Cazarabet conversa con... Pascual Serrano, autor de “Paren las rotativas. Una pausa
para ver dónde está y adónde va el periodismo” (Foca)
Pascual Serrano, edita en Foca, un
libro que se para, piensa y reflexiona sobre el momento de dónde está y se encuentra el periodismo y la práctica del mismo…
El libro se encuentra en la colección
de investigación del sello Foca de Akal ediciones.
La sinopsis del libro.
Este libro trata de recoger y ordenar
una serie de reflexiones sobre los medios de comunicación, el trabajo de los
periodistas, la influencia de los nuevos formatos y tecnologías, los debates
que en algún momento se han podido generar y que han sido atropellados sin
sacar las conclusiones adecuadas, los errores que apenas se señalaron o que el
ritmo trepidante de los medios se encarga de que los olvidemos rápidamente y,
por tanto, seguro se repetirán. También se señalan casos concretos, nombres y
apellidos de periodistas, empresas, políticos, pues sólo si se apunta sin miedo
ni complejos se puede aspirar a ganar la credibilidad en lo que se expone.
A partir de materiales previos del
autor (columnas, artículos, conferencias…) totalmente retrabajados y
actualizados, el texto se ordena en cuatro bloques temáticos: «Modus operandi.
El periodismo que sufrimos», «Qué hacen los gobiernos y parlamentos», «Redes y
nuevas tecnologías» y «Hacia dónde vamos».
Como sus títulos indican, se trata de
repasar el panorama existente parándose en el análisis de algunos casos
vividos, situar cuál es la responsabilidad de los legisladores en lo que está
sucediendo, desvelar cómo las redes sociales y las nuevas tecnologías están
influyendo en el periodismo actual y, por último, reflexionar sobre adónde va
éste y en qué medida se puede influir en ello. Y no es fácil ir más allá de la
denuncia, porque las posibles soluciones deberán ser discutidas y debatidas
entre todos: periodistas, políticos, empresarios de la comunicación y, en
general, una ciudadanía que es la poseedora del derecho a la información por
encima de las empresas de medios y de los periodistas.
Si este libro sirve para sembrar esas
inquietudes e iniciar alguno de esos debates (porque son varios), habrá
cumplido su misión.
El autor:
Pascual Serrano (Valencia, 1964) se
licenció en Periodismo en 1993 en la Universidad Complutense de Madrid. Tras
trabajar y colaborar en prensa tradicional, comenzó a desarrollar un periodismo
crítico con los grandes medios y participar en proyectos alternativos. En 1996
fundó junto con un grupo de periodistas la publicación electrónica Rebelión
(www.rebelion.org), que hoy funciona como diario alternativo en internet.
Durante 2006 y 2007 fue asesor editorial de Telesur, un canal de televisión
multinacional latinoamericano que pretende ser un modelo de comunicación
contrapuesto a los medios dominantes del primer mundo. Su denuncia a los
métodos de información de los grandes medios tradicionales se ha reflejado en
libros como "Desinformación. Cómo los medios ocultan el mundo"
(2009), con prólogo de Ignacio Ramonet, o "La prensa ha muerto: ¡viva la
prensa! De cómo la crisis trae medios más libres" (2014). En esta misma
editorial ha publicado "Traficantes de información. La historia oculta de
los grupos de comunicación españoles" (2012). Serrano fue primer premio
del Concurso Internacional de Ensayo «Pensar a contracorriente» en 2007 y
galardonado en 2010 con la distinción Félix Elmuza, que otorga la Unión de
Periodistas de Cuba (UPEC) en casos excepcionales a periodistas no cubanos. En
la actualidad dirige la colección de libros A Fondo, sobre temas de actualidad,
en la editorial Akal y es miembro del Consejo Editorial de la revista satírica
"El Jueves".
Un referente en el periodismo que
ya ha estado con nosotros: http://www.cazarabet.com/conversacon/fichas/fichas1/serrano.htm
Los gobiernos españoles contra las libertades: este libro Pascual Serrano, como periodista
lo escribe con el abogado Juan García Mollà y según explica la sinopsis del
libro de Akal: “El último gobierno del
PP ha mostrado una escalada de medidas legislativas represivas que han
provocado una importante protesta social y denuncia de numerosas instituciones
internacionales. Sin embargo, este libro muestra que los ataques a las
libertades han sido una constante por parte de los gobiernos españoles en las
últimas décadas. Se analizan con espíritu crítico diferente leyes y reformas y
los casos más elocuentes de víctimas de esa represión. Desorbitadas penas
contra huelguistas y ciudadanos que solo se expresaron en las redes sociales;
concejales o cantautores sentados en el banquillo por acusaciones tan
anticuadas como la blasfemia; titiriteros, cantantes de rap o tuiteros
procesados por ensalzamiento del terrorismo. Paradójicamente, cuanto más nos
alejamos del periodo franquista, más derechos y libertades son recortados por
nuestros gobiernos.”
Los autores, un abogado y un
periodista, analizan el ataque a las libertades de los gobiernos españoles con
rigor técnico y con lenguaje divulgativo para toda la ciudadanía.
Medios democráticos: El libro, reflexivo y que pone los dedos en
descosidos importantes para urgar habla de la revolución pendiente en el mundo
de la comunicación
Traficantes de información: el libro va sobre los entresijos y la
historia oculta de comunicación españoles.
Cazarabet conversa con Pascual Serrano:
-¿Por qué las rotativas en manos de
grupos de comunicación---hablo de los grandes—no pueden ser garantía de rigor
en el tratamiento de la información?
-Sencillamente porque
ningún derecho lo puede proporcionar una empresa. Las empresas proporcionan
productos y servicios a quienes puedan pagarlo: Un coche, una cerveza, un
botijo, te limpian la chimenea o te tintan el cabello. Decir esto no incluye
ninguna valoración por mi parte, es una mera constatación de la realidad. La
información es un derecho, porque es un elemento fundamental para que el
ciudadano pueda desenvolverse en una democracia y porque así lo refleja la
Constitución. Una empresa con ánimo de lucro no te garantizará nunca ese
derecho.
-El
periodismo, después del paso a lo digital y de que éste barra al papel o
casi…se resisten algunas portadas muy, muy interesantes…pero en lo del día a día
---te diría que se mantiene por intereses políticos y el aval de las grandes
fortunas y bancos que son copartícipes de su capital--- ¿debe para repensarse a
sí mismo…para hacer como un ejercicio analítico y consciente de lo que es y
representa?
-Sin duda, lo que
sucede es que la mayoría de los análisis son para plantear cómo hacerlo
rentable. Y, claro, eso, con ser necesario, no basta. De hecho, antes de esta
crisis, era rentable y no teníamos un buen periodismo ni estábamos bien
informados. Es evidente que en nuestro modelo económico no es rentable tener a
un periodista investigando un tema durante meses, enviarlo a una ciudad de
Siria con suficiente tiempo para conocer el país o a un lugar de la selva del
Amazonas donde ha habido una masacre. Por tanto, como una sociedad necesita
estar informada y como el mercado no lo resuelve, deberán ser los poderes
públicos quienes asuman ese derecho ciudadano, como hacen con la educación, la
sanidad, las pensiones, las carreteras locales o el servicio postal a las
aldeas.
-¿Qué
ha pasado para que la gente no diferencie entre lo que es una noticia verdadera
o falsa?-¿Debemos aprender a leer, nuevamente, prensa?, hay parte del problema
en que nos educan para el seguidismo y no para realizarnos preguntas…
-Es muy difícil
diferenciar una noticia falsa de una verdadera, no existe una fórmula. Ayuda el
estar formado y tener un cierto nivel cultural, pero tampoco eso es suficiente.
Pero eso sucede con muchos servicios públicos, no podemos saber si la comida
del restaurante está en mal estado, no podemos saber si el puente que voy a
cruzar está bien hecho, no puedo saber si el mecánico me ha arreglado bien los
frenos. ¿Cómo se resuelve eso? Pues con un sistema normativo, de vigilancia,
control y sanción por parte de los poderes públicos para que todos esos
prestadores de servicios ejerzan su trabajo con seguridad y eficacia y los
demás podamos estar tranquilos. Pero eso no sucede con la información, no pasa
nada si desde los medios o de las redes o de los políticos o de los cargos
públicos distribuyen mentiras o falsedades. No se les sanciona porque el
derecho a recibir información veraz que se recoge en nuestra Constitución no se
ha regulado para garantizarlo. Tu puedes decir que
acaban de morir cien personas en un accidente de tren en Móstoles que no te
sucederá nada aunque sea mentira. Imagina todo lo que puedes mentir con
intencionalidad política, y con total impunidad. Pero ni desde la derecha ni
desde la izquierda se atreven a proponer que se tomen medidas. Los grandes
medios han logrado asentar la idea de que cualquier regulación destinada a
garantizar la veracidad de la información es una censura. Por tanto, han
convencido que su impunidad para mentir forma parte de la libertad de
expresión.
-Así el sistema democrático viaja por
aguas muy, muy tormentosas…
-Los sistemas
democráticos avanzan mediante el resultado de diferentes vectores de fuerza que
son contrapuestos. Algunos le llaman lucha de clases, otros, de otra forma. Con
los modelos de democracia representativa, la lucha es por conseguir ganarte a
la opinión pública. Si lo logras puedes hacer cualquier cosa, por bárbara que
pueda parecer: bombardear e invadir un país, congelar el sueldo a la gente,
disparar a los inmigrantes que quieran venir, mantener a miles de personas en
la pobreza sin nada para comer...
-¿Qué
podemos hacer como usuarios de la información?
-Siempre dije que lo primero que debe
mirar un ciudadano cuando se acerque a un medio es saber de quién es, quiénes
son los propietarios. Así puede ir deduciendo servidumbres. Del mismo modo que
si analiza cómo consigue la rentabilidad. Si depende de un determinado fondo de
inversión, o debe dinero a un banco o necesita la publicidad de unos grandes
almacenes o un refresco, ya sabemos que se debe a ellos más que a tu derecho a
recibir una buena información.
-Pero
los periodistas deben replantearse, seguramente, no pocas cosas, ¿qué nos
puedes decir?. -¿Demasiadas condicionadas las
redacciones por estar participadas económicamente por grandes grupos financieros,
empresarios, bancos….?
-El error es pensar
que desde un formato empresarial se puede proporcionar algún derecho ciudadano.
Si por su forma accionarial y empresarial el medio de comunicación es una
empresa, pues se comportará como una empresa, es decir, tendrá como prioridad
lograr la máxima rentabilidad para sus accionistas. No es que me parezca mal,
es lo que hace una empresa de coches, una de cervezas o un hotel, lo absurdo es
querer convencernos de que nos están garantizando nuestro derecho a la
información.
No solamente eso, las
legislaciones de algunos países han establecido, con buen criterio, que
determinados sectores económicos no pueden ser propietarios de empresas de
comunicación porque son elementos perturbadores de lo que debería ser una
información plural y veraz. Se trata de sectores financieros, religiosos o de
capital extranjero. Es totalmente lógico pensar que no se puede esperar una
información fiable por parte de esos sectores. Curiosamente, en España, esos
son precisamente los dueños de todo el panorama de grandes empresas de
comunicación.
-¿Se gana por mentir y por omitir?,
teniendo en cuenta que quien calla otorga…
-La casuística es más
compleja. Más refinada diría yo. Se trata de desinformar sin que se note, eso
es fundamental porque el capital de un medio es su credibilidad, debe aparentar
que informa con rigor, si se nota que no lo hace, está muerto. Probablemente
esa es la gran ventaja de la prensa comercial de los países occidentales frente
a la prensa militante o la prensa de los países socialistas, los primeros
aparentaban imparcialidad y los segundos alardean de sus principios y valores
militantes. El resultado es que, aunque los segundos engañaran menos terminaron
siendo más fiables los primeros. Como decía, además de la selección de unas
noticias y el silenciamiento de otras, el sistema se refina mediante ausencia
de contexto o antecedentes, con fuentes interesadas, con opiniones de expertos
previamente elegidos al gusto de la tesis que se quiere apoyar. Mi libro Desinformación
detalla con más extensión esos métodos.
-¿Qué
papel juegan en esto las redes sociales?, porque también hay que ser
responsable de saber qué leer, cómo leerlo…lo que quiero decir que también es
responsabilidad nuestra…
-Desgraciadamente
no hemos democratizado la información, pero sí hemos democratizado la
desinformación. Si hace diez o 15 años el monopolio de la desinformación
pertenecía a los medios de comunicación, la supuesta democratización que ha
supuesto el papel de las redes sociales para la circulación de las noticias y
las opiniones ha supuesto que cualquiera ahora, consciente o inconsciente,
pueda ser un agente de la desinformación, circulando bulos, con montajes
falsos, datos inventados, imágenes manipuladas. Un desastre. Es por eso que ahora
se le está dando tanta importancia a las fake news, porque ya no solo las
puedan realizar los poderosos. Aunque, la verdad, no debería ser un consuelo
que todos ahora podamos mentir en la información.
-Pero
es que, además, a nivel laboral---salvo alguna excepción—las y los periodistas
están muy mal…de estas maneras se resiente todo…hasta la ilusión a la hora de
ejercer como periodistas…
-Hay un eslogan del Sindicato de
Periodistas que dice “Nuestra precariedad es tu desinformación. Y tienen razón,
si la situación del periodista no es estable ni su trabajo está reconocido ni
el tiempo y recursos que necesita es adecuadamente compensado, se resentirá la
información que recibimos. Es un tema complejo de resolver porque un problema
añadido del periodismo es que nadie está dispuesto a pagar lo que cuesta
conseguir la información. Quiero decir, no es que paguen poco al periodista que
envían de corresponsal a Siria, es que no le compensa a ningún medio asumir los
gastos de un corresponsal en Siria. Por tanto, no es que exploten al
periodista, es que ni explotándolo vale su producto en términos de rentabilidad
económica. ¿Cómo se resuelve eso? Entendiendo que el derecho a la información
debe ser asumido por los poderes públicos aunque tenga un coste y no dejarlo a
un mercado al que no le resulta rentable. Y debe ser asumido porque estar
informado es una de las condiciones para que la democracia sea válida, si la
ciudadanía no está informada esa democracia no tiene ningún valor.
-El
problema del periodismo es que ha cogido demasiada velocidad como revolucionado
para ser “la portada que más…”; el periódico más vendido del mundo…” y que
quizás pensando tanto en esto se pierde “como la esencia”?
-Lo de ser lo que más se vendan o se
lean es un condicionante del mercado. El mercado solo mide por audiencias no
por calidad, ni por rigor, ni por servicio público. Solo sacudiéndose el
mercado podemos cambiar esa servidumbre.
Luego están otros condicionantes como
la brevedad porque la gente quiere cosas cortas en espacio y tiempo; y la
inmediatez, la cual se prioriza al rigor. Preferimos un adelante electoral con
un 2% escrutado a esperar un poco y saber el definitivo cuando hayan contado el
80% de los votos. Por eso es importante también educar a la gente para que no
se deje arrastrar por estos patrones.
-¿Dónde o en qué lugares la
transición del periodismo y del periodista---sobre todo en prensa---se ha
hecho, a tu juicio mejor?. -¿Hay periodismo que
trabaja contra la verdad?
-Más que trabajar contra la verdad, es
que trabajan a espaldas de la verdad. Es decir, tienen una determinada hoja de
ruta, que puede ser comercial o ideológica, y cuestiones como la verdad, el
rigor, el equilibrio, la pluralidad o la honestidad informativa les es
indiferente. Sin duda hemos de crear mecanismos para enfrentar esa situación.
Unos mecanismos culturales denunciándoles, pero también otros por parte de los
poderes públicos para que no se permita eso en nombre de la libertad de
expresión.
-Ya
hace años que no me encuentro nada, nada cómoda con los informativos
matinales en los que las tertulias ocupan un lugar importante…todas y todos
opinan de todo para casi nunca sacar nada como “de reflexión honda”… -También
yo que soy mucho más de los informativos de radio que de TV noto que se ha
perdido un algo….que no van más allá de ciertas cosas…repeticiones,
repeticiones y búsqueda , si me lo permites, de cierta
morbosidad , del testimonio cargante…
-Se trata de la apuesta por el espectáculo. El
culto por la imagen, la brevedad, la inmediatez, todo ello empuja a un formato
que es incompatible con la reflexión, el análisis, la profundidad. En una
palabra, con la racionalidad. La discusión es pensar cuánto de presión hay por
parte de las audiencias que piden eso y cuánto de educación en la banalidad por
los nuevos medios y formatos.
-Amigo,
¿qué futuro le ves a la prensa, al periodismo el general…?. Pascual, periodista
inquieto, ¿en qué estás metido ahora; estás preparando alguna cosa más?
-En este momento
mis principales trabajos se desarrollan con mis columnas y reportajes para
ElDiario.es y recientemente en la agencia rusa Sputnik y la dirección de la
colección A Fondo en la editorial Akal. En la medida en que encuentro huecos
pienso algún libro. Lo bueno es que solo hago periodismo que me gusta y donde
me encuentro libre
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