Cazarabet conversa con... Francisco Narla , autor de “Rōnin” (Edhasa)
Una novela que dibuja el trazo, casi errante,
de un samurái y de la cultura samurái… pero que también se acerca a los soldados
y oficiales que volvían cansados de la larga guerra, embarrada y bestial,
carcomida por los tiempos que fue la guerra de Flandes…
Francisco Narla se
adentra en esta cultura, tan mística como desconocida, y sobre la que hay
demasiados prejuicios…y también se pone en la piel de los que combatieron en
los Tercios de Flandes que eran, sin lugar a dudas, algo más que guerreros
impenitentes, eran ante todo personas…
La edita, la novela, Edhasa
Ediciones.
Edhasa es de las editoriales que hace de la
novela, en este caso de la histórica, un ejercicio pleno de aprendizaje
histórico, abriéndonos la mente para, después de cada lectura querer más
lecturas del período histórico del que hemos leído, de la pluma que nos lo ha
escrito u de otras plumas que tratan el mismo tema, algo que les sugiere o del
período histórico…
La sinopsis del libro:
Corre el año 1600. Japón hierve en una guerra
civil que parece eterna. Los señores feudales alternan alianzas y
traiciones en un juego de estrategia en el que cada uno de ellos trata de
hacerse con el gobierno absoluto del país de los dioses. La fortaleza de
Fushimi no soportará el asedio, y el samurái Saigō
Hayabusa está dispuesto a sajarse el vientre,
sin una mueca de dolor, sin emitir queja alguna. Sin embargo, su
señor le encomienda una misión que requerirá un sacrificio mucho
mayor que la muerte.
En el otro lado del globo, la corona española
sigue expandiendo sus dominios, pero el rey Felipe III, débil y
hedonista, ha dejado la corte en manos del duque de Lerma, quien, gracias
a sus corruptelas, está empobreciendo al país y resquebrajando los
cimientos imperiales. Allí, Dámaso Hernández de Castro,
soldado curtido en las campañas de Flandes, se prepara para partir
hacia las Indias Orientales, donde debe ponerse al servicio del juez de la
Audiencia de Manila.
Ha de suplir con méritos su insuficiente
alcurnia si quiere aspirar a la mano de su amada, la menina Constanza
de Accioli. Pero pronto descubrirá que alguien ha
disfrazado de oportunidad lo que en realidad es una trampa mortal.
El destino es inexorable… y un encuentro
circunstancial unirá para siempre los hilos de Saigō y
Dámaso.
Nueva edición de este long-seller
completamente revisada y actualizada y con un nuevo prólogo del autor. Una obra
inolvidable que hermana la época medieval en Japón y en España.
Significado de Ronin: En japonés, nombre que daban
a los samuráis que no tenían
un amo a quien servir.
El autor, Francisco Narla:
Francisco Narla, nacido en Lugo en 1978 y afincado en
un pequeño pueblo del corazón de Galicia, Friol, es
aviador y escritor. Pero son sus aficiones las que lo definen; arquero,
pescador con mosca, aficionado a los bonsáis, apicultor y casi cualquier cosa
sobre la que pueda leer en un libro.
Ha publicado
poesía, relatos, ensayos técnicos y novelas. Ha colaborado con radio y
televisión y también es conferenciante habitual en foros universitarios.
En 2009 publica su primera novela, Los
lobos del centeno. En noviembre de 2010 ve la luz su segunda obra de
ficción, Caja negra, reeditada en 2015 y traducida a varios idiomas. En
2012 nos sorprendió con Assur, con la que
recibe el aplauso del público y conquista las listas de los más vendidos. Y al
año siguiente nos presenta Ronin, que le consagró como uno de los más
versátiles y talentosos escritores de novela histórica de nuestro país, género
que ha continuado en su trabajo más personal y última novela hasta la fecha:
Donde aúllan las colinas. En 2018 gana el I Premio Edhasa
de Narrativas Históricas con la obra Laín. El bastardo. Tras el éxito, tanto en
ventas como en críticas, de Laín, Francisco Narla
acaba de presentar su nueva novela que ya está en librerías,
Fierro , seguro que recordarás este nombre....En 2019, publicó
en Edhasa una nueva edición revisada por el
mismo de la obra Los lobos del centeno en versión ilustrada; en 2020 una
nueva edición de la epopeya vikinga titulada Assur
que incluye un prólogo nuevo escrito por el propio autor, una guía del viaje y
un mapa del viaje; y en 2021 la nueva edición de su aclamada obra Ronin , sobre la venganza de un samurái.
Entrevista a Francisco Narla
en su faceta de piloto en Nius: Francisco Narla,
piloto: "Estamos entrenados.
El avión puede aterrizar con daños en el motor,
en las ruedas y sin frenos"
Web:http://www.francisconarla.com/
Twitter: https://twitter.com/francisconarla?lang=
Cazarabet conversa con Francisco Narla:
-Amigo,
¿qué te llevó a escribir esta obra narrativa? ¿qué pretendías al sumergirnos en
este ejercicio narrativo...?
-Estaba
en Sevilla, descubriendo sus paisajes e historia y, paseando por la orilla del
Guadalquivir en Coria del Río, descubrí la estatua de un samurái, allí, con su
armadura, su sable, su peculiar peinado, ¡un samurái en pleno corazón de
Andalucía! Yo paseaba junto al río imaginando bosques de mástiles, los
estibadores encargados con las corachas repletas de riquezas traídas de las
Indias y me encontré con un samurái. Así descubrí la historia de la Embajada Keichō y surgió la posibilidad de escribir una
historia al respecto. En cuanto comencé a indagar descubrí que era un
maravilloso decorado en el que plantear la trama de una novela.
En
cuanto a qué pretendía. En esta, como en todas mis novelas, lo único que
pretendo es entretener al lector. Que disfrute leyendo y que cada página le
mueva a leer la siguiente.
-¿Por
qué, amigo, te da por la novela de género histórico?; me da, que
sentís mucha pasión por conocer, indagar, investigar...y divulgar y que
utilizáis el género novelesco, en lugar, por ejemplo, del ensayo
porque os es más llevadero trasladar, de esta manera, la trama histórica, ¿es
así?
-Pues
puede ser que otros escritores lo enfoquen de ese modo, pero en mi caso no se trata
de eso. He escrito ensayos en otras disciplinas y el enfoque es diferente. Al
menos en mi caso. Cuando me enfrento a una novela, mi prioridad es siempre la
narrativa, pura y llana, las acciones y conflictos que mueven la trama y que
desarrollan los distintos actos narrativos hasta sus apogeos. En mi caso, el
entorno histórico se plantea como un decorado atractivo por lo desconocido o
por lo llamativo. No deseo enseñar Historia a mis lectores, en absoluto. Con la
investigación y documentación se añade al conjunto veracidad, pero en mi
opinión, en la novela debe primar siempre la narrativa, siempre; veraz,
rigurosa, comprensiva con el momento histórico que se retrata, pero siempre
fundamental y protagonista. En cualquier novela, sea histórica, intimista, de
suspense o de aventuras, la narrativa (y en consecuencia la técnica narrativa)
son las que deben primar.
-¿Es
Ronin una historia como de caballerías---si la transportáramos a la
literatura española--, nos remite a hazañas de búsqueda constante del honor,
del equilibrio en la senda de la vida, del instante vivido, quizás
soñado...puede que buscado?, pero todo esto, no exento de algo como de
romanticismo constante. .
-Sin
duda. Es una comparación de lo más acertada y, de hecho, buena parte de la
inspiración real de la novela se la debo a las lecturas de aquellas herederas
de las novelas de caballerías que aparecen en el Siglo de Oro en la literatura
patria. Esas lecturas me ayudaron a darle carisma a los personajes y a centrar
sus vidas y deseos. Sin embargo, al tiempo, debe añadirse que en la novela está
también, enfrentado y complementario, el peculiar sentido narrativo nipón y esa
tendencia única al dramatismo único de la derrota con honor.
-Es
esa similitud con la novela de caballerías, con ciertos guiños o muchos con
literatura del siglo de Oro, lo que nos la hace tan entendible porque aquí
tenemos, también a este tipo de “héroes” errantes, nómadas...que buscan el
honor perdido o que hacen las cosas con un sacrificio tan digno que al lanzarse
a un campo de batalla se hace con la determinación de morir o alzarse con la
victoria.
-Ahondamos
en la respuesta anterior y la apreciación da en el clavo. Por supuesto, se
conjugan los dos elementos desde perspectivas diferentes para producir dos
personajes opuestos y complementarios, Dámaso y Saigō
que, siendo completamente distintos, acaban actuando de un modo similar y
comprendiendo, para su desgracia, que no son más que peones en manos de los
poderosos. Una suerte de verdad universal de la que casi todas las culturas se
han lamentado.
-Aquí la historia nos traslada a la
llegada de una delegación de samuráis que viene de Japón desde un viaje, un
trayecto con diferentes "paradas" y "escalas" por lugares
que reconocemos y que hace que nuestra imaginación lectora los dibuje, eso es
parte de la pretensión del escritor que quiere que vivamos una aventura de
aventuras, ¿no? … hacernos volar, en este caso navegar, de un sitio a
otro, ¿verdad?
-Desde
luego, además del marco histórico, Rōnin es sin
duda una novela de aventuras a la sombra de las lecturas de las que yo mismo
disfruto como lector. Enfrentarse a lo desconocido, llegar allende lo
imaginado, descubrir los propios límites, todo en un entorno desafiante y
novedoso, para el lector y para los personajes.
-Está el samurái Saigo
Hayabusa caído en desgracia porque se esperaba de él
que a la caída de la fortaleza que defendía se abriese el vientre...pero es el
elegido por su señor para convertirse en un Ronin sin señor que dé con el
traidor que les traicionó por la caída de la fortaleza y el juramento a su
señor es algo más que sagrado y más para este samurái, tan veterano como
errante, que ya llevaba muchos años pesados en la espalda...¿qué le mueve a
pasar por encima de las miradas de prejuicio, de la vergüenza ...buscar la
redención y la venganza de sus compañeros?
-En
parte sí, pero en buena medida se trata de llevar el cumplimiento del deber
hasta el extremo. De llevar la lealtad hasta su máximo y, de ser posible,
rebasarlo. Es el clásico conflicto interior del personaje que se ve obligado a
hacer lo que jamás hubiera pensado que podría hacer, no es más que hacer que la
sirenita desee tener piernas o que el cachorro heredero al trono no desee
suceder al rey de la sabana. Es la forma básica de contar una historia. El motor
de Saigō es la lealtad y la lealtad lo empuja a
cotas impensables.
-¿Es
esta una historia, en cuanto a los personajes, de emociones y de la gestión de
las mismas?
-Espero
que sí, así deberían ser todas las historias, aunque, es evidente, que el
escritor no se debe esforzar por describirlo, sino por mostrarlo a través de
las acciones de esos mismos personajes. Pero sin emociones no hay historia.
-Todo muy romántico y si lo miramos
bien, en cierta manera, es lo mismo que mueve muchas causas que emprende gente
cuatro siglos después… ¿cómo lo ves?
-Por
supuesto, y podemos remontarnos mucho más atrás. La forma de contar historias
ya la plasmó Aristóteles en su Poética y su Retórica, y la fórmula sigue
funcionando y seguirá haciéndolo. De hecho, ambos dos libros siguen siendo
obligatorios en la biblioteca de cualquier novelista o guionista, como prueba
el hecho de que en cualquier librería de Los Ángeles se pueden encontrar con
facilidad.
-Y esa
delegación, me refiero la japonesa, tiene la misión, asignada por el
propio emperador, de establecer una serie de relaciones entre Japón, -- el país
del sol naciente--- y España, -- el Imperio en el que nunca se ponía el sol---
hay más de un denominador común en parte del hilo conductor de esta novela,
¿verdad?
-Muchos,
por supuesto, y a distintas capas, porque además de las aparentes también las
hay escondidas. La corrupción del valido del rey, del famoso duque de Lerma,
queda confrontada a las oscuras intenciones del Shogun que, probablemente, más
que en una misión comercial pensaba en un modo de deshacerse de los señores
feudales que habían adoptado el cristianismo. Efectivamente, hay muchos
paralelismos entre ambos mundos, más de lo que pueda parecer… Y no olvidemos
que, al menos por unas semanas, en la corte de Felipe II se llegó a considerar
la posibilidad de invadir China y contar con Japón como aliado fue una
posibilidad que algunos historiadores han mencionado.
-Pero también está el alférez de los
Tercios, Dámaso Hernández de Castro que también se embarca de
viaje a Filipinas, esperando que con ello se gane algo más que el corazón de
Constanza de Accioli, consiguiendo su mano... un
hombre al que también traicionan...
-Efectivamente,
el paralelismo entre ambos mundos, imperios y gobiernos se extiende al
paralelismo entre los dos protagonistas que, quedan marcados por el deber y por
la traición para acabar enfrentándose a lo impensable y comprender, como ya he
mencionado, que no resultan más que peones en manos de poderosos que los
desprecian. De ahí que los capítulos de la novela se hayan referido como
jugadas en una partida del tradicional juego del go.
-Esta novela tiene o cumple este año
nueve años de andadura, ahora que la ves editada, publicada y leída desde la
perspectiva que da el tiempo, ¿cómo la ves y cómo la sientes como lector y cómo
escritor?
-Pues
la veo llena de inconsistencias de juventud e inexperiencia, me da la impresión
de que podría haberla escrito mucho mejor. Desde su primera edición, y ya no sé
cuántas se han publicado, yo he escrito otra media docena de novelas,
intentando con cada una convertirme en un mejor escritor y estudiando entre
cada una cuanto he podido sobre narrativa y técnica. Inevitablemente, los años,
la experiencia y el trabajo hacen que sólo pueda mirarla con la condescendencia
propia de quien ha descubierto la magnitud de su ignorancia.
-Francisco, ¿qué es para ti la
narración, también como una búsqueda constante de respuestas? porque tanto
Ronin como el alférez de Tercios viajan buscando muchas respuestas, quizás
hasta con preguntas que todavía ni se han realizado ellos a sí mismo, ¿lo ves
así?
-Es
una buena forma de plantearlo. Una narración establece una gran pregunta que ha
de ser el eje de la trama, ¿conseguirá el arqueólogo doctor Jones el arca de la
alianza?, y para responderla, tenemos que construir una contestación que
superpone preguntas de menor calado con respuestas que, una vez unidas y
superpuestas, contestan, a su vez, a la gran pregunta, ¿conseguirá hablar con
su amigo?, ¿habiendo muerto su amigo, la hija de éste le ayudará?, ¿la
interposición de los nazis le impedirá realizar su misión?...
Evidentemente,
aquí hay también algunas preguntas que tienen trampa. Por ejemplo, a la
pregunta de si el héroe encarará la aventura, la primera respuesta siempre ha
de ser negativa, es la forma que tiene la narración de dejar constancia que la
aventura es peligrosa y difícil. El héroe nunca acepta su misión en primera
instancia. Sin embargo, aun siendo una pregunta que podríamos calificar de
retórica, forma parte también de la cadena, del rosario de interrogantes que
han de resolverse para desvelar el final.
-En
tus creaciones, amigo, ¿qué papel quieres darles a los personajes prioritario
frente a la trama y al escenario... parece que estén por encima de todo y de
todos como levitando, pero como muy presentes?
-Puede
ser que sea así, pero no lo he hecho conscientemente. Sólo he intentado que mis
personajes tengan fuerza, que muevan la historia y activen el conflicto. Es
extraño que los personajes principales no sean así, o al menos, yo lo vería
extraño. Aunque, hay que advertirlo, esa fuerza no viene de la perfección, del
ideal, de hecho, casi siempre viene de la imperfección, del defecto.
-¿Por
qué, amigo, normalmente parece que el papel de la trama siempre es el eje sobre
el que gira todo lo demás, hasta la paciencia, satisfacciones e
insatisfacciones del escritor? -Y más, cuando te inspiras en una historia que
tiene su dosis de realidad... porque, en realidad, hubo una delegación del
lejano Japón que se puso en contacto con España, ¿qué nos puedes explicar y qué
te llamó tanto la atención para que esta historia se hiciese novela?
-La
trama mueve la historia, aunque mi adorado Miguel Delibes, llevándole la
contraria a todos los estudiosos relevantes de narrativa, a toda la industria
de Hollywood, afirmaba que lo importante eran los personajes. Yo no me atrevo a
tanto y tengo que negarle lo dicho al maestro, creo, como la mayoría, que la
trama manda. Pero en este caso, la trama no se trata de la expedición en sí, si
no de la lucha de ambos dos personajes por llevar a cabo sus respectivas
misiones. Ahora bien, la embajada Keichō
existió, ciertamente. Está bien documentada y basta un vistazo por internet
para encontrar infinidad de referencias y madejas que desenredar. Y lo que me
llamó la atención fue, sin duda, el contraste, ese samurái en la orilla del
Guadalquivir, esa estatua que, en mi ignorancia, no pintaba nada allí y que,
sin embargo, guardaba un apasionante secreto.
-¿Son
los personajes que muestras y haces desfilar en tu historia los
que han ido cambiando tal como los pensaste en un inicio bajo el
influjo de la trama o es más bien algunos rasgos de la trama los que cambian
bajo el influjo, influencia o enamoramiento al que te someten, como escritor,
algunos de los personajes?
-Hay
escritores que se dejan llevar a medida que van escribiendo y tanto la trama
como los personajes van cambiando, se van transformando. En mi caso, no es así,
yo pertenezco a esa tribu a la que el ínclito señor Janés, el famoso director
editorial, llamaba escritores con mapa, en contraposición a los
referidos, que serían escritores con brújula. Yo, antes de enfrentarme
al papel en blanco tengo claro, meridianamente claro qué quiero contar y cómo
contarlo, todo se ha decidido antes en una especie de partida de ajedrez en la
que desarrollo la trama al completo haciendo que cada acción, igual que el
movimiento de una pieza en el tablero, sirva como base para la siguiente
jugada, la siguiente acción. Le dedico mucho tiempo previo a la preparación de
mis historias y es en esa antesala donde tomo las decisiones.
-Amigo, ¿nos puedes hablar del proceso
de documentación, búsqueda de fuentes, lectura de libro y demás que hay detrás
de este libro? Período apasionante, pero muy afanoso y trabajoso que, a veces,
incluso nos puede sumergir en cierta ansiedad… -Y, ¿cómo fue el día a día de
trabajo, la metodología de trabajo para construir esta novela?
-Dejando a un lado el estudio y práctica de la
técnica narrativa, esencial ante cualquier novela. Para cada una de mis
historias el proceso es bastante similar y sólo tiene un secreto, trabajo,
muchas horas de trabajo. En los meses previos viajo, cuando es posible a los
escenarios, como ese Umberto Eco que se paseó por buena parte de los
monasterios y abadías europeas. Y leo con fruición todo lo que puedo, ensayo y
narrativa que trata los temas principales de la historia que deseo contar
(recuerdo haber disfrutado una enormidad con la novela Shogun, de James Clavell, por poner un ejemplo; o con la famosa Los cinco
anillos de Miyamoto Musashi). Y, además, de la
documentación, si es posible, está también la práctica, unas cuantas clases de
artes marciales, algo de tiro con arco japonés, unas cuantas tardes con mi
maestro en el arte del bonsái, sesiones contemplando piedras con expertos en el
mundo de los suiseki. Es un proyecto de inmersión
gracias al que, con el tiempo, he ido aprendiendo distintas disciplinas y
culturas… Para mi novela Fierro, necesitaba dotar al protagonista de una
profesión y me acabé interesando por la apicultura; hoy en día, tengo colmenas
en casa y, además de haber escrito una novela, disfruto de miel de cosecha
propia…
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Cazarabet
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Matas (Teruel)
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