Cazarabet conversa con... Joaquín
Casanova, responsable de Mira Editores
Conversamos con Joaquín Casanova sobre el
mundo del libro y el mundo editorial.
Nos vamos de conversación sobre el mundo del
libro como librero y como editor…como trabajador de un sector que se ha
avivado, quizás revitalizado, con una pandemia que nos ha cerrado el paso a las
maneras de socialización clásicas…la gente ha encontrado, los que ya lo eran y
los que no y se han incorporado, en los libros un refugio y un mundo en el que
abrirse paso…
Entrevistamos a Joaquín Casanova como editor
de Mira Editores y hablamos, ya entonces, un poco, también de su faceta de
librero, pero hoy queremos o pretendemos adentrarnos un poco más y hablar de la
salud del sector en tiempos estos un poco especiales para todo y para todas y
todos.
Cazarabet
conversa con Joaquín Casanova:
―Joaquín, antes de nada,
queremos darte las gracias por la generosidad de estar siempre tan receptivo
con nuestro proyecto de Difusión Cultural, al que le gusta tanto acercarse al
libro... Joaquín, ¿cuándo decides, sabemos que nos remontamos a más de
cincuenta años, ser librero? ¿Por qué eliges este trabajo?
-En el verano de
1963, entré como aprendiz en la librería General, y esto sucedió porque
suspendí uno de los tres exámenes de cuarto de reválida. Mi padre, como buen
maestro, me animó a trabajar, sobre todo por no estar todo un año prácticamente
parado preparándome este único examen. Por una casualidad, necesitaban
aprendices en dicha librería, y ahí me presenté y entré como tal un 3 de agosto
de 1963. Así que, si la salud y la pandemia me lo permiten, el próximo año 2023
cumpliré sesenta años en este hermoso y maravilloso oficio. Creo que estaba
predestinado, ya que cuando acompañaba a mi padre a algunas de las librerías de
Zaragoza (Aragón, la Editorial, la Académica, la General, etc.), mis ojos se
abrían emocionados ante los anaqueles llenos de libros.
―¿Qué significa, amigo, ser librero en
el siglo XX, y cómo fue el tránsito y está siendo en este bien entrado siglo
XXI en el que ya la tecnología deja leer más allá del papel impreso?
-Ser librero en
el siglo XX, y antes de que se creara la amplia red de bibliotecas que hoy
existen, suponía el ser el transmisor de la creación literaria en todos sus
ámbitos, entre autores y lectores. Y en ello había que poner corazón, pasión
por la profesión y saber recomendar una buena historia a los lectores. En este
siglo XXI, el lector ya tiene más información a través de distintos medios,
pero, aun así, es imprescindible que un buen librero sea a la vez un buen
lector. Entre las ventajas de un libro impreso en papel, frente al libro
electrónico, destacaría, además del orgullo de poder regalar ese libro como un
objeto del que poder disfrutar (una edición cuidada, desde un punto de vista
también estético), la posibilidad del encuentro entre el autor y el lector para
poder charlar sobre la obra, y, cómo no, tenerla dedicada del puño y letra del
autor de la misma.
―Aunque
como el papel no hay nada, ¿verdad? Es especial leer un libro en papel..., es
que no es lo mismo.
-Yo no podría
vivir, tanto como lector como librero, sin el libro en papel, pues ya solo el
olor a tinta impresa me parece un perfume insuperable. No es lo mismo una
pastilla con sabor al mejor jamón que una loncha recién cortada, y si es jamón
de mi tierra, ¡¡mejor!!
―Hay
libros de consulta, de pura investigación y demás que sí que, creo de veras,
tienen más encaje en el mundo del e-book, pero los hay que no lo acabo
de ver. ¿Qué nos puedes decir? ¿Qué te plantean los escritores? Esto te lo
pregunto como editor.
-Como editor
(otra de mis facetas), he pensado y mucho sobre el e-book, pero no lo tengo
tan claro como para ofrecer mis ediciones en formato electrónico. Los autores,
salvo alguna excepción, hasta el día de hoy no me han propuesto nada al
respecto. La experiencia no ha sido como para plantearme otra manera de editar.
Si para los autores su creación es como un hijo, para mí son como nietos a los
que necesito tocar y sentir.
―Y
ahora, como librero, te pregunto: ¿el público lector sigue prefiriendo el
papel? ¿Qué demandan las nuevas generaciones, papel o soporte digital?
-Hay muchos
lectores que prefieren el papel, y otros compaginan ambos soportes, pero, sobre
todo, necesitan librerías y libreros que les aconsejen y puedan así compartir
sus experiencias lectoras. Esta vinculación es vital para la mayoría de los
buenos lectores. El lector es consciente de qué es y qué representa un librero
y una librería en una sociedad como esta. El hecho de poder “ver” los libros,
“tocarlos”, de estar en un espacio donde poder hablar libremente, preguntar,
debatir, buscar información, compartir, etc., y de encontrarnos cara a cara con
la esencia de lo que es el libro en papel. Es decir, el lector entiende que
somos una especie de agente cultural, a la vez que en muchos barrios y pueblos
la librería se ha constituido en un punto de encuentro de la vida ciudadana.
―¿Lo más importante de la difusión
cultural a través de los libros es que la gente lea?
-Siempre he dicho
y lo repetiré cuantas veces haga falta que «una persona que lee es una persona
que piensa», sea por medio de la compra de libros o como lector de una
biblioteca, pues al final, el buen lector trata de tener su propia biblioteca.
―¿Crees que en la pandemia y durante la
misma se ha sumado más gente al club de la lectura? ¿Crees que hay un perfil de
lector pospandemia? ¿Han cambiado los hábitos lectores?
-La pandemia ha
hecho que la persona que lee, en su reclusión, lea más y, a partir de ahí, es
verdad que gente que no leía, o leía poco, han encontrado en la lectura una
manera de llevar el confinamiento más llevadero y seguir con el hábito de la
misma.
―Por cierto, ¿cómo fue el
estrecho paso por el largo periodo de esta pandemia, sobre todo, en los
primeros tiempos tan duros de confinamiento?
-El confinamiento
obligó a los libreros trabajar el desarrollo y el servicio online, aunque
esos casi dos meses cerrados, las presentaciones de libros canceladas y los
aforos reducidos de los meses siguientes supusieron una importante merma
económica de la que todavía no nos hemos recuperado.
―Que la
mujer como escritora, editora y librera ha irrumpido en el mundo del libro de
una manera fenomenal es innegable y, además, es que, ya me perdonarás, lo hacen
bien, muy bien..., hay plumas potentísimas. Hace unos cuantos años esto no se
imaginaba, pero la mujer ha roto con muchos techos, aunque quedan otros por
asaltar, eso seguro. ¿Qué nos puedes decir en cuanto al mundo del libro que
vives y con el que convives?
-Las libreras lo
están haciendo muy bien, pues en sus espacios se nota un toque o mano especial,
tanto en su manera de exponer sus libros como la buena selección del fondo.
Saben recomendar muy bien y sus librerías son verdaderos agentes culturales
(presentación de autores, charlas, etc.) amén de conectar perfectamente con la
comunidad de lectores que tienen cerca o alrededor de la librería. Con la
pandemia, han sabido prolongar su presencia en el sector, activando nuevamente
el impulso cultural, por lo menos, en el ámbito del libro. Con respecto a mi
opinión personal del mundo del libro, quizás, por mi pasión personal, no sea
todo lo objetivo que debiera ser, pero sí puedo decir que
si no se vive con pasión este mundo de la creación, difícil lo tiene quien no
la sienta desde el primer minuto dedicado a esta bella profesión y pensando
siempre que todos los días se puede aprender algo nuevo. Los tiempos cambian y
hay que adaptarse a cada nuevo desarrollo, tanto social como tecnológico.
―Volvamos
a retomar otro hilo conductor de nuestra conversación. Poco a poco, te vas
haciendo con, permíteme la libertad, un pequeño «holding librero», de trato muy
cercano, dentro de Zaragoza...
-No me gusta
mucho la palabra «holding», pero si sirve para haber logrado crear un lugar
donde hay una simbiosis entre lectores y un espacio donde encontrar un
profesional y amigo, entonces sí acepto dicha palabra, ya que entiendo que se
refiere al holding de amigos de nuestro espacio y de nuestros años
dedicados cada día a esta profesión.
―De tu
primera librería hasta ahora hay un largo recorrido, ¿verdad? Supongo que mucho
trabajo, compromiso, superación... Y menos mal que eres también distribuidor,
haciendo de puente entre editoriales y libreros. Por cierto, ¿cuándo y por qué
te sumerges en el mundo de la distribución editorial? ¿Cómo ha sido esta aventura?,
una labor menos conocida y poco reconocida, ¿verdad? ¿Qué nos puedes decir?
-Siempre entendí
este mundo del libro como un TODO. Es verdad que primero fue la librería, y
luego, al dar el salto a la edición (con MIRA EDITORES, hace ya casi cuarenta
años) porque vi que en nuestra tierra los creadores no encontraban un lugar
donde poder publicar, también se creó la distribuidora para distribuir ese
fondo, no solo en Aragón sino en el resto de España, a través de la relación
comercial con otros distribuidores.
―El
crecer librería a librería, ¿qué te suponía? ¿Querías darle un perfil distinto
a cada nueva librería?
-Crecer en un
momento era una necesidad obligada, pues o creces o te estancas. Por eso se
crearon distintas librerías, una de ellas, dedicada al libro de texto, desde
infantil hasta bachillerato y ciclos formativos, otra a material de papelería y
oficina, y otras dos librerías más que al final se integraron en librería
Central por tener espacio para integrarlas.
—También te
hiciste editor, con Mira Editores, un editor que quería apostar, y lo sigue
haciendo, sobre todo, por plumas aragonesas. ¿Qué nos puedes contar? Además,
das voz a autores noveles que empiezan con vosotros...
-Me hice editor
no solo por amor al libro, sino porque en Aragón, aparte de las ediciones
oficiales, había un gran vacío en este campo, y los pocos autores aragoneses
que publicaban lo hacían en editoriales de Madrid o Barcelona (que, además,
eran sus lugares de residencia). Es verdad que muchos de los autores que vivían
aquí, en Aragón, me invitaban a que me hiciera editor, y, viendo que podría ser
mi aportación, una manera de agradecer lo que me estaba dando este mundo del
libro, no me lo pensé, a pesar de los riesgos que supone el no saber si podría
tener éxito y sostener la idea durante mucho tiempo. Han pasado muchos años
desde este inicio empresarial y puedo decir que, si en lo económico, dado que
no soy ninguna multinacional, no es para lanzar las campanas al vuelo, sí se ha
logrado mantener en el tiempo, con el orgullo añadido de que muchos autores que
empezaron a publicar conmigo luego fueron fichados por grandes editoriales de
ámbito nacional. Otro motivo de satisfacción han sido las publicaciones de
temas aragoneses (en todos los campos) que, de no haber existido mi editorial,
en esos años, quizás se hubieran perdido en los cajones de los autores.
—Pero empezar con un editor no
significa quedarse con la firma editora, ¿de qué depende? Desde Aragón y en
Aragón surgen grandes letras, muy buenas historias, excelentes plumas, pero,
claro, no todos ni todas se quedan a jugar en las editoriales de aquí, porque
supongo que los grandes grupos, ubicados en Madrid o en Barcelona, pagan
más..., aunque también les exigirán más...
-Las grandes
multinacionales de la edición (sitas, como muy bien dices, en Madrid o
Barcelona) siempre están a la caza y captura de autores que sobresalen en las
pequeñas o medianas editoriales, sobre todo, por su capacidad y su vinculación
a los grandes medios de comunicación, tanto escritos como audiovisuales, lo
cual les da una gran ventaja en cuanto a la difusión de sus publicaciones,
además de influir en las ventas. Y, por supuesto, las exigencias de cara a los
autores son mayores, independientemente de la capacidad económica.
—Hoy en día,
si uno tiene la afición de escribir, es muy probable que no tendrá grandes
dificultades en publicar porque hay bastantes editoriales que te ofrecen editar
tu manuscrito. Amigo Joaquín, ¿qué tiene esto de bueno y de malo? Imagino que
no todo lo que se edita tendrá la «calidad necesaria» ...
-Lamentablemente
es así, porque la publicidad y la capacidad de difusión de los grandes grupos
editoriales ayuda a que se vendan libros de calidad media.
—Aunque, ¿qué
es tener esa «calidad necesaria»? A mí me daría coraje tener que decir que «no»
...
-Claro que da
coraje muchas veces el decir que no a textos muy bien escritos, pero también
hay que tener en cuenta que la economía de producción no da más de sí.
―En
Aragón, además, hay un muy buen nivel entre los editores... Estáis vosotros,
Pregunta, El gato negro, Xordica, Olifante, Doce
Robles..., etc. ―Por favor, que me perdonen a los que no nombro...―
¿Qué nos puedes decir? ¿Y cómo son tus relaciones con ellos? ¿Cómo están las
relaciones entre los diferentes editores?
-Las relaciones
son las normales, aunque también es lógico que cada editor piense y trabaje en
enriquecer su catálogo.
―Y
después está la incesante labor editora de Prensas Universitarias y de
institutos e instituciones, como Rolde o la Institución Fernando el Católico, que también realizan una labor en pro de la
lectura y de la investigación en diversos campos que es insustituible, ¿qué te
parece? Por no hablar de los Grupos de Estudios, que son un «suma y sigue»...
Todas las instituciones
o editoriales que aporten calidad y faciliten que autores de aquí puedan
publicar no son competencia, sino que ayudan a que se nos tenga más en cuenta
fuera de nuestros límites autonómicos.
—Todo esto del
libro, aquí en Aragón, lo unifica el Centro del Libro de Aragón, con un José
Luis Acín que no da puntada sin hilo...
-Efectivamente,
así es. El Centro del Libro, dirigido por José Luis Acín,
es necesario que exista. Pero también sería necesario que tuviera mayor
dotación económica para poder estar presentes en otras ferias del libro, tanto
nacionales como internacionales (como así fue no hace muchos años) y permitir
que nuestras publicaciones estuvieran en el mayor número de escaparates
posibles.
—Lo malo del
caso es que, en esto del libro, sobre todo, desde el mundo editor, todo está
muy polarizado entre las dos grandes macrourbes,
Madrid y Barcelona..., y a los editores de otros lares qué pasa que os es
difícil meter cuchara...
-De hecho,
nuestra representabilidad es pequeña, en cuanto a
poder influir en los gremios de Madrid y Barcelona, donde se cuece todo, o casi
todo, a efectos de estar presentes y tener protagonismo en los grandes eventos
del libro, pues, aunque se puede asistir, el coste de los mismos no está al
alcance de los pequeños editores.
—Por no hablar
de los grandes grupos editoriales que se han creado a base de fagocitar a otros
sellos más pequeños, porque lo que hacen es fagocitar. ¿Qué nos puedes decir al
respecto?
-¿Fagocitar? Está ahí y es una constante
en este mundo, tanto del libro como de otros sectores. Es verdad que estos
últimos años la fagocitación ha sido una constante, pero también es verdad que
era, desde cierto punto de vista, necesaria, ya que había una gran dispersión.
―¿Cómo se podrían combatir estas dos
cuestiones que te comentaba en las dos preguntas anteriores?, si es que se
pueden combatir, claro ―al respecto, soy bastante pesimista―...
-¿Combatir? Si combaten entre los
grandes, ¿qué podemos aportar para evitarlo los editores de provincias? Habría
que recordar las palabras de Sancho Panza a don Quijote, pero al revés: «Que no
son molinos, que son gigantes».
―Hay
otras ciudades en el conjunto del Estado, como Sevilla, Granada, Valencia,
Bilbao, Pamplona, Oviedo, Santiago de Compostela, A Coruña...― ―por
nombrar algunas de las que me han venido a la cabeza con proyectos editoriales
muy, muy interesantes y de calidad― que tienen mucho que decir. ¿Estáis
en contacto los editores más allá de las grandes urbes y de los grandes grupos
editoriales? ¿Hay unión y reunión, nunca mejor dicho, de las pequeñas
editoriales para hacer frente a los grandes sellos, para ayudaros entre
vosotros...?
-Aunque existe
una Comisión de Pequeños Editores en el Gremio de Editores de España que, por
lo menos, nos permite presentar propuestas o ideas, poco más podemos hacer.
Solo con constatar que el presidente de dicho gremio suele pertenecer a la
plantilla de una de las grandes editoriales y, además, radicada en Madrid, está
dicho todo.
―Amigo
Joaquín, a algunos políticos les da la risa floja de la autocomplacencia la
implantación, aquí en Aragón, de Amazon en la Plataforma Logística...
Personalmente, me da una tristeza infinita porque Amazon será la puntilla final
de mucho pequeños y medianos comerciantes..., la calle perderá el alma del tendero...
Como librero, ¿qué nos puedes decir? (Hay que recordar que a lo primero que se
dedicó Amazon fue a vender libros).
-Los políticos,
en su mayoría (alguna excepción hay), piensan más en la foto que en la realidad
que estamos viviendo, y es que no hay más que ver las calles de cualquier
ciudad, como en la que yo vivo (Zaragoza) para comprobar la cantidad de locales
vacíos y la tristeza que esto da. ¡Con lo importante que es el comercio de
proximidad!, sobre todo, para las personas mayores que solo tienen este tipo de
comercio para facilitar su vida cotidiana. Lo de Amazon no tiene nombre, por
las facilidades que encuentran en nuestras instituciones públicas para
establecerse. Estoy convencido que de aquí a no muchos años, se nos implantará
un chip en el cerebro donde almacenaremos todo tipo de conocimientos, y yo me
pregunto: ¿Tendrán Amazon y nuestro mundo del libro posibilidad de existir como
tales en ese escenario?
―Qué les
dirías a los políticos que les dan oxígeno y que, además, no sé cómo lo ven,
porque solamente hay que constatar dónde paga sus impuestos Amazon y dónde los
pagas tú como librero, editor, distribuidor..., Joaquín, ¿cómo ves el presente
y el estado de salud del libro y cómo crees que será en un futuro más o menos
cercano?
-Con mi respuesta
anterior creo que lo digo todo, pero añado que quienes leímos 1984
de Orwell pensábamos que era imposible que ese «ojo que todo lo ve» llegara a
hacerse realidad, pero ahí estamos, nos tienen controlados por medio de los
móviles, de las cámaras en muchos puntos de nuestras calles, comercios, etc. No
tardará el día en que podamos acceder a todo conocimiento mediante un chip. Y
qué mejor modo de terminar esta entrevista que recomendando la novela de José
María de Teresa 2037. Paraíso neuronal para que los lectores
descubran las claves del futuro que nos espera.
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