La Librería de El Sueño Igualitario

poltada-i6n15603151.jpgCazarabet conversa con...   Enrique Piquero Cuadros, autor de “La Guerra Civil española a través de las crónicas de los corresponsales soviéticos” (Miraguano)

 

 

 

 

 

Enrique Piquero Cuadros aporta una excelente visión de cómo los corresponsales que estuvieron presentes en la Guerra Civil Española reflejaron lo que aquí tuvo lugar.

Lo que nos explica Miraguano sobre el libro:

Cuando la Unión Soviética decidió apoyar al gobierno español tras el golpe militar y el inicio de la Guerra Civil, junto a la ayuda material y política, envió a la República a algunos de sus mejores periodistas y escritores, que se encargarían de retratar la contienda. Los reportajes y artículos que enviaban desde España se imprimían en los periódicos de toda la URSS, los cines se llenaban para ver las escenas que sus camarógrafos rodaban en nuestro país. Aquellas miles de páginas e imágenes fueron el primer contacto real, intelectual y emotivo, entre los pueblos de Rusia y las demás repúblicas soviéticas con España.

Las propuestas estéticas y propagandísticas de los corresponsales soviéticos conformaron un rico y original retrato del país y su guerra, y sus crónicas llegaron a sumar, muy probablemente, el mayor volumen de trabajo de cuantas corresponsalías extranjeras hubo en la guerra de España. En su conjunto, todas ellas constituyen una fuente importante para el conocimiento de los hechos, pero un análisis global y detallado puede descifrar, además de su uso puramente informativo, sus valores ideológicos, morales, artísticos y su capacidad para producir arquetipos que habrían de influir durante largo tiempo en la imaginación y los sentimientos de generaciones.

En este libro se analiza cómo los corresponsales soviéticos construyeron un mito de la España Republicana, basado en su heroica lucha contra el fascismo, que ha influido en cientos de millones de lectores durante décadas. En sus crónicas, tres fueron los cauces literarios y descriptivos que canalizaban su labor informativa y que articulaban sus discursos: el uso de la descripción del paisaje como elemento simbólico, explicativo y emocional del trascurso de la guerra y sus consecuencias; la continua referencia a la cultura española y sus valores universales; y la descripción de las mujeres y hombres protagonistas de la guerra como encarnación de todas las luchas justas contra los enemigos de la humanidad.

Siguiendo esta estructura literaria, se reúnen en este volumen los principales reportajes de los cuatro corresponsales soviéticos más destacados por su importancia de cuantos visitaron España: Mijaíl Koltsov, Iliá Ehrenburg, Ovadi Sávich y Román Karmén, traducidos del ruso y comentados ochenta años después de haber sido escritos.

Algunos de estos escritores, para ir abriendo “apetito lector”:

https://es.wikipedia.org/wiki/Ily%C3%A1_Ehrenburg

https://en.wikipedia.org/wiki/Roman_Karmen

El autor, Enrique Piquero Cuadros:

Nos acercamos al autor Enrique Piqueros, a veces  la mejor manera de conocer a nuestros autores es conociendo sus trabajos; http://eprints.ucm.es/28190/1/T35677.pdf

 

 

 

Cazarabet conversa con Enrique Piqueros Cuadros:

 -¿Cuál era el estado del periodismo, de los corresponsales, una vez terminada la Revolución del 17 y la Guerra Civil que tuvo lugar aquel país?

-Durante la Guerra Civil Rusa y al termino de la misma, la actividad periodística soviética estuvo centrada en los siguientes aspectos: en la labor propagandística contra la propaganda de los ejércitos enemigos y de la prensa extranjera, y en las campañas estatales contra el analfabetismo y la propagación de las ideas del marxismo - leninismo. La gran mayoría de los mejores escritores y periodistas de aquellos años trabajaron en aquellas campañas de alfabetización o en las redacciones de los nuevos periódicos que se fueron formando por el país. Esas nuevas publicaciones ya no pertenecían a empresarios sino a colectivos concentrados: de estudiantes, obreros de la construcción, del ferrocarril, de escritores, artistas... donde se seguía desarrollando una profunda labor ideológica contra los principios que durante siglos habían sido insertados por las fuerzas gobernantes anteriores. Por otro lado, conviene delimitar dos períodos muy diferentes en el periodismo soviético antes de 1936: el que va desde 1917 hasta 1932 y desde ese año en adelante. Con la ascensión al poder de Stalin se fue imponiendo la postura estética del llamado "realismo socialista", es decir, de la generalización de unas formas y unos contenidos a la hora de escribir y publicar, bajo la amenaza, además, de represiones que se iban generalizando por el país.

A pesar de eso, cuando las fuerzas fascistas atacaron a la República Española, en la Unión Soviética ya había una sólida organización de periodistas, periódicos, corresponsales... que se había formado en apenas dos décadas y que, sin embargo, era vanguardia en el periodismo mundial de entonces por una clara razón: nadie había escrito más contra el fascismo italiano y el nazismo alemán que ellos antes de 1936. Durante mucho tiempo fueron casi la única fuerza informativa, entre los periódicos del continente, en tomar una postura claramente contraria y firme a las mencionadas fuerzas reaccionarias. Incluso podría argumentarse que aquellos periodistas soviéticos ya se habían enfrentado a fascistas muy similares a los italianos y alemanes años antes, en la Guerra Civil Rusa, y ya habían luchado, periodísticamente, contra propaganda muy similar a la que enfrentarían en España.

 

-Parte de los que aquí vinieron a cubrir el conflicto bélico,  son “fruto” de aquellos tiempos, me refiero a si estaban influenciados o hasta qué punto habían “bebido” de informar sobre la revolución, la guerra civil o el período que va de estos acontecimientos al estallido de la Guerra en España

-Los principios ideológicos enemigos a los que habían hecho frente durante la Guerra Civil Rusa ( ya la Revolución de 1917), eran muy similares a los que combatirían después en la Guerra Civil Española, así como eran similares los principios que ellos habían promovido y promoverían en ambas guerras. Se trató de un clásico conflicto de las corrientes ideológicas socialistas, libertarias y democráticas... contra la tradición religiosa, capitalista, oligárquica, nacionalista... Iliá Ehrenburg, antes de llegar a España en 19136, ya se había enfrentado a la prensa de derechas en Rusia, la Unión Soviética y en Francia, pues desde inicios de los años veinte había estado trabajando en París, como corresponsal, igual que Ovadi Sávich. Ehrenburg conocía muy bien los cauces ideológicos europeos de aquellos años y quizás por eso sus artículos desde España resultaran tan impactantes a todos los lectores de toda Europa, pues carecían de limitaciones nacionales. Por ello pienso que, si bien Koltsov fue el mejor periodista soviético que hubo en la Guerra Civil Española por su capacidad informativa, Ehreburg fue mucho mejor propagandista. La fuerza de sus mensajes no tenía límites ni geográficos ni temporales.

 

-Había habido muchos corresponsales, intelectuales, políticos del Estado Español que viajaron  a URSS para retratar la transformación que había sufrido este país desde la época de los zares hasta la llegada y el apogeo de los bolcheviques que, además se aposentaron, ¿Cómo se retroalimentaron los intelectuales de uno y otro país?

-El punto común a todos los intercambios culturales de aquellos años durante los dos países fue el interés político y el intercambio ideológico. Las relaciones entre los dos países nunca fueron intensas hasta la Segunda República. Rusia había tenido lazos mucho más estrechos con Francia, Inglaterra, Italia o Alemania, aunque siempre había existido cierto interés cultural mutuo (sobre todo literario). Tras la Revolución Rusa de 1917 el interés por Rusia creció en España y hubo varios literatos e intelectuales que viajaron a la URSS llenos de curiosidad (se me vienen a la cabeza el ejemplo de Max Aub y José Bergamín). No conocieron Rusia antes de la revolución, por lo que los cambios producidos los podían comparar únicamente con la realidad española de aquel momento. La visita a la URSS les debió parecer a aquellos españoles un salto al futuro, un mundo irreal. Los avances sociales se mezclaron en Rusia con la masiva y rápida electrificación e industrialización del país y una ruptura total con los modelos artísticos clásicos. Es difícil imaginar la primera vez que se viera una clase de obreros recién salidos de la fábrica entrando en una escuela bien iluminada con bombillas para aprender a leer. Con la llegada de la República se estrecharon las relaciones entre los dos países y entonces sí fueron muchos los que viajaron a la URSS. Evidentemente, ambos se enriquecieron a nivel ideológico. Los españoles que viajaron hasta allí deseaban una revolución similar a la sucedida en Rusia, así como los soviéticos deseaban que en otros países sucedieran hechos similares para no quedar aislados. En los años veinte y los primeros años treinta se publicaron numerosos trabajos en la URSS sobre la situación del proletariado y el campesinado en el resto de Europa. Un capítulo aparte merecen los mineros asturianos que marcharon en 1934 (tras la reprimida Revolución de Asturias) al río Don para construir una gran presa hidroeléctrica. Tampoco fueron muchos los soviéticos que viajaron a España antes de la República. En 1931 Koltsov viajó a España y escribió “La primavera española”, una serie de escenas y reportajes de la vida social y política española en aquellos días. También Ehrenburg visitó España en varias ocasiones y escribió varios reportajes.

 

-¿Cómo eran, nos puedes aproximar muy brevemente, a esos cuatro corresponsales soviéticos que vinieron a informar sobre la Guerra en España?

-Koltsov tenía una inteligencia muy dotada para la construcción de textos y que cada palabra e imagen mostrada contuvieran la mayor cantidad de información posible (siempre acomodada para la reflexión favorable hacia los puntos de vista del materialismo dialéctico de aquella época). Fue un cineasta sin cámara. Ehrenburg era un hombre menos enérgico, más reflexivo. Su postura política resulta muy interesante, por parecer paradójica: creía en los postulados de las nuevas ideologías socialistas no sólo para hacer un mundo nuevo, sino para salvar el mundo viejo, lo bueno que hubo en él. Por ello siempre estuvo en contra de tendencias demasiado innovadoras dentro del arte soviético (postura que no tenía, por otro lado, ante las corrientes vanguardistas francesas). Es posible que el izquierdismo europeo de hoy esté más cercano a la postura de Ehrenburg que a la de Koltsov, es mucho más nostálgico y menos transformador. Solemos ayudarnos de argumentos del pasado y no del utópico futuro. Ovadi Sávich era gran amigo de Ehrenburg y, además de muchos textos periodísticos, había escrito obras de ciencia ficción. En sus textos está siempre presente el deseo de desarrollarse literariamente. De ahí su interés por todos los fenómenos literarios y artísticos a su alrededor. Por último, Román Karmén era un joven cineasta que había aprendido mucho de aquella industria cinematográfica soviética que por entonces era una de las más avanzadas del mundo. Era un buen alumno de Eishestein, Vértov, Pudovkin Su trabajo fue siempre una constante reflexión entre las capacidades expresivas y explicativas de la imagen frente a las capacidades de la literatura. Su amistad con Koltsov lo condujo hacia el camino del documental y la crónica filmada, género en el que concluyó sus obras más importantes.

 

-¿Qué era aquello que más les impactó de España y qué les fascinaba?

-Las impresiones que dejaron en sus escritos se basaron en la lucha que había contra los tópicos históricos respecto a España, es decir, buscaban más los elementos comunes a los soviéticos y a los españoles que aquellos que pudiesen interrumpir y enturbiar la comunicación directa entre los dos pueblos. En otras palabras, prestaron mucha más atención a esa inmensa mayoría de los detalles que se repiten en todos, que a aquellos que se suelen definir como "rasgos nacionales". Se sorprendieron con las fatales condiciones en las que vivía el campesinado español y, partiendo de eso, se sorprendían de su "elegancia" y "sabiduría", a pesar de su hambre y su analfabetismo. Respecto a las ciudades, sus retratos eran bastante similares a los que tenían de Rusia antes de la Revolución de 1917, con las diferencias paisajísticas y arquitectónicas evidentes. Tenían un gran conocimiento de la literatura y la pintura española.  A partir del inicio de la Guerra Civil Española y su permanente y entregada presencia en los frentes, sus retratos y reflexiones sobre España se fueron enriqueciendo y diversificando, encontrando grandes ejemplos visuales y metafóricos en el paisaje y el paisanaje español para ir describiendo la guerra de forma muy simbólica, a la vez que detallada.

 

-Amigo, a la hora de contar lo que iba aconteciendo, ¿cómo lo hacían los soviéticos, había como un control sobre toda la prensa, cómo les afectaba a éstos?---teniendo en cuenta que parte de ese “control” era auspiciado por el Partido Comunista y seguramente que estos habían aprendido un poco de los rusos—

-La República estableció un control sobre las notas de prensa que iban a ser publicadas en el extranjero para que no se filtrasen datos militares, técnicos, posiciones... que sirvieran al enemigo. Arturo Barea describe muy bien el proceso en "La forja de un rebelde". La eficacia era relativa, pues la República no contaba con infraestructura suficiente como para abarcar todo lo que se escribía en aquellos días. Los soviéticos apenas vieron afectada su labor por los controles republicanos. Ser periodistas oficialmente acreditados por el único país que apoyaba a la República les dio muchas facilidades y les evitaba formalismos. En todo caso, el control y la presión que sufrían tanto ellos como sus textos al llegar a Moscú era más fuerte que la que la República hubiera sido capaz de aplicar. Koltsov a menudo enviar sus textos por conversación telefónica (los leía de su famoso diario), y Ehrenburg los enviaba a la redacción de "Izvestia" de forma directa o a través de Francia. Quien más se vio influenciado por los controles republicanos fue Ovadi Sávich, pues sus notas para la Agencia de Noticias Soviética (TASS) sí pasaban un control antes de salir del país.

 

-Y en la narrativa, ¿cómo eran; cómo era esa manera de narrar en comparación con, por ejemplo, los propios corresponsales españoles o de otros países?

-Por suerte para nosotros, los lectores, a la Guerra Civil Española llegaron a trabajar grandes literatos de muchos países del mundo, y cada uno tenía características literarias propias y muy personales. Es difícil detectar rasgos que sólo se correspondieran a los corresponsales soviéticos y a todos ellos de forma común. Los textos de Ehrenburg, a nivel formal, son relativamente parecidos a los de otros corresponsales europeos, sobre todo franceses. El caso de Mijaíl Koltsov fue único, era un hombre superdotado para el reportaje periodístico. En otros casos (como Hemingway, Miguel Hernández… ) vemos grandes especialistas en otros géneros literarios que se amoldaron a las crónicas de guerra. Koltsov fue uno de los fundadores del periodismo soviético y su estilo narrativo, que luego se convertiría en un clásico a imitar de forma aburrida durante décadas, fue en su día parte de las vanguardias artísticas revolucionarias que acompañaron a la Revolución Rusa, desde el constructivismo hasta las nuevas posibilidades de trasmisión de imágenes y significados que aportaba el desarrollo del cine.

 

-Estuvieron en los principales escenarios de batalla…

-Sí, excepto en aquellos territorios que fueron ocupados rápidamente por los ejércitos fascistas. Tampoco dejaron grandes descripciones de la entrada del enemigo a Barcelona en 1939 ni del golpe de Casado en Madrid (el final de la guerra). Para entonces ya apenas quedaban corresponsales soviéticos en España. Todas las demás batallas fueron reflejadas en las páginas de los corresponsales soviéticos, destacando la de Madrid, el Jarama, Málaga, Jaén, Guadalajara y el Ebro. Los soviéticos presumían de ser quienes más activamente participaban en el frente, y más de uno (Koltsov, Vishnievski...) llegaron a tomar, literalmente, las armas contra el enemigo.

 

-Pero también retrataban en sus crónicas a los ciudadanos y ciudadanas de aquel país en guerra. Lo que quiero decir es que escribían sobre problemáticas sociales y sobre las gentes…

-Así fue. Es más, las posibilidades de solución de los problemas sociales en España es el punto de partida de sus puntos de vista y lo que provocó la guerra. Para los soviéticos, la guerra fue iniciada por los fascistas en el momento en el que los ciudadanos intentaron organizarse y vivir mejor. Es una idea muy elemental y llena de lógica. Es por ello que una mayoría de sus notas se centraron en las condiciones de vida de los españoles con mayor frecuencia que describían las condiciones técnicas y estratégicas de la contienda. Uno de sus temas favoritos fue el de recrear los motivos vitales y sociales que habían animado a cada soldado a acudir al frente.

 

-Me importa de manera especial, ¿cómo veían ellos mismos al resto  de corresponsales y qué relación mantenían los unos con los otros?

-Existía cierta competencia profesional entre los corresponsales soviéticos y los demás, incluso los que compartían sus principios ideológicos. Evidentemente, la motivación que tenían los soviéticos, con su país colaborando directamente con la República, era mayor que la de la mayoría de los corresponsales extranjeros, mucho de los cuales no tenían ninguna especial motivación en el conflicto más allá de su sueldo. Koltsov dedica muchos párrafos a caricaturizar el día a día de muchos de esos corresponsales por Madrid. El caso más grave sucedió ante la llegada del ejército enemigo a Madrid la primera semana de noviembre de 1936: la gran mayoría de los periodistas y camarógrafos extranjeros salieron de la capital y se unieron al ejército franquista para grabar la toma de Madrid, que creían inminente y hasta deseable, para poder volver cuanto antes a sus hogares. Sin embargo, hay muchos corresponsales extranjeros con los que los soviéticos trabaron gran amistad, como Ivens, De la Pre o Ernest Hemingway. Con este último la amistad llegó a tal punto que Koltsov le indicó parte del argumento de su obra "Por quién doblan las campanas" y le presentó al que sería el protagonista de la misma: Jadzhi Umar Mámsurov "Ksanti”, consejero militar soviético que en la novela del escritor norteamericano es la base del personaje de Robert Jordan.

 

-¿Habían prejuicios respecto a los corresponsales soviéticos?; está esa especie de “mito” de que muchos de ellos no dejaban de ser “informadores” al servicio de Stalin, ¿qué nos puedes decir?

-No pienso que allí, entre las bombas y frente a la amenaza enemiga, hubiera muchos problemas personales o profesionales con los corresponsales soviéticos. Había una urgencia mayor que era la de ganar la contienda, y el apoyo soviético era valorado muy positivamente por la gran mayoría de la población bajo control republicano. No tengo dudas de que la fama del periódico “Pravda” en aquellos días era mejor que la que periódicos contemporáneos españoles, como “El País” o “El Mundo” tienen hoy fuera de nuestras fronteras (por ejemplo en América Latina, donde sólo son valorados por las élites económicas de esos países). Es evidente que transmitían información a su país de forma paralela a lo que reflejaban en sus escritos, y tanto Koltsov como Ehrenburg colaboraron puntualmente con los servicios secretos de su país, lo que era una práctica habitual en todas las guerras y países del siglo XX. Trabajaban para la prensa estatal soviética y lo sorprendente es que hubieran sido informadores de Franco o de Hitler. Las embajadas de todo Madrid estaban llenas de periodistas, que gastaban más tiempo en reuniones a puerta cerrada que escribiendo. Otro caso era el de los periodistas que criticaban la postura enemiga de su país frente a la República, como el caso de los franceses, los ingleses, alemanes o norteamericanos. En el caso de los periodistas soviéticos, y a pesar de no ser estalinistas, su postura personal y la del gobierno de su país coincidían casi plenamente en esos días de guerra. Todos ellos mostraron posturas muy contrarias a la de Stalin en otros momentos, antes y después de España. Eran ellos, los soviéticos, los que tenían más prejuicios contra Stalin, pues eran los que mejor sabían de las represiones políticas que se daban en su país. Llegados a este punto, sí que había roces con los miembros de la Internacional Comunista, que querían ser “más papistas que el Papa” y se mostraban más sumisos y colaboradores frente a Stalin que sus propios corresponsales enviados a España. De hecho, es muy probable que las denuncias que llevaron a Koltsov a ser fusilado por el estalinismo en 1940 vinieran de la Internacional Comunista (denuncias que tras la muerte de Stalin fueron anuladas por no tener valor alguno). Mantuvieron también una fiera lucha con los “trotskistas”, a pesar de su afinidad ideológica en ciertos aspectos. Pero no pienso que esa disputa les generase antipatías generales entre la población y la gran mayoría de periodistas españoles o extranjeros.  En todo caso, con o sin prejuicios respecto a los soviéticos, ellos fueron los que mantuvieron un contacto más amplio con todos los representantes de las diferentes corrientes políticas que apoyaban a la República, y mantuvieron entrevistas y amistad con todos, socialistas, comunistas, republicanos y anarquistas, destacando su buena relación con Durruti, que recibió personalmente a Koltsov, Ehrenburg y Karmén, siendo a éste último al que concedió su última entrevista horas antes de morir.

 

-¿Qué opinión y qué iban escribiendo los corresponsales soviéticos respecto al mundo cultural?

-El acceso a la cultura de las grandes masas analfabetas que había en España era uno de los motivos más frecuentes de sus reflexiones. Defendían los logros que se habían dado en su país, como las exitosas campañas de alfabetización, la incorporación del proletariado y al campesinado al sistema educativo y la masificación de la cultura, logros muy controvertidos aquellos días en los que el gobierno soviético reprimía muchas de las corrientes artísticas y a sus protagonistas en la URSS. Así en sus reportajes pueden verse reflexiones tanto a favor como en contra de la estalinización de la cultura. Defendían los logros culturales que se habían dado durante la República y apuntaban a que ese era uno de los motivos que llamaban a unos de defenderla y a otros a atacarla. Describían una España que, a través de sus tesoros culturales, conquistándolos y haciéndolos comunes, se desarrollaría de una forma más libre y más justa. Subrayaban con tesón la idea de que la cultura haría mejor a los hombres. El objetivo de la cultura debía de ser hacer a los hombres mejores, más libres, y no la de traer rentabilidades futuras (que es la idea que se intenta imponer hoy). A su vez, eran conscientes de que sólo a base de base de esfuerzos educativos España podría salir de su situación feudal y atrasada, formando ingenieros, investigadores... que no sólo habrían de traer el progreso sino la independencia del país respecto a países vecinos y más desarrollados.

 

-Hagamos un punto y aparte respecto, a la literatura y a los escritores …

-La literatura española había sido su gran referencia respecto a nuestro país antes de la guerra. Ehrenburg era un gran seguidor de Unamuno y de su lectura surgieron muchas de sus opiniones respecto a la historia y la cultura de España. A menudo lo criticaba con fiereza, pero no dejaba de estar profundamente influenciado por él. Conocían muy bien los clásicos, nombran a menudo a Cervantes, a Lope de Vega, Góngora, el "Cantar del Mío Cid"... y sabían de Machado y Lorca. Al primero llegaron a conocerlo personalmente y son muchos sus comentarios sobre su obra. A Lorca sólo lo leyeron una vez pasada la guerra, aunque Kelin, uno de los más importantes hispanistas que había en la URSS, lo había conocido personalmente, lo animó a unirse al colectivo de "Amigos de la Unión Soviética", y fue su primer traductor al ruso.

 

-¿Qué escritores españoles asumieron más el papel de anfitriones de los corresponsales?, ¿sobretodo de los corresponsales rusos?

-Por cantidad, fue Rafael Alberti quien más acompañó a los corresponsales soviéticos por el país, sobre todo por Madrid. También Emilio Prados, Rosa León y Altolaguirre, entre otros. Pero quien más influyó sobre ellos fue José Bergamín, que es a quien más citas en tus reflexiones. Ehrenburg formula reportajes, reflexiones, ensayos... que están directamente relacionados con palabras del poeta y ensayista madrileño. También colaboró con Sávich en la escritura de varios de los relatos que el soviético publicaba en revistas literarias de Moscú, ambientados en la Guerra Civil Española. Se dio un hecho curioso de esa amistad, y es que mientras trabajaban, Sávich tuvo entre sus manos la primera copia de "Poeta en Nueva York" que Lorca había dejado a Bergamín antes de su último viaje a Granada, donde fue asesinado. Uno de los relatos de Sávich llevó por título "Pequeño vals vienés", como uno de los poemas de Lorca. Es muy posible que, años antes de ser publicado en México, esa referencia a dicha obra del poeta andaluz fuera la primera publicada.

 

-El idioma, ¿qué papel jugaba les era más bien una especie de zancadilla o se “acomodaron” pronto?

-Fue un problema, como para el resto de corresponsales extranjeros, aunque los soviéticos hicieron enormes esfuerzos por aprender el idioma a pasos forzados. La comunicación directa era casi imposible sin un traductor cerca, sobre todo al principio de la guerra y a pesar de que tenían una pequeña base de castellano gracias a los viajes anteriores al país. Pero si hubiesen podido tener conversaciones más detalladas y profundas con los españoles, mineros, campesinos, soldados... sus crónicas hubiesen estado llenas de historias más ricas, de ejemplos más coloridos y expresiones más vivas. Quizás por ello la Unión Soviética mandó una gran cantidad de traductoras, que tuvieron un papel muy importante tanto en operaciones militares como en el trabajo de los periodistas.  Los corresponsales soviéticos se tomaron muy en serio en aprendizaje del castellano y consideraban el respecto por las lenguas de España un signo de respeto hacia la República y su gente. Criticaban con dureza a los que no querían aprenderlo e iban presumiendo de los progresos que ellos iban haciendo. En el Congreso de Escritores Antifascistas, de Madrid y Valencia, los soviéticos prepararon sus intervenciones en castellano, a pesar de que el francés era el único idioma común a todos los presentes.

 

-Mijail Koltsov escribió: La Primavera Española, también editado por Miraguano, un hombre que visitó nuestro país recién estrenada la II República y de cuya visita surge este libro, entonces trabajaba para Pravda y fruto de ese trabajo, de los artículos y reportajes surge este libro, ¿es así?

-Así es, y se trata de un libro muy recomendable para comprender muchas de las circunstancias que rodeaban el desarrollo de la política en España recién instaurada la República. También está lleno de ricas descripciones y retratos de la vida de muchas capas sociales del país en aquellos momentos, a principios de los años treinta.

 

-¿Por qué estos libros, escritos en ruso, no verían la traducción hasta bastantes años después?

-Supongo que durante el franquismo nadie se atrevió a publicarlos. Son obras con mensajes radicalmente contrarios a los principios de aquel régimen, es más, habían sido escritas por personas que lucharon directamente contra el ejército nacional y que habían clamado a nivel mundial contra él.

 

-Miraguano, también editó un informe elaborado por Stoyán Mínev, delegado en España de la Komintern entre 1937 y 1939, bajo el título Las causas de la derrota de la República Española, un informe que en su día debió de tener especial importancia por lo que leo fue calificado de “absolutamente secreto”. ¿Qué nos puedes decir del mismo?

-El libro que mencionas, de Ángel Luis Encinas, es un excelente compendio de motivos que influenciaron en la derrota de la República siguiendo la contienda desde mediados de 1936 hasta 1939, de sus cambios de gobierno y luchas internas. Analiza también ciertos aspectos de las relaciones entre la Internacional Comunista, el Gobierno soviético y la República. El informe de Stoyán Mínev no sólo analizó causas de la derrota republicana, sino que influyó de sobremanera en la siguiente relación de Stalin no sólo con la República, sino también con la Alemania Nazi y el resto de potencias europeas. Francia e Inglaterra habían pactado ya con Hitler la vitoria fascista en España y la invasión de Checoslovaquia, y ese hecho, junto a la experiencia española, determinó la estrategia soviética frente a Alemania hasta que ésta la invadió en 1941.

 

-A parte de corresponsales de pluma, vinieron, también fotógrafos –aunque los fotógrafos también informaban--¿cómo les fue a éstos?

-Sólo conozco bien la obra fotográfica de los soviéticos Román Karmén, Borís Makasiéev e Iliá Ehrenburg, que además de sus crónicas también hizo una buena colección de fotografías. La obra que más repercusión tuvo fue la de Román Karmén, que después se pasó la vida haciendo reportajes de guerra, desde Stalingrado, a Cuba o a Vietnam. Cuando las fuerzas fascistas se acercaban a Madrid, la Unión Soviética envió a Makasiéev a Valencia, por lo que el material fotográfico que dejó no reflejaba tan de cerca las batallas y las guerras como el de Karmén. Sin embargo, hay que apuntar que Makasiéev también dejó un libro muy interesante de memorias sobre sus días en España en la Guerra Civil, y que nunca ha sido traducido, ni el más pequeño fragmento del mismo.

 

-¿Hasta qué punto las crónica de los corresponsales rusos podían ser consideradas “propaganda”?

-Claro que son obras propagandísticas. ¿Y qué no es propaganda? Las matemáticas, la geología, la química... sólo la información pura puede no ser propaganda, aunque el contexto las podría convertir en tal cosa. Cualquier texto literario es propagandístico, quien escribe ha hecho una elección sobre un conjunto de elementos a elegir previamente, tiene una perspectiva, que también ha elegido, tiene una opinión y un objetivo. Esto es así para cualquier texto, y más para cualquier texto periodístico, de cualquier época y cualquier ideología.  Los corresponsales soviéticos tenían una ideología y unos objetivos intelectuales, y escribían en consecuencia a ello. Ellos nunca lo ocultaron, en la URSS no existía la demonización de la palabra propaganda que existe hoy, idea que han propagandizado eficazmente los que quieren ocultar que ellos también escriben en base a unos intereses y unos objetivos (económicos, de clase, de partido, de ideología...) Parece que en aquellos tiempos existía cierta moral profesional en el mundo para ceñirse únicamente a la propaganda de hechos ciertos. Hoy abunda la mentira además de la manipulación de siempre y los mecanismos de la propaganda son mucho más eficaces y complejos que durante los años 30. La propaganda de los corresponsales soviéticos era muy infantil y poco sofisticada en comparación con la que enfrentamos hoy. Se ceñía a encauzar los hechos a través de ciertos criterios ideológicos muy concretos y conocidos por todos. Hoy la situación es muy diferente, pues sospechamos que no hay ideas tras la manipulación sino simple beneficio económico, absolutamente irracional y, por tanto, difícilmente rebatible, capaz de cualquier cosa.

 

 

 

 

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La Guerra Civil española a través de las crónicas de los corresponsales soviéticos. Enrique Piquero Cuadros   
320 páginas
29.00 euros
Miraguano


Cuando la Unión Soviética decidió apoyar al gobierno español tras el golpe militar y el inicio de la Guerra Civil, junto a la ayuda material y política, envió a la República a algunos de sus mejores periodistas y escritores, que se encargarían de retratar la contienda. Los reportajes y artículos que enviaban desde España se imprimían en los periódicos de toda la URSS, los cines se llenaban para ver las escenas que sus camarógrafos rodaban en nuestro país. Aquellas miles de páginas e imágenes fueron el primer contacto real, intelectual y emotivo, entre los pueblos de Rusia y las demás repúblicas soviéticas con España.

Las propuestas estéticas y propagandísticas de los corresponsales soviéticos conformaron un rico y original retrato del país y su guerra, y sus crónicas llegaron a sumar, muy probablemente, el mayor volumen de trabajo de cuantas corresponsalías extranjeras hubo en la guerra de España. En su conjunto, todas ellas constituyen una fuente importante para el conocimiento de los hechos, pero un análisis global y detallado puede descifrar, además de su uso puramente informativo, sus valores ideológicos, morales, artísticos y su capacidad para producir arquetipos que habrían de influir durante largo tiempo en la imaginación y los sentimientos de generaciones.

En este libro se analiza cómo los corresponsales soviéticos construyeron un mito de la España Republicana, basado en su heroica lucha contra el fascismo, que ha influido en cientos de millones de lectores durante décadas. En sus crónicas, tres fueron los cauces literarios y descriptivos que canalizaban su labor informativa y que articulaban sus discursos: el uso de la descripción del paisaje como elemento simbólico, explicativo y emocional del trascurso de la guerra y sus consecuencias; la continua referencia a la cultura española y sus valores universales; y la descripción de las mujeres y hombres protagonistas de la guerra como encarnación de todas las luchas justas contra los enemigos de la humanidad.

Siguiendo esta estructura literaria, se reúnen en este volumen los principales reportajes de los cuatro corresponsales soviéticos más destacados por su importancia de cuantos visitaron España: Mijaíl Koltsov, Iliá Ehrenburg, Ovadi Sávich y Román Karmén, traducidos del ruso y comentados ochenta años después de haber sido escritos.

 

 

 

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