Cazarabet conversa con...   Germán Barrera Toro, autor de “Hace días que llueve mierda” (Alfar)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Germán Barrera Toro presenta una novela, una narrativa, tan valiente como requerida… es lo que muchos y muchas quisiéramos escribir y, simplemente no nos atrevemos.

Porque que llueva mierda es lo que sentimos que cae muchos días, los pocos en los que se atreve el cielo a abrirse y teniendo en cuenta los pocos días que llueve… “sentir que llueve mierda” se convierte en algo un poco especial….

El autor capta la sensibilidad de una mujer, personaje central y protagonista, como pocos…

Excelente lectura que nos viene editada gracias a Alfar editores.

La sinopsis del libro: María Carmenza Díaz es una joven que acaba de perder el empleo, está a punto de terminar con su novio y se siente tan sola que el mundo entero pareciera que le girara en contra. Es más, es tan grave su situación, que hasta termina por creer que lo que nos llueve es mierda, literalmente. Pero -según ella- nadie se da por enterado.

El autor, Germán Barrera Toro: Germán Barrera Toro es un tipo que ha caminado mucho. Un nómada compulsivo que no deja de buscarse —sin éxito—, pero con una brújula, la literatura. Como hilo conductor para sus viajes tomó la academia. Estudió en Medellín, Colombia, luego se fue a Brasil, luego a Sevilla, luego a Uruguay, luego a Medellín y luego a Madrid y, en todos esos viajes, sacó una carrera de periodismo, una especialización en producción hipertextual, un máster en narrativa, tres novelas y varias decenas de cuentos aún por publicar. Ahora está en El Paso, Texas. ¿Haciendo qué? Creando mundos de aire. Sin lugar a dudas, después de tantas vueltas, mucho tendrá por contar. Hace días que llueve mierda es su primera novela publicada en Sevilla, España.

 

 

 

 

Cazarabet conversa con Germán Barrera Toro:

-Querido amigo Germán, ¿qué fue lo que te motivó a escribir esta novela que refleja al que yo reconozco como muchos retratos, en este caso, de mujeres de hoy y en el presente?

-Esa pregunta tiene muchos matices. Yo creo que lo primero que me llevó a este relato, fue la necesidad de romper con el ritmo y encanto de una novela anterior que estaba escribiendo y que me atrapó sobremanera, así que sentía que debía de cambiarlo todo: el tono, las circunstancias, incluso, los protagonistas de mis ficciones. A partir de ahí, comencé a cuestionarme a mí mismo por el cómo estamos afrontando estos tiempos tan convulsos, especialmente, desde lo femenino y, con ello en la cabeza, surgió en mí el deber de poner en los ojos de los lectores algunos de los males sociales que nosotros mismos nos causamos, como la segregación, la apatía, las imposiciones… justamente, denunciando con ello esa empatía selectiva que nos hace tanto daño.           

-… Como si la desazón, el pesimismo, esa especie de depresión que nos hace sentir como culebras arrastrándonos más que como mujeres andando erguidas. Y si encima los cielos se abren y llueve…, te parece que llueve mierda, que te ensucias, que hasta hueles y te sientes mal desde dentro hasta fuera y desde fuera hasta dentro…

-Nunca mejor dicho. De hecho, mi objetivo dentro de todo ese panorama era, precisamente, tratar de darme a mí mismo como lector una posible respuesta a esta realidad tan tétrica que parece estarse encubando en estas primeras décadas de este siglo y que, al menos yo, quizás por buena fe, anhelaba que fuera tan diferente.  

-Otra dimensión u otra vuelta de tuerca que le das a tu narrativa es que, a Mari Carmen, tu protagonista, le parezca literalmente, que lo que llueve es mierda. Eso le da una dimensión, como una “velocidad” a todo el relato, muy bestia. ¿Pretendías eso?

-En gran medida, esa era la intención. Buscaba una novela vívida que estuviera cargada de simbolismos, pero que, a su vez, se pudiera leer y disfrutar sin paradas innecesarias. Y, sobre todo, que los lectores se pudieran sentir envueltos en medio de la realidad de María Carmenza que está, sin duda, bajo el vaivén de una tormenta en su vida, como lo estamos muchos de nosotros supongo, pero que pretendemos disimular.

-Así es. Y es que, en muchas ocasiones hoy, miras al alrededor y, es verdad, parece que todos y todas disimulamos muy bien nuestras amarguras y nuestras mierdas; nuestras desgracias, desilusiones y desengaños.

-Sí. Pero el problema para mí no solo es que las disimulemos que es lo de menos. Lo realmente grave, a mi criterio, es que no nos pensemos seriamente o que no nos remanguemos los sacos y que no les hagamos frente. Eso creo que es peor. Pretender que las soluciones también nos caigan del cielo.

-¿Por qué escogiste  a una mujer como protagonista de tragar tanta mierda y de que se sienta bajo una lluvia de mierda? Lo digo es porque los hombres también sufrís pérdidas de trabajo, os sentís heridos en el orgullo porque encima algunos se creen que sin su sueldo la familia y la vida se detendrá; se parte peras con las parejas cada día más empoderadas y más puestas en su papel de mujeres activas y acariciando, sino activando el feminismo…

-Por supuesto, a los hombres también nos llueve a cántaros. Es más, no creo que nadie en el mundo se salve de los baldados de caca que hoy nos tiran. Ni por pasiva ni por activa. Pero, como te decía, en este caso en particular, yo sentía que debía conectarme con mi femenino en mi escritura o, como lo dijera Jung, con mi ánima, y en parte ese fue uno de los retos que quise asumir en esta novela. No obstante, este relato podría ser perfectamente narrado por un hombre, aunque, por supuesto, habría que ajustarle sus correlatos y situaciones. Hay novelas que solo aceptan un único narrador, pero esta creo la podría contar cualquiera según sus circunstancias.  

-Sí, los hombres os protegéis de la lluvia de mierda, de esas lluvias de mierdas, en la barra del bar, discutiendo a voz en grito sobre fútbol, política, mujeres… llegando a casa y tratando a la mujer como si fuese algo vuestro, comiendo y bebiendo como si se tomasen antídotos…

-Infelizmente, todavía hay una gran mayoría de hombres que sí tramitamos muchos de esos eventos así. Pero yo tengo la esperanza de que cada vez existan más personas en el mundo —no solo hombres— que, dentro de sí, podamos convivir tanto con nuestro masculino y como con nuestro femenino en un mismo ser sin ningún tipo de complejos y que esta actitud nos ayude a avanzar así sea un poco hacia la solución, no solo de tantas desigualdades que nos causamos, sino, también, de tantos traumas innecesarios que nos inculcamos de acuerdo a unas imposiciones sociales que terminan potenciando los malestares.

-Pero fíjate, como en tu narración, “se pone una mierda hasta los huesos”, hasta que un día… sucede algo, ves algo, oyes algo, tienes una conversación… o un “clic” hace que todo desaparezca o que parte de toda esa realidad desaparezca y miras al cielo y deja de caerte mierda. Primero les cae a todo y a todas tanto como a ti, ves que no es mierda, literalmente hablando, y empiezas a remontar a encontrarte a ti misma y a entender mejor el mundo que te rodea.

-Correcto. Brillante lectura la que haces. Pues, precisamente, ese era el punto al que quería llegar. Que no solo esa percepción del mundo se puede cambiar, sino que, incluso, nuestra realidad inmediata la podemos modificar, pero partiendo desde nosotros mismos. Haciendo las paces con lo que somos, con los otros también y, principalmente, con el futuro en el que queremos vivir, pues tenemos que tomar parte en la construcción de ese futuro. Y, por supuesto, no lo cambiaremos de golpe, pero con que empecemos en nuestro ser más íntimo, nuestras ideas, ya habrá valido la pena esta experiencia.

-Germán, esta obra narrativa no sería posible si no tuvieses la capacidad, el estímulo, de observar.

-Yo creo que ninguna obra de arte podría surgir sin ese estímulo. La observación, la percepción… sin el deseo de captar, aunque sea una minúscula parte de la realidad para, con ella, plasmar un testimonio que le hable a los seres que nos sobrevivan.

-Y en ese observar y saber hacerlo, ¿cómo ha influido que pasases por tantos escenarios y que, por tanto, conocieses a tanta gente?

-Creo que ha sido definitivo. Y no porque aparezcan todos esos lugares o personajes propiamente en los textos que escribo, sino porque siento que me han hecho ver la realidad desde muchos puntos de vista, a veces, contrapuestos, y creo que eso me ha dado, así sea en pequeñito, un sentido de globalidad tanto en el mundo como en los seres que nos rodean. Y, eso, sin duda ayuda a la hora de hacer literatura. 

-Amigo Germán, ya que lo mencionas, ¿se te hace que hablemos un poco de narrativa, del ejercicio narrativo propiamente?

-Adelante.

-Bueno, vamos allá. ¿En qué consiste para ti la narración? ¿Qué pretendías al sumergirnos en este mundo narrativo?

-Que los lectores vivieran una experiencia sensorial e intelectual que los traspasara así fuera de manera momentánea. Eso, para mí, es a lo que se debe aspirar con una buena “narración”. Ojalá lo haya conseguido.

-En tus creaciones, ¿qué papel quieres darles a los personajes…prioritario frente a la trama y al escenario o cómo los concibes?

-En este momento de mi vida, creo que son un todo. Hay muchos autores que se centran en el personaje. Otros en la trama o en los mundos que construyen, pero, hoy por hoy, creo más que nunca en el equilibrio que exige el arte para juzgar sus piezas como una unidad. Tal vez en unos años, piense otra cosa, pero, por lo pronto, creo que un personaje es tan importante como la trama o como el mundo que los rodea y a la inversa.

-Sí, porque a veces da la impresión que el papel de la trama siempre es el eje sobre el que gira todo lo demás —hasta la paciencia, satisfacciones e insatisfacciones del escritor o escritora—, pero, a veces, la ósmosis entre personajes y trama es tan fuerte que interaccionan de una manera que la novela al lector y lectora le parece que va como una sola…

-Y, ahí, es para mí, cuando una obra alcanza su mayor “plenitud”. Una pieza artística que abarca o, que al menos, se acerca mucho al ejercicio imposible de aprehender/representar una fracción de la “realidad”.

-¿Cuál y cómo es el papel que le otorgas al escenario en el que se pasean los personajes y se desarrolla la trama?

-En el caso de Hace días que llueve mierda, prioritario. El apartaestudio donde vive María Carmenza es casi todo su universo y, para mí, se terminó convirtiendo en un elemento protagónico en el cual debía materializar su relación con el mundo. Y esto me obligó a prestarle mucha atención a cada elemento en él y, sobre todo, como ese espacio se expandía y contraía según su estado de ánimo. Esa es una de las virtudes que tiene la literatura, hacer magia con el lenguaje. 

-Se nota que te lo has pasado muy bien escribiendo, creando e imaginando esta historia, ¿no?

De maravilla!

-Tus personajes, sobre todo, el personaje central, ¿quedaron tal como los pensaste en un inicio o tuvieron algún tipo de cambio bajo el influjo de la trama? O, al contrario, ¿algunos rasgos de la trama cambiaron bajo el influjo, influencia o el enamoramiento al que te someten, como escritor, algunos de los personajes?

-En otra entrevista que me hicieron, contesté que lo mejor de escribir es sorprenderse a uno mismo con la escritura. Cuando eso pasa, según mis propios parámetros, es la mejor señal de que vamos por buen camino en el relato. Y, en ese sentido, yo trato de vivirlo al máximo. Esbozo una estructura general, completa y meditada, antes de empezar con la escritura, pero, cuando arranco a escribir, me dejo sorprender tanto por los personajes como por sus acciones y ahí es cuando siento que los protagonistas van reclamando su propia identidad y, como lo insinuara alguna vez Cortázar, en ese momento, el escritor pasa a ser solo el copista de lo que ellos hagan. En su momento, cuando le escuchaba al argentino ese tipo de aseveraciones, lo juzgaba como una “pose artística”, pero hoy, más que nunca, le doy la razón a ese gigante de la literatura. ¡Cuánto camino nos queda por recorrer!

-Amigo, ¿nos puedes hablar del proceso de documentación, búsqueda de fuentes, lectura de libros y demás que hay detrás de este libro, aquí me refiero a que seguro que has hablado con gente a la que les ha llovido mierda y no poca? Período apasionante, pero muy afanoso y trabajoso que, a veces, incluso nos puede sumergir en cierta ansiedad.

-Sí, claro. Por desgracia, en nuestro mundo hoy, basta con asomarse a la ventana para ver este vendaval de mierda caerle a los de siempre. Pero, más allá de eso, escribir una novela está lleno de miniinvestigaciones que se deben realizar para no terminar diciendo un disparate o, peor aún, para no terminar resquebrajando la verosimilitud precisamente de ese mundo que intentamos construir y eso es una delicia. Por ejemplo, en esta novela, tuve que hacer una “investigación” en carne propia sobre los gatos. Yo desconocía a ciencia cierta cómo se comportaban, cuáles eran sus rasgos de carácter más influyentes… cómo funcionaba la genética de sus pelajes y fue un mundo que me terminó atrapando. Y esas son investigaciones que van más allá de lo documental y se vuelven un aprendizaje de vida. Para mí, ese es otro de los placeres que encuentro en escribir: Leer, vivir y reescribir.

-Y, ¿cómo ha sido el día a día de trabajo, tu metodología para construir este libro de narración?

-Desde hace varios años, mi metodología de trabajo es la misma. Trabajar de la manera más eficientemente posible en los demás proyectos de vida que tengo, para dejarme la mayor cantidad de tiempo libre para leer y escribir. Hago estructuras, planeo lecturas, tomo muchas notas y, luego, me siento durante semanas a construir frase a frase la narración. Creo que no hay otra manera de hacerlo.

-Este trabajo, ¿te ha abierto la mente y la curiosidad a indagar más sobre algunos de los aspectos tratados en el mismo?; ¿nos puedes hablar de trabajos en los que estás sumergido ahora?

-Tengo varios textos sobre la mesa. Varias novelas y un par de libros de cuentos aun por dejar a punto. Pero prefiero seguir trabajando con tenacidad y sin adelantar mucho para que, llegado el momento, pueda compartirles con gusto una pieza terminada.

-Por último, ¿cómo ha sido trabajar con la editorial Alfar?

-Con Alfar el trabajo fue muy natural. Lo que me sorprendió, pues en el proceso de revisión y ajustes todo fluyó como era debido. Mil gracias a ellos por tanta libertad y a ustedes, Cazarabet, por este espacio y esta lectura tan detenida. Para eso así algunos escritores no lo quieran admitir, es que escribimos: para ser leídos con minucia. Mil y mil gracias.

 

 

_____________________________________________________________________

Cazarabet

c/ Santa Lucía, 53

44564 - Mas de las Matas (Teruel)

Tlfs. 978849970 - 686110069

http://www.cazarabet.com

libreria@cazarabet.com