La
Librería de Cazarabet
UN
POEMARIO DE MIGUEL ÁNGEL GÓMEZ QUE EDITA, CON SINGULAR SENSIBILIDAD, LA
EDITORIAL ZARAGOZANA, LOS LIBROS DEL GATO NEGRO.
El poeta:
Este ovetense
es licenciado en filología hispánica por la Universidad de Oviedo donde,
además, cursó el Máster en Formación del Profesorado. Ha publicado poemas
sueltos en diversas revistas como Clarín, Anáfora o en la revista digital La
ignorancia. Muchos de sus versos se han incluido en algunas antologías como Solerades juntas que
editó el Círculo Cultural de Valdedios; Perro sin
dueño, editado por la Universidad de Castilla la Mancha en el marco del II
Concurso Internacional del haiku y El triunfo de la
muerte, editado por Pata Negra. Fue finalista del Premio de Novela Casino de Mieres y también del Águila de poesía y recientemente ha
resultado ganador del premio Fernán Coronas y del Dafne.
Cazarabet conversa con Miguel Ángel Gómez:
-Miguel Ángel, ¿cómo concibes la poesía?, ¿qué sientes al componer poemas?
-El proceso de escribir poemas es un
proceso muy bello y que te da tranquilidad cuando crees en lo que haces. Me
gusta decir verdades, ser sincero. Disfruto escribiéndolos, me da una
satisfacción extra escribirlos. Cuando me propongo ahuyentar fantasmas escribo
entonces a los amores perdidos, a las batallas perdidas que es una cosa que
despista y fascina. Y es que cuando hay desamor, es que ha habido amor y
mucho en su momento.
-¿A quién,
crees van destinados tus poemas?; ¿Quiénes crees son los que se acercan con más
vocación de lectores de poemas a los tuyos?
-Pienso que a quien va destinado cada
poema es algo para no tomárselo a la ligera. Si te das cuenta los
poemas siempre están escritos para quien los necesita, como dice el
cartero de Neruda. A veces un poema puede ayudarte a afrontar la realidad
cotidiana.
-No sé,
normalmente, ¿qué te inspira como poeta; qué te remueve para escribir poesía?
-Me inspira un paisaje, unos muslos
gloriosos, un piano rebelde, una Lolita de Nabokov, Mahler, mi búsqueda constante, el bosque de Macbeth. Me
inspira, en definitiva, no tener reloj sino tener tiempo.
-¿De quién
bebes como poeta, me refiero a otros poetas, generaciones…?,
(por lo que veo eres de los que se fijan en varios y de varias etapas,
generaciones, diversas maneras de concebir a este arte
-He aprendido mucho de poetas como
Chantal Maillard, el Ted Hughes de
"Cuervo", Bukowski, Alejandra Pizarnik, Leopoldo María Panero. Pero como no soy capaz de
elegir un solo género, hay novelistas que tienen un gran sustrato poético
porque como decía Andrés Neuman: "Toda escritura
es como los jerséis, que están compuestos de un porcentaje de lana, un
porcentaje de poliéster, pueden tener hilo. Todo texto es un tejido y en él se
dan cita más de un género. Es el caso de Virginia Woolf, Francisco Umbral,
Anaïs Nin, Cristina Rivera Garza, Hemingway...
-Parte de tu
poesía es o parece que nace de la prosa poética, ¿no? aunque también te gustan
los haikus…
-A esto es a lo que me refería en la
respuesta anterior. Me gustan los textos extensos con visceralidad, emoción,
que se escriben desde las entrañas, que parecen pequeñas listas de la compra.
Pero también los haikus que tanto necesito leer, que
tienen una gran efervescencia de realidad a la que privilegia por encima de la
cantidad de versos.
-Este poemario que editas con Los
Libros del GATO Negro, “Monelle , los pájaros”…¿cómo lo presentarías?; ¿cómo ha sido
trabajar con esta “joven” editorial, la de Los Libros del Gato Negro?
-"Monelle,
los pájaros" habla de amor, de las pasiones previas, de lo que he sido, de
lo que soy, de lo que tendremos que ser. La niña Monelle,
a diferencia de la de Marcel Schwob, es una nínfula de bosque que ilustra pájaros y toca el piano
clausurado tránsfuga y prófuga de su propio estudio. Publicar con Los
Libros del Gato Negro ha sido trabajar codo con codo y no a codazos, irse
a una orilla en la que esperan tiempos nuevos tras muchas noches de
insomnio, de corregir, tachar, insistir...
-¿Por qué
orientas tus poemas hacia ese vuelo que simbolizan los pájaros con esa libertad
que, a la vez, queda como implícita?
Los pájaros nacidos en jaula creen que
volar es una enfermedad, leí yo en un verso. Todos necesitamos a veces
abandonar nuestro confort para irnos al bosque con piano sin desfondar, como me
enseñó Monelle.
-Le escribes
poemas o llevan parte de ellos implícito como un mensaje de soledad o de
soledades. El poeta, sí, al menos para componer se suele rodear de cierta
soledad, al menos intrínseca ¿cómo lo ves?
-Me gusta rodearme de la soledad aunque
reconozco mi miedo patológico a estar solo, es un espejo incómodo. Ahora bien:
la escritura puede hacerte sentir acompañado en el planteamiento de las cosas.
Es una forma de comprometerse con la realidad.
-¿Asocias
el aire, la soledad, el vuelo del pájaro con esa anhelada libertad?
-Hay un recorrido a lo largo del libro
que trata de reflejar la realidad a través del bosque. Ser pájaroe
s aprovechar la corriente de aire en cualquier dirección. Si quieres atarte de
verdad, sé libre, eso te hará vivir mucho.
-También has
escrito novela, ¿cómo ha sido el cambiar de género, cómo es ese
viaje?; ¿crees que en la prosa puede haber mucho de poética, que el que es
poeta, aunque escriba prosa, nunca deja de ser poeta?
-Es un viaje curioso. Lo
interesante de la novela (Y perdón por la paráfrasis de Paul Auster) es que puede abarcarlo todo. No hay nada que no
pueda servir de material para una novela. Por otra parte la poesía impregna
cualquier acto de escritura. La poesía no es un género literario, sino una
actitud rupturista, innovadora, revolucionaria del lenguaje.
-Tus poemas se desprenden, o me lo
parece, de ciertas pieles o capas que le molestan o que le atosigan o ves que
atosigan a alguien es como si quisieras librar a alguien de unas cuerdas. ¿Qué
nos puedes decir?
-Esas capas son un oxímoron porque de
ellas se diluyen cosas banales que también están muy bien. Hablo de los
placeres cotidianos: el placer de comer pizza, el placer de bañarse con el
vientre desnudo, el placer del sexo. Son cosas dignas, la belleza de un bosque,
la belleza femenina. La meta no es el bosque, es el camino hacia el bosque, le
quise decir a Monelle. La felicidad es el disfrute
del viaje cuando es placentero y es el viaje que tú has elegido.
-¿Cómo ha
sido el trabajar y colaborar con la editorial Los Libros del gato Negro?
-Ha sido aliviante,
después de tantos años, publicar este libro de poemas sombríos, distantes,
diferentes y hacerlo con una editorial así, que cree en uno hasta la gloria y
hasta el drama. Y eso me ha permitido entraren contacto con la ilustradora Sara
R. Cabeza, que es la que se ha encargado de la parte artística del libro. La
cubierta que ha hecho habla alto, me cuenta cosas. Es "Doctor
Zhivago" o "Ana Karenina". Se
produjo mucha química con la manera de entender el arte, somos muy
personales los dos, muy particulares y conseguimos que no chocaran portada
y versos.
-Participas
con tus creaciones en revistas literarias, a papel y digitales .¿cómo va yendo esa aventura?
-La aventura lo es siempre hacia dentro.
Colaboro con "Anáfora", "Maremágnum" o "Clarín"
habitualmente, donde adelanto textos de vario tipo, de carácter
inédito tiempo antes de que se publiquen en papel. He aparecido en alguna
revista digital como "La ignorancia", en alguna antología como
"Poetas del siglo XXI", de Fernando Sabido y, gracias a la paciencia
de Alí Calderón, poeta y crítico literario mexicano
-pues es él quien dirige esa prestigiosa y cuidada revista- en "Círculo de
poesía”. Y todo para no olvidar al adolescente que llevo dentro y preservar los
sueños del paso del tiempo.
23819
Monelle, los pájaros. Miguel Ángel Gómez
72 páginas
10,00 euros
Los Libros del Gato Negro
Monelle, los pajaros
es el primer libro publicado de Miguel Ángel Gómez (Oviedo, 1980). Es un
poemario escrito desde el desamor, porque como nos dice el autor: «escribe a lo
que se ha perdido, a lo que se añora, a lo que se anhela.»"
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