La Librería de El Sueño Igualitario
Cazarabet conversa con... Queco Ágreda,
Javier Ortiz y Guillermo Montañés, autores de “La noche perdida de Luis Buñuel”
(Gobierno de Aragón)
Un cómic de Queco
Ágreda como guionista, Javier Ortiz como dibujante y Guillermo Montañés como
colorista.
Interesante y valiente
aportación ilustrada, como cómic,
editada por el Gobierno de Aragón, con la colaboración del Centro Buñuel
Calanda.
GP Ediciones vuelve
a demostrar que ha hecho un muy buen trabajo de coordinación y diseño.
El cómic se adentra
en una noche en la vida de Buñuel en Los Ángeles, en una noche que tiene y no
tiene, pero que, a su manera, retiene…que nos ofrece una mirada que es sabida y
conocida desde el Buñuel que nos ha llegado mediante libros, documentales,
testimonios…Nos enseña lo que, más o menos, presumimos de Buñuel, pero de una
manera diferente…el cómic nos dibuja una sonrisa viajando con “esa noche
perdida” de Buñuel. Una noche, friccionada, que termina en otra aventura….todo
lo que empieza acaba; el pescado que se muerde la cola o el alacrán que juega
con su víctima….
Lo que nos explica
Gobierno de Aragón del libro:
1946. Luis Buñuel
atraviesa uno de los momentos más complicados de su vida. Exiliado tras la
guerra civil, sin dinero, sin trabajo, vive en Hollywood a la espera de la
oportunidad de demostrar su talento, pero ésta no llega. Tratando de
encontrarse con un gran productor, Buñuel acude a una fiesta en una lujosa
mansión, pero la persona a la que busca ya se ha marchado. Dando la noche por
perdida, el cineasta decide volver a casa. Pero su regreso va a tener más
dificultades de las previstas…
Cazarabet
conversa con Queco Ágreda, Javier Ortiz y Guillermo Montañés:
-Amigos,
¿cuál es el propósito que os llevado a compartir cualidades, cada uno la suya,
para contar o meteros en la piel de Luis Buñuel en una noche, como otra
cualquiera, de Los Ángeles en tiempos en que Buñuel buscaba un lugar para sus
guiones…?
Guillermo: Bueno
supongo que cada uno hemos dado lo mejor de lo que sabemos hacer, en mi caso
encargarme de la coloración de las páginas del cómic. Realmente creo que entre
los tres hemos sacado adelante un producto muy bueno, tanto en el ámbito
gráfico como divulgativo, para el poco tiempo del que dispusimos para hacerlo.
Queco: En cuanto a
por qué centrarnos en esa época de la vida de Buñuel, como guionista quería
contar algo que no se hubiera contado ya muchas veces, y me parecía que el
período de quince años en que Buñuel no dirige entre “Las Hurdes” (1932) y
“Gran Casino” (1947) era una parte de su vida muy desconocida y que me daba una
buena oportunidad para aportar algo nuevo. Situar la historia al final de esos
años oscuros me permitía coger al personaje en su peor momento, sin trabajo ni
dinero y con una situación que empieza a ser un poco desesperada, poder contar
a través de la historia lo que ha estado haciendo esos años, y cerrar con un
final feliz (o al menos lleno de esperanza).
Javier: Creo que
somos un equipo multidisciplinar en el que cada uno ha trabajado en su campo
más potenciado, obviamente este tipo de producto puede ser desarrollado al completo
por una persona, pero por motivos de tiempos de entrega principalmente, y por
la calidad final que queríamos darle, lo más sensato fue dividir y vencer.
-Pero a “la Meca
del Cine”, no le interesaban las historias de Buñuel…¿es
así?
Guillermo: Para mi
Buñuel hacía en su tiempo lo que hoy se denomina “cine de autor”, un cine de
donde el director plasma su visión particular e inquietudes sobre un evento,
historia o personaje (ya sean todas estas ficticias o reales). Y eso tanto hoy
en día como hace décadas no interesa en gran medida a las grandes productoras
de Hollywood. Hollywood es show, glamour, un
espectáculo de luz y color que busca el mayor rendimiento económico de sus
producciones audiovisuales y el contento de los inversores.
Queco: No sé si no interesaban
o simplemente no pensaban que aquel español extraño tuviera algo que
aportarles. Aunque Buñuel trabajó para varios estudios de Hollywood, lo hizo
sobre todo en departamentos de montaje y doblaje. Para los grandes estudios,
Buñuel era un técnico, y básicamente desconocían su obra. Sus películas no
habían llegado hasta Hollywood, y casi mejor, porque parece ser que los pocos
que asistieron a una proyección privada de “La Edad de Oro” salieron
horrorizados. Además, ninguna de sus obras había sido un éxito comercial; por
el contrario, dos de sus tres películas habían acabado prohibidas. No era desde
luego una buena carta de presentación para una industria que buscaba hacer
películas comerciales. Además a Buñuel tampoco le gustaba eso de salir a buscar
contactos que le ayudasen a colocarse; en Hollywood socializó sobre todo con
exiliados, pero no terminó de conectar totalmente con los franceses, y los
españoles eran pocos y con escaso peso en los estudios. Así que a pesar de
estar dispuesto a renunciar a sus ideales estéticos y a abrazar el cine
comercial, no se le abrieron puertas. Probablemente salió ganando, porque
difícilmente en Hollywood hubiera podido realizar una filmografía tan personal
como la que hizo en México.
Javier: No estoy muy
al tanto en el tema Hollywood, pero siempre he creído que “La Meca del Cine” ha
vivido siempre del aspecto del continente más que de la calidad del contenido,
el glamour y la opulencia como estandarte. Respecto a
este tema creo que Buñuel era tangencialmente opuesto a este estilo americano
de cine, tal y como comentamos en la trama del cómic, Buñuel era capaz de hacer
películas de gran calidad con costes reducidos… pero no era el estilo más
adecuado al Hollywood de aquellos años.
-En
aquellos años, Hollywood, tanto o más que ahora, estaban para mostrar su
grandeza…
Guillermo:
Completamente de acuerdo, me remito a lo dicho anteriormente.
Queco: Como ha dicho
Guillermo, Hollywood era y es una máquina de vender películas, y mostrar esa
grandeza, ese glamour, esa espectacularidad, siempre
ha sido un gran mecanismo publicitario, extremadamente rentable. Hollywood no
desprecia la calidad artística, pero la mantiene en un segundo plano respecto
al beneficio económico, y rechaza el cine de autor a no ser que el estilo del autor
en cuestión sea lo suficientemente comercial como para que le resulte rentable
acogerlo. Hollywood determina que las películas se hacen siempre de una manera
muy concreta porque esa manera de hacer las cosas está comprobado que suele
funcionar mejor comercialmente, y cualquiera que se aparte de esos patrones
tiene pocas opciones de ser contratado en Hollywood (especialmente porque, dado
que el empleo de los productores depende de sus resultados, rara vez están
dispuestos a correr riesgos; a fin de cuentas es más fácil justificar un
fracaso aduciendo que era imposible verlo venir porque se había hecho todo
igual que siempre, que tratando de explicar por qué se ha tratado de cambiar
una fórmula). Aunque, por supuesto, hay industria del cine fuera de Hollywood,
y de hecho en Hollywood están muy atentos a lo que se hace fuera para
incorporar a todos los artistas o innovaciones que destaquen y que crean que
pueden ser rentables.
Javier: En efecto. Me
habría gustado centrarme más en detalle el chapado en oro que se le daba a todo
el envoltorio que cubría ese mundo que, a mi parecer, era bastante más frío y
“decadente” de lo que mostraban al público.
-Y aunque uno de
los personajes diga que “no” había, como hay, listas negras de personas que
mejor que no contasen sus historias, que apartar de la interpretación, los
guiones, la dirección…una purga ,una “caza de brujas”. ¿Qué nos puedes
comentar?
Guillermo: Esto lo
sabrá mejor Queco ya que ha sido quien se ha documentado sobre la época. Pero
me gustaría realizar mi aportación: la mayoría de las personas cuando oye sobre
la caza de brujas en Estados Unidos que se les viene a la cabeza fue la caza de
brujas de los años 50 promovida por la paranoia McCarthy en el contexto de la
Guerra Fría (aunque alguno también le vendrá la imagen de las brujas de Salem).
Lo cierto es que tras el triunfo la implantación exitosa del comunismo en Rusia
en 1923 cualquier cosa, ya fuera persona, obra escrita o audiovisual, que
oliera mínimamente a comunismo en los países capitalistas ya era perseguida,
vigilada y silenciada para evitar cualquier propagación de ideas
revolucionarias contrarias a los estamentos del poder político y económico de
los países occidentales.
Queco: La historia
del cómic trascurre en 1946, un año antes del inicio de la famosa “caza de
brujas” de Hollywood, por eso que se diga que “no ha habido ni habrá nunca una
lista negra” es pura ironía. Todos sabemos que el personaje se equivoca.
Aunque, por otro lado, la “lista negra” no existía oficialmente, porque habría
sido ilegal, ya que en teoría los americanos tenían libertad de ideas y de
asociación. Se da la paradoja de que los simpatizantes comunistas en los EE.UU.
padecían una persecución y sin embargo el Partido Comunista seguía siendo legal
(aunque se encarcelaría a sus dirigentes acusados de promover una rebelión). En
cualquier caso, los nombres que aparecían en la lista dejaban de ser
contratados, al menos mientras no colaborasen, generalmente accediendo a
delatar a otros compañeros. Había persecuciones en todos los ámbitos, ya se
había empezado a expulsar a los simpatizantes izquierdistas de la
administración unos años antes, pero se cebó especialmente en Hollywood, al ser
una industria basada en la imagen personal y en la que muchos de los acusados
eran relativamente famosos. Esta época de persecución duraría una década.
Después ya algunos listados conseguirían colocarse en la televisión y, ya en
los 60, algunos podrían volver a Hollywood (siendo el caso más conocido el del
guionista Dalton Trumbo, que en la época en que no
podía ser contratado había estado escribiendo bajo diversos pseudónimos,
ganando dos Óscar, y que estuvo a punto de colaborar con Buñuel, que estuvo a
punto de encargarse de la adaptación de la novela de Trumbo
“Johnny cogió su fusil”), pero otros muchos nunca regresarían a la industria.
Javier: Realmente
desconozco este tipo de entresijos en el entorno Hollywoodiense, pero si
quieres una opinión personal, considero que SÍ que la había, más que nada porque
considero que habría presiones políticas, y de otro tipos de intereses, que
marcan la pauta, los ritmos, los temas, etc. (repito que es solo una percepción
mía, pero no confío en que hubiese una total libertad creativa)
-Pero
le hacéis un guiño al surrealismo, a los recuerdos que vuelven, a las
conversaciones pendientes, hasta se saldan cuentas…en el sentido figurado, pero
es como lo reflejáis desde una noche larga y un tanto espesa…
Queco: Como la
historia al final lo que cuenta es que Buñuel intenta volver a casa y no lo
consigue, pensé que estaría bien establecer un cierto paralelismo con la
Odisea, y que hubiera capítulos que hicieran referencia directa a ella. El
momento en que Buñuel se encuentra con las apariciones de sus amigos está
inspirado en la bajada al Hades de Ulises, en que se encuentra con su madre y
con varios amigos caídos en Troya, aunque también remite a los pasajes oníricos
de la filmografía de Buñuel, claro.
-Lo de Dalí, no
tiene precio…no lo paga ni la famosa tarjeta de crédito…
Queco: Me parecía
evidente que si Buñuel se encontraba con Dalí en esta historia iban a saltar
chispas, sobre todo teniendo en cuenta que Buñuel se encuentra en una situación
muy difícil y pensaba (acaso con algo de razón) que parte de la culpa de ello la
tenía su viejo amigo, que tampoco le ayudaría en sus momentos de mayor
necesidad. Por otro lado también es un modo de representar que Buñuel se ha
alejado ya bastante del simbolismo visual surrealista de sus colaboraciones
iniciales, que ya incluso cuando realizó Las Hurdes le parecía superado.
-Y lo del traslado
de la sobrina de Manny, tampoco…puede que sea vuestro “giro” más “buñuelano”. ¿Cómo lo veis?
Queco: Totalmente.
Está directamente basado en el traslado del ataúd en el autobús de “Subida al
cielo”. La escena del entierro junto a la proyección de un cine al aire libre
es una escena que Buñuel tenía prevista inicialmente para dicha película pero
que no pudo rodar por un conflicto sindical.
-Él está en USA
porque no quiere ni “ir muerto” a otros países a los que, ¿qué?,
¿considera como “de segunda o de tercera”?
Queco: Pues un poco
sí. Probablemente no pensaba que en ellos pudiese encontrar un ambiente similar
a la intelectualidad con las que se codeaba en París o en Madrid. Además le
daban poca seguridad. En sus memorias contaba que el primer día que estuvo en
México pudo leer en el periódico una noticia en la que un hombre había ido
buscando a otra persona a una casa en la que al parecer no vivía, y ante la
insistencia el de la casa se había hartado y le había matado a tiros para que
dejara de molestar. Es una anécdota que debió causarle gran impresión, porque
posteriormente la recordaría en varias ocasiones, y que seguramente confirmara
sus peores temores de que era un país violento y salvaje. Pero unos meses más
tarde se instaló en México con toda su familia y se adaptó estupendamente, muy
a gusto con los intelectuales mexicanos y con otros españoles exiliados, hasta
el punto de que a los tres años se nacionalizaría mexicano y ya siempre
rechazaría volver a instalarse en Europa.
-Es inevitable,
todos y todas queremos volar alto desde el lugar donde presumimos están los
mejores medios, pero a veces es imposible…
Queco: No solo es
imposible, es que no todo el mundo vale para ello. De hecho, no todo el mundo
lo desea, en realidad. Estoy convencido de que el mismo Buñuel no habría
cambiado la libertad de la que gozaba en la realización de sus películas por
poder trabajar con los medios de Hollywood. Aunque, claro, si hubiera podido
tener ambas cosas...
-¿Qué otros
mensajes escondidos guarda esa “noche perdida” de Luis Buñuel?
Queco: Pues muchas,
desde guiños a la filmografía de Buñuel a referencias a escándalos sexuales de
un Hollywood que, en eso, no parece haber cambiado
demasiado. Es un cómic trufado de referencias, muchas de las cuales se revelan
en el extenso apéndice que incluye. De hecho, todavía se esconden más de las
que cito, porque el apéndice me había quedado tan largo que tuve que recortar
la mitad del texto…
-Amigos, ¿cómo
habéis conseguido compaginar tan bien la historia que podríamos llamar
narrativa con el dibujo y el color…?, porque se
consigue mucha unidad en todo.
Queco: Yo creo que es
porque Javier y Guillermo son unos fenómenos, porque yo no había trabajado
antes con ellos. Yo generalmente escribo pensando en el estilo del dibujante,
pero en este caso de Javier tenía pocas referencias, porque él había publicado
muy pocas cosas y además de un género muy diferente. Luego ya cuando llegaron
las primeras páginas ya pensé: “vale, esto va a quedar estupendo”.
Guillermo: La verdad
es que yo ya había hecho coloraciones de dibujos a blanco y negro de Javier,
por lo que todo ese trabajo previo me sirvió para comprender como Javier
realiza las figuras y los fondos del cómic. Además se me pidió una gama de
“tonos pastel”, que sinceramente entendí como colores poco saturados y nada
vibrantes, así que tras documentarme con cartas de color, otros cómics y contar
con el poco tiempo que teníamos para realizar el cómic comprendí que tenía que
usar el color de una forma sintética, descriptiva en lo que respecta a crear
ambientaciones y narrar con el color el contexto de cada situación del cómic.
Javier: El trabajo
conjunto ha sido excelente y considero que hemos funcionado como una máquina
muy bien engrasada. Por el tema de los plazos, mi parte, la de la ilustración
fue muy corrida (realizaba una media de 2 páginas al día, 7 días a la semana),
pero todos los días enviaba a mis compañeros fotos de las páginas para comentar
su acabado y poder realizar correcciones antes de continuar con las siguientes
páginas. Esto ha hecho que el acabado final tenga muy buen empaque y
aceptación, ya que antes de publicarse ya ha pasado por tres filtros distintos.
-Sinceramente,
os ha quedado muy bien, ¿tenéis pensado, dado el resultado, volver a colaborar?
Guillermo: De hecho
yo ya estoy colaborando de nuevo como colorista con Javier Ortiz, pero con
guión de Javier Marquina, para un nuevo álbum que esperamos sacar para 2019,
para este proyecto del que disponemos de más tiempo quiero dar un salto en
cualitativo del coloreado. En lo que respecta a Queco Ágreda le sugerí que
mirase documentación sobre otro personaje aragonés relacionado con el cine y
menos conocido por el público, pero de esto no quiero decir nada más y decirlo
cuando ya se tenga al menos el guión escrito.
Queco: Sí, aunque eso
aún está muy verde, estoy en fase de documentación todavía.
Javier: De hecho, por
el momento, todos los proyectos que estoy emprendiendo los quiero realizar con
Guillermo como colorista. Me gustaría realizar alguna obra completa por mi
parte, pero lo que tengo en marcha ya tengo claro que va a ser el el colorista porque nos complementamos muy bien y estoy muy
contento con el acabado. En cuanto a Queco, siempre que me propongan algo será
un honor poder ilustrarlo, tiene ideas muy “marcianas” que son las que me
gustan a mi.
-¿Amigos, quién os
metió en esta aventura?
Guillermo: Daniel Viñuales, editor de GP Ediciones, quien confió en un
dibujante y un colorista que hasta el momento de la edición de “La noche perdida de Luis Buñuel” solamente habíamos participado en el
mundillo de la autoedición con nuestro grupo/fanzine Braink
Comics. Y bueno, parece que lo hemos conseguido y hemos dado el salto al mundo
profesional del cómic.
Queco: Sí, a mí
también me lió él. Siempre le bromeo con que me ofreció escribir el cómic sobre
Buñuel porque vivo en Calanda, pero es que ha sido todo un cambio de registro,
porque yo hasta ahora había publicado básicamente cómics de humor, incluyendo
dos para él, los dos volúmenes de “Los Amanticos”, que es un cómic infantil
sobre las aventuras de los Amantes de Teruel cuando eran niños.
Javier: Pues en mi
caso, el “liante” de todo este proyecto es Daniel Viñuales
(GP Ediciones). Recibió la propuesta por parte del Dpto. de Cultura de la DGA
para editar el cómic, y Daniel le propuso el guión a Queco y a mí la tinta y
color. Me sentí fuera de órbita de ilusión ya que iba a ser mi primera historia
profesional y agradecí muchísimo esa muestra de confianza. Volviendo al tema de
los plazos, le comenté que no podría afrontar la fase del color, que debía ser
prácticamente un trabajo solapado a las tintas, y le propuse involucrar a
Guillermo en el proyecto por lo antes comentado, porque sabía que le iba a dar
mucha calidad final al producto… no me equivoqué, a la vista está.
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