La
Librería de El Sueño Igualitario
Cazarabet conversa con... Carmen González Martínez,
Fuensanta Escudero Andújar y José Andújar Mateos, autores de “El naufragio de la humanidad. Republicanos
españoles y murcianos en los campos de concentración” (Enkuadres)
Un
ensayo desde la pluma de Carmen González, Fuensanta Escudero y José Andújar
sobre los Republicanos españoles y murcianos en los campos de concentración que
edita Enkuadres Editorial.
Lo
que nos dice la editorial sobre el libro:
El Naufragio de la Humanidad rescata
del pasado a aquellos que sufrieron los horrores del nazismo y del fascismo,
cuya trágica experiencia debe servir de enseñanza a las siguientes
generaciones: la barbarie de los campos de concentración no debe repetirse jamás.
Uno
de los numerosos colectivos víctimas del nazismo lo integran los republicanos
españoles internados y asesinados, muchos de ellos, en sus campos, por eso, por
ser republicanos. De ahí el subtítulo de este volumen, Republicanos españoles y murcianos en los campos de
concentración, colectivo sobre el
que pesa, todavía, la losa del olvido institucional y político en nuestro país,
paralelo a un dañino desconocimiento generalizado entre su población.
El
libro que el lector tiene en sus manos es un riguroso trabajo que recupera y da
voz a los 420 murcianos y murcianas, hasta ahora localizados, víctimas de la
terrible maquinaria concentracionaria nazi: de ellos,
254 fallecieron (25 gaseados); 146 fueron liberados; 3 están registrados en la
documentación de época como evadidos, y de 17 desconocemos su destino final;
datos extraídos del cruce minucioso de fuentes que ha efectuado Fuensanta
Escudero. Carmen González, a su vez, traza un pormenorizado análisis
historiográfico sobre los campos de concentración nazis y su repercusión sobre
los exiliados y deportados españoles, al tiempo que describe la larga lucha de
los deportados supervivientes a través del estudio de la Federación de
Españoles Deportados e Internados Políticos del Fascismo (FEDIP). La obra finaliza
con un elaborado y documentado trabajo de José Andújar sobre los ex deportados
españoles y murcianos que regresaron a la España de la dictadura franquista
después de la liberación de los campos, convirtiéndose, a partir de entonces,
en lo que él denomina como los olvidados.
Y
yo en lugar de decirles
en humareda saldremos
siempre les decía“mañana”
si buena moral tenemos
Estos
versos escritos por el deportado Delfino Cano concluyen en un canto a la
libertad: “el mañana ya es hoy”; una verdadera loa a la esperanza, al compromiso y a la
resistencia que muchos supervivientes de los campos nos han legado.
Los
autores:
Carmen González Martínez es
Doctora en Historia (Premio Extraordinario de Doctorado, 1995) y Catedrática de
Historia Contemporánea en la Universidad de Murcia. Su línea de investigación
busca captar las continuidades y rupturas del siglo XX español a partir de la
proyección de la práctica política de los diferentes regímenes políticos y de
los movimientos sociales y su acción colectiva, sin descuidar las relaciones
entre ambos elementos analíticos. Entre sus publicaciones, señalamos: Guerra Civil en Murcia. Un análisis sobre el poder y los
comportamientos colectivos (1999); “En los
pliegues de la Memoria y la Historia. Repatriaciones y retornos de los niños de
la guerra” (2003); “El exilio y los rostros de la derrota republicana en
Murcia. Otra modalidad de la violencia política franquista” (2014).
Fuensanta Escudero Andújar es
Doctora en Historia por la Universidad de Murcia, y ha centrado su línea de
investigación en el análisis de los años republicanos, la posguerra y represión
en la Región de Murcia, con especial atención a la vida cotidiana y a las
fuentes orales. Entre sus publicaciones destacan las monografías República, guerra y represión en Murcia. Los cuentan como lo
han vivido (2000), y Dictadura y oposición al franquismo en Murcia. De las
cárceles de posguerra a las primeras elecciones (2007). Sus últimos trabajos abordan el movimiento
obrero, estudiantil y juvenil en Murcia, así como el exilio y la deportación de
los republicanos murcianos.
José Andújar Mateos (1986)
es Licenciado en Historia por la Universidad de Murcia; Premio Extraordinario
Fin de Carrera (2009), y profesor de Geografía e Historia en Enseñanza
Secundaria. Ha trabajado el proceso de transición política a la democracia en
España y su concreción en la Región de Murcia. Actualmente centra su
investigación en el estudio de la deportación de murcianos y españoles a los
campos de concentración nazis y, paralelamente, en la problemática
historiográfica sobre el retorno de los supervivientes. Es nieto de deportado a
Mauthausen y sobrino nieto de dos deportados al mismo
campo de concentración. Su contribución a este volumen titulada “¿Qué hay después de Mauthausen?
El ‘retorno’ de los olvidados” (2015),
constituye su primera publicación monográfica en esta nueva línea de análisis
sobre la que profundizará en los próximos años.
Algunos
enlaces que te pueden ir bien:
https://es.wikipedia.org/wiki/Anexo:Campos_de_concentraci%C3%B3n_nazis
http://www.lasegundaguerra.com/viewtopic.php?t=1318
http://pares.mcu.es/Deportados/servlets/ServletController
https://es.wikipedia.org/wiki/Soluci%C3%B3n_final
Cazarabet
conversa con Carmen González Martínez, Fuensanta Escudero Andújar y José
Andújar Mateos:
-Amigos, verdaderamente la humanidad sufrió un naufragio de la humanidad en
aquellos años de campos de trabajo,
campos de concentración, campos de exterminio…
Santi: Sí, lo hizo. No es que el horror se manifestara por
primera vez o fuera desconocido. Es la magnitud que alcanzó, tanto por la
cantidad de personas afectadas y la extensión territorial, como por la frialdad
calculada con la que se aplicó a las víctimas y complacencia o indiferencia del
resto de la humanidad.
José: La idea del título fue de nuestra compañera Carmen,
quien supo conceptualizar a través de esos términos la profunda caída vivida
por la humanidad en aquellos centros de la barbarie. No en vano, la sistematización
del horror llevada a cabo por el nazismo supone una crisis de la noción de
progreso humano nacida de la Ilustración. Esa idea de descenso al averno vivido
en el mundo concentracionario es una constante en la
bibliografía acerca de los campos nazis.
-¿Por qué le
dedicáis un libro, además muy minucioso, al holocausto llevado a cabo por los
nazis?
Carmen: Porque consideramos que es un genocidio cuya
singularidad, en un momento dado, se entrecruza con la historia contemporánea
de España en una vinculación trágica que todavía hoy muchos desconocen; nos
interesaba entonces, desde la historiografía, contribuir a denunciar ese pasado
e incluir al colectivo de españoles republicanos entre las víctimas del
genocidio nazi.
-Si os parece, vayamos
por partes: el nazismo, creo, es mi humilde opinión, en "su más
intrínseco" nace y viene de más allá de aquella impotencia que se
transformó en odio y en deseo de venganza por parte de los alemanes a raíz de
la I Guerra Mundial... ¿Qué nos podéis comentar?
José: A este respecto me asaltan más dudas que
certidumbres, más preguntas que respuestas. La cuestión planteada aquí ha sido
objeto de estudio desde el mismo momento en el que emerge, se desarrolla y
cristaliza lo que se ha dado en denominar el nazismo. Por tanto, las aristas
son una de las principales características de la controversia que ha suscitado
el estudio de esta cuestión. En mi humilde opinión, como apunto al inicio del
capítulo, el análisis del fenómeno nazi no puede prescindir de una reflexión
concienzuda sobre los límites de la propia naturaleza humana. Si bien es cierto
que negar el papel crucial que tuvo Versalles en el desarrollo del nazismo
sería dejar de tener en cuenta una variable fundamental, no proyectar nuestra
mirada más allá ampliando el foco sería no comprender la multitud de elementos
a considerar. Por ello, a mi juicio es precisa una retrospectiva que tenga en
cuenta la existencia de una corriente ideológica bastante anterior a Versalles
que va a desarrollarse en un contexto en el que las tesis biologicistas
de finales del XIX le permitirían dar un salto cualitativo.
-El término
holocausto es sinónimo, digamos si somos más estrictos en la terminología, de
la Shoá...es el extermino sufrido por los judíos. Con
respecto a la Shoá siempre que leo un libro, veo un
documental u oyes, directa o indirectamente, un testimonio...descubres cosas
que no dejan de sorprenderte para mal, estremeciéndote... ¿Habéis tenido, un
poco esta misma percepción?
Santi: Claro que estremece. Y lo hace más cuando le pones
rostro a los números y nombres. Y aunque sea imposible ponerse en su lugar, es
inevitable empatizar con los testimonios y sus
vivencias. Todos hielan el alma. Duele especialmente el caso de aquellos que
murieron cuando los campos empezaban a ser liberados, habían sobrevivido a la
barbarie durante años, y les faltó el aliento en los últimos días. O los que
fueron víctimas de los últimos zarpazos de la rabia nazi durante las marchas de
la muerte, mientras veían acercarse a las tropas que traían la liberación.
Quizá el caso más difícil de entender sea el de
Florentino García. Este vecino de Balsapintada fue
detenido en 1944 en Villaurbanne. Desde allí comenzó
un recorrido diabólico que comenzó en la prisión de Montluc.
Partió en un convoy en dirección a Compiègne. Siguió,
con otros muchos compañeros hacia París. Los ataques de la aviación aliada
obligaron a variar la ruta y los llevaron hacia Belfort y Rothau.
A lo largo del trayecto fueron separando por grupos. Hombres y mujeres por un lado
y judíos y no judíos por otro. En el campo de Nazweiler
descargaron a parte de los presos. Entre ellos iba Florentino. El tren siguió
el camino hacia Auschwitz y Ravensbrück.
El nuevo destino de Florentino fue Dachau
y desde allí partió hacia Neuegamme. Presionados por
el avance aliado, los dirigentes alemanes decidieron evacuar los campos de
exterminio. Los presos de Neuegamme fueron dirigidos
hacia la Bahía de Lubeck. Allí debían ser encerrados
en unos barcos que iban a ser hundidos en el mar. En este proceso se
encontraban cuando aviones aliados bombardearon los barcos. A Florentino lo
mató una bomba lanzada por aquellos debían haberlo liberado.
José: Entre testimonios muy diversos, como ocurre en las
investigaciones, algunos hacen vibrar el alma y conmueven al estudioso. Tal
proceso ha ocurrido en mí cuando, sin esperarlo, encontré la declaración de una
mujer española, pareja de un miembro de las Brigadas Internacionales, que fue
deportada de Auschwitz junto a su hijo. Momentos
antes de ser ejecutado su marido, se permitió el casamiento de ambos. El
testimonio de Margarita, como se llamaba ella, fue especialmente impactante
para el que escribe. Pero, por encima de todo, el estudioso nunca deja de
asombrarse y conmoverse cuando se enfrenta al ser humano: un entramado abismal
y complejo, completo de claroscuros, capaz de alumbrar con la solidaridad más
pura o de sumir en las tinieblas más absolutas del egoísmo y la
mezquindad.
Carmen: Cuanto más se conoce sobre la barbarie del nazismo más
difícil resulta responder a la pregunta: ¿Cómo fue humanamente posible? A mí
personalmente me estremecen todas y cada una de las historias personales de las
víctimas, pero más aún la exitosa puesta en marcha de una producción industrial
de la muerte en masa donde la eficacia administrativa y la eficiencia técnica y
científica se unen en una ‘modernidad’ al servicio del mal y de la destrucción
humana que advierten de que ‘el campo no ha muerto’, de que ‘el campo sigue
vivo’, en palabras de Daniel Álvarez Espinosa, estudioso de la interpretación
socioeconómica del Holocausto.
-Pero hubo otros colectivos de víctimas del exterminio nazi: gitanos,
presos políticos, enfermos mentales, discapacitados o personas que,
simplemente, pensaban de manera diferente. Hay que guardar, tener memoria de
cada uno de estos colectivos es nuestro deber para con la memoria, la justicia
y la dignidad...pero explicadnos de todos los colectivos víctimas del
exterminio nazi cuáles han sido los que, a vuestra manera de ver, han
dignificado mejor esa memoria y cuáles los que, por "X o por Y", la
han reivindicado menos?
Santi: Sin duda han sido los judíos los que
más han hecho para reivindicar la memoria del exterminio nazi. Llama la
atención que, incluso en España, se rememora el día del Holocausto judío, se
insta a incluirlo en planes de estudios, pero no se hace algo similar con
respecto a españoles asesinados en las mismas circunstancias y por los mismos
verdugos.
José: No ha existido ni existe la misma visibilidad en los
distintos grupos que padecieron las consecuencias del exterminio nazi. Podemos
decir que la representación de la memoria se ha dado de manera muy diferente en
cada uno de los colectivos que sufrieron esta barbarie. El resultado está
presente en el imaginario colectivo: si hablamos de sufridores del nazismo,
nuestra mente no tardará en llevarnos al Holocausto, a la Shoá.
Pensar en campos de concentración, es para la inmensa mayoría de la población
un sinónimo de episodio sufrido por el pueblo judío. Pero el deber de memoria
no puede quedar reducido al colectivo que numéricamente y, con mucha
diferencia, sufrió esa “rabia secular” de la que hablaba Primo Levi. Sus consecuencias fueron sufridas por una suerte de
colectivo muy heterogéneo con un elemento común: el deseo de eliminación por
parte de la maquinaria del nazismo. En nuestro caso, tratamos de contribuir a
la construcción de la memoria de uno de estos colectivos: el de los deportados
españoles que sufrieron el infierno nazi. Este conjunto tiene una serie de
peculiaridades que lo convierte en sujeto histórico digno de estudio y de
reconocimiento. No obstante, como apunta Pons Prades,
vivirán en un corto espacio de tiempo una “diáspora sumamente desafortunada”
que les llevará a verse abocados a dos guerras, dos exilios y, ante todo, a un
olvido como mochila que les acompañaría para muchos hasta el fin de sus días.
-¿Por qué crees
que se dignifica poco la memoria de otros colectivos azotados por el exterminio
del nazismo?
Santi: En el caso de los españoles está claro que vuelven a
ser víctimas de nuestra consabida amnesia. Cualquier tema que nos remita a la
Segunda República o a la Guerra Civil sigue provocando salpullidos. Dentro de
los colectivos más olvidados se encuentra el de las mujeres. En este caso hay
que buscar responsabilidades también entre los propios colectivos y
organizaciones de izquierda. Ellas se hicieron invisibles y sus organizaciones
contribuyeron a que así fuera.
José: La respuesta a esta pregunta daría para escribir unos
cuantos libros. Cada uno de los colectivos precisa de un análisis
pormenorizado, pues las circunstancias políticas, sociales, culturales…, que
rodean el entramado vital de cada uno de los grupos que vivieron el nazismo
juegan un papel esencial a la hora de explicar la suerte corrida por la memoria
de lo vivido. Para el caso del colectivo español, la desmemoria sufrida por su
historia no se entiende sin tener en cuenta la evolución política española
desde finales de los años 30 hasta nuestros días. El franquismo apostó por
condenar al olvido la historia vivida por aquellos que consideraban opuestos a
los valores en los que debía sustentarse la España surgida de la “Victoria” en
la Guerra Civil. Por tanto, la falta de dignificación de la memoria en el caso
del colectivo estudiado en el libro, el caso español, obedece a una
intencionalidad decidida: aquellos “apátridas” no tenían cabida en la historia
de España.
-¿Crees que
desde hace unos cuantos años en España sí que se está dignificando a los
republicanos que estuvieron presos y cayeron bajo el régimen nazi en sus
campos?
José: Esta cuestión es uno de los aspectos centrales del
primer capítulo del libro, trabajado por nuestra compañera Carmen. Desde mi
humilde opinión se ha avanzado a nivel institucional en la dignificación de la memoria
de la deportación española llevada a cabo por el nazismo. Pero, al mismo
tiempo, me encuentro con dos realidades que por decirlo así duelen: por un
lado, todavía queda un largo camino por recorrer, no solo desde el punto de
vista institucional, sino también a nivel social, educativo…; pero, por otro
lado, duele con mayúsculas el hecho de que la gran mayoría de nuestros
protagonistas no hayan podido contemplar esta dignificación, sino que nos
encontramos con que gran parte, ya fallecidos, terminaron sus días llevándose
consigo un abismo de olvido que les acompañó durante toda su vida. Como
indicaba Ramiro Santisteban, compañero de experiencia concentracionaria
de mi abuelo, “la democracia no ha hecho su trabajo”.
Santi: Hay interés en determinados sectores de población con
algún conocimiento previo. Entre ellos encontramos a algunos colectivos que se
esfuerzan para que en sus localidades se conozca a los vecinos víctimas de
estas atrocidades y en ofrecerles el merecido reconocimiento. El trabajo que realizan
es encomiable. Pero en general hay mucho desconocimiento. Gente que se
sorprende al oír que hubo murcianos en los campos de exterminio, no se lo
pueden creer. Y, desde luego, si hay algo que destacar, es el desinterés por
parte de las autoridades, tanto locales como nacionales, por reconocer y
reivindicar la memoria de todos los españoles, tanto de los que estuvieron
luchando en la Resistencia en Francia, como la de los que acabaron en los
campos de exterminio. Unos y otros son referentes de la lucha por los valores
que hoy defiende, teóricamente, Europa y, por tanto, España. Es otra
oportunidad perdida.
Carmen: A falta todavía de un reconocimiento político como
Estado que pudiera concretarse en un memorial o museo conmemorativo, sin duda
esta condenable falta de voluntad política se suple con la presencia de los
ancianos exdeportados y familiares de víctimas en los
actos anuales de homenaje en los campos de concentración, con motivo de su
liberación, que ha contribuido en la última década a una mayor visibilidad y
concienciación social de esta problemática en los medios de comunicación;
también el requerimiento popular de la presencia institucional y política en
estos actos y que tanto distancia la trayectoria española de la europea en su
conjunto, si bien en los últimos años la tímida/raquítica representación
política española está siendo más constante y acorde con el actuar de la
mayoría de cancillerías europeas. Esta cuestión ha marcado un punto de
inflexión en el largo y dificultoso proceso de reconocimiento y dignificación
de nuestra víctimas, que a día de hoy en muchas localidades de origen se está
viendo recompensado con pequeños memoriales o iniciativas institucionales de
condena del nazismo y reconocimiento y homenaje de los republicanos españoles
deportados, labor de dignificación a la que contribuyen sin duda, y de forma
pionera en la mayoría de los casos en estos ámbitos municipales, las
asociaciones civiles, como en el caso murciano los es ‘Alumbra Alumbre,
Asociación por la Historia y Memoria de Mazarrón’.
-Claro está,
vosotros hacéis un punto y aparte en los refugiados y deportados murcianos ante
el horror y el exilio. Habladnos un poco de ellos, por favor....
Santi: La inmensa mayoría de los murcianos que se refugiaron
en Francia eran gente sencilla. Muchos de ellos habían tenido que emigrar a
otras zonas de España, sobre todo a Cataluña, forzados por la miseria secular
de sus localidades de origen. Todos tienen en común la defensa de los ideales
republicanos y su compromiso con la defensa de los mismos, unos desde las
distintas unidades del ejército republicano; otros muchos, entre los que se
encuentran las mujeres, desde el campo civil. También tienen en común el
anonimato. Condición que envuelve, incluso, a los más de 400 que acabaron en
los campos de concentración nazis, de los que 254 fueron asesinados.
-¿Cómo se ha organizado el retomar y dignificar la memoria de todos ellos
desde Murcia?, teniendo en cuenta en que muchos de ellos, después del
exterminio, no volvieron a su país...aquí se les rechazaba...
Santi: Como pasa en muchos de estos trabajos, el interés
comienza por el entorno familiar (los tres autores estamos familiarmente
relacionados con el exilio y la deportación). Mi madre siempre hablaba de su
hermano, al que habían matado los alemanes y lo habían quemado en un horno. Su
testimonio, ya publicado, sirvió de conexión con colectivos interesados. El
primero de ellos fue el Taller de la Memoria, de Santomera.
Su interés por conocer más cosas sobre las víctimas de su localidad dio como
resultado la programación de una semana de actividades sobre los españoles
deportados. Fue el inicio de una investigación que aún no ha terminado. A
partir de ese momento aparecieron más familiares de víctimas y más colectivos
que ya estaban trabajando o que se interesaron por el tema.
José: La historia no es aséptica, sino que es connotativa.
El escribano del pasado no se mueve en un vacío social, sino que es parte del
cuerpo social en el que vive y por tanto se halla mediatizado por este. En mi
propia decisión de escoger los estudios universitarios de Historia creo atisbar
la influencia determinante de mi historia de vida: mi abuelo paterno y dos tíos
abuelos míos sufrieron las consecuencias de la deportación a los campos nazis.
Los últimos perecieron en Mauthausen, mientras que mi
abuelo, José Andújar Villaescusa, corrió mejor suerte: sobrevivió al infierno
de Gusen y consiguió sobrepasar las alambradas el 5
de mayo de 1945. Él volvió a la vida, pasó por Francia y fue uno de los pocos
que pudo retornar a España. Aquí, en Murcia, su tierra natal, falleció en 1983,
tres años antes de mi nacimiento. Desde pequeño crecí oyendo sus historias,
creando en mí la necesidad de conocer a mi abuelo. Su historia no era sino la
de tantos otros que sufrieron los extremos de la violencia y el egoísmo
humanos. Tres años después de acabar mi Licenciatura, mis compañeras, Carmen y
Fuensanta, me ofrecieron la posibilidad de seguir con esa reivindicación de la
historia de vida de José Andújar Villaescusa. El resto queda plasmado en el
tercer capítulo de nuestra monografía.
-Francia ¿fue
el país que más abrió los brazos después del exterminio?
José: Para entender la cuestión debemos trasladarnos a un
espacio y tiempo bien diferentes al que hoy vivimos. Marchemos al 5 de mayo de
1945, fecha que quedaría grabada a sangre y fuego en la memoria de los
deportados. Cuando parecía que se abría paso un nuevo amanecer en sus vidas,
los recién liberados españoles se toparían de bruces con su nueva realidad, una
realidad muy amarga. Los testimonios de nuestros protagonistas transmiten esa
idea de angustia: una angustia por su olvido. Los franceses pronto pudieron
volver a Francia, los rusos serían acogidos por su patria, lo mismo ocurría con
el resto de las nacionalidades que habían sobrevivido a Mauthausen…
Pero el destino tenía reservado una suerte muy diferente para nuestros
compatriotas… Los españoles no tenían donde volver: tras la deportación, se
verían abocados a un segundo exilio, que pronto adquirió para la mayoría el carácter
de definitivo. La España franquista nada quiso saber de aquellos. Francia sería
el destino mayoritario para los deportados españoles en los tiempos posteriores
a la liberación. Si bien no estuvo exenta de dificultades, la acogida de los
españoles no se puede entender sin acudir a una serie de factores. Entre ellos
tuvieron gran importancia las redes de solidaridad entretejidas por el
colectivo español en el interior del KZL. La insistencia de personajes como
Valley y tantos otros a la hora de reclamar la necesidad de acoger a los
españoles que otrora habían luchado codo con codo por la libertad de Francia
hizo que entre las instituciones francesas fuera calando el mensaje. La
necesidad de mano de obra en la posguerra sería otro aspecto que jugó a favor
de la recepción. Pese a ello, los testimonios revelan que la acogida francesa
fue muy diferente en cada caso. Para muchos exdeportados
la realidad sería especialmente dura: acabarían en un nuevo campo de
concentración, un campo de refugiados, el de Recebedou,
más conocido como “la villa de Don Quijote”, cuya denominación nos habla de la
memoria española.
¿Aunque antes, después de nuestra guerra, Francia mancilló bastante los
valores sobre los que se envolvía...?
Santi: Los testimonios están divididos según las vivencias
tras cruzar la frontera. Desde luego para los cientos de miles de españoles que
fueron a los denominados campos de concentración en Francia, la acogida fue
mala, no podían creer el trato recibido por una democracia a la que admiraban. Fueron
encerrados entre alambradas, humillados,…, y finalmente utilizados como mano de
obra esclava y carne de cañón en los frentes. Para muchos de ellos, la antesala
de los campos de exterminio nazis. Sí que hay testimonios que destacan la
solidaridad de muchos franceses de forma individual y del apoyo de algunas
organizaciones.
-Hubo muchos
murcianos, como de otras regiones, que lucharon por liberar a Francia del
nazismo. Contadnos un poco.
Santi: Hubo murcianos luchando en la Resistencia, y en
diferentes unidades del ejército, desde el primer momento y en muchas regiones,
entre los que hay más de un centenar muertos. La Resistencia fue muy temprana,
las fichas de su detención y el ingreso en algunas de las principales prisiones
francesas (Montluc, Eysses,
Compiège,…) así lo confirman. A la Resistencia se
incorporaron desde los GTEs en los que trabajaban o
en las localidades donde residían, con frecuencia huyendo de las redadas
masivas que los alemanes realizaban para captar mano de obra. Pocos de ellos
son conocidos, a pesar de estar presentes en episodios tan importantes como Mont Mouchet, Glières
(Alta Saboya) o en la liberación de diversas localidades francesas: Lyon, Nice, Limoges, Bordeaux, Ariège…
Algunos, pasados los años, fueron condecorados. Este fue el caso de Salvador
Hernández, de Mazarrón, y Rafael Gandía, de Yecla. El primero luchó con la 35ª
Brigada de guerrilleros de Gers, murió en la batalla de Castelnau-sur-l’Auvignon el 21 de Junio de 1944, tenía 36 años. El
segundo combatió a los alemanes al frente de diferentes grupos en Aude y
Pirineos Orientales, participó en la liberación de varias localidades y capturó
a un nutrido grupo de alemanes y todo su armamento. Recibió varios
reconocimientos, entre ellos la Medalla de la Liberación y la Medalla de
Combatiente Voluntario de la Resistencia.
-Cómo ha sido
el trabajar como un trío: me refiero a la coordinación del trabajo,
distribución de temas, la metodología de trabajo....
Carmen: Trabajar como un trío ha sido una gran y beneficiosa oportunidad
para todos nosotros; los tres autores nos conocemos desde hace muchísimos años;
no era la primera vez que acometíamos un trabajo sobre el tema de los
deportados murcianos a los campos nazis; previamente lo habíamos compartido en
varios Seminarios; cada uno de nosotros había mostrado tempranamente sus
preferencias temáticas y analíticas; solo quedaba unirlas en un proyecto
conjunto y coherente donde el respeto por la investigación del otro y la ayuda
mutua marcaron los muchos meses que dedicamos a esta experiencia de escritura
conjunta. Partimos además de una misma formación disciplinar, con una
concepción unánime sobre el papel y las funciones de una Historia social y
política identificada con las víctimas, pero sin caer en el victimismo. El resultado
es la monografía que al lector le toca valorar.
-Siempre he dicho que la labor de documentación es de lo más enriquecedor,
estimulante y gratificante... ¿cómo ha sido en este caso?
Santi: Para mi resulta muy estimulante encontrar datos,
testimonios o documentos que ponen vida a los nombres. De ahí la importancia de
los documentos familiares, pero éstos son escasos. La mayor parte de la
información procede de fuentes archivísticas, casi siempre francesas, en las
que la búsqueda es lenta, minuciosa y, con frecuencia, infructuosa. Muchos de
los datos obtenidos provienen de páginas web francesas, tanto de organismos
oficiales (Biblioteca Nacional de Francia, Archivo
Departamental de Cantal, Memoire des Hommes -Ministerio de Defensa de Francia-, Fundación
para la Memoria y la Deportación…), como de las diferentes organizaciones que mantienen
el objetivo de reivindicar la memoria de los resistentes y deportados, tanto
franceses como españoles.
José: Sin duda, la labor de documentación constituye uno de
los elementos cruciales del trabajo del estudioso del pasado. El romanticismo
inherente al oficio de historiador es un acicate esencial en cualquier
investigación histórica. En mi caso, he de reconocer que he aprendido mucho de
las dos maestras con las que he tenido ocasión de compartir esta Historia. Las
fuentes lo son todo, sin ellas no existe estudio posible. En mi caso he tratado
de conjugar la experiencia personal-familiar vivida y recogida a lo largo del
tiempo con la documentación generada acerca del después. Fotografías, relatos,
historias de vida…, unidas a los documentos de prensa, bibliografía de la
deportación… Especial importancia en el tercer capítulo ha tenido la consulta
de los boletines de diversas asociaciones de deportados, tales como la FEDIP,
la Amicale de Mauthausen…,
pues emulando al detective nos permiten rastrear algo más acerca del devenir
con el que se encontraron nuestros supervivientes.
Carmen: La
riqueza de los fondos documentales de la FEDIP (Federación Española de
Deportados e Internados Políticos Víctimas del Fascismo) radicada en Toulouse,
Francia, desde octubre de 1945, y con posterioridad en París, me permitió
recrear su principal función social: reclamar, gestionar y tramitar las
pensiones e indemnizaciones alemanas para los familiares de las víctimas de los
campos y las de los propios deportados sobrevivientes. Los expedientes de
indemnización alemana presentados por seis murcianos, familiares de víctimas,
tramitados por la FEDIP, me facilitaron no sólo poder reconstruir la burocracia
añadida al dolor de la pérdida del familiar o familiares, el dolor ‘impagable’
de madres, padres o viudas, también la situación de penuria económica que
caracterizó a los ‘vencidos’ en la guerra civil española, a los familiares de
‘rojos’. Por otro lado, la función política del testimonio y denuncia de lo
vivido en los campos, del ‘deber de memoria’ recreado en el Boletín de la
Federación, Hispania, en la
correspondencia mantenida durante décadas con otras organizaciones de
supervivientes, en congresos y publicaciones especializadas, en la creación de
un memorial en el cementerio de París,… supuso poder adentrarme también en la
muy inquietante labor de testimoniar y en los procesos de culpabilidad
experimentados por supervivientes ante la desaparición y exterminio de seres
queridos, compatriotas o compañeros de partido. La rica documentación de la
FEDIP sin duda reclama investigaciones de naturaleza académica, como Tesis
Doctorales, que profundicen en su mejor conocimiento y dilatada trayectoria histórica.
-Después de Mauthausen, Dachau, Buchenwald... ¿qué les pudo quedar a aquellos
supervivientes que habían perdido tantas energías?
Santi: Si tenemos en cuenta las necrológicas aparecidas en prensa,
para muchos de ellos siguió una vida muy dura, con dificultades para trabajar,
con enfermedades contraídas en los campos de concentración, tanto franceses
como alemanes, en frías y húmedas montañas en las que se protegía la
Resistencia, o en los sótanos de las prisiones en las que fueron torturados.
Secuelas físicas que fueron acabando con ellos en pocos años.
José: Leo la pregunta y la releo, después pienso un
instante y me digo: no tengo respuesta. Por un lado, es cierto que es difícil
esbozar una consideración general que reúna el después de los campos de
concentración para estos supervivientes. Es aquí donde emerge una realidad: la
difícil convivencia con uno mismo. Ante una misma situación, la postdeportación, cada individuo reaccionó de una determinada
manera. En nuestro caso, no debemos dejar a un lado algo esencial: el tronco
común que particulariza al colectivo de los deportados españoles: no podían
regresar a su lugar de origen. A partir de ahí existieron diversas formas de
integrar lo ocurrido. Para unos pocos se apostó por convertir el resto de su
vida en una lanza por reivindicar lo vivido, enarbolando la bandera de la
libertad frente a los extremos de la violencia y el egoísmo humanos. Otros,
como Casimiro Climent o Primo Levi,
no pudieron sostener esa atronadora existencia consigo mismos. Sin embargo, la
mayoría de estas víctimas no habla en exceso de lo ocurrido, sino que trata de
sobreponerse a la barbarie, de reincorporarse, en la medida de lo posible, a lo
que podríamos llamar una suerte de vida normal. En el caso de mi abuelo, nunca
expresó rencor sobre sus verdugos. Frente a ello trató de disfrutar de aquellas
pequeñas cosas que le habían sido negadas durante tanto tiempo y reencontrarse
con la posibilidad de una bondad humana que había visto también en el campo.
Las relaciones fraternales pergeñadas en la deportación le llevarían a darse
cuenta de que había conocido los límites de la violencia pero también en ese
inframundo había contemplado que otra forma de ser era posible. Y es ahí donde
emerge algo que trato de recoger en el tercer capítulo: la verdadera salvación
de ese naufragio estuvo en las redes de amistad, de esa nueva familia,
generadas en la deportación y el exilio.
-Muchos de ellos, yo conocí a
varios, se dedicaron a ir por centros de enseñanza secundaria a contar sus
vivencias, su testimonio...
Santi: Si, muchos de ellos se implicaron en la defensa de la
memoria de sus compañeros fallecidos y en la denuncia de la intolerancia y el
nazismo en cualquiera de sus formas. Unos lo hicieron impartiendo charlas en
los centros de enseñanza, otros participando en diferentes Amicales, a las que
representaron en muchos actos conmemorativos. Es el caso de los guerrilleros
citados anteriormente o el de José Egea Pujante, superviviente de Mauthausen y el komando Steyr. Todos realizaron esta tarea fuera de su tierra
natal.
-De todas
formas el corazón se arruga cuando ves que Europa ante el fenómeno de los
refugiados, por poner un ejemplo, no reacciona y si lo hace, muchas veces ha
sido para tomar medias escalofriantes... ¿tan frágil es la memoria? ¿O es que a
ésta le gana terreno la hipocresía y el egoísmo?
José: Las últimos acontecimientos confirman tu
planteamiento: se levantan fronteras, se niega la entrada a los sirios a suelo
europeo convirtiendo en papel mojado la legislación en materia de refugiados y
el más mínimo sentimiento de fraternidad con aquel que huye de la guerra… No
menos preocupante es el ascenso de la extrema derecha en Francia, Alemania…
Enlazando con la reflexión sobre el fenómeno fascista, creo que la acción o la
inacción premeditada son síntomas que ponen de relieve determinadas conductas
humanas que revelan nuevamente la necesidad de analizar los componentes
esenciales de la naturaleza del ser humano. La primacía de lo propio sobre lo
ajeno, la negación del principio de igualdad…, junto a otras valoraciones…,
constituyen parte de un fenómeno más que peligroso: una sociedad desnortada que
apuesta por soluciones rápidas que permitan su beneficio propio.
Carmen: En efecto, la memoria es frágil, y ante determinados
procesos de nuestro tiempo presente parece que estuviésemos abocados a repetir
la misma Historia; la indiferencia ante la suerte de los refugiados en
territorio europeo, y el vergonzante acuerdo con Turquía para ‘evitar’ su
masiva presencia en nuestras calles, nos debería alertar sobre las desastrosas
consecuencias que otra indiferencia, la denunciada en su día por Wiesel, trajo para diversos colectivos sometidos al terror
nazi. De la indiferencia no podemos esperar nada provechoso para la humanidad,
esa es la lección aprendida de la Historia que muchos dirigentes europeos se
empeñan en olvidar.
Santi: El “ser humano” que
ideó, planificó, aplicó todas aquellas atrocidades contra sus semejantes, al
amparo de una ideología, es el mismo de hoy en día. Podemos comprobarlo en las
noticias cada día, ¿la historia se repite?
20386
El naufragio de la humanidad.
Republicanos españoles y murcianos en los campos de concentración. Carmen González Martínez, Fuensanta Escudero Andújar, José
Andújar Mateos
284 pp. 18,5 x 25,5 cms.
24,00 euros
Enkuadres
El Naufragio de la
Humanidad rescata del pasado
a aquellos que sufrieron los horrores del nazismo y del fascismo, cuya trágica
experiencia debe servir de enseñanza a las siguientes generaciones: la barbarie
de los campos de concentración no debe repetirse jamás.
Uno de los numerosos
colectivos víctimas del nazismo lo integran los republicanos españoles
internados y asesinados, muchos de ellos, en sus campos, por eso, por ser
republicanos. De ahí el subtítulo de este volumen, Republicanos
españoles y murcianos en los campos de concentración, colectivo sobre el
que pesa, todavía, la losa del olvido institucional y político en nuestro país,
paralelo a un dañino desconocimiento generalizado entre su población.
El libro que el lector
tiene en sus manos es un riguroso trabajo que recupera y da voz a los 420
murcianos y murcianas, hasta ahora localizados, víctimas de la terrible
maquinaria concentracionaria nazi: de ellos, 254
fallecieron (25 gaseados); 146 fueron liberados; 3 están registrados en la
documentación de época como evadidos, y de 17 desconocemos su destino final;
datos extraídos del cruce minucioso de fuentes que ha efectuado Fuensanta
Escudero. Carmen González, a su vez, traza un pormenorizado análisis
historiográfico sobre los campos de concentración nazis y su repercusión sobre
los exiliados y deportados españoles, al tiempo que describe la larga lucha de
los deportados supervivientes a través del estudio de la Federación de
Españoles Deportados e Internados Políticos del Fascismo (FEDIP). La obra
finaliza con un elaborado y documentado trabajo de José Andújar sobre los ex
deportados españoles y murcianos que regresaron a la España de la dictadura
franquista después de la liberación de los campos, convirtiéndose, a partir de
entonces, en lo que él denomina como los olvidados.
Y yo en lugar de decirles
en humareda saldremos
siempre les decía “mañana”
si buena moral tenemos
Estos versos escritos por
el deportado Delfino Cano concluyen en un canto a la libertad: “el
mañana ya es hoy”; una verdadera loa a la esperanza, al compromiso y a la
resistencia que muchos supervivientes de los campos nos han legado.
AUTORES
Carmen González Martínez es Doctora en Historia (Premio
Extraordinario de Doctorado, 1995) y Catedrática de Historia Contemporánea en
la Universidad de Murcia. Su línea de investigación busca captar las
continuidades y rupturas del siglo XX español a partir de la proyección de la práctica
política de los diferentes regímenes políticos y de los movimientos sociales y
su acción colectiva, sin descuidar las relaciones entre ambos elementos
analíticos. Entre sus publicaciones, señalamos: Guerra Civil en Murcia.
Un análisis sobre el poder y los comportamientos colectivos (1999);
“En los pliegues de la Memoria y la Historia. Repatriaciones y retornos de los
niños de la guerra” (2003); “El exilio y los rostros de la derrota republicana
en Murcia. Otra modalidad de la violencia política franquista” (2014).
Fuensanta Escudero
Andújar es Doctora en
Historia por la Universidad de Murcia, y ha centrado su línea de investigación
en el análisis de los años republicanos, la posguerra y represión en la Región de
Murcia, con especial atención a la vida cotidiana y a las fuentes orales. Entre
sus publicaciones destacan las monografías República, guerra y
represión en Murcia. Los cuentan como lo han vivido (2000), y Dictadura
y oposición al franquismo en Murcia. De las cárceles de posguerra a las
primeras elecciones (2007). Sus últimos trabajos abordan el movimiento
obrero, estudiantil y juvenil en Murcia, así como el exilio y la deportación de
los republicanos murcianos.
José Andújar Mateos (1986) es Licenciado en Historia por la Universidad de Murcia; Premio Extraordinario Fin de Carrera (2009), y profesor de Geografía e Historia en Enseñanza Secundaria. Ha trabajado el proceso de transición política a la democracia en España y su concreción en la Región de Murcia. Actualmente centra su investigación en el estudio de la deportación de murcianos y españoles a los campos de concentración nazis y, paralelamente, en la problemática historiográfica sobre el retorno de los supervivientes. Es nieto de deportado a Mauthausen y sobrino nieto de dos deportados al mismo campo de concentración. Su contribución a este volumen titulada “¿Qué hay después de Mauthausen? El ‘retorno’ de los olvidados” (2015), constituye su primera publicación monográfica en esta nueva línea de análisis sobre la que profundizará en los próximos años.
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