La Librería de El Sueño Igualitario

El_libro_del_lib_5b15025b9b.jpg9788416145485.jpgCazarabet conversa con...   David Barba, responsable de la edición de “Idries Shah. Reflexiones / El libro del libro” (La Llave)

 

 

 

 

 

 

 

 

Reflexiones desde la pluma, el sentir y la reflexión más profunda de Idries Shah.

Ediciones La Llave  nos acerca aquí una edición bien especial sobre cómo emplear el amor como instrumento que nos abrirá no pocas puertas y deshará no pocos nudos desde las Reflexiones de Idries Shah.

Una editorial muy, muy entrañable:

http://www.edicioneslallave.com/

Aquello que nos dice el libro:

Tan breve como impactante, Reflexiones es, en palabras de la Premio Nobel de Literatura Doris Lessing, «una vivaz colección de fábulas, comentarios y aforismos de gran calidad» que desafían al intelecto condicionado. En Reflexiones, Idries Shah confronta al lector con perspectivas e ideas inusuales, en un intento de liberar la mente para ver las cosas como realmente son.
El prefacio dice: «¿Imaginas que las fábulas existen solamente para divertir o instruir, y que están basadas en ficciones? Las mejores son trazos de lo que sucede en la vida real, en la comunidad y en los procesos mentales del individuo».

El autor, Idries Shah:

Autor y maestro situado en la cima del conocimiento secreto de la tradición Sufi, Idries Shah fue un prolífico escritor con una enorme repercusión popular: sus libros abarcan desde la psicología y la espiritualidad hasta los cuentos de sabiduría y los estudios culturales. Considerado como el gran divulgador del Sufismo en Occidente, nació en Simla, India, en el seno de una familia de la nobleza afgana, y fue educado en Inglaterra. Distinguido con títulos como Sayed (descendiente de Muhammad), Hadrat (La Presencia) o Gran Sheikh de la Tariqa Naqhsbandi, su manera de enseñar generaba desconcierto y solía provocar las iras de los académicos, así como la admiración de personalidades como Doris Lessing, Ted Hughes, Robert Graves, J.D. Salinger o Jorge Luis Borges. Su sentido del humor y sus ideas sobre la atención y la intuición, hoy comúnmente aceptadas, hacen de su obra un constante aprendizaje contra el ego y un vehículo imperecedero hacia la consciencia.

Hay que “saber un poco más”: https://es.wikipedia.org/wiki/Idries_Shah

https://idriesshahfoundation.org/es/

https://www.caminoconciencia.org/cuentos-idries-shah-camino-conciencia

 

 

Cazarabet conversa con David Barba, editor de La Llave:

idries.jpg-¿Qué nos puedes explicar de este libro y de su publicación en Ediciones La Llave?

-En 2018 hemos publicado dos de los 25 libros de la Colección Idries Shah: sus obras completas irán apareciendo en Ediciones La Llave en los próximos años. Los primeros volúmenes son “Reflexiones” y “El libro del libro”.

Reflexiones es un libro breve que te golpea. Doris Lessing dijo que se trata de “una vivaz colección de fábulas, comentarios y aforismo de gran calidad”, que desafían al intelecto condicionado típico de nuestra cultura.

“El libro del libro” es una obra con sorpresa. Se trata de un texto breve y asombroso que pretende educar en la diferencia entre el contenedor y el contenido. Cuando apareció por primera vez en Inglaterra hace 35 años, generó un auténtico escándalo: el lector se dará cuenta de por qué en cuanto lo tenga en sus manos…

-Por favor, amigo, acércanos un poco a la figura de Idries Shah.

-Idries Shah fue un sufí en el pleno sentido del término: un místico loco, vividor, profundamente sabio, capaz de generar un tipo de conocimiento en sus interlocutores que no tiene nada que ver con el tipo de conocimiento al que estamos acostumbrados. Sus críticos, los eruditos, decían que se inventaba cosas, lo criticaban muchísimo. Era un hombre escandaloso, que dedicó su vida a tratar de sacar a la mente condicionada de su aturdimiento, y solía provocar las iras de los académicos y los culturetas, lo que le provocaba gozosas carcajadas. Conocerle era sinónimo de convulsión. No ha habido otro maestro sufí como él desde entonces.

-¿Qué tenía de especial desde su faceta de intelectual, divulgador, escritor…?

-Dio a conocer como nadie el sufismo en Occidente. Era poseedor de muy vastos conocimientos simbólicos y a su manera fue un heredero natural del místico Georges Gurdjieff y de su Cuarto Camino. También popularizó en Occidente las historias y cuentos del Mulá Nasrudín, un sabio loco capaz de ponerse en ridículo para transmitir valiosas lecciones.

-Pero todo ello obedecía a su manera de congeniar y/o entender la vida, ¿no?

-Idries Shah sabía lo que han intentado compartir otros místicos, desde el Tao, el Zen y el Budismo tibetano, por ejemplo, a lo largo de siglos: que la mente convencional, con su cháchara inagotable, sus prejuicios, sus sesgos de confirmación, su paranoia y miedos… es un enorme impedimento para el desarrollo de la conciencia y de la sensación de ser, es decir, de un ser organísmico, autorregulado. Los humanos nos perdemos en cosas demasiado estúpidas y el trabajo psicoespiritual de Idries Shah consiste en fomentar otro tipo de conocimiento que no es fácilmente descriptible. Como dicen los sufís, “sólo el que lo prueba lo sabe”. Hay un cuento del mulá Nasrudín que lo describe bien: el mulá está buscando algo bajo un farol, en plena noche. Sus amigos comienzan a ayudarle. “¿qué has perdido, Nasrudín?” “La llave de mi casa”. Después de horas de búsqueda infructuosa, alguien pregunta: “¿pero seguro que la has perdido aquí?” Y él responde: “no, la he perdido dentro de casa, pero es que aquí hay más luz”.

Nosotros también buscamos la llave de nuestra casa (es decir, buscamos el ser) allá donde hay más luz: en la fama, el brillo intelectual, el dinero… Así nos distraemos de una vida más genuina, que sólo puede encontrarse buscando en el pozo oscuro de la conciencia, es decir, dentro de casa.

-¿Qué enseñanzas, siempre, nos encontramos en cualquier escrito firmado por Idries Shah?

-Son tantas… pero te cuento una de ellas con un cuento del mismo Shah:

Un hombre se encontró con otro, el cual era apuesto, inteligente y elegante. Le preguntó quién era. El otro dijo: «Soy el Diablo.»

«Pero no puedes serlo», dijo el primer hombre, «pues el diablo es malvado y feo.»

«Amigo mío», dijo Satanás, «has estado escuchando a mis detractores.»

-Creo que la realidad supera a la ficción, pero él le daba una vuelta de tuerca muy particular a esto, ¿no?

Shah enseñaba a la gente que la realidad cotidiana es, en buena parte, una ficción dañina. Y enseñaba a abrirse a otras posibilidades, otras maneras de pensar… Enseñó a toda una generación a entender Oriente. Y su manera de explicar esa llamémoslo magia no era precisamente convencional:

“Una voz me susurró anoche: ‘No existen voces que susurren en la noche’”

30582004_10155725500864751_.jpg-Utiliza “lo mejor de nosotros o que de nosotros pueda surgir” para hacer frente a las trampas que nos encontramos en este camino que es la vida…

-Y siempre quiere sacar a la gente de su catatonia existencial. Otro cuento citado por Shah:

Un día, el juez pidió a Nasrudín que le ayudara a resolver un problema legal.
- ¿Cómo me sugerirías que castigue a un difamador?
- Córtales las orejas a todos los que escuchan sus mentiras -replicó el mulá.

-Idries Shah no era escritor de los conocidos libros de autoayuda---tal como se entienden hoy--, pero sus libros, su lectura nos acerca a conceptos que nos impregnan de salidas, desde el amor como instrumento, para ayudar y con ello ayudarnos…

-El amor, en todo caso, sería un tema subyacente. Le interesa más la otra cara de la moneda, que es la conciencia. Nos creemos sabios y somos muy inconscientes, muy idiotas. Idries Shah sabe que, como mínimo, uno puede empezar reconociéndose como un idiota (de modo que se volverá automáticamente un poco menos idiota). Estamos muy dormidos, no queremos cambiar, no vemos nada:

-Un hombre, perseguido por un tigre hambriento, se volvió desesperadamente para enfrentarlo y clamó: «¿Por qué no me dejas en paz?» El tigre contestó: «¿Por qué no dejas tú de ser tan apetecible?»

-Porque el hecho de ayudar, escuchar, empatizar tiene mucho a ver con la manera de ser de Idries Shah y de trasladarlo a sus escritos y, de alguna manera, a sus lectores. ¿Qué nos puedes reflexionar?

-Idries Shah era un bárbaro, un crítico implacable de nuestros vicios, especialmente de los vicios de la moral y la cultura occidental, de nuestro victorianismo tan poco asumido. Pero al mismo tiempo era un hombre que gustaba de la gente, que sabía escuchar… Borges, Graves, Salinger admiraban a Idries Shah. Y él, finalmente, era un hombre sencillo: “Da siempre más de lo que tomes”, enseñaba.

-¿A qué público puede interesar, cres como editor,  la o las lecturas de Idries Shah?

-Todo aquel que quiera adentrarse en una senda de autoconocimiento y de desarrollo de su conciencia encontrará en Idries Shah el conocimiento necesario como para aprender a denunciarse las trampas de su propio ego. Pero decir solo eso sería dejar pequeño a Idries Shah

 

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