Cazarabet conversa con... Enrique Palazuelos, autor de
“El oligopolio que domina el sistema eléctrico. Consecuencias para la transición energética” (Akal)
El libro, desde la pluma analítica y minuciosa
de Enrique Palazuelos nos acerca a cuáles son las
consecuencias para la transición energética.
Lo edita Akal y
promete convertirse en un libro de imprescindible lectura si quieres saber qué
hay detrás del sistema eléctrica y de su dominio…
La sinopsis del libro. Aquello que nos explica
Akal:
Cinco grandes compañías eléctricas poseen la
mayor parte de la capacidad instalada y de la energía que se produce en España,
a la vez que controlan la totalidad de las redes de distribución y la mayor
parte de la electricidad que se vende a los consumidores. Forman un oligopolio,
pues, que domina tanto los mercados eléctricos (mayorista y minorista) como los
sucesivos segmentos (producción, distribución y comercialización) que componen
el sistema eléctrico. Controlan un negocio de colosales dimensiones que les
reporta grandes beneficios, garantizados por el Estado y financiados por los
consumidores.
La posición de poder que detentan es, en
consecuencia, un factor determinante para calibrar las posibilidades y los
límites del curso que pueda seguir una transición energética ya impostergable.
Ante esta tesitura, El oligopolio que domina el sistema eléctrico aporta una
reflexión crítica sobre lo que ha venido ocurriendo en el sistema eléctrico,
una condición previa e ineludible para explicar sus características actuales y
afrontar, con serenidad y madurez, el debate sobre qué transición, con qué
prioridades y con qué actores llevar a cabo la transformación del sistema. Una
transición en la que entran en juego desafíos vitales para toda la sociedad,
tales como garantizar el suministro de un producto fundamental, evitar los
precios abusivos y contribuir a un drástico descenso de la emisión de gases de
efecto invernadero.
El autor, Enrique Palazuelos:
Catedrático de Economía Aplicada de la
Universidad Complutense de Madrid hasta su jubilación, ha publicado a lo largo
de su extensa trayectoria académica numerosos libros y artículos sobre
crecimiento económico, mercados financieros internacionales y economía de la
energía.
Entre sus últimas obras publicadas en
Ediciones Akal cabe reseñar títulos como Cuando el
futuro parecía mejor. Auge, hitos y ocaso de los partidos obreros en Europa
(2018), Economía Política Mundial (dir., 2015)
o El petróleo y el gas en la geoestrategia mundial
(dir., 2009).
¿Nos aproximamos a otras obras de Enrique Palazuelos?
Cuando el futuro parecía mejor. Nacidos para
impulsar la emancipación de los trabajadores, los partidos socialistas y
comunistas enarbolaron los anhelos latentes en las sociedades europeas a favor
de convertir los bienes económicos en propiedad colectiva, colocar el poder
político en manos de los trabajadores y llevar a cabo la transformación del
capitalismo. Después, a medida que comenzaron a ganar influencia social y a
desarrollar fuerza política, adoptaron posiciones reformistas y desempeñaron un
papel decisivo en la consolidación de los derechos laborales, sociales y
democráticos. Al final del trayecto, cuando el capitalismo imperante desde las
décadas finales del siglo XX atacó el contrato social alcanzado, los partidos
obreros, carentes de discurso estratégico y de capacidad política para defender
los intereses de los trabajadores, han acabado por precipitarse en la
inanidad.
Enrique Palazuelos
sopesa magistralmente en Cuando el futuro parecía mejor los factores,
tanto endógenos como exógenos, que explican este ciclo vital. Entre los
primeros, se analizan tanto las características de los proyectos de
emancipación y de los discursos estratégicos, como el desarrollo de las
funciones políticas y la patológica tendencia al enfrentamiento entre
fracciones. Entre los factores exógenos, se destacan los cambios de la
estructura social, la actuación inhibitoria de los poderes dominantes y la
influencia de varios episodios contingentes de crucial importancia.
Contenido y método de la economía.
El presente libro consta de tres partes. En la
primera se examina la relación que existe entre el análisis económico y la
elaboración científica, explicando cual es el estatuto epistemológico de las
principales corrientes del pensamiento económico, mientras que en la segunda
parte se examina el contenido fundamental de las principales propuestas
teóricas en el campo de la economía. El estudio de ambas cuestiones da lugar a
que el autor pueda establecer su propia posición sobre el método y el contenido
de la economía. Una vez fijadas esas referencias epistemológicas y teóricas, en
la tercera parte del libro se formulan las propuestas analíticas que permiten
interpretar la dinámica de la economía mundial, explicando cuáles son las características
actuales del escenario económico internacional.
Cazarabet
conversa con Enrique Palazuelos:
-Amigo, ¿qué es lo que
te ha hecho escribir este libro…? ¿Nace de sentirte como “estafado” por “el
poder de poderes” del sistema eléctrico; nace desde un deseo de
enseñarnos, casi didácticamente, cómo estamos sometidos a la dictadura
energética?
-Mi primera intención fue
estudiar con detalle diversos aspectos del funcionamiento del sistema eléctrico;
unos porque los desconocía y otros porque no entendía que fueran del modo en
que se nos cuenta. Después, cuando consideré que tenía un conocimiento
suficiente e integral de ese funcionamiento, decidí que mi análisis podía
interesar a otras personas que carecieran de suficientes conocimientos
económicos y técnicos para comprender cómo está organizado el sistema eléctrico
y cómo funcionan sus mercados.
-Libro
que no deja de ser de intensa investigación y allá donde hay investigación debe
de haber previa documentación, estudio, reflexión, analítica….¿cómo
te has apañado en eso?, ¿cómo ha sido “ese arduo viaje” que, presumimos,
siempre es trabajoso, pero dando sus frutos? -¿Nos puedes hablar sobre cómo
vuelcas lo documentado, lo investigado, cómo es tu metodología de trabajo?
-En el inicio dispuse de dos
ventajas. Una era que, además de mi formación como economista, tiempo atrás
tuve la oportunidad de trabajar con ingenieros especializados en cuestiones
energéticas que me ayudaron a comprender bastantes cuestiones técnicas. La otra
ventaja era que una vez jubilado ya no desarrollo actividades académicas y
dispongo de tiempo para dedicarme a asuntos que me interesan. A partir del
conocimiento acumulado, realicé una exhaustiva recopilación de materiales bibliográficos
a través de diversas fuentes y de series estadísticas sobre las principales
variables que conciernen al sistema eléctrico. Al cabo de casi un año organicé
la estructura y el contenido del libro, avancé la mayor parte de los cálculos
estadísticos y redacté un primer borrador del texto. En los meses siguientes
completé la información que me faltaba, actualicé algunos datos y pasé el
borrador a varios especialistas. Una vez que recogí sus críticas y consejos
elaboré el texto definitivo.
-En
esta investigación ¿has encontrado trabas por tocar intereses que unos pocos
piensan que mejor que el común de los mortales no sepamos?
-El único obstáculo relevante
con el que me he topado es el mismo con el que se topa cualquier estudioso del
sistema eléctrico: la ausencia de determinadas informaciones, sobre todo las
que se refieren a los auténticos costes reales de producción y de distribución
por parte de las compañías del oligopolio. La información contable y financiera
que proporcionan no permite disponer de un conocimiento detallado de esos
costes, que sin embargo afectan decisivamente a la formación del precio
mayorista y al peaje por distribución que reciben.
-La investigación, estudio, reflexiones que vuelcas negro sobre
blanco… me da que es un camino doloroso o como decepcionante por la
situación de situaciones, hay muchísima injusticia y en estos momentos de
invierno hay pobreza energética… ¿qué nos puedes comentar?
-La decepción principal surge al
constatar que los sucesivos gobiernos han seguido permitiendo que las grandes
compañías dominen el sistema y dispongan de privilegios que repercuten
negativamente sobre los consumidores y sobre el conjunto de la economía. El
problema de la pobreza energética es ciertamente grave, pero no es distinto que
el de la pobreza alimenticia y de otros bienes y servicios fundamentales, cuyo
acceso garantiza unas condiciones de vida dignas a los ciudadanos. Los
paliativos que se han puesto en marcha son claramente insuficientes.
-Háblanos
de la estructura de este trabajo. ¿Me parece “muy académico”, muy didáctico….?
-Por las características del
tema, el libro no puede ser “muy” didáctico. Por decisión personal, tampoco es
“muy” académico en determinados aspectos formales. Me he esforzado en aportar
claridad y un tratamiento asequible para cuestiones que son complejas y que
requieren de ciertos conocimientos; pero al mismo tiempo el rigor que necesita
la comprensión del sistema eléctrico hace que el lector también tenga que
realizar un cierto esfuerzo para acceder a esos conocimientos.
-¿Hay
o puede haber una hoja de ruta por parte del oligopolio que domina el sistema
eléctrico—tan presente en los lobbies de presión-- para salir de las
situaciones que algunos les marcan, de manera que ellos siempre salen ganando y
nosotros perdiendo…?
-Obviamente, su brújula siempre
apunta en la misma dirección: la obtención de beneficios, si bien las
condiciones de cada período hace que definan estrategias empresariales
diferentes. Así, después de haber mostrado un escaso interés por la tecnología
eólica hasta entonces, a partir de 2004 las grandes compañías eléctricas, sobre
todo Iberdrola, y otras como Acciona (dedicada a infraestructuras) se volcaron
en instalar parques eólicos. El resultado fue que las cinco compañías del
oligopolio más Acciona pasaron a controlar aproximadamente el 75% de la
producción eólica. En el caso de la tecnología fotovoltaica, no sólo se
desinteresaron por su potencial sino que de forma manifiesta, a través del
gobierno del PP, desde 2013 obstaculizaron el desarrollo de esa tecnología. Sin
embargo, a partir de 2017 se ha constatado un cambio significativo y
actualmente están poniendo en marcha los mayores proyectos fotovoltaicos.
-Lo
de las portadas en estos pasados días de la Cumbre del Clima, ha sido de
escándalo: los que más calientan el planeta patrocinan las páginas de la prensa
que informa sobre la cumbre del clima, este detalle, habla mucho de la
matriz del problema y del por qué no sabemos de “la misa la mitad”, ¿cómo lo
ves?
-En esa cuestión convergen
varios aspectos diferentes. Tanto los responsables de Naciones Unidas como
buena parte de los dirigentes políticos de la Unión Europea pretenden llegar
más lejos en los compromisos de descarbonización para acercarse a los objetivos
paliativos que proponen los científicos. Sin embargo, para acelerar las medidas
prácticas más eficaces, esos dirigentes siguen sin estar dispuestos a entablar
una negociación directa con los líderes descomprometidos de los países que
generan alrededor del 70% de las emisiones de gases de efecto invernadero;
tampoco lo hacen con los dirigentes de las grandes compañías petroleras, gasísticas y automovilísticas para forzarles a alcanzar
acuerdos firmes y efectivos. La burla surge cuando algunos de esos líderes
políticos y empresariales pretenden blanquear su posición mediante melosas
declaraciones que no tienen traducción práctica. Por su parte otros poderes
económicos, como las entidades financieras, no están involucrados directamente
en la generación de emisiones contaminantes, lo que les permite hacer
propaganda a favor del viento que sopla en la opinión pública. Otra situación
distinta es la de las grandes compañías eléctricas que, por su propio interés,
vienen apostando por cerrar las plantas térmicas y por invertir en energías
renovables, pudiendo avalar con esos actos una postura que, al menos en parte,
sí favorece la lucha contra el cambio climático.
-El oligopolio energético en España domina porque es el
principal insuflador de aire a los partidos políticos, medios de
comunicación… recordemos que si los unos están endeudados, los otros no le van
a la zaga---la crisis de los medios y la prensa de los últimos años alguien la
tiene que ir pagando, al margen de la precariedad laboral de muchos trabajadores…
¿qué nos puedes decir?
-El oligopolio
eléctrico-gasífero domina porque lo hizo durante décadas bajo el franquismo, a
través de las plantas de carbón, hidráulicas y nucleares; preservó su poder
desde la transición (incrementando ciertos privilegios y neutralizando las
decisiones que no se avenían a sus intereses) y lo acrecentó desde el 2000,
primero con el boom del gas natural
en las plantas de ciclo combinados y después con la expansión de las
instalaciones eólicas. Domina porque controla la mayor parte de la producción,
la totalidad de la distribución y la mayor parte de la venta final a los
consumidores. Domina porque ejerce poder de mercado en el mercado mayorista y
en la venta final. Domina porque ejerce poder institucional para obtener una exagerada
retribución por la actividad de distribución de electricidad, a la vez que
logra muchas prebendas que se han ido sucediendo en el transcurso de las
décadas.
-Te
mencionaba antes, de pasada, la acción o posible acción de los lobbies en los
lugares en los que se deciden las cosas, no es ningún secreto que se pasean,
“como Pedro por su casa” por el Parlamento Europeo, pero ¿cómo actúan y qué
hacen?
-En la Unión Europea ejerce lobbismo “todo
bicho viviente”. En el ámbito general de la energía, lo hacen las corporaciones
petroleras y gasíferas; y ahora con menos influencia también las empresas de
carbón. En el ámbito específico de la electricidad, lo hacen tanto las que
concentran sus intereses en las plantas que queman combustibles fósiles, como
las propietarias de las centrales nucleares, como las que apuestan por las
energías renovables, donde han ido abriéndose crecientes oportunidades de
negocio produciendo electricidad, vendiendo equipos, construyendo instalaciones
y prestando servicios diversos. Y por
supuesto, cotidianamente, hacen lobby
muchos líderes y funcionarios de la UE vinculados a algunos de esos intereses.
-Seguimos
contaminando y atiborrando de CO2 los cielos de España y si alguien o algún
Ayuntamiento ha intentado hacer algo para poner una grano de arena en frenarlo,
llegan elecciones se cambia de gestión con otro gobierno de otra tendencia y,
por ejemplo, se cargan los carriles bici, así vamos muy mal… ¿qué nos puedes
comentar?
-Es cierto que durante muchos
años la situación española con respecto a las emisiones no ha hecho más que
empeorar, de modo que las prácticas nocivas han superado con creces a los
ejemplos virtuosos. También es cierto que cuando se plantean los temas
ambientales es frecuente que se apilan informaciones, situaciones y objetivos
que no siempre tienen que ver con el cambio climático, aunque sí con otros
ámbitos que afectan al empeoramiento biofísico del entorno y a la salud de las
personas. El inconveniente de esa mezcolanza es que no ayuda a distinguir los
problemas existentes según sus niveles de gravedad, los plazos en los que
operar y la envergadura de las medidas
necesarias, sino que genera un “pandemonio” que, en mi opinión, confunde en
lugar de aclarar y angustia en luchar de estimular a la acción. Sin embargo,
por ceñirme al aspecto que concierne a la relación del sistema eléctrico con
las emisiones de gases de efecto invernadero, no creo exagerar al decir que las
expectativas de mejora son importantes. La cuestión es que el empeoramiento
planetario reclama que se apliquen medidas con la mayor aceleración
posible.
-¿Por
qué el sistema económico de hacer dinero y/o obtener benéficos fácilmente –el
neocapitalismo más salvaje--- se resiste a cambiar, viendo que el carbón y las
térmicas, por ejemplo, ya se ha demostrado que son perjudiciales?
-He mencionado ya que en ciertos
países, España incluida, esa situación está cambiando radicalmente en lo que se
refiere a la extracción del carbón y a su utilización en plantas térmicas. No
así en otros ámbitos decisivos, sobre todo en el transporte motorizado. La
razón de partida es fácil de detectar: los intereses económicos. Otra razón de
peso es el escepticismo o la negación directa frente a los pronósticos que
plantean los científicos. Pero, en mi opinión, aún pesa más la persistencia de
una actitud elitista, clasista, casi aristocrática, por parte de amplios grupos
de personas adineradas (con notoria influencia política) cuyo pensamiento es
que incluso si la situación climática empeora y provoca los grandes desperfectos
que se anuncian ellos siempre dispondrán de mejores condiciones para evitar o
paliar tales efectos. Una posición netamente clasista que probablemente sería
viable a medio plazo, pero que resulta suicida cuando se contempla desde una
perspectiva de largo plazo cuando se valoran las consecuencias de alterar las
constantes biofísicas en las que se asienta el planeta entero.
-Que no digan que lo hacen por mantener puestos de trabajo
porque esa no ha sido excusa nunca. No creo que los que ganan dinero con obtener
energía, las eléctricas, tengan más escrúpulos que otros sectores, ¿no?…
-Creo que no es una cuestión de
moral, ni de comportamiento ético por parte de unas u otras empresas; sin
ignorar que en ocasiones es cierto que la posición personal de ciertos directivos
es importante. Como he indicado más arriba, si las grandes compañías eléctricas
están reorientando su estrategia hacia las energías renovables es fundamente a
lo que dictan sus intereses.
-¿Los
recursos energéticos de un país deberían “ser gestionados” por el Estado? ;
¿y/o bajo una política consensuada por una especie de comisión de técnicos?
-El tema es demasiado complejo
para que se pueda sintetizar en unas líneas. En todo caso, dadas las
características del sistema eléctrico y en general de todo el sector
energético, no creo que fuera conveniente y dudo que fuera factible (por
razones económicas y, por supuesto, políticas) optar por la propiedad estatal.
En cambio, es factible y plenamente necesario establecer un marco regulador en
el que el Estado ostente la dirección estratégica del sistema eléctrico que
perdió tras la liberalización de 1997 y establezca unas reglas de juego que
nunca han existido para privilegiar la eficiencia y los objetivos de la
población en lugar de preservar los privilegios del oligopolio. Ciertamente,
hay decisiones complejas y sumamente técnicas que deben ser gestionadas por
especialistas, pero el grueso de las grandes decisiones de estrategia y de
gestión deben ser adoptadas por los poderes públicos y negociarlas con las
grandes empresas y con los demás actores implicados.
-¿Urge
una hoja de ruta a cumplir por el ciudadano de a pie y otra para los grandes
productores y /o consumidores de energía?
-Urge adoptar las decisiones
correctas que enlacen las urgencias de corto plazo con los objetivos de largo
plazo. Una transición “disputada” en las que los poderes públicos limiten el
poder que ahora ostentan las compañías del oligopolio, de modo que sea
beneficiosa para la mayoría de los ciudadanos y de las empresas. Todo ello sin
desconocer que las nuevas condiciones de suministro, distribución y consumo de
electricidad obligaran a cambiar ciertos hábitos de comportamiento en los
ciudadanos.
-En
este país, un país de sol y de no poco viento, ¿por qué se sigue produciendo y
tirando más de las energías que contaminan?-¿Quieren exprimir al máximo
aquellas inversiones antes de pasar a las no contaminantes?
-Como he señalado anteriormente,
esa situación está cambiando de manera veloz. Las plantas de carbón habrán
desaparecido antes de 2026 y es previsible que hacia 2030 alrededor del 70% de
la electricidad se genere con tecnologías renovables. Desde el punto de vista
del impacto contaminante, seguirán las plantas de ciclos combinados y una parte
de la cogeneración, cuyas emisiones son sensiblemente menores. Desde el punto
de vista de la seguridad y de otros aspectos asociados a la transición
energética, queda la duda del período en el que mantendrá su actividad la
tecnología nuclear, que es la otra fuente no renovable. A su vez, hay que
insistir en que los problemas importantes que arrastra el sistema energético no
conciernen sólo a la necesidad de potenciar las renovables y de reducción
drásticamente las emisiones, sino que conciernen también al funcionamiento del
mercado mayorista, a la remuneración de los peajes por transporte y
distribución, a la competencia efectiva en la comercialización a los
consumidores y a otros elementos que exigen un reordenamiento general de todo
el sistema.
-¿Estamos
preparados, más de los que pensamos, para dar el paso hacia las renovables y
limpias?
-Por lo que acabo de decir, la
respuesta es claramente afirmativa
-¿Cuál
de las energías, llamadas limpias, es más “rentable”?; aunque creo que la
rentabilidad en el tema energético se debe buscar en el menor impacto
medioambiental, en la seguridad ciudadana, en la accesibilidad a esa energía
por todas y todos…
-En términos de rentabilidad
empresarial, es decir, beneficios con relación a la inversión realizada, tanto
la tecnología eólica como la fotovoltaica de nueva instalación son rentables; y
por supuesto lo es la producción hidráulica (convencional y con bombeo) ya que
la mayoría de las instalaciones están amortizadas desde hace bastante tiempo,
por lo que con costes muy bajos la mayor parte del precio fijado en el mercado
mayorista (marginalista) se convierte en beneficio.
Todavía no es rentable la tecnología termosolar y las
demás energías renovables apenas se han desarrollado en España, salvo las
biomasas. Al mismo tiempo, como señala la pregunta, además de la rentabilidad
supeditada a la relación precios-costes, el diseño del mix
de oferta eléctrica tiene que hacer compatibles otros objetivos asociados al
impacto ambiental, el desarrollo industrial el empleo, el ordenamiento
territorial. …
-¿Y
cuál de las energías fósiles no renovables sigue dando luz de luces cuando
debería estar ya solamente mencionada en los libros de historia?
-Como he señalado, las plantas
térmicas que funcionan con carbón, así como el pequeño número de plantas que
todavía utilizan fuelóleos y otros derivados de petróleo, van a desaparecer en
los próximos años, lo mismo que la parte de cogeneración que utiliza esos
mismos combustibles. Quedarán entonces las plantas de ciclo combinado, la
cogeneración basada en gas natural y ciertas biomasas contaminantes.
-¿Cómo
“presumes” que será la transición energética en España? ¿Puede ser realmente
justa?
-Definir las características de
la transición energética vuelve a ser un tema complejo que no se limita a dos
rasgos (ciertamente fundamentales): predominio de energías renovables y
eliminación de emisiones vinculados al cambio climático. Por tanto, sólo si se
concretas qué objetivos se consideren complementarios, qué medidas se apliquen
para alcanzarlos y qué plazos se propongan, se pueden considerar las
ventajas/desventajas que aportará la transición al consumo, a la capacidad
adquisitiva de la población y/o al funcionamiento de la actividad productiva.
Sólo con esas consideraciones se pueden valorar los efectos beneficiosos y
nocivos de la transición.
-Este
otoño aquí, primavera en Chile o en Bolivia, estamos viendo cómo las revueltas
políticas y sociales tienen mucho que ver mucho a ver con las
explotaciones minerales---que no dejan de ser también energéticas en algunos
casos-- donde los intereses geopolíticos de otros países, a muchos kilómetros,
interfieren en la convivencia, ¿no?
-Así es. No obstante, creo que
las características económicas y sociales de esos países, de sus estructuras
energéticas y de la función que juegan sus principales recursos primarios
(cobre en Chile, gas natural en Bolivia) presentan escasas semejanzas con la
situación energética española.
-¿Estaremos
bajo las mismas garras del negocio por mucho que las energías sean limpias: la
eólica, la fotovoltaica…?
-Según las respuestas
anteriores, cabe formular tres afirmaciones complementarias. Primera: por las
características técnicas de esas energías y por el contexto tecnológico actual,
el funcionamiento eléctrico del futuro será muy distinto al que hemos conocido
hasta ahora. Segunda: si se consolidase un control oligopolio basado en las
nuevas energías, los problemas serían graves y numerosos para la mayoría social
y para el funcionamiento general de la economía. Tercera: ese control
oligopólico arrojaría serias dudas sobre el proceso y las consecuencias de la
transición energética.
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