La Librería de El Sueño Igualitario

4154155e208747fd82b87c34390196d9.jpgCazarabet conversa con...   Miguel Marco Igual, autor de “La injusticia de un olvido. El mundo de Marcelino Pascua (1897/1977) médico y político” (UNED)

 

 

 

 

 

 

 

 

Miguel Marco Igual escarba y nos aproxima la vida de un hombre, médico y político fundamental. El libro lo ha editado UNED.

Enlaces que te pueden ir bien:

https://www.youtube.com/watch?v=GYaVyFz2wFI

Ya escribió , Miguel Marco, un anterior libro:

https://www.todostuslibros.com/libros/medicos-republicanos-espanoles-en-la-union-sovietica_978-84-96495-38-8

Sus colaboraciones en prensa, artículos y demás:

https://dialnet.unirioja.es/servlet/autor?codigo=2453603

Este libro es una publicación de la Editorial UNED en colaboración con el Centro de Estudios de Migraciones y Exilios de la UNED (CEME-UNED). El CEME-UNED se creó en 2010 con el objetivo de constituirse en un espacio de referencia para la investigación, el conocimiento y la divulgación del fenómeno migratorio histórico y contemporáneo. A través de diversos proyectos multidisciplinares fomenta la colaboración entre instituciones nacionales e internacionales dedicadas al estudio de estos temas. Marcelino Pascua (Valladolid, 1897 - Ginebra, 1977) es prácticamente un desconocido en la actualidad, pero fue un protagonista destacado de la medicina y la política española de su época. Es la figura más importante de la estadística médica y epidemiología españolas, y su prestigio se extendió al ámbito internacional como especialista de la Sociedad de Naciones y director de la División de Estadísticas Sanitarias de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

 

 

Cazarabet conversa con Miguel Marco Igual:

AAIAAQDGAAAAAQAAAAAAAAvOAAAAJDFjMzRkOWI5LTAyZjItNDQ0My1hNWYzLWQ5NTY0NDdhZTUwMg.jpg-Miguel, ¿nos puedes acercar a Marcelino Pascua, más allá del médico? Nos interesa mucho cómo era como persona…te habrás podido hacer una buena idea, después de investigar tanto sobre él...

-Don Marcelino era una persona de origen humilde, inteligente y despierta, que estudió con la ayuda de becas y de su propio trabajo. Su carácter era suave en las formas, pero decidido y firme en sus convicciones, siempre de talante progresista, típicas del regeneracionismo de la época.

Podemos intuir en su juventud un deseo de salir al extranjero y conocer mundo; de ahí su rápido aprendizaje de los idiomas francés, inglés y alemán. Otra de sus cualidades más importantes era su firme reserva para los temas en los que debía guardar discreción, lo que fue clave para desenvolverse en política y, en parte, gracias a ello y a su meticulosidad, conservó tantos documentos de la época de la guerra de España, para que quedara constancia cabal de las delicadas tareas que había desempeñado. Durante la guerra civil, afirmaba a sus amigos que él solo se debía a sus ministros de turno, al jefe del Gobierno y, en parte, al presidente de la República. Si alguien dudaba de alguna de sus actuaciones, sus documentos hablarían por él en el futuro, como así ha sido.

Aunque algunas personas lo tachaban de rígido y distante, era sociable y buen conversador, y sabía discutir los argumentos de los demás de manea educada. Probablemente, como contrapartida a su origen humilde, tenía un prurito algo exagerado por vestir de manera elegante y era aficionado a la buena mesa, un gourmet.

-¿Y como médico?; ¿por qué hablas de “su formación peculiar”?

-Por una parte, por el desarrollo de su formación académica, obteniendo buenas notas durante sus tres primeros cursos en Valladolid, pero con un final de carrera en Madrid mediocre, seguramente porque tenía otras prioridades relacionadas con la supervivencia económica y sus inquietudes sociales. No se mostró inclinado hacia la práctica clínica y eso siempre se lo reprocharon sus detractores de la clase médica conservadora, que le acusaban de no haber visto un enfermo en su vida, lo cual tiene visos de ser cierto, pero esto no significa que no fuese un gran profesional en el ámbito que eligió. Posiblemente, su estancia en el Laboratorio de Bacteriología de la Residencia de Estudiantes y la facilidad que tenía para las matemáticas orientaron sus intereses hacia la epidemiología, en aquella época relacionada esencialmente con las enfermedades infecciosas, la estadística sanitaria y los temas relacionados con la Salud pública en general.

IMG_3724-768x1125.jpg-¿Qué te ha hecho investigar sobre este médico y también político?. ¿Qué supuso Marcelino Pascua como médico y como político…en las huellas de la memoria?

-Hace una década llevé a cabo una investigación sobre los médicos republicanos españoles que residieron en la URSS. El más destacado de ellos fue el embajador Pascua, que permaneció 18 meses en Moscú, entre 1936 y 1938. Me dio la sensación de encontrarme con un personaje misterioso y casi desconocido, a pesar de que en su tiempo llegó a ser bastante popular, y me propuse desentrañar esa paradoja. Aparte de las descalificaciones franquistas, no aparecieron en España referencias sobre Marcelino Pascua hasta las notas necrológicas que se escribieron a raíz de su muerte en 1975, y el interés de algunos autores como Josep Bernabéu-Mestre en su faceta médica y Ángel Viñas en la política.  

-Sus orígenes, la manera de ver y percibir las circunstancias, las compañías a las que se acerca, las amistades que hace y  todo su alrededor,¿ hace que su ideología se aproxime al PCE  y vaya evolucionando hasta situarse en el PSOE o qué crees que lo hace aproximarse más a esa ideología que a cualquier otra?. ¿Qué significaba el “ser socialista” o el dar el paso hacia el socialismo…en aquellos años para un médico?

-La familia Pascua tenía un origen obrero y su hermano mayor Antonio era de ideas socialistas. El joven Marcelino se formó políticamente en Valladolid de la mano de Remigio Cabello, una de las figuras más señeras del socialismo de la época. Es evidente que sus preocupaciones sociales debieron ser un factor importante en su marcha a Madrid en 1919 y allí ocuparon una parte destacada de su tiempo, hasta el punto de descuidar sus estudios de Medicina. Afiliado a la Agrupación Socialista Madrileña, era uno de los miembros más activos de la Escuela Nueva, una especie de escuela socialista para obreros, a la que representó en el proceso que condujo a la fundación del PCE. Como muchos otros militantes de primera hora del Partido, pronto abandonaría la militancia comunista y a finales de la década de 1920, tras pasar bastante tiempo en el extranjero, se reintegraría al PSOE.

-Dices o manifiestas, con la misma certeza, ya desde el mismo título, que era tan  médico como político, ¿tanto  le podía la política en su particular mundo?. Era pasión lo que sentía por la política?

-Bueno, era un médico profundamente interesado por la política y uno de los intelectuales más destacados del Partido Socialista. Hombre de acción, su especialización profesional iba dirigida hacia la política sanitaria, al orientar sus pasos hacia el conocimiento del impacto de las enfermedades en la población, lo que le llevaría desde su puesto de jefe de Estadísticas Sanitarias a organizar un sistema eficaz de registro de los datos de mortalidad y morbilidad en España, y como director general de Sanidad en el primer bienio republicano a la modernización de la estructura sanitaria del país, una actuación con elevado contenido político. Sus preocupaciones político-sanitarias no quedaban restringidas al ámbito nacional e incluso durante su gestión de la Sanidad española, continuó participando como experto en reuniones internacionales y en viajes encomendados por la Organización de Higiene de la Sociedad de Naciones, por ejemplo en Bolivia (1930) y la URSS (1932).

Como diputado a Cortes Constituyentes, además de defender los intereses de la provincia de las Palmas, a la que representaba, participó activamente en la defensa de su departamento y en diferentes comisiones parlamentarias, como la del Estatuto Catalán. Luego, la amistad incondicional con Juan Negrín le condujo a aceptar durante la guerra civil puestos de gran responsabilidad como embajador en Moscú y París, siendo una de las personas más cercanas al presidente del Gobierno.

Asimismo, como activo institucionista que era, se integró desde los años 20 en muchas iniciativas político-culturales, siendo miembro de la directiva de la Escuela Nueva, de las Misiones Pedagógicas o de la Junta Constructora de la Ciudad Universitaria de Madrid. Resumiendo, Marcelino Pascua eran un animal político por vocación.

imagen11.jpg-Claro sus amistades le “reafirman”, tanto a nivel humano como a nivel político,

-Pascua, aunque reservado para los temas que requerían su discreción, era un ser sociable y abierto con las personas que le inspiraban confianza. Tenía muchos amigos, tanto entre los políticos como entre los institucionistas y los profesionales de la Medicina que colaboraron con él en la gestión de la Sanidad. Entre los políticos, no cabe duda que sus grandes amigos fueron Juan Negrín, Pablo Azcárate y Julián Zugazagoitia, que consideraban a don Marcelino, que era soltero, como un miembro más de sus familias, en las que ejerció de "tío" y a veces de tutor para sus hijos. También era uno de los miembros más vitales de la Institución Libre de Enseñanza, en la que fueron sus amigos más cercanos, aparte de Negrín, Paulino Suárez, Santullano, Jiménez Fraud y Hernández Guerra, entre otros. Sólo hay que leer la correspondencia con Zugazagoitia o Vicente Polo, su número dos en Moscú, para darse cuenta del afecto y fidelidad que profesaba hacia sus amigos. Personas como Zugazagoitia, Cruz Salido, Méndez, e incluso el president Companys -otro amigo de Pascua, a pesar de que la fama que tuvo de anticatalán-, utilizaban a don Marcelino para que influyera sobre Juan Negrín, que tenía fama de inabordable.

-Tal como vamos leyendo tu libro vamos intuyendo a un humanista, ¿es así?

-Era una persona extremadamente culta y muy leída. Volcaba su curiosidad hacia temas tan variados como la ciencia, la historia, la geografía, la política, la literatura y hasta el deporte. Era socio de la National Geographic Society e incluso recibía regularmente su revista en Moscú, donde también estaba suscrito a La Vanguardia y a la prensa internacional. Tuvo un trato habitual con los integrantes de la generación del 27, Lorca, Buñuel, Salinas, Moreno Villa, de la que podía ser considerado un miembro más, aunque desde luego no en el mundo de la expresión literaria, para la que no estaba especialmente dotado.

-Además tiene un rasgo muy común con mucha gente que califico como humanistas, le gustaba mucho escribir cartas desde sus dos pasiones: la medicina y la política, ¿verdad? Aquí veo mucho el paso por la Institución Libre de Enseñanza, ¿es así? Se le debe mucho a lo que somos y hacemos en nuestro período maduro al período de formación, ¿verdad?...período que, a menudo, parece que dejamos un poco “...a la suerte…” y es más que importante y trascendental, ¿qué nos puedes reflexionar?

-No es nada sorprendente tanta correspondencia, dado que Pascua pasó largas temporadas en el extranjero. Ejemplo de ello, son sus cartas y postales dirigidas a su amigo León Sánchez Cuesta, el librero de la Generación del 27, durante su época de formación en Londres y Baltimore, y desde Ginebra y otras ciudades europeas cuando ya trabajaba para la Sociedad de Naciones, documentos que se conservan en la Residencia de Estudiantes.  

Esto también es evidente en su correspondencia durante la guerra civil. Hemos de tener en cuenta que sólo vivió en España hasta septiembre de 1936 y tuvo el hábito de conservar muchas de sus cartas y telegramas, que se conservan en el Archivo Histórico Nacional (AHN) gracias a la iniciativa de Ángel Viñas. Sus interlocutores principales fueron Julián Zugazagoitia, dotado de una prosa ágil y vivaz, y Vicente Polo, su colaborador en la embajada de Moscú. También hay correspondencia con Negrín y Jiménez de Asúa, y otra más oficial con sus ministros de Estado, Giral y Álvarez del Vayo y cargos del Ministerio. En cambio son escasas las cartas que se conservan en el AHN de sus amigos institucionistas, aunque tuvieron que ser frecuentes, porque estaba al tanto del devenir de muchos de ellos, especialmente durante el exilio. Lo mismo pasa con Pablo Azcárate, probablemente su amigo más intimo, del que se conserva poca correspondencia entre esos documentos. En la segunda mitad de los años 40 sostuvo un intercambio postal fluido y cordial con Indalecio Prieto y su médico personal Rafael Fraile, a pesar de ser Pascua una de las personas más cercanas a Negrín.

37654803.jpg-Un médico muy, muy comprometido en crecer en su formación de forma continua y continuada, ¿lo ves, también, así?

-Era un gran estudioso, estaba al día de las principales revistas de su ramo, como Biometrika, cuyos números parecía conocer al dedillo desde su fundación en 1901. Cuando escribió su tratado sobre Bioestadística, publicado en 1965, utilizaba como fuentes bibliográficas los artículos originales, a veces de principios de siglo e incluso solicitaba autorización a sus autores, si estaban vivos, para citarlos. Era muy meticuloso y se mantuvo siempre en primera línea de la Estadística sanitaria y la Epidemiología de su tiempo.

-Salir a impregnarse  e interrelacionarse en otras escuelas, institutos, centros hospitalarios, fundaciones por aquellos años le debió de enriquecer mucho y poner muy por encima del digamos nivel general, ¿cómo lo vivía él esto?; Se dice que ese intercambio nos hace mejores en todos los sentidos y, claro está, en el profesional. ¿Cómo lo ves mirando la figura de  Marcelino Pascua?. Aunque él parte como un médico vocacional, ¿verdad?

-Fue una persona inquieta y curiosa, que aprendió idiomas sin dificultad y era consciente de que su deriva hacia los temas relacionados con la Salud pública le conducirían a salir al extranjero y conocer mundo. Yo creo que su vocación médica estaba relacionada con sus preocupaciones sociales, no le intuyo un gran interés por la clínica. Viajó mucho por el extranjero, durante su especialización médica, luego como experto de la Sociedad de Naciones, y en los años 50 por encargo de la Organización Mundial de la Salud (OMS), asesorando a Gobiernos de medio mundo. Hasta Negrín, en enero de 1956, le confesó que le envidiaba sus frecuentes viajes.

-Amigo, vamos a ponernos un poco en situación y/o contexto histórico. ¿Cómo y en qué momento se encontraba la sanidad española en los años en que Pascua se acerca a la medicina con paso decidido?

-Pascua se licenció en 1922 y se especializó en Inglaterra y Estados Unidos en 1925-1927, durante la Dictadura de Primo de Rivera. En aquella época, la organización de la Sanidad española era rudimentaria, estaba muy poco estructurada, con unos índices de mortalidad general, especialmente la infantil, muy elevados y una clase médica bastante conservadora, con unos gestores de la Sanidad que compartían lo público, a lo que dedicaban muy pocas horas, con lo privado. La Fundación Rockefeller, que por aquel entonces mostraba un talante progresista, pronto advirtió las cualidades del doctor Pascua y lo consideró su hombre de confianza en España, llamado a dirigir en el futuro la Sanidad española. Así, primero lo promovió a la jefatura de Estadísticas sanitarias, para que organizase un sistema de registro de enfermedades que fuese eficiente y permitiera conocer la dimensión de los problemas de salud de la población, para luego organizar una Sanidad moderna, homologable con los países de su entorno. De esta manera, en abril de 1931 se encontraba en el lugar y el momento precisos para acometer esa tarea.

-¿Qué cambios quiere imprimir la II República en la Sanidad Pública?, pero a muchos de estos cambios no llega…

-Al ponerse al frente de la Dirección General de Sanidad (DGS), el doctor Pascua, que disponía de datos epidemiológicos fiables, se propuso organizar y modernizar el sistema sanitario del país, para lo que se rodeó de una generación de profesionales afines, como Sadí de Buen, Santiago Ruesta o José Estellés, que trabajaron con dedicación plena para establecer una nuevo organigrama que abarcase desde el control de las enfermedades infecciosas (paludismo, tuberculosis, tracoma, enfermedades venéreas, lepra, etc) hasta la asistencia psiquiátrica, reumatológica, del cáncer, etc. Dieron una gran importancia a la atención a la infancia y a las medidas higiénico-preventivas. Establecieron tres niveles de atención, rural, provincial y nacional. También promovieron la investigación médica, y se intervinieron organizaciones anquilosadas como la Cruz Roja y las de la lucha antituberculosa. En tres ejercicios, Marcelino Pascua logró triplicar el presupuesto de la DGS, siendo partidario de pertenecer al Ministerio de Gobernación y no de crear un Ministerio de Sanidad, cuya puesta en marcha habría ocasionado muchos gastos innecesarios. Sus decisiones le granjearon la animadversión de la derecha médica y sus organizaciones, que fueron muy beligerantes contra él por miedo a perder privilegios.  

kod05b.jpg13.-El paso por la Guerra Civil es difícil para todos y todas, ¿cómo lo vive él en particular?, teniendo que marchar muy, muy pronto a requerimiento del presidente Largo Caballero para ser nombrado embajador en Moscú…

-Pascua tuvo un papel activo desde meses antes de la sublevación dirigiendo en la Telefónica el Servicio de escucha de las conversaciones en lenguas extranjeras, y en las primeras semanas de la guerra como intérprete en entrevistas de los miembros del Gobierno con algunos visitantes extranjeros. Luego, tras el año y medio pasado en Moscú, y otro año más en París, ya no regresaría a España.

En el plano personal, la experiencia fue muy dura, sufriendo por su familia, de la que no podía tener noticias fácilmente, y lidiando con asuntos diplomáticos de gran envergadura para los que no recibía instrucciones concretas, en los que debía improvisar, aunque reconocía que las decisiones que tomó en Moscú coincidían con las líneas argumentales del Gobierno. En el ámbito familiar, Julián Zugazagoitia, estuvo muy pendiente de lo que sucedía en Valladolid y realizaba todas las gestiones que le eran posibles.

14.-Desde la URSS, en concreto desde su puesto de embajador en Moscú, experimenta un sentimiento de “soledad” en todas las perspectivas y sentidos, ¿no?, muy duro debió ser, ¿verdad?. No le debió ser fácil ver cómo funcionaba URSS y vivir tragedias como la del asesinato de José Robles…-Pero en aquella embajada y en aquel país no encontró, según lo que voy leyendo, ese sosiego…experimentó, en cambio,  la desilusión y el desengaño?.- Fue una de las pocas personas que se entrevistaron con Iosef Stalin, sucesor de Lenin, y presidente de la URSS y del archipoderoso Partido Comunista y cuando digo que era el cabecilla del partido en URSS miro un poco más allá porque su sombra, la de Stalin y la del Partido, no conocía de fronteras, ¿verdad?

-A comienzos de octubre de 1936 se instaló como embajador en Moscú. Allí gozó de popularidad entre los medios de comunicación y la sociedad soviéticos, disfrutando de un trato privilegiado con el inaccesible Stalin y el resto de altos dirigentes soviéticos, pero se encontraba aislado, desatendido por el Gobierno español, con pocos recursos y casi sin colaboradores, fuera del joven agregado comercial Vicente Polo, desempeñando tareas de gran responsabilidad en temas como el del oro del Banco de España depositado en la URSS y la negociación de la ayuda soviética, la presencia de los grupos de alumnos de aviación que iban a formarse a la Academia de Kirovabad, los marinos de los barcos mercantes y los primeros grupos de niños evacuados. A ello se añadía la incertidumbre por lo que sucedía a sus familiares y amigos de Valladolid. Vivió en directo la época del Gran Terror y compartía con el resto del Cuerpo Diplomático la preocupación por los graves acontecimientos que surgían a su alrededor durante los Procesos de Moscú. Vio desaparecer en los juicios a los dirigentes soviéticos con los que había tratado el tema del depósito del oro del Banco de España y temía por su vida, ya que era el último testigo superviviente. Años más tarde, comentaría a sus familiares que si hubiese contado en un libro todo lo que sabía sobre Stalin y su entorno, habría ganado mucho dinero.  

Suena a tópico, pero Pascua mostró siempre una gran fidelidad para sus amigos. Le dolió mucho la muerte de José Robles en 1937 a cargo de los servicios secretos soviéticos, tanto como en 1940 le afectaría la de Julián Zugazagoitia. Hizo todo lo que pudo para ayudar a las familias y movió todas sus influencias para evitar el fatal desenlace en el caso de Zugazagoitia.

-¿Cómo fue para él vivir la guerra desde fuera?, veía como gente conocida iba muriendo bajo las botas del fascismo…teniendo en cuenta que también pasa a ser designado embajador en París…tierra, también, de desengaños para los valores republicanos, ¿no?.¿Cómo lo experimentó él, en particular, como embajador? Vivió, de primer plano,  la planificación del exilio en cuanto autoridades y altos cargos, como embajador ,pero ¿cómo captó el triste exilio que experimentaron en carne propia millares de españoles y españolas expuestos a las inclemencias climáticas y al delirio de confinar a ciudadanos de la humanidad entre alambradas?

-Como ya he comentado, se encontró muy aislado en Moscú, recibiendo pocas indicaciones desde España, lo que le obligaba a menudo a improvisar, en un periodo en el que todavía no se adivinaba el desenlace de la contienda. Sufría por su familia y sus amigos, tenía pocas noticias, de las que se enteraba por las cartas de Julián Zugazagoitia y sus frecuentes viajes a España.

París fue otra cosa, tan cerca de España y con un ambiente tan enrarecido. Poner orden en la embajada le granjeó numerosas enemistades y se fraguaron intrigas contra su persona. Su tarea era muy difícil, con un gobierno francés de centro-derecha dependiente de Londres, que tenía una política exterior dirigida por Georges Bonnet, italianizante, que no simpatizaba con la República española. Intentó convencer a los franceses de que debían mantener una política exterior más independiente de los británicos y, a pesar del cierre de la frontera, logró que se enviara material de guerra a España a través de procedimientos alternativos. En París tuvo la cercanía física del Gobierno de Barcelona y del otro gran embajador republicano, su amigo Pablo Azcárate, pudiendo trabajar de una manera más coordinada. También formó parte de la Comisión Especial de Hacienda, que gestionaba los recursos económicos de la República en el exterior, y seguía de cerca a otras como la Comisión Técnica de Compras. Asimismo, supervisaba desde la distancia muchos asuntos de la embajada de Moscú. Cuando se produjo la debacle de 1939, coordinó tanto como le fue posible la atención a los internados en los Campos del Sur de Francia y los primeros pasos de la emigración hacia Latinoamérica. Le resultó muy desagradable la presencia en la embajada de don Manuel Azaña y su séquito, con quienes no congeniaba, y que le interferían en sus actividades más urgentes, como eran la ayuda a los refugiados y las negociaciones políticas con el Gobierno francés. Años después recordaría esta época como una de las más difíciles de su vida.

Don Marcelino, ya en su retiro de Ginebra, dejó varios textos escritos que podían ser parte de un libro de recuerdos que se proponía escribir. En uno de ellos pormenorizaba la estancia del presidente en la embajada de París, y en otros dos comentaba sus libros de memorias y la novela Azaña, que escribió Carlos Rojas. También se explayó sobre los intentos de negociación de paz durante la guerra civil, y escribió un texto biográfico sobre Juan Negrín, que ha sido utilizado por diversos autores al hablar del político canario. Uno de estos trabajos, dedicado al asunto del oro de Moscú, apareció publicado en 1970 en Cuadernos para el Diálogo.

A partir de 1939, desde su atalaya norteamericana, contempló con dolor las luchas intestinas entre diferentes sectores de la emigración, desde las tormentosas reuniones de la Diputación Permanente de las Cortes en París, con el enfrentamiento entre Prieto y Negrín, hasta las peleas que sucedían en territorio mexicano. También observó con cierto distanciamiento la pléyade de libros sobre la guerra civil que escribieron en 1939-1940 algunos de sus protagonistas.

kod05a.jpg-Estados Unidos fue su destino después de que marchase de Francia al reconocer este país al régimen de Franco…un crimen para cualquier persona que cree en los valores de la República, ¿no?, ¿qué nos puedes reflexionar? Es que, por parte de los países europeos y demás, la II República no recibió más que verdaderas cargas de traición, después de tantos años todavía nos queda esa sensación, ¿no es así?. ¿Cómo deviene la estancia de este país?

Está más que demostrado que desde el primer momento de la sublevación hubo un posicionamiento británico contrario a la República y permisivo hacia los sublevados y sus aliados del Eje, bloqueando la acción exterior del Gobierno legal a través del Comité de No Intervención de Londres. Por otra parte, el Gobierno francés adoleció de una actitud dubitativa, siguiendo la estela marcada por los británicos, sobre todo en el último año de la guerra, cuando el embajador Pascua estaba en París, con un Gobierno de centro-derecha que obedecía las directrices británicas. Pascua estaba de acuerdo con Negrín en resistir hasta que una nueva coyuntura política europea favoreciese los intereses republicanos. Desgraciadamente, el resultado de la Conferencia de Munich dio al traste con las últimas esperanzas que quedaban. Esta actitud de debilidad franco-británica ante las potencias del Eje, no pudo evitar que a los pocos meses de finalizar la guerra de España se desatase la conflagración europea.

-Marcha, después, a Baltimore donde vive, así a priori y desde fuera, experiencias muy fructíferas, pero a él parece que se le hace “como aburrido”, ¿por qué?; ¿puede que lo más enriquecedor fuesen las relaciones humanas?

-La época de Baltimore fue muy fructífera intelectualmente para Pascua en su campo profesional, pero tremendamente monótona y aburrida, como explicaron él mismo y el poeta Pedro Salinas, que también trabajaba en la Universidad Johns Hopkins. Pascua residía con su amigo José Guillén, pasando algunas estrecheces económicas, probablemente después de haber consumido gran parte de los ahorros obtenidos con elevado sueldo de diplomático y que gastó en ayudar a otros exiliados, como atestiguan sus libretas conservadas en el AHN. En esa época completó sus investigaciones sobre morbilidad y mortalidad en España, que habían sido interrumpidos en julio de 1936. En cambio, no tenía alrededor a demasiadas personas con las que compartir sus reflexiones sobre los conflictos bélicos español y europeo, y hasta 1946 no pudo viajar fuera de Estados Unidos.

El bagaje profesional que adquirió en esa época le sirvió como trampolín para trasladarse en 1948 a Ginebra en calidad de alto funcionario de la OMS.

-Y después la Organización Mundial de la Salud  y “su nuevo trabajo en Ginebra…el sabor agrio del resultado del paso por la política, el exilio y demás se saciaba con su “buen hacer” profesional? Y a partir de ahí cómo médico e investigador, ¿qué podemos destacar?

-En la OMS, como responsable de la División de Estadísticas Sanitarias, fue uno de los principales impulsores de las revisiones periódicas de la Clasificación Internacional de Enfermedades y Causas de Defunción en su Sexta (1948) y Séptima (1955)  Revisiones, con la experiencia de haber participado previamente en la Cuarta, de 1929. Era una primera espada mundial en el campo de la Estadística sanitaria, siendo ejemplares sus investigaciones sobre morbilidad y mortalidad en España a partir de 1900. Zugazagoitia bromeaba con él en 1939, alegando que dedicándose a contar muertos no iba a llegar a ninguna parte. En la OMS coordinaba diferentes comités de expertos internacionales en estadísticas sanitarias globales, hospitalarias, de cáncer y de mortinatalidad, así como la publicación de informes y el análisis de series temporales de mortalidad y morbilidad de diferentes países europeos. En el último periodo de su estancia en el organismo se dedicó a viajar por diferentes países en desarrollo de todos los continentes para asesorarlos en temas epidemiológicos y estadísticos. Durante un paréntesis de nueve meses, en 1957-1958, dirigió en Santiago de Chile la creación del Centro Latinoamericano de Enseñanza e Investigación Demográficas (CELADE), que aún funciona en la actualidad, para regresar posteriormente a Ginebra.

miguel.JPG-Lo que leo y constato es que no paraba como humanista en constante formación: con sus escritos, su lectura pormenorizada de la prensa, sus lecturas muy atinadas de los libros…

-Desde su juventud en la Residencia de Estudiantes hasta su jubilación en Ginebra, Pascua demostró una gran inquietud intelectual. En su propio campo hay momentos en los que vemos claramente que estaba al tanto de todo y se preocupaba por compartirlo, por ejemplo cuando en 1948, estando a punto de marchar a Ginebra, solicitó a su maestro de Londres Major Greenwod que le enviase separatas de algunos de sus trabajos que se habían perdido en la biblioteca de la Universidad Johns Hopkins, para reponerlos, o dos años antes, cuando se ofrecía a sus colegas exiliados en México para buscarles en la biblioteca de su universidad los trabajos que necesitasen. En la redacción de su libro de Bioestadística demostró que en los años 60 y 70 continuaba estando al máximo nivel y conocía profundamente a los clásicos de la materia. De todas maneras, nunca lo hemos de contemplar en el aspecto literario o filosófico, Pascua era un científico, tenía madera de matemático.

En el aspecto de la cultura general fue un ávido lector hasta el final de su vida. En sus últimos años se interesaba especialmente por la situación del Este de Europa, la guerra fría y la historia reciente de la URSS.

-Él se fue al exilio, pero su familia no toda marchó o si marchó, ¿cómo lo pasó?, ¿qué fue de ellos y ellas?

-Sus familiares permanecieron en Valladolid, donde sufrieron una dura represión por ser familia de quien eran. Su sobrino Ángel fue fusilado en mayo de 1937 y su hermano Antonio, que era un padre para él, perdió la salud en prisión y ya no la recuperó cuando salió de los campos de concentración en la primavera de 1940, y durante años no se le permitió salir fuera de Valladolid. Solamente se reencontraron en una ocasión en Biarritz, en el año 1959. La postguerra fue muy dura para toda la familia, pero eran gente laboriosa y fueron saliendo adelante regentando un negocio de material eléctrico. Sus sobrinos y los hijos de estos visitaban periódicamente al tío Marcelino en Ginebra. También mantenían una fluida correspondencia postal en la que él figuraba como “M.P.Martínez” y les enviaba las cartas a nombre de Mª Luisa Martínez Redondo, esposa de su sobrino José. El apellido Pascua no aparecía en los sobres.

-En estos largos, dilatados y exigentes exilios, los regresos tenían, como dices, mucho “sabor a despedida”, siempre llegaba demasiado tarde, ¿verdad?

-Don Marcelino no pudo regresar a España hasta después de la muerte de Franco especialmente a causa del tema de oro de Moscú, ya que junto a Juan Negrín era una de las bestias negras del franquismo. Pensaba instalarse en la provincia de Alicante, tierra natal de su amigo José Guillén, por el clima y porque Valladolid le traía malos recuerdos por la forma en que había sido tratada su familia. Cuando vino en 1976, ya conocía la gravedad de su enfermedad, un cáncer de pulmón, y aunque no lo comentó con nadie, era consciente de que no iba a regresar. Desde septiembre de 1936, salvo esporádicos viajes a la zona republicana en relación con su cargo de embajador, no había vuelto a España.

.-¿Consideras, amigo Miguel, que la memoria ha sido injusta con Marcelino Pascua?, ¿por qué o desde qué perspectivas se piensa que se ha obviado más su labor y su persona?

-Sí, la historia oficial ha sido tremendamente dura con don Marcelino, especialmente en el ámbito político. Su cercanía a Juan Negrín y el hecho de haber sido embajador en Moscú pesaban demasiado.

En el ámbito médico ha sido más bien ignorado, pienso que por inercia, pero en este punto hay que agradecer el esfuerzo de los sanitaristas españoles que sí que reivindicaron su figura en los "Encuentros Marcelino Pascua", una serie de reuniones que desarrollaron a lo largo de los años 90 y que culminaron en 1997, conmemorado el centenario de su nacimiento.

Creo que ya es hora de que el doctor Pascua entre en nuestra memoria colectiva y reciba la atención que merece en los libros de Historia y de Medicina, así como que algunas instituciones y lugares públicos, como calles o plazas, especialmente en su tierra, reciban su nombre. Nunca será demasiado tarde para que reciba el reconocimiento que merece.

 

 

 

 

4154155e208747fd82b87c34390196d9.jpg26888
La injusticia de un olvido. El mundo de Marcelino Pascua (1897/1977) médico y político. Miguel Marco Igual   
425 páginas
25.00 euros
UNED



Este libro es una publicación de la Editorial UNED en colaboración con el Centro de Estudios de Migraciones y Exilios de la UNED (CEME-UNED). El CEME-UNED se creó en 2010 con el objetivo de constituirse en un espacio de referencia para la investigación, el conocimiento y la divulgación del fenómeno migratorio histórico y contemporáneo. A través de diversos proyectos multidisciplinares fomenta la colaboración entre instituciones nacionales e internacionales dedicadas al estudio de estos temas. Marcelino Pascua (Valladolid, 1897 - Ginebra, 1977) es prácticamente un desconocido en la actualidad, pero fue un protagonista destacado de la medicina y la política española de su época. Es la figura más importante de la estadística médica y epidemiología españolas, y su prestigio se extendió al ámbito internacional como especialista de la Sociedad de Naciones y director de la División de Estadísticas Sanitarias de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Índice y algunas páginas:
http://portal.uned.es/Publicaciones/htdocs/pdf.jsp?articulo=0101063CT01A01

 

 

 

 

 

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