Cazarabet conversa con... Jon Arretxe,
autor de “No digas nada” (Erein)
Una novela muy, muy
diferente desde la pluma de Jon Arretxe… todo , desde el contenido de la
novela, la trama, al continente la forma en que la envuelve y la forma de
narrar es “como nuevo” en y desde la pluma de Jon Arretxe.
Forma parte de la
colección Cosecha Roja de Erein Ediciones.
La sinopsis del
libro:
El nuevo supervisor
de las cámaras de la Pequeña África de San Francisco repasa una y mil veces las
imágenes del último mes; pero es en vano, no hay ni rastro de Touré, se ha esfumado.
Aunque sus amigos, Sa Kené, Osmán
y Xihab, tampoco conocen a ciencia cierta su
paradero, saben que se ha largado harto de humillaciones y de ser utilizado por
la policía. De hecho, el burkinés ha decidido desaparecer para refugiarse en un
pueblo perdido del Pirineo navarro, donde le espera Adama, antiguo compañero de
fatigas desde que ambos fueran los únicos supervivientes de la travesía en
patera.
Con un oficio más
que añadir a su variopinto curriculum, ahora Touré se dedica a cuidar ovejas, y lo único que desea es
una vida tranquila, pero allá donde va su destino le persigue. Nuestro
detective-vidente se verá envuelto en una serie de vicisitudes estrambóticas, y
estará a punto de perder la vida intentando resolver un caso en el que nunca se
hubiera querido involucrar.
El protagonista de
esta novela huye de sus problemas buscando paz en otro escenario, pero esto no
resuelve las dificultades a las que debe enfrentarse como migrante, es lo que
nos describe Arretxe en este rural noir, con un texto
sobrio,
no exento de ingenio y humor.
Cazarabet
conversa con Jon Arretxe:
-Amigo Jon, “No digas nada “es una novela que
puede ser como un retrato muy, muy actual de la sociedad y del día a día,
¿verdad?
-De cierta parte de
la sociedad, desde luego que sí, sobre todo de la de ambiente rural, aunque
siempre se exagera un poco, para eso está la ficción.
-¿Podemos
convertir lugares, o escenarios casi idílicos en lugares asfixiantes?
-No hace falta
convertirlos, algunos ya lo son, según quién seas, cómo seas, de dónde vengas,
en qué posición social te encuentres…
-Es
una historia de” importancias humanas”, de sobrevivir, pero también de
frustraciones, aunque diría que, por encima de eso, están los prejuicios, las envidias,
los celos. ¿Qué nos puedes explicar?
-Básicamente yo veo
la novela como una historia de supervivencia, de intentar buscar recovecos por
los que respirar entre tanto negativismo. Eso es lo que, en el fondo, se repite
en cada entrega de la saga de Touré.
-Y
supongo que detrás de los celos, las frustraciones, la indignidad con la que se
trata a un semejante estará el miedo a conocer y a querer conocer. ¿Lo ves así?
-Lo desconocido
está bien donde está, cuanto más lejos mejor, así lo ve mucha gente. ¿Para qué
complicarse la vida, para qué abrir puertas, si así estamos bien, o al menos
eso nos parece?
-Si
nos parásemos a pensar que no somos los únicos ni las únicas en este mundo, que
no somos los únicos que sufrimos y lo pasamos mal…si pasáramos a ir un poco con
más lentitud y quietud, quizás tuviésemos más tiempo para empatizar
con el resto de humanos que nos encontramos en la senda de la vida, ¿qué nos
puedes explicar?
-Sabemos de sobra
que vivimos mejor que la mayoría de la gente, pero es incómodo pensar demasiado
en ello. Colaboramos con alguna ONG y con eso tranquilizamos nuestras
conciencias. Yo he aprendido, a base de viajar por eso que llamamos tercer
mundo, a apreciar más lo que tenemos, pero también a abrir la mente, a
comprender a otras gentes y a empatizar con ellas.
-Todas y todos conocemos situaciones parecidas a
las que nos presentas aquí, pero entonces ¿por qué dejamos que sigan pasando?
-Porque somos
egoístas por naturaleza, cada uno va a lo suyo y listo. Cuando algún problema
nos afecta a nosotros o a nuestras personas queridas es cuando reaccionamos.
-¿De
tanto callar, otorgamos?, porque tu novela está llena de silencios frustrados
o malentendidos,; silencios llenos de
miedos; calladas tristes, que no pueden mostrarse; mordidas de lengua o
silencios mal gestionados; hiel que se desparrama de malas maneras entre mentes
cerradas, siempre las mente cerradas contrastando con escenarios
pletóricas…¿será verdad que no se puede tener todo?
-No se puede tener
todo, pero, para mí, uno de los secretos de la vida es aprender a querer lo que
tienes, en lugar de pensar en tener todo lo que quieres. Llevando esa idea a la
práctica, todos seríamos mucho más felices.
-No
sirve de nada soltar o cambiar de escenario si la situación es la misma,
¿verdad? ,si el ambiente ,en el que nos movemos, es
igual de “agresivo” para con nosotros, ¿qué nos puedes contar?…
-Mi personaje Touré da igual dónde viva, en el guetto
de la gran ciudad su situación se le hacía insostenible, huye al campo pensando
que allí encontrará por fin la paz, pero de ninguna manera. Su destino le
persigue. De todas formas, hay que tener en cuenta que escribo novela negra, no
romántica.
-En
todo lo bueno hay algo de malo y en todo lo malo hay algo de bueno. Vamos a
situar esta frase o cita oriental –perdona, no lo recuerdo bien--en el contexto
de escenario. Mira, yo creo que en el entorno o escenario rural hay más de
positivo que de negativo, pero, sin lugar a dudas, también hay cosas negativas,
muy negativas. En eso te diría que el entorno rural es más cerrado, hay
prejuicio porque todos nos conocemos unos a otros y hay más miedo ante
cualquier cosa que venga de fuera a interfieren en lo que
controlamos del día a día, ¿lo ves así?
-Yo quiero creer
que en todos los entornos hay más de positivo que de negativo, tanto en
entornos urbanos como rurales. De todas
formas, cuanto menos se conoce lo que hay fuera más miedo se le tiene, vivas
donde vivas.
-En
cambio “esa mano de obra” que viene de fuera necesitada, hambrienta, huérfana
de los suyos, sin papeles y casi sin derechos es tratada peor que muchos
animales, además por nada es exprimida a trabajar…es algo más que indigno, pero
está conviviendo con nosotros…
-Hay mucha gente que
vive por debajo de un nivel mínimo de dignidad, gracias a que hay mucho
empresario sin escrúpulos, mucho dueño sinvergüenza de piso-patera, mucho
dirigente xenófobo... El resultado es gente que vive prácticamente en la
miseria o en un nivel de semi-esclavismo. Y lo más
triste es que algunas de estas víctimas se conforman con su situación, porque
lo que tenían antes era aún peor. De eso se aprovechan muchos “autóctonos”
impresentables.
-Consigues contar y adentrarte en la piel de los
protagonistas con absoluta naturalidad, sin pretensiones en los planteamientos
de las situaciones, ¿cómo construyes los personajes?
-En general evito
los juicios de valor, eso lo dejo en manos del lector, me limito a mostrar lo
que hay con toda su crudeza. En la serie de Touré
narro en primera persona, intento imaginarme que soy un africano sin papeles
que se busca la vida como puede, me meto en su piel, me lo creo como si fuera
un actor y a partir de ahí construyo las tramas. Me ayuda el conocimiento que
tengo de casos similares al de mi “detective-vidente” africano ilegal, de gente
que he conocido tanto en África como aquí.
-Las
tramas, desde tu pluma, son como “todo un seguir”, como si fueses tirando de un
ovillo…
-Me gustan las
tramas que enganchan y hacen que el lector no pueda soltar el libro hasta que
se le acaba. De todas formas, en algunas de las novelas de Touré,
el entorno, el marco, la ambientación son tan importantes como la propia trama.
-De
todas formas, esta novela como seguramente otras historias que tienes en mente
u otras que ya nos has escrito y prestado, ¿siguen un mismo camino incansable,
el de mostrar esa “roña” que todas y todos escondemos?
-En realidad lo que
yo intento es crear historias atrayentes, que atrapen al lector, que tengan ritmo,
que hasta sean divertidas, a pesar de los pesares. Y si de paso consigo
sensibilizar a ese lector sobre ciertas problemáticas sociales, a base de sacar
a la luz esa roña, ese lado oscuro que no queremos ver, pues me doy por
satisfecho.
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Cazarabet
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