La
Librería Cazarabet
Joaquín
Pisa vuelve a las primeras páginas del mundo editorial, homenajeando al Cierzo.
Publica
con Editorial Pirineo, El cierzo y las luces.
Este
pasado verano pudimos degustar, también, “Miscelánea. De historias, personajes,
costumbres, tradiciones de la Villa de Lanaja”.
Joaquín
Pisa es de los escritores más productivos que mantiene, siempre, como su mirada
presa o detenida en Aragón. Por eso nos fijamos tanto en él…este verano
aterrizó en nuestra casa la Miscelánea
con sus costumbres y tradiciones de la Villa de Lanaja…incansable , ahora,
Editorial Pirineo hace que otra de sus “producciones” literarias vea la luz, se
trata de El Cierzo y las luces..Pisa en cuestión de meses ha llegado a nosotros
desde dos maneras: primero lo hace agudizando su mirada cobre las costumbres y
las tradiciones de la Villa de Lanaja, lo hace como un etnógrafo…Joaquín Pisa
se convierte, y es, un estudioso y un curioso desde el continente, la reflexión
sobre lo que ve, pregunta y estudia y , también, sobre en continente porque,
desde fuera, el libro, aún sin profundizar, Pisa ya sabe encarar éste y otros
temas….es una pluma muy versátil…un humanista de nuestros días…puede que sea
esto, lo del humanismo y lo de su relación con la Ilustración y los tiempos de
“las Luces” lo que haya hecho que
Joaquín Pisa se fije en este libro , en formato de novela, para dedicárselo a
los aragoneses que sí estuvieron envueltos, viviendo y dándole forma a sus
“particulares días de las Luces”. El protagonista es Pedro José Saboya, un
ilustrado que mira más allá de manera diferente y “sueña” con algo más…con que
“las luces” entren en la España ensombrecida y en que “la Ilustración”, la
Enciclopedia y todo el espíritu que de esto se desata, llegue a nosotros…En la
novela beberemos de esta ilusión porque se queda como en una ilusión…ya que,
después, viene el fracaso más intenso
Lo que
nos dice la editorial Pirineo del libro: El Cierzo y las luces
EL CIERZO
Y LAS LUCES; El siglo XVIII es el de germinación entre nosotros de las ideas
que darán lugar a la modernidad y al pensamiento contemporáneo español. También
el del fracaso del primer gran intento reformador del país; el momento
histórico en el que definitivamente, España pierde el ritmo en relación con
Europa. Esta novela se centra precisamente en la lucha llevada a cabo por
personajes como su protagonista, Pedro José Saboya, un ilustrado que como tal
sueña una España diferente, abierta a los avances y cambios científicos,
políticos y sociales europeos. Su fracaso personal y el fracaso de esa aspiración
se entrelazan hasta confundirse en uno solo. El
contexto histórico en el que se desarrolla la novela arrastra al
personaje por diferentes acontecimientos y paisajes, partiendo de su pequeño
pueblo de origen, una villa monegrina. La Guerra de
Sucesión, el sitio de Barcelona en 1714, la Menorca ocupada por los ingleses,
los valles y montañas del Pirineo aragonés… son los escenarios donde trascurre
la acción, presentada como un encadenado de escenas de la vida de Saboya
enmarcadas en la historia colectiva de una España convulsa y en pugna consigo
misma.
Interesante:
http://blog.editorialpirineo.com/2014/11/presentacion-en-huesca-cierzo-y-las.html
Sobre
España y la Ilustración, y “el siglo de las Luces”:
http://es.wikipedia.org/wiki/Ilustraci%C3%B3n_en_Espa%C3%B1a
http://www.historiasiglo20.org/HE/8f.htm
El sitio
de Barcelona, 1714:
http://es.wikipedia.org/wiki/Sitio_de_Barcelona_%281713-1714%29
La Guerra
de la Sucesión:
http://es.wikipedia.org/wiki/Guerra_de_Sucesi%C3%B3n_Espa%C3%B1ola
http://www.historiasiglo20.org/HE/8a.htm
Menorca
bajo la dominación inglesa:
http://es.wikipedia.org/wiki/Menorca_bajo_dominio_brit%C3%A1nico
Cazarabet conversa con Joaquín Pisa.
-Joaquín hablar de Cierzo, me
imagino, debe ser para ti, un equivalente a hacerlo de Aragón, ¿no?
-El cierzo
es sin duda uno de los elementos identitarios aragoneses básicos. Baste
recordar aquel verso del tema "Aragón", que cantaba Labordeta en
los años setenta: "polvo, niebla, viento y sol" como definición
anímico/meteorológica del país aragonés. Y desde luego, el viento por
antonomasia de Aragón es el cierzo.
-¿Por qué le has dirigido tu mirada al “siglo de
Las Luces”?
-Porque el siglo XVIII, el Siglo
de las Luces, es el momento en el que todo pudo llegar a ser en España. En ese
siglo está el fermento de lo mejor que le ha pasado a este país a lo largo
de su Historia, pero también representa el instante en que abortó ese gran
proyecto reformista que soñaron los ilustrados. Es un siglo contradictorio y
vivo como ninguno.
-Y, ¿por qué buscas la coyuntura, el encaje de
piezas entre la historia de Aragón y sus gentes con el tiempo de la
Ilustración?
-El siglo
XVIII fue para Aragón el de la gran oportunidad perdida. Políticamente es
el momento de mayor influencia aragonesa en la monarquía hispánica, con el
conde de Aranda y el partido Aragonés gobernando en Madrid. Algunas cosas,
pocas, mejoraron entonces en Aragón. Pero lo substancial es que en
cada población aragonesa, como ocurría en esos años por toda España y aún en
Europa entera, había al menos una persona de cierta cultura y capacidad
imaginando y proyectando futuros regadíos, la extensión de la educación a
las clases campesinas, el diseño de sociedades comunales de
explotación agrícola, o más allá todavía el fin de la hegemonía ideológica
de la Iglesia y la creación de regímenes políticos surgidos de
la voluntad popular.
-¿Cómo ha sido el proceso de documentación…porque
documentarse sobre el siglo de las Luces en Aragón…tampoco es que haya sido,
presumiblemente, de lo más sencillo?
-La bibliografía
es escasa y la documentación apenas empieza a explorarse, sobre todo en
historia local. Y sin embargo hay aragoneses que dejaron huella, como es
el caso de Francisco Dieste Buil,
de quien hablo en mi anterior libro "Miscelánea de historias, personajes,
tradiciones y costumbres de la villa de Lanaja". Francisco Dieste fue un ilustrado que invirtió su tiempo y arriesgó
su dinero creando viñedos, abriendo una escuela-taller de hilado para chicas,
reparando iglesias en ruinas, escribiendo libros con consejos
para aumentar el rendimiento de la ganadería, y en definitiva soñando mil
proyectos que mejoraran el campo aragonés, y todo ello desde un pueblo situado
en mitad de Los Monegros. El rastro conservado de gente que como Dieste Buil estaban poseídos por
el espíritu reformista, es lo que nos permite reconstruir ese siglo XVIII
imprescindible para entender lo que vino después, en los siglos XIX y el primer
tercio del siglo XX. Todo, desde la Constitución de Cádiz de 1812 al sufragio
universal directo, pasando por la enseñanza laica en la Segunda República o la
igualdad de derechos entre hombres y mujeres, por poner solo unos ejemplos,
está contenido o al menos presente ni que sea de modo embrionario en las
ideas de los ilustrados del siglo XVIII.
-¿Cómo era el Aragón de aquellos
días?
-Un país
muy pobre y atrasado, dominado por la Iglesia y la nobleza. En cierto modo y
como gran parte de España, Aragón vivía a comienzos del siglo XVIII inmerso
todavía en la Edad Media. Las leyes, las mentalidades, los usos sociales y
las costumbres eran prácticamente medievales. Fue la Guerra de Sucesión y la
instauración del Estado absolutista según el modelo francés lo que trastocó
todo y abrió las compuertas.
-Estamos hablando, verdaderamente, de tiempos
singulares y convulsos: los acontecimientos en Barcelona con el sitio en 1714;
la Guerra de la Sucesión, los Borbones, Menorca con la “estancia” de los
ingleses…?
-Mucha
gente sencilla creía sinceramente que el Fin del Mundo estaba cerca, dado lo
revuelto que andaba todo. En cierto modo tenían razón, ya que tras la guerra,
que duró de 1700 a 1714, el orden social establecido durante un milenio
saltó por los aires y las burguesías urbanas irrumpieron con fuerza no solo en
la economía, también empezaron a ganar posiciones en la política. En esos
años se ponen las bases financieras del remedo de Revolución Industrial
que tendrá España a principios del XIX, y Catalunya y el País Vasco comienzan
su despegue económico mediante una fuerte acumulación de capital en manos de
las nuevas élites. Por Aragón todas estas cosas pasaron muy levemente.
-Pedro José Saboya es un personaje singular y muy,
pero que muy avanzado a su tiempo..Porque, incluso, dentro de este tiempo va
como más allá…es como si hubieses querido, como dibujar y retratar, a una
persona, muy sola, soñando y con todas
sus ilusiones en juego frente a las adversidades…¿Cómo lo ves?
-Los
profetas siempre están solos, y a menudo acaban apedreados por aquellos a
quienes predican. El destino de los ilustrados españoles en general fue
dramático, porque el país no estaba preparado para oírles y las fuerzas
reaccionarias que enfrentaban eran muy poderosas. Gentes como Esquilache, Jovellanos o el mismo Goya conocieron la
persecución y el exilio. Quienes como Saboya pensaban y trabajaban desde el
medio rural fueron simplemente olvidados por sus paisanos.
-En esta historia se vislumbra el
fracaso de los sueños del protagonista…bueno, no le das mucha tregua porque ,
seguramente, que piensas que no la tiene porque las circunstancias de aquellos
días no dieron mucha tregua a nadie, ¿no?
-En el
caso de Saboya el fracaso personal se entrelaza y confunde con el fracaso de
sus sueños y en definitiva, con el fracaso del proyecto reformista iniciado en
España en ese Siglo de las Luces, tan potente en países como Francia pero que
en España podría decirse que apenas dio para iluminar unos candiles. La
represión, el fanatismo y la intolerancia se ocuparon de apagarlos.
-Joaquín este verano nos llegaba un libro sobre
costumbres y tradiciones de la Villa de Lanaja. un libro muy centrado en la
observación, estudio, entrevistas e investigación…además de lecturas…pero ahora
nos llega esta novela, muy edificante sobre una época que nos dejó con un poco
de desencanto:¿cómo en pocos meses puedes llegar a hacer que el lector que se
fija en una pluma la pueda llegar a leer desde estos dos planos tan
diferentes…aunque , seguramente, como escritor tiene más puntos de encuentro
del que nos parece al lector?( los puntos de confluencia yo los veo en la
metodología al documentarte, en alimentar esa curiosidad tuya, siempre, en el
tema de ser muy preciso en las épocas y en las diferentes costumbres y
tradiciones que las rodea…)
-Efectivamente, como bien dices
todo está relacionado. Recuperar la Historia sea a través de la investigación
documental y oral estrictas o sea a través del ejercicio de la
literatura, requiere si se quiere ser coherente y riguroso un esfuerzo
similar. Documentar una época para una novela no es muy diferente de
hacerlo para un trabajo de historia local, si se pretende entregar al lector un
texto creíble y provechoso para él.
-Bueno, amigo Joaquín ¿y qué nos puedes comentar
sobre tus nuevas investigaciones y trabajos…nos puedes adelantar algo sobre lo
que vas trabajando?
-Tengo
como siempre muchos frentes abiertos, que van avanzando con ritmos
distintos. Actualmente estoy recolectando documentación para un libro sobre los
refugiados aragoneses en Catalunya en la etapa final de la Guerra Civil
(1938-1939), en el que espero que colaboren instituciones catalanas y
aragonesas, lo que en los tiempos que corren sería una verdadera proeza.
También recojo documentación para preparar una aproximación a la figura de
quien fuera el cacique aragonés por antonomasia, Mariano Bastarás Cavero, diputado
y senador en los años finales del siglo XIX y principios del XX, de quien se
dice que fue uno de los hombres más ricos e influyentes del Aragón de su
tiempo; una coplilla popular de la época aseguraba que Dios mandaba en el
Cielo, pero que en Los Monegros mandaba Bastarás. Y en fin ando también en
otras cosas, como la redacción avanzada de un librito sobre la cocina
tradicional y popular de la villa de Lanaja, un trabajo que me está divirtiendo
mucho y me sirve para desengrasar de temas más complejos y absorbentes.
19082
El cierzo y las luces. Joaquim Pisa
174 páginas 15 x 21 cms.
13,00 euros
Pirineo
El siglo
XVIII es el de germinación entre nosotros de las ideas que darán lugar a la
modernidad y al pensamiento contemporáneo español. También el del fracaso del
primer gran intento reformador del país; el momento histórico en el que
definitivamente, España pierde el ritmo en relación con Europa. Esta novela se
centra precisamente en la lucha llevada a cabo por personajes como su
protagonista, Pedro José Saboya, un ilustrado que como tal sueña una España
diferente, abierta a los avances y cambios científicos, políticos y sociales
europeos. Su fracaso personal y el fracaso de esa aspiración se entrelazan
hasta confundirse en uno solo. El contexto histórico en el que se desarrolla la
novela arrastra al personaje por diferentes acontecimientos y paisajes,
partiendo de su pequeño pueblo de origen, una villa monegrina.
La Guerra de Sucesión, el sitio de Barcelona en 1714, la Menorca ocupada por
los ingleses, los valles y montañas del Pirineo aragonés… son los escenarios
donde trascurre la acción, presentada como un encadenado de escenas de la vida
de Saboya enmarcadas en la historia colectiva de una España convulsa y en pugna
consigo misma.
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