La Librería de El Sueño Igualitario

Cazarabet conversa con...   Salvador Claude García, editor del libro "Memorias de un libertario andaluz en la guerra civil española" de Francisco García Barrera (Aconcagua)

 

Sin título-1.jpgAconcagua Ediciones con la colaboración de la CGT acaba de editar un libro de memorias que se acerca a la figura de  Francisco García Barrera y  lo hace bajo su propia pluma, la de Francisco García Barrera y con la edición que corre a cargo de Salvador Claude García (hijo de nuestro protagonista y que cuyas palabras son más que emotivas), el prefacio de Jean Franco y el prólogo desde el “alma mater” de Aconcagua, Ángel del Río Sánchez.

El caso es que García Barrera dejó escrita su propia biografía, sus propias vivencias desde el frente del Burgo…lo hace como tantos otros, quizás como una especie de “escape” o “liberación”…sus manuscritos sufren a su lado los avatares de la guerra…tanto que perecen, pero no se evaden de la memoria de este combatiente libertario que los reconstruye unos años atrás….el relato no pierde, no pierden, nada de fuerza porque con los años es como si pudiese plasmar más y mejor todo lo acontecido en la guerra y más allá de ella con sus ilusiones, las ansias de libertad, la vida en los diferentes frentes y todo  aquello que hizo que muchos implicados se pusiesen en marcha contra el fascismo y en defensa de la II República…todo ello, de alguna manera, se esfumó, pero quedó el recuerdo en los que sobrevivieron y esta es una muestra …

Un libro imprescindible, desde la base de la comunidad de gentes libertarias ( de pensamiento libertario) que intentaban llevar a bien sus ideas y que lo intentaron hasta perder la vida, la libertad, casi la ilusión…pero que se preocuparon de sembrar la semilla de la memoria…de esta que no se perdió nunca

Lo que nos dice Aconcagua :
La autobiografía de Francisco García Barrera (1908-1999) como combatiente antifascista y republicano en la guerra de España, empieza a escribirse en los mismos parapetos del frente de El Burgo y se pierde en la retirada de Málaga. Su diario de guerra lo redacta otra vez en las trincheras de los frentes andaluces, pero queda deshecho el manuscrito cuando pasa el Ebro a nado para salvarse de la metralla enemiga. Durante los últimos meses de 1938, en las fortificaciones del frente del Segre, lo vuelve a escribir, pero los cuadernos no resisten a la retirada final de Cataluña camino de los campos de concentración en el exilio francés.

El relato, tantas veces escrito, se le quedó en la memoria. En las décadas de 1960 y 1970 por fin llevará a cabo la relación de su guerra sin que se pierda toda la fuerza emotiva de un testimonio desgarrador. Las memorias de este campesino andaluz adquieren un excepcional interés en tanto que reflejan, más allá de la vida en los frentes, las sentidas aspiraciones de libertad, justicia e igualdad que motivaron a tantos libertarios su decidida implicación en la lucha contra el fascismo y en la defensa de la República.

Leer más:
http://www.aconcagualibros.net/news/memorias-libertario/

 

uvitelonline.es.RZl9sbB6JjkDrycTtqo8wawwrJrJCCqN1d3CgaGGg9tx6B1vl1.jpgCazarabet conversa con Salvador Claude García:

-Salvador, ¿Quién te impulsa, de qué manera y por qué te lanzas a escribir este libro que son el puro reflejo de las vivencias de tu padre?. Cuéntanos ¿cómo ha sido, desde tú mismo, reconstruir estos compases de la vida de tu padre….porque parece ser que lo fuiste reconstruyendo y fuiste yendo tras diferentes pistas….? ¿Cómo fue la experiencia?

-Primero hay que precisar que la mayoría del contenido del libro es escrito por Francisco García Barrera, mi padre. Yo simplemente he ordenado el relato, he hecho un trabajo de historiador verificando los datos, mi amigo Jean ha hecho un trabajo de corrector de la lengua española y por fin he añadido unos informes que me parecían interesantes.

Después de la muerte de mi padre en el año 1999, yo recogí e hice una clasificación rápida  de todos sus papeles. Di un vistazo pero me di cuenta de que era necesario un trabajo enorme para explotar estas memorias y lo puse de lado siempre pensando que vendría el tiempo.

  En Septiembre del 2010 con mi mujer fuimos a Andalucía (Utrera), donde viven mis primos, con la idea de trabajar sobre las memorias de Francisco. Con la familia fuimos a ver dónde vivían los abuelos (la choza y el rancho); hablé con un par de testigos de estos tiempos; un historiador de Utrera (Javier Castejón)  había escrito un libro sobre la represión en Utrera en 1936 y me comuniqué con él…  Después, viajando recorrimos los sitios dónde había luchado Francisco después de Utrera: Ronda, El Burgo, Málaga, Jaén, Iznalloz, Martos, Tortosa, Balaguer y hasta la frontera francesa.

  Al volver, empecé el trabajo con la idea de hacer un documento accesible a la familia y a los descendientes de los amigos de mi padre que viven en mi pueblo y los pueblos vecinos. Me di cuenta de que había una doble faena:

     - un trabajo sobre la escritura misma, para eso era necesario un experto del castellano. En eso me ayudó mi amigo Jean Franco catedrático de literatura española y también hijo de exiliado y libertario. 

     - un trabajo de investigaciones sobre los datos de mi padre referentes a su historia en la guerra civil española. Para eso empecé a leer libros sobre la guerra civil española, pero me di cuenta de que tenía que buscar en los archivos mismos de la guerra civil: Archivos del ejército republicano durante la guerra civil en Ávila donde pude conocer los sitios donde estaban las brigadas en las cuales combatió mí padre, las batallas, etc. …; en el archivo de Salamanca y otros archivos españoles; en los archivos franceses para inquirir sobre el exilio y los campos de concentración en Francia. Yo sentí la necesidad de hacer averiguaciones sobre unas fechas, unos datos y tengo que decir que no encontré ninguna contradicción con las reseñas de las memorias de Francisco. Además estas investigaciones me permitieron añadir elementos para completar el relato y los puse en unos anexos.

He de precisar que yo no redacté nada ni modifiqué nada. Todo el texto publicado fue escrito por mi padre, con su lengua y estilo propios. Me limité a quitar algunos párrafos repetidos o reincidencias (existían varios relatos que referían a veces lo mismo con algunas diferencias. Injerté tal cual vez alguna anécdota significativa y restauré un poco la cronología cuando se me hizo necesario para la comprensión. Mi amigo Jean se concretó a enmendar algunos giros incorrectos debidos a las interferencias del francés pero nunca modificó el tono, el estilo, el modo de hablar y expresarse.

Fue una experiencia muy fructuosa, iba avanzando poco a poco, siguiendo el camino de mi padre durante la guerra y en los campos de concentración franceses. Siguiéndolo en el relato mismo. Siguiéndolo durante nuestros viajes a España en los pueblos desde La Torre del Bollo (Utrera) de donde huyó a zona republicana, pasando por Ronda, Málaga, los frentes andaluces y los frentes catalanes hasta el paso de la frontera francesa en el puerto de Ares. Siguiéndolo en las órdenes de operaciones de la brigada mixta 51 y la brigada mixta 93 a las cuales pertenecía Francisco (archivo militar de Ávila). Fructuosa porque como la mayoría de los exiliados mi padre no hablaba de la guerra y yo nunca había leído sobre la guerra porque para mí era muy doloroso. Fue muy conmovedor seguir y conocer el camino de mi padre. Mi amigo Jean y mi mujer se implicaron mucho en el proyecto y lo pudimos llevar a cabo.

uvitelonline.es.G1w4ekcivK9Nbg5eENtZVH4FK0nCILJUshEf5tysuUHNYaESHQ.jpg-¿Cómo fue, cómo te contó que fue su vida hasta entrar como miliciano….?

-Mi padre era campesino, hasta la contienda (el tenía 28 años en Julio de 1936), vivió una verdadera vida de campesino en sus tierras andaluzas. Trabajando de sol a sol desde niño como todos los arrendatarios y jornaleros. Nunca fue a la escuela; aprendió a leer y escribir en el rancho con el paso episódico de un maestro rural y llegó a ser secretario de su sindicato, la CNT, en su comarca cuando estalló el conflicto.

-Preséntanos, amigo, un poco a tu padre: ¿cómo era como persona? ¿y cómo fue como persona de ideales libertarios?

-Eso de ser persona de ideales libertarios no se cuenta, sólo se vive. Francisco lo vivió luchando por la libertad, la igualdad y la República durante la guerra civil. Lo vivió también en Francia trabajando para su familia; dando mucha importancia a la educación y a la escuela para sus hijos. No le gustaba trabajar en una fábrica,  no quería obedecer a los “jefecitos” que allí se encuentran. El trabajaba en el bosque de leñador. Allí no le mandaba nadie.

-Miliciano, también defendiendo a la II República en diferentes frentes de Andalucía, de Cataluña y la retirada….. ¿Cómo crees que aquello que fue el “hecho bélico” influyó en tu padre?

-Durante la guerra combate por sus ideales pero con mucho pragmatismo. Se da cuenta  enseguida de que la unión de todas las fuerzas es necesaria, escribe: “las balas y los proyectiles que nos tiraba el enemigo mataban sin distinción del carné que llevaras en el bolsillo”. Lucha hasta los últimos momentos con los pocos soldados fieles que tiene a su mando hasta el 13 de febrero de 1939 cuando pasa la frontera: “sin abandonar a nadie cuya responsabilidad asumía yo”. Pero el paso de la frontera fue muy doloroso, escribe: “Cómo nos dolía nuestra tierra, la perdimos poco a poco.”

En los campos de concentración franceses es muy consciente de su condición: “éramos los sin patria. Habíamos defendido la democracia y éramos los olvidados de los países democráticos. Estábamos considerados como los adelantados, y como revolucionarios estábamos fuera de la ley, todos nuestros vecinos países creían controlarnos mejor de esta manera, encerrándonos en los campos.”

Pero siempre guarda la esperanza. La meta: hacer una vida nueva en un país libre. Francisco era muy positivo y con mucha tolerancia como se puede ver al leer sus memorias.

-Cómo influyó el exilio en la persona de tu padre porque cada uno esto de tener que dejar su tierra, gentes y demás detrás lo vive a su manera…?. Me refiero, ¿en qué medida piensas que lo marcó el exilio?

-Dejar su tierra, su familia, sus compañeros: eso fue mucho dolor. Francisco era muy sensible, muy atento a los demás. El no pudo volver a España hasta 1967, pero su mujer y sus tres hijos (de 6 a 3 años) fueron en 1949 hasta el Rancho para conocer a los padres, los hermanos, era muy importante para mi padre que su esposa con sus hijos conocieran a sus padres.

-Después del exilio le esperan diferentes campos franceses. Cuéntanos, ¿cómo fue su paso por ellos?. Para aquellos que no hayan leído el libro: ¿cuál fue el peor campo, por el que pasó tu padre... por qué…?

-No se puede decir que fueron bien acogidos, primero porque los franceses no prepararon el recibimiento de quinientas mil personas de manera concreta y también porque los españoles venían marcados como revolucionarios (los rojos), pero en una parte de la población hubo solidaridad para con ellos.

La vida, cualquiera que fuera el campo de concentración, no podía ser buena: el frió, mala comida, pero sobre todo la pérdida de la guerra, del país, de la familia.  El campo más duro fue el primero al pasar la frontera, porque en Prats de Molló, un pueblo de la montaña, para los últimos que pasaron no había nada : “Quizás nadie crea cómo tuvimos que dormir, ahí donde no existía nada que nos sirviera de abrigo, pues sin otro remedio más que haciendo zanjas en la tierra, cubriéndolas con estacas de los árboles que cortamos, y con lo que encontrábamos cubrirlos y nosotros dos o tres dentro para que la tierra nos diera calor, para poder dormir unos contra otros.”Pero se quedó poco tiempo en este campo, una semana quizás. Después se fue a los campos de la “playa” (entre mar y alambrada) del Mediterráneo, cerca de Perpiñán y de la frontera. El primero fue el campo de Barcarès donde participó en la construcción y en el cual se quedó 6 meces. Fue trasladado a otro campo en la “playa”, Argelès, y por fin a un campo llamado Bram, del cual decía que era malísimo.

libertario27.jpg-¿Qué le esperó después del paso por el último campo….?

-Para salir del campo se necesitaba una familia huésped y un contrato de trabajo. Un compañero de armas tenía familia en Francia, y por él obtuvo un contrato y una familia acogedora. Salió del campo de Bram un año después del fin de la guerra civil. Fue recibido por la familia que se encargó de él y después de unos días de descanso fue a trabajar en una fábrica. Pero después los alemanes invaden Francia…

-¿Cómo le fue la convivencia con la población francesa?

-En estos pueblos de la parte sur de Francia había trabajo, en cada pueblo vivía una fuerte comunidad de españoles: los exiliados económicos a los cuales se juntaron, bastante numerosos, los refugiados del 39. La coexistencia con los trabajadores franceses se hizo naturalmente, con el trabajo y los sindicatos. Para nosotros, los hijos, fue la escuela la que fue el mejor integrador. Si en casa hablábamos español, en la calle en la escuela donde estábamos todos juntos franceses y españoles se hablaba, se jugaba, se aprendía en francés y pronto nosotros fuimos franceses.

-Y ¿cómo vivió la invasión de Francia por parte de los Nazis, así como la ocupación?

-Cuando los alemanes invaden Francia, después de la derrota, el país está cortado en dos, la parte norte zona ocupada por los alemanes y  la parte sur “libre”. Francisco esta en la parte sur, pierde su trabajo en la fabrica porque los patrones prefieren contratar a los refugiados del norte (franceses o belgas), y va a trabajar en el campo. En noviembre de  1942 los alemanes invaden la parte sur de Francia e instauran el servicio de trabajo obligatorio (STO). Para no ir a trabajar por los alemanes, con compañeros españoles republicanos se escapan al monte (maquis) donde se forma la resistencia a los alemanes.

-Es de suponer que la liberación de Francia fue como un alivio para su padre, ¿no?

-La liberación en nuestra zona llego en junio del año 1944. Mi padre pudo vivir más tranquilo con su esposa y su niño. Además, las autoridades francesas reconocieron el papel destacado de los republicanos españoles en la Resistencia y les confirió el estatuto de “refugiados políticos”, con lo cual les fue un poco mejor.

-Pero, seguramente que siempre le quedó esa "espina clavada" de no poder haber liberado a su país del fascismo y de la dictadura de Franco. ¿Cómo se sentía ante ello?

-Se sentía mal, claro.  Había luchado desde la primera hora, Francisco había hecho su deber como miles de compañeros, pero no hablaba de eso, como lo escribe mi amigo Jean en el prefacio hablando de los exiliados “Muchos optaron por el silencio de tan indecibles que les resultaron los padecimientos que les afectaron, sin encontrar el posible camino de una catarsis. Ni siquiera comunicaron a su familia y descendientes los datos de una lucha y un éxodo que les parecieron insoportables de recordar”. 

Permaneció militando en la CNT y en organizaciones de exiliados. Cada año iban al congreso de la CNT que había en Toulouse, la grande ciudad francesa de los exiliados. La última organización de los exiliados políticos a la cual perteneció en los años 90 tenía un boletín que llamaban “La voz de los Olvidados”.

Tengo que añadir que muy pronto comprendió que la reconciliación no sería posible y que Franco se iba a quedar para tiempo, así que decidió  hacer su vida en Francia. Si volvió a España era para ver a su familia y los compañeros que allí habían quedado, pero no para vivir allí. Después de pasar las dos guerras él estaba en un país donde había trabajo, donde la escuela era obligatoria y laica, donde ayudaban a las familias humildes pagando los estudios a los alumnos que se lo merecían, donde había sindicatos y organizaciones obreras, donde había una prensa libre. A España: volver sí, vivir no.

 

 

 

Sin título-1.jpg17286       
Memorias de un libertario andaluz en la guerra civil española. Francisco García Barrera. Edición de Salvador García. Prólogo de Ángel del Río Sánchez. Prefacio de Jean Franco
248 páginas       2,5 x 17 cms.
15,00 euros
Aconcagua


Colabora CGT.


La autobiografía de Francisco García Barrera (1908-1999) como combatiente antifascista y republicano en la guerra de España, empieza a escribirse en los mismos parapetos del frente de El Burgo y se pierde en la retirada de Málaga. Su diario de guerra lo redacta otra vez en las trincheras de los frentes andaluces, pero queda deshecho el manuscrito cuando pasa el Ebro a nado para salvarse de la metralla enemiga. Durante los últimos meses de 1938, en las fortificaciones del frente del Segre, lo vuelve a escribir, pero los cuadernos no resisten a la retirada final de Cataluña camino de los campos de concentración en el exilio francés.

El relato, tantas veces escrito, se le quedó en la memoria. En las décadas de 1960 y 1970 por fin llevará a cabo la relación de su guerra sin que se pierda toda la fuerza emotiva de un testimonio desgarrador. Las memorias de este campesino andaluz adquieren un excepcional interés en tanto que reflejan, más allá de la vida en los frentes, las sentidas aspiraciones de libertad, justicia e igualdad que motivaron a tantos libertarios su decidida implicación en la lucha contra el fascismo y en la defensa de la República.

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