67654157_363539181238908_3626917655395973015_n.jpgCazarabet conversa con...   Álvaro Valderas, autor de “Los casos del inspector Covarrubias” (Ediciones del Serbal)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Álvaro Valderas vuelve con otra novela negra, desde la Colección La Orilla Negra, de Ediciones del Serbal.

La sinopsis del libro:

Estos relatos -tan verídicos que algunos detalles han debido ser eliminados para resultar verosímiles- pertenecen a la así llamada "literatura de micción", llegando por su realismo descarnado a entrar en el subgénero "letras laxantes". Más que entrar, se sumergen en él, refocilándose, tanto que la primera intención de la editorial fue publicarlos en un papel más adecuado a sus delicadas funciones, pero la tinta se corría. Los protagonistas, en una novedosa dinámica Sherlock-Watson, son un inspector de policía amoral e interesado y su subordinado descerebrado y fiel, alternativamente apartados del cuerpo o condecorados. Covarrubias es un hombre ingenioso sin escrúpulos y con el toque del rey Mierdas, que, contrariamente al rey Midas, convierte lo que toca en no-exactamente-oro. En un ambiente muchas veces escatológico, el inspector cruza camino con los extraterrestres, Moriarty y el Hombre del Saco, los vampiros, los servicios secretos provinciales (¿?), la invasión china del mundo y hasta con la tecnología de teleportación. A su paso, como si en vez de abrir la ventana hubiésemos abierto la ducha y nos cayese encima un chorro de agua helada en pleno invierno, todo se vuelve un desastre.

El autor, Álvaro Valderas:

Este leonés de La Bañeza es doctor en filología Hispánica…ha tenido muchos trabajos des de el de pinchadiscos a profesor universitario pasando por ser administrador y profesor de secundaria…también ha sido corrector de estilo, publicista y productor televisivo. Ha colaborado con numerosos medios de comunicación de España y Panamá. Además es el autor de libros de investigación y de participaciones en libros colectivos. Ha publicado, además, tres libros de relatos: Libros de cruentos; Bloody Mary; Cuentos inquietantes;  Tumbamuerto—ya en Ediciones del Serbal y en la Colección La Orilla Negra y una novela negra, El oro de Noriega.

 

 

Cazarabet conversa con Álvaro Valderas:

inspectorcovarrubias3.jpeg-Amigo Álvaro, ¿qué te ha hecho escribir y brindarnos  estos casos del inspector Covarrubias?

-No quería que el ejemplo de una vida dedicada a deshacer entuertos se perdiera en las brumas del olvido, como les ha ocurrido a muchos grandes personajes.

-Lo que me llama la atención es lo atemporal que son todos los personajes y las situaciones…le puedes dar el disfraz de tiempo y época que quieras y/o precises….y desde una horquilla temporal en la que podías hablar memorias y gigas, aunque prefieras hablar de microfilm… ¿Será porque cierto vocabulario ha quedado como escrito con más vigencia, con más carácter y fuerza?

-Estos personajes tienen algo de arquetipos (el hombre del saco, el científico loco, el espía), y están sacados tanto de la realidad como de ficciones anteriores, por eso se trasladan bien en el tiempo. En cuanto a las palabras, algunas son tremendamente evocadoras y nos abren imágenes, mientras que otras son más funcionales, puntuales. «Deep Purple sacarán un nuevo disco» nos transporta a otra época y a los dioses del rock, pero «Deep Purple colgarán su nuevo trabajo en su website» pierde toda la magia del heavy metal.

-De todas formas, este Covarrubias tiene una personalidad que no acaba de ser de este tiempo, por eso resalta, ¿no?; ¿por eso merece unos relatos?

-Por su lado reflexivo y necesitado de emociones intelectuales, es heredero de una larga tradición literaria, pero su lado chapucero e interesado lo sitúa en una tradición nacional de figuras como Roldán (no el del cantar) y Torrente.

Merece relatos porque es aspiracional, el mierdero que nos gustaría ser, ¿quién no ha soñado con extorsionar a una ministra asesina o con estafarle cientos de miles de euros al Estado? Sigamos soñando: él se atreve. Es catártico.

-Covarrubias relatado como si el escritor fuese su compañero es el protagonista, pero un protagonista con todas las características de ser un policía con formas un tanto peculiares y con todo lo negro que puede y debe atesorar, ¿no?

-Claro. En España tenemos mucha costumbre de presentar el «modelo que no debes seguir, niño», ya desde el Libro de buen amor, por ejemplo. Covarrubias recoge la práctica y ofrece un buen ejemplo de lo que no debes hacer. 

-Las tramas y los casos en los que se ven inmersos Covarrubias y el narrador, también son muy, muy típicas de poder revestirse de ser atrapados por el género negro…pero es la manera de desarrollarla lo que lo condiciona todo… ¿qué te lleva a esa manera de narrar y contar las diferentes situaciones que planteas?

-Cada cuento va buscando su propio camino y te obliga a narrarlo de la manera que él prefiere. No es culpa mía, doctor, es de ellos, de esas voces.

inspectorcovarrubas2 (2).jpg-Amigo, tu planteamiento y descripción de Covarrubias divierte y debe de divertirte a ti como narrador, ¿lo ves así?; ¿te sorprende cómo a veces se va desencadenando Covarrubias…no sé, un tanto surrealista?

-El humor y la metáfora nacen de esa parte extraña e incontrolable de la mente en la que bebe el surrealismo. A mí de Covarrubias ya no me sorprende nada, le he visto hacer cosas que nadie creería, y sin darse importancia, además. Por fortuna, ya quedó del lado de los lectores: a su lado yo corría muchos riesgos.

Mientras lo escribía, efectivamente, me divertí mucho, que es lo que suele ocurrir cuando haces algo prohibido, y luego te da la risa cuando le aseguras al médico que estás tomando las pastillas o siguiendo la dieta que te mandó.   

-No me gustan las comparaciones, pero las aventuras de Covarrubias me han retornado no sé si en la manera de narrar o en cómo lo encajas a las aventuras de Alatriste, salvando las muchas distancias…

-No se me había ocurrido. Alatriste es muy divertido, me encantaría que la gente opinase lo mismo de Covarrubias. Aunque creo que están en bandos opuestos: Covarrubias no podría luchar por la justicia porque le daría urticaria (supongo que no hay niños leyendo esto, ¿verdad?).

-Por otra parte, como inspector o investigador y con el dúo que forma… tiene algo de Holmes—salvando las muchas distancias—e incorporando no poca caspa, ¿verdad?

-De él lo tiene casi todo, en la medida de lo posible, hasta una casera al estilo de la señora Hudson, pero mucho menos amable. Además, en la mayor parte de las representaciones vemos a Watson como un perfecto… no-candidato al puesto del más listo de la clase. En nuestro caso, el acompañante-biógrafo es un ejemplo de estulticia agravada, habiéndose dado el caso de monos lobotomizados mucho más inteligentes, de manera que uno se llega a preguntar si su actividad cerebral no será simple función clorofílica. Su mentor no recuerda ni cómo se llama. Estoy convencido de que Conan Doyle quería describir a Watson así, pero no se atrevió porque le pareció inconveniente. A mí también me lo pareció, y creo recordar que esa fue, precisamente, mi mayor motivación para hacerlo.

-Los relatos del inspector Covarrubias, ¿qué te han aportado como escritor?

-Trece millones de dólares y el contrato para un largometraje en el que ni siquiera tengo que desnudarme. Perdón, no, en serio: el director dice que sí voy a tener que desnudarme.

En cuanto a lo íntimo, aparte de tener que llevar el calzoncillo a la tintorería un par de veces, pude decir alguna de esas cosas que uno suele no poner nunca por escrito. Aunque a mí, precisamente, nunca han podido acusarme de tener pelos en la lengua ni en el teclado.

-¿Qué crees que heredan los relatos de Tumbamuerto de Covarrubias y viceversa, al margen de que están escritas por la misma pluma? ¿Te influye el lugar desde dónde los escribes, aunque la trama discurra en otro sitio?

-Son concepciones distintas, pero dentro del ámbito de la literatura policiaca y criminal. Tumbamuerto buscaba centrarme en los actos violentos que ocurren en Centroamérica, así como en la importancia de la naturaleza desbordante que se vuelve un personaje más, incluso un moderador del carácter humano. Contiene humor porque yo suelo reírme bastante. Covarrubias se centra en el humor y, aunque hay escenarios de América, es muy europeo. Es, también, mucho más canónico dentro del género (con referencias a Sherlock Holmes y al agente Smiley, por ejemplo).

Entre ambos, hay un inédito Cuentos de cocodrilos, en el que la naturaleza selvática lo invade todo a través de su sicario terrible, el cocodrilo, y el hombre es apenas un títere que comete crímenes. Y hay un libro publicado a la vez que Covarrubias, A hostias, centrado en la violencia del crimen y situado en España.

Como verás, son cuatro puntos de vista de la misma realidad.

-El secreto de que sean redondos—me refiero a tus relatos--, ¿se encuentra en su brevedad o en que son o esconden un realismo que se desparrama delante de nosotros?

-Te agradezco que los consideres redondos. Y, sí, la brevedad ayuda, y también el ponerse en el lugar del lector, supongo.

15517181w-768x512.jpg-Tienen estos relatos mucha carga de que sus personajes sean taimados y de que los relatos, en conjunto, sean un tanto—o un mucho, según como se mire—cínicos…como la vida misma, como lo es un mundo y una humanidad empeñada en aparentar, en guardar esas apariencias; en ser muy superficial; en exterminarnos desde las relaciones sociales por no afrontar los problemas poco a poco…en vivir demasiado deprisa y en estar interesados más en el resultado final que en el proceso…¿Qué nos puedes comentar?

-Cierto, son reflejo de la vida misma. Lo aterrador de Covarrubias es que estás seguro de que hay muchos como él por ahí. Y las conspiraciones están a la orden del día; hay quien dice que gobernar bien tiene mucho de saber barrer bajo la alfombra, de mostrar solo la cara que conviene. Yo lo único que he hecho ha sido disimular un poco la realidad para que parezca un chiste.

-Amigo, y tú ¿por qué escribes…? ; supongo que, en parte—mucha—porque lo necesitas, ¿no?; ¿y por qué escoges el relato, cuento o novela negra?

Escribo porque he escrito siempre. Soy malísimo con la pintura y estoy intentando aprender a tocar el teclado con un curso para niños de hasta diez años que me parece dificilísimo (quizá cuando vuelva a tener diez años lo consiga). Así que me apego a lo que me sale algo mejor.

En cuanto al género negro, últimamente me he dedicado más a él que a otros, no solo por un gusto personal inculcado por la biblioteca de mi padre, sino también porque bajo esa bandera se puede hacer desde denuncia social hasta filosofía, incluso poesía en prosa. He llegado a incluir música. Y humor, como en Covarrubias. Es muy flexible, y acepta con facilidad la experimentación.

Además, es muy difícil que te publiquen algo que sea solo «literatura». La gente te pregunta «¿De qué va tu libro?», porque la mayoría no lee palabras, sino historias, y las cataloga según su gusto. Con el género negro he tenido más suerte editorial que con libros un poco más indefinidos.

-En el día a día, si te digo la verdad, querido amigo nos encontramos situaciones que sepultan a toda ficción por eso mantengo que la novela negra está donde está porque refleja como nadie la realidad social devastadora, asquerosa y espeluznante...

-Comparte muchas características con la novela picaresca, también fruto de una sociedad en crisis. Aunque, si te fijas, las sociedades modernas, al menos en Europa, son cada vez menos violentas, a excepción de las guerras que montan en otros países. Solo revisa cómo han caído las estadísticas de asesinatos y delitos violentos. Lo que ocurre es que hay más información sobre cada uno, y que a los medios de comunicación les gusta explotarlos, generalmente por motivos poco aireables.

Y, en cuanto a la podredumbre institucional, creo también que siempre la hubo, y hasta peor, pero hoy poseemos mucho mayor acceso a la información, y un pueblo informado es un polvorín para las instituciones caducas. Hemos de reinventarlas.

 

 

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