La
Librería de Alarifes
Francisco Medina Candel ha escrito un libro
dedicado a Los Peirones, desde el ámbito geográfico de la Bailía de Morella…los
peirones, estas construcciones que nos encontramos algunas veces en nuestras
caminatas y que nos gustan, nos acompañan, nos entusiasman porque tiene, a la
vez, algo de enigmático…pues este libro es un completo inventario de los
peirones en esta zona del norte de Castellón, en la comarca de Els Ports…en la antigua Bailía de
Morella, uno de los lugares que más peirones alberga de nuestra zona próxima,
la cercana al País de Cazarabet. Aquí en Aragón no
hay tantos peirones, los hay, pero son pocos….los más numerosos están en la
comarca del Xiloca y hay algún que otro en nuestra
zona más próximas, llamados pilones como el de San Pedro o San Marcos en el
término de Castellote---hablaremos más delante de
ellos.
Lo que nos
explican sobre el libro desde la Diputación de Castellón que son los que editan
el libro:
Completo inventario de esta manifestación escultórica tan característica de
las comarcas del norte castellonense. Podemos encontrar la ficha técnica y
descripción de cruces que han permanecido hasta la actualidad, su estado de
conservación y, en su caso, las intervenciones a que han sido sometidas, así
como también la mención de otras que ya han desaparecido, y de las que apenas
conservamos una mera descripción en la bibliografía o una referencia
fotográfica.
Cazarabet conversa con Francisco Medina Candel:
-Francisco; ¿por qué
decidiste dedicarle un libro a “Els peirons” y por qué te concentraste en los de la Bailía de
Morella?
-Porqué
me parecen monumentos de gran belleza e interés y que asombrosamente, teniendo
legalmente el máximo grado de protección patrimonial, han sido relegados a un
segundo plano y no se les presta la atención que se merecen, incluso en la
mayoría de casos se encuentran en un deplorable estado de abandono.
Personalmente
creo que las cruces monumentales de piedra, conocidas en muchas comarcas como
peirones o “peirons”, son monumentos singulares. El
hecho de su desvinculación de la arquitectura, a la que
todas las artes estaban supeditadas en el periodo artístico conocido como
gótico, hace que cobren vida y sentido por ellas mismas.
Durante
años me he dedicado a la restauración y al estudio de las cruces monumentales,
ha sido principalmente en lo que fue la antigua Bailía de Morella donde se ha
centrado mi trabajo, por lo que es lógico que haya elegido dicho marco
territorial para su estudio.
-¿La “Bailía” de Morella
qué contornada geográfica abarca (abarcaba)?
-El ámbito territorial es el que marca el rey
Juan II en 1473, finales del siglo XV, cuando el monarca otorga al Baile de
Morella, por privilegio firmado en Pedralves, que
confirma uno anterior del rey Martín I, la capacidad de juzgar sobre obras pías
sobre las siguientes villas y aldeas:
Ares, Atzeneta, Ballestar, Benafigos, Bel, Benasal, Boixar, Castell de Cabres, Castellfort, Catí, Cinctorres, Coratxar, Culla, Chiva, Forcall, Fredes, Herbés, Herbeset, La Mata, Molinell, Olocau, Ortells, Palanques, Portell, Puebla de Alcolea, Puebla de Benifasar,
Sarañana, Todolella, Torre
de Embesora, Vallibona, Vilar de Canes, Villafranca, Villores,
Vistabella y Zorita. Hoy un territorio repartido
entre cuatro comarcas de la actual distribución territorial de la Provincia de
Castellón: el Alcalatén, el Alt
Maestrat, el Baix Maestrat y Els Ports.
-¿Cuántas de estas
edificaciones (construcciones o monumentos), por llamarlas de algún modo, se ha
conservado en un estado bastante adecuado? Porque es de suponer que algunos, a
lo largo de los años se habrán tenido que restaurar. ¿Cómo debe plantearse la
restauración de estos monumentos?
-La
mayoría de estos monumentos fueron destruidos en el año 1936, coincidiendo con
el inicio de la última guerra civil española. El que algunos se hayan
conservado ha sido fruto del azar o de la sensibilidad de las personas que
recogieron los fragmentos y los salvaguardaron en sus casas durante años y en
algunos casos décadas.
Muchas
de estas cruces fueron restauradas con medios precarios después de la guerra
civil, lo que ha facilitado su conservación. Los restos de otras se han
encontrado en excavaciones arqueológicas y algunas guardadas, por no decir
olvidadas, en buhardillas desde el triste día en que fueron abatidas del
monumento que remataban.
De las
ochenta y dos cruces monumentales documentadas en mi libro, sólo dieciséis se
conservan completas o casi, pero no se debe olvidar que hay un gran número de
fragmentos preservados que aportan valiosísima información sobre la importancia
y calidad de estos monumentos, que en alguno de los casos, con la ayuda de las
nuevas tecnologías de recreación virtual podrían ser restaurados y reintegrados
volumétricamente en su gran mayoría, lo que nos facilitaría su correcta lectura
y comprensión.
-El origen y la función
de los peirons, ¿han ido siempre de la mano de la
simbología religiosa? ¿Qué lugar dentro de la iconografía religiosa le
atribuirías?
-Es indiscutible que antes de la reconquista
de Jaime I existiera alguna cruz en nuestras tierras, siendo muy posible que se
recomendara su utilización como signo de cristianización y conquista. Con toda
seguridad en un principio serían de madera y años después, una vez establecidas
las nuevas poblaciones en los antiguos núcleos árabes o en otros de nueva
formación, se sustituyeran por las cruces monumentales de piedra que
actualmente todos conocemos.
Aunque, como ya se ha dicho, “els peirons” aparecen en nuestras
tierras como signo de la
cristianización de los enclaves conquistados al “infiel”, a los
musulmanes en nuestro caso, con el tiempo su función más frecuente fue la protección
del viajero. Era el lugar donde encomendarse a Cristo, Dios encarnado, y a la
Virgen María, su madre, en el momento de partir, implorando su protección para
tener un buen viaje y al regresar, ante la cruz, daban las gracias por volver
sanos y salvos al hogar.
-¿Hay diferentes tipos de
peirons?
-Las
cruces monumentales de piedra mantienen la misma estructura durante siglos,
compuesta por un graderío, generalmente de tres peldaños, una base, el fuste, el
capitel y la cruz; aunque no han estado exentos de cambios estéticos originados
por las modas. Siendo su repertorio iconográfico también es muy similar.
Además
de a las cruces monumentales de piedra, se conocen como “peirones” las capillas
votivas, conocidas como “capelletas”, “peirons de capelleta” o “peironets”.
Es
lógico, dado que el término “peiró “proviene del latín “pétra”
(roca) y ésta del griego “petra”, que se utilice el mismo término para nombrar este
tipo de construcciones. Así pues se entendería
como “pedró” una piedra o pilar plantado en un lugar
importante en el término de una población o en la zona donde coincidían varios
términos. Por lo general dicha piedra o pilar se marcaba o remataba, de forma
tosca, por una cruz. En dichas construcciones encontraríamos los orígenes de lo
que más tarde se convertirían en bellísimos y magníficos monumentos que
asentados sobre soberbios graderíos buscan el cielo sobre altísimos fustes
monolíticos rematados con afiligranadas cruces.
-Aunque también han
tenido otras funciones; muchos han estado situados en lugares que limitaban
términos municipales
-El que
las cruces monumentales estén en lugares que limitan términos no es lo más
frecuente. “Els peirons”
habitualmente están en las salidas y/o entradas más importantes de la
población, lugar idóneo para el uso que se le daba más frecuentemente, que como
ya he mencionado, era el de protección al viajero. Ya se ha comentado que en un
principio se utilizó como signo de la cristianización de los territorios, pero
algunos autores le han atribuido también la función de señalar un hito
histórico; pero en mi opinión su principal función era el satisfacer la vanidad
humana, como casi todas las grandes construcciones que el ser humano ha hecho a
lo largo de su historia, lo que explicaría la gran afluencia de estas
construcciones en algunos municipios.
-¿Qué factores o razones
influyen para que haya lugares, como toda la Bailía de Morella, que sea muy
rica en estas estructuras y que en otros, relativamente cercanos como el Bajo
Aragón sean muy escasos, mientras que en el Jiloca son, otra vez, muchísimo más
abundantes?
-El
comercio de la lana fue un factor determinante para la prosperidad económica de
la antigua Bailía de Morella, y por consiguiente del mecenazgo de las artes.
Es de
suponer que las comarcas de Teruel limítrofes a lo que fue la Bailía de Morella
también fueron beneficiadas por dicho auge económico, como así lo demuestra la
calidad e importancia de sus monumentos. Localidades como Bordón, Calaceite, Cretas, Iglesuela, Mirambel, Miravete de la Sierra, Monroyo,
Monserrate, Mosqueruela, Tronchón e incluso aldeas como la estrella o San Juan
del Barranco tuvieron cruces monumentales de primer orden. Además la relación
entre los talleres que trabajaron en los municipios bajo la jurisdicción de
Morella, con los monumentos erigidos en las estas localidades de Aragón, es más
clara y enseguida se hace evidente si nos fijamos en las similitudes
morfológicas y estilísticas de los monumentos.
-En lo más alto del peirón suele colocarse una cruz de
hierro o de piedra. ¿Qué condiciona que se utilice un material u otro?
-Por lo
general las cruces eran de piedra, al igual que el conjunto del monumento. En
algunos casos la cruz original era sustituida por otra de hierro forjado, el
motivo no era otro que la cruz había sido fruto de un accidente que la había
malogrado. Se conocen varios casos documentados de cruces abatidas por un rayo
y de otras que debido a las malas cualidades del material se fueron degradando
hasta fracturarse y caer.
-Amigo, ¿qué metodología
de trabajo has utilizado para llevar a cabo este meticuloso trabajo de “peirons” en esta zona del norte de Castellón? Luego has
realizado como fichas para cada uno de ellos
-Desde
1994 he ido recopilando datos, artículos, fotografías y consultando archivos en
los que pudiera hallar referencias sobre estos monumentos, información que
utilizaba principalmente para documentar mis trabajos como restaurador. Con los
años han sido muchas las actuaciones sobre “peirons”
en las que he participado y numerosa la documentación que he almacenado. Cuando
la Fundación Blasco de Alagón me propuso hacer un libro sobre cruces
monumentales, gran parte del trabajo estaba ya hecho, sólo fue necesario
ponerlo en orden y darle forma, tarea que costó casi dos años de intenso
trabajo.
Considero
que queda mucho por hacer en este campo, mi trabajo sólo es el principio de un
largo camino.
-Y creo que es más
necesario que nos cuentes cómo ha sido el proceso de documentación, de búsqueda
de “peirons”.
-Como
punto de partida utilicé las fotografías de archivo que aún se conservan de
dicho monumento, ellas aportan muchos detalles sobre el lugar exacto donde se
erigían las cruces monumentales. Como se puede ver mi obra tiene un gran
componente visual, está ilustrada con muchas imágenes, fotografías y algunas
recreaciones.
Pero la
herramienta más efectiva es ir al lugar donde se erigía las cruces
monumentales. En ocasiones es fácil localizar restos de lo que fue el
monumento, lo que produce una gran satisfacción.
En el
caso de tener dudas de la ubicación exacta de los monumentos me ha sido útil la
radiestesia. Recomendada por muchos especialistas en ese campo que afirman que
las cruces estaban situadas en un ponto de energía positiva.
-Lo que está claro es que
se trata de verdadero patrimonio arquitectónico y religioso que debe valorarse
mucho más de lo que hacemos porque hay piezas de verdadero valor
-Es un
patrimonio de gran calidad en la mayoría de los casos, que aporta información
de nuestros orígenes como pueblo, de nuestros usos y costumbres. Además estas
obras ponen de manifiesto la gran calidad de los artistas y artesanos que en el
pasado poblaron nuestras tierras y que nos dejaron un gran legado que debemos
recuperar, admirar y conservar para futuras generaciones.
-¿“Els
peirons” son los mismo que las cruces monumentales o
pueden haber rasgos diferenciales?
-No
todo lo que se conoce como peirón es una cruz monumental. Como he mencionado
hay otro tipo de construcciones conocidas en tierras de Aragón como pilón, en
zonas del maestrazgo turolense como peirones y en las comarcas del norte de la
provincia de Castellón como “peirons”, “capelletas”, “peirons de capelleta” o “peironets”. Son las
capillas votivas que se colocaban sobre un podio de piedra y se remataban por
una cruz de hierro.
-Amigo Francisco, ¿en qué
estás trabajando actualmente, nos puedes dar alguna pista?
-Actualmente
estoy trabajando en dos proyectos. El primero en colaboración con las
restauradoras de la Fundación Blasco de Alagón y que está relacionado con la
cruces de término. Se trata de la restauración de la cruz y el capitel del “Peiró de Llosar” de Villafranca
del Cid y cuyos restos se localizaron en 2004 entre la cubierta y las bóvedas
de la Ermita del Llosar, escondidos allí desde 1936.
En esta restauración estamos utilizando nuevas tecnologías: el escáner
tridimensional, la reconstrucción virtual mediante imágenes en tres dimensiones
y la fabricación de las piezas faltantes por medio de una impresora 3D.
El segundo proyecto
es más personal y que desde hace tiempo lo tengo en mente. Se trata de
reproducir a partir de fotografías de archivo dos de las muchas de las
esculturas que faltan en el Altar Mayor de la Arciprestal de Morella. Tras años
de búsqueda he localizado fotos que me aportan suficiente información para
poder hacer las réplicas.
Tampoco
descarto en el futuro escribir otro libro sobre cruces monumentales, en esta
ocasión centrado en la Bailía de Cervera del Maestre que estaba conformada por
los actuales municipios de: Cervera, Cálig, Sant Jordi, Traiguera, San Rafael
del río, Canet lo Roig, Rosell,
Chert y San Mateo
20353
Els peirons.
Las cruces monumentales de piedra de la antigua Bailía de Morella (s.XIV-XXI). Francisco Medina Candel
572 páginas
28.00 euros
Fundación Blasco de Alagón, Diputació de Castelló
Completo inventario de esta manifestación escultórica tan característica de las
comarcas del norte castellonense. Podemos encontrar la ficha técnica y
descripción de cruces que han permanecido hasta la actualidad, su estado de
conservación y, en su caso, las intervenciones a que han sido sometidas, así
como también la mención de otras que ya han desaparecido, y de las que apenas
conservamos una mera descripción en la bibliografía o una referencia
fotográfica.
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