremos hoy hablar con el editor y coordinador de este libro que atesora y aúna a la perfección documentación, excelente material fotográfico y demás con los artísculos que lo arropan desde plumas bien especializadas y que saben de lo que hablan o, mejor dicho, escriben...

 

 

 

Cazarabet conversa con Sergio Sánchez Lanaspa:

1571395666691.jpg-Sergio, ¿qué es lo que fue o qué te impulsó a  escribir un libro que indagase sobre las mujeres en el Pirineo de camino a esa modernidad que se atinaba a ver en el siglo XX?

-Este libro es descendiente directo de la colección Almanaque de los Pirineos, una serie de ocho libros editados en siete años, entre 2013 y 2020, que han repasado el siglo XX en el Pirineo aragonés. En realidad es el primero de la nueva colección de monográficos sobre el mismo periodo, también bajo el sello Almanaque de los Pirineos. Acumulé mucha información y vi que podía profundizar en muchos temas. Desde hace años, mi vocación es la de la recuperación de la memoria histórica y su divulgación. Sinceramente, creo que era un deber. La mujer ha sido la gran marginada, no ya de la historia, sino de cómo se ha contado después la historia.

-Es un libro escrito pensado en las mujeres del Pirineo; esas que hacen casa, aldea, que son tierra, que son cuidadoras dentro de sus paredes y del entorno, ¿verdad?,pero que van más allá...

-La mujer de la sociedad tradicional pirenaica sobrevuela el libro, pero casi no está presente. Los personajes son mujeres que no cumplieron el rol al que estaban destinadas. Pioneras, de alguna manera. Evitar el relato de la sociedad tradicional ha sido consciente. Hay mucho escrito sobre eso, pero muy poco de cómo empezaron la fraguarse los cambios.

-¿Pensabas mientras estabas con su escritura con las mujeres que son hoy y construyen, hoy, Pirineo?

-Pensaba en mis potenciales lectoras, fundamentalmente. Buscaba darles todo lo que me hubiera gustado saber sobre la mujer si yo hubiera nacido mujer.

-Este libro destila lucha por la tierra,  cariños y amor por todo lo que es Pirineo...

-Sí claro. Nací en el Pirineo y es la patria imaginaria con la que más me identifico. No soy nacionalista. Creo más en los ecosistemas y las culturas milenarias. La levantina, la del valle del Ebro, la nórdica, la ibérica. La pirenaica es montañosa y fronteriza, lo que la hace ser testigo de la historia. Ya lo decía Pierre Vilar, que en las fronteras se observa mejor la historia del mundo.

unnamed15.jpg-Pero aún viendo o imaginando un futuro de luces, el llegar a las conquistas que ha llegado la mujer ha sido mucho más trabajoso de lo que se imagina o de lo que imaginamos ahora, ¿no? A mí, particularmente, me lo parece... nos imaginamos, por ejemplo, que lo del derecho al voto en la mujer fue relativamente sencillo, pero nada de nada...

-España fue prácticamente pionera en la adopción del sufragio universal gracias a la II República. Y eran los años treinta. Eso lo dice todo. El tema lo llevo al libro porque el histórico debate en el Congreso de los Diputados lo asumieron dos mujeres, Victoria Kent y Clara Campoamor, que habían defendido a procesados por la Sublevación de Jaca. Kent además había sido candidata por Huesca. Fueron dos mujeres increíbles, las dos primeras inscritas en un colegio de abogados, que deberían poner nombre a muchas calles y plazas de toda España. Pero en el libro aparecen casi como “invitadas”.

-Y en la corta distancia pasa lo mismo... ¿verdad? por que las pequeñas conquistas en casa cuestan mucho más de lo que pensamos, cualquiera de nosotr@s lo habrá visto y vivido bastantes veces ¿es así? A menudo que una mujer tenga libertad de elección, que no tenga que consultar primero al marido o al padre… que elija por ella misma ha sido toda una hazaña...

-Pues... Sí. La prueba es la involución que vivimos hoy en día. Las nuevas generaciones parecen estar desandando el camino que tanto costó recorrer. Quizá por eso, este libro es importante. Como dijo André Gide, “todo lo que necesita ser dicho ha sido dicho ya. Pero como nadie estaba prestando atención, todo debe ser dicho de nuevo”. 

-¿En qué mujeres “se miraban” aquellas mujeres de principios de siglo o de finales del XIX...?.-Quién inspiró a la Mujer del Pirineo que ha querido adquirir cuotas de libertad hacia esa modernidad?

-Como es lógico, en su entorno más inmediato. Los fenómenos que fueron motores de cambio fueron la emigración y el turismo. Las niñas que eran enviadas a servir a una cabecera comarcal o una capital veían que sus señoras no eran como sus madres. Comían sentadas a una mesa. En muchos pueblos del Pirineo comían de pie. Eso ha sido universal en la cultura tradicional. El Pirineo no es más que un ejemplo. Por otro lado, estaban las turistas. Las burguesas y aristócratas que acudían a los balnearios en los años veinte gozaban de una libertad que para una chica de Panticosa o de Benasque era inimaginable.

el-almanaque-de-los-pirineos-clausura-su-primera-coleccion-con-una-portada-que-recrea-la-universiada-81-de-jaca.jpg-Vivir en una cordillera preñada por el frío; en esos valles cerrados donde tod@s se conocen; en las casonas en las que todavía se regía todo por los automatismos patriarcales eran características, vivir entre el juicio y el prejuicio era mucho más trabajoso y sacrificado para la mujer. Mujer y Pirineo;  Pirineo y mujer, ¿quién ganó la partida o no la ganó nadie y la cosa ha quedado en tablas?

-¿Quién ganó? No entiendo bien la pregunta. Todos salimos perdiendo porque la emigración llevaría después a la desolación. Pero en fin, en la vida nada termina en tablas. La mujer y el Pirineo perdieron a un tiempo creo yo. Ahora, en estas últimas décadas de recuperación, la mujer ha tenido un papel destacadísimo como emprendedora y dueña de su destino. Hoy el turismo rural y la producción de km. 0 están en manos de las mujeres en el Pirineo y el territorio se ha recuperado a su vez gracias a la mujer. Así que cuando la mujer gana, el Pirineo gana. Y cuando la mujer perdió, aunque no sé si me gusta el término, la sociedad también lo hizo.

-¿Cuándo y de qué manera crees que la alfabetización puede llegar a acelerar este proceso de mirar al siglo XX como el principio del fin de su subyugación?.-  Aprender a leer te independiza porque para muchas cosas ya no necesitas de pedir nada y lo que es más importante te preguntas cosas y, con la lectura, te las puedes arreglar para contestarte... ¿Es por eso que la alfabetización en según que lares también era frenada para tener a la mujer allí, subyugada...?

-Evidentemente. Quizá el mejor ejemplo es el de las ansotanas, que desde primeros de siglo estaban alfabetizadas gracias a los desvelos de la mujer del maestro, don Pascual Altemir, luego emigrante en Argentina, que se ocupaba de las niñas sin sueldo alguno y a cambio de alguna docena de huevos y algo de conserva. Aquellas niñas pudieron ir a Mauléon a trabajar en la industria alpargatera, a vender té a las capitales vestidas de ansotanas; ir a servir a los balnearios o emigrar a América. La mayoría de ellas lo pudieron hacer porque sabían leer y escribir y no temían enfrentarse al mundo prácticamente solas. La alfabetización es el primer paso para la emancipación, y en el Pirineo, lo fue también para la emigración.

-El nacionalcatolicismo tiene, todavía, una sombra muy, muy alargada en estos valles del Pirineo... La Sección Femenina tiene aquí un papel importante pero diferente a otros lares o cómo fue?

-Tiene la misma sombra que en todas partes. No creo que sea menor que la que existe en Teruel o en Toledo. Lo que ocurre es que para hablar de la Sección Femenina me he ajustado a una visión estrictamente femenina, sin valorar demasiado el resto. Es un artículo amable, porqué no decirlo. Porque creo que es importante reconocer la sororidad y la emancipación –aunque fuera muy sui generis- que implantó la Sección Femenina. Sus militantes eran maestras, enfermeras y funcionarias; la gran mayoría solteras. Eran mujeres emancipadas, a pesar de todos los pesares. Eran mujeres que defendían a las mujeres y la Sección Femenina acabó siendo otra china en el zapato del régimen. Hasta ahora no se ha terminado de ver este aspecto. Una vez que se movilizó a la mujer conservadora fue muy difícil desmovilizarla. Algunas acabaron de alcaldesas, como Aurora Gabás en Benasque,  y eso el régimen no lo había previsto.

-Las mujeres Pirenaicas se empoderaron más o intentaron sororizarse más---hermanarse para conseguir un fin común--?

-Supongo que como las de todas partes. Pero lo cierto es que en los altos valles, la cultura ganadera provocaba que las mujeres estuvieran solas más de la mitad del año. Luego en verano, los hombres estaban en puerto... Eso quizá da un componente social algo distinto. Como en los ambientes pesqueros. Son matriarcados, que no necesariamente tienen que ser igualitarios. Es un concepto muy distinto al de patriarcado. El patriarcado es un régimen. El matriarcado, una adaptación a ese régimen en unas circunstancias determinadas. Porque la ansotana o la belsetana gobernaban su casa, pero no podían heredar ni decidir.

SERGIO-SÁNCHEZ.jpg-¿Ese salto hacia la modernidad tiene algo a ver con la despoblación?

-Sin duda. Fue el cambio en el rol de la mujer, que dejó de aceptar las políticas matrimoniales de la casa, lo que alteró el equilibrio social hasta entonces existente, que consistía fundamentalmente en expulsar de la casa a cada generación de mujeres, (salvo a la nuera)-, el ingrediente principal para que se cocinara después la despoblación, que ya existía como fenómeno debido a la revolución industrial. Las causas principales de la despoblación son económicas y estructurales, evidentemente,  pero la influencia de la evolución en el rol de la mujer ha sido muy infravalorada hasta ahora.

-La relación de la mujer de los Pirineos con el entorno natural es enriquecedora y me llama la atención de una manera diferencial a otros lares...eran verdaderas sabias  de las hierbas y de sus propiedades; se sabían las sendas y recovecos; leían el cielo haciendo buenas predicciones meteorológicas.

-¿Tú crees? La montaña tiene un aura mágica, pero creo que en cualquier sociedad tradicional la mujer ha tenido ese conocimiento. Por eso se las quemaba por brujas, porque sus conocimientos eran superiores a los del resto. Pero fíjate en La Celestina. No era una mujer de montaña precisamente. El aspecto que quizá es diferencial es el aislamiento de la montaña, que permite que pervivan creencias ancestrales durante mucho más tiempo. Pero no creo que en lo demás sea muy diferente.

-¿Fueron las primeras que vieron venir la modernidad, por ejemplo con el ferrocarril y con las primeras visitas de gente de fuera a conocer la Cordillera...lo que hoy conocemos como turismo?

-No sé si a la modernidad se la ve venir. Lo que sí es cierto es que el turismo termal –en los siglos XIX y XX ya se llamaba turismo- en los balnearios pirenaicos franceses es pionero. La alta burguesía y la aristrocracia europea se reunían en Luchon o en Eaux Bonnes –también en Panticosa y Tiermas- mucho antes de que existiera el turismo de costa. Eso ejercería una influencia intangible en aquellas chicas que las atendían, qué duda cabe. Vieron con sus propios ojos que había otra manera de vivir. 

-¿Cómo haces o hacéis para seleccionar a estas mujeres que en el libro van desfilando y llevando el hilo conductor del viaje de la mujer del Pirineo hacia la modernidad?

-Son muchos años de trabajo en estos temas. Los personajes o los colectivos se perfilan casi por sí mismos. En este tipo de libro ilustrado, lo más difícil es encontrar personajes que puedan estar bien ilustrados, en pinturas o en fotografías. Quizá es la condición sine qua non. En el siglo XX, si no ofreces imágenes para visualizar lo que se cuenta, el relato pierde credibilidad. Al menos en mi opinión.

-Me llama la atención cómo se fue desangrando el Pirineo y cómo algunas de ellas fueron las primeras que viendo un futuro  demasiado duro fueron las primeras en dar el paso lejos de los valles, el caso de la emigración a América de las borregueras...

-La mujer estaba condenada a la emigración y en cuanto se dieron las circunstancias –carreteras, medios de transporte, trabajo en ciudades lejanas...- evolucionó de la migración temporal a la definitiva. El fenómeno de los pastores o borregueros es eminentemente masculino. Eran vascos, navarros y unos cientos de aragoneses los que fueron a hacer las américas como ovejeros o borregueros. Fueron muy pocas mujeres. Pero el hecho diferencial es que entre dos mujeres –una de Fago y otra de Undués-Pintano- atrajeron, poco después de emigrar ellas, a decenas, casi un centenar de pastores de sus pueblos. Es la mujer la que teje la red social. Hay varios refranes gascones que lo reflejan: “las mujeres no son albañiles, pero ellas hacen y deshacen las casas”.

-De todas formas, la mujer sí que es el eje, el espejo donde toda una Cordillera se ha mirado, inspirado...el propio Sorolla las tomó de modelos y así podríamos ir explicando...

-Sorolla, igual que Galdós y tantos otros, se fijan en el exotismo de las ansotanas que llegaban a Madrid vender aquel té de Suiza, que ni era té, ni era de Suiza. Usaban el traje tradicional para llamar la atención y lo consiguieron. Es un fenómeno colectivo que se alarga casi medio siglo, entre 1880 y 1936, y que lo ha analizado a fondo Elena Gusano Galindo, una ansotana de Chamberí, cuyo magnífico artículo abre el siglo en el libro. Aquellas ansotanas entraron como cuadro representando a Aragón en la Hispanic Society de Nueva York por descaradas, por mujeres de mundo. Es digna de leer la carta que le manda una de ellas al propio Sorolla y que publicamos en el libro.

1517040329716.jpg-¿Amigo Sergio, cómo fue o ha sido el coordinar todas estas plumas con sus artículos?

-Bueno, soy el autor del 90% del libro. Han sido, al margen del artículo de Elena, que ya he citado, media docena textos de contextualización de mujeres que habían trabajado estos temas. No ha sido compleja esa coordinación. Me parecían importantes sus aportaciones. Tanto las de Irene Abad, Mercedes Yusta y Sescún Marías, que se centran en el periodo bélico –maestras, guerrilleras y falangistas, respectivamente- y complementan perfectamente los textos que acompañan, y la de Fina Mañas, una mujer de Ansó que realizó una exposición sobre las golondrinas, aquellas mujeres que cruzaban todos los inviernos a trabajar al sur de Francia. También ha escrito dos textos breves Nanou Saint-Lèbe, una escritora francesa, referencia en los estudios sobre la mujer en el Pirineo. 

-¿Y cómo ha sido, después, la labor de edición al tener que hilar la excelente aportación fotográfica con los artículos...?

-Ardua, laboriosa y, al final, sangrante cuando tienes que descartar cosas que obligatoriamente deben quedar fuera por cuestión de espacio.

-Te debiste pasar muchas horas yendo de emoción en emoción paseándote entre labores de reunión de documentación y demás, ¿verdad?

-Hubo un episodio por encima de todos. El envío de una fotografía de Violet Alford, la folklorista inglesa que estudió de manera pionera los ritos de Santa Orosia, a la que nadie en este país creo le conocía la cara. Fue en medio de la pandemia, en abril o mayo. La directora del English Folk and Song Society, Elaine Bradtke (déjame que diga el nombre) envió ex profeso a un trabajador que vivía cerca del archivo –que estaba cerrado; todos teletrabajaban- para que recuperara y me enviara la foto. No me lo podía creer. El tipo que fue de propio al archivo y me envió esa maravillosa foto es un tal Nick Wall. No se me olvidará. Llevaba cuatro años detrás de una foto de Violet Alford. Como estábamos en medio del confinamiento, mi mujer y mis hijos pudieron ser testigos de esa “emoción” a la que usted se refiere.

-Otra cosa es el trabajo, el cuidado en la edición del libro en el encaje de los artículos con los documentos gráficos, fotografías y demás... ¿qué nos puedes comentar por que la labor esta suele pasar desapercibida desde el punto de vista de que solemos volcar la atención en el contenido y no miramos bien o detenidamente el continente...?

-Pues que yo soy el que imagino el libro, recopilo, documento y oriento, y luego Víctor Gomollón, que es el director artístico de las colecciones Almanaque de los Pirineos, convierte esos deseos en realidad. Creo que el libro tiene una belleza objetiva, conseguida sobre todo por su saber hacer, y porque creo hemos llegado a una complicidad absoluta después de tantos años de trabajo.

-Amigo, ¿nos puedes explicar en qué andas trabajando ahora?

-Se titulará “Paisajes. La Patria emocional”. Ha recibido el premio de ayuda a la edición del certamen Félix de Azara de la Diputación Provincial de Huesca. Es el segundo volumen de esta colección de monográficos. El primero ha sido el de “Mujeres. Migración a la modernidad”. Saldrá a finales de 2021, si todo va bien. Otra aventura apasionante. 

 

 

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