Cazarabet conversa con... Francesc Ribes, autor de “Rutas
para descubrir la España vacía”
(Anaya Touring)
Anaya Touring edita
un libro desde la pluma de Francesc Ribes Gegundez que nos va a abrir, como en un abanico, nuestras
expectativas y posibilidades frente a esa España despoblada en lo especie
humana, pero extremadamente rica en un sinfín de posibilidades de las que nos
cansaremos nunca.
Dentro y en cada uno de estos destinos
tendremos otro sinfín de hilos de los que tirar para redescubrir otras sendas,
caminos y destinos…
Lo mejor del viaje es aprender del mismo,
pero, a la vez, degustarlo para soñar con el mismo…
Lo que nos explica Anaya Touring:
Vacía, vaciada, olvidada... La despoblación
del interior de España ha merecido muchos adjetivos y ninguno bueno. Y, sin
embargo, es en las comarcas más remotas donde se localizan muchos de esos
pueblos que figuran en las listas de los más bonitos del país, y donde
encontramos los espacios naturales mejor preservados precisamente por estar
poco habitados y nada industrializados. Estas rutas por la España vacía,
ilustradas con bellas fotografías y mapas detallados, transitan por comarcas de
Aragón, Castilla-La Mancha, Castilla y León, Galicia, Extremadura, La Rioja,
Comunidad Valenciana y Navarra. Son territorios en ocasiones protegidos bajo la
figura de un parque natural, como las Bardenas
Reales, los Arribes del Duero, la Serranía de Cuenca o al Alto Tajo, y a los
que, en general, solo se puede acceder por carretera o pista de tierra. El
coche es el medio indispensable, y el destino, parajes increíblemente bellos y
solitarios: cerros erosionados, gargantas, ríos, estepas, bosques o dehesas,
pero también castillos apartados, monasterios, monumentos o pueblos de
indiscutible fotogenia, a veces abandonados, a veces reanimados por sus
habitantes, empeñados en mantener viva una tierra que aman y en la que creen.
Muchos de estos lugares guardan historias antiguas o recientes que también se
cuentan en cada ruta, porque su huella es parte del paisaje, al igual que los
cielos cuajados de estrellas, los graznidos de las rapaces, el murmullo de los
arroyos o el silencio abrumador, solo atenuado por el viento. Todo esto es lo
que sentirás si viajas por la España vacía.
Cazarabet
conversa con Francesc Ribes:
-Francesc,
¿qué te llevó a escribir este libro de Rutas que nos lleva por “esa España
vacía”?-¿Tú amigo qué entiendes como “un espacio geográfico vacío”?
-Ya hace años que visito el interior de
España, pero hacia 2005 recorrí todas las comunidades en pocos meses. Estaba
escribiendo una guía de enoturismo para El País-Aguilar sobre todas las
denominaciones de origen de España y tuve que concentrar el trabajo de campo en
algo más de un año. Esa acumulación me permitió percibir el contraste entre las
comarcas más o menos costeras y el interior. El dinamismo que se registraba
cerca del mar, por ejemplo, contrastaba con la soledad del interior de las
Castillas, Aragón, etc. Había menos personas, menos coches, menos pueblos…
Desde entonces me rondaba la idea, y algunas propuestas lancé a las editoriales
con las que colaboraba, pero la cosa no empezó a cuajar hasta que llegó Sergio
del Molino, le puso nombre al fenómeno y lo popularizó. Él y otros analizan la
España vacía como un fenómeno histórico y social, pero yo lo veo desde otro
ángulo: ¿qué hay de interés en estas comarcas tan escasamente pobladas? ¿Qué se
puede contar que atraiga tanto a la gente que vive en grandes ciudades como
para desplazarse a esas comarcas de interior? Porque atractivos turísticos hay
y muchos, más de los que aparecen en mi libro apenas aparece una pequeña parte.
-¿Gran parte de
esa España Vacía se desconoce?; ¿por qué?
-Yo creo que la conoce quien vive
relativamente cerca. Me cuesta pensar que la gente que vive en Teruel capital
no conozca el castillo de Peracense o haya estado más
de una vez en Albarracín o en Valderrobres. La desconocen quienes viven en
grandes ciudades, es decir, el público al que se dirigen los grandes medios de
comunicación, y estos, a su vez, la han ignorado por completo hasta hace poco
porque consideraban que la España vacía era ajena a sus intereses. Ahora, en
cambio, no hay programa informativo en radio o televisión que no se ocupe en
algún momento de la España vacía, porque está de moda, pero de una forma tan
superficial que se olvidarán de ella en cualquier momento.
-A veces no será
tan malo que se desconozca porque si un paisaje, un pueblo se empieza a conocer
mucho puede ser susceptible de perder parte de su idiosincrasia y de su
encanto, ¿cómo lo ves?
-Me temo que muchos pueblos y paisajes ya
están perdiendo su idiosincrasia y encanto por falta de habitantes que se
ocupen de su mantenimiento. Además, el tema de la autenticidad es espinoso: los
destinos "atractivos" para el turista siempre tienen algo de
representación o de recreación para captar la atención de este. Mi libro
pretende mostrar el atractivo turístico de algunas zonas de la España vacía,
pero soy consciente de que los problemas de despoblación y falta de servicios
no los soluciona el turismo, o no debería, pues ya hemos visto su fragilidad
debido a la pandemia. En mi humilde opinión, habría que crear oportunidades que
estimulen la economía productiva, sean sostenibles y creen el suficiente empleo
para retener y captar habitantes. Y creo que estas deberían basarse más en la
agricultura que en el turismo.
-¿Cómo te planteaste el trabajo de campo porque este libro es
pura planificación antes de salir de casa y empezar a recorrerte estos rincones
de la España Vacía…
-Dado que el hilo conductor era la
despoblación, ese fue el primer dato de estudié. Analicé la información del INE
y lo que han publicado entidades como la Asociación para el Desarrollo de la
Serranía Celtibérica y otras de ámbito local para determinar cuál sería el
campo de actuación. Luego lo acoté a las comarcas, por ser la delimitación que
más me convenía a la hora de trazar una ruta. Al final, el libro se centra en
las comarcas de la llamada Serranía Celtibérica y las pegadas a la frontera con
Portugal por ser las dos grandes áreas de la despoblación, pero soy consciente
de que podría escribir otro libro con rutas por otras regiones que no aparecen
en este, como el interior de Andalucía, Murcia, Cantabria o Asturias, por
ejemplo.
-¿Cómo ha sido
este recorrido?-En ese recorrido,¿ con qué gratas
sorpresas te has encontrado?
-Complicado, porque parte del trabajo de campo
se hizo en 2019, pero otra parte se desarrollaba en 2020 y la pandemia me
obligó a cambiar todos los planes y a concentrar todo el trabajo en el verano,
cuando dejamos atrás el confinamiento total y antes de que se decretasen nuevos
confinamientos parciales.
La grata sorpresa ha sido verificar que España
es más verde de lo que parece, y también que incluso en las zonas más remotas
hay visitantes, pocos, pero los hay.
-¿Y qué
denominadores comunes recorren a la España Vacía?
Aparte de la evidente escasez de habitantes y
de que las carreteras son muy mejorables en algunos casos, no sabría qué
añadir. Veo muchos campos que parecen abandonados, pero quizá estén en
barbecho. Como soy de ciudad, no sé distinguir un cultivo abandonado de
otro que descansa, la verdad.
-Para sensaciones
también está el percibir cosas, momentos que no te hayan gustado o que hayan
hecho que te plantees que la España vacía está vacía por algo…
-Evidentemente, el interior no se despobló por
casualidad. En cada comarca los habitantes se fueron por diferentes razones,
que en general se pueden resumir en dos: falta de oportunidades para sobrevivir
en el medio rural y mejores oportunidades para hacerlo en las grandes ciudades.
La decadencia de la trashumancia, la mecanización del campo, la
industrialización, la pérdida de competitividad de las industrias locales
manufactureras, la repoblación de bosques, la construcción de embalses… Hay
muchas razones. Lo complicado es que la gente regrese a los pueblos, y no creo
que baste con buenas carreteras y 1 Gb de fibra
óptica. Como dijo un conocido escritor, Alejandro Palomas, que ha hecho ese
tránsito, el campo no solo es bucólico, también es cruel. Y hay que tener
presente que la sensibilidad de los habitantes de las ciudades no es la misma
que en los pueblos, y hablo concretamente de los animales. A mí, por ejemplo,
me repugna la caza y la tauromaquia, no entiendo que maltratar o matar animales
pueda ser un entretenimiento, y sé por experiencia que detrás de la caza radica
parte del abandono y maltrato que sufren los perros en este país. Y los
habitantes de las ciudades también deben ser conscientes de que esos blancos
corderitos que se dejan abrazar acabarán en un plato en pocos días. Mucho me
temo que en el trato de los animales la distancia entre el campo y la ciudad es
cósmica. Unos porque no quieren mostrar y otros porque no quieren saber.
-De todas formas
esta España vacía es atractiva porque parte de su encanto, no sé como bucólico,
está en esa tranquilidad, silencio, sosiego…¿cómo lo
podemos reflexionar para llegar a un equilibrio en el que “lo vacío” no se
convierta en lo abandonado”
-Yo creo que ese equilibrio solo lo han
encontrado, por ahora, quienes han hecho de la casa de pueblo familiar su
segunda residencia. Lo que no tengo tan claro es que esa sea la solución para
contrarrestar la despoblación.
-Te viste
obligado o no…a parar en algún momento, en algún instante en un lugar no
planificado porque el corazón, simplemente, te lo pedía?
-Eso siempre ocurre. Uno planifica rutas y
paradas y luego la realidad te resitúa, porque descubres algo que no esperabas.
-Aragón,
Castilla León, Castilla la Mancha, Comunidad Valenciana, Extremadura, Galia, La
Rioja, Navarra…mucho, mucho por recorrer y seguramente que en el cajón desastre
se te han quedado lugares por visitar, por estar, vivir, fotografiar… ¿Cuántas
horas has invertido?
-Muchas y nunca las suficientes. Como ya he
dicho antes, me centré en las comarcas más despobladas, y en estas solo apunté
lo que considero más atrayente, pero desvelar los atractivos turísticos de
estas regiones daría para varios libros, sin contar las comunidades que se han
quedado fuera.
-¿Qué buscabas en
objetivos desde este recorrido?, ¿esa búsqueda, esos objetivos se han visto
saciados?
-Sí, quería mostrar que si estas comarcas
están despobladas no es por falta de atractivos (naturales, en general), y creo
que lo he conseguido. No quería limitarme a hacer una mera ruta de sitios que
visitar, sino esbozar con breves apuntes lo más significativo de la historia y
cultura de cada comarca.
Hay quien pensará que si estos atractivos se
han preservado es precisamente porque poca gente ronda por ahí. Yo más bien
creo que el paisaje es el resultado de una interacción entre la naturaleza y el
ser humano, por eso habría que empeñarse en mantener vivas las comarcas más
despobladas.
-Amigo, ¿puede
haber una segunda edición revisada y ampliada; te planteas otro trabajo similar
mirando y queriendo a esa España vacía?
-Podría haber una segunda y una
tercera, material no falta. Como autor, creo que todo contenido es mejorable.
Otra cosa es lo que considere la editorial, pero el libro está funcionando
bastante bien y quizá quiera reeditarlo con más contenidos o apostar por una
segunda parte. Ya veremos.
-Este libro no
sería el mismo sin la fuerza de la fotografía, ¿qué nos puedes decir?
-Evidentemente, sin imágenes no sería lo
mismo. Algunas fotos son mías, otras son de mi pareja, Olga García, y también
las hay de fotógrafos profesionales. En este aspecto, lo difícil ha sido
escoger pues en cada ruta había muchos hitos fotográficos y no había espacio
para todos, lógicamente.
-Y de ese
cuidadísimo trabajo desde la edición atractiva, dinámica y que hace fácil la
lectura y contemplación que se da desde el gusto editor de Anaya Touring, ¿cómo lo ves; cómo ha sido trabajar con Anaya?
-Una de las cualidades de Anaya Touring es que autor y editor (editora, en mi caso)
trabajan codo con codo desde que el proyecto toma forma hasta que va a
imprenta. Y que el autor siempre tiene la última palabra en lo que respecta a
los contenidos. También he de decir que yo colaboro con Anaya desde 2008, así
que ya nos conocemos bastante bien.
-Amigo, ahora,¿ en qué estás metido?
-Eso no lo puedo decir :-)
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