La Librería de Cazarabet Indignado

euskal-herria-de-la-desespe.jpgCazarabet conversa con...   Pau Pérez Duato, autor de “Euskal Herria. De la desesperanza al camino unilateral hacia la paz (2007-2011)” (L’Eixam)

 

 

 

 

 

 

Un libro valiente y del que podemos aprender mucho sobre la realidad presente, pero también del pasado y con claves sobre el futuro de ese paraíso verde y que florece, por  autenticidad, que es Euskadi y sobre lo que allí pasa en lo político pero también en lo social.

El autor Pau Pérez pone el ojo donde muchos lo poníamos, aunque no nos atrevemos a reconocerlo, haciéndonos preguntas importantes…

El prólogo, sugerente y muy esclarecedor, corre a cargo de  Marxelo Otamendi.

Está editado en catalan y en castellano dentro de la colección “El Tàvec” o “Tábano”.

Lo que nos dice L´Eixam Edicions del libro:

El conflicto vasco ha sido un objeto de estudio bastante silenciado y manipulado, puesto que detrás de este siempre nos hemos encontrado un montón de intereses partidistas. Las lecturas de confrontación en términos de derrota o victoria dejan de lado otros elementos muy importantes para construir la historia de lo que pasó en la última página del conflicto armado. En este trabajo no sólo se pretende lograr el relato del enfrentamiento y la consiguiente violencia, sino que más bien se centra en cómo fue posible resolver la confrontación armada y continuar con la vía política.

¿Cuáles fueron los elementos principales que posibilitaron el fin del conflicto armado en Euskal Herria y que los hacía diferentes de los otros intentos de lograr la paz? ¿Cuáles son las motivaciones que harán nacer en la Izquierda Abertzale varias reflexiones sobre la necesidad de un cambio de estrategia? ¿Qué peso tienen los actores internacionales en la mediación y resolución del conflicto vasco?

Todos estos interrogantes son investigados desde la disciplina de la Historia del Mundo Actual para construir una pequeña crónica desde nuestro presente sobre cómo han sido los últimos años de la confrontación entre ETA y el estado español (2007-2011).

Este libro, además de incorporar un prólogo de Martxelo Otamendi (director del diario Berria) y una introducción de Antoni Segura (catedrático de Historia Contemporánea de la Universitat de Barcelona), ha sido galardonado con el premio Temps, Espai i Forma de ensayo en catalán que otorga la Facultad de Geografía e Historia de la Universitat de Barcelona en la edición de 2015, avalando y garantizando el rigor de la investigación.

El autor, Pau Pérez Duato:

Pau Pérez Duato. Nacido en Valencia en 1988, es licenciado en Historia por la Universitat de València, ex-miembro del grupo de investigación de la Fundación Salvador Seguí, graduado en el Máster de Historia Contemporánea y Mundo Actual por la Universitat de Barcelona, y doctorando de la Universitat de Barcelona dentro del programa Sociedad y Cultura en el departamento de Historia Contemporánea.

Actualmente está realizando una tesis doctoral sobre el debate y la evolución estratégica del Movimiento de Liberación Nacional Vasco (MLNV) a lo largo del conflicto armado y, por otro lado, también trabaja dentro del programa Èxit escolar del Consorcio de Educación de Barcelona como profesor de refuerzo, con la finalidad de mejorar la atención a la diversidad y combatir el fracaso escolar en las aulas de Cataluña.

Nos podemos acercar a Martxelo Otamendi y a otros enlaces que nos pueden ir muy bien:

https://es.wikipedia.org/wiki/Martxelo_Otamendi

https://es.wikipedia.org/wiki/Euskaldunon_Egunkaria

http://politica.elpais.com/politica/2012/10/16/actualidad/1350375157_861398.html

https://www.diagonalperiodico.net/saberes/29351-martxelo-otamendi-durante-muchos-anos-parte-medios-comunicacion-han-negado-la

 

 

Cazarabet conversa con Pau Pérez Duato:

pau_perez.jpg-Pau, ¿qué es lo que te ha motivado para  escribir este libro?; ¿Cuándo lo pensaste y te pusiste con él?

-Este libro es fruto de una investigación realizada para la tesis del Máster en Historia Contemporánea y Mundo Actual que oferta la Universidad de Barcelona. Mi director, Antoni Segura i Mas (Catedrático de Historia Contemporánea y Director del Centro de Estudios Históricos Internacionales), había llevado a cabo una investigación, previa, relacionada con el conflicto vasco, titulada: Euskadi. Crónica de una desesperanza. La obra se publicó en 2009, y en ella se analizaba la evolución del contencioso vasco-español hasta la ruptura del proceso de negociaciones de 2004-2007. Sus conclusiones fueron claras: el sentimiento de desesperanza se extendió en toda Euskal Herria.

Fue por el 2014 cuando, una vez que se declaró el «cese definitivo de la actividad armada», e influenciado en gran medida por la obra de mi tutor, me propuse la arriesgada idea de finalizar su estudio; puesto que la veda de la batalla del relato se había abierto y considerábamos que, humildemente, podríamos contribuir a la construcción de un relato riguroso sobre la resolución del conflicto armado vasco que se aproximase a los hechos y huyera de apriorismos partidistas.

-Todo el libro va como de paso en paso: primero ante la nueva coyuntura del conflicto está la violencia; después la desesperanza; la reflexión; la paz… ¿Crees que los conflictos, la gran mayoría de ellos, se resuelven de esta manera sí o sí?

-Los conflictos asimétricos, cómo es el caso del conflicto vasco, son enfrentamientos no convencionales donde la parte más fuerte no reconoce la existencia de la otra y, en consecuencia, rehúsa de dialogar con esta porque no le es necesario. En Euskal Herria, el problema de la violencia se resolvió de manera unilateral, visto que el Estado español no quiso continuar las conversaciones iniciadas en Loiola (2004-2007), pero, esa no es la tónica general en la resolución de conflictos.

En la década de los 90 se resolvieron los conflictos de Sudáfrica e Irlanda, y allí sí que vimos la participación de múltiples agentes políticos y sociales que facilitaron acuerdos satisfactorios para ambos lados que, a su vez, también trataron los efectos colaterales del contencioso (víctimas, prisioneros, responsables políticos…).

Con todo, si a lo que se refiere es a la existencia de un cronograma establecido y pactado previamente para la resolución del conflicto, la respuesta sería afirmativa. Normalmente, estos cronogramas se diseñan en secreto, y aunque muchas veces fracasen, sin estos pactos previos no se pueden dar pasos hacia la paz porque la desconfianza y las tensiones son difíciles de superar.

-Es que me da la sensación de que si nos saltamos ciertos pasos, caemos abocados a la precipitación y al fracaso y eso que el paso por la violencia es demencial, pero es que en la historia de la humanidad, quizás por demencial que sea, haya que pasar por ciertos agujeros negros?

-Los procesos de diálogo y negociación para la resolución de conflictos son, especialmente, vulnerables porque participan diversos agentes políticos con múltiples ideologías y sensibilidades. La más mínima «chispa» puede hacer saltar por los aires todo lo construido durante varios años de trabajo. Cuando la violencia, las tensiones y los odios están desatados, lo más difícil es sentarse a conversar y tratar de encontrar una salida dialogada, ya que la misma dinámica de la confrontación complicará esta tarea. Solamente aquellos con suficiente «altura de miras» políticas se atrevieron hacerlo.

-Pero, claro, siempre miramos a este período, normalmente, desde el punto de vista de las víctimas…cuesta y ha costado mucho realizarse la pregunta de por qué se llega a la violencia y por qué no se puede como dejar, es como si entrásemos en un bucle?.¿Qué nos puedes decir?

-Ernest Lluch, militante del PSC y fundador del PSPV asesinado por ETA en 2000, realizó una afirmación muy interesante al respecto del conflicto vasco: «Más allá de la violencia hay un tema  político pendiente. Si esta ha impedido, hasta ahora, abordarlo, mientras que no se resuelva no se desactivará definitivamente la violencia». De su argumentación se deduce que la violencia nace por la no resolución de un conflicto político, y que este derivó en una confrontación armada donde la sangre fue muy difícil de parar.

En Euskal Herria, hoy se ha desactivado la violencia para intentar resolver el problema político por vías, exclusivamente, pacíficas y democráticas. No obstante, si el Estado español continúa haciendo caso omiso y no se sienta a negociar, correremos el riesgo de volver a tensionar una sociedad con unas heridas abiertas muy recientes. ¿Qué pasa con la dispersión de los presos? ¿Cómo se soluciona el problema de los exiliados vascos? ¿Quién gestionará el desarmamiento de ETA? ¿Qué nivel de reconocimiento y reparación del sufrimiento de todas las víctimas hay en Euskadi y Nafarroa? Para todo esto se necesita a la política. Veremos que nos depara el futuro.

-Las conversaciones, las más tempranas ¿por qué fracasaron?

-Las conversaciones se rompen a causa del atentado de la T-4 del aeropuerto de Barajas, pues, aunque la intención de la organización armada fuese enseñar «musculo» y presionar al gobierno español para que las negociaciones avancen, el resultado fue, más bien, todo lo contrario. Una vez más, ETA supeditó el largo trabajo que venía realizando la izquierda abertzale a una decisión unilateral suya, la cual les costaría la ruptura del dialogo con el Estado español. Después de esto, la izquierda abertzale no le permitirá más a la organización armada la posesión de la última palabra y le arrebatará el papel de vanguardia del Movimiento de Liberación Nacional Vasco.

Con todo, los errores se pagan. La muerte de dos personas en este atentado supuso la ruptura de la mayor tentativa política para resolver el conflicto de manera bilateral y, aunque hubo algunos intentos posteriores de retomar las conversaciones (motivados por la presión de los mediadores internacionales), no será posible volver a los posicionamientos anteriores porque la resolución del conflicto vasco de manera dialogada tenía un coste electoral demasiado elevado para el gobierno de Zapatero.

-No creo que sea el momento, o sí, de buscar culpables en el fracaso del diálogo  o en la “no interrupción” de la violencia. En todo caso ¿Qué falló en las intransigencias de unos  otros y otros o en los posicionamientos?

-El concepto de la culpa es un término que proviene del cristianismo y, personalmente, no es muy de mi agrado. Prefiero utilizar el concepto de responsabilidad. Entonces, de responsabilidades hubo muchas: los ataques incesantes del PP por boicotear las negociaciones, la poca voluntad de algunos miembros del gobierno del PSOE para llegar a un acuerdo que fuese más allá de la «paz por presos», una izquierda abertzale que negociaba sin una estrategia clara y definida… Pero, sin lugar a dudas, el último responsable fáctico fue ETA, pues, hacer estallar una furgoneta-bomba con 200 kg de amonal mientras se llevaban a cabo las negociaciones y estando vigente la tregua declarada por ellos mismos, no sólo haría saltar por los aires el aparcamiento de la T-4, sino también las negociaciones. ¿Quién podría confiar en la organización armada después de esto?

-Siempre he tenido la pesada carga de pensar que la violencia en Euskadi, dejaba réditos y convenía a no poca gente. ¿Qué nos puedes comentar?; (pensaba que “convenía” y les venía bien, políticamente hablando, a los que estaban en el poder y a los que la practicaban, me refiero a la violencia…)

-En la última etapa del conflicto armado, donde la intensidad de la violencia no ponía en riesgo la estabilidad del Estado español, es más que evidente el interés que tenían algunos sectores conservadores y centralistas por continuar con la dinámica de la confrontación armada. Mientras hubiese violencia política, estos sectores deslegitimarían con contundencia el conflicto político de Euskal Herria, tildándolo de violento y sintiéndose muy cómodos bajo el argumento de «no negociamos con terroristas». La violencia y la utilización de las víctimas les dio réditos políticos al bipartidismo del Ebro hacia abajo, y esto fue una auténtica canallada, porque los problemas políticos necesitan soluciones dialogadas. 

-Hubo gente y eran la mayoría que, cada uno con sus ideas, sí que querían y deseaban la paz y con todas sus fuerzas. Querían y deseaban una confrontación de ideas e idearios, pero sin violencia Debieron pasarlo francamente mal. Debieron vivir  y saborear la desesperanza, ¿no?

-Hay cierta tendencia a polarizar, de manera extrema y radical, los bandos enfrontados en el conflicto como si todo fuese blanco o negro; pero, me gustaría destacar que fueron muchas y diversas personalidades con múltiples signos políticos las que apostaron por llevar la confrontación a otro escenario que provocase menos sufrimiento. Citando algunos, Jesús Eguiguren por parte del PSE, Arantza Quiroga del PP vasco o Arnaldo Otegi por la izquierda abertzale serían algunas de las personalidades más mediáticas (aunque de menos mediáticas hubo muchísimas) que apostaron decididamente por la paz y la resolución del enfrentamiento armado. Todos ellos se atrevieron a luchar por superar las tensiones y los odios, poniendo todas sus energías en esta empresa y exponiéndose a duras críticas en el interior de sus partidos. Por este motivo, cuando se confirmó el retorno de la violencia, el sabor amargo de la desesperanza se apoderó de las personas que, decididamente, se empeñaron en superar la violencia.  

-Pero, aún con esa desesperanza y el dolor y el sufrimiento los hay que son capaces de pensar y reflexionar. ¿Lo hacen porque son capaces de “entender”, “empatizar” y ponerse en la piel de los demás…?

-Para resolver cualquier tipo de conflicto (personal, social, político…) se necesita entendimiento y voluntad para llegar a acuerdos, pues, sin estos dos conceptos no se puede llegar a buen puerto. El dolor y el sufrimiento que se vivió en Euskal Herria generó odio y tensiones en la sociedad vasca que, a la postre, provocó una adversidad creciente en todos sus ciudadanos como consecuencia de la violencia padecida en los últimos 50 años. Por tanto, aquellas personas que fueron capaces de empatizar y hacer suyo el dolor ajeno para superar la confrontación, fueron la vanguardia de la resolución del mismo porque tuvieron que realizar un ejercicio de reflexión profundo, respecto a la terrible situación que se había llegado a generar. Supieron dejar de lado el odio para adoptar posturas más conciliadoras que sembrasen las semillas de un futuro mejor para todas las partes, teniendo muy claro que no podían dejar a las nuevas generaciones un escenario tan doloroso como el que ellos habían vivido.

-¿Cuándo y de qué manera; con qué primeros tintes empieza la reflexión de los que avalaban o daban apoyo a la violencia?; ¿Cuándo las víctimas de la violencia pudieron empezar o empezaron a dejar un poco atrás el dolor, quizás también el rencor, el odio y las ganas de la venganza?

-De reflexiones y voces críticas con la estrategia de la lucha armada ha habido muchas durante la historia del conflicto armado vasco: la escisión de ETA pm y su posterior desaparición, las reflexiones individuales de miembros de ETA (Yoyes, Antxon,…) las voces críticas de los debates de Herri Batasuna en la década de los 90 (Urrats Berri, Oldartzen, Eraikitzen…), la creación de un bloque político abertzale con el Pacto de Lizarra-Garazi, el intento de viraje político exterior de Aralar… esta es la temática de mi tesis doctoral, donde intentamos investigar el debate y la estrategia del Movimiento de Liberación Nacional Vasco.

 Sin embargo, en el libro analizamos la materialización de la reflexión y la extensión a todas las bases (políticas, sociales, sindicales…), mediante el cual se posibilita la resolución del conflicto armado y la continuación de la lucha por la liberación nacional y social de Euskal Herria. De este modo, me gustaría ser prudente y esperar a tener realizada la tesis doctoral para pronunciarme sobre cuando y donde nace la reflexión sobre la no viabilidad de la estrategia armada.

-No me gusta hablar de “lados”, pero ¿en qué lado de “la trinchera” se empieza a ser más generoso y flexible?; ¿o es en los dos a la vez? (supongo que hubo de todo y en ambas partes)

-Efectivamente, ha habido de todo y en ambas partes. No obstante, en nuestro estudio se demuestra que hubo un «lado», más específicamente un actor político, que apostó abierta y decididamente por poner fin a la violencia en Euskal Herria: la izquierda abertzale.

La unilateralidad con que se resolvió el contencioso armado y la poca (o nula) participación de los actores que representaron al Estado español, pone en evidencia quien puso un mayor empeño por acabar con la violencia. Es más, hoy en día nos encontramos con la paradójica situación de que hay una organización armada que quiere entregar su arsenal armamentístico, y un gobierno español que no las quiere coger. Una situación insólita en la Historia.

-Ser hijo de una víctima de ETA, ¿cómo se encaja ahora que ves que hay paz y que las cosas están como más normalizadas?; ¿hasta cuándo se es “hijo de víctima”?; Hay gente que cree que esto le otorga como unos “derechos y unos deberes”, ¿lo ves así?; ¿Hasta qué punto eso es “ético”? Es, desde mi posición muy fácil hablar, pero la vida debe de seguir y hay que pedir justicia, pero no creo que las revanchas sirvan de nada y más cuando la violencia etarra tenía raíces políticas; al respeto tú que conoces muy bien la sociedad vasca, ¿qué nos puedes decir?

-Las víctimas de la violencia de ETA son parte del conflicto y, por tanto, tienen que participar en la resolución del mismo. Sin embargo, hay que poner una voz de alarma en este tema, ya que otorgar a la víctima el papel de juez puede ser altamente nocivo, a causa de su alta subjetividad. En mi opinión, la víctima carece de perspectiva y distancia, precisamente por su condición de víctimas, para dictar sentencias que sean aceptadas por todos.

Como dijo Robert Manrique (víctima del atentado del Hipercor de 1987), «las víctimas no deberían de participar en la resolución del conflicto desde el punto de vista político (aunque la AVT y el PP lo vengan haciendo desde hace tiempo), pero sí pueden y deben trabajar desde espacios educativos, reconciliadores, sociales…»

-Y ser hijo de los que han estado vinculados a la izquierda abertzale y que han sufrido por ello: ¿qué significó en los años de violencia, en los de plena tensión, en los del diálogo, en los años de prisión con los padres desperdigados por toda la geografía y qué viene significando y siendo, ahora, en que hay paz?

-En el Estado español, que en teoría representa al conjunto de todos sus territorios y ciudadanos, el sufrimiento de estas víctimas es el gran olvidado (o silenciado) porque no produce réditos políticos, sino más bien al contrario. Aun así, la dispersión de los presos vascos, la represión y el miedo que generan las detenciones arbitrarias, los macro juicios que persiguieron todo aquello que tenía relación con el independentismo, las torturas en cuarteles y cárceles, los asesinatos de los grupos paramilitares…generan y generaran mucho sufrimiento mientras los políticos no aborden el tema.

Exponiendo un caso particular, me gustaría recuperar el testimonio de Ane, una joven historiadora vasca de familia abertzale y euskaldun, que conocí cuando fui a estudiar a Barcelona. Ella, me contaba que tenía un miedo terrible a acudir a las manifestaciones de cualquier índole (estudiantiles, nacionales, sociales…) y nunca quería que fuésemos a ninguna por el pánico que tenía a la represión policial. Para mí, acudir a manifestarme era algo absolutamente normal pero, para ella, la violencia ejercida en Euskal Herria le dejó una huella psicológica imborrable que le paralizaba el cuerpo y le impidió manifestarse en la calle sin temor. ¿Quién es el responsable de esta secuela que aterroriza a Ane y le impide ejercer el derecho a manifestarse? ¿Quién tendrá que hacerse cargo de la factura del psicólogo para que Ane pueda volver sin miedo a expresar su voluntad públicamente?

-Hay que ser muy generoso, pero también valiente para pensar libremente, con lo que sea que pienses: en un Euskadi independiente o en un Euskadi que forme parte de España. Vivir, pensar y, sobretodo, convivir en aquella tierra y sus gentes, sin más…

-La reconciliación de la sociedad vasca es un elemento muy relevante para el presente y el futuro de Euskal Herria, puesto que más de 50 años de confrontación armada han generado muchas heridas que aún están cicatrizando. Para ello, nada mejor que dialogar sobre el pasado, reparar errores, y construir consensos para conseguir una convivencia pacífica. Sin embargo, no sólo me refiero a curar las heridas producidas por las violencias de ambos lados, sino también a solucionar de una vez por todas la «cuestión nacional», con un gran acuerdo que debe ser refrendado por la sociedad vasca y aceptando democráticamente sea cual sea el resultado.

-La violencia creo, desde mi humilde opinión, que se activa como apretando un interruptor; así como, también, la paz…que fue, a tu entender que encendió el interruptor de la violencia y qué fue el interruptor que encendió la paz…

-A final de la década de los 60, ETA llevaba diez años intentado dar el paso a la lucha armada para combatir más directamente la dictadura franquista, pero no fue hasta el 7 de junio de 1968 cuando se da el paso. Txabi Etxebarrieta (un joven militante de ETA) fue retenido en un control de carretera por la Guardia Civil, y cuando los agentes se dieron cuenta de que viajaba en un coche robado, Txabi disparó al agente José Pardines, hiriéndole mortalmente. Posteriormente, una patrulla de la Guardia Civil persiguió al militante de ETA, acribillándole a tiros a tan solo 2 Km del lugar de los hechos. Ésta fue la chispa que lo prendió todo.

Por otra parte, pienso que el interruptor para encender la paz fue mucho más costoso y difícil, visto que disparar es relativamente fácil, pero ponerse todos de acuerdo en algo es más complicado porque, como hemos dicho anteriormente, requiere voluntad y entendimiento. Durante el conflicto vasco ha habido varios intentos por alcanzar la paz, con todo, solamente uno de estos fue exitoso: cuando la izquierda abertzale fue capaz de redefinir su estrategia para la liberación nacional y social. El conflicto había mutado de tal forma que, en la nueva coyuntura que se vivía a principios del siglo XXI, la consecución de las libertades nacionales y sociales en Europa solamente podría llegar si se abandonaba claramente la lucha armada. El único camino posible pasa por adoptar una estrategia política basada en la acumulación de fuerzas políticas y la construcción de una gran muralla popular a favor de un objetivo. En este sentido la vanguardia está siendo Escocia, le está siguiendo Cataluña y, con la nueva estrategia, le seguirá Euskal Herria.

 

 

 

euskal-herria-de-la-desespe.jpg23691   
Euskal Herria. De la desesperanza al camino unilateral hacia la paz (2007-2011). Pau Pérez Duato   
150 páginas
10.00 euros
L'Eixam



El conflicto vasco ha sido un objeto de estudio bastante silenciado y manipulado, puesto que detrás de este siempre nos hemos encontrado un montón de intereses partidistas. Las lecturas de confrontación en términos de derrota o victoria dejan de lado otros elementos muy importantes para construir la historia de lo que pasó en la última página del conflicto armado. En este trabajo no sólo se pretende lograr el relato del enfrentamiento y la consiguiente violencia, sino que más bien se centra en cómo fue posible resolver la confrontación armada y continuar con la vía política.

¿Cuáles fueron los elementos principales que posibilitaron el fin del conflicto armado en Euskal Herria y que los hacía diferentes de los otros intentos de lograr la paz? ¿Cuáles son las motivaciones que harán nacer en la Izquierda Abertzale varias reflexiones sobre la necesidad de un cambio de estrategia? ¿Qué peso tienen los actores internacionales en la mediación y resolución del conflicto vasco?

Todos estos interrogantes son investigados desde la disciplina de la Historia del Mundo Actual para construir una pequeña crónica desde nuestro presente sobre cómo han sido los últimos años de la confrontación entre ETA y el estado español (2007-2011).

Este libro, además de incorporar un prólogo de Martxelo Otamendi (director del diario Berria) y una introducción de Antoni Segura (catedrático de Historia Contemporánea de la Universitat de Barcelona), ha sido galardonado con el premio Temps, Espai i Forma de ensayo en catalán que otorga la Facultad de Geografía e Historia de la Universitat de Barcelona en la edición de 2015, avalando y garantizando el rigor de la investigación.

 
Pau Pérez Duato. Nacido en Valencia en 1988, es licenciado en Historia por la Universitat de València, ex-miembro del grupo de investigación de la Fundación Salvador Seguí, graduado en el Máster de Historia Contemporánea y Mundo Actual por la Universitat de Barcelona, y doctorando de la Universitat de Barcelona dentro del programa Sociedad y Cultura en el departamento de Historia Contemporánea.
Actualmente está realizando una tesis doctoral sobre el debate y la evolución estratégica del Movimiento de Liberación Nacional Vasco (MLNV) a lo largo del conflicto armado y, por otro lado, también trabaja dentro del programa Èxit escolar del Consorcio de Educación de Barcelona como profesor de refuerzo, con la finalidad de mejorar la atención a la diversidad y combatir el fracaso escolar en las aulas de Cataluña.

 

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