La Librería de El Sueño Igualitario

Sin título-1.jpgCazarabet conversa con...   Ramón J. Campo, autor de "Canfranc. El oro y los nazis. Tres siglos de historia" (Mira)

 

 

Mira reedita un libro que aúna patrimonio cultural e histórico, teniendo como centro neurálgico las historias que transcurrían en la estación de Canfranc y en su tren….

LO QUE NOS DICE MIRA SOBRE EL LIBRO.

Canfranc fue un lugar estratégico en la II Guerra Mundial. Cientos de europeos escaparon en el tren de la libertad del genocidio nazi, como los pintores Max Ernst y Marc Chagall, hasta que las tropas del Tercer Reich ocuparon toda Francia en noviembre de 1942 e izaron la bandera con la cruz gamada en la estación internacional. Este municipio pirenaico fue el único que los alemanes invadieron en su parte francesa, aunque España era neutral en la contienda.

La llegada de los nazis provocó la detención de 272 extranjeros que intentaban fugarse, y fueron encarcelados en la torre del Reloj hasta el verano de 1944. Los militares germanos vigilaban el tráfico del oro que Hitler robó en bancos de Europa y en los campos de concentración a cambio del wolframio para blindar las armas, que vendían los dictadores Franco y Salazar. Los espías aliados se instalaron en la frontera, como el jefe de la Aduana francesa, Albert Le Lay, y exiliados de Canfranc en el valle del Aspe contribuyeron a la derrota de los alemanes en esta zona.

En esta nueva edición se aportan imágenes únicas de soldados alemanes en Canfranc; un nuevo capítulo desgrana la historia de la reivindicación de la apertura de esta línea internacional en sus ya tres siglos de historia; en la «gran bilbainada» se indaga en la construcción de la estación a principios del siglo XX a cargo de la contructora vasca Hormaeche; descubrimos cómo la asociación de judíos norteamericana Joint intentó salvar a un grupo de mil niños que huían desde Marsella hacia Lisboa para embarcar rumbo a Estados Unidos; asistimos, en julio de 2013, a la reapertura del vestíbulo de la estación convertido en espacio museístico; recordamos el estreno del documental Juego de espías en la Seminci de Valladolid... para finalizar con la recreación, en julio de 2014, de la inauguración de la estación en Canfranc aquel 18 de julio de 1928...

Nos puede interesar:

http://es.wikipedia.org/wiki/Canfranc

http://www.rtve.es/filmoteca/no-do/not-71/1465241/

http://www.memoriadelasmigracionesdearagon.com/testimonios_1.php?testimonios_id=93

Una de las estaciones más bellas….

http://es.wikipedia.org/wiki/Estaci%C3%B3n_Internacional_de_Canfranc

https://cajondesastres.wordpress.com/2007/08/12/la-estacion-internacional-de-canfranc/

Lo que nos dice la prensa:

https://drive.google.com/file/d/0B4DtJKs-lDG9eEVlMVlqeTR0MWc/view

Ramón J Campo, el escritor…..

Ramón J. Campo (Huesca, 1963). Licenciado en Derecho por la Universidad de Zaragoza y máster de Periodismo por la Universidad Autónoma de Madrid/El País. De 1990 a 1992, colaboró en El PaísEl Nuevo Lunes y Esfera. Desde 1991 ha desempeñado toda su carrera profesional en el Heraldo de Aragón, en las secciones de Reportajes, Sucesos y Tribunales, con especial dedicación a informaciones de Defensa e Interior.

Ha recibido diferentes premios a lo largo de su trayectoria profesional: Premio de la Asociación de la Prensa de Aragón 2001 por la serie de reportajes publicados en Heraldo de Aragón sobre el paso del oro nazi por Canfranc durante la Segunda Guerra Mundial; Premio de Periodismo Pirenaico del Gobierno de Andorra 2002; Premio Nacional de Periodismo Digital, José Manuel Porquet, en su segunda edición, de 2002; mención especial del Premio Rodolfo Walsh de la Semana Negra de Gijón 2003 por el libro El oro de Canfranc (Ibercaja, Biblioteca Aragonesa de Cultura, 2002).

En la editorial Península publicó en 2004 Yak-42, honor y verdad. Crónica de una catástrofe; y en 2006, La estación espía (la continuación y segunda parte de los sucesos vividos en Canfranc y San Sebastián durante la Segunda Guerra Mundial. En las páginas de esta nueva entrega se revela la detención de treinta miembros de una red de espionaje por la Policía española y alemana, que fueron juzgados y condenados por un Tribunal Especial contra el Espionaje del régimen de Franco). La editorial Atlántica de Biarritz ha publicado en francés Canfranc et l’or des nazis (2010) y, muy recientemente, Canfranc nid d’espions (2012).

En 2011, recibió el Premio Asociación de Prensa Aragonesa por los documentales Adiós a la vida y El último paseo (sobre el asesinato de Giménez Abad a manos de ETA).

Como periodista de investigación ha colaborado, entre otros, en los siguientes documentales: Yakolev-42Canfranc kilómetro 0El oro de CanfrancEl secuestro de Publio Cordón, 1995-2009El asesinato de FagoNadie va de putasNiños robados en Aragón...

 

Cazarabet conversa con Ramón J. Campo:

fotonoticia_20131129200428_644.jpg-Ramón,  se trata éste de un libro que se acerca a Canfranc desde diferentes perspectivas: desde la más histórica a la que se va haciendo referencia retratando el patrimonio, cultural, industrial y hasta de la historia del trabajo…hasta la perspectiva del que se quiera acercar a la lectura por lo de “fuerte carga histórica”. En resumen, hay muchos motivos por los que acercase a la lectura de  Canfranc. El oro y los nazis. ¿Qué nos puedes comentar?

-Este libro ha crecido el doble de cómo nació en 2002. La historia destapada del oro de los nazis ha servido para hablar del futuro de la reapertura de la línea internacional, revisar las manifestación en tres siglos y descubrir que la construcción fue una gran bilbainada de Domingo Hormaeche o que el vestíbulo en plena fase de restauración tuvo unos símbolos del dios Mercurio que protegían a los pasajeros y a los comerciantes.  

-Vivimos tiempos en que volvemos a reivindicar ciertas cosas como es el tren de Canfranc….todo Aragón y todas sus gentes lo demandaron y, ahora lo vuelven a demandar…Es justo, ¿cómo lo ves?

-Creo que Aragón necesita mirar su tótem, que son las comunicaciones en un momento fundamental para la exportación de mercancías a Europa, y especialmente volver a tomar la calle para que las autoridades de España y Francia se tomen en serio la reapertura. Los franceses llegarán con su tren hasta Bedous en marzo de 2016 y se quedarán a 32 kilómetros de la frontera. El Gobierno español tiene que invertir en la línea entre Huesca y Canfranc, cambiarla por la UIC y equipararla a la francesa.  

-¿Sería una manera, hoy como lo fue en el pasado, de dar una “inyección de reanimación” a todo Aragón, muy particularmente en la zona del Pirineo central…?. ¿Por qué no se lleva a cabo este puesta a punto del tren y de la estación Canfranc?

-Reabrir el Canfranc es recuperar nuestra idiosincrasia y colocarnos en Europa, y en el resto de España. Es una manera moderna como esa inyección de reanimación porque supone una respuesta medioambiental y económica a una crisis que nos ha lastrado en los últimos siete años, desde la Expo internacional en Zaragoza en 2008. La estación se recupera con mucho cariño por la Escuela de Restauración de Huesca y se explica su historia en las visitas guiadas por las maravillosas guías de la oficina de turismo en Canfranc. La puesta a punto del tren es fundamental porque no se puede seguir tardando casi cuatro horas entre Zaragoza y Canfranc, aunque el fin de semana de la recreación y la concentración por la reapertura iban llenos los dos ferrocarriles.      

_img_0601_5e35b96e.jpg-Amigo, ¿cómo fueron los años que calificas de esplendor  de la estación de Canfranc?

-La paradoja de la historia de Canfranc es que su esplendor coincidió con la II Guerra Mundial porque por ese paso internacional se alimentó a Europa en guerra y huyeron miles de judíos hacia América a través de Lisboa y veían que su tren era el de la libertad. En esos años 1942 y 1943 llegaron a cruzar 40.000 toneladas mensuales en las dos direcciones, y ahora se plantea recuperar el ferrocarril para sustituir a los camiones y llegar a los 1,5 millones de toneladas al año.  

-Canfranc fue el único municipio español tomada por los nazis ¿cómo se puede “calificar” esa especie de “invasión”…?-¿Cómo fueron y transcurrieron las relaciones de los ciudadanos y ciudadanas de Canfranc con los alemanes?

-La invasión empezó en 1941 cuando Hitler firmó con Francia un acuerdo que destapa el libro para que los ferroviarios alemanes controlaron el paso internacional de Canfranc, pero cuando los alemanes ocuparon todo el país vecino, en noviembre de 1942, instalaron una brigada allí para controlar el paso del oro y el wolframio, sobre todo. Las relaciones de los militares alemanes y los canfranqueses fueron heterodoxas. Los vecinos se inclinaron por ayudar a los aliados con las redes de espionaje, pero también había otros que convivían con los alemanes que organizaban bailes en la fonda de la estación y hubo hasta algún escarceo amoroso.que pretenden olvidar. Los recuerdan como elegantes, pero también los que implantaron el toque de queda o detuvieron a los que querían escapar del genocidio en Europa.   

-¿Cómo ha sido el proceso de documentación para la elaboración de este libro?. ¿Cómo ha sido la metodología de trabajo que has ido siguiendo?

-Ha sido muy complejo, largo y duro, pero al mismo tiempo apasionante. La metodología de un reportero o periodista es acumular historias y testimonios, en paralelo de la búsqueda de la documentación en los archivos de todo el mundo como Nantes (Francia) y Estados Unidos, entre otros. 

-¿Qué mercancías eran las que más circularon por Canfranc mientras los alemanes ocuparon la población? . Todo o lo que fuese a cambio del oro, el de los nazi que a saber…-El oro de los nazis, ¿en realidad qué estrategia geopolítica escondía y conllevaba?

-El wolframio alargó dos años la II Guerra Mundial porque en 1943, con la derrota de Hitler en Stalingrado cambió de rumbo la contienda, pero al blindar los tanques con ese mineral que le proporcionaban España y Portugal endurecieron el final. EE.UU. y Gran Bretaña conocen ese tráfico de wolframio a cambio del oro nazi, que robaba en los bancos de los países europeos que ocupaban y en los campos de concentración, amenazan a Franco y Salazar que no participaran así en la guerra porque eran neutrales y la geopolítica escondía el apoyo de los dictadores de la Península Ibérica a Hitler. Luego se pagó en España con la autarquía hasta que en 1953 los americanos utilizaron esa debilidad de España para instalar sus bases en Zaragoza, Torrejón y Rota.       

_img20150313wa0006_0c0b1ae2.jpg-¿Qué huella dejó el paso de las tropas alemanas en Canfranc?

-La huella son las fotos inéditas que publicamos por primer vez en el libro gracias a la colaboración de Javier Benedé, un guardia civil retirado que las encontró en su casa y me las dejó amablemente para utilizarlas. La huella es que cuando se ganó a los alemanes de Canfranc en junio 1944, gracias a la Brigada X de los Guerrilleros de la Resistencia francesa, integrada por varios canfranqueses, se cantó la Marsellesa en la estación entre franceses y españoles. La huella es la historia que hemos recuperado y convierte a Canfranc en la real Casablanca, cuyo guión utilizaron los americanos para convencer a su país que debían entrar en la II Guerra Mundial en favor de los aliados.      

-Pero el tren de  Canfranc también salvó la vida a no pocos judíos perseguidos por el nazismo…¿qué nos puedes comentar?

-Alrededor de quince mil judíos perseguidos por el nazismo se escaparon por Canfranc, cuando el Tratado internacional entre España y Francia, lo dejó en la Francia liberada entre 1940 y el invierno de 1942. Artistas como los pintores judíos como Marc Chagall o Max Ernst, futura pareja de Peggy Guggemheim, y la cantante americana Josephine Baker, pareja de otro judío, pudieron huir de allí. En el libro incluimos la prueba de que un grupo de 200 niños huérfanos hijos de judíos enviados a los campos de concentración fueron salvados a través de Canfranc enviados por la asociación Jont hasta Estados Unidos, vía Lisboa.  

-¿Fue el incendio de Canfranc el principio del fin del “todo”? (aunque hay que resaltar que en 1617 ya hubo un incendio que afectó a la población)

-El incendio de Canfranc fue un desastre para un pueblo que vivía el esplendor económico de la contienda mundial. Los suizos que llevaban el oro ayudaron a los vecinos y Francia anunció a todos los funcionarios que iban a aportar una peseta de sus salarios, pero nunca llegó esa ayuda oficial o quién sabe dónde se quedaron esos fondos para reconstruir las casas arrasadas por ese fuego que se llevó.

maxresdefault.jpg-Canfranc es un pueblo muy bien enclavado, geográficamente hablando…seguramente que este fue el motivo para hacer que buena parte del tráfico ferroviario del centro pudiese salir hacia Francia y Europa…Así Canfranc nudo de comunicaciones y lo que empieza siendo nudo de comunicaciones… termina siendo un punto neurálgico donde confluyen historias humanas y donde muchas miradas se encuentran y reencuentran….todo acaba fluyendo de manera especial en escenarios como Canfranc, ¿qué nos puedes comentar, amigo Ramón?

-Campus Francum o el Somport es un lugar de comunicación de toda la historia. Por eso tiene esa singularidad. Sus gentes viven en una frontera con los beneficios de convivir en el límite de dos países. Aquí hubo un colegio francés, aduaneros, ferroviarios o gendarmes de Francia que vivían con los canfranqueses y era un paraíso de libertad en un país que vivió una dictadura desde 1939 hasta 1975. José Antonio Labordeta contaba que subía con su familia esos años de los 40 a la fonda de los Marraco y su padre, un militante de Izquierda Republicana que fue catedrático de Latín y lo expulsaron por su ideología, llegó a hacer amistad esos años de un oficial alemán, catedrático de Latín en Heidelberg, y hasta les envió una carta de agradecimiento cuando fueron a verlo al hosptial de Zaragoza cuando cayó herido. Por esos grandes detalles, Canfranc es la Casablanca real. 

 

 

 

Sin título-1.jpg20114
Canfranc. El oro y los nazis. Tres siglos de historia. Ramón J. Campo Fraile. Prólogo de Forges
408 páginas       17 x 24 cms.
22,00 euros
Mira



Canfranc fue un lugar estratégico en la II Guerra Mundial. Cientos de europeos escaparon en el tren de la libertad del genocidio nazi, como los pintores Max Ernst y Marc Chagall, hasta que las tropas del Tercer Reich ocuparon toda Francia en noviembre de 1942 e izaron la bandera con la cruz gamada en la estación internacional. Este municipio pirenaico fue el único que los alemanes invadieron en su parte francesa, aunque España era neutral en la contienda.

La llegada de los nazis provocó la detención de 272 extranjeros que intentaban fugarse, y fueron encarcelados en la torre del Reloj hasta el verano de 1944. Los militares germanos vigilaban el tráfico del oro que Hitler robó en bancos de Europa y en los campos de concentración a cambio del wolframio para blindar las armas, que vendían los dictadores Franco y Salazar. Los espías aliados se instalaron en la frontera, como el jefe de la Aduana francesa, Albert Le Lay, y exiliados de Canfranc en el valle del Aspe contribuyeron a la derrota de los alemanes en esta zona.

En esta nueva edición se aportan imágenes únicas de soldados alemanes en Canfranc; un nuevo capítulo desgrana la historia de la reivindicación de la apertura de esta línea internacional en sus ya tres siglos de historia; en la «gran bilbainada» se indaga en la construcción de la estación a principios del siglo XX a cargo de la constructora vasca Hormaeche; descubrimos cómo la asociación de judíos norteamericana Joint intentó salvar a un grupo de mil niños que huían desde Marsella hacia Lisboa para embarcar rumbo a Estados Unidos; asistimos, en julio de 2013, a la reapertura del vestíbulo de la estación convertido en espacio museístico; recordamos el estreno del documental Juego de espías en la Seminci de Valladolid... para finalizar con la recreación, en julio de 2014, de la inauguración de la estación en Canfranc aquel 18 de julio de 1928...

Ramón J. Campo (Huesca, 1963). Licenciado en Derecho por la Universidad de Zaragoza y máster de Periodismo por la Universidad Autónoma de Madrid/El País. De 1990 a 1992, colaboró en El País, El Nuevo Lunes y Esfera. Desde 1991 ha desempeñado toda su carrera profesional en el Heraldo de Aragón, en las secciones de Reportajes, Sucesos y Tribunales, con especial dedicación a informaciones de Defensa e Interior.

Ha recibido diferentes premios a lo largo de su trayectoria profesional: Premio de la Asociación de la Prensa de Aragón 2001 por la serie de reportajes publicados en Heraldo de Aragón sobre el paso del oro nazi por Canfranc durante la Segunda Guerra Mundial; Premio de Periodismo Pirenaico del Gobierno de Andorra 2002; Premio Nacional de Periodismo Digital, José Manuel Porquet, en su segunda edición, de 2002; mención especial del Premio Rodolfo Walsh de la Semana Negra de Gijón 2003 por el libro El oro de Canfranc (Ibercaja, Biblioteca Aragonesa de Cultura, 2002).


En la editorial Península publicó en 2004 Yak-42, honor y verdad. Crónica de una catástrofe; y en 2006, La estación espía (la continuación y segunda parte de los sucesos vividos en Canfranc y San Sebastián durante la Segunda Guerra Mundial. En las páginas de esta nueva entrega se revela la detención de treinta miembros de una red de espionaje por la Policía española y alemana, que fueron juzgados y condenados por un Tribunal Especial contra el Espionaje del régimen de Franco). La editorial Atlántica de Biarritz ha publicado en francés Canfranc et l’or des nazis(2010) y, muy recientemente, Canfranc nid d’espions (2012).

En 2011, recibió el Premio Asociación de Prensa Aragonesa por los documentales Adiós a la vida y El último paseo (sobre el asesinato de Giménez Abad a manos de ETA).


Como periodista de investigación ha colaborado, entre otros, en los siguientes documentales: Yakolev-42; Canfranc kilómetro 0
; El oro de Canfranc; El secuestro de Publio Cordón, 1995-2009; El asesinato de Fago; Nadie va de putas; Niños robados en Aragón...

 

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