La
Librería de Cazarabet Indignado
Un libro de Manuel García Rubio, desde Los Libros del Lince
Editorial con epílogo de Julio Anguita.
Lo que nos dice la sinopsis:
Esta pequeña joya literaria cuenta la historia de lo que ocurrió después
de que el muchacho del cuento de Andersen señalara al
Rey y dijera que estaba desnudo. El crío fue recluido en un reformatorio y su
padre enviado a la cárcel. El padre escribe unas cartas a su hijo en las que
trata de formarle... en el cinismo propio de los ricos. Como indica en su
epílogo JULIO ANGUITA, el lector se habrá sentido atraído por "el ritmo
expositivo y la pedagogía exhibida en los ejemplos, dibujos o historias que
acompañan el relato... Pero pronto descubre que en este libro hay toda una
reflexión que Sócrates hubiera firmado".
Cazarabet conversa con Manuel García
Rubio:
-Amigo escribir un libro,
sin conocer, personalmente ni crear por ti mismo a los protagonistas de
la historia, además bastante alejadas en el tiempo, pero reales:¿qué significa para ti?; ¿es un ejercicio más difícil de lo
que estabas acostumbrado o , simplemente, es diferente y distinto(que no es lo
mismo)?
-A la hora de escribir, es muy importante conocer con precisión tanto a los
personajes como el escenario histórico, entre otras muchas circunstancias de la
historia. Las novelas cuentan, por definición, historias ficticias, incluso las
basadas en hechos reales, pero el lector inteligente exige que sean verosímiles.
La verosimilitud supone que, aceptadas las normas de la narración por parte de
ese lector, el narrador las respete de una forma no arbitraria. Por eso es tan
importante para un escritor el trabajo de indagación, de conocimiento y de
concreción de esas normas, de las que no se puede salir por respeto al
destinatario último que es lector. En este sentido, se trata de una tarea
apasionante, en la que mido mis intereses como escritor en función de la
inteligencia que les atribuyo a mis lectores, que es mucho mayor que la mía,
por la cuenta que me trae.
-Además, se trata de un libro que transita
dentro del género epistolar…a mi parecer un género que “te marca” la senda,
pero que es muy edificante de trabajar y muy entretenido ¿Cómo te has sentido
en él?
-El género epistolar es apasionante. Pienso ahora en las Cartas de España,
de Blanco White. Sin embargo, confieso que dudé sobre la utilización de ese
género para mi novela, dado que no es habitual, hasta que calculé que era
perfecto para lo que yo buscaba, entre otras razones porque emplaza al lector
de una manera directa a proponer respuestas al cúmulo de preguntas que se van
formulando poco a poco. Ahora sé que no me equivoqué. En “El mirofajo” hay una historia clásica, que responde al patrón
de presentación, nudo y desenlace, pero las cartas me permiten abrir un montón
de ventanas hacia asuntos que me interesan, sin desviar la atención del lector
del hilo principal, pero llevándolo de excursión hacia mundos fascinantes.
-No me gustan las
comparaciones, pero creo que es un libro que te hace pensar, es un libro que no
sé por lo que el padre le va contando al hijo en sus cartas desde la cárcel y
en sus conversaciones con el compañero de celda…como de pensamiento, como de
filosofía (por ejemplo me recuerdo, no sé porqué a EL MUNDO DE SOFÍA)…¿qué piensas?
-“El mirofajo” es una novela, pero también camina
por los senderos del ensayo, y del relato breve, y hasta del cuento infantil.
Se trata de un artefacto híbrido, lleno de referencias a muchos autores que me han
influido y con los que dialogo permanentemente. Por eso guarda cierto
parentesco con “El mundo de Sofía”, aunque este último libro tiene pretensiones
más divulgativas que críticas. A la hora de escribir mi novela, siempre tuve
presente el formato de “Ética para Amador”, entre los libros más próximos a mí
en el tiempo. Sin embargo, “El mirofajo” pretende
formular preguntas que se dirigen hacia la línea de flotación de un sistema
cultural y social que debe ser revisado de arriba abajo. Finalmente, el recurso
a la intertextualidad, es decir, al diálogo con todos los autores que me
precedieron, es una característica de mi literatura. Creo que no he escrito una
sola novela que no esté atiborrada de referencias implícitas a otros escritores
que trataron los mismos o similares asuntos.
-Es que me ha recordado, un
poco, ya me perdonarás, a El Mundo de Sofía, aunque aquello era, mucho
más claramente por el planteamiento y mucho más un libro de divulgación
filosófica…
-Sí, está claro. Como te decía, “El mirofajo” tiene
otra orientación. También quiere divertir e informar, pero, sobre todo,
pretende hacerse y hacer preguntas radicales, es decir, de las que van a la
raíz de las cosas. El epílogo que ha escrito Julio Anguita sobre mi libro es
fascinante, porque en unos pocos folios ha hecho una radiografía perfecta tanto
de lo que el libro es en sí mismo, como de las intenciones del autor. Nunca
agradeceré lo suficiente a Julio sus palabras.
-El padre es un hombre “de orden”, aún cuando
el poder, de la mano del Rey, la Corte y demás…le ha encerrado en la cárcel,
privándole del bien más preciado, la libertad y, ha condenado, también,
al hijo con la pérdida de la libertad de éste en el reformatorio,
desconociendo como se le está tratando…pero el padre parece “conforme”….o
sea, sigue “el orden establecido”….Es como si “negase la mayor”….
-No deseo desvelar la personalidad del padre porque su psicología es, sin
duda, parte de la trama y del tema de la novela. Pero está claro que responde a
un patrón bien reconocible, muy extendido, por cierto. Diré, en todo caso, que
“El mirofajo” trata de muchas cosas y,
particularmente, de la importancia de la ejemplaridad. Hace poco terminé de
leer “El inmoralista”, de André Gide,
en la que el autor francés recuerda que lo que nos ha quedado de los grandes
filósofos de la historia no es tanto sus mensajes como sus ejemplos.
-Creo que Karl el compañero
del padre encarcelado es el más agudo, el auténticamente librepensador, el que
va a más y el que piensa más allá de los establecido…como “la bella oveja
negra”..
-Los nombres de los personajes son muy importantes: Karl, Friedrich, Mijail… Creo que no es
necesario dar más pistas. Desde luego, Karl es mi favorito, pero confieso que
he saqueado a todos los clásicos del pensamiento crítico, no solo a Marx. Estos
tiempos que vivimos lo piden a gritos.
-¿Qué crees que iba
percibiendo el hijo desde su “reclusión” en el reformatorio?
-Hay que ponerse en la piel de un niño casi adolescente que vive acosado
por un medio hostil, como es un reformatorio. Su padre es no solo su referente
más próximo, sino también su auténtico héroe, la única persona en la que poder
confiar. En esto, no hay nada novedoso. Todos somos, en cierta medida, lo que
han sido nuestros padres. Al menos en mi caso, no me imagino sin el ejemplo que
ellos me dieron.
-Hasta pienso que el
carcelero Friedrich piensa más o le da más al
razonamiento que el padre apresado en Selbstbetrug
porque él toma iniciativas por él mismo: le trae las mejores viandas con las
que puede hacerse, la mejor cerveza…iniciativas que “rompen” con las órdenes y
reglamento que tiene establecido…
-Lo
explica muy bien Julio Anguita, pero como lo hace en el epílogo, es decir, al
final de la novela, al lector no le hurta la posibilidad de descubrir por sí
mismo el papel de este personaje. Coincido contigo en que Friedrich
es, además de un admirador intelectual de Karl, su apoyo material y hasta
moral. Me encanta este personaje, su bonhomía, su espíritu solidario, su
lealtad.
-Otro punto es el recurso
que se tiene en la Iglesia , esa devoción
claustrofóbica que el padre impregna en todo…ese “casi buenismo”…
-Por “El mirofajo” pasan las grandes
instituciones que soportan y promueven el sistema. La Iglesia no puede quedar
fuera de los comentarios del narrador, de quien escribe las cartas. Todo lo que
se dice de ella se lo ha ganado a pulso ella misma. Hablas de buenismo. No sé si ese es un término adecuado. Tal vez sí,
si le añadimos unas cuantas dosis más de egoísmo. El resultado es más bien
cínico.
-Me da que el hijo a la
vista de la naturalidad que desemboca “la crisis familiar” desde un primer
momento se debió sentir como descolocado, como hasta un poco desencantado con
la postura del padre…
-El hijo está entrando en la adolescencia, una edad crítica en la que sigue
absorbiendo como una esponja todo lo que le rodea, para bien y para mal. Por
supuesto, se sentirá descolocado, como cualquier joven que aún no posee claves
propias para entender el mundo que lo rodea y necesita observar, valorar,
aprender y, finalmente, reaccionar. Tal vez, aquí, en esta pregunta que me
haces, hay otra novela, aún por escribir. ¿Qué habrá sido de ese muchacho,
después de lo sucedido en nuestra novela? ¿Qué camino habrá seguido en la vida?
Tengo un cuento publicado en mi libro “Amores que atan”,
titulado “La zurda mágica de Washington Perdomo”, que avanza una respuesta que
es bastante desoladora.
22365
El mirofajo o las reglas del juego. Manuel García Rubio
208 páginas 15 x 12 cms.
17.90 euros
Los Libros del Lince
El niño que señaló la desnudez
del rey ha sido enviado a un reformatorio. Y su padre da con los huesos en la
cárcel. Preocupado por el futuro de su hijo, le escribe cartas en donde le
explica qué hacen los ricos para seguir siendo ricos. Una novela que es al
mismo tiempo reflexión política y filosófica, e ilustrada por LPO. "El
ritmo narrativo, la inteligente exhibición de sentido común y tensión histórica
confirman una deliciosa y atractiva incitación al riesgo, a mojarse, a no tener
miedo a pensar... El lector se sentirá atraído por el ritmo expositivo y la
pedagogía exhibida en los ejemplos, dibujos o historias que acompañan todo el
relato... Pero pronto descubre que hay toda una reflexión que Sócrates hubiera
firmado". Epílogo de Julio Anguita
Manuel García Rubio
Nacido en Montevideo y reside en Oviedo desde los diez años. Premio Ciudad de
Salamanca por la novela "LA CASA EN RUINAS".
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