9788484655695.jpgCazarabet conversa con...   Concha Fernández Milián, autora de “Iguana blues” (Mira)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Concha Fernández Milián ha editado en Sueños de Tinta de Mira Editores un libro que habla y se acerca a la enfermedad mental, tema que, aún hoy, es “muy tabú” y lo hace con este subtítulo:”canción triste de la iguana azul”:

La novela es valiente y mira a los ojos a la enfermedad mental, tratándola de tú a tú.

La sinopsis del libro: Luz, una mujer con trastorno bipolar, es dada de alta de la Unidad de Agudos de Psiquiatría tras superar una depresión severa. Durante su ingreso coincide con Eliseo, un paciente con un idealista delirio inventor. También conoce a Wanda, una joven auxiliar de clínica que relata la dramática historia de su infancia y adolescencia en centros de protección de menores tras una adopción fallida y su lucha contra la obesidad. Pili y Camarena, que se dedican al seguimiento de pacientes en visitas domiciliarias, se verán envueltos en una particular odisea. Al volver Luz a su pueblo, después de doce años, tendrá que enfrentarse a viejos fantasmas del pasado...

Estos y otros personajes conforman una obra polifónica con varias historias entrelazadas que, dentro de la narrativa realista contemporánea, vienen a sumarse al género de la ficción médica, y que siguen la estela de su primera parte, Más allá de la puerta blindada, publicada en esta misma colección (Mira, 2018). Al igual que esta, Iguana blues. Canción triste de la iguana azul se adentra en el mundo de la psiquiatría y la salud mental en la asistencia pública de la España actual, permitiendo que el lector se aproxime a la realidad de prácticas como la terapia electroconvulsiva, la controversia acerca de la contención mecánica o la novedosa instauración en algunos dispositivos del tratamiento asertivo comunitario. Otros tópicos que han irrumpido recientemente en el campo de la psicoterapia, la salud mental y el crecimiento personal y espiritual son los ejercicios de meditación y mindfulness que el personaje de Miguel expone en Meditadores Nómadas de manera novelada, de tal forma que el lector pueda tener una guía para experimentar estos ejercicios convirtiéndose así en un personaje más.

Todos vivimos en un mundo hecho de narraciones que intentan explicar nuestra realidad. Y nos construimos a nosotros mismos por medio de ellas. Los relatos son indispensables cuando aparece el dolor, la enfermedad, el sufrimiento... También la práctica médica es un acto comunicativo: el médico debe escuchar y entender el relato de cada paciente. Del mismo modo, en esta novela multitrama, Concha Fernández Milián, psiquiatra («testigo del alma humana al desnudo, de sus luces y sus sombras») y escritora, se hace eco de las voces, las historias y conflictos de un coro de personajes que viven a un lado y otro de la enfermedad, para que el lector vaya sacando sus propias conclusiones, porque, en definitiva, también se trata de otorgar ese sentido que ayude a construir relatos superadores de resistencia y supervivencia.

Tramas paralelas y simultáneas, subtramas, analepsis frecuentes, elipsis temporales... invitan al lector a «reconstruir» las vidas de los protagonistas de esta Canción triste... que también tiene su propia banda sonora.

En Iguana blues, un alegato contra la intolerancia, el acoso escolar, la homofobia y el racismo, se exploran con especial acento los límites del perdón, la capacidad de resiliencia y, al igual que en Más allá de la puerta blindada, el amor en sus diversas manifestaciones. Junto a variadas facetas del amor maternal, también surgen el erotismo, el desamor, la amistad y, de manera destacada, la trágica relación, tan habitual en la literatura, entre el amor y la muerte. De un modo u otro, todos viajamos en esa «nave de los locos» buscando un destino en el que podamos sentir que somos, como dijo la psicóloga Emmy Werner, «vulnerables pero invencibles».

La autora Concha Fernández Milián: es autora de la novela Más allá de la puerta blindada (Mira Editores, colección Sueños de tinta, 2018), y también ha publicado, con el seudónimo de María C. Pilgrim, en formato ebook, la novela autobiográfica Siguiendo la estrella. Crónicas de una peregrinación a pie, París- Jerusalem, 1992-93. Ha cursado el Máster en Creación literaria (Universidad Internacional de Valencia, 2019-2020), y se ha formado en terapias humanistas, hipnosis ericksoniana y terapias de tercera generación. Es médico psiquiatra y, tras realizar la especialidad de Psiquiatría en el hospital Miguel Servet de Zaragoza (1998-2001), desarrolla, desde hace veinte años, su actividad profesional vinculada a la salud mental en Teruel. De su experiencia en el mundo de la salud mental surge Iguana blues. Canción triste de la iguana azul, la segunda parte de Más allá de la puerta blindada, en la que viejos protagonistas y nuevos personajes componen una obra coral que espera conmover al lector, mostrarle una realidad poco conocida y, si es posible, transmitir esperanza en nuestra capacidad de crecer como seres humanos más conscientes.

 

 

 

Cazarabet conversa con Concha Fernández Milián:

xwnzTIf.jpg-¿Qué pretendías al sumergirnos en este ejercicio narrativo que se acerca a las enfermedades mentales…?

-En el escritor, hay un impulso que mueve a contar historias  que puedan ser interesantes y que entretengan, y en mi caso, por la labor que desarrollo y la familiaridad que tengo con los trastornos mentales, reflejar personajes con diversas enfermedades mentales; además de Luz, que tiene un trastorno bipolar (en la anterior novela, “Mas allá de la puerta blindada, era un personaje secundario que sufría un episodio  maníaco espectacular, y en “Iguana blues” pasa por una depresión profunda) ; también está Pedro, que sufre una esquizofrenia grave y que es el trovador de fondo  y catalizador de parte de la trama, y Eliseo con su delirio de invención,. O Wanda, que representa a una infancia y adolescencia excluida, que padece una obesidad mórbida y es la cara opuesta de Amanda, una chica con anorexia que protagonizaba la anterior novela. De alguna manera, ambas novelas se complementan en sus historias. Sobre todo, intento transmitir su humanidad, entrelazada con el impacto que la enfermedad mental ha supuesto en sus vidas, y como esa humanidad también es compartida con los sanitarios, psiquiatras, enfermeras o auxiliares ya que todos sufrimos las vicisitudes de la vida. En una escena, Luz empatiza con el sentimiento de tristeza y desamor que sufre la psiquiatra que la atiende, como metáfora de que  muchos sentimientos y vivencias son comunes y universales. Finalmente, somos iguales, seres humanos que sufrimos y gozamos. Sin duda, hay una intención de comunicar en qué consisten algunos de estos cuadros para su divulgación y comprensión entre el público., que puede simpatizar con los personajes.

- Y es que la vida es eso, un poco de todo ¿el caso es que podamos ser hábiles en lo uno o en lo otro…..?

-Una cualidad que me gusta resaltar como valor constructivo es la capacidad de resiliencia que poseemos. Actualmente, con esta crisis pandémica, se está hablando mucho de resiliencia. Podemos experimentar golpes en la vida y aprender de la experiencia. También tomar consciencia de  nuestros sentimientos sin juzgarlos para aceptarlos  como son, aquí y ahora. En Iguana Blues hay casi un manual para el lector de ejercicios de mindfulness y compasión, cuya práctica sabemos que ayuda mucho a esto. Las causas de las enfermedades mentales graves son complejas y variadas, influyen factores biológicos,  familiares, ambientales; pero en nuestras neurosis habituales, que pueden llevar a la angustia o la depresión, desarrollar una actitud de ecuanimidad, aceptación de lo que hay y contacto profundo con nuestros valores personales ayudan a sobrellevar las dificultades de la vida.

- La psique es que es parte de la vida, así que es indisoluble ¿no?....

-La psique es la misma en todas las personas; actuamos en el mundo material externo y luego tenemos un complejo mundo interno de representaciones, recuerdos, sentimientos, creencias  y asociaciones que construyen un relato particular en cada uno.  Hay individuos que llegan a extremos de gran sufrimiento como resultado de la difícil gestión de su universo emocional. Por ejemplo, las olas de tristeza o de manía son del tamaño de un tsunami en un paciente bipolar o con depresión mayor. Otras veces se altera profundamente el contacto con la realidad y el juicio del pensamiento, como en las psicosis. Pero en la novela también he querido reflejar como a veces, un delirio idealista puede ser benigno, frente a relatos sociales asumidos por la sociedad o por algunos grupos  que creen a pies juntillas en ideas sobrevaloradas. Véase actualmente negacionistas, amigos de Trump, radicalismos de todo tipo o seguidores de líderes sectarios. O a nivel más amplio, la creencia social de que tenemos que ser felices, tener éxito, comer perdices, ser famosos o tener un físico ideal, y negar la muerte, que generan muchos de los problemas de nuestras neurosis actuales. Todo eso hace mucho daño.

-Enlazo con la segunda cuestión. Digo parte de los problemas porque  a veces los problemas igual aparecen aun teniendo cierto equilibrio…?

-La vida siempre ha estado llena de problemas, como los hemos denominado los humanos. Para una cebra, el problema surge cuando aparece un león, y desaparece cuando se marcha y vuelve la tranquilidad. Nuestra psique nos permite anticipar y tratar de solucionar los problemas, y en esa anticipación está teñida de ansiedad y de agresión en nuestro imaginario, eso a veces se convierte en un bucle destructivo depende de las historias que nos estemos contando. Estamos preparados biológicamente para esperar lo peor y del miedo han surgido respuestas adaptativas. Por otro lado, donde más nos gusta estar es en un estado de seguridad y tranquilidad, o de placer. En mi opinión, el único equilibrio está en el interior e implica poder contemplar nuestros contenidos mentales desde un profundo testigo que es la consciencia de existir misma. Porque fuera, todo cambia y siempre surgen problemas y estrés. Lo mejor de nuestra imaginación y de nuestro mundo mental es la capacidad creativa: la belleza en el arte, la música, la literatura, los cuentos, el baile, el cine o la pintura. Y, a nivel particular, la creatividad que cada cual tiene según sus habilidades naturales.

-¿Es esta una novela que trata de explicar la enfermedad mental pero que al utilizar la ficción se puede llegar a más lectores….?

-Utilizo la ficción para hablar de la enfermedad mental porque seguramente soy más cuentista e imaginativa que un sesudo ensayista o investigador, que lo hacen muy bien.  Los cuentos y las novela han sido muchas veces una manera lúdica de comunicar muchas realidades para que el público las conozca, y en este caso es el ámbito de la salud mental en España y la realidad de las enfermedades mentales.

-Dibujas, casi retratas a la perfección a los protagonistas con sus cargas emocionales….

-La verdad es que estar concentrada escribiendo o planeando la historia, ha sido un ejercicio como el de un actor. Meterme en la piel de sus personajes, con los que no tengo nada que ver en mi vida o mi manera de pensar, o con lo que experimentan, y luego salir para volver con mi historia personal. Los personajes llegan a cobrar un espíritu propio, te hablan, aparecen con voz propia en la mente del escritor, con lo que les pasa y sienten. Es un ejercicio muy interesante. Luego, en la vida real, te encuentras todos los días con personajes  e historias reales; aquí no hay un guión y una trama diseñada como en la novela, pero se trata de intentar ayudar a  construir un relato en la vida de la persona más constructivo dentro de su sufrimiento.  Por lo menos, si no podemos curar, intentamos aliviar y consolar.

.-Pero también tratas de retratar esos entornos que son tan importantes en la enfermedad mental… Quizás son más importantes que en otras enfermedades que pasan como más evidentes….

-El entorno y el ambiente social  son muy importantes.  Por ejemplo, en la historia de Luz, se refleja como su hermana y su familia se hacen conscientes de lo que es un trastorno bipolar y de cómo afrontarlo a través de la ayuda de asociaciones de familiares, etc. Pedro encuentra un lugar dentro de su locura en la emisora local,  Eliseo canaliza sus ideas a través de un entorno creativo o Wanda cuenta bien los elementos en su esfera familiar y social que le condujeron a unas conductas destructivas en su adolescencia y de lo que la ayudo a recomponerse.

-Se nota que te lo has pasado muy bien escribiendo, creando e imaginando esta historia….

En algunos momentos lo pasé bien y en otros lloré, tanto escribiendo como cuando surgían en mi mente las diversas escenas. Muchas historias son duras, como la realidad, que la supera. El dolor emocional en nuestras consultas es muy grande, peor que muchos dolores físicos nos cuentan los pacientes. Y como en mis consultas diarias, el enfoque en la novela es hacia un sentido constructivo y de superación en todo ese sufrimiento.  No siempre se consigue pero hay que trabajar en esa dirección.

-9 He dicho historia pero es una historia de historias, no?

La novela es polifónica, con varias tramas que se entrelazan y convergen en muchos momentos.

-Pero tanto en la novela como en la vida real ese dolor está como silenciado, camuflado, escondido

-(No entiendo si se refiere a que el dolor en esta novela en particular esta silenciado o camuflado, o en la novela en general).  Mi editor me dijo que le llamaba la atención que a menudo los escritores médicos que conocía éramos capaces de hablar de cosas terribles con cierta naturalidad, seguramente por las situaciones difíciles que vemos a diario. Hablar en una novela de la enfermedad mental no es cómodo para muchos lectores; Si que reconozco que aunque hablo de asuntos duros, el enfoque es amable, hacia la comprensión y el crecimiento de la persona. Ya hay muchos relatos nihilistas o destructivos. Es posible que se note la mano de la terapeuta en la escritora (descaradamente en las clases de mindfulness y compasión).  Hace un siglo, el tabú era la sexualidad. Ahora  los tabús sociales son el dolor, físico y mental y la muerte. Ya no se puede ni parir con dolor. En las redes sociales y en la cultura de la imagen el ideal es la felicidad, el éxito y el progreso infinitos. Antes era la virtud, la castidad, la resignación, la fe, etc.  Pero la negación o la represión psíquicas no funcionan. La cuestión es cómo afrontarlo, y lo primero es reconocer su realidad en cada uno.

-¿Te ha resultado difícil dejar tu piel de psiquiatra?

-Mi piel de psiquiatra me ha resultado útil para darme mucha información que transmito en la novela. Como contadora de historias es lo que manejo habitualmente, conozco bien y tengo más a mano.

̶¿Los personajes que muestras y haces desfilar en tu historia han ido cambiando….?

-Es una pregunta muy bonita para quien escribe una novela.  En mi caso, las historias y personajes surgen como un embrión, formas vagas que se van perfilando y articulando, cobrando coherencia. Cuando  me pongo a escribir, ya está bastante formado pero no del todo. Luego surgen imprevistos, situaciones y personajes secundarios que me sorprenden, aunque las líneas maestras están delineadas. Diríamos que entre ser escritor de mapa o de brújula, llevo el mapa hecho pero tiro de brújula en bastantes momentos.

̶ El ser psiquiatra te habrá ayudado y mucho, pero habrá supuesto cierta presión?

-Si, la facilidad de hablar de cosas en un terreno de juego conocido facilita. No diría que he sentido presión, aunque tal vez me he preguntado cómo pueden llegar al público lector cuestiones como el debate del uso de contenciones mecánicas, que se plantea, o exponer en detalle cómo es una sesión de terapia electroconvulsiva, el llamado “electroshock”. Son realidades muy poco conocidas. También me cuestiono que los personajes con enfermedades mentales muestren lo que experimentan sin que sean malinterpretados por los lectores ni ofender a personas que padecen estos trastornos,  el respeto es primordial.

-¿Nos puedes hablar del proceso de documentación…?

 -Me informé a través de la experiencia de otros compañeros de algunas cuestiones concretas, como el tratamiento asertivo comunitario,  un tipo de intervención oftalmológica y  una expresión en euskera. El resto es de cosecha propia. No hay mucha literatura de ficción sobre el tema; me releí a Ken Kesey (alguien voló sobre el nido del cuco), que es genial, o “Los renglones torcidos de Dios” de Torcuato Luna de Tena, aunque la psiquiatría manicomial de la que hablan está lejos de la realidad actual. En tiempos lei “Monte Miseria”, de Samuel Shem, una crítica ácida y humorística del sistema de atención a la salud mental en Estados Unidos, su edición está agotada actualmente y es difícil de encontrar.

-¿Cómo ha sido el día a día de trabajo, tu metodología….?

-Como he dicho antes, hay un periodo largo en el que van surgiendo ideas, personajes, situaciones, que se van articulando en la mente, hasta que llega un momento de suficiente claridad para desarrollarlo por escrito con un mapa inicial que me gusta anotar en una libreta en forma de notas y diagramas de flujo. Luego ya viene el proceso en bruto de escritura y las posteriores correcciones, que son fundamentales.

̶ ¿Nos puedes hablar de trabajos en los que estás sumergida ahora?

-Ahora estoy escribiendo otra novela que no tiene nada que ver (, si en algunos aspectos) con el mundo de la psiquiatría y la salud mental. Es una novela de viaje y crecimiento, en la que ando enfrascada, esta vez con unas fuentes bibliográficas  de apoyo que están haciendo que la misma escritura sea un viaje de nuevos descubrimientos.

 

 

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