La Librería de El Sueño Igualitario

1200x630bf.jpgCazarabet conversa con...   María Elvira Roca Barea, autora de “Imperiofobia y leyenda negra. Roma, Rusia, Estados Unidos y el Imperio español” (Siruela)

 

 

 

 

La autora María Elvira Roca Barea se sumerge y bucea en los Imperios y en la idiosincrasia de los mismos y para ello retrocede hasta el Imperio que formó Roma llegando hasta el Imperio Español (aquel donde, según Felipe II, nunca se ponía el sol) y pasando sobre Rusia y Estados Unidos.

Ensayo, muy interesante, que nos llega de la mano de Ediciones Siruela.

¿Qué nos dice la editorial del libro?

María Elvira Roca Barea acomete con rigor en este volumen la cuestión de delimitar las ideas de imperio, leyenda negra e imperiofobia. De esta manera podemos entender qué tienen en común los imperios y las leyendas negras que irremediablemente van unidas a ellos, cómo surgen creadas por intelectuales ligados a poderes locales y cómo los mismos imperios la asumen. El orgullo, la hybris, la envidia no son ajenos a la dinámica imperial. La autora se ocupa de la imperiofobia en los casos de Roma, los Estados Unidos y Rusia para analizar con más profundidad y mejor perspectiva el Imperio español. El lector descubrirá cómo el relato actual de la historia de España y de Europa se sustenta en ideas basadas más en sentimientos nacidos de la propaganda que en hechos reales.

La primera manifestación de hispanofobia en Italia surgió vinculada al desarrollo del humanismo, lo que dio a la leyenda negra un lustre intelectual del que todavía goza. Más tarde, la hispanofobia se convirtió en el eje central del nacionalismo luterano y de otras tendencias centrífugas que se manifestaron en los Países Bajos e Inglaterra. Roca Barea investiga las causas de la perdurabilidad de la hispanofobia, que, como ha probado su uso consciente y deliberado en la crisis de deuda, sigue resultando rentable a más de un país. Es un lugar común por todos asumido que el conocimiento de la historia es la mejor manera de comprender el presente y plantearse el futuro.

La autora, María Elvira Roca Barea.

La autora del presente libro ha trabajado para el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, siendo, además enseñante y docente en la Universidad de Harvard. Además publica varios artículos y libros en diversas publicaciones especializadas. Es, además, una experimentada conferenciante.

En el dialnet: https://dialnet.unirioja.es/servlet/autor?codigo=8400

http://www.aso-apia.org/pdf/prensa/elmundoelviraroca20110626.pdf

Una entrevista, interesante, a esta ensayista e investigadora:

https://www.youtube.com/watch?v=YhkulQ0uiXk

 

 

Cazarabet conversa con María Elvira Roca Barea:

Maria-Elvira-Barea-Borge-Malaga_1088301272_62981141_667x375.jpg-María Elvira, ¿hay motivos suficientes, a tu parecer, para que los imperios se asocien con la “leyenda negra” y las fobias?

-No cualquier clase de fobia, evidentemente. Pero sí podemos afirmar que los imperios generan una reacción de oposición y crítica desmedidas, sin fundamento cierto, y a eso lo podemos llamar “leyenda negra”, si bien esa expresión se reserva para el caso español y yo he preferido acuñar el término imperiofobia para definir ese fenómeno universal del que la leyenda negra española es un caso particular.

-¿Qué motivos o factores hay para que sea así?

-La imperiofobia es un fenómeno propagandístico. Un imperio en expansión colisiona con oligarquías fuertemente consolidadas desde antiguo, que se niegan a ser absorbidas y a perder sus privilegios en una organización política más grande. Son esa oligarquía y los intelectuales de todo pelaje a ellas vinculados los que se encargan de fabricar las distintas leyendas negras. Todas tienen en común excitar el racismo inherente al ser humano e insistir en el componente de inferioridad moral de los imperios, unido al factor religioso. El imperio es siempre impío y moralmente deleznable, además de ignorante y bárbaro.

-¿Varían mucho las formas utilizadas por un Imperio como el Romano a otro como el Español…?

-El repertorio de tópicos no cambia. Los imperiales tienen sangre mala y baja (los romanos eran hijos de ladrones como Rómulo y Remo; los españoles eran marranos porque tenían sangre judía, etcétera); los imperiales son bárbaros e ignorantes (eso lo decían los humanistas italianos de los españoles y lo piensan ahora los europeos y sus intelectuales de los norteamericanos), pero sí cambian los medios. Las imprentas luteranas y calvinistas esparcieron la leyenda negra por toda Europa con mucha rapidez. Y ahora el antiamericanismo campa por sus respetos por internet.

-¿Nacen ciertas “civilizaciones” con “cierta vocación” imperialista?

-La palabra “civilización” hay que usarla con cuidado y la palabra “imperialista” también. Ambas nacieron vinculadas a la imperiofobia. En concreto, “civilización” es un neologismo que comienza a usarse en Francia en los 60 del siglo XVIII ligado a la rusofobia francesa. Por otra parte “imperialismo” es un término que no crea, pero populariza Lenin y que nace para designar la condena moral del colonialismo decimonónico. Pero el colonialismo decimonónico no es una expansión imperial. Es expansión, pero no imperial. Un imperio es un fenómeno complejo y longevo. Genera estabilidad a medio y largo plazo, prosperidad y mestizaje de sangre y de culturas. Por lo tanto no podemos considerar al mal llamado Imperio napoleónico como un imperio. Es un intento de expansión fracasado. Tampoco podemos aplicarlo al Imperio británico que es colonial, no imperial. Duró menos de un siglo y nunca produjo ni mestizaje ni estabilidad.

Elvira-Roca-[800x600].jpg-Voy a realizar la pregunta anterior como en pasiva: ¿hay alguna civilización que no tenga pretensiones expansionistas, del dominio del prójimo, del pretender lo que no es suyo, de dominar y de crear su propio imperio?

-Mire, no voy a usar la palabra “civilización”, ¿de acuerdo? Pero entiendo su pregunta, creo. Usted me pregunta si hay algún pueblo que no quiera expandirse y dominar, sin duda los hay pero entre los europeos es poco frecuente. Por otra parte el movimiento y la conquista son inherentes a la especie humana y esto no ha sido perjudicial para nosotros como especie, de manera global. Vd. Da por supuesto que toda expansión es un latrocinio y una forma de esclavitud, ¿no? Lo afirma tácitamente al hablar de dominio del prójimo y de pretender lo que no es suyo, pero esta concepción ignora que las expansiones imperiales vinieron muchas veces a dar a conocer formas de vida más agradables y más soportables que las previas y fueron un factor de prosperidad y de desarrollo demográfico muy importante.

-Permíteme una ligereza, pero en el caso de Rusia y Estados Unidos, la estrategia es diferente y diferencial con el resto y entre ellos…

-No en lo esencial. Como imperios uno y otro han creado enormes unidades de convivencia, y han servido para el desarrollo de sociedades multiétnicas y multirreligiosas.

-Amiga, así de primeras, pero cuando veo el libro, este excelente ensayo, lo leo y doy un primer repaso y una primera aproximación desde el índice…muy por encima lo primero que me sorprende un poco es que no indagues sobre el Imperio Británico… (pero es que está Francia, el Imperio Otomano, Italia, Japón…Aunque claro hay más Imperios, muchos más Imperios y tendrías al menos para un par de libros más…

-La primera parte de mi trabajo está dedicada a definir qué puede considerarse un imperio y qué no. No todas las expansiones, como ya he dicho, son un imperio. La expansión británica colonial no pudo cuajar en un imperio. Duró apenas 70 años. He procurado también explicar que el colonialismo no puede considerarse imperio de ninguna manera. Los imperios practican siempre políticas de integración y sólo en la medida en que saben hacer esto con éxito pueden estabilizarse y alcanzar su pleno desarrollo. El colonialismo nunca pretendió eso.

-¿Todos los “antiimperialismos”, a tu entender, tienen razón de ser? Dicho de otra manera: ¿algunos imperialismos “se pueden salvar”? O afinando la pregunta o dándole otra vuelta de tuerca: ¿Los Imperialismos tienen mucho de malo (es mi opinión), pero en todo lo malo hay algo de bueno…aunque se nos haga “cuesta arriba” el decirlo?

-Sí, voy notando por sus preguntas que esa es su opinión. La palabra “imperialismo”, es como ya indiqué, el resultado de una valoración moral. Y no es que tal juicio deba ser ajeno a la Historia, pero conviene que se haga con cuidado y precisando mucho los contextos. La Historia humana desde el punto de vista moral es catastrófica en su conjunto, pero es lo que tenemos y sobre todo hay que tener cuidado si al aplicar juicios morales estamos oyendo a nuestros prejuicios o al pálpito que sentimos ante determinadas palabras sagradas. Yo no puedo salvar a nadie ni lo pretendo. Los juicios morales me asustan muchísimo y como historiadora esa actitud me parece poco científica.

-¿Demasiadas veces, o no, asociamos a los Imperialismos con las grandes batallas, las guerras sangrientas, los abusos, las imposiciones y demás?

-Las guerras, los abusos, etcétera no son patrimonio de los imperios, sino realidad inapelable del devenir humano. Lo que se debe valorar en el caso de los imperios es el conjunto. Los crecimientos demográficos y los largos periodos de pan, la riqueza de los mestizajes, eso también se debe valorar.

Elvira_Roca.jpg-En “la implantación de los imperios” de alguna manera siempre acaban confrontándose las religiones. Coméntanos.

-Diría que es más bien al revés. Los romanos cuando levantaban una ciudad en alguna región remota, colocaban en su ágora el templo de Júpiter asociado a alguna divinidad local. El cristianismo se expandió por América en el Imperio español dando lugar a fenómenos constantes de sincretismo religioso con las religiones precedentes que son todavía bien visibles.

-Después dentro de los Imperios los hay muy ligados a personajes como Felipe II, Alejandro Magno, el de diferentes emperadores Romanos, por ponerte unos ejemplos. ¿Qué idiosincrasia tienen estos Imperios tan personalistas respecto a los otros?

-Los imperios nunca son personalistas, son empresas colectivas y multinacionales. Cuando son personalistas, como el caso de Napoleón o de Alejandro Magno, no duran, no sobreviven a la muerte de su impulsor. Luego, claro está, ha habido en los imperios personalidades excepcionales y otras que no lo han sido tanto. Piense un poco y verá que hubo muchos emperadores catastróficos y eso no derribó a los imperios. No acabó Nerón con Roma, ni Trump ahora llevará al desastre a Estados Unidos. El Imperio español sobrevivió a personalidades catastróficas como Carlos II o algunos Borbones.

-Y detrás de cada Imperio, hay una caída…más o menos evidente, ¿no?

-Los imperios se acaban, siempre. Fundamentalmente porque todo lo humano es perecedero, pero en este caso concreto porque los imperios son unidades que se construyen con formidable esfuerzo contra la tendencia humana natural que es la disgregación, la confianza en lo conocido y cercano, en la tribu. Y esto acaba agotando. Por eso perecen siempre con consunción interna y casi nunca por problemas que vengan del exterior.

-Detrás, en la trastienda de los Imperios, hay mucha geopolítica que, seguramente, ha ido cambiando, aunque, quizás no tanto…

-Tiene que haber necesariamente geopolítica, porque son formaciones político-sociales continentales y transcontinentales. La habilidad para conciliar intereses de muchos pueblos distintos y hacerlos convivir sin colisionar es el arte supremo de los imperios.

-¿Cuánta “carga sobre lo que somos”, sobre lo que transmitimos y sobre lo que nos interrelacionamos tenemos y retenemos fruto de nuestro Imperialismo? Seguro que más de lo que imaginamos…

-No sé lo que quiere decir exactamente con “nuestro imperialismo”. Imagino que se refiere al Imperio español. Bien, comenzaré diciendo que no es nuestro, es suyo, de ellos, de quienes lo crearon y lo mantuvieron vivo por más de tres siglos. Nosotros sólo somos una parte disgregada de ese imperio, no más que un mexicano o un colombiano. La continuidad de nombres es engañosa. Entiendo que hay una discontinuidad histórica evidente entre la España imperial y la que nace en el siglo XIX. Como la hay entre la Roma imperial y la Roma de hoy o del año 500.

-¿Hasta qué punto los países “más imperialistas” están como en deuda con los que sufrieron la colonización que hasta les despojó de su idiosincrasia, cultura, creencias, costumbres, tradiciones…?

-Creo que ya he respondido a esa pregunta. La distinción entre imperio y colonialismo me parece fundamental para comprender procesos históricos muy complejos que si no se separan unos de otros llevan irremediablemente a la confusión. Los profesionales de la historia deberían usar el vocabulario con precisión y no dar el mismo nombre a procesos de expansión completamente diferentes. El imperio es un fenómeno de expansión que avanza por replicación, llevándose a sí mismo hasta lejanos confines, fundando y creando ciudades y caminos, promoviendo mestizaje, etcétera. El colonialismo se basa en la diferencia entre metrópoli y colonia, con estatutos jurídicos bien diferenciados entre una y otra. Es una empresa comercial, no funda universidades ni garantiza el libre tránsito de sus habitantes. Espero haber sabido mostrar esa diferencia.

 

 

 

 

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Imperiofobia y leyenda negra. Roma, Rusia, Estados Unidos y el Imperio español. María Elvira Roca Barea. Prólogo de Arcadi Espada    
460 páginas         16 x 24 cms.
26.00 euros
Siruela



María Elvira Roca Barea acomete con rigor en este volumen la cuestión de delimitar las ideas de imperio, leyenda negra e imperiofobia. De esta manera podemos entender qué tienen en común los imperios y las leyendas negras que irremediablemente van unidas a ellos, cómo surgen creadas por intelectuales ligados a poderes locales y cómo los mismos imperios la asumen. El orgullo, la hybris, la envidia no son ajenos a la dinámica imperial. La autora se ocupa de la imperiofobia en los casos de Roma, los Estados Unidos y Rusia para analizar con más profundidad y mejor perspectiva el Imperio español. El lector descubrirá cómo el relato actual de la historia de España y de Europa se sustenta en ideas basadas más en sentimientos nacidos de la propaganda que en hechos reales.

La primera manifestación de hispanofobia en Italia surgió vinculada al desarrollo del humanismo, lo que dio a la leyenda negra un lustre intelectual del que todavía goza. Más tarde, la hispanofobia se convirtió en el eje central del nacionalismo luterano y de otras tendencias centrífugas que se manifestaron en los Países Bajos e Inglaterra. Roca Barea investiga las causas de la perdurabilidad de la hispanofobia, que, como ha probado su uso consciente y deliberado en la crisis de deuda, sigue resultando rentable a más de un país. Es un lugar común por todos asumido que el conocimiento de la historia es la mejor manera de comprender el presente y plantearse el futuro.



Leer fragmento:   http://www.siruela.com/archivos/fragmentos/ImperiofobiaYLeyendaNegra.pdf


María Elvira Roca Barea ha trabajado para el Consejo Superior de Investigaciones Científicas y enseñado en la Universidad de Harvard. Ha publicado varios libros y artículos en revistas especializadas, también ha dado conferencias dentro y fuera de España.

 

 

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