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yo-tambien-fui-jack-el-destripador.jpgCazarabet conversa con...   Fernando García Calderón, autor de "Yo también fui Jack el Destripador" (Ediciones del Viento)

 

 

 

Una historia muy, muy bien escrita que desvela nuevas revelaciones acerca de Jack el Destripador.

 

Aquello que nos dice Editorial del Viento:

John Riordan, octogenario forense de Scotland Yard, se enfrenta a un sujeto que posee, así lo asegura, delicados secretos del club al que perteneció en 1888. Por él pasaron desde Bram Stoker o H.G. Wells hasta Bernard Shaw. Desde Alfred Waterhouse hasta John Goodall, máximo goleador de la estrenada liga de fútbol. Aquella elite de la confidencialidad viviría, con interés inusitado, las andanzas del asesino más arrogan­te que se recuerda.

John Riordan, en su condición de ayudante del inspector Abberline, se ve obligado a perseguir sombras que escapan de una época victoriana en decadencia, cuando llega a Londres como un prometedor discípulo del deductivo Joseph Bell y se enfrenta a una inves­tigación de altos vuelos. Habrá de esperar a la finalización de la II Guerra Mundial para descubrir el mayor enigma de la historia del crimen.

Yo también fui Jack el Destripador es la viva expresión de un tiempo fronterizo entre los estertores de un siglo xix velado por la hipocresía moral y la eclosión de un mil novecientos que pondrá a prueba la capacidad de regeneración del hombre y su instinto de supervivencia.

Enlaces que te pueden ir bien:

Sobre la propia Editorial:

http://edicionesdelviento.es/libreria/es/

Sobre libros de Jack El Destripador o que tratan temas relacionados, solo una muestra, les invitamos, encarecidamente, a bucear e investigar:

https://es.wikipedia.org/wiki/Anexo:Libros_en_espa%C3%B1ol_sobre_Jack_el_Destripador

https://www.google.es/search?q=libros+sobre+jack+el+destripador&rlz=1C2AFAA_enES526ES526&biw=1280&bih=655&tbm=isch&tbo=u&source=univ&sa=X&sqi=2&ved=0CDUQsARqFQoTCM7Ep9zct8gCFQvxFAodTnoPBQ&dpr=1

Como curiosidades:

Club Diógenes:

https://es.wikipedia.org/wiki/El_Club_Di%C3%B3genes

Diógenes el cínico:

https://es.wikipedia.org/wiki/Di%C3%B3genes_de_Sinope

Una manera de conocer a Diógenes es leyendo un libro maravilloso, El Mundo de Sophia de Jostein Gaarder:

https://www.wattpad.com/131665620-el-mundo-de-sofia-los-c%C3%ADnicos ; https://books.google.es/books?id=FFsj4Lp9c_AC&pg=PT104&lpg=PT104&dq=Di%C3%B3genes+el+c%C3%ADnico+en+El+Mundo+de+Sofia&source=bl&ots=KLtco3frFm&sig=tqZvYe3Wjr3Kz4ADZJ7ax45MIak&hl=es&sa=X&ved=0CC4Q6AEwAmoVChMI6sOf-OO3yAIVhH4aCh2J-AFy#v=onepage&q=Di%C3%B3genes%20el%20c%C3%ADnico%20en%20El%20Mundo%20de%20Sofia&f=false

 

Sobre Lewis Carroll:

https://es.wikipedia.org/wiki/Lewis_Carroll

http://www.abc.es/cultura/20130702/abci-extrana-obsesion-lewis-carroll-201307020955.html

http://cultura.elpais.com/cultura/2015/03/22/actualidad/1427050783_105252.html

Lewis Carroll era, en realidad, el seudónimo de Charles Lutwidge Dodgson:

http://cultura.elpais.com/cultura/2014/03/12/actualidad/1394641626_727990.html

Otros personajes, destacados que salen en el libro y que nos acompañan:

Sir Arthur Conan Doyle (algunos también lo ponen en las quinielas como Jack El Destripador):

https://es.wikipedia.org/wiki/Arthur_Conan_Doyle

El Dr Joseph Bell:

https://es.wikipedia.org/wiki/Joseph_Bell

Jack El Destripador desde el cine:

https://es.wikipedia.org/wiki/Jack_el_destripador_en_la_ficci%C3%B3n

 

http://cinemania.es/noticias/jack-el-destripador-en-el-cine-10-peliculas-desde-el-infierno/

 

Cazarabet conversa con Fernando García Calderón:

4.jpg-Fernando, ¿por qué una novela, mezcla de ficción, pero también de no ficción, sobre Jack El Destripador?; ¿de dónde te sale esa especie de necesidad?(estoy casi segura que la lectura de otros libros sobre el tema o temas parecidos te pudieron “apuntillar” para lanzarte en esta aventura)

-El personaje me interesó desde que, siendo universitario, me hice con un libro de Tom Cullen que documentaba los asesinatos. Me percaté de que el entorno, la época y las circunstancias que se vivían en el Londres de los años 1887 y 1888 eran el verdadero germen de aquel conjunto de sucesos. Abandoné la idea de que un perturbado, un lobo solitario, pudiese perpetrar tan macabros crímenes y luego recorrerse media Inglaterra mandando misivas para jactarse de cada una de sus “gestas”. A partir de ese momento, todo se centró en encontrar una hipótesis verosímil que no presentase cabos sueltos. Un proceso de análisis carente de prisa que, pasados los años, me llevó a crear esta novela.

-Porque escribir sobre este personaje es adentrarse en una especie de “universo particular”…. ¿cómo ha ido el proceso de documentación y la metodología de trabajo?

-Bien, sin sobresaltos. A lo largo del tiempo he leído muchas y variadas teorías. Se han escrito, como sabes, centenares de libros sobre el tema. Todas las teorías que yo he podido estudiar, sin embargo, dejaban algún cabo suelto. Porque, en mi opinión, no acababan de centrarse hasta las últimas consecuencias en una pregunta detectivesca tan importante como el clásico “quién lo hizo”: ¿A qué persona o personas, grupo o ente social beneficiaron los crímenes?

Los conceptos que se derivan de esta pregunta abren un verdadero abanico de conocimientos y reflexiones. Pasamos de lo individual o lo colectivo. Y empezamos a hablar de la situación convulsa que vivía la Policía Metropolitana, más conocida como Scotland Yard, en aquellos días, y de la desigualdad entre el West End y el East End de Londres, y de las primeras huelgas obreras, los incipientes movimientos sociales que promovía la Sociedad Fabiana, el origen del socialismo británico… En fin, todo un apasionante mundo que define los estertores del siglo XIX y la decadencia del Imperio Británico, con su victoriano esplendor.

Esos aspectos marcan realmente mi fase principal de documentación y el fundamento de la novela. Cuando inicié la escritura, ya estaba diseñada. De ahí que se estructurase de una manera muy equilibrada en tiempo y extensión. La novela está formada por cinco bloques, correspondientes a los cinco asesinatos canónicos, de once capítulos cada uno y un epílogo a modo de desenlace. Cincuenta y seis capítulos que fueron escritos a razón de uno por semana.

-Presumo y sigo al hilo de la pregunta anterior ,que no habrá sido nada fácil porque acercarse a esa época a caballo entre el XIX y el XX de la Inglaterra con aquellos métodos policíacos y demás…son tan alejados de los avances a los que se nos tiene acostumbrados hoy en día…

-Esa impresión es lógica, especialmente si se piensa en el tiempo transcurrido. Pero no ocurre así en la Inglaterra de entonces. Hay una amplísima documentación sobre el caso. Se conservan los interrogatorios realizados, las actas de defunción de las víctimas, las cartas atribuidas a Jack, las especulaciones de Scotland Yard, los numerosísimos artículos publicados en prensa… Todo ello permite constatar hechos y relacionarlos con el entorno en que se enmarcan. Claro que eso son sólo teselas del mosaico que representa una novela.

1.jpg-Aunque lo principal que es cierta “traza” para la deducción, el “saber ver y encontrar la lógica y demás” eso está siempre ahí y es lo más imprescindible porque por mucho avance si no se sabe ver, oír, mirar, casi palpar con lo más lógico, evidente o con aquello que el asesino o asesinos quieren enseñar…porque el asesino, a no ser que sea un profesional por encargo…siempre tiene “su marca particular” y deja su huella más que particular…¿Qué piensas?

-Tienes razón. De ahí que la primera de mis deducciones fuese que, en efecto, había un modus operandi en los crímenes. Una forma singular de ensañamiento post mórtem. Si se analiza el escenario y resultados de cada uno de ellos, podemos concluir que obedecen a objetivos que superan el simple propósito del asesinato: son verdaderas escenografías destinadas a obtener el máximo eco posible. En un barrio como Whitechapel, en el que se hacinaban dos millones de personas y los índices de criminalidad superaban con creces a los del resto de ciudades europeas, no bastaba con matar. Había que crear llamadas de atención en los londinenses de cualquier condición y clase social. ¿Con qué finalidad? Propongo tres para la reflexión de hipotéticos lectores: la mejora de la desastrosa vida en el East End, la dimisión de los jefes militares que habían accedido a la dirección de Scotland Yard desplazando a policías de carrera y el derrocamiento del Gobierno conservador en esta última etapa del reinado de Alejandrina Victoria. Tres objetivos ambiciosos, sin duda, a la postre satisfechos en su mayor parte.

-Involucras al propio Lewis Carroll como presunto…Por ejemplo, a ver, lo primero: ¿ Qué significa Lewis Carroll para ti, además de ser un escritor afamado(autor de Alicia en el País de las Maravillas) , y por qué le pones en la órbita de este misterio….?; ¿Por qué te fijas en él…qué fue lo que te hizo pensar en él…su infancia, sus frustraciones, su afición a “mirar”, todos los aficionados a la fotografía gustan de “una mirada bien particular”…?

-Lewis Carroll, el sobrenombre literario de Charles Lutwidge Dodgson, es un personaje fascinante. La lectura guiada, anotada, de sus obras pone al descubierto el doble y triple significado de muchas de sus escenas y frases. En él puede apreciarse la dualidad victoriana, el juego de la doble moral, la personalidad contrapuesta del sesudo, y hasta aburrido, profesor de matemáticas y el incisivo escritor que no desprecia la realidad de su país. Si a eso unimos su afición a la fotografía y su inclinación por las niñas, tenemos la polémica servida.

Pero no suele ser un acierto examinar el pasado con los ojos del presente. El comportamiento de entonces podía —y sólo digo podía— deberse a la natural consideración del niño como ser inocente, sin la rigidez de comportamiento de los adultos, más divertido, más angelical y menos contaminado. Y te aseguro que, en aquella época, la diversión no era de uno de los mandamientos del victoriano recalcitrante.

Sea como sea, mi elección de Carroll es forzada. Un editor me propuso el reto de asumir, siquiera parcialmente, la hipótesis de un autor norteamericano, Richard Wallace, empeñado en demostrar que Lewis Carroll fue Jack el Destripador. Acepté. Y el resultado es esta novela.

-¿Por qué paró o se silenciaron los asesinatos de El Estripador?

-El hecho de que, tras el quinto asesinato, no se volviese a saber de Jack el Destripador inspiró las tesis de que fue capturado y, dada su condición noble, se ocultó su identidad. Las teorías que lo asocian con la realeza inciden en ello.

Pensemos, por el contrario, en Jack como un asesino en serie que escapa de las convenciones que se atribuyen a éstos. Para empezar, en lugar de matar hasta ser detenido, tendría fecha de caducidad. Y, además, un móvil. Algo que suele descartarse en los asesinos que actúan por perturbación psíquica. En esas circunstancias, sería mucho más complicado atraparlo. Si, para más inri, contase con una ayuda organizada, entonces es posible entender la trascendencia del llamado “otoño de terror” de 1888. Tan sólo un breve apunte: el primero de los crímenes ocurre a las pocas horas de que se conociese la dimisión de James Monro, el cerebro más brillante de Scotland Yard en aquella época. El último se publica prácticamente a la vez que la renuncia de Charles Warren, el responsable máximo de la Policía Metropolitana. Es sustituido por Monro. Uno de los tres objetivos de los que hablaba antes habría quedado cumplido.

-Fue Richard Wallace de los primeros que puso su mirada en Carroll como Jack El Destripador… ¿Qué nos puedes comentar?

-Que su aproximación a los hechos es un disparate basado en el juego estadístico con las letras y palabras de las obras de Carroll. Anagramas forzados, fáciles de desacreditar pero útiles para desbocar la fantasía.

2.jpg-Ese asesinato en el interior de una habitación, al contrario del resto en el exterior… ¿fue como un punto de inflexión?, ¿por qué los asesinatos se daban todos siguiendo unas pautas, hasta un escenario dentro de la ciudad de Londres…?

-Los cuatro primeros asesinatos canónicos siguen pautas específicas: las víctimas son prostitutas elegidas por su enfermedad avanzada, la muerte sobreviene con rapidez, en espacios frecuentados, el cuchillo es manejado por una persona zurda, el trabajo de cirugía posterior denota teatralidad, ansias de llamar la atención…

El quinto de los crímenes incluye variaciones significativas: Mary Jane Kelly es joven y su estado no es comparable al de resto de las víctimas. Se perpetra en el cuarto en que vivía. En mi opinión, ese crimen no procede de las mismas intenciones. Existe una actitud personal, acentuada, que no se da en las restantes víctimas. Siempre se dijo que Mary Jane estaba encinta y que el feto no apareció.

-Surge, en tu novela, el Club Diógenes. ¿Cuéntanos qué es lo que te atrae de él…aunque ya sabemos que era y es parte activa de la vida social (aunque ficticia o no tan ficticia porque Club -Diógenes es el retrato de uno de tantos Clubes de un tiempo en Londres y entre la sociedad londinense, una parte de ella)…pero qué nos puedes acercar del mismo?

-El club Diógenes constituye la base de la narración. Y el vehículo natural para que hombres de distintas procedencias y formaciones se pusiesen en contacto. La época victoriana es pródiga en clubes para hombres. La mayor parte de los censados poseía una actividad monográfica, derivada de un carácter gremial, de la acción política o de una afición concreta. El Diógenes, en cambio, no figura en ningún escrito oficial. Apenas es mencionado por Conan Doyle para provocar la aparición de Mycroft, el hermano de Sherlock.

-¿Crees que se ha escrito tanto de “este personaje” Jack El Destripador, que al final es como si se frivolizase…es que se les ha atribuido, además, a tantos la autoría de los asesinatos…?

-Jack nace con un fundamento publicitario, como hemos apuntado. Es parte esencial de una campaña bien urdida. La prensa se hace eco y hace su agosto con las noticias sobre el Destripador. Que la Policía fracasase en su persecución lo convierte en mito. De ahí a la frivolización media un paso. El mito subsiste y llega hasta nuestros días. Existen rutas organizadas para recorrer Whitechapel y los sitios fundamentales en las andanzas de Jack.

-¿No has pensado nunca en tus lecturas y documentaciones que hubiese más una persona detrás de los asesinatos que aterraron a Londres en aquel otoño largo y frío….?

-Por supuesto. Es una conclusión plausible sobre la que la novela hace hincapié.

3.jpg-En el libro te acercas a personajes míticos: el Dr Bell, al propio Lewis Carroll, a Sir Conan Doyle…esto supone enriquecerte mucho más tanto en el proceso de documentación, pero mucho como escritor…porque aunque no todo lo utilices en este libro…todo queda como grabado en tu disco duro…

-Bien expresado. Ahí queda. En mi caso, el interés por la literatura británica del período victoriano ya existía e influyó en mi decisión de abordar este proyecto. Dickens, Stevenson, Oscar Wilde, Wilkie Collins o Bram Stoker, por citar unos cuantos, son autores que se ganaron la posteridad y que leí desde la adolescencia.

Mención aparte merece el doctor Joseph Bell, un verdadero precursor del diagnóstico deductivo en medicina y un modelo bien aplicado por Conan Doyle en su adorado Sherlock Holmes.

-Ya en las primeras páginas nos retas a que te acompañemos a desenmascarar a Jack El Destripador…es lo que debería hacer todo escritor para con su lector en sus libros, pero más si son de misterio…hay libros, temáticas que parece que dan más para desarrollar este ejercicio de ósmosis y retroalimentación con el escritor y demás….¿Qué nos puedes comentar….?

-Claro que sí. En el fondo, el escritor siempre quiere realizar la exploración que representa la novela de la mano de todos y cada uno de los lectores. La complicidad con ellos, cuando se logra, enriquece la lectura. Cualquier libro que incluya una investigación de cualquier género se brinda mejor a este viaje compartido.

El peligro se encuentra en forzar el encuentro. Hay autores que manipulan al lector en este juego, ocultándole información sustancial o desviando su atención mediante el famoso “Mac Guffin” de Hitchcock. Mi propósito en Yo también fui Jack el Destripador es evitar esto a toda costa. El lector cuenta con todos los detalles desde el primer momento, al ritmo en que el protagonista los va descubriendo. Basta con atender a éstos para acertar con la resolución de la obra. Si el objetivo de la lectura está ahí.

 

 

 

 

yo-tambien-fui-jack-el-destripador.jpg21630
Yo también fui Jack el Destripador. Fernando García Calderón
384 páginas
20,00 euros
Ediciones del Viento



John Riordan, octogenario forense de Scotland Yard, se enfrenta a un sujeto que posee, así lo asegura, delicados secretos del club al que perteneció en 1888. Por él pasaron desde Bram Stoker o H.G. Wells hasta Bernard Shaw. Desde Alfred Waterhouse hasta John Goodall, máximo goleador de la estrenada liga de fútbol. Aquella elite de la confidencialidad viviría, con interés inusitado, las andanzas del asesino más arrogan­te que se recuerda.

John Riordan, en su condición de ayudante del inspector Abberline, se ve obligado a perseguir sombras que escapan de una época victoriana en decadencia, cuando llega a Londres como un prometedor discípulo del deductivo Joseph Bell y se enfrenta a una inves­tigación de altos vuelos. Habrá de esperar a la finalización de la II Guerra Mundial para descubrir el mayor enigma de la historia del crimen.

Yo también fui Jack el Destripador es la viva expresión de un tiempo fronterizo entre los estertores de un siglo XIX velado por la hipocresía moral y la eclosión de un mil novecientos que pondrá a prueba la capacidad de regeneración del hombre y su instinto de supervivencia.

 

 

 

 

 

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