joaquin-costa-nosce-te-ipsu.jpgCazarabet conversa con...   Juan Carlos Ara Torralba, editor de “Nosce te ipsum” (Prensas de la Universidad de Zaragoza) de Joaquín Costa

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Escritos de juventud y otros textos autobiográficos de juventud de Joaquín Costa bajo la edición de Juan Carlos Ara Torralba.

Lo edita Prensas Universitarias de Zaragoza.

De temática historiográfica está dentro de la colección Larumbe de Textos Aragoneses.

El “costismo” en toda su expresividad “más fresca”.

La sinopsis del libro: Escrito en la convulsa segunda mitad de 1868, es el Nosce te ipsum no solo complemento inexcusable de las Memorias costistas, sino una obra fundamental en la historia de la autobiografía en España. Si para un lector del siglo XXI el Nosce te ipsum puede ser entendido como un libro de autoayuda, para el Joaquín Costa de veintidós años supuso un nuevo episodio de introspección, texto abismal y especular donde descubrió el secreto de su alma.

La edición a cargo de Juan Carlos Ara Torralba: (Huesca, 1966), profesor titular de Literatura de la Universidad de Zaragoza, es especialista en literatura española de los siglos XIX y XX. En su trayectoria destacan la edición de una antología de la Prosa crítica de Benito Pérez Galdós (también de su novela Doña Perfecta), los volúmenes dedicados a Ricardo León (Del modernismo castizo: fama y alcance de Ricardo León y Los años malagueños de Ricardo León), la edición de las Obras completas de Pío Baroja (bajo la dirección de José-Carlos Mainer), la coordinación del suplemento al tomo VI de la Historia y crítica de la literatura española, o la supervisión y edición de los volúmenes de actas El lugar de Sender y Los textos del 98. Asimismo, es director de la revista Joaquín Costa y autor de un buen puñado de artículos de investigación acerca de Bécquer, Valle-Inclán, César M. Arconada, León Felipe y otros escritores contemporáneos. En cuanto a su labor como investigador del patrimonio y la historia literaria altoaragoneses, ha publicado el libro Arturo Zancada y Conchillos y sus proyectos culturales La Ilustración Militar y La Ilustración Nacional, así como numerosos artículos aparecidos en diversas revistas especializadas, parte de ellos recogidos en el volumen A escala: letras oscenses. Para Larumbe preparó la edición de La ley del embudo, de Pascual Queral y Formigales; la de El penúltimo viaje, de Ramón Gil Novales, y la de las Memorias de Joaquín Costa.

 

 

 

Cazarabet conversa con Juan Carlos Ara Torralba:

Juan-Carlos-Torralba.jpg-Hola Juan Carlos, ¿qué es lo que te ha llevado a guardar cuidado en la edición del Nosce te ipsum---Conócete a ti mismo--- de Joaquín Costa?

-El interés proviene de cuando, hace casi quince años, los herederos de Pilar Antígone Costa donaron los papeles personales de don Joaquín al Instituto de Estudios Altoaragoneses. Fue entonces cuando comencé la tarea de editar tanto las Memorias (ya publicadas en 2011) como los textos autobiográficos complementarios (que ahora ven la luz). En concreto, la preparación de la edición del Nosce te ipsum ocupó buena parte del año sabático que lucré en el curso 2015-16.

-Es una especie de introspección en el argumentarlo que ya empezaban a ser pilares fundamentales en el Joaquín Costa, luego pasó a ser “el costismo?

-Lo cierto es que en el Nosce te ipsum podemos ver al Costa de cuerpo y alma enteros. Para entendernos, a pesar de ser un autorretrato de juventud (apenas 22 años), el Costa hecho a sí mismo, de férrea voluntad, convicciones sólidas y carácter fuerte está ya delineado en el Nosce te ipsum. Ese Costa que puede reconocerse en los años de fama y plenitud intelectual y política; el Costa de los costistas, en efecto.

-El tiempo en el que se escribe la segunda mitad del 1868 cuando se produce la Revolución de 1868 o La Gloriosa que se saldó con el destronamiento de Isabel II y el inicio del Sexenio Democrático…

-Así es, Costa comienza a escribir el Nosce te ipsum, con 19 años, a inicios del verano de 1868. La revolución de septiembre, tres meses después, supuso para Costa una agudización de su crisis personal: percibía cómo en España las cosas cambiaban mientras él se veía recluido en Barbastro, atado a una máquina de extracción de grasas perteneciente a una Sociedad sin mucho futuro empresarial. Sentía impotencia.

-Durante el Sexenio Democrático se impuso a Amadeo I de Saboya para un republicano como Costa aquello debió de suponer no sé, una decepción?, ¿cómo lo refleja él?

-Costa era más dado a la introspección personal que a la observación crítica de los episodios más trascendentes de la vida nacional. En las Memorias dejó clara su vocación republicana más que en el Nosce te ipsum. El reinado de Amadeo queda lejos del radio cronológico del Nosce te ipsum. No debe olvidarse, sin embargo, que el joven Costa estaba rodeado de personas afines al carlismo: desde su tutor, Hilarión Rubio, hasta su antiguo profesor en Huesca, León Abadías.

-¿Cómo retrataba o daba a conocer la crisis económica?

-La crisis económica la ejemplificaba él mismo: bien escribiendo acerca de las penurias y angosturas que sufría día sí y día también, bien sobre los proyectos de la necesaria reforma de la agricultura, de la construcción de casas baratas para los obreros, etc.

-¿Y cómo encajó asesinatos como el del general Prim?

-No escribió sobre este asunto en particular. Para desgracia de Costa, sufrió indirectamente el fracaso del Sexenio cuando la depuración universitaria de la Restauración: truncó su carrera en la Universidad por fidelidad al grupo krauso/racionalista.

-Leído ahora nos puede ayudar porque, además lo leemos con la distancia de los tiempos y la perspectiva que nos da el tiempo, y puede ser como una especie de hoja d eruta a seguir…lo que otros dirían como de autoayuda, ¿es así?

-Es el Nosce te ipsum un libro de autoayuda, al menos desde los parámetros de este género tan en boga en el siglo XXI. Al menos para Costa lo fue, pues tanto las Memorias como el Nosce te ipsum tuvieron un indudable valor terapéutico, de introspección sanadora a través del espejo de tinta.

-Aunque como se dice en la sinopsis para él seguramente, en aquel momento, fuese un ejercicio de introspección como una conversación muy interna con él mismo y sobre los pensamientos que iban y volvían, ¿verdad?

-Cierto. Cuando dibujó los criptogramas y jeroglifo para las cubiertas de los cuadernillos del Nosce te ipsum, traducidos por No leáis el secreto de mi alma. Costa, Joaquín Costa era sabedor de la trascendencia que tenía lo que estaba escribiendo (no dibujó no descubráis, sino no leáis, lo cual es muy revelador), en tanto que impúdica (el pudor decimonónico, victoriano diríamos, es proverbial) confesión de lo más entrañable, íntimo, privado. Era consciente, para entendernos, de esa trascendencia para sí y para los demás, pues siempre pensó que esos cuadernillos serían leídos algún día. En este sentido, para la historia de la autobiografía en España, el Nosce te ipsum es una pequeña joya.

-Juan Carlos, leyendo y trabajando sobre este libro, ¿has redescubierto a un nuevo Costa, has encontrado cosas de él que no habías encontrado antes…?

-Es un paso más en el revelado de la intimidad de Joaquín Costa respecto al ofrecido en el negativo de las Memorias. Sí que es muy importante para entender detalles como la difícil relación con sus padres (especialmente con su madre, María Martínez) y con el entorno tradicionalista de Hilarión Rubio, su mentor hasta 1872.

-Cuando escribió este libro Joaquín Costa tenía solamente veintidós años… ¿le marcó esta escritura tan introspectiva, cómo y de qué manera?

-Por supuesto que le marcó. De hecho, el Nosce te ipsum es un proyecto paralelo al de las Memorias, textos diarísticos que continuaron hasta 1880. Para Costa era imprescindible censar (censarse) su vida y proyectos día a día, reflexionar sobre lo que él entendía como progresos y fracasos de su existencia. Los textos autobiográficos terminaban de dar sentido a su existencia, perfilaban su patria de tinta.

-¿A quién recomiendas este libro?

-Para el costista, es imprescindible su lectura. Para cualquier lector, es altamente recomendable, entre otras muchas virtudes por la de ofrecer, como decíamos más arriba, un libro de autoayuda tal como se hubiera escrito mediado el siglo XIX. En todo caso, quien quiera ver qué hombre había tras monumentos y placas de calles repartidos por toda España, ha de leer, sí o sí, el Nosce te ipsum, el libro secreto de Costa.

fotonoticia_20210915145023_.jpg-¿Cómo nos acercarías a Joaquín Costa?.- Un adelantado y progresista para su época, ¿no?

-Pienso que lo relevante no es tanto el relativismo de si se situaba más allá o más acá de la reacción o el progreso, sino el lugar exacto desde donde escribía Costa. Joaquín Costa es de los pocos intelectuales españoles que escribió desde una posición sociológica de auténtica (no impostada) humildad. Perteneció, por nacimiento, a la clase baja, algo que jamás olvidó y está en el origen de su nunca abandonado propósito de redención de las clases productivas (este designio toma el nombre coyuntural de regeneracionismo a finales del siglo XIX) y de los conflictos y roces tanto con polígrafos progresistas como reaccionarios. Costa sabía, y habría de sufrir, que tanto liberales como conservadores terminaban formando oligarquías tendentes a prácticas endogámicas y caciquiles de familias siempre de clase media y alta, alejadas, según Costa, de los verdaderos problemas de una España atrasada y empobrecida.

-Las ideas republicanas, las ideas colectivistas se las va forjando, pero yo ya casi te diría que salen de la lectura de su alma que podemos hacer en Nosce te ipsum, ¿qué piensas?

-Es bueno recordar que Costa, con sus Memorias y este Nosce te ipsum no dejaba de imitar el modelo tradicional del censo de actividades que llevaban agricultores o comerciantes. El padre de Costa, Joaquín Costa Larrégola, El Cid, anotaba puntualmente sus actividades en cuadernillos (conservados por Costa, no lo olvidemos, entre sus propios papeles). Estos censos están en el origen de la escritura autobiográfica moderna, allá por el siglo XV. Con estos antecedentes, no es difícil entender la importancia que para Costa, de extracción sociológica productiva, no ociosa, tuvo siempre la costumbre, la consuetudo. Su proyecto de redención nacional pasaba por la recuperación del derecho consuetudinario (leyes, costumbres, pero también literatura popular…) y por la eliminación de intermediaciones innecesarias (el caciquismo no eliminado por leyes nominalistas, no nacidas naturalmente de la costumbre). Soñaba con el mancomunado, la producción colectiva, la educación universal y de calidad, la confederación, la tutela de pueblos por parte de ciudadanos bien formados académicamente… lo que propiciaría críticas desde la reacción y el progresismo, señaladamente críticas tras la muerte de Costa. Son reveladoras las palabras de Unamuno, tras morir Costa, cuando creía reconocer muchos aspectos del tradicionalismo fuerista en los escritos de don Joaquín.

-¿Qué concepción de Aragón tenía concebida dentro de España?.-Cuando pensaba o argumentaba que el país necesitaba “mano dura”,¿ a qué piensas que se refería?

-De 1868 y 1869 se conservan varios cuadernillos con esbozos de lo que Costa entendía por Confederación y Ejército Federal. Son contemporáneos al Nosce te ipsum. Son más conocidas algunas acciones del Costa universitario en defensa de la historia de Aragón. Costa fue ferviente aragonesista dentro de su acérrimo nacionalismo español. En cuanto a la mano dura o al cirujano de hierro son frases que hay que entender en el contexto de la crisis (de crecimiento) de las democracias occidentales a fines del XIX y principios del XX, y de la lucha contra la oligarquía y caciquismo en el caso español (y personal, costista, que los sufrió en carne desde su niñez). Tras el propósito regenerador está la certeza, obvia, de una percepción de degeneración de la civilización y la política. Las consecuencias últimas de las soluciones vehementes y drásticas, finales, fueron desastrosas en el siglo XX, por lo que la lectura de aquellas frases está mediatizada por la evidencia de algunas de las consecuencias en el mundo occidental. En todo caso, hay que leer las frases en su contexto: ¿quién no está en el fondo de acuerdo con esta frase de Costa, quizá violentamente incorrecta, del discurso «El fin de la última tregua»?: «Reprimir con mano de hierro, sin piedad y sin tregua, a caciques y oligarcas, cambiando el régimen africano que nos infama por un régimen europeo de libertad».

-¿Cómo vive el desastre de Cuba, Filipinas… y el ruido que ya empezaba a mecerse en el norte de África?

-Costa fue colonialista, en perfecta consonancia con el pensamiento imperialista del siglo XIX. España era pequeña porque pequeño se iba quedando su imperio. Si ya llegó a llorar por la pérdida de las islas Carolinas, como bien recordaba Rafael Salillas… imaginad su pesadumbre por cómo se gestó y resolvió la crisis y posterior guerra hispano-yanqui.

-Era amigo de todo un referente de las letras como es Benito Pérez Galdós, porque también era republicano…pero por muchas más cosas.-Y ya se sabe los amigos se retroalimentan desde muchas perspectivas, aunque en ellos destaca la relación en lo intelectual, pero ,también, en lo político..

-Apenas se conserva correspondencia con Pérez Galdós. Costa fue aficionado, desde la juventud, a la literatura. Costa era un romántico, lector tenaz de Lamartine y Chateaubriand… también de la literatura de anticipación de Verne. Ahora bien, en su madurez abandonó mucho la «novelería», según confesó a Rafael Altamira. Tampoco los escritores de su tiempo, salvo Galdós (especialmente el Galdós regeneracionista de Electra o del «Soñemos, Alma, soñemos», le correspondieron. Célebres son el desprecio de Emilia Pardo Bazán, o las ironías de Baroja en La Busca ejemplificadas en el letrero del zapatero A la Regeneración del calzado. En cuanto a política, sí es evidente el paralelo con Benito Pérez Galdós, ambos seducidos por el republicanismo de inicios del XX y ambos diputados.

-¿Cómo debemos entender hoy a Joaquín Costa, teniendo en cuenta que es de su tiempo…no de este…?

-Hay muchos aspectos en que el costismo va más allá de la arqueología cultural: Costa debe seguir sirviendo de modelo en aquello que quiso ser y fue al cabo modélico: amor desmesurado por el conocimiento, afán por la lectura de libros, por el progreso material, intelectual y moral, y ante todo modelo de preocupación por solucionar políticamente los problemas de la sociedad actual y futura.

-Amigo, todo un reto, siempre, trabajar alrededor de la figura de Joaquín Costa y de lo que nos dejó, ¿no?, ¿por qué?, ¿por qué es tan importante para ti?

-Mis estudios sobre Costa han satisfecho la gran curiosidad que siempre me ha suscitado el personaje. Creo que el haber desvelado, casi profanado, el espejo de tinta de Costa (el espejo de tinta es metáfora del autorretrato escrito y asimismo práctica nigromante…) también ha satisfecho los deseos íntimos de Costa: su vida, ahora, editado el Nosce te ipsum, es enteramente célebre. El mejor homenaje que podría ofrecerse a Costa.

-De esta manera,¿ cómo de importante ha sido documentarte para este libro?, quizás también entrar en tareas de investigación.-Trabajosas, esas tareas,  pero que compensan ,¿verdad?.- ¿Qué metodología de trabajo emplea una persona que guarda cuidado de un libro?

-Los días empleados en las tareas de documentación han sido muchos. Labor de años, dificultada tanto por la endiablada escritura de Costa, por el trazado de criptogramas y jeroglifos, como por el hecho de que el Costa joven, por origen, no trató con personajes distinguidos, sino más bien con individuos casi intrahistóricos, cuya vida apenas a trascendido a censos, legajos y guías olvidadas. En este sentido, la faceta detectivesca que tienen los estudios filológicos, aquella de la erudición menor, de briznas, ha divertido (en su sentido más etimológico, de alejamiento entretenido y necesario de rutinas) muchas horas de mi vida académica.

-Amigo, ¿en qué estás trabajando ahora?

-Pues hay que seguir atendiendo la vida académica, a veces aprovechando aficiones y efemérides (en 2022 se cumple el sesquicentenario del nacimiento de Pío Baroja), a veces respondiendo a la imperiosa curiosidad por asuntos contemporáneos (estudio de la privatización de la literatura española desde finales de los años setenta del siglo XX… hasta los días que corren donde la alta literatura se refugia en sentimentalismos memoriosos frente a la épica popular de los best-sellers).

 

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