Cazarabet conversa con...   Gregorio Muelas, autor de “El primer tetrarca” (Olé Libros)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Gregorio Muelas nos lleva de regreso a la Roma del último cuarto de siglo del tercer siglo después de Cristo…

 

Lo que nos cuenta esta historia:

El Imperio romano se encuentra sumido en la anarquía militar. Con una nueva guerra civil en ciernes, surge la figura de un gran estadista, Diocleciano, que será capaz de pacificar el Imperio bajo un nuevo sistema de gobierno, la Tetrarquía. Tras dos décadas de relativa pax, el emperador decide retirarse a su palacio de Spalatum, dejando el poder en manos de su heredero, Galerio. Pero entonces surge en los confines del Imperio otro gran líder, Constantino, primogénito del augusto Constancio, que tendrá que luchar para ser aceptado como miembro de la familia imperial.

El autor, Gregorio Muelas:

Pero ¿qué es una tetrarquía, creéis que nos podemos apañar con la “enciclopedia de las enciclopedias?

Primero busquemos la definición de tetrarca: https://dle.rae.es/tetrarca

http://etimologias.dechile.net/?tetrarca

https://es.wikipedia.org/wiki/Tetrarqu%C3%ADa

Nosotros preferimos, como siempre, charlar con Gregorio Muelas:

 

 

 

Cazarabet conversa con Gregorio Muelas:

- Amigo Gregorio, ¿cómo se te ocurrió escribir una novela histórica adentrándote en Roma y en El primer tetrarca o mejor dicho en el intrincado mundo de la tetrarquía en Roma? ---aunque la política en Roma siempre fue muy, muy intrincada---

-Siempre me ha apasionado la Antigua Roma, tanto su literatura como su legado material, y esta pasión fue determinante a la hora de elegir mis estudios universitarios. Por otra parte, he de admitir que mi primera vocación fue la de narrador pues a muy temprana edad, debía de tener entre siete y ocho años, empecé a bosquejar mis primeros relatos y novelitas. La idea primigenia surgió hace una década y fue fruto de varias lecturas, sobre todo de grandes clásicos contemporáneos, como Yo, Claudio de Robert Graves, y Memorias de Adriano, de Marguerite Yourcenar. Su influjo fue decisivo, desde entonces me planteé el reto de ser capaz de aportar mi propia visión a la ya extensa bibliografía sobre Roma.

- ¿Por qué escoges ese período de tiempo y esa especie de tiempo de gobernanza?;¿por qué te atrajo el período temporal de la tetrarquía de Diocleciano---que fue la primera de todas--?

-Durante la carrera de Historia me di cuenta de que había ciertos periodos de la Antigua Roma que apenas habían sido tratados por los escritores de nuestra era, la Tetrarquía era uno de ellos, a pesar de que las reformas emprendidas por Diocleciano y Constantino permitieron prolongar la estabilidad del Imperio como unidad política frente a las crecientes amenazas externas, por la presión de las naciones bárbaras en las fronteras o limes, e internas, en forma de secesiones y usurpaciones, no han conseguido suscitar el mismo interés que otros periodos más conocidos, como las guerras púnicas, los años finales de la República o el siglo I. La obligación de todo historiador o narrador es la de arrojar luz sobre la sombra, y yo asumí hacerlo sobre el que tal vez sea el periodo más complejo de la milenaria historia de Roma.

- Recientemente, la novela histórica---inspirada ,cuando no basada de alguna manera en hechos históricos o cronologías históricas reales que se remontan a nuestras raíces más primigenias---ha tomado auge y aquí tenemos a varios escritores que, tomando cada uno de ellos digamos que una época diferente, la romana y otra la griega, han destacado como son, por ejemplo Santiago Posteguillo y Marcos Chicot—el primero se adentra en varias etapas y dinastías romanas y Chicot mira más a la Antigua Grecia--, ¿temes que se “te compare” o las comparaciones son demasiado odiosas?-, De todas formas, ¿cómo lo ves y cómo ves, en la actualidad el panorama narrativo, más que nada tomando el pulso a la novela histórica?

-En el arte en general, y en particular en la literatura, las comparaciones son inevitables y no hay que temerlas en absoluto, el hecho de que se me pudiera comparar de alguna forma con un gigante de nuestras letras como Santiago Posteguillo, valenciano como yo, sería más bien motivo de orgullo y significaría que mi trabajo es digno de encomio. A Posteguillo, además, me he resistido a leerlo con verdadera atención hasta no ver culminada mi obra para evitar sentirme influenciado.

-Te han influido, algunos escritores que se hayan adentrado en las entrañas de la historia y de los que no lo hecho, pero por su forma de describir, estructurar, tratar y retratar a los personajes…

-Somos lo que leemos y, sin duda, nos influencian aquellos escritores que admiramos, pero siempre hay que tratar de ser original, para ello es necesario leer mucho. Mis descripciones beben de la poesía, pero lo que más me interesa en una novela es la estructura. Curiosamente uno de los autores que más me han influenciado era poeta: José Hierro. En narrativa podría citar a un escritor que nada tiene que ver con la novela histórica: James Joyce. El hecho de tener unos referentes tan alejados del género puede ser una de las bases de mi originalidad.

-Como escritor, ¿qué te aporta la literatura y el ejercicio narrativo desde la narrativa histórica?; porque para ti, amigo Gregorio, ¿qué es escribir? ¿qué significa el ejercicio narrativo?

-Desde que tengo uso de razón el ejercicio literario ha dado sentido a mi vida. Yo creo que el escritor nace y se hace, y yo fui muy precoz. La narrativa histórica te obliga a documentarte de forma exhaustiva para recrear épocas pasadas de forma fidedigna. Podría decir que escribir es mi manera de ganarle tiempo al olvido que seré.

-Gregorio, ¿qué esperas aportar?, ¿qué pretendes, además de disfrutar escribiendo y hacer que el colectivo lector disfrute, con esta novela?

-Con El primer tetrarca espero aportar una forma diferente de abordar el género histórico, seguramente la novela es el género literario más misceláneo, alguien dijo que todo cabe en la novela y en la mía empleo recursos muy diversos con los pretendo hallar un equilibrio entre la acción y la reflexión, entre la aventura y la filosofía: monólogo interior, cartas, memorias, teatro, poesía, todo esto me permite multiplicar los puntos de vista y justificarlos en la diégesis de la narración.

-¿Qué papel, creo fuerte, juega aquí la religión cristiana?

-El papel de la religión cristiana es muy importante, las alusiones al Nazareno y sus seguidores son numerosas a lo largo del relato, este papel será aún más importante en la segunda parte de la trilogía, que estoy escribiendo en estos momentos. Diocleciano es conocido por la “Gran Persecución”, la última y la más sangrienta persecución a cristianos en el Imperio romano; su sucesor, Galerio, emitirá un edicto de tolerancia al final de sus días, y, más adelante, Constantino se apoyará en ellos para afianzar su poder sobre todos los territorios del Imperio.

-¿Y el papel de la mujer en torno a tus personajes principales, los ejes de la novela?

-En la novela hay dos personajes femeninos muy importantes: Minervina, la primera mujer de Constantino, y Fausta, la segunda. Pero hay un tercer personaje que planea sobre la parte central de la novela y es la que desencadena la narración de Diocleciano: su hija Valeria, las cartas que este le envía son el pretexto para que el emperador ya retirado haga un ejercicio de introspección y memoria. Minervina se expresa fundamentalmente a través de las cartas que dirige a su marido, primero desde Eboracum, actual York, en Britania, y después desde su exilio en África, y en ellas no duda en desnudar sus sentimientos. Fausta será su envés, movida por la ambición y el odio, maquinará a favor de su proyecto de engendrar una dinastía. Hablar a través de ellas también ha sido un reto para mí.

-Se trata, también de una novela coral; perdona que sea tan ingenua, pero ¿cómo dominas el poner a tantos personajes en liza narrativa, poniéndolos como a bailar en esta trama de tramas que era una tetrarquía?; aunque en Roma todo eran tramas de tramas…no hay época tranquila porque las que lo son un poco siempre pende la espada de la lucha por el poder, las ambiciones, las codicias, las avaricias…

-Escribir sobre la Tetrarquía me obligaba, como poco, a hablar desde el punto de vista de cada uno de los tetrarcas, pero si tenemos en cuenta que hubieron varias tetrarquías, y además incluimos la nómina de usurpadores: Majencio, Carausio y Alecto, eso complica aún más la cosa. Tratar de recrear el carácter de cada uno de ellos ha sido uno de los retos más apasionantes de esta novela. En este sentido tenemos un importante hándicap, y es la escasez de fuentes escritas, por tanto, he tenido que recurrir a otro tipo de fuentes, como la estatuaria y la numismática, pues en los bustos y las monedas de la época han quedado marcados determinados rasgos de su personalidad. La forma que tienen los personajes de expresarse está íntimamente ligada con la estructura de la novela, con su división en cuatro libros (liber primus, liber secundus, liber tertius y liber quartus), cada uno de ellos narrado de una manera completamente diferente.

-Roma, su expansión, su Imperio, sus dinastías, su historia, sus familias, su sociedad estratificada… era, en conjunto y en resumen, como una lucha de luchas dentro de un gigantesco Coliseum Romano en los que el tiempo cronológico puede pasar, pero sin más…porque al fin y al cabo todo es como efímero hasta la suerte del bien y del mal…

-El nuevo sistema de gobierno ideado por Diocleciano introdujo dos grandes novedades, basadas en el hecho de que el Imperio era demasiado vasto para ser gobernando de forma eficiente por una sola persona: la noción de que había que dividirlo para garantizar su unidad, al conceder el dominio sobre las tres cuartas partes a lugartenientes de su entera confianza; y la meritocracia, otorgando el poder a aquellos que reunieran los méritos necesarios para alcanzar el poder, rompiendo de esta manera con la tradición dinástica imperante desde Augusto. Pero Constantino, heredero de dicho sistema, tras imponerse en las guerras civiles, contra Majencio primero, y Licinio, después, volverá a asumir el poder único y fundará su propia dinastía, conocida como dinastía constantiniana.

-La historia de las antiguas civilizaciones con sus virtudes, algunas, y sus numerosos defectos ocasionados, en la mayoría de los casos, por los comportamientos de los humanos, dirías que se repiten, aunque en otra especie de dimensión histórica…te lo pregunto porque tú, en particular, tendrás una visión más ampliada y pormenorizada de cómo se comportaba Roma y cómo nos hemos ido comportando a lo largo de los tiempos hasta hoy y ahora…

-En esencia el ser humano no ha cambiado mucho, podemos decir que han variado los contextos y sus circunstancias, por eso me interesaba trazar un paralelismo con el presente, porque la ambición de poder sigue tan vigente hoy como antaño.

-Lo que te viene a decir que los que escribís novela histórica guardáis mucha más intencionalidad de intencionalidades de las que se muestran y demuestran, ¿verdad?... ¿nos quieres mostrar algo o poner sobre la pista de alguna cuestión?

-En relación con lo anterior, la principal intención es demostrar que las pasiones y las intrigas están tan presentes hoy como en el Bajo Imperio, las fórmulas para lograr aquello que se desea no han variado mucho desde entonces. Además de aquello que atañe a la esencia del ser humano, también me interesaba realizar una lectura en clave política, basta con ver las noticias o leer la prensa para darse cuenta de esto.

- ¿Qué escritores, amigo, te han servido como de guía?

-Afortunadamente muchos, tanto de novela histórica como de otros géneros, ya he citado algunos, pero me gustaría añadir otros que para mí han sido fundamentales a la hora de plantearme y elaborar mi novela, curiosamente se trata de autores norteamericanos: Gore Vidal y su Juliano el Apóstata, que fue todo un descubrimiento; Howard Fast y su Espartaco, un claro ejemplo de doble lectura al trazar un interesante paralelismo con su tiempo, la conocida “caza de brujas”; y, sobre todo, Thornton Wilder y su obra Los idus de marzo, que me parece una propuesta muy original, al narrar el final de Julio César desde múltiples puntos de vista. También me gustaría citar al austríaco Hermann Broch y su obra magna, La muerte de Virgilio, que me parece un monumento al lenguaje.

-En tus creaciones ¿qué papel quieres darles a los personajes…?,¿prioritario frente a la trama y al escenario?

-Siempre trato de encontrar un equilibrio entre la trama y los personajes, cuidando al máximo el escenario, el difícil conjugar todos estos elementos e intentar que un aspecto no priorice sobre otro. En El primer tetrarca todo es grande, en primer lugar, el escenario en el que se desarrolla la trama, el vasto Imperio romano, el mayor de la antigüedad clásica, dentro de él se desenvuelven unos personajes regidos por el ansia de poder, lo que les obliga a forjarse un carácter fuerte, donde las pasiones se llevan al límite. En cuanto a la trama he tratado de ser fiel a los acontecimientos de la época, pero la escasez de documentación me ha impelido a rellenar los numerosos huecos existentes con ficción, siempre basándome en fuentes anteriores o posteriores para ser lo más verosímil posible, en este sentido ha sido muy importante la adición de latinismos, que dan empaque al relato.

-Porque parece que el papel de la trama siempre es el eje sobre el que gira todo lo demás---hasta la paciencia, satisfacciones e insatisfacciones del escritor o escritora--, pero a veces la ósmosis entre personajes y trama es tan fuerte que interaccionan de una manera…

-Muchas veces el escritor es esclavo de la trama y / o subtramas de la novela, pero hay, como hemos visto, otros aspectos que no debemos descuidar, el más importante, tal vez, sea el estilo del autor, que independientemente de la trama ha de prevalecer. En El primer tetrarca hay un trabajo concienzudo del lenguaje para recrear la poética solemnidad de la época, los hechos se suceden de acuerdo con el orden de la estructura, pero cada parte del relato debe tener su propia lógica interna, en todos los sentidos. El primer tetrarca se divide en cuatro libros y cada uno de ellos está narrado de una forma diferente, esto contribuye, a mi entender, a enriquecer la obra en su conjunto.

-¿Cuál y cómo es el papel que le otorgas al escenario en el que se pasean los personajes y se desarrolla la trama?

-El escenario es fundamental y en mi novela ha sido un tema casi obsesivo, hay que tener en cuenta que se ambienta en un periodo de continuos cambios, así Diocleciano multiplicó el número de provincias para tratar de hacer el Imperio más gobernable. Para recrear los espacios y los ambientes por los que deambulan los personajes he acudido a varias disciplinas que me han permitido arrojar luz sobre los parajes naturales y las urbes de la época: en primer lugar, la arqueología de los lugares por donde transita la trama: Augusta Treverorum, Carnuntum, Ctesifonte, Roma… para ello he tenido que visitar algunos de dichos lugares para sentir de alguna forma lo que mis personajes debieron sentir en su época. También ha sido de gran utilidad el estudio de la vegetación y el clima, sobre todo en la parte que se desarrolla en Caledonia, la actual Escocia, adonde acuden Constantino y su padre Constancio para luchar contra los pictos, que en ese momento están sembrando el terror a un lado y otro del Muro de Adriano.

-Se nota que te lo has pasado muy bien escribiendo, creando e imaginando esta historia, ¿no?

-Esta pregunta es bastante difícil de responder porque no siempre uno goza con lo que escribe, sobre todo cuando se es muy exigente y perfeccionista, como es mi caso; además, no ha resultado sencillo sintetizar un periodo tan convulso en 300 páginas, y creo que esa ardua labor de síntesis ha resultado a la postre uno de los grandes aciertos de la novela.

-¿Los personajes que muestras y haces desfilar en tu historia, al margen que están sujetos a unos acontecimientos históricos muy concretos, han ido cambiando tal como los pensaste en un inicio bajo el influjo de la trama o es, más bien, algunos rasgos de la trama los que cambian bajo el influjo, influencia te someten, como escritor, algunos de los personajes?

-Al inicio del proyecto de la novela me planteé escribir las memorias ficticias de un emperador romano sobre el que no se hubiera escrito demasiado, lo encontré en la figura de Diocleciano, que desde su retiro voluntario en su palacio de Spalatum le remite una serie de cartas a su hija Valeria para dar cuenta de sus años de gobierno, pero conforme avanzaba con la trama se fue apoderando de mí el personaje de Constantino, que aquí empieza a forjarse como futuro líder bajo el sabio consejo de su padre, Constancio. De hecho, Constantino acaba siendo el protagonista de buena parte de la trama y lo seguirá siendo en las siguientes partes de la trilogía.

-Amigo, ¿nos puedes hablar del proceso de documentación, búsqueda de fuentes, lectura de libros y demás que hay detrás de este libro? Período apasionante, pero muy afanoso y trabajoso que, a veces, incluso nos puede sumergir en cierta ansiedad, ¿verdad?...

-La documentación que he tenido que manejar para abordar la escritura de esta novela ha sido muy abundante y compleja dado que además de las fuentes escritas, tanto contemporáneas como actuales, me he visto forzado a acudir a otras disciplinas, algo que señalo en las “Palabras liminares” del libro: arqueología, geografía, numismática, estatuaria, todo “con el propósito de hacer hablar a las estatuas, de convertir la piedra en carne y hueso”. He de reconocer que para tratar de alcanzar dicho propósito me he visto impelido a asumir la ansiedad de los personajes, de otro modo no serían tan auténticos.

-Y, ¿cómo ha sido el día a día de trabajo, tu metodología de trabajo para construir este libro de ensayo / narración?

-Al principio se basó en muchas lecturas para tratar de asimilar el contexto de la época, luego, sobre la marcha, y según las necesidades del relato, he ido recogiendo datos y más datos, contrastando su veracidad para incorporarlos en los momentos adecuados. Lo primero fue conocer muy bien qué sucedió y cómo para después encontrar la forma idónea de ordenarlo de acuerdo con la lógica interna de la narración. Me costó mucho hallar la manera de cohesionar las diversas partes de la novela, por eso la estructura es tan importante en mi libro.

-Trabajar entre libros, lectores y algún autor con alguna presentación, ¿qué significa…te ayuda…es como una especie de aliciente a seguir trabajando?

-Sin duda mi trabajo como librero me ayuda mucho pues me permite estar cerca de los lectores y conocer de primera mano sus gustos y preferencias, sin embargo, he de reconocer que cuando escribo solo pienso en mí, es mi forma particular de mantenerme fiel a mí mismo en la confianza de llegar a los lectores, a los que respeto muchísimo. Me considero un gran lector y escribir sobre lo que me gusta es mi manera más genuina de conectar con ellos. Entre las muchas enseñanzas que me ha ofrecido mi trabajo una de las más interesantes es la constatación de que el amante de la novela histórica es un lector voraz y que por tanto prefiere un volumen grueso para gozar el mayor tiempo posible del libro, en este sentido puedo anticipar que la segunda parte de la trilogía tendrá muchas más páginas.

-Este trabajo, ¿te ha abierto la mente y la curiosidad a indagar más sobre algunos de los aspectos tratados en el mismo?; ¿nos puedes hablar de trabajos en los que estás sumergido ahora?

-En efecto, en la segunda parte voy a introducir nuevas subtramas y será un libro más dinámico, lo que me permitirá desarrollar algunos aspectos ya apuntados en esta primera novela, por ejemplo, el tema del cristianismo ya que uno de los capítulos fuertes será el Edicto de Milán, firmado por Constantino y Licinio, por el que se concedía libertad de culto. Pero también estoy inmerso en otros proyectos narrativos, así acabo de culminar una nueva novela, en esta ocasión escrita en valenciano, que verá la luz este año, se trata de un thriller histórico ambientado en la corte de Fernando VI, con los ilustrados valencianos de la época, mediados del siglo XVIII, como principales protagonistas.

-¿Por qué narras en primera persona...por qué lo eliges de esa manera?

-Eso es algo que tiene mucho que ver con el narrador omnisciente, que es Firminiano, un historiador ficticio de la época que en realidad es un trasunto del autor, mi alter ego. De este modo mi decisión de narrar en primera persona queda justificada dentro de la narración y le aporta veracidad al relato. Además, el hecho de narrar en primera persona, a través de cartas y memorias, todas ellas fruto de mi imaginación, me permite introducir ciertos matices que enriquecen el carácter de cada uno de los personajes, y humanizarlos.

-Gregorio, ¿por qué te has agarrado tanto a las emisivas entre los personajes de esta narración? Bien, es verdad que el "género epistolar" por sí mismo es una garantía, ¿qué nos puedes explicar? ¿Es, en parte, por eso que lo utilizas?

-El género epistolar siempre me ha parecido muy interesante y desde el primer momento tuve claro incorporarlo, pero también ha supuesto un reto añadido pues me ha exigido una elaboración precisa del lenguaje para tratar de hallar la manera particular de expresarse de cada uno de los protagonistas. En cuanto a si se trata o no de una garantía, en realidad no me lo he planteado, para mí ha sido más importante la necesidad de explicar a los personajes de este modo.

-Hemos visto que utilizas "citas" en los encabezamientos de los diferentes libros que componen El primer tetrarca... citas, imagino, que dicen mucho sobre el contenido de los que nos cuenta la narrativa… ¿te costó mucho conjugar una cosa con la otra?

-En la poesía las citas son muy importantes, y dado que hasta la fecha me he prodigado en este género seguramente se trate de un “defecto profesional”, para mí son un complemento necesario que ayuda al lector a encarar la lectura de cada una de las partes de la narración, son, por así decirlo, la tesis de la prosa que les sigue y encontrarlas ha supuesto un trabajo de documentación adicional.

- ¿Eres consciente que nos haces acercarnos a "esos otros personajes", los de las citas y a su literatura versus pensamiento en particular?

-Totalmente, de hecho ese es mi verdadero propósito pues es imposible comprender un periodo concreto sin acudir al inmediatamente anterior o anteriores, el hoy del relato tiene sentido en relación con su ayer pues las decisiones de los personajes son motivadas por lo ya acontecido, así la Tetrarquía es fruto del pragmatismo político de la época y es una reacción a los cincuenta años de anarquía militar que sucedieron a la muerte del último emperador de la dinastía Severa, Alejandro Severo, en el año 235, y que estuvieron a punto de colapsar el sistema, comprometiendo la sostenibilidad del Imperio.

 

 

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