La
Librería de El Sueño Igualitario
Un libro de Ignacio
Fernández de la Mata que indaga sobre el conflicto alrededor de los
“desaparecidos” y los vencidos en la Guerra Civil Española.
Lo que nos dice la
editorial Comares sobre este libro:
Lloros
vueltos puños es la crónica de un latigazo reivindicativo, moral, dignificatorio que recorre la España del siglo XXI: la
irrupción del movimiento por la recuperación de la memoria histórica, de un
pasado que se pretendía superado. Miles de víctimas, familias marcadas por los
asesinatos y crímenes sucedidos durante la Guerra Civil española, han tratado
de encontrar su espacio reivindicativo, reparativo, de justicia, configurando
un movimiento social ajeno a los partidos políticos.
Ignacio Fernández de Mata ahonda en el libro las experiencias de las víctimas
desde la consideración de los contextos históricos pasado y presente, la
intimidad y profundidad de sus sufrimientos, los conflictos de su encaje en una
democracia amnésica. La suma de puntos de vista antropología cultural, historia
y psicología aportan una nueva visión a este complejo proceso.
¿Qué hay detrás de las reclamaciones de la memoria histórica? ¿Cómo quedaron
marcadas las vidas de quienes vieron asesinar a sus padres durante la Guerra?
¿Por qué es tan crucial la recuperación de los restos de las fosas comunes? ¿Ha
habido alguna justicia para las víctimas, algún castigo para los perpetradores?
¿Por qué hubo una guerra de las esquelas y por qué se siguen enfrentando unas
víctimas con otras? ¿Podemos dar por cerrado un pasado lleno de sufrimiento?
¿De verdad no se pudo hacer más por las víctimas durante la Transición
española?
Como señala Michael Richards en el prólogo: Lloros
vueltos puños propone, lejos de la mera repetición de argumentos e ideas
cansadas, una salida del laberinto de la memoria histórica de España, haciendo
de este libro una obra fascinante que hay que leer con un espíritu tan positivo
y tan abierto como con el que fue escrito.
Vamos a acercarnos un poco más al autor:
Ignacio Fernández de Mata es Licenciado en Geografía e Historia (especialidad
Antropología y Etnología Americana) por la Universidad Complutense de Madrid,
Doctor en Historia por la Universidad de Burgos y Doctor en Antropología Social
por la Universidad de Deusto. Desde 1997 es profesor de Antropología Social en
la Universidad de Burgos. Actualmente es Decano la Facultad de Humanidades y
Comunicación.
Investigador Marie Curie (UE), ha sido
Profesor-Investigador en la Universidad Autónoma de Bucaramanga; en la
Universidad de Wisconsin-Madison; la Universidad de Kent-Canterbury; y en la
Universidad de Puerto Rico-Mayagüez.
Director del Grupo de Investigación Sociedad y Conflicto. Estudios Culturales
de la(s) Violencia(s), de la Universidad de Burgos, ha formado parte de red de
investigadores que conformaban el European Doctorate Enhancement in Peace and Conflict (EDEN).
Además de numerosos artículos en revistas nacionales e internacionales, ha
publicado libros como De la vida, del amor y la muerte (1997), Antropología,
ecología e historia de los pueblos centro-septentrionales de la Península
Ibérica (siglos II a.C. - X d.C.), 2003; Parábola, 1923-1928, (2004), Estampa
de Burgos, 1928-1936 (2006); Cuartel general. La vida del general Miaja en 30
capítulos (edición y estudio), de Eduardo de Ontañón
(2014).
Cazarabet conversa con Ignacio Fernández de la Mata:
-Amigo, así
de primeras cuando no había leído muchas páginas del libro y casi sin pasar del
título:”LLOROS VUELTOS PUÑOS”…bien, pues es que ya parece que desde el título
hay como algo ganado….se pretende, se pasa de la sumisión, del lloro a cerrar
los puños, descararse y encarar la memoria y la verdad, ¿no?; ¿qué nos puedes
reflexionar? O sea, parece que sea pasar de “cierto conformismo a la
reivindicación?
-El título es, desde luego, una primera presentación del libro y del tema. Cuando
lo elegí buscaba transmitir el impacto que había tenido la irrupción del
movimiento por la recuperación de la memoria histórica en España. Se trataba
del primer gran movimiento social del nuevo siglo, con una agenda pública que,
afectando a hechos ocurridos en torno a la Guerra Civil, lo hacía desde
postulados puramente democráticos y desde la asunción de los principios de los
Derechos Humanos. Esto es, no se trataba de revanchismo o de victimismo de
izquierdas, sino de justicia, dignidad y reparación.
-¿Quiénes han sido los primeros que han
dado un paso al frente para pasar de los lloros a los puños?---aunque sea todo
como una metáfora—
-Los protagonistas de esta oleada dignificatoria son
los nietos de las víctimas asesinadas en la guerra y el franquismo, gente
mayoritariamente nacida o educada en democracia, que se saben ciudadanos de un
Estado, con derechos y que ejercen su capacidad de movilización y
reivindicación. Ellos eran los destinatarios de la memoria de sus abuelos, y
son esas dos generaciones las que más han hecho por esta lucha.
-Cuando una persona ve la represión
cruel y asesina tan de cerca cómo es que te maten a un padre, una madre…. ¿Cómo
se encaja y se recicla ese sufrimiento, porque es sufrimiento, a lo largo
del tiempo?
-Lo primero, se clava. Es un dolor que se fija y cronifica,
que marca el fin de la infancia, de la confianza en el entorno y la comunidad.
El tiempo del trauma vive en paralelo al de la cotidianidad, a la que interpela
permanentemente pidiéndole paso y solución. Solo con el encaramiento activo de
la situación oprobiosa de las fosas, por ejemplo, con las exhumaciones y reentierros, es posible alcanzar cierto sosiego. Olvido o
superación plena, nunca.
-¿Cómo, después de tantos años y de qué
manera se levanta uno/a y da el paso, del lloro al puño?;
-Como decía antes, tiene mucho que
ver con superar los miedos de la dictadura, lo que explica que los nietos
—nacidos en democracia— hayan dado ese paso. Tampoco hemos de olvidar que en
los últimos 70s y primeros años de los 80 hubo un número importante de
exhumaciones hechas por personas valientes y convencidas de sus deberes. Fueron
exhumaciones sin ningún tipo de metodología arqueológica que trataron de romper
el círculo de infamia y crueldad que la dictadura había tejido en torno a sus
deudos, la mayor parte asesinados durante la Guerra. Pero esto terminó pronto y
hubo que esperar al cambio de siglo, con la exhumación de los 13 de Priaranza del Bierzo, impulsada por Emilio Silva, fundador
de la ARMH.
-¿Qué ha tenido que pasar globalmente
para aun viviendo en una cultura socialmente empañada por el escarmiento, la
vigilancia… para superar esto…secarse las lágrimas y apretar los puños?
-El franquismo fueron muchas cosas. Todo depende dónde estaba uno. Para quienes
eran claros partidarios de la dictadura, convencidos de la ideología nacional
católica, no había conflictos. Para los muchos pobres y desarmados
ideológicamente, no cabía sino la lucha diaria por el pan; pero para quienes sí
habían tenido ideologías diferentes, eran hijos de represaliados y/o habían
sido definidos como enemigos, el franquismo fue un régimen de crueldad extrema.
Miles y miles de personas abandonaron sus pueblos en la primera posguerra por
haberse convertidos sus comunidades en lugares invivibles, llenos de tensión,
odio y delación. La dureza de esta experiencia no era comentada con los hijos,
a quienes se trataba de proteger de cualquier sospecha o dificultad. Así,
muchos de ellos quedaron desconectados de su pasado inmediato. Con los nietos
fue distinto. La importante relación abuelo-nieto convertía a estos últimos en
los receptores del horror del 36.
-Poder
hacerse escuchar entre personas que tienen el mismo trauma, porque es un
trauma es, me imagino, una de las mejores “armas” a la hora de
combatir la desmemoria y refrendar la memoria y el rescate de la misma, ¿es
así?
-El mejor lenitivo es la escucha atenta, la que transmite respeto y
reconoce así la dignidad de aquellos que sufrieron. Pero esto es difícil en una
sociedad que sigue —una parte de ella— pensando que el franquismo no estuvo
nada mal, que fue necesario. No podemos permitirnos nostalgias o deformaciones
como hacen los cachorros de la derecha que felicitan la navidad usando la
bandera franquista porque piensan que con eso son “más españoles que nadie”. El
problema de España es que se acostó franquista y se levantó democrática. No ha
habido un distanciamiento —razonado, político, educativo— suficiente del
franquismo. Todavía hoy hace falta desfranquistizar a
ciertos sectores. Todo esto hace muy difícil que se reconozca y respete la
memoria de los vencidos, el sufrimiento que atiende el movimiento por la
recuperación de la memoria histórica.
-Pero en el viaje de los diferentes
colectivos para recuperar la Memoria Histórica ha habido mucha lucha interna
para hacerse entender; muchas veces nos encontramos ante
conciudadanos que no entienden la problemática de otros, lógicamente porque no
la han vivido, o que la entienden como si se tratase de un problema menor.
Esto, me da, que cansa mucho porque nunca dejas de sorprenderte de la falta de
sensibilidad, comprensión para con el dolor ajeno. Coméntanos. ¿Es un problema
de egoísmo o hay algo más?
-Son dos cosas, si no te entiendo mal. Por un lado está el movimiento social
por la recuperación de la memoria histórica, en sí mismo un conjunto de siglas
distintas que, coincidiendo en lo básico —la necesidad de las exhumaciones y la
reparación del sufrimiento—, tenían luego agendas y prioridades
diferentes. Social y mediáticamente, la parte del león la ha llevado la
ARMH, un movimiento fundamentalmente de familiares, con cierta inspiración en
el asociacionismo argentino. Pero ha habido —hay— muchas más: unas de corte muy
político, otras más vinculadas a los derechos humanos
o a otros principios filosóficos. En el trabajo de todas ellas está la razón
del reconocimiento del problema, la asunción por el Estado de la necesidad de
alguna reparación y apoyo —Ley 52/2007— y de las distintas normativas
autonómicas.
Luego está la incomprensible insensibilidad con las víctimas del resto de la
sociedad, incapaces de empatizar con su sufrimiento.
Hay algunos, véase la derecha más cavernaria que se reconocen en los exabruptos
de Rafael Hernando. Estos tratan de proteger su visión de la historia. Es una
reacción muy benjaminiana: quieren seguir siendo los
dueños del pasado, seguir venciendo aquellas batallas y seguir dominando sobre
los vencidos. Aparte está un inmenso conjunto de gentes desinformadas y de muy
baja cultura democrática que, un poco por reflejo de los anteriores, piensa que
estas cosas están superadas y suponen una pérdida de tiempo. En realidad, esta
masa de insensibles solo exhibe desconocimiento de la historia y la psicología
humana. Su falta de empatía con las víctimas de la dictadura evidencia su falta
de sentido ciudadano, su ínfimo sentido ético. Es una verdadera lástima que no
quieran escuchar y entender el sufrimiento de las víctimas del franquismo.
-Hay que preguntarse y
romper el cerco, pero, imagino que primero debe ser a nivel personal, familiar
y, después, colectivamente. ¿Lo ves, también, así?
-Conviene hacer un ejercicio de reflexión sobre lo que sucedió en la Guerra y
durante el Franquismo. En algunos casos partiendo de la experiencia —los
testimonios—, pero siempre desde el conocimiento y la formación. Eso
permitirá, por ejemplo, deshacer falsos apriorismos, como que la guerra es
fruto de II República, lo que es tajantemente falso. La II República, con sus
fallos, tensiones y conflictos fue un período en el que España trató de asumir
los retos de la Europa del siglo XX. Mientras que la guerra solo fue posible
por la traición de un parte del ejército y de la sociedad —la más conservadora
y tradicionalista, claramente antimoderna—. Es la
guerra, nacida de un fracasado golpe de Estado, la que trae la dictadura
franquista y con ello la anomalía histórica para España.
El problema en España es que se lee poco y se enseña a medias. El tema de la
guerra civil sigue siendo espinoso y se dicen muchas barbaridades sobre ella.
Esto enlaza con la necesidad que todavía tenemos de desfranquistizar
el país. La mejor forma de romper el cerco es con conocimientos sólidos y con
exigencia ética.
-Verdaderamente todos los esfuerzos por
dignificar a las víctimas de la represión, la dictadura, la guerra…se quedan
cortos si no hay leyes, ni justicia que te respalden… Mal vamos si para
conseguir justicia tenemos que irnos a otros países. ¿Qué ha pasado aquí que no
podemos mirar, con la justicia, a la dictadura, la represión…?
-España, a nivel institucional, ha apostado por un relativismo moral que ha
favorecido la practicidad, es decir, poder seguir funcionando como si nada. De
haberse asumido con convicción lo que implican los principios democráticos
básicos, los más elementales derechos humanos, no tendríamos leyes tan
descafeinadas como la 52/2007 popularmente llamada de Memoria Histórica. Habría
habido reparaciones como se hizo en Alemania. Se habría anulado la Ley de
Amnistía de 1977 y el Estado habría asumido con sus servicios forenses y
jurídicos el rescate de los restos de las fosas comunes y la reparación de las
víctimas.
No es tan extraño que países pos dictatoriales tengan que acudir a la justicia
internacional para resolver algunas de las deudas de sus dictaduras. Lo anormal
es que esto esté pasando en España, 80 años después de la guerra civil, 40
después de la instauración de la democracia.
-Quizás
porque los que hoy “cuidan” de la justicia son los herederos de cargos, altos
cargos, funcionarios o herederos de ciertas maneras de asumir la memoria tanto
en tiempos de dictadura, transición y primeros años de la democracia, ¿no
crees?
-Volvemos a la cuestión de los legados de la dictadura y su normalización. El
caso de la judicatura es uno de los más evidentes, pero también se ve en la
política nacional, en tantos ayuntamientos y diputaciones, donde siguen las
mismas sagas de familias que se auto protegen y tratan de cerrar toda
posibilidad de cambio del pasado. Una de las cosas más saludables de la ley
52/2007 es esa exigencia de eliminar de nuestro callejero nombres y honores de
quienes representan el fin de la idea de democracia. Lamentablemente queda
mucho por hacer.
-Porque la culpa no la asumen, no la
quieren asumir…se sienten por encima del concepto de la justicia…
-Dedico una parte del libro a eso… No, no asumen culpa alguna y se han generado
un entorno confortable que reproduce las razones de la dictadura. Como hicieran
los nazis o los militares argentinos, siguen defendiendo que “hicieron lo que
tenían que hacer…”. En España falta convicción democrática: no se puede ser
demócrata para lo cotidiano y franquista para el pasado.
-Después está el tema de definiciones,
conceptos…se juega con las palabras, ¿no? Por ejemplo el concepto de
víctima…una víctima es una víctima, independientemente de quien la mate, pero
en la lectura que se realiza depende de quien la haga esto varía.
-La cultura de víctima es una cosa relativamente reciente. En España ha habido
mucho maniqueísmo con esto. Hasta que llegaron las víctimas del 11-M, las
víctimas eran patrimonio de algunos: los Caídos por Dios y por España, las de
ETA, las de la guerra sucia del Estado contra Eta… A las víctimas del
franquismo también las hicieron de parte. Solo después del 11-M surgió un
concepto de víctima-inocente. La insensibilidad con las víctimas es, desde
luego, un acto de crueldad injustificable.
-¿Pudo haber hecho, a tu entender, la
transición mucho más por la recuperación de la MH y la superación de sus
traumas?, porque, en realidad, poquísimo hizo, ¿no?; Puede que aquí esté una de
la “piedras de toque” que han hecho que se arrastre mucha sobrecarga cuando los
diferentes colectivos han querido ponerse en marcha ¿qué piensas?
-La transición es un período más
largo de lo que solemos pensar. En su principio, lleno de dificultades e
inequidad en las negociaciones, lo que explica muchas soluciones cojitrancas.
¿Podemos pensar que la transición está cerrada mientras siga vigente la Ley de
Amnistía de 1977? El movimiento social por la recuperación de la memoria
histórica es una evidencia de que la sociedad va por delante de la casta
política. La democracia, como sistema, no puede permitir islotes de dictadura
en su interior. Y con las víctimas del franquismo, lo hace.
24900
Lloros vueltos puños.
El conflicto de los «desaparecidos» y vencidos de la guerra civil española. Ignacio Fernández de Mata
256 páginas 17 x 24 cms.
21,00 euros
Comares
Lloros vueltos puños es la
crónica de un latigazo “reivindicativo, moral, dignificatorio”
que recorre la España del siglo XXI: la irrupción del movimiento por la
recuperación de la memoria histórica, de un pasado que se pretendía superado.
Miles de víctimas, familias marcadas por los asesinatos y crímenes sucedidos
durante la Guerra Civil española, han tratado de encontrar su espacio
reivindicativo, reparativo, de justicia, configurando un movimiento social
ajeno a los partidos políticos.
Ignacio Fernández de Mata ahonda en el libro las experiencias de las víctimas
desde la consideración de los contextos históricos “pasado y presente”, la
intimidad y profundidad de sus sufrimientos, los conflictos de su encaje en una
democracia amnésica. La suma de puntos de vista “antropología cultural,
historia y psicología” aportan una nueva visión a este complejo proceso.
¿Qué hay detrás de las reclamaciones de la memoria histórica? ¿Cómo quedaron
marcadas las vidas de quienes vieron asesinar a sus padres durante la Guerra?
¿Por qué es tan crucial la recuperación de los restos de las fosas comunes? ¿Ha
habido alguna justicia para las víctimas, algún castigo para los perpetradores?
¿Por qué hubo una guerra de las esquelas y por qué se siguen enfrentando unas
víctimas con otras? ¿Podemos dar por “cerrado” un pasado lleno de sufrimiento?
¿De verdad no se pudo hacer más por las víctimas durante la Transición
española?
Como señala Michael Richards en el prólogo: “Lloros
vueltos puños propone, lejos de la mera repetición de argumentos e ideas
cansadas, una salida del laberinto de la memoria histórica de España, haciendo
de este libro una obra fascinante que hay que leer con un espíritu tan positivo
y tan abierto como con el que fue escrito”.
Ignacio Fernández de Mata es Licenciado en Geografía e Historia
(especialidad Antropología y Etnología Americana) por la Universidad
Complutense de Madrid, Doctor en Historia por la Universidad de Burgos y Doctor
en Antropología Social por la Universidad de Deusto. Desde 1997 es profesor de
Antropología Social en la Universidad de Burgos. Actualmente es Decano la
Facultad de Humanidades y Comunicación.
Investigador Marie Curie (UE), ha sido
Profesor-Investigador en la Universidad Autónoma de Bucaramanga; en la
Universidad de Wisconsin-Madison; la Universidad de Kent-Canterbury; y en la Universidad
de Puerto Rico-Mayagüez.
Director del Grupo de Investigación “Sociedad y Conflicto. Estudios Culturales
de la(s) Violencia(s)”, de la Universidad de Burgos, ha formado parte de red de
investigadores que conformaban el European Doctorate Enhancement in Peace and Conflict (EDEN).
Además de numerosos artículos en revistas nacionales e internacionales, ha
publicado libros como De la vida, del amor y la muerte (1997), Antropología,
ecología e historia de los pueblos centro-septentrionales de la Península
Ibérica (siglos II a.C. - X d.C.), 2003; Parábola, 1923-1928, (2004), Estampa
de Burgos, 1928-1936 (2006); Cuartel general. La vida del general Miaja en 30
capítulos (edición y estudio), de Eduardo de Ontañón
(2014).
e-mail: igfernan@ubu.es
PRÓLOGO, por Michael Richards
PROEMIO
I. INTRODUCCIÓN
1. OBJETIVOS
2. ESTRUCTURA DEL LIBRO
II. CONCEPTOS Y CONTEXTOS
1. MEMORIA
El valor de los testimonios
2. LOS EXCLUIDOS DE LA HISTORIA. UNA HISTORIA DE SUBALTERNIDAD
3. VIOLENCIA
III. EL SURGIMIENTO DE LA MEMORIA
HISTÓRICA EN ESPAÑA
1. LA MEMORIA TRAUMÁTICA
2. LA MEMORIA TRANSMITIDA
3. LA MEMORIA COMO RECLAMO
4. LA LEY DE MEMORIA HISTÓRICA
5. LA MEMORIA COMO OBJETO DE ESTUDIO
6. SENTIDOS, MALENTENDIDOS Y DISPUTAS. A MODO DE CONCLUSIÓN DEL CAPÍTULO
IV. LA RUPTURA DEL MUNDO. RECUERDO Y TESTIMONIO
1. LA MEMORIA Y LA ESCUCHA
2. LA “RUPTURA DEL MUNDO”
La ruptura del mundo a nivel personal
La ruptura del mundo a nivel colectivo. El nuevo (des)orden social
3. LAS LÓGICAS DE LA VIOLENCIA. BENEFICIARIOS
4. EL CONFLICTO DE MEMORIAS ANTE LAS FOSAS ABIERTAS
V. JUSTICIA Y CULPA ENTRE VÍCTIMAS Y
VICTIMARIOS DE LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA
1. JUSTICIA Y CULPA
2. JUSTICIA PROCESAL
3. JUSTICIA DIVINA
VI. LOS PERPETRADORES Y SU CULPA
1. LA AUSENCIA DE CULPA ENTRE LOS PERPETRADORES
Sin Mea Culpa
Manos limpias. Eliminando la culpa y la responsabilidad
Ocultación y reorientación de la culpa
VII. DE INVISIBLES A EMPODERADOS. EL
CAPITAL SIMBÓLICO DE LAS VÍCTIMAS
1. REDEFINICIÓN DEL SENTIDO DE VÍCTIMA A LA LUZ DE 11-M
2. VÍCTIMAS POLÍTICAS DURANTE LA DICTADURA FRANQUISTA
3. CONSTRUCCIONES POST-AUTORITARIAS DE LA VIOLENCIA Y SUS VÍCTIMAS
4. ETA Y EL FRANQUISMO. EXPERIENCIAS Y REPRESENTACIONES SIMILARES DE
VICTIMIZACIÓN
5. LAS VÍCTIMAS DE LA VIOLENCIA COMO CAPITAL SIMBÓLICO
6. CONCLUSIONES
VIII. IN MEMORIAM: ESQUELAS,
CONTRA-ESQUELAS Y DUELOS INCONCLUSOS
1. LA MUERTE EN LA CULTURA Y LA CULTURA DE LA MUERTE
La mala muerte
2. LA ESQUELA: OBJETIVOS Y MORFOLOGÍA
3. ANTECEDENTES: LO ESCRITO EN PRENSA Y LO ESCRITO A MANO
4. LAS ESQUELAS DE LAS VÍCTIMAS DE LA REPRESIÓN FRANQUISTA
5. SE DECLARA LA GUERRA (DE LAS ESQUELAS)
6. ECUACIONES DE LA MEMORIA
Experiencias Personales de Sufrimiento Traumático + Memoria Rerum
Gestarum (EPST+MRG)
Experiencias Personales de Sufrimiento Traumático + Memoria Histórica (EPST+MH)
7. REFLEXIONES FINALES
IX. LA DESCOMPOSICIÓN DEL SUEÑO DE LA
TRANSICIÓN ESPAÑOLA
1. LA TRANSICIÓN Y LAS EXPECTATIVAS FRUSTRADAS DE LAS VÍCTIMAS4
2. LA JUSTICIA TRANSICIONAL Y LA INJUSTA TRANSICIÓN ESPAÑOLA
Primer periodo, 1975-1982
Segundo periodo, 1982-1996
Tercer periodo, 1996-2004
3. EL MITO DE LA TRANSICIÓN
Consenso
Reconciliación
4. LA DESCOMPOSICIÓN DEL MITO EN LAS FOSAS COMUNES
5. EL PRINCIPIO DEL FIN DE LA TRANSICIÓN
6. JUSTICIA TRANSICIONAL MÁS ALLÁ DEL ESTADO ESPAÑOL: DEL 2008 AL PRESENTE
7. CIERRE
X. CONCLUSIONES
América como modelo
XI. BIBLIOGRAFÍA
Archivos consultados
_____________________________________________________________________
Cazarabet
c/ Santa Lucía, 53
44564 - Mas de las Matas (Teruel)
Tlfs. 978849970 - 686110069