Cazarabet conversa con... Leticia Sánchez Ruiz, autora de “Cuando es invierno en el Mar del Norte”
(Pez de Plata)
La excelente,
exquisita y no menos entretenida narrativa de Leticia Sánchez Ruiz, nos atrapa
en una lectura que nos dibuja sonrisas y asombros….que nos divierte y nos pone
a prueba…
En esta historia
entre el thriller, lo policíaco y “lo coral” se dan cita historias dentro de
otras historias y un abanico de personajes la mar de variopintos.
Pez de Plata
acierta y no poco en y con este libro de , además
excelente factura desde el gusto y “el hacer” de la tarea del editor…
Leticia tan sutil
como casi removiendo Ese intríngulis juguetón de detectives y asesinos que
todos hemos experimentado alguna vez, no descubre, como si nos esclafasen una
bofetada que todos los podemos tener en nuestras familias….así que no
discutamos muchos mucho en las reuniones familiares y más si hay turrones y
cava en la mesa que es cuando más hipocresía y cinismo se reparte.
Esta pluma, Leticia
Sánchez Ruiz si “la tribu de críticos literarios” se lo permite, no le comen la
moral ---que no creo--- y los avatares y las trampas de la senda de la vida, se
lo permiten dará mucho de qué hablar y, siempre, para bien.
El libro forma
parte de la colección narrativa de Pez de Plata.
Nuestra autora,
Leticia Sánchez Ruiz:
Leticia Sánchez Ruiz
(Oviedo, 1980) es escritora, periodista y profesora de narrativa. Ha ganado el
Premio Tétrada Literaria de Novela Corta 2004 por El precio
del tiempo, el IX Premio Internacional de Novela Emilio
Alarcos por Los libros luciérnaga y el XVI Premio
Ateneo Joven de Sevilla por El gran juego. Toda su obra ha
sido traducida al italiano. En 2018, la compañía El Callejón del Gato llevó a
escena su obra de teatro Hermanas.
Cazarabet
conversa con Leticia Sánchez Ruiz:
-Amiga, ¿nos puedes explicar del por qué de este libro que
vistes de novela negra?
-Al principio tenía
varias historias sobre las que quería escribir: cómo cambia la vida de alguien
al encontrar un cadáver, cómo reaccionarían los miembros de una familia al
enterarse que uno de ellos puede ser un asesino, una noticia que leí en la
prensa sobre un hombre que había desaparecido misteriosamente y cuyo cadáver
habían arrastrado las olas días más tarde hasta una playa cercana sin que su
familia entendiera qué había ocurrido... Estas historias, aparentemente, no
tenían nada que ver entre sí, pero entonces descubrí el título, el verso de
Ángel González: "Cuando es invierno en el mar del Norte/ es verano en
Valparaíso". Y las piezas encajaron, y supe sobre lo que quería escribir:
hasta qué punto conocemos a las personas que queremos.
-Sí, es novela
negra y desde el minuto cero, pero es una historia de historias de todos los
seres humanos, todos protagonistas que allí desfilan, ¿lo ves así?
-Por supuesto. Al
principio decía que ésta no era una novela negra, sino, como mucho, una
"azul marino". El motivo es mi gran respeto a la novela negra, un
género con normas muy precisas y con autores buenísimos y especializados, entre
los que yo no me encuentro. Pero como todo el mundo (críticos y escritores de
negra, incluidos) me dicen que sí lo es, me rindo pues a la evidencia. Descubrí
así que la novela negra es un género mucho más amplio y laberíntico de lo que
creía.
-¿Por qué eliges,
para explicarnos esta historia de historias, “esa primera persona”?,
¿lo eliges como a modo de persuasión?
-Elegí dos primeras
persona porque quería que la historia fuera parcial, subjetiva. En realidad,
casi el que menos pinta es el inspector Pambley, el
investigador del caso. Lo que me interesaba no era la historia en sí, sino cómo
mis protagonistas la percibían. Guillermo cuenta la historia de su familia,
pero la vemos a través de sus ojos, de sus filias y fobias, de sus vivencias.
De hecho, él mismo dice que en hay muchos espacios en blanco en lo que sabe de
su familia, como en la familia de todos. Y lo mismo con Dora: me importaba más
mostrar por qué lleva a cabo su investigación, los motivos que la impulsan a
hacer lo que hace, que la investigación en sí.
-Las
voces narrativas puede que, al ser más de una, “mareen” un poco, pero solamente
marean un poco, nada más porque se está en total hipnosis por lo que
constantemente se nos va contando….con las voces, en presente, que nos cuentan
lo que pasa, lo que hay nos tienes como oyentes y como en parte activa de la
narración de narraciones, una implicación total…
-¡Me alegro! Porque
ésa era mi intención. Que el lector se sintiera en la isla de Or durante esa larga tarde noche en la que interrogan a los
Larfeuil; que estuviera con ellos en el salón. Al
igual que con Dora en el casa Amalia y dando vueltas por la ciudad.
-Sentí una especie de surrealismo desde las
primeras páginas…sentí que Buñuel, Fellini estaban
leyéndola y casi escenificándola a la vez….
-Jajajajaja. ¡Mil gracias! Me encanta este comentario,
porque soy una gran amante del surrealismo y, sin duda, hay mucho de él en mi
obra. De un surrealismo, digamos, cotidiano. Porque en el libro se mezcla
constantemente lo cutre con lo sublime. A veces yo encuentro más belleza, más
poesía, en lo cutre. Pero lo cierto es que esa mezcla, tan desaforada, nos la
encontramos a diario. A veces hay tanto surrealismo en la realidad que no
podemos explicarla de otra manera.
-Te imagino, por el
planteamiento de poner a tantos personajes ante nuestros ojos lectores, como
una escritora de novela negra, y muy criminal, como una Agatha Christie
desbordante que ponía a los personajes tan en la trama que organizaban un nudo
gordiano de muchísimo cuidado…
-Soy una gran
admiradora de Agatha Christie. De hecho, de alguna forma, este libro es un
homenaje a ella. Hay un momento muy Christie que siempre me fascinó: cuando
junta a todos los personajes un una habitación al final de la novela, y Poirot o Marple van diciendo qué
les hizo sospechar de cada uno hasta que finalmente revelan la identidad del
asesino. Así que un día pensé: ¿y por qué no hago una novela que sea
desde el principio precisamente eso: todos los sospechosos reunidos en una
habitación con el investigador?
-Si la trama es
importante y los personajes no lo son, para nada, menos…¿qué lugar debemos otorgarle al escenario que parece casi
teatral?
-Confieso que una
de las cosas con las que más disfruto al escribir es crear escenarios,
ambientes. Me decía una amiga escritora: "la isla de Or,
que podría ser un lugar maravilloso, de cuento, lo conviertes en algo
asfixiante y cochambroso, lo que lo hace aún mejor". Y ése era mi
propósito. Encontrar un lugar aislado (no sólo en que los personajes estuvieran
aislados física, sino también psicológicamente) y agregarle un carácter chusco
y familiar: la típica casa de unos abuelos en la que nada se renueva, todo
parece usado y mohoso y se resisten a poner la calefacción. Esa mezcla entre
lugares en los que nunca hemos estado y lugares en los que hemos estado todos.
Como decía, quería que el lector también estuviera sentado en ese salón,
sintiendo la sensación de algo insólito pero también de algo familiar. Y la
sensación un tanto claustrofóbica, no sólo de que se está en una isla de la que
no se puede salir, sino de que se está "atrapado con la familia". Y,
encima, en unos momentos cargados de tensión, en los que todos reaccionamos de
las formas más inauditas.
-Me da la impresión
que con la escritura de este libro te lo has pasado algo más que bien….te lo
has pasado bien….no imagino a nadie—o casi nadie—pasándolo mal escribiendo,
pero es que siento que te lo has pasado muy, muy bien y que luego nos lo has
hecho pasar a nosotros y nosotras de igual manera….es que en el primer capítulo
ya me reía…
-¡Me alegro mucho
de que lo hayáis pasado tan bien! Varios lectores me han comentado que se han
reído con la novela, algo que me fascina, porque hay pocas cosas que me
parezcan más maravillosas que reírte leyendo. Y sí, lo pasé pipa escribiéndola.
Aunque también sufrí bastante a la hora de hacer moverse a once personajes
dentro de una habitación, y tratar de explicar quién era cada uno y el
parentesco que les unía. Ahí sudé la gota gorda.
-Es
una narrativa muy ágil la que consigues ir construyendo, ¿verdad?, como
escritora ¿sientes esto? ---teniendo en cuenta que ya hace un tiempo que la
novela circula de mano en mano y que ha recibido tantas buenas críticas y
mejores vibraciones-- ¿por eso la construyes con capítulos cortos y cada uno
desde una voz presente, pero encarnada por un personaje?
-¡Muchísimas
gracias de nuevo! Hacerla ágil era mi intención, aunque una no siempre lo
logre. Los capítulos cortos, en mi caso, no son tanto una técnica como una
manía personal. A mí no me gusta dejar de leer hasta que acabo un capítulo. Así
que a veces estoy medio durmiéndome, esperando a que el capítulo acabe para
poder apagar la luz; otras veces he llegado hasta a no bajarme en la parada de
tren que me correspondía por estar leyendo concentrada hasta que acabase el
capítulo. Y por esta razón siempre escribo capítulos cortos: no quiero que
nadie se desvele o se pierda su parada.
-Los detectives son
muy singulares …no son “los típicos” que tienen
respuestas para todo, que tienen trastornos mentales ,pero que, aún así, son
capaces de resolver cualquier intríngulis… Son peculiares, pero
personas muy, muy normales…y sus métodos también, ¿verdad?
-Guillermo y Dora
son detectives "caseros". Al igual que Dora, yo soy periodista
cultural, y un día nos llegó un fax a la redacción del periódico informándonos
de un horrible asesinato. Como en esos momentos no había nadie más, mi jefe
decidió mandarme a mí: le rogué y le supliqué que no lo hiciera, que no sabría
por dónde empezar, que no tenía coraje para ir al tanatorio a hablar con la
familia, no tenía ni la más remota idea de cómo sonsacar a la policía...
Afortunadamente llegó otro compañero, éste sí periodista todoterreno, y yo me libré.
Así fue como nació Dora. Es periodista, sí, pero cultural, y aunque luego
veamos que sus contactos y conocimientos sí van a ayudarla un poco en su
búsqueda, lo cierto es que tiene la misma preparación para investigar un
asesinato que cualquiera de nosotros: ninguna. Se guía por las noticias que lee
en el periódico, va a hablar con los parroquianos del bar de siempre de Trigo,
visita lugares que fueron importantes para el asesinato... lo que cualquiera
podría hacer.
-Los personajes,
toda la familia, son muy variopintos, muy originales…sin esas características,
sin esos “toques mágicos”, para cada uno de ellos no habría, nunca, tanto
-Sí, hay músicos,
magos, dementes, aspirantes a cineastas...pero también profesores, oficinistas,
parados y amas de casa. Cada familia es distinta y tiene sus peculiaridades y,
a la vez, todas las familias se parecen. De hecho, creo que la mayoría de
nosotros no somos conscientes de las "peculiaridades" de nuestra
familia; las asumimos como normales. Es a lo que estamos acostumbrados.
Guillermo, de niño, pensaba que todos los abuelos del mundo vivían en una isla
porque para él era lo habitual. Ve la vocación musical de su familia como algo
gris y aburrido, como una carga, y de hecho su familia empieza a parecerle
excéntrica en el momento en que se habla de ellos en los periódicos. Visto
desde fuera todo parece distinto, más exótico, más mágico.
-Luego está Dora,
una periodista cultural con la que no pocas ni pocos, en este país, se ven o se
podrían ver retratados y casi expuestos…la entiendo, plenamente, porque, de
alguna manera, la he conocido o lo he conocido…y sí ,se
reconoce es porque había mucha gente que se quedó y se queda, de repente, como
en un limbo…Me da que tú también ,¿no?
-Claro. Yo también,
como la mayoría de mis compañeros. En un año, pasé de colaborar con siete
medios a no colaborar con ninguno. Fue así de tajante. Nos quedamos
completamente perdidos. Lo nuevo no acababa de llegar y lo viejo no acababa de
irse, y estábamos en ese limbo en que no sabíamos qué hacer y tampoco en dónde.
Los tiempos de cambio, de brecha, de salto, son muy duros. Por fortuna,
poco a poco, el camino se ha ido despejando, y tanto mis compañeros como yo
hemos ido encontrando nuestro sitio.
-Unos
pierden todo el rumbo, por unos días, hasta el aseo personal y la higiene en la
casa; a otras personas les da por hacer deporte de manera convulsiva, otros por
beber—estoy poniendo ejemplos---menos mal que están esos resortes para con la
supervivencia, a modo de contratos de vida, que nos mantienen vivos… Dora --uno
de los personajes principales--, la encuentra, me refiero a esa tabla de
salvación, en la investigación de aquel caso que vivió casi rozándola….al fin y
al cabo al carpintero muerto lo encuentra, en la playa, su “ex futuro suegro”…y
a partir de ahí los acontecimientos y las relaciones, entre ellos, se
desencadenan de una manera casi tambaleante….
-Al
igual que a Dora, a mí también me sucede que en los malos momentos no puedo
leer. Tampoco ver películas ni ser capaz de hacer casi nada. Esto nos sucede a
todos: cuando el dolor llega a nuestras vidas, esa obsesión lo invade todo
impidiéndote que puedas concentrarte en nada, lo que te deja pocas salidas. Por
eso para ella es tan importante "obsesionarse" con el asesinato de
Antonio Trigo, lograr escapar de su propio dolor, salir al mundo y hacer algo.
Ése fue su resorte para la supervivencia: tratar de resolver un crimen. Ojo,
muchas veces se comporta de una manera no muy ética, y bastante egoísta. Ella
misma lo dice: era una egoísta que quería inmiscuirme el dolor de los demás
para olvidar el mío. Pero los lectores suelen perdonárselo porque, al fin y al
cabo, ¿quién no se ha sentido alguna vez como Dora?
-Háblanos, por
favor, del proceso de investigación;¿lo ha habido para
con esta narración?…Se trata de una tarea ardua, de
búsqueda, mucha lectura, poner orden a ideas y a muchas preguntas técnicas,
¿no?; ¿cómo se realiza?;¿ cómo te lo has montado para esta peculiar novela
negra?
-Muchas lecturas y
mucha búsqueda de respuestas. Por ejemplo: ¿se puede rastrear un cuerpo que
haya caído al mar y saber el sitio exacto de dónde partió? ¿La forma en que
murió Antonio Trigo es posible? ¿Cómo se conduce un barco?... Y un largo
etcétera. Escribir, entre otras muchas cosas, es ir respondiendo preguntas y
buscando, por todos los sitios, esas respuestas.
-Una vez recopilado
todo, ¿cómo es la metodología de trabajo que utilizas?; ¿cómo le pones orden a
todo?
-Mira, lo cierto es
que ni siquiera podría empezar a explicarlo. No porque no quiera, es porque no
puedo o al menos no puedo dar una respuesta satisfactoria. Cuando gané el
premio Alarcos por mi primera novela (en la que narraba tres historias bastante
complejas entre sí que se cruzaban), los miembros del jurado me dijeron que
suponían que yo tenía libretas y mapas en las que iba apuntando cada personaje
y su desarrollo, a lo que yo respondí "sí, sí, claro". Pero era
mentira. Lo cierto es que por entonces me daba vergüenza decir que únicamente
lo tenía todo en mi cabeza porque supuse que pensarían que estaba chiflada.
Ahora ya no tengo reparos en reconocer que no sé cómo hago encajar las cosas.
Sólo sé que están ahí, que tengo una ligera idea de lo que quiero contar cuando
empiezo a escribir, que voy solventando problemas y abriendo puertas según
escribo, y que voy encajando las piezas que tengo para el puzle y construyendo
otras piezas nuevas. No puedo explicarlo de otra manera. ¿Ves? Ya dije que no
era una respuesta satisfactoria.
-¿Te imaginabas
tener a los lectores tan enganchados a la lectura y, a la vez, tan entretenidos
como jugando con ella?
-Imaginarlo, no.
¡Soñaba con ello! Pero ni remotamente me imaginé que a tantos les gustaría este
juego, este pequeño Cluedo intimista. Al escribir
siempre pienso que son cosas mías que no le importan a nadie más; pero resulta
que sí, que parece que este mundo mío ha atraído a los lectores. No puedo
estar más agradecida.
-Amiga, ¿en qué
estás metida actualmente que nos puedas ir contando?
-Pues a finales de
año sacaré una otra novela, de nuevo con Pez de Plata. En esta ocasión, vuelve
el misterio, pero no en forma de novela negra: es un misterio literario.
Desapariciones, una extraña y famosa escritora, y la búsqueda de un orden para
una peculiar biblioteca.
-¿La prioridad, o
una de ellas, es seguir divirtiendo con la escritura, sin olvidarte de ti y de
tu diversión?
-Si te digo la
verdad, no tengo muy clara cuál es mi prioridad a la hora de escribir. Supongo
que la de contar la historia de la mejor manera posible. Para ello necesito que
la historia me apasione, y contagiar a quien la lea esa pasión por ella. Y,
como decía Richard Ford, a la hora de escribir una historia hay que seguir tres
normas: No aburrir, no aburrir y no aburrir.
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