La
Librería de Alarifes
Un libro que
edita la Asociación Cultural Sucarrats con la
coordinación y los textos de José Antonio Carrégalo
Sancho.
El índice de
este libro que masía a masía; masada a masada realiza una ficha personalizada…
Créditos y advertencias legales Fuentes documentales y abreviaturas
utilizadas Colaboradores
Agradecimientos Solicitud El hábitat disperso (las masías): La masía: orígenes y hábitat El
nombre El marco geográfico i la situación geológica Características de las edificaciones y
técnica constructiva |
Las casas en el pueblo El
inventario Masías y masets Las agrupaciones El
cuestionario y la labor de campo La localización Las masías (Relación y fichas
individualizadas Otras masías documentadas (toponimia
pretérita) |
En las
primeras partes del libro se explican conceptos antropológicos, topológicos,
etnológicos geográficos y etnográficos de una vida dispersa, pero que, en
aquellos días, y a su manera estaba más que integrada en todo y por todo…
Cazarabet conversa con el coordinador del libro José Antonio Carrégalo
Sancho:
-Amigo, ¿de dónde salió la idea de
realizar un libro sobre las Masadas de Monroyo?
Monroyo como
el Alto Matarranya y las comarcas limítrofes son tierra de masías por
excelencia, tierra de Masos. Y lo son por una razón
de peso: en el término de Monroyo, por ejemplo, con 79 km2 de extensión había a
principios del siglo XX, noventa y ocho masías. Es decir una masía por cada 0,8
Km2.
-¿Cómo fue el trabajo de
documentación, recopilación de todo tipo de datos, entrevistas con masoveros y
masoveras…?
El trabajo
de campo se desarrolló a partir de las siguientes premisas: Entrevistas a los
masoveros o en su defecto a sus allegados o a personas conocedoras de la vida
en la masía por razón de amistad o vecindad, con un cuestionario de veinte
preguntas. También se llevaron a cabo visitas
a las masías para determinar los accesos, la situación, fotografiar los
distintos elementos (edificaciones en pie, en ruinas, árboles singulares,
cultivos) y localizar cualquier detalle, signo o grabado en las piedras
,paredes, maderos que pudiesen aportar algún dato de interés, así como alguna
característica particular; y finalmente el trabajo de documentación a partir de
la información catastral y el vaciado de la documentación archivística, tanto
de archivos públicos como de privados…así como de bibliografía
-De lo más edificante, me imagino,
debieron ser las conversaciones con masoveros, masoveras…
Los
masoveros tenían fama de reservados y algo desconfiados, pero en nuestro caso
no fue así. La inmensa mayoría se mostró
altamente receptiva y abierta.
-¿Cómo se siente uno cuánto está
investigando uno un mundo que está en extinción o sin vida en muchos rincones
donde hace un siglo estaba todavía latiendo?
Antes de los
años sesenta, antes de la mecanización del campo, salías del campo y
encontrabas gente faenando por los campos o transitando los caminos. Te
cruzabas con alguien continuamente y entablabas conversación y te daban razón
(se refiere a explicaciones) de todo. Conocían todos los rincones y te daban
los nombres de todos ellos. Hoy sólo te encuentras con alguien que disfruta del
campo a su manera (senderistas, ciclistas…), pero muy pocas personas
trabajando…y, en este caso, van montados en tractores y es difícil entablar
conversación.
-¿Cómo fue la metodología de trabajo?
Además, se
incluye el plano de situación y una o varias fotografías de la masía y, si procede,
de los detalles que se han considerado de interés.
Al pie de la
ficha se deja constancia de las notas referidas a la masía obtenidas del
vaciado de documentación catastral, archivística y bibliográfica.
Finalmente, con
todo ello clasificado y sistematizado fue cuestión de trabajar los datos
conseguidos con el fin de obtener y facilitar, en la primera parte de la obra,
una visión de conjunto de las masías que permitía comprender y valorar en su
justa medida el rico patrimonio cultural, heredado a través de ellas.
-El trabajo de catalogación de masías
y demás debió de ser de lo más apasionante: ir por caminos, sendas, llegar a
los sitios y encontrarse con la masía derruida o no… ¿qué nos puedes comunicar?
Ahora bien,
es cierto que con cada masía en ruinas se nos caía el alma a los pies. Aquellos
venerables edificios, escenarios de tantas vivencias, testimonios mudos de
siglos de noble y generoso trabajo, de ilusiones y de lucha tenaz contra las
adversidades…antes tan llenos de vida y ahora tan solos….¡¡Una gran
pena!!Habría que preservarlos del olvido y eso hicimos o, como mínimo lo
intentamos.
-Monroyo, con su amplio término te
debió emocionar mucho cuando investigaste el mundo de las masías, los masoveros
y las masoveras… ¿qué siente uno cuándo se acerca a esta gente que vivía como
tú dices en un hábitat disperso?
Seguramente
que fue la nostalgia de ese mundo la que me indujo a finales de los años
ochenta a iniciar la labor investigadora con el fin de rescatar las masías y su
cultura del olvido y acercarme y hablar con los masoveros fue como regresar a
los orígenes, fue como revivir una parte destacada de nuestra infancia y de
nuestra adolescencia
-¿Qué
particularidades diferentes presentaban las masadas y masías de Monroyo en
comparación con la de términos o comarcas , más o menos, cercanas…
La técnica
constructiva viene a ser la misma, aprovechando los materiales que se encuentran
en el territorio: piedra, cal, arena, barro, cañas, madera. Como mucho
podríamos destacar el reducido tamaño de las explotaciones masoveras, ya que la
superficie media de las masías de Monroyo es de 49 hectáreas, distribuidas en
35,3 de bosque; 12,8 de cultivos de secano y 0,9 de regadío. Pero hay que tener
en cuenta que 31 de las 98 masías del término no llegan ni a tener ni a
gestionar 30 hectáreas…una especie de minifundios, masías pobres…
Las masías
ricas, no eran muchas y se consideraban como tales, no solamente las que tenían
mayor superficie sino las que disponías de más animales de carga y de tiro, así
como de más ganado. Solo diez superaban las cien hectáreas y sólo seis tenían cuatro caballerías. Hay
que tener en cuenta que son un buen indicador del nivel económico de la masía
era el de las caballerías que poseía. Cada par de caballerías podría labrar 21
hectáreas aproximadamente. Seguramente que en el Maestrazgo y en el Bajo Aragón
las masías disponían de una superficie de tierras mayor que las del Matarranya.
-¿Cuál recuerdas que fue la parte a
la que más os costó acercaros para explicarnos lo que fue el particular mundo
de las masías y de sus gentes?
-Hablemos de las masías….muchas,
diría la mayoría se encuentran en ruinas o casi en ruinas… ¿qué sensación
tenéis como estudiosos de este tema cuando os encontráis ante este panorama?
¿Qué se podría o debería plantear para reconvertir o darle la vuelta a la
moneda?; ¿Hemos hecho tarde para recuperar el patrimonio de las masías?
¿Me dices de
recuperar el patrimonio masovero?; si hablamos del patrimonio inmaterial yo
creo que sí se está a tiempo. Pero si
nos referimos al material la cosa cambia mucho. Es muy costoso y los
propietarios optan por lo más práctico (como es natural) y antes de invertir en
la masía lo harán en la casa del pueblo que es donde viven…claro que siempre
están los que mantienen la masía en pie por nostalgia y por afecto.
-¿Y el de los masoveros y
masoveras…ese patrimonio antropológico de convivencia tan arraigado en ciertas
tierras…qué podemos hacer para contar, difundir y dar a conocer la importancia
del hábitat rural y de sus habitantes entre las generaciones presentes y
futuras?
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