La
Librería de El Sueño Igualitario
Cazarabet conversa con... José Galán
Ortega, autor de “En el corazón de una
república amenazada. Francisco Pérez Carballo, memoria y biografía”
(Biblioteca Nueva)
Biblioteca Nueva, desde
la pluma de José Galán Ortega, nos aporta y nos acerca a la memoria y a la
biografía de Francisco Pérez Carballo:
La sinopsis que nos
aporta Biblioteca Nueva:
La biografía de
Francisco Pérez Carballo nos permite explorar, a través de la necesaria dialéctica
establecida entre el individuo y el contexto sociopolítico en que germinó la
Segunda República, un tiempo histórico determinado, entre otros factores, por
procesos ambivalentes de construcción de ciudadanía y de movilización de la
juventud como actor político real y concreto. En su caso, su brillante
formación académica y profesional como jurista, lograda a pesar de un origen
social muy humilde, su labor como miembro del movimiento estudiantil vertebrado
en torno a la FUE y militante de las juventudes políticas (JAR y JIR) de los
partidos liderados por Azaña durante la Segunda República (AR e IR) y,
finalmente, su breve etapa como gobernador civil de A Coruña -de abril a julio
de 1936-, marcada por las secuelas del fracasado pustch
de abril y por la gestación y ejecución del golpe de Estado de 20 de julio en
Galicia, son los nudos temáticos tratados con un enfoque biográfico que, en
estas páginas, se complementa con un análisis de las principales proyecciones
de las diferentes memorias colectivas (culturales, políticas, gremiales…) que,
desde poco después de la ejecución de Francisco Pérez Carballo y de su esposa,
la intelectual madrileña Juana Capdevielle, alcanzaron sus figuras y
trayectorias. En esencia, esta obra destaca por su originalidad al contrastar
los resultados de un estudio biográfico atento también a la dimensión
estructural de la realidad política y social, con el relato de las diferentes
memorias que convergen en la representación de un sujeto histórico. La
condición de víctimas de la represión franquista de Francisco Pérez Carballo y
de Juana Capdevielle -a quien se le dedica un oportuno espacio en esta obra,
centrado en la proyección memorística de su figura-, remiten al lector al
complejo debate establecido sobre la recuperación de la memoria histórica y su
necesario correlato en términos de justicia universal, dignificación de las
víctimas del franquismo y conocimiento amplio del pasado. Resulta de especial
interés -por ser algunos de ellos asuntos poco tratados por la historiografía española-
el análisis de los espacios de socialización política conformados por la FUE (y
el conjunto del movimiento estudiantil) o las organizaciones juveniles de AR e
IR durante la Segunda República, en los que Pérez Carballo forjaría una
prometedora carrera política que le llevaría al Gobierno Civil de A Coruña.
Este libro ofrece una interpretación del fracasado pustch
de abril en A Coruña y de la secuencia de acontecimientos que prologó el golpe
definitivo de julio en Galicia, enfocada en la definición de su papel en ambos
escenarios: primero, en la neutralización y posterior investigación de la
confusa secuencia local de la intentona de abril, una trama confusa mal
coordinada desde Madrid y, más tarde, en la articulación en Galicia de una
firme respuesta institucional a la rebelión militar que provocó la Guerra
Civil.
El autor del libro,
José Galán Ortega:
Es doctor en
Historia Contemporánea por la Universidad Complutense de Madrid. Como
investigador, ha desarrollado su trayectoria profesional en archivos y centros
de investigación, destacando su colaboración en el proyecto desarrollado en
torno al Archivo de la II República Española en el Exilio, ubicado en la
Fundación Universitaria Española, asimismo ha publicado varios artículos y
trabajos de carácter historiográfico.
Cazarabet
conversa con José Galán Ortega:
-José,
por favor, preséntenos a nosotros y a nuestros lectores a nuestro protagonista:
-En lo fundamental,
yo diría que Francisco Pérez Carballo quiso ser, ante todo, un actor real de su
propio tiempo histórico, un ciudadano activo tanto en la esfera cultural,
intelectual, como en la política. Por ello, y en primer lugar, se significó en
el movimiento estudiantil articulado en torno a la FUE, dentro de cuya
estructura llegó a dirigir la Asociación Profesional de Estudiantes de Derecho
de Madrid (APED). Por entonces ya militaba en JAR, la juventud política de
Acción Republicana, y formaba parte del estrecho círculo de colaboradores que
rodeaba a Azaña, a quien conoció en el Ateneo de Madrid. Fue uno de los
miembros más destacados de la última directiva de JAR y, tras la constitución
de Izquierda Republicana y de JIR, su nueva organización juvenil, representó a
esta última en el Comité Nacional de IR. Su brillante formación académica como
jurista –profesor ayudante de prácticas en la cátedra de Derecho Romano de la
Universidad Central y oficial letrado de las Cortes- y su indudable proyección
política hicieron que la cúpula de IR lo designase, en abril de 1936,
gobernador civil de A Coruña, un destino de alta responsabilidad. Al frente del
Gobierno Civil coruñés intervino con éxito en la neutralización del confuso putsch de abril
y, desde ese momento y hasta el estallido en Galicia del golpe de estado que
desencadenó la guerra civil, afrontó un periodo muy complejo en términos
sociales y políticos, en el que su actuación estuvo condicionada por las
directrices marcadas por el gobierno republicano. En sí, se mostró tan
disciplinado en cumplir las órdenes que le llegaban de Madrid, no sin discutir
algunos trazos de la estrategia apaciguadora que finalmente prevaleció, como
convencido de que la única respuesta institucional al golpe era la resistencia
hasta el final. Esa postura le costó la vida a él y a su esposa, la
bibliotecaria e intelectual madrileña Juana Capdevielle, aunque en la memoria
de su figura pesase más el estigma que recayó sobre los gobernadores civiles
nombrados por el gobierno del Frente Popular.
-Un
republicano de tomo y lomo…
-Si, podríamos emplear esa expresión, desde luego. Como
estudiante de bachillerato en el instituto del cardenal Cisneros ya apuntaba
maneras. Vivió el tiempo histórico en que los jóvenes reclamaron un
protagonismo que siempre se les había negado. Su conciencia política se forjó
en la dictadura de Primo de Rivera, entre los salones y la biblioteca del
Ateneo y las movilizaciones estudiantiles que reflejaban el peso social
creciente de una juventud que se rebelaba contra los principios y valores
sociales y políticos que sustentaron durante décadas el edificio de la Restauración
y la fórmula patriótica y reaccionaria ensayada durante la dictadura de Primo
de Rivera. Y los nuevos y viejos republicanos proyectaron el sueño republicano
todos sus anhelos, tanto en el plano colectivo como en el personal, sin valorar
lo suficiente, tal vez, la dimensión de los obstáculos que se iban a encontrar.
-Un
hombre hecho muy a sí mismo con las ideas muy claras, ,
coherente hasta el minuto final y con una fortaleza interna diría que muy
arrolladora, ¿qué nos puedes comentar?
-Tú lo has dicho.
Las estrecheces económicas por las que pasó su familia marcaron su infancia,
pero no le impidieron ni cursar el bachillerato ni acceder a la universidad,
metas que estaban vedadas a la mayoría de los jóvenes de clase obrera o
trabajadora. Se hizo a sí mismo, valga la expresión, a base de talento y
esfuerzo. Y también a base de becas y premios extraordinarios obtenidos en
función de un rendimiento académico sobresaliente. Ello contribuiría, entre
otras cosas, a configurar la personalidad de un joven serio y responsable, un
tipo fuerte y coherente, capaz también de jugar sus cartas sin ambages en el
juego político entablado en el seno interno de IR, fundamentalmente.
--Pero
como estudiante, en Madrid, ya fue un líder que se fue formando en las filas de
la Federación Universitaria Escolar (FUE), como un destacado militante de
Acción Republicana y las Juventudes de Izquierda Republicana (formaciones
lideradas por Manuel Azaña) ¿Políticamente hablando era un hombre de
izquierdas, pero donde los ideales del republicanismo pesaban de manera
desmedida?
-La idea
republicana no se entiende sin la política como herramienta fundamental para
afrontar la responsabilidad compartida de participar en los asuntos públicos,
de transformar la sociedad política bajo los principios de derecho,
democráticos e igualitarios que debían vertebrar un modelo real de ciudadanía
(la obsesión de la denominada “izquierda burguesa”). En el caso de la II
República española, Azaña y los suyos,
entre ellos Pérez Carballo, cada uno en su esfera de actuación y a una escala
diferente, trataron de anteponer la idea del cambio social, de la reforma
política en profundidad, de la integración de la clase obrera y del campesinado
en una nueva sociedad política, al dogmatismo de la teoría o de una filosofía
política concreta. En España, había indudablemente una necesidad imperiosa de
cambiar la sociedad y algunos hombres y mujeres se decidieron a saltar a la
arena, con todas las consecuencias, para construir un nuevo sistema político y
reorganizar el Estado y las instituciones bajo la forma de gobierno
republicana, la opción más plausible para modernizar un país colapsado durante
décadas. Después de asentar esta arquitectura vendrían los marcos y
categorizaciones ideológicas, pero antes estaba la calle (un desafío para el
sector más “burgués” de AR e IR), la movilización colectiva de amplios sectores
sociales y culturales, la política más allá de los partidos de notables, leyes
justas y efectivas, proceso en el que Pérez Carballo aportaría su energía personal.
A ello, a trabajar en el sentido marcado por la palabra y la obra de Azaña, se
entregó durante buena parte de su corta trayectoria vital.
-¿Podemos
destacar algo de su paso, militancia y activismo en estos años?
-Si hubiera que
elegir uno de los momentos más trascendentales para su biografía -al margen de
su periodo al frente del Gobierno Civil de A Coruña-, que además abarcaría
tanto su faceta de estudiante “profesional” (un concepto idealista con el que
se pretendía evitar la invasión de la universidad por parte de los grupos
católicos o fascistas) como su perfil de dirigente de una organización política
juvenil, en este caso JAR, señalaría el verano y el otoño de 1933. Así, a finales de agosto asistió como representante
de la FUE al XV Congreso de la CIE en Venecia, donde tanto él como su
compañero, el abogado Luis Rufilanchas, se las vieron
con los dirigentes estudiantiles fascistas italianos, en medio de un debate muy
tenso que se reflejó en algunos diarios de
ese país. También, en nombre de la FUE, y a principios de octubre de 1933,
intervino en el acto de inauguración del curso académico en la Universidad
Central, leyendo su discurso Estampa de
universidad. Y ya en un plano más político, fue elegido como vicepresidente
segundo de la última junta directiva de JAR, precisamente la misma que preparó
el tránsito de esta organización hacia el nuevo modelo estructural que se
pretendía implementar para robustecer las juventudes políticas de la naciente
Izquierda Republicana.
-Abogado y profesor universitario es otra muestra
de que para todos los republicanos la enseñanza, la atracción por compartir
conocimientos (aprendiendo) era algo importante para los republicanos, ¿no?
-No cabe duda, como
jurista y docente, como miembro destacado de la FUE y, en definitiva, como
republicano del partido de Azaña, su ADN político y cultural, y el de tantos
compañeros suyos, estaba marcado por la
creencia en que la educación -y la pretendida Ley de reforma de la enseñanza
que tanto se demoraría- era la clave de bóveda para rescatar al país de las
tinieblas que veían en el legado católico, monárquico y caciquil de la España
“eterna”, que ni la Restauración ni aun menos la dictadura de Primo de Rivera
quisieron o pudieron enmendar. La obra cultural y educativa de la II República,
la que cristalizó y la que quedó proyectada, no admite discusión, como tampoco,
en el caso que nos ocupa, la vocación hacia el conocimiento de un muchacho de
extracción social tan humilde como era Francisco.
-Es
también, se convierte en el último gobernador republicano de A Coruña, Galicia,
¿cómo fue su paso por esta institución?
-La respuesta es
compleja, las perspectivas de análisis e interpretación de du papel durante su
estancia al frente del Gobierno Civil de A Coruña -abril a julio de 1936-
pueden arrojar distintos resultados dependiendo del ángulo que utilicemos para
observar su gestión. Si contemplamos su labor desde el punto de vista de su
eficacia en materia de seguridad del Estado y de control del orden público, el
balance es razonablemente positivo. No había transcurrido ni una semana desde
su toma de posesión cuando tuvo que afrontar el extraño y confuso incidente
derivado de la activación, debido a una actuación sorpresiva y autónoma de
varios oficiales de la Guardia Civil, de la trama coruñesa del pustch proyectado para mediados de abril por
el núcleo conspirador dirigido por el general Rodríguez del Barrio desde
Madrid. En su neutralización y en el proceso de investigación judicial y
política posterior a los hechos, el gobernador Pérez Carballo adquirió un
protagonismo destacado, como así lo revelan diversas fuentes, entre ellas la
declaración del comandante de la Guardia Civil Fernando Monasterio, hombre muy
fiable y absolutamente leal a la República. En cuanto a la resolución de los
conflictos huelguísticos que se le presentaron en la provincia, y en una
ciudad tan marcada por el peso del anarcosindicalismo como A Coruña, teniendo
en cuanta además la tardanza del gobierno central en reactivar los jurados
mixtos en toda España, su papel de mediador ayudó a la resolución de un número
apreciable de conflictos, aunque en junio se viese apremiado por la necesidad
de zanjar determinados frentes abiertos, ante la posibilidad de que posibles
enquistamientos sirviesen de justificación para el crecimiento o la definitiva
activación de las células golpistas.
Diferente asunto es
el de la gestión de la política municipal, en el que tanto su lógica
inexperiencia en esta materia como -esto de forma indirecta- la desconvocatoria
de las elecciones municipales que el gobierno tenía previsto, prácticamente,
para el mismo día de su llegada a A Coruña, le obligó
a depender casi en exclusiva de los prohombres de Casares en la provincia,
sobre todo en la espinosa cuestión del nombramiento o el cese de gestoras y
corporaciones municipales.
-Galicia fue una de las zonas, pocas, del
Estado en que la rebelión militar ganó más cuerpo y establece lucha y
resistencia por defender a la República. Explícanos, por favor.
-La VIII División
que dirigía Enrique Salcedo, un general que permaneció en un estado dubitativo
y no se sumó a la conspiración por razones más pragmáticas que por sus
convicciones republicanas, estaba plagada de elementos desafectos a la
República. Muchos de los mandos y
oficiales del Ejército y de la Guardia Civil, entre ellos los que habían
participado fehacientemente en la intentona de abril y habían salido indemnes
en el posterior proceso judicial instruido por las autoridades militares,
estaban comprometidos en la trama que finalmente triunfó en la provincia de A
Coruña y en toda Galicia. Además, la estrategia apaciguadora dictada por el
gobierno de Casares, discutida en un principio por algunos gobernadores civiles
(como el propio Pérez Carballo, consciente de la peligrosidad del tentáculo
conspirador coruñés), no obtuvo los frutos esperados ni el golpe de julio de
1936 fue la Sanjurjada
de agosto de 1932, en la que uno de los rostros principales de la rebelión en A
Coruña, Martín Alonso, había participado también activamente. En conclusión, a
Pérez Carballo y al resto de los gobernadores civiles derrotados por el golpe de estado de julio en sus respectivas
demarcaciones provinciales, se les ha juzgado muy severamente soslayando, en
ocasiones, la realidad definida por la traición a la legalidad de las fuerzas
de coerción que debían proteger la legalidad republicana. Y en A Coruña, el
auténtico centro neurálgico de Galicia, ocurrió lo que en la mayoría de las
ciudades que lo eran de las restantes divisiones militares, excepto los casos
especiales de Madrid, Barcelona y Valencia (aquí por razones más azarosas), que
el peso de la estructura del aparato militar radicado en ellas se impuso sobre
la resistencia legalista del poder civil al golpe de estado.
-Resistió
hasta donde pudo pero no pudo hacer nada frente a una rebelión que si triunfó
en A Coruña…aunque como otros gobernadores haya caído en el olvido…
-Las causas
militares analizadas revelen que Pérez Carballo estaba decidido a oponerse a la
rebelión hasta el final, a no someterse a las pretensiones de los rebeldes sin
presentar batalla, y en esa postura había algo más que una interpretación
literal de las instrucciones que le llegaban desde Madrid. Había dignidad
personal y, por qué no decirlo, había valor personal y colectivo, porque no hay
que olvidar que compartió su suerte con gente como los oficiales de Asalto,
Quesada y Tejero y, en especial, con un número apreciable de ciudadanos que
lucharon bravamente dentro y fuera del edificio del Gobierno Civil. Eso sí,
tanto los funcionarios como los políticos y oficiales de los cuerpos policiales
que rodearon a Pérez Carballo durante las tensas horas previas al golpe en
Galicia, y durante el asedio de las unidades sublevadas, coinciden en señalar, en sus declaraciones,
que el gobernador civil rechazó en varias ocasiones los consejos de varios
políticos que le recomendaban una postura menos intransigente en caso de que
estallase la rebelión. Hay demasiadas pruebas en este sentido para negar la
lealtad institucional de Pérez Carballo. Asunto diferente es enjuiciar si la
actuación de un gobernador civil, en las horas, días o semanas previas al
golpe, o su capacidad de liderazgo per se,
podrían haber en las provincias donde triunfó el golpe de estado. Si un gobernador
como Pérez Carballo hubiera contado con la autonomía suficiente para entregar
armas al pueblo (venciendo los prejuicios infundados que se tenían, por
ejemplo, contra los anarquistas), ¿de dónde las habría sacado si estas estaban
en los depósitos del Ejercito o la Guardia Civil, que fueron, precisamente, los
protagonistas de la rebelión en A Coruña? Es difícil hacer hipótesis en este
sentido, pues lo cierto es que donde la trama conspirativa era sólida y estaba
bien organizada, la rebelión triunfó. Galicia era, desafortunadamente, uno de
esos territorios.
-Hay
que convenir, pues, que su paso por la historia es una especie de homenaje a la
memoria, ¿no?
-En concreto, su
trayectoria biografía fue tan breve porque sucumbió víctima de un golpe de
estado proyectado con fines criminales, como sucedió también con su esposa,
Juana Capdevielle, brutalmente asesinada por los falangistas. Después la
memoria franquista fue tan cruel con él, con ellos, como se comportó con todos
los vencidos y sus familias. En concreto, hubo una saña especial con todo lo
relacionado con los republicanos de izquierda, tal vez porque los veían como
sus “iguales” desde una perspectiva clasista y, lógicamente, el exterminio de
los “iguales” es más difícil de justificar y requiere de una elaboración causal
más sofisticada. En la actualidad, distintos discursos memorísticos, políticos
y culturales, están rescatando sus figuras como poderosos referentes simbólicos
con que rehabilitar a las víctimas de la represión franquista y reforzar, de paso,
identidades colectivas y personales. Están haciendo, a su modo y manera,
justicia con las víctimas, una justicia perfectamente legítima.
-Amigo
José, ¿Cómo ha sido “la aventura de documentarse” para este libro? Seguro me da
que apasionante…
-Ha sido, como bien
dices, tan apasionante como complejo en ocasiones. Una biografía tan breve,
desde el punto de vista cronológico, no deja tanto rastro como la de alguien
que disfrute de una vida larga y prolífica. Por otra parte, y a pesar de la
intensidad de su labor política, docente e intelectual, una parte sustantiva de
la huella documental dejada o fue eliminada -como la de tantos republicanos y
víctimas de la represión franquista- o permanece inaccesible en diferentes
espacios, archivísticos o no. Por otra parte, la política desarrollada por las
distintas administraciones españolas en materia de archivos es manifiestamente
insuficiente. Hasta que este país no se tome esta cuestión en serio no podrá
contemplarse como una verdadera democracia.
Hay que abrir todos los archivos a los investigadores, o abrir en su
totalidad los ya accesibles, hay que “desclasificar” toda la documentación,
mucha de ella de gran relieve, que duerme no se sabe bien dónde…
-Y
cómo es manejar tantos datos, documentación y demás, me refiero a la
metodología de trabajo.
-Sumergirse en un
mar de datos, documentos y fuentes de muy diversa naturaleza es un placer para
el investigador. Por otra parte, un historiador debe hacer una reflexión
metodológica profunda antes de abordar este o cualquier tema, pero también ha
de asumir riesgos. Este libro lo hace, con mayor o menor fortuna, con sus luces
y sus sombras. Pero, y está mal que lo diga el propio autor, es un libro que no
se limita a cubrir el expediente, sino que trata de explorar todos los ángulos
posibles de una biografía que remite a un tiempo histórico crucial. La
interpretación de la dialéctica en la que el individuo refleja la estructura al
tiempo que esta corporeiza al sujeto político, al ser humano, puede
considerarse la clave metodológica que explica este libro.
24392
En el corazón de una
república amenazada. Francisco Pérez Carballo, memoria y biografía. José Galán Ortega
400 páginas 17 x 24 cms.
25.00 euros
Biblioteca Nueva
La biografía de Francisco Pérez
Carballo nos permite explorar, a través de la necesaria dialéctica establecida
entre el individuo y el contexto sociopolítico en que germinó la Segunda
República, un tiempo histórico determinado, entre otros factores, por procesos
ambivalentes de construcción de ciudadanía y de movilización de la juventud
como actor político real y concreto. En su caso, su brillante formación
académica y profesional como jurista, lograda a pesar de un origen social muy
humilde, su labor como miembro del movimiento estudiantil vertebrado en torno a
la FUE y militante de las juventudes políticas (JAR y JIR) de los partidos
liderados por Azaña durante la Segunda República (AR e IR) y, finalmente, su
breve etapa como gobernador civil de A Coruña -de abril a julio de 1936-,
marcada por las secuelas del fracasado pustch de
abril y por la gestación y ejecución del golpe de Estado de 20 de julio en
Galicia, son los nudos temáticos tratados con un enfoque biográfico que, en
estas páginas, se complementa con un análisis de las principales proyecciones
de las diferentes memorias colectivas (culturales, políticas, gremiales…) que,
desde poco después de la ejecución de Francisco Pérez Carballo y de su esposa,
la intelectual madrileña Juana Capdevielle, alcanzaron sus figuras y
trayectorias. En esencia, esta obra destaca por su originalidad al contrastar
los resultados de un estudio biográfico atento también a la dimensión
estructural de la realidad política y social, con el relato de las diferentes
memorias que convergen en la representación de un sujeto histórico. La
condición de víctimas de la represión franquista de Francisco Pérez Carballo y
de Juana Capdevielle -a quien se le dedica un oportuno espacio en esta obra,
centrado en la proyección memorística de su figura-, remiten al lector al complejo
debate establecido sobre la recuperación de la memoria histórica y su necesario
correlato en términos de justicia universal, dignificación de las víctimas del
franquismo y conocimiento amplio del pasado. Resulta de especial interés -por
ser algunos de ellos asuntos poco tratados por la historiografía española- el
análisis de los espacios de socialización política conformados por la FUE (y el
conjunto del movimiento estudiantil) o las organizaciones juveniles de AR e IR
durante la Segunda República, en los que Pérez Carballo forjaría una
prometedora carrera política que le llevaría al Gobierno Civil de A Coruña.
Este libro ofrece una interpretación del fracasado pustch
de abril en A Coruña y de la secuencia de acontecimientos que prologó el golpe
definitivo de julio en Galicia, enfocada en la definición de su papel en ambos
escenarios: primero, en la neutralización y posterior investigación de la
confusa secuencia local de la intentona de abril, una trama confusa mal
coordinada desde Madrid y, más tarde, en la articulación en Galicia de una
firme respuesta institucional a la rebelión militar que provocó la Guerra
Civil.
Índice, introducción y primer capítulo:
http://www.bibliotecanueva.es/admin/links/en%20el%20corazon%20de%20una%20republica.pdf
JOSÉ GALÁN ORTEGA es doctor en Historia Contemporánea por la Universidad
Complutense de Madrid. Como investigador, ha desarrollado su trayectoria
profesional en archivos y centros de investigación, destacando su colaboración
en el proyecto desarrollado en torno al Archivo de la II República Española en
el Exilio, ubicado en la Fundación Universitaria Española, asimismo ha
publicado varios artículos y trabajos de carácter historiográfico.
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