Cazarabet conversa con... Nadia Menotti,
autor de “Planta un árbol” (Pastel de Luna)
La editorial
Pastel de Luna edita un libro brillante desde el contenido hasta el continente
que firma, con maestría, Nadia Menotti.
Esta editorial tiene
un trato con lo que edita, más que excelente…cuida los libros en todo y en
todas las dimensiones…
La autora, Nadia
Menotti: Ha estudiado Diseño Gráfico en la Universidad de Buenos Aires,
ampliando su formación con talleres de ilustración en Argentina y Europa. Ha
impartido clases de Diseño y Comunicación en la UBA. Actualmente realiza un
trabajo de investigación sobre "Tipografía y lectura en condiciones de
dislexia". En su faceta creativa, ha producido obra fotográfica,
instalaciones y exposiciones. Es la autora del fantástico libro Planta un
árbol.
La sinopsis de
esta historia que nos hermana con la naturaleza:
“Cuanto mejor
conocemos algo, mayor es nuestra capacidad para amarlo. Casi todo el mundo ama
a los árboles porque los conoce en mayor o menor medida, pero cuanto más
aprendamos sobre ellos, y en especial acerca de todo lo que nos dan, más
podremos apreciarlos."
Acompaña a la
pequeña Sofía en un viaje por sus raíces, juntos descubriréis un montón
de buenas razones para plantar árboles.
A través de sus
maravillosas creaciones de madera, Nadia Menotti ha armado una pequeña obra de
arte con la quiere transmitirnos todo su amor por los árboles.
¿A qué estas
esperando para plantar uno?
Cazarabet
conversa con Nadia Menotti:
-Nadia, amiga, ¿qué te inspiró o qué te llevó a
ilustrar, pensar y “parir”, nunca mejor dicho este libro?
-Si bien he contado algunas veces esta historia,
celebro cada nueva oportunidad de hacerlo, porque cada vez que vuelvo a relatarla
surge una nueva historia. Ni mejor ni peor, diferente y creo que lo mejor de volver a contarla es
que puedo darle nuevos enfoques, es decir, volver a pensar alrededor de aquel
instante esencial y revivir la
experiencia, para así apresar su esencia y compartir algo nuevo. Me centraré en
vuestra frase, tan atinada por cierto, sobre “qué me llevó a parir este libro”.
Para mí, cada libro es como un hijo y como tal éste fue engendrado a partir del
cariño mutuo y respeto que nos inspira la naturaleza. La Editorial Madrileña Pastel de Luna, que ya conocía mi
trabajo, posó su mirada en mí y al proponerme una temática tan inspiradora se
produjo el amor a primera vista. Con ese amor por la naturaleza y nuestra
pasión por hacer libros, comenzó el trabajo conjunto para dar forma a Planta un Árbol. Y así fue como comenzó
aquel juego en el cuál la idea de un árbol transformado libro jugando con la
idea de un libro transformado en árbol, encontraron su equilibrio detrás de la
historia que queríamos contar.
-¿Lo podríamos casi definir como una “fábula
natural”?
-Qué concepto más interesante… Para ser sincera,
nunca lo había pensado en esos términos y me resulta muy divertido jugar con
este concepto en mi cabeza. Pongo en marcha el juego mientras conversamos sobre
este punto... si bien, desde su composición literaria de Planta un Árbol sigue la narrativa de un relato breve con intención
didáctica al igual que una fábula, en contra de definirlo así, podría decir que
nuestros personajes en lugar de ser animales u objetos dotados de pasiones,
simplemente son personas. Ésta es la historia de Sofía, una joven que entre
sueños y recuerdos recupera el amor por la naturaleza. Sin embargo, pensando
junto con ustedes y reflexionando sobre esta posibilidad de definición, se me
ocurre decir que los personajes de esta historia tranquilamente podrían haber
sido animales en lugar de personas, si hubiera sido así en este punto de
nuestra conversación, estaría asintiendo con la cabeza a la vez que
respondería:
-claro amigos, es una fábula!
Pero como les
contaba anteriormente, más allá de nuestro oficio de autor-ilustrador, cada
libro que es "parido" lleva mucho de las experiencias vividas y de la
autorreferencia, a tal punto que muchas veces
transciende ese límite entre lo real e imaginario. Y en este caso, esta
historia pedía que su personaje fuera una niña humana. Entonces con esta
licencia sobre el género y volviendo a la pregunta si definiría a Planta un Árbol como la "fábula
natural", debo decir que no pretendió serlo, aunque desde lo literario su
relato se apropia del carácter mixto y didáctico de la fábula y desde allí
posibilita que la problemática de nuestro personaje se haga presente de manera
sutil y progresiva para concluir con una sugerencia.
-Aunque es un libro “de compromiso”…
-¡Qué compromiso
esta afirmación amigos! Dividiré esta “comprometida” respuesta en dos, primero
me gustaría contarles, que cada libro que he realizado ha sido pensando en los
niños, pues los imagino en su entorno familiar o escolar y la imagen que viene
a mi cabeza es la de una escena de "lectura compartida". Es decir,
pienso en un padre, una abuela, un mediador de lectura o una maestra presentando
un libro al niño y con ello, abriendo juntos y a través de sus páginas un
espacio de reflexión compartido. Es por
eso que más allá de la temática que aborde el libro, creo que “este” es el
primer gran compromiso.
En segundo lugar,
debo decir que ciertamente hay temáticas que me resultan mucho más atractivas
que otras y que tocan una fibra muy especial en mí. No sabría diferenciar cuál
es primero, pero sin embargo tengo la certeza de que por alguna razón que va
más allá del oficio, estos temas encuentran en mí hacer una forma de
representación sensible que involucra un “intento” de aportar un granito de
arena sobre ciertos valores que considero universales como “la vida”.
-¿Cómo cuentas esta historia alrededor de
incentivar y/o animar a que asumamos que podemos hacer algo por la madre
tierra, los bosques, la naturaleza y nosotros mismos…plantando un árbol?
-Como les
comentaba anteriormente, en tanto pienso en un libro como una instancia de
lectura compartida, entiendo que en este caso Planta un Árbol es tanto para niños como para adultos y que los
moviliza desde lugares diferentes. Por un lado y pensando en los niños, cuando junto con Pastel de Luna ideamos Planta
un Árbol nos propusimos un libro que inspire, es decir no pretende
sermonear sino “animar" y “provocar” el deseo de ir a ensuciarse las
manos. Nos aventuramos a generar un texto que salga del libro con una historia
emotiva e información que promueva una mirada activa sobre nuestro entorno y la
naturaleza. Y por otro lado, a nuestros niños “adultos" se los convoca
desde otro lugar y se toca una fibra mucho más reflexiva, nos conformamos con
incentivar lo que en definitiva es
"volver a mirarnos" y observar cómo nos vinculamos con el
medioambiente. Es por esta razón que elegimos que nuestra historia comience con
una Sofía casi adulta, y será precisamente a través de esa búsqueda en sus
raíces que encontrará las razones por las cuáles es importante plantar árboles.
-Además el libro es muy, muy pedagógico, ¿verdad?
Cuéntanos. Porque nos explicas desde la ilustración a la palabra cómo y de qué
diferentes formas hay para plantar un árbol, no?
-Como se habrán dado cuenta este es un libro que
tiene mucho que ver conmigo y con mi forma de ser, en casa me dicen que
constantemente estoy buscando formas diferentes de explicar lo que deseo
contar, independientemente de lo que se trate, sencillo o complejo, encontraré
la manera de trasmitir una idea. A parte de haber estudiado diseño e
ilustración también estudié psicología y estos saberes no los puedo separar de mi día a día y mucho menos de mi profesión. Del porqué nos
hemos propuesto un diálogo permanente entre la palabra y la ilustración, tiene
que ver con una búsqueda de hacer efectivo el mensaje, no se trató solamente de
inspirar o incentivar a través de la historia, sino que nos propusimos brindar
las mínimas herramientas para pasar del libro a la acción.
-La protagonista va preguntando a todos los suyos
la razón, de razones, de por qué plantar un árbol y de razones hay tantas…
-Claro, porque cuando se busca con afán siempre
se encuentran respuestas, su viaje interior es un poco la excusa perfecta para
sacar a relucir y poner en valor algunas razones que todos conocemos pero que
muchas veces pasamos por alto. Solemos vivir de un modo tan automatizado que
muy pocas veces nos detenemos a observar nuestro entorno. Por ejemplo ¿cuántas
respiraciones hemos hecho conscientes el día de hoy?
-Porque plantar árboles es alimentar el aire y
hacer que el ciclo de la vida siga y se abone…--No sé si tengo muchas respuestas alrededor de
esta pregunta, considero que más allá de las explicaciones biológicas, plantar
árboles es tomar un rol activo en el ciclo de la vida, ser artífices de dar
vida y de que esa vida florezca.
-Amiga, ¿hay una especie de filosofía alrededor
de “mimar al árbol”?; aunque siempre es poco….
-Los árboles son
seres mágicos y fuentes de vida, pensemos en lo siguiente:
una pequeña semilla que con solo alimentarse de agua y luz, al cabo de unos
años puede darnos cientos de manzanas, si eso no es magia, entonces ¿qué es?
Este milagro de la vida ¿no es motivo
suficiente para cuidar y mimar un árbol?
Cualquier filosofía alrededor del cuidado del reino vegetal considero que
deriva de ese “darnos cuenta” que somos parte de un todo.
-En todos los países captas o sientes que esa
filosofía en torno al árbol, esa querencia es parecida, igual… ¿cómo lo ves?;
¿cómo lo sientes?
-He viajado
bastante y lo que sí puedo decir al respecto es que “el árbol” es uno de los
símbolos ancestrales más populares de las diferentes culturas y como tal se lo
asocia a la vida en perpetua evolución. Entiendo que esa querencia depende de
las personas y de la trasmisión de la cultura, precisamente de cómo es nuestro
vinculo con el mundo que nos rodea, sin ir más lejos he estado en ciudades donde
es casi imposible encontrar un árbol en sus veredas y otras que a pocos
kilómetros de distancia son un vergel. A estas alturas de la humanidad, que un
jardín florezca frente a nuestros ojos entiendo que depende de nosotros.
-Amiga Nadia, ¿cuántos árboles has visto plantar,
has ayudado o has plantado…?
-Casi sin
proponérmelo, no solo he visto plantar, sino que además he ayudado y he
plantado muchas semillas. No me
considero una "activista" en el tema pero estoy en contacto
permanente con estas tareas, intento fluir felizmente y tal vez al igual que
Sofía recuperar mi propio vínculo con la naturaleza.
Siempre cuento
que en la casa de mi madre hay un aguacate abuelo, que cada año da cientos de
frutos. Desde hace unos años, repartimos los frutos entre familiares, amigos y
vecinos, recuperamos o conservamos las semillas y con ellas hacemos los plantines. Al
termino de dos años nuestros pequeños árboles están listos para ser trasplantados
a tierra, entonces los regalamos o cambiamos por material como macetas o tierra
para poder seguir haciéndolo. Como este año teníamos unos 20 arbolitos de 2 a 4
años, se nos ocurrió ofrecerlos en adopción a través de una red social, en
apenas unas horas todos tenían hogar y gracias a eso nosotros conocimos a
personas de distintos lugares de la provincia de Buenos Aires que se acercaba a
mi casa a buscar su árbol.
Otras veces he
participado más tímidamente como cuando fui voluntaria del Vivero Comunitario
del Centro de Formación Ambiental del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires; o
como cuando he acompañado a los estudiantes y los maestros a plantar algún
árbol en el jardín de su escuela; o simplemente como cuando decidí cambiar mi
buscador habitual por Ecosia
que es un motor de búsqueda en Internet que dona aproximadamente el 80% de los
ingresos que percibe a diferentes organizaciones sin ánimo de lucro
relacionadas con la plantación de árboles
-Todos podemos hacer cosas por el bien común de
los árboles que es el bien común de todas y todos los habitantes---humanos o
no—del planeta, ¿no?
-Cada uno en su
medida, siempre se puede hacer algo por el bien común. Tal vez es un tema de
perspectiva, al eliminar las fronteras entre el "yo" y el "no
yo", "lo uno" y "lo otro"... podemos comprender que cada uno desde su
lugar en la creación puede hacer cosas que nos beneficien a todos!
-¿Cómo ves y sientes la receptibilidad de este
libro ilustrado?
-Este es un libro
que ha tenido una acogida muy buena, se transformó en un libro muy querido, a
tal punto que ha superado mi capacidad de sorpresa. Me ha pasado de recibir
mensajes en el móvil con fotos y mensajes de los niños que se identifican con
las escenas narradas y sus padres me escriben contándome cuál ha sido su parte
favorita; también he recibido invitaciones para plantar árboles en escuelas;
madres se me han acercado para agradecer que hayamos abordado la temática de
manera didáctica; he recibido correos de mediadores de lectura que han llevado Planta un Árbol a lugares donde no podría
haber llegado; incluso me han escrito psicopedagogas para compartir los juegos
que les inspiró el libro y cómo lo implementan para fomentar la lectura en
contacto con la naturaleza. En su año de edición fue seleccionado entre los títulos que aparecen en la lista de honor confeccionada por la OEPLI (Organización Española para el Libro
Infantil y Juvenil) como libros recomendados y este año ha sido
seleccionado por el Diario El Salto
para llegar a sus suscriptores junto con el periódico. La verdad que Planta un Árbol
no ha parado de crecer y dar hermosos frutos.
-¿Cómo ha sido la colaboración en la edición con
Pastel de Luna?
-Que puedo decir
sobre esta editorial que ustedes ya no sepan…
En Pastel de Luna conocieron
mi trabajo y confiaron plenamente en mi desempeño profesional y criterio estético para llevar adelante
íntegramente este proyecto. La palabra “colaboración” realmente cobra sentido
cuando pienso en la experiencia que he tenido con ellos pues todo el proceso de
realizar este libro ha sido de absoluta libertad y respeto mutuo, de
reciprocidad e intercambio, de paciencia y alegría. No solo siento que he
aprendido mucho trabajando con ellos y sino que además he ganado nuevos
amigos.
-Amiga, ¿en qué estás trabajando en la
actualidad?
-Estoy trabajando
en dar forma y sentido nuevos libros, con voces muy diferentes, es decir que me
proponen nuevos desafíos. Espero poder compartirlos muy pronto con ustedes y
que sean tan bien recibidos y queridos como Planta
un Árbol.
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