cover-50989.jpgCazarabet conversa con...   Enrique Palazuelos, autor de “El oligopolio que domina el sistema eléctrico. Consecuencias para la transición energética” (Akal)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El libro, desde la pluma analítica y minuciosa de Enrique Palazuelos nos acerca a cuáles son las consecuencias para la transición energética.

Lo edita Akal y promete convertirse en un libro de imprescindible lectura si quieres saber qué hay detrás del sistema eléctrica y de su dominio…

La sinopsis del libro. Aquello que nos explica Akal:

Cinco grandes compañías eléctricas poseen la mayor parte de la capacidad instalada y de la energía que se produce en España, a la vez que controlan la totalidad de las redes de distribución y la mayor parte de la electricidad que se vende a los consumidores. Forman un oligopolio, pues, que domina tanto los mercados eléctricos (mayorista y minorista) como los sucesivos segmentos (producción, distribución y comercialización) que componen el sistema eléctrico. Controlan un negocio de colosales dimensiones que les reporta grandes beneficios, garantizados por el Estado y financiados por los consumidores.

La posición de poder que detentan es, en consecuencia, un factor determinante para calibrar las posibilidades y los límites del curso que pueda seguir una transición energética ya impostergable. Ante esta tesitura, El oligopolio que domina el sistema eléctrico aporta una reflexión crítica sobre lo que ha venido ocurriendo en el sistema eléctrico, una condición previa e ineludible para explicar sus características actuales y afrontar, con serenidad y madurez, el debate sobre qué transición, con qué prioridades y con qué actores llevar a cabo la transformación del sistema. Una transición en la que entran en juego desafíos vitales para toda la sociedad, tales como garantizar el suministro de un producto fundamental, evitar los precios abusivos y contribuir a un drástico descenso de la emisión de gases de efecto invernadero.

El autor, Enrique Palazuelos:

Catedrático de Economía Aplicada de la Universidad Complutense de Madrid hasta su jubilación, ha publicado a lo largo de su extensa trayectoria académica numerosos libros y artículos sobre crecimiento económico, mercados financieros internacionales y economía de la energía.

Entre sus últimas obras publicadas en Ediciones Akal cabe reseñar títulos como Cuando el futuro parecía mejor. Auge, hitos y ocaso de los partidos obreros en Europa (2018), Economía Política Mundial (dir., 2015) o El petróleo y el gas en la geoestrategia mundial (dir., 2009).

¿Nos aproximamos a otras obras de Enrique Palazuelos?

Cuando el futuro parecía mejor. Nacidos para impulsar la emancipación de los trabajadores, los partidos socialistas y comunistas enarbolaron los anhelos latentes en las sociedades europeas a favor de convertir los bienes económicos en propiedad colectiva, colocar el poder político en manos de los trabajadores y llevar a cabo la transformación del capitalismo. Después, a medida que comenzaron a ganar influencia social y a desarrollar fuerza política, adoptaron posiciones reformistas y desempeñaron un papel decisivo en la consolidación de los derechos laborales, sociales y democráticos. Al final del trayecto, cuando el capitalismo imperante desde las décadas finales del siglo XX atacó el contrato social alcanzado, los partidos obreros, carentes de discurso estratégico y de capacidad política para defender los intereses de los trabajadores, han acabado por precipitarse en la inanidad. 

Enrique Palazuelos sopesa magistralmente en Cuando el futuro parecía mejor los factores, tanto endógenos como exógenos, que explican este ciclo vital. Entre los primeros, se analizan tanto las características de los proyectos de emancipación y de los discursos estratégicos, como el desarrollo de las funciones políticas y la patológica tendencia al enfrentamiento entre fracciones. Entre los factores exógenos, se destacan los cambios de la estructura social, la actuación inhibitoria de los poderes dominantes y la influencia de varios episodios contingentes de crucial importancia.

Contenido y método de la economía.

El presente libro consta de tres partes. En la primera se examina la relación que existe entre el análisis económico y la elaboración científica, explicando cual es el estatuto epistemológico de las principales corrientes del pensamiento económico, mientras que en la segunda parte se examina el contenido fundamental de las principales propuestas teóricas en el campo de la economía. El estudio de ambas cuestiones da lugar a que el autor pueda establecer su propia posición sobre el método y el contenido de la economía. Una vez fijadas esas referencias epistemológicas y teóricas, en la tercera parte del libro se formulan las propuestas analíticas que permiten interpretar la dinámica de la economía mundial, explicando cuáles son las características actuales del escenario económico internacional.

 

 

Cazarabet conversa con Enrique Palazuelos:

Enriquepalazuelos.jpg-Amigo, ¿qué es lo que te ha hecho escribir este libro…? ¿Nace de sentirte como “estafado” por “el poder de poderes” del sistema eléctrico; nace desde un deseo de enseñarnos, casi didácticamente, cómo estamos sometidos a la dictadura energética?

-Mi primera intención fue estudiar con detalle diversos aspectos del funcionamiento del sistema eléctrico; unos porque los desconocía y otros porque no entendía que fueran del modo en que se nos cuenta. Después, cuando consideré que tenía un conocimiento suficiente e integral de ese funcionamiento, decidí que mi análisis podía interesar a otras personas que carecieran de suficientes conocimientos económicos y técnicos para comprender cómo está organizado el sistema eléctrico y cómo funcionan sus mercados.

-Libro que no deja de ser de intensa investigación y allá donde hay investigación debe de haber previa documentación, estudio, reflexión, analítica….¿cómo te has apañado en eso?, ¿cómo ha sido “ese arduo viaje” que, presumimos, siempre es trabajoso, pero dando sus frutos? -¿Nos puedes hablar sobre cómo vuelcas lo documentado, lo investigado, cómo es tu metodología de trabajo?

-En el inicio dispuse de dos ventajas. Una era que, además de mi formación como economista, tiempo atrás tuve la oportunidad de trabajar con ingenieros especializados en cuestiones energéticas que me ayudaron a comprender bastantes cuestiones técnicas. La otra ventaja era que una vez jubilado ya no desarrollo actividades académicas y dispongo de tiempo para dedicarme a asuntos que me interesan. A partir del conocimiento acumulado, realicé una exhaustiva recopilación de materiales bibliográficos a través de diversas fuentes y de series estadísticas sobre las principales variables que conciernen al sistema eléctrico. Al cabo de casi un año organicé la estructura y el contenido del libro, avancé la mayor parte de los cálculos estadísticos y redacté un primer borrador del texto. En los meses siguientes completé la información que me faltaba, actualicé algunos datos y pasé el borrador a varios especialistas. Una vez que recogí sus críticas y consejos elaboré el texto definitivo.

Sin título-1.jpg-En esta investigación ¿has encontrado trabas por tocar intereses que unos pocos piensan que mejor que el común de los mortales no sepamos?

-El único obstáculo relevante con el que me he topado es el mismo con el que se topa cualquier estudioso del sistema eléctrico: la ausencia de determinadas informaciones, sobre todo las que se refieren a los auténticos costes reales de producción y de distribución por parte de las compañías del oligopolio. La información contable y financiera que proporcionan no permite disponer de un conocimiento detallado de esos costes, que sin embargo afectan decisivamente a la formación del precio mayorista y al peaje por distribución que reciben.

41r20DW-2QL.jpg-La investigación, estudio, reflexiones que vuelcas negro sobre blanco… me da que es un camino doloroso o como decepcionante por la situación de situaciones, hay muchísima injusticia y en estos momentos de invierno hay pobreza energética… ¿qué nos puedes comentar?

-La decepción principal surge al constatar que los sucesivos gobiernos han seguido permitiendo que las grandes compañías dominen el sistema y dispongan de privilegios que repercuten negativamente sobre los consumidores y sobre el conjunto de la economía. El problema de la pobreza energética es ciertamente grave, pero no es distinto que el de la pobreza alimenticia y de otros bienes y servicios fundamentales, cuyo acceso garantiza unas condiciones de vida dignas a los ciudadanos. Los paliativos que se han puesto en marcha son claramente insuficientes.

-Háblanos de la estructura de este trabajo. ¿Me parece “muy académico”, muy didáctico….?

-Por las características del tema, el libro no puede ser “muy” didáctico. Por decisión personal, tampoco es “muy” académico en determinados aspectos formales. Me he esforzado en aportar claridad y un tratamiento asequible para cuestiones que son complejas y que requieren de ciertos conocimientos; pero al mismo tiempo el rigor que necesita la comprensión del sistema eléctrico hace que el lector también tenga que realizar un cierto esfuerzo para acceder a esos conocimientos.  

-¿Hay o puede haber una hoja de ruta por parte del oligopolio que domina el sistema eléctrico—tan presente en los lobbies de presión-- para salir de las situaciones que algunos les marcan, de manera que ellos siempre salen ganando y nosotros perdiendo…?

-Obviamente, su brújula siempre apunta en la misma dirección: la obtención de beneficios, si bien las condiciones de cada período hace que definan estrategias empresariales diferentes. Así, después de haber mostrado un escaso interés por la tecnología eólica hasta entonces, a partir de 2004 las grandes compañías eléctricas, sobre todo Iberdrola, y otras como Acciona (dedicada a infraestructuras) se volcaron en instalar parques eólicos. El resultado fue que las cinco compañías del oligopolio más Acciona pasaron a controlar aproximadamente el 75% de la producción eólica. En el caso de la tecnología fotovoltaica, no sólo se desinteresaron por su potencial sino que de forma manifiesta, a través del gobierno del PP, desde 2013 obstaculizaron el desarrollo de esa tecnología. Sin embargo, a partir de 2017 se ha constatado un cambio significativo y actualmente están poniendo en marcha los mayores proyectos fotovoltaicos.    

-Lo de las portadas en estos pasados días de la Cumbre del Clima, ha sido de escándalo: los que más calientan el planeta patrocinan las páginas de la prensa que informa sobre la cumbre del clima, este detalle, habla mucho de la matriz del problema y del por qué no sabemos de “la misa la mitad”, ¿cómo lo ves?

-En esa cuestión convergen varios aspectos diferentes. Tanto los responsables de Naciones Unidas como buena parte de los dirigentes políticos de la Unión Europea pretenden llegar más lejos en los compromisos de descarbonización para acercarse a los objetivos paliativos que proponen los científicos. Sin embargo, para acelerar las medidas prácticas más eficaces, esos dirigentes siguen sin estar dispuestos a entablar una negociación directa con los líderes descomprometidos de los países que generan alrededor del 70% de las emisiones de gases de efecto invernadero; tampoco lo hacen con los dirigentes de las grandes compañías petroleras, gasísticas y automovilísticas para forzarles a alcanzar acuerdos firmes y efectivos. La burla surge cuando algunos de esos líderes políticos y empresariales pretenden blanquear su posición mediante melosas declaraciones que no tienen traducción práctica. Por su parte otros poderes económicos, como las entidades financieras, no están involucrados directamente en la generación de emisiones contaminantes, lo que les permite hacer propaganda a favor del viento que sopla en la opinión pública. Otra situación distinta es la de las grandes compañías eléctricas que, por su propio interés, vienen apostando por cerrar las plantas térmicas y por invertir en energías renovables, pudiendo avalar con esos actos una postura que, al menos en parte, sí favorece la lucha contra el cambio climático.

cover-49203.jpg-El oligopolio energético en España domina porque es el principal insuflador de aire a los partidos políticos, medios de comunicación… recordemos que si los unos están endeudados, los otros no le van a la zaga---la crisis de los medios y la prensa de los últimos años alguien la tiene que ir pagando, al margen de la precariedad laboral de muchos trabajadores… ¿qué nos puedes decir?

-El oligopolio eléctrico-gasífero domina porque lo hizo durante décadas bajo el franquismo, a través de las plantas de carbón, hidráulicas y nucleares; preservó su poder desde la transición (incrementando ciertos privilegios y neutralizando las decisiones que no se avenían a sus intereses) y lo acrecentó desde el 2000, primero con el boom del gas natural en las plantas de ciclo combinados y después con la expansión de las instalaciones eólicas. Domina porque controla la mayor parte de la producción, la totalidad de la distribución y la mayor parte de la venta final a los consumidores. Domina porque ejerce poder de mercado en el mercado mayorista y en la venta final. Domina porque ejerce poder institucional para obtener una exagerada retribución por la actividad de distribución de electricidad, a la vez que logra muchas prebendas que se han ido sucediendo en el transcurso de las décadas.

Sin título-2.jpg-Te mencionaba antes, de pasada, la acción o posible acción de los lobbies en los lugares en los que se deciden las cosas, no es ningún secreto que se pasean, “como Pedro por su casa” por el Parlamento Europeo, pero ¿cómo actúan y qué hacen?

-En la Unión Europea ejerce lobbismo “todo bicho viviente”. En el ámbito general de la energía, lo hacen las corporaciones petroleras y gasíferas; y ahora con menos influencia también las empresas de carbón. En el ámbito específico de la electricidad, lo hacen tanto las que concentran sus intereses en las plantas que queman combustibles fósiles, como las propietarias de las centrales nucleares, como las que apuestan por las energías renovables, donde han ido abriéndose crecientes oportunidades de negocio produciendo electricidad, vendiendo equipos, construyendo instalaciones y prestando servicios diversos.  Y por supuesto, cotidianamente, hacen lobby muchos líderes y funcionarios de la UE vinculados a algunos de esos intereses.

-Seguimos contaminando y atiborrando de CO2 los cielos de España y si alguien o algún Ayuntamiento ha intentado hacer algo para poner una grano de arena en frenarlo, llegan elecciones se cambia de gestión con otro gobierno de otra tendencia y, por ejemplo, se cargan los carriles bici, así vamos muy mal… ¿qué nos puedes comentar?

-Es cierto que durante muchos años la situación española con respecto a las emisiones no ha hecho más que empeorar, de modo que las prácticas nocivas han superado con creces a los ejemplos virtuosos. También es cierto que cuando se plantean los temas ambientales es frecuente que se apilan informaciones, situaciones y objetivos que no siempre tienen que ver con el cambio climático, aunque sí con otros ámbitos que afectan al empeoramiento biofísico del entorno y a la salud de las personas. El inconveniente de esa mezcolanza es que no ayuda a distinguir los problemas existentes según sus niveles de gravedad, los plazos en los que operar y la  envergadura de las medidas necesarias, sino que genera un “pandemonio” que, en mi opinión, confunde en lugar de aclarar y angustia en luchar de estimular a la acción. Sin embargo, por ceñirme al aspecto que concierne a la relación del sistema eléctrico con las emisiones de gases de efecto invernadero, no creo exagerar al decir que las expectativas de mejora son importantes. La cuestión es que el empeoramiento planetario reclama que se apliquen medidas con la mayor aceleración posible. 

-¿Por qué el sistema económico de hacer dinero y/o obtener benéficos fácilmente –el neocapitalismo más salvaje--- se resiste a cambiar, viendo que el carbón y las térmicas, por ejemplo, ya se ha demostrado que son  perjudiciales?

-He mencionado ya que en ciertos países, España incluida, esa situación está cambiando radicalmente en lo que se refiere a la extracción del carbón y a su utilización en plantas térmicas. No así en otros ámbitos decisivos, sobre todo en el transporte motorizado. La razón de partida es fácil de detectar: los intereses económicos. Otra razón de peso es el escepticismo o la negación directa frente a los pronósticos que plantean los científicos. Pero, en mi opinión, aún pesa más la persistencia de una actitud elitista, clasista, casi aristocrática, por parte de amplios grupos de personas adineradas (con notoria influencia política) cuyo pensamiento es que incluso si la situación climática empeora y provoca los grandes desperfectos que se anuncian ellos siempre dispondrán de mejores condiciones para evitar o paliar tales efectos. Una posición netamente clasista que probablemente sería viable a medio plazo, pero que resulta suicida cuando se contempla desde una perspectiva de largo plazo cuando se valoran las consecuencias de alterar las constantes biofísicas en las que se asienta el planeta entero. 

41EgG3VGbhL._SX352_BO1,204,203,200_.jpg-Que no digan que lo hacen por mantener puestos de trabajo porque esa no ha sido excusa nunca. No creo que los que ganan dinero con obtener energía, las eléctricas, tengan más escrúpulos que otros sectores, ¿no?…

-Creo que no es una cuestión de moral, ni de comportamiento ético por parte de unas u otras empresas; sin ignorar que en ocasiones es cierto que la posición personal de ciertos directivos es importante. Como he indicado más arriba, si las grandes compañías eléctricas están reorientando su estrategia hacia las energías renovables es fundamente a lo que dictan sus intereses.

-¿Los recursos energéticos de un país deberían “ser gestionados” por el Estado? ; ¿y/o bajo una política consensuada por una especie de comisión de técnicos?

-El tema es demasiado complejo para que se pueda sintetizar en unas líneas. En todo caso, dadas las características del sistema eléctrico y en general de todo el sector energético, no creo que fuera conveniente y dudo que fuera factible (por razones económicas y, por supuesto, políticas) optar por la propiedad estatal. En cambio, es factible y plenamente necesario establecer un marco regulador en el que el Estado ostente la dirección estratégica del sistema eléctrico que perdió tras la liberalización de 1997 y establezca unas reglas de juego que nunca han existido para privilegiar la eficiencia y los objetivos de la población en lugar de preservar los privilegios del oligopolio. Ciertamente, hay decisiones complejas y sumamente técnicas que deben ser gestionadas por especialistas, pero el grueso de las grandes decisiones de estrategia y de gestión deben ser adoptadas por los poderes públicos y negociarlas con las grandes empresas y con los demás actores implicados. 

-¿Urge una hoja de ruta a cumplir por el ciudadano de a pie y otra para los grandes productores y /o consumidores de energía?

-Urge adoptar las decisiones correctas que enlacen las urgencias de corto plazo con los objetivos de largo plazo. Una transición “disputada” en las que los poderes públicos limiten el poder que ahora ostentan las compañías del oligopolio, de modo que sea beneficiosa para la mayoría de los ciudadanos y de las empresas. Todo ello sin desconocer que las nuevas condiciones de suministro, distribución y consumo de electricidad obligaran a cambiar ciertos hábitos de comportamiento en los ciudadanos.  

-En este país, un país de sol y de no poco viento, ¿por qué se sigue produciendo y tirando  más de las energías que contaminan?-¿Quieren exprimir al máximo aquellas inversiones antes de pasar a las no contaminantes?

-Como he señalado anteriormente, esa situación está cambiando de manera veloz. Las plantas de carbón habrán desaparecido antes de 2026 y es previsible que hacia 2030 alrededor del 70% de la electricidad se genere con tecnologías renovables. Desde el punto de vista del impacto contaminante, seguirán las plantas de ciclos combinados y una parte de la cogeneración, cuyas emisiones son sensiblemente menores. Desde el punto de vista de la seguridad y de otros aspectos asociados a la transición energética, queda la duda del período en el que mantendrá su actividad la tecnología nuclear, que es la otra fuente no renovable. A su vez, hay que insistir en que los problemas importantes que arrastra el sistema energético no conciernen sólo a la necesidad de potenciar las renovables y de reducción drásticamente las emisiones, sino que conciernen también al funcionamiento del mercado mayorista, a la remuneración de los peajes por transporte y distribución, a la competencia efectiva en la comercialización a los consumidores y a otros elementos que exigen un reordenamiento general de todo el sistema.

-¿Estamos preparados, más de los que pensamos, para dar el paso hacia las renovables y limpias?

-Por lo que acabo de decir, la respuesta es claramente afirmativa

Sin título-3.jpg-¿Cuál de las energías, llamadas limpias, es más “rentable”?; aunque creo que la rentabilidad en el tema energético se debe buscar en el menor impacto medioambiental, en la seguridad ciudadana, en la accesibilidad a esa energía por todas y todos…

-En términos de rentabilidad empresarial, es decir, beneficios con relación a la inversión realizada, tanto la tecnología eólica como la fotovoltaica de nueva instalación son rentables; y por supuesto lo es la producción hidráulica (convencional y con bombeo) ya que la mayoría de las instalaciones están amortizadas desde hace bastante tiempo, por lo que con costes muy bajos la mayor parte del precio fijado en el mercado mayorista (marginalista) se convierte en beneficio. Todavía no es rentable la tecnología termosolar y las demás energías renovables apenas se han desarrollado en España, salvo las biomasas. Al mismo tiempo, como señala la pregunta, además de la rentabilidad supeditada a la relación precios-costes, el diseño del mix de oferta eléctrica tiene que hacer compatibles otros objetivos asociados al impacto ambiental, el desarrollo industrial el empleo, el ordenamiento territorial. …

-¿Y cuál de las energías fósiles no renovables sigue dando luz de luces cuando debería estar ya solamente mencionada en los libros de historia?

-Como he señalado, las plantas térmicas que funcionan con carbón, así como el pequeño número de plantas que todavía utilizan fuelóleos y otros derivados de petróleo, van a desaparecer en los próximos años, lo mismo que la parte de cogeneración que utiliza esos mismos combustibles. Quedarán entonces las plantas de ciclo combinado, la cogeneración basada en gas natural y ciertas biomasas contaminantes.

-¿Cómo “presumes” que será la transición energética en España? ¿Puede ser realmente justa?

-Definir las características de la transición energética vuelve a ser un tema complejo que no se limita a dos rasgos (ciertamente fundamentales): predominio de energías renovables y eliminación de emisiones vinculados al cambio climático. Por tanto, sólo si se concretas qué objetivos se consideren complementarios, qué medidas se apliquen para alcanzarlos y qué plazos se propongan, se pueden considerar las ventajas/desventajas que aportará la transición al consumo, a la capacidad adquisitiva de la población y/o al funcionamiento de la actividad productiva. Sólo con esas consideraciones se pueden valorar los efectos beneficiosos y nocivos de la transición.

-Este otoño aquí, primavera en Chile o en Bolivia, estamos viendo cómo las revueltas políticas y sociales tienen mucho que ver  mucho a ver con las explotaciones minerales---que no dejan de ser también energéticas en algunos casos-- donde los intereses geopolíticos de otros países, a muchos kilómetros, interfieren en la convivencia, ¿no?

-Así es. No obstante, creo que las características económicas y sociales de esos países, de sus estructuras energéticas y de la función que juegan sus principales recursos primarios (cobre en Chile, gas natural en Bolivia) presentan escasas semejanzas con la situación energética española. 

-¿Estaremos bajo las mismas garras del negocio por mucho que las energías sean limpias: la eólica, la fotovoltaica…?

-Según las respuestas anteriores, cabe formular tres afirmaciones complementarias. Primera: por las características técnicas de esas energías y por el contexto tecnológico actual, el funcionamiento eléctrico del futuro será muy distinto al que hemos conocido hasta ahora. Segunda: si se consolidase un control oligopolio basado en las nuevas energías, los problemas serían graves y numerosos para la mayoría social y para el funcionamiento general de la economía. Tercera: ese control oligopólico arrojaría serias dudas sobre el proceso y las consecuencias de la transición energética.

 

 

 

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