Cazarabet conversa con... Jesús Egido, de la editorial Reino de Cordelia sobre el libro “Nueva York. Un año en el otro mundo. La ciudad automática” de Julio Camba
Un año en
el otro mundo y La ciudad automática…el periodista, cronista y escritor gallego
Julio Camba, desde su paso y estancia en la capital neoyorquina nos hace llegar
dos historias que casi se retroalimentan….
Julio Camba
nuca defrauda y si se presenta bajo la edición mesurada y delicada, como entre
algodones, de Reino de Cordelia nos enjaula más que nunca en interminables
sesiones de lectura…
Lo que nos
dice la sinopsis de este libro:
Camba llegó
a Nueva York en 1916. De aquel viaje surgió Un año en el otro mundo. En 1929, con la
crisis económica royendo los bolsillos y la moral de los neoyorquinos, regresó
a la ciudad y escribió La ciudad automática. Con un sentido
del humor inteligente y cáustico y la prosa más precisa y elegante del
periodismo español, Camba detecta enseguida las virtudes y defectos de la Gran
Manzana en ambos viajes. Un clásico del periodismo.
Julio
Camba: (Villanueva de Arosa [Pontevedra], 1884 –
Madrid, 1962) es hoy uno de los grandes escritores del siglo XX, aunque apenas
publicó novelas y la mayor parte de su obra fue inspirada y alimentada por el
periodismo. Culto y al mismo tiempo asequible para todo tipo de lectores,
elegante y dueño de un sentido del humor radicalmente inteligente, se ganó a
los principales escritores de su época, desde Azorín, que lo ensalzó en un
artículo de ABC, hasta Pío Baroja. Amigo del anarquista Mateo Morral, con quien
compartió más ideas que bombas, Camba colaboró con los principales medios de
comunicación españoles, de los que fue corresponsal en Constantinopla, París,
Londres, Berlín y Nueva York. Desde algunas de estas capitales cubrió la
Primera Guerra Mundial y el crack de 1929 que hundió la economía
norteamericana. Entre sus libros destacan Playas, ciudades y montañas (1916)
[LITERATURA REINO DE CORDELIA, no 8], Londres (1916) [LITERATURA REINO DE
CORDELIA, no 14], Un año en el otro mundo (1917) [REY LEAR, no 24], La rana
viajera (1920), Aventuras de una peseta (1923), El matrimonio de Restrepo
(1924), Sobre casi todo y Sobre casi nada (ambos de 1928), La casa de Lúculo
(1929), La ciudad automática (1933) y Haciendo de República (1934). En 1951
obtuvo el premio Mariano de Cavia y durante años se le consideró el periodista
mejor pagado de España. En 1949 se instaló en la habitación 383 del Hotel Palace de Madrid, en donde residió durante los últimos doce
años de su vida.
En Reino de Cordelia se han editado, además de
este Nueva York y son : La casa de Lúculo ; Londres y Playas, ciudades y montañas :
¿De qué van estos otros títulos editados en Reino
de Cordelia?
Sobre La casa de Lúculo…una obra “fresca y
enérgica”… que desgrana el fino y versátil sentido del humor de Camba desde el
“arte de comer” y el oficio de “saber comer”, siempre con ese matiz divertido:
El espíritu
viajero de Camba, que ejerció como corresponsal de prensa en ciudades como
Nueva York, Londres, Berlín y París, no solo le permitió conocer de primera
mano las comidas y bebidas de los principales países del mundo, sino que
también acabó enemistándole con el ajo, lo que prueba su carácter iconoclasta y
anarquista. Dime lo que comes y te diré cómo eres.
Sobre Londres se muestra al corresponsal
Camba en la capital del Reino Unido bañada por el Támesis. La obra se adentra
en todos o casi todos los recónditos lugares y personajes que conforman esta
ciudad de ciudades: A finales de 1910 Julio Camba llegó a Londres procedente de
París para hacerse cargo de la corresponsalía del diario El Mundo.
Durante algo más de un año escribió alrededor de ciento cincuenta artículos
—todo un récord para alguien que presumía de vago— sobre una ciudad oculta
habitualmente bajo la niebla, con Sherlock Holmes todavía en activo y el largo
reinado de la reina Victoria, fallecida nueve años antes, aún vivo en la
memoria de sus habitantes.
Otra obra
editada por Reino de Cordelia que da otra vuelta de tuerca es este libro
publicado, por primera vez en 1916 con Playas, ciudades y montañas
recoge las experiencias de Julio Camba en tres territorios bien diferentes:
Galicia, Francia y Suiza. Con visión aguda y humorística comienza con un largo
recorrido por su tierra natal, que abre y cierra con el paisaje de su infancia:
la ría de Arosa. La segunda parte (ciudades) se
centra en París, en donde fue corresponsal del diario El Mundo.
Cazarabet conversa
con Jesús Egido, editor de Reino de Cordelia:
-Amigo Jesús, ¿qué
te ha llevado a editar esta obra sobre dos historias que construye Julio Cambo
en su estancia en Nueva York: Nueva
York. Un año en el otro mundo y La ciudad automática?.
Hace años,
publiqué En Rey Lear “Un año en el otro mundo” porque me parecía un texto
fundamental de Camba sobre los cimientos de lo que se iba a convertir en la
capital del mundo durante la segunda mitad del siglo XX. Por aquella época
había edición de “La ciudad automática”. Al recuperar aquel libro en Reino de
Cordelia me parecía interesante que el lector pudiera ver la evolución
entre aquel otro mundo a punto de entrar en la Primera Guerra Mundial que se
encontró Camba la primera vez que pisó Nueva York y el que se enfrenta a la
gran crisis de 1929 en “La ciudad automática”, para ver si nos servía de
inspiración.
-No es la primera vez que editas
obras de Camba, ¿qué te atrae de él?
Me parece
uno de los escritores más brillantes y modernos de nuestra literatura, dueño de
un humor inteligente. No se puede contar más con menos elementos, una de las
ambiciones del arte moderno.
-¿Qué es o qué significa para ti
la narrativa tan periodística o de cronista de Julio Camba?
Camba
pertenece a una época en la que en España los periodistas escribían bien.
Existía un periodismo literario de gran calidad que llega hasta hace muy poco.
La última gran generación de periodistas literarios es la de Ignacio Carrión o
José Comas. Ahora parece volver también desde Galicia con los Jabois y los Tallón. Pues bien, para mí Camba es el maestro
absoluto del periodismo literario.
-En sus creaciones ¿qué papel crees
que quería darles a los personajes…?,¿prioritario
frente al escenario o no tanto porque el escenario y la idiosincrasia de cada
lugar era como el eje?
Camba no es
un novelista, muy pocas veces se centra en alguien en concreto, aunque es
cierto que le llama la atención Henry Ford, el de los coches, o un determinado
mafioso. Sus crónicas reflejan desde un detalle particular la perspectiva
general de una sociedad, de una ciudad o de una nación. Y como era un hombre
culto, leído y viajado sus juicios sobre Nueva York o sobre la ría de Orense Y
los que habitan estos territorios son siempre divertidas, amenas y muy jugosas.
-¿Nueva York. Un año en el otro mundo .La ciudad
automática se puede poner más en la línea de Londres?
Para mí los
dos libros sobre Nueva York, en los que habla en general de los Estados Unidos,
son mejores que Londres. Nueva York primero le desconcierta y después no deja
de sorprenderle, le agota, pero lo necesita. Sin embargo, Londres no le
gustaba. Él venía de París, de correrse juergas en los cabarets y en las calles,
y Londres era en aquella época una ciudad trabajadora, industrial y para su
gusto bastante aburrida. La gente trabajaba mucho, se
acostaba y se levantaba pronto y él era trasnochador y no se levantaba antes de
mediodía.
-¿Nos tienes, como editor, preparadas
algunas miradas más en torno a lo que iba captando Julio Camba?
Tengo
publicados otros dos de sus grandes libros: “Playas, ciudades y montañas” y el
clásico “La casa de Lúculo”. Un título que me encantaría sumar al catálogo es
“Aventuras de una peseta”. Todo se andará.
-Camba que no olvidemos lo que más
era, de modo perenne, era un periodista, ¿verdad?
Era un
curioso impenitente y un hedonista impertinente. Un periodista muy bien pagado
y bastante libre, porque se pasó media profesión de corresponsal, sin pisar las
redacciones, a muchos kilómetros de distancia, lo que produce periodistas
raros. Él lo era. Raro y brillante.
-Amigo Jesús, ¿qué pretendías al
sumergirnos en este ejercicio narrativo desde la pluma de Camba…?
Muchos de
los aspectos de Nueva York que impresionan a Camba siguen vivos y hasta se han
exportado al resto del mundo: la independencia de la mujer, la pasión por la
producción en serie, la obsesión por el espectáculo. Cuando cubre las
elecciones que le dan el poder a Roosevelt se ríe de prácticas electorales que
ahora son comunes entre nosotros. En la crisis del 29 le llama la atención que
el Gobierno invite a los ciudadanos a consumir un euro más al día, mientras el
Gobierno de Rajoy invitaba en la reciente crisis constantemente al ahorro que
tanto bien hace a los bancos. Camba y Nueva York son una pareja tan extraña
como sorprendente.
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