22032019133504.jpgCazarabet conversa con...   Luis Antonio Palacio Pilacés, autor de “El llanto del chacal. Historia de unos muchachos en la Guerra de Ifni” (Comuniter)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Luis Antonio Palacio Pilacés vuelve a la historia buceando, ahora, en unos hombres, más bien todavía muchachos,  que estuvieron combatiendo en Ifni, olvidados y casi abandonados más allá de la historia.

El libro lo edita, Editorial Comuniter desde su colección Es un decir.

Aquello que nos dice la sinopsis del libro:

La guerra de Ifni de 1957 es ampliamente conocida en España. La dictadura la ocultó, censurando toda información periodística, cosa lógica por la precariedad del régimen en esos momentos y las escasas glorias que le aportó. El ejército que hizo frente a los irregulares armados por el sultán de Marruecos, heredero en conceptos, material y armamento del que ganó la Guerra Civil española, no pudo contar con los materiales cedidos por Estados Unidos que, una vez más, entre sus dos aliados eligió la causa del país norteafricano.

En este escenario intervinieron más de cien jóvenes que hacían la mili en el Cuartel de Hernán Cortés de Zaragoza. En diciembre de 1957, se envió a Ifni a la Compañía de Armas Pesadas del Regimiento Belchite 57—ametralladoras y morteros--, compuestos mayoritariamente por muchachos de las tres provincias aragonesas y las limítrofes de Soria y Guadalajara. Los testimonios de algunos de los supervivientes forman parte esencial de este libro cuyo autor, además, informa exhaustivamente  de los orígenes de la presencia española en la zona y el contexto histórico en que se produjeron los enfrentamientos. Un texto riguroso, nuevo y apasionante, que permite tocar con las manos la historia de gentes muy cercanas a nosotros.

El autor, Luis Antonio Palacio Pilacés:

A través de los libros y del Conversa con….:

Caballos de hielo:

http://www.cazarabet.com/conversacon/fichas/fichas1/alforjero.htm

La bala y la palabra. Francisco Ascaso (1901-1936) Vida accidental de un anarquista.

http://www.cazarabet.com/conversacon/fichas/fichas1/labalaylapalabra.htm

En esta misma editorial, en Comuniter:

El horizonte infinito. Los cuatro nacimientos de Isidoro Lahoz:

http://www.cazarabet.com/conversacon/fichas/fichas1/isidorolahoz.htm

Tal vez el día. Aragoneses en La URSS (1937-1977).El exilio y la División Azul:

http://www.cazarabet.com/conversacon/fichas/fichas1/palacio.htm

Un zuerano tras las rejas del franquismo. Memorias de José María Arqué Guallar:

http://www.cazarabet.com/conversacon/fichas/fichas1/zuerano.htm

 

 

Cazarabet conversa con Luis Antonio Palacio Pilacés:

DSC01671.jpg-Luis Antonio, amigo, vuelves a mirar la historia mediante los que la hacen, los hombres y mujeres… en este caso, los hombres, muchachos que estuvieron involucrados en la Guerra de Ifni… ¿podemos decir que estamos ante un libro de testimonios?

-Bueno, el libro está dividido en cuatro capítulos. Dos de ellos son de contenido puramente histórico y en ellos se relata la génesis de la presencia española en ese pequeño territorio de la costa atlántica norteafricana, el cómo se desarrolló la ocupación -que fue un proceso largo y complicado-, como surgieron los problemas a raíz de los procesos de descolonización en los países del Magreb y como fue la guerra, con el ataque general contra el territorio y la contraofensiva española. En los otros dos, basados en gran medida en la memoria oral de sus protagonistas, se narran las vicisitudes atravesadas por un grupo de chavales, soldados de reemplazo, que fueron enviados a la lucha sin comerlo ni beberlo cuando cumplían con su servicio militar obligatorio en las filas de la Compañía de Armas Pesadas del Regimiento Belchite nº 57, con sede en Zaragoza.

-¿Qué es lo que te ha llevado a escribir sobre esta guerra, la de Ifni…?

-A mi me atraía esta conflicto desde que descubrí su existencia siendo todavía un adolescente. Sobre todo porque fue una guerra que tuvo consecuencias muy trágicas -murieron unos 200 españoles y alrededor de 400 marroquíes y saharauis -, y que sin embargo ha sido totalmente olvidada. En marzo de 1995 visité el territorio y me impactó el absurdo de todo aquello, el hecho de que tantas personas hubieran muerto por un pequeño territorio tan pobre que no valía para casi nada. Y me sobrecogió el hecho de que quienes fueron enviados a morir en ese lugar tan remoto hubieran sido olvidados de un modo tan injusto. Sin entrar en las razones ni en la posible legitimidad de un bando u otro, nuestro país debería haber reconocido a quienes se batieron por su causa, o al menos eso es lo que pienso yo.

-Los testimonios se pueden pulsar de varias maneras: la mejor es hablar con los que sobrevivieron a aquella contienda y al paso de los días, ¿cómo ha ido en eso?

-Bien, los veteranos de guerra que todavía viven suelen conversar sobre aquello con mayor libertad que quienes eran, o son todavía, interpelados sobre nuestra guerra civil. Eso se debe, claro está, a que el conflicto africano no se vio acompañado de matanzas horribles como las ocurridas en aquella guerra salvaje, y a que los hombres lo perciben sin los matices ideológicos de la guerra civil, por lo que no suelen tener mayor problema a la hora de hablar. ¡Ojo que eso no significa que todos ellos aprueben sin mas el hecho de que el régimen franquista les enviase a luchar allí por una causa tan peregrina..! Ni muchísimo menos.

-Pero evidentemente no te habrás podido conformar con esto…están los testimonios indirectos, la documentación en forma de correspondencias, diarios….

-Sí, por supuesto. Pocos de los expedicionarios del Belchite 57 escribieron porque la mayoría eran jovenzanos con muy pocos estudios. En 1957 aun eran muchos los mozos españoles que apenas habían pisado una escuela. Unos cuantos incluso eran analfabetos. Sin embargo algunos de ellos escribieron notas o pequeños diarios que me han sido de mucha utilidad. Y el único oficial de la compañía que todavía vive escribió un libro -por cierto nada complaciente con el régimen franquista- que aporta muchos datos en el capítulo dedicado a su periodo de mando en Ifni.

llantochacal (3).jpg-Por no decir que en la investigación y estudio, seguramente, han entrado largas horas de hemeroteca, lectura de otros libros….¿cómo te lo has hecho y cómo te ha ido?. Proceso, éste de la documentación, muy trabajoso, pero siempre muy gratificante, ¿verdad?

-Desde luego. Pero no te creas que hay tanto como cabría esperar. En los periódicos de la época los sucesos de Ifni y Sáhara, si bien no fueron totalmente ocultados como se ha dicho, si fueron minimizados y enseguida se dio carpetazo al asunto. Se encuentran más cosas de utilidad en artículos publicados décadas después en distintos periódicos de la península y sobre todo de las islas Canarias. Y por lo que se refiere a libros, durante muchos años lo publicado sobre el conflicto ha sido muy poco y básicamente de origen militar. En los últimos años han aparecido nuevos trabajos que aportan nueva luz a aquellos sucesos.

-En lo uno y en lo otro. ¿Te has llevado alguna sorpresa o algún dato que te haya sorprendido?

-Solo en algunos aspectos concretos del tema. Conocía la precariedad de los medios puestos en juego por el gobierno franquista, increíblemente mezquinos en cantidad y calidad, pero hasta que no profundizas no te das cuenta de lo verdaderamente cerca que se rondó un desastre de grandes dimensiones. Esas carencias se fueron paliando conforme el conflicto avanzó y al final entraron en fuego por ejemplo modernos aviones norteamericanos, pero así y todo, yo creo que si Ifni no se perdió fue básicamente por la enconada resistencia ofrecida por una infantería que suplió la carencia de medios adecuados con una entrega digna de mejor causa. Y en el Sáhara resultó fundamental la colaboración con el ejército francés, que contaba con medios muy superiores a los españoles y que se implicó a fondo en la campaña para garantizar la seguridad de sus territorios coloniales en Argelia y Mauritania.

-Amigo Antonio te fijas mucho en la Compañía de Armas Pesadas del Regimiento Belchite 57 porque fue especialmente requerido para ir a Ifni… ¿cómo y por qué se les elige a ellos?

-Sobre todo y ante todo porque fue la única unidad con base en Aragón que salió íntegramente para el frente de batalla. Varias decenas de soldados salieron de los acuartelamientos del Alto Aragón, pero no formando parte de ninguna unidad sino destinados a suplir las bajas en distintas unidades de los Tiradores de Ifni. Los hombres del Belchite vivieron una experiencia común y desarrollaron profundos lazos entre ellos, a pesar de que las distintas secciones de la compañía estuvieron separadas durante parte de su estancia en Ifni. Aparte, no os olvidéis de que a mí siempre me ha gustado incidir en temas relacionados con Aragón que a ser posible nunca hayan sido tratados con anterioridad.

-¿Qué les pasa en Ifni y en qué forman parte?

-Ellos llegan el día de Nochevieja de 1957, cuando lo peor del ataque general del Ejército de Liberación ha ocurrido ya y se han producido el grueso de las muertes entre las tropas españolas. Su llegada coincide con la famosa actuación de Carmen Sevilla, Miguel Gila y otros artistas ante las tropas parapetadas en Sidi Ifni. Todo el territorio se había perdido o había sido trabajosamente evacuado con la única excepción de la capital. Sin embargo llegan a tiempo para participar en las operaciones de reconquista que se disponía a emprender el Alto Mando español. A finales de enero de 1958 participaron en la Operación Diana y posteriormente en la defensa de posiciones tan peligrosas como Alat Ida Usugún. Semanas enteras en las que se las vieron de todos los colores.

llantochacal (1).JPG-¿Cómo era el perfil de aquellos muchachos, todos ellos, quisieran o no,  estaban cumpliendo  el Servicio Militar Obligatorio…?

-Al estar formada por soldados de reemplazo, la compañía venía a ser un pequeño microcosmos de la España de 1957. Algunos de esos jóvenes, pocos, procedían de familias acomodadas; la mayoría, empero, eran hijos de familias trabajadoras del campo aragonés o de la ciudad de Zaragoza. Gente muy sencilla, la mayoría de ellos trabajaban desde chavales, los del campo muy a menudo desde antes de dejar la escuela a los 14 años. Eran chavales bastante ingenuos, muy poco viajados y muy poco leídos pero muy trabajadores, educados en la honestidad de la clase trabajadora y por norma general muy buenos compañeros. Y también eran, a su manera, hijos del pasado conflicto civil. De hecho pertenecían a la primera generación que no viviría la guerra civil, a pesar de que muchos de ellos padecieron directamente sus consecuencias: entre los jóvenes de la compañía había desde quien había perdido a su padre, asesinado a manos de los milicianos antifascistas en el verano de 1936, hasta quien tenía a su padre en el exilio desde 1939 y no había vuelto a reencontrarse con él en los casi veinte años transcurridos desde el final de la guerra. No obstante, hay que decir que entre ellos no he captado ni el más mínimo indicio que su opinión sobre el régimen mediatizara su comportamiento en el frente o en relación a sus compañeros. Yo creo que muchos ni siquiera tenían una opinión al respecto del régimen.

-Amigo, me da a mí o la Guerra de Ifni es parte de esa historia “semidesconocida” o muy escondida de la historia, seguramente es de esos episodios de los que conviene más bien no hablar que sí hacerlo, ¿es así?

-Bien, ya sabéis que la historia de la España del siglo XX está llena de episodios que fueron más o menos ocultados por el régimen franquista para hacer olvidar sus “pecadillos”, y que luego tampoco han sido reivindicados por los sucesivos gobiernos de la democracia. Simplemente, prefieren no hablar de ello. Y no solo por amnesia histórica sino también por puro y descarnado oportunismo: tened en cuenta que el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero planeó compensar económicamente a los hombres que lucharon en Ifni y el Sáhara en los años 50; el tema se olvidó con la irrupción de la crisis económica y ahora nadie quiere recordarlo porque nadie quiere soltarles un duro a los veteranos de guerra que quedan vivos. Así de patéticas y tristes son las cosas...

-¿Acercarte a los testimonios que sobrevivieron a esta guerra, cómo fue…cómo diste con ellos?. ¿Cómo les fue, genéricamente hablando,  a los integrantes del batallón de Armas Pesadas del regimiento Belchite 57?

-Pues me resultó muy sencillo porque en 2007 se publicó un artículo en el Heraldo de Aragón y como a mí ya me rondaba la cabeza la idea de hacer algo sobre el tema me puse en contacto con uno de los veteranos de guerra que salían en el artículo. El hombre, un comandante del ejército a la sazón jubilado, me atendió muy bien y me facilitó un listado de los integrantes de la compañía en el que figuraban las direcciones y teléfonos de la mayoría de ellos. Era el mismo listado que ellos utilizaban desde hacía algún tiempo para organizar las comidas anuales que celebraban en un club militar de la capital aragonesa. Yo entonces no acometí el trabajo porque bastante tenía con las otras investigaciones en las que andaba metido, pero ni que decir tiene que conservé aquel listado como oro en paño. Diez años después, cuando puse por fin manos a la obra muchos de los hombres que figuraban en la lista habían muerto, pero decenas de ellos seguían vivos y en perfecto estado de salud y me resultó muy sencillo localizarles. Otra cosa es que tuve que hacer unos cuantos viajes de aquí para allá para conseguir entrevistarles, pero para mi moverme por los pueblos y tierras aragonesas siempre ha sido un enorme placer.

Después de la guerra, a la mayor parte de los chavales del Belchite 57 les fue razonablemente bien. Una cantidad nada despreciable de ellos emigraron del campo a la ciudad en los años posteriores a su regreso. La expedición a Ifni, su paso por Madrid, Sevilla, Canarias, les abrió los ojos a muchos de los que nunca, o casi nunca, habían salido de sus pueblos. Y alrededor de una docena de ellos abrazaron la vida militar alcanzando grados más o menos elevados en el escalafón. Por desgracia un número relativamente elevado de los expedicionarios murieron antes de alcanzar los 80 años de edad.

llantochacal (2).jpg-¿Qué significó la Guerra de Ifni para el régimen franquista? ¿Y para la ciudadanía?. En las contiendas nadie gana….entonces, ¿qué se dejó en Ifni?

-En Ifni se perdieron sobre todo unas doscientas vidas de soldados españoles, se perdió un territorio reconocido por los tratados internacionales como de soberanía plenamente española -otra cosa era que se tratase de algo a mi juicio bastante absurdo-, y, sobre todo, y eso son cosas mías, se perdió la posibilidad de construir en Ifni y el Sáhara una sociedad mixta hispano-árabe en la que ambas culturas hubieran podido convivir sin prejuicios culturales o religiosos. Ambos territorios se podían haber convertido en el ejemplo palpable de que la convivencia entre culturas no es ningún dislate. Y aunque a algunos esto pueda parecerles una utopía imposible, yo creo que podría muy bien haber ocurrido en caso de que España hubiera sido un régimen democrático integrado en la Unión Europea, una entidad que siempre ha destinado fondos importantes a las llamadas “regiones periféricas”, como las Antillas francesas o las islas del Pacífico bajo soberanía francesa o inglesa. Esos fondos podrían haber beneficiado enormemente a las poblaciones locales en Ifni y el Sáhara y en consecuencia se podría haber alcanzado algún tipo de relación basada en el consentimiento mutuo. De verdad que lo creo.

-Luis Antonio, ¿en qué andas trabajando en la actualidad?

-Pues creo que en los próximos meses se publicará un trabajo bastante amplio sobre la epidemia de la Gripe Española en Aragón, un desastre muy olvidado que en 1918 provocó decenas de millones de muertos en todo el planeta, y que puso de manifiesto la precariedad de los medios médicos en la sociedad española. Sobre todo en el ámbito rural. Y luego, en otro orden de cosas, he retomado los estudios orales sobre la Guerra Civil recogiendo por toda la región aragonesa unos 160 testimonios de gente ya muy mayor -la mayoría de hombres y mujeres de más de 90 años de edad- que me relataron sus experiencias como niños o adolescentes durante el conflicto civil. Son, por así decirlo, nuestros últimos testigos vivos. El trabajo pretende ser una llamada de atención sobre la necesidad de grabar a todo aquel que todavía esté en disposición de narrar, porque estamos ya ante los últimos años en los que será posible recoger testimonios. Dentro de poco, hasta el último testigo de nuestra guerra habrá desaparecido y entonces será demasiado tarde para lamentarse.

 

 

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