La Librería de Cazarabet

03112015103758.jpgCazarabet conversa con...   Ánchel Conte, autor de “Luna que no ye luna. Luna que no es luna” (Los Libros del Gato Negro)

 

 

 

 

LA POESÍA MÁS ESPECIAL Y RECONFORTANTE DESDE LA PLUMA DE ÁNCHEL CONTE Y DESDE LOS LIBROS DEL GATO NEGRO.

Conoce un poco mejor a este escritor, también, en lengua aragonesa:

https://es.wikipedia.org/wiki/%C3%81nchel_Conte

 

 

 

 

 

 

 

 

Cazarabet conversa con Ánchel Conte:

anchel_conte_foto-326x235.jpg-Amigo, ¿qué representa para ti este “nuevo” libro, “nuevo poemario” Luna que no ye luna .Luna que no es luna?(aunque sabemos que es una segunda edición de un mismo poemario)

-“Luna que no ye luna / Luna que no es luna” es el fruto de un periodo de más de dos años en que junto a la necesidad imperiosa de escribir diariamente se juntaba el renacer de la pasión amorosa. Tal vez el hacerse viejo irremediablemente te hace vivir el amor de manera mucho más intensa. No sé qué es lo que provocaba qué, si el amor la necesidad de escribir o la necesidad de escribir se agarraba al amor como motivo. Sí, el libro salió en Eclipsados y se agotó a los dos o tres meses. Esta segunda edición es para mí un regalo.

Por otro lado se dio una circunstancia especial que también influyó en la creación literaria:  alguien que yo no conocía creó una página en Facebook que se llamaba “Queremos más obras d’Ánchel Conte”. La descubrí por casualidad. Ponían fragmentos de obras mías y me invitaban a que escribiera. Piqué. Y mi sorpresa fue cuando vi que el poema era leído por más de 500 e incluso 1000 personas en pocos días, que llegaban comentarios  de lugares insospechados, como Argentina, Chile, Brasil, Argelia, Alemania…Y pensé que aquello era una plataforma maravillosa para el aragonés, que salía de casa y se universalizaba, y eso era otro acicate. De ahí surgió la idea de poner los poemas también en castellano, e incluso a veces en portugués. Y continúo, sigo cultivando esa página no tanto por divulgar mi poesía –aunque he de reconocer que me halaga que llegue a tanta gente- como por esta lengua agonizante por la que llevo más de cuarenta años luchando.

-Si no recuerdo mal es tu cuarta entrega en libro de poesía y lo haces utilizando, de nuevo, tu lengua madre el aragonés (aunque cada poema se presente, también en lengua castellana, de hecho se trata del primer poemario bilingüe) qué tiene de particular este nuevo cuaderno de poesías?

-Primero, una aclaración. El aragonés es mi lengua literaria, la que adopté cuando trabajé en Aínsa. Yo tenía un aragonés residual, pero allí me encontré con alumnos que hablaban aragonés en diversas modalidades (chistavín, belsetán, fovano, sobrarbés), aprendí de ellos, me identifiqué con ellos y aquella tierra que estaba en proceso de destrucción planificada (pantanos, repoblación forestal irracional, cierre de escuelas, muerte de aldeas).  Aprender aquella lengua era una forma de sentirme formando parte de un pueblo que se resistía a la muerte. Luchar por aquella lengua, era luchar por su gente. Así lo entendí, hasta el punto de que a los ocho o nueve meses de estar allí me descubrí un día escribiendo un poema en aragonés. Corría la primavera de 1967. Este nuevo libro, por ser el último, y tener muy vivos los sentimientos que lo inspiraron, es con el que me siento más identificado hoy. Tiene de especial que es el más sincero de todos, en el que no hay tapujos de ningún tipo ni autocensura, lo que ya empezó a ser una realidad en mi segundo libro (O tiempo y os días) se afianzó en el tercero (E zaga o mar o desierto) y aquí ya es total. Por otro lado creo que no es sólo el más apasionado, sino también el más carnal. Es un poemario que admite varias lecturas. Una la que va en el libro, ordenados los poemas por estados de ánimo, la segunda como un diario, porque todos los poemas llevan la fecha e incluso la hora en que fueron escritos, de modo que si el lector tiene curiosidad puede ver cómo los sentimientos cambian en un mismo día.

_4_407fd1c6.jpg-¿Te sientes más “seguro”, como “más tuyo” escribiendo en aragonés?

-No me siento más cómodo, es que en castellano no sé escribir poesía ni cuentos ni novela…Es mi única lengua literaria. El castellano lo dejo para los trabajos de historia. La razón de que sólo escriba en aragonés se me escapa, acaso habría que recurrir a un psiquiatra para que encontrara las causas profundas  que me obligan a usar una lengua aprendida, aunque en mi opinión es el amor por una tierra con la que me sentí completamente identificado y de la que nunca me fui, porque no me fui,  me echaron en 1973. Tal vez ahí radique la razón de que a la hora de escribir lo haga en aragonés, en la ausencia constante que he sentido y siento de Sobrarbe, de sus gentes; de una tierra en la que me  hice lo que soy, a la que tanto debo.

 -Porque de hecho eres pionero en ello, llevas haciéndolo desde 1972 cuando, me atrevería a decir, casi nadie o nadie lo hacía….cuando el aragonés solo se hablaba en algunos pueblos,  pequeños pueblos, aldeas…

-Empecé en 1967, en mis soledades –no era fácil de todos modos vivir en un pueblo  que entonces apenas tenía 700 habitantes-, con mis intereses por la enseñanza, el cariño por los paisajes y la gente…Llegaron los primeros premios en la Fiesta de la Poesía de Huesca  allá por 1969, creo recordar. Fueron varios premios. El aragonés aparecía por primera vez en un certamen literario y aquello, para mí fue un éxito, no por los premios, sino porque conseguí convencer a los organizadores de la necesidad de crear ese premio que llevaba el nombre de Veremundo Méndez, un poeta que escribía en cheso. Al poco tiempo, el premiado fue Francho Nagore,  Había habido y había poetas que escribían en su lengua local, principalmente en cheso, belsetán y ribagorzano, pero por primera vez se hablaba de premio de poesía en “aragonés”, reconociendo la existencia de la unidad de una lengua diversa en sus dialectos.

-Estos libros, cualquiera escrito en aragonés es una contribución, sin igual, con la cultura y el aragonés y eso no tiene precio…Coméntanos.

-Bueno, cuando escribo un poema mi actitud  reivindicativa radica en la lengua. Quizás en No deixez morir a mía voz, el primer poemario, sí había poemas claramente reivindicativos, pero primaban mis sentimientos más íntimos. Ahora no soy consciente ni pretendo con la poesía reivindicar más que sentimientos, consciente, eso sí, de que lo hago en una lengua por la que hay que luchar o se nos muere. Y en esa lucha, aparte de militancia en asociaciones que defienden la lengua, la poesía es mi arma…no sé si cargada de futuro –a veces soy muy pesimista- pero sí con esperanza de futuro.

-Este poemario, lo explicábamos en la primera pregunta,  ya tuvo una primera edición, ¿qué diferencias hay con ésta?

-A los poemas  escritos de 2011 a 2014 que iban en la primera edición, se han agregado poemas de 2015. Además, es una hermosa edición, perfectamente presentada, con un excelente prólogo de Antonio Pérez Lasheras que da claves para enfrentarse al contenido. El libro que ha sacado Los libros del gato negro es un objeto bello perfectamente acabado, y eso es importante. He de decir aquí que en ese periodo que va desde la primavera de 2011 a 2014 escribí posiblemente más de trescientos poemas. Me vi incapaz de hacer una selección, envié casi doscientos a Nacho Escuin y a Antonio Pérez Lasheras y éste hizo la selección definitiva, agrupó los poemas en los cinco apartados que tiene el libro y escribió un prólogo que a mí me ha hecho ver mi propia poesía de manera diferente, con un  distanciamiento que yo solo no podría lograr. Como autor,  hubiera sido incapaz no solo de agrupar los poemas, sino ya incluso de seleccionarlos. Me hubiera limitado a ponerlos cronológicamente. Para quien escribe, cada poema es un instante, un fugaz destello en su vida ¿Cómo saber cuál es mejor si no es posible medir la calidad de un sentimiento? Para mí todos los poemas, incluso los que formalmente reconozco que no están acertados, son momentos que he perpetuado y tienen el mismo  valor sentimental. Mejor que otra persona los valore de manera objetiva. Y el trabajo realizado por Pérez Lasheras me parece más que meritorio y he de agradecérselo: sin él el libro no existiría.

anchel-conte.jpg-En estos poemas “le cantas”, déjame que utilice esta manera de expresarme, al amor…cuando está presente, aunque se encuentra ausente, cuando casi desaparece o se desvanece, cuando hay añoranza del mismo…

Sí, es una poesía de amor. Eso es una constante en mi poesía. Desde la poesía un tanto críptica a la hora de expresar sentimientos amorosos de No deixez morir a mía voz a la rotundidad con que aquí me expreso. Todos los estados de ánimo que el amor te provoca, el gozo, el dolor de la su ausencia, los miedos, el deseo, el sexo, la palabra que nunca se encuentra para dar cabida a esa explosión que te empuja a escribir han tenido cabida aquí.

-Aún escribiéndole a un tema, en este caso al amor se puede ser un “poeta libre”, sin “ceñirse” a nada en concreto, ¿no?

-Libre completamente, libre en la forma y en el contenido. Ni censura en los sentimientos ni corsés en la forma. Escribo y raramente corrijo, como mucho cambio una palabra por otra que suene mejor o dé más ritmo. Soy bastante anárquico a la hora de  escribir, espontáneo. Admiro a los poetas que son capaces de construir poemas de perfecta arquitectura, medir al milímetro la palabra, el verso…Yo “reblo” en seguida si el poema no fluye.  A veces ocurre que un poema viejo se me presenta porque los sentimientos que le dieron vida pueden repetirse –cosa rara- y entonces lo rehago, pero eso queda registrado en el poema y en la edición, donde figuran las fechas del poema original y en la que se modificó.

-Pero en tu poesía cobran mucho peso las palabras que definen y que se acercan al amor… a cómo definirlo a cómo estrecharse en su abrazo…¿qué nos puedes comentar?

-El valor de la palabra…a veces se tiene la suerte de encontrar la palabra justa, otras es difícil, y ese sentimiento de impotencia también queda reflejado en algún poema. No soy muy consciente de esa búsqueda, ya he dicho que escribo de forma poco meditada. Me asalta la necesidad de escribir porque amo, o porque noto la ausencia y escribo, escribo sin pensar. Eso del valor de la palabra y su precisión para expresar los sentimientos es algo que ve el lector, pero que yo soy incapaz de apreciar. Escribo lo que siento, lo que me nace de lo más hondo. Luego leo el prólogo de Pérez Lasheras o los comentarios de Antón Castro y me descubro a mí mismo, descubro el valor de esa palabra que ha fluido instintivamente de mí.

-¿Cómo y de qué manera concibes la poesía?; ¿Cómo la entiendes?

-Jamás me he planteado eso, ni qué es la poesía. Escribo porque necesito sacar de dentro lo que me alegra o lo que me entristece, lo que me emociona o lo que me hastía. Y lo hago fundamentalmente por mí mismo, porque lo necesito. No pienso en lectores, en todo caso en un lector, el que es objeto del poema. Luego, una vez escrito el poema, y lo cuelgo en Facebook o sale en un libro, ya no me pertenece. La poesía es casi un acto de onanismo, lo que pretendes al escribirla es quedarte en paz contigo mismo. Luego, ese sentimiento lo das a leer al amado, y solo después lo haces público. Creo que la poesía es multifuncional, porque cada lector hará de ella un arma diferente. Para mí, es el encuentro conmigo mismo y con el ser que amo. Luego llega lo otro, la divulgación de la lengua, el compartir sentimientos, que la gente se pueda emocionar  y vibrar contigo; pero luego.

857472_1.jpg-Amigo Ánchel, ¿nos puedes decir como es tu metodología de trabajo?

-Ya lo he explicado más arriba. Un poema es un fogonazo, un rayo que alumbra un instante. Lo has de pillar al vuelo y darle forma.  Mientras que un libro de relatos o una novela exige una disciplina y un esfuerzo notables, un poema es o no es, sale o no sale. Algo te revuelve por dentro y en ese mismo instante has de darle forma. De ahí mi obsesión en este libro por poner la fecha y la hora, porque lo que es blanco a las doce de la mañana puede ser un nubarrón a las cinco de la tarde. No entiendo la poesía como un trabajo, sino como pellizcos en el alma que te empujan a plasmarlos de la única manera posible, que es con la palabra.

-Me decían un día que un poeta, bueno hablábamos y reflexionábamos que un /a poeta no tiene trabajo de documentación e investigación…bueno, pero tendrá otro tipo de trabajo o reflexión interior antes de ponerse ante el papel en blanco…Además, difiero, yo creo que hay poetas que, centrados en un tema, sí que investigan sí que deben  documentarse. ¿Qué nos puedes explicar?. ¿Qué piensas?

-Pues creo que el poeta tenía razón. Por lo menos tal como yo escribo. Posiblemente hay poetas perfectamente “científicos”, estudiosos, ingenieros del verso y la palabra.  Personalmente, yo soy espontáneo, y cuando salta esa chispa que te enciende, escribes.  Te ves delante de un papel blanco o de la pantalla del ordenador –casi toda mi poesía está escrita con teclado, de máquina o de ordenador y raramente con pluma- y me limito a decirme a mí mismo lo que siento, a darle forma a ese sentimiento que  es algo  inmaterial y has de esculpir con la palabra. ¿Meditar?  ¿Reflexionar?  Claro, todo sentimiento es una reflexión. Así que en ese sentido es evidente que reflexiono, pero ahí me quedo, en desmenuzar el sentimiento y  encontrar la palabra exacta…o en no encontrarla.

-Bueno, ya la pregunta final, amigo, ¿en qué estás trabajando en la actualidad…nos puedes dar alguna pista? Porque al ser historiador y estar siguiendo, siempre tan de cerca la investigación sobre historia medieval aragonesa, tema en el que también has ido publicado monografías, seguro que ya andas metido en algo….

-Hace poco publiqué Los moros de la comarca de Barbastro y tierras del Cinca, s. XV-XVI. Me va por la cabeza acabar la historia de la comunidad musulmana de Barbastro y comarca estudiando los moriscos hasta la expulsión, pero de momento no pasa de una idea. Me apasiona la investigación, soy feliz en un archivo; me asusta la redacción del trabajo y me desanima la lucha para que te lo editen. Así que por ahí no sé qué haré. En poesía, sigo con mi página de Facebook, escribo menos de lo que escribía, pero sigo sentándome en el ordenador cada vez que el relámpago me impele a ello. También hay un medio proyecto de novela, pero me da tanta pereza…Un poema es un desahogo; una novela puede ser una losa, una aventura hermosa, pero que exige un esfuerzo que me echa para atrás.

-Amigo, ¿Cómo ha sido trabajar con Los libros del Gato Negro?

-Un placer. Estrené editorial, lo cual fue un honor para mí. Por otro lado, trabajar con Marina ha sido una aventura que va más allá de la edición. Ella sabe querer al autor, y eso es lo mejor de la edición de un libro, sentirse querido, no ya solo respetado, sino querido. Ha nacido una amistad sincera y profunda entre Marina y yo que ya es para siempre. Es meticulosa, cuidadosa, mira hasta el último detalle.  Mima al libro y mima al autor. Siempre hay una palabra de cariño. Deseo que su editorial tenga todos los éxitos del mundo y espero poder volver a publicar otro poemario con ella.

 

 

 

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Luna que no ye luna. Luna que no es luna. Ánchel Conte

226 páginas       14 x 21 cms.
18,00 euros
Los Libros del Gato Negro



Esta es una versión ampliada y corregida del volumen anterior que publicó el desaparecido sello Eclipsados de Nacho Escuín.

Palabras del prólogo de Antonio Pérez Lasheras: "La poesía de Ánchel Conte presenta un perfil, unas estructuras, temas, tintes muy modernos y no, como cabría esperar  de un escritor en una lengua minoritaria, apegados al paísaje y al terruño. Se trata de un autor de una gran cultura, cuya reflexión estética es muy próxima a los grandes creadores de nuestro tiempo. se nos presenta la poesía como el último lugar  en el que se mantiene el pensamiento mágico. El poeta moderno es un ser desencantado de un mundo que no llega a comprender, que devisa fragmentado, roto, descompuesto, y que trata de recomponer por medio de la palabra, con la práctica artística..."

Poemario de un centenar de textos de amor. El amor a través del deseo, la ausencia, la tarde que se hace noche, la palabra y la plenitud. Un desbordado cántico corporal.

 

 

 

 

 

 

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