9788490457092.jpgCazarabet conversa con...   Lourenzo Fernández Prieto y Gustavo Hervella García, editores del libro “Historia de la Guerra Civil contada por dos hermanas. Memorias de golpe, revolución y guerra” (Comares)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Lourenzo Fernández y Gustavo Hervella nos acercan a un testimonio dual, muy íntimo y personal, contado por dos hermanas Carlota y Fernanda García Real que, de alguna manera, el “destino geográfico de la guerra civil” separó, pero que el presente libro unifica, desde muchas perspectivas...

 

Llama especialmente la atención que ambas se pusieran a escribir aquello que experimentaron o , casi mejor dicho, vieron porque no estuvieron tan directamente “activadas” como otras ciudadanas de aquellos años…pero lo que vivieron, con el sinónimo de la humanidad, lo trasladan y nos lo trasladan y nos llega, gracias a Comares ocho décadas después de la contienda….

 

Lourenzo García y Gustavo Hervella son los que guardan cuidado de la edición de este libro que se encuentra dentro de la colección Historia de Comares.

 

El libro es editado por Editorial Comares que nos cuenta lo siguiente:

Carlota y Fernanda García del Real son las autoras de este libro. Son hermanas en una guerra civil y a cada una “la coge” en una zona diferente. Ambas escribieron sus experiencias del golpe de estado de julio, de la guerra de 1936-1939 y del impacto que causó en sus vidas. Carlota entre Panticosa, León, Ribadeo y Donosti, Fernanda en el Madrid sitiado de la revolución estallada y de la República en recuperación. Ellas no fueron combatientes, ni dirigentes de organizaciones políticas, ni siquiera militantes, tampoco víctimas obvias de la masacre que acompañó al golpe de estado, aunque Carlota conoció la persecución golpista y Fernanda la de posguerra. Ambas describen los horrores de las matanzas sin perder nunca la humanidad en medio de la barbarie. Las dos son salvadoras y se comportan como tales. No son una excepción. 

Ocho décadas después de unos acontecimientos que para nosotros son Historia, las hermanas García del Real nos permiten enfocar y entender una guerra diferente a la que nos han contado los que la hicieron. No entran en ninguna de las tres categorías de autores de memorias —políticos, víctimas, militares— que han llenado las estanterías. Tampoco responden a los patrones duales a los que nos hemos acostumbrado desde 1939. En ello reside su principal interés para la mayoría de los lectores y el interés específico para historiadores y estudiantes de Historia. Son relatos de experiencias directas del tiempo de la guerra escritos por mujeres independientes, de una elite liberal acomodada que no responde a posiciones políticas encorsetadas. Dan cuenta de la pluralidad y la diversidad del mundo de antes del golpe de 1936. De un mundo de ayer deformado por un golpe, una guerra y una dictadura.

 

Los autores: Gustavo Hervella y Lourenzo Fernández:

Gustavo Hervella:

Es Licenciado en Historia Contemporánea por la Universidad de Santiago de Compostela. DEA con A esquerda política e o nacionalismo español: PCE e MCE (1960-1982). Actualmente es gestor y documentalista del Grupo de investigación Histagra. Departamento de Historia. USC. Ha realizado investigaciones alrededor de la historia contemporánea de Galicia. Fue investigador del Proyecto Interuniversitario Nomes e Voces y autor de publicaciones sobre el tema como (2009) “Da visualización social da muller á inmersión no terror: 1936. Golpe de estado, vítimas e memoria” en Vermellas. Chamábanlles rojas, (2010) Informe de resultados. Vítimas Galicia (1936-1939).

Lourenzo Fernández:

Es Catedrático de Historia Contemporánea. Coordinador de Histagra. Departamento de Historia. USC. Ha centrado su investigación en la historia agraria y social del mundo rural contemporáneo. También ha coordinado el proyecto nomesevoces.net, e indagado nuevos aspectos de la guerra y la dictadura. Libros recientes: (2007) El apagón tecnológico del franquismo; (2010) Memoria de Guerra, cultura de paz; con A. Artiaga (2014) Otras Miradas sobre golpe, guerra y dictadura; con J. Pan y M. Cabo (2014) Agriculture in the Age of Fascism. Authoritarian Technocracy and Rural Modernization, 1922-1945; con A. Míguez (2018) Historia dun pasado incómodo. Golpistas e verdugos de 1936. 

 

 

 

Cazarabet conversa con Lourenzo Fernández Prieto y Gustavo Hervella García:

 

SO10C4F1_1 (1).jpg-Amigos, ¿desde dónde surge la necesidad de darle forma de libro a este testimonio dejado y contado  por dos hermanas?
-En realidad de que sus testimonios vinieron a nuestro encuentro, literalmente. Primero las memorias de Carlota. Después de una conferencia en agosto de 2006 en Ribadeo sobre la República y la guerra, en el marco del Ano da Memoria, se me acerca María Dolores Ruesta, la madre de una buena amiga que es nuera de Carlota e hija de exiliados y me dice: lo que acabas de contar es lo que contaba mi suegra y además lo tiene escrito en unas memorias. Un año más tarde, en la presentación de la exposición, “Os rostros da memoria”, derivada del proyecto nomesevoces.net , en la Casa de Galicia en Madrid me viene a ver Susana Olmo, sobrina de Carlota, y prima de mi amiga y me entrega los diarios de la guerra de Fernanda en Madrid que ella había recopilado después de la muerte de Franco. Las dos caras de la moneda. Entonces el interés y la intención se convirtieron en obligación. Lo contamos en el libro en detalle. Dos hermanas, por interés de sus descendientes querían expresarse públicamente. Por fin.
Esa es, digamos, la razón instrumental, pero la razón intelectual e historiográfica para editarlos reside en las muchas preguntas que quedaban sin respuesta en el proyecto nomesevoces.net sobre las víctimas de las persecuciones y matanzas en Galicia asociadas al golpe de Estado. En especial sobre las mujeres porque ellas apenas están en los papeles, tan sólo e, 4% y entre los asesinados el 2’4% de las 15.000 víctimas registradas en el proyecto. En aquella sociedad de los sublevados tan patriarcal otras eran las vías por las que las convirtieron en víctimas. La pregunta sobre las mujeres nos lleva a la pregunta sobre todos los demás que no están registrados como víctimas. Pero la mirada femenina de las García del Real además nos ofrecía muchas más respuestas nuevas y sobre todo nos abría nuevas preguntas... por eso tardamos casi una década en publicarlas. Su mirada nos ayudaba a ampliar el conocimiento sobre el pasado incómodo y a cuestionarnos algunas de las cosas que creíamos saber.

-Cada persona es un mundo y cada persona percibe y recicla las emociones a su manera; de esta manera cada persona aunque vivan la misma experiencia digamos que la experimentan de manera única y particular, ¿es así?…
-Sí, pero no. Si en términos individuales y en caso de aplicar exclusivamente el individualismo metodológico al enfoque, sin duda sería así. Pero lo que ellas nos demuestran es que desde sus yos diferentes responden de la misma forma, en dos zonas distintas a los mismos problemas políticos y humanos y afrontan la barbarie con parecida humanidad. Y lo hacen desde sus roles femeninos y desde el espacio doméstico no desde el espacio militar o estrictamente político público. Aunque este enfoque sería reduccionista porque en realidad ellas nos abren la opción de entender respuestas realmente biopolíticas a la experiencia de la guerra.

-Estas dos hermanas vivieron la guerra, pero seguramente sus experiencias interiores fueron diferentes y diferenciadas, ¿lo ves así?
-Lo fueron y sobre todo lo fueron después de la guerra que las cambió radicalmente a ambas pero de forma distinta a una y a otra en función de sus experiencias en medio de la sublevación fascista en el caso de Carlota y en medio de la revolución y la República en recuperación en el caso de Fernanda. De hecho Carlota termina sus memorias con la guerra y en cambio Fernanda continúa escribiendo –y antes de 1936 también; en realidad no paro nunca de escribir y reescribir- y publicamos unos breves fragmentos de sus diarios de la posguerra que dan una idea exacta de esta diferencia y del vacío absoluto y la desolación personal en que vivirá Fernanda la longa noite de pedra, (C.E. Ferreiro) en aquella ciudad de “un millón de cadáveres” (D. Alonso).

-En este caso, en particular, ¿qué visiones diferentes reciclaron desde una misma experiencia?
-Es que no fue la misma experiencia, precisamente. Y se ve en como la reciclaron. Carlota que la vivió entre los sublevados y después vencedores nunca dejó de hablar de política e incluso de intervenir siempre que pudo. De hecho participó en la Transición en el Partido Reformista de la llamada Operación Roca.
Fernanda que la vivió entre los leales (el Madrid de la revolución y la República) y después derrotados, nunca –al parecer- volvió a hablar de política en público ni a intervenir como había hecho antes de 1936 y durante la guerra. Casada con un ex-director general de Obras Públicas de Indalecio Prieto, diríamos que política y profesionalmente ambos tuvieron vidas de proscritos.

Carlota-Fernanda-Garcia-Alicia-Susana_EDIIMA20180928_0776_20.jpg-Los estudios e investigaciones históricas son imprescindibles para el estudio historiográfico de la Guerra de España; pero los testimonios, la memoria viva de los que vivieron la guerra, más o menos directamente…más o menos a primera línea de trinchera, en la retaguardia, desde la represalia o hasta desde “el bando que ganó la contienda” …son “memoria viva” y son algo más que imprescindibles, son esenciales…¿Qué nos podéis reflexionar?
-La historia está llena de memoria y la memoria está llena de historia. A estas alturas no puede considerarse una incompatibilidad ontológica entre historia y memoria pero deben ser reconocidas como diferentes, y sobre todo reconocer críticamente que en ninguna de ambas está “la verdad”. La fuente oral o la memoria escrita de los que lo vivieron es una fuente que debe tratarse como tal fuente por la historiografía: documentarse, criticarse, contextualizarse, contrastarse, corroborarse, interpretarse. No es la verdad, es una visión parcial, subjetiva, experiencial pero también histórica que se modifica con el tiempo y acumula capas sucesivas de versiones matizadamente modificadas por sucesivos presentes e influidas por relatos históricos y literarios. Intento explicarlo a propósito de estos textos en la introducción.
El pasado ya pasó y es un territorio desconocido y misterioso del que quedan vestigios. Los historiadores y las historiadoras intentamos indagarlo, reconocerlo y reconstruirlo, a través de indicios, de vestigios, de fragmentos que llamamos fuentes. Por eso decimos en este libro que casi todo lo que creemos saber del pasado incómodo de golpe, guerra y dictadura es mentira, parcial o engañoso. Nos lo dicen las memorias de las García del Real que no encajan con los relatos heroicos, tampoco con los relatos de víctimas exactamente. Y nos lo dice la investigación histórica en marcha en las últimas décadas. Los testimonios de las García del Real sobre todo contradicen radicalmente el orwelliano relato del franquismo, que es el relato de los golpistas y verdugos, pero también los –aparentemente- coherentes relatos políticos heredados directamente del antifranquismo. Desmiente los relatos de los contendientes y sus epígonos porque ellas no lo fueron. Pero ellas tampoco son ninguna tercera España ni mucho menos equidistantes antes los contendientes.
Pero seguramente lo que más contradicen las hermanas García del Real son los relatos literarios de la guerra que son en realidad los que dominan hoy –más que los relatos políticos o los historiográficos- sean los de Cela en sus tres versiones sucesivas: Pascual Duarte, San Camilo, Mazurca; sean los tan exitosos de J Cercas en los que siempre hay unos pocos héroes y muchos antihéroes, más bien cobardes. Los relatos de las García de Real enlazan en cambio con Las Bicicletas son para el verano de Fernán Gómez o con Celia en la Revolución de Fortún; o con el teatro de Buero Vallejo y la poesía de Dámaso Alonso. Como también enlazan con muchos relatos familiares, a veces contradictorios, de salvaciones y delaciones y supervivencias y naufragios…
A mi juicio de lo que hoy empezamos a estar realmente necesitados es de un relato histórico basado en la buena historiografía de Casanova, Saz, Aróstegui, Mir y tantas otras…  y nuevas indagaciones para responder a nuevas preguntas a la altura de estos tiempos que vivimos y que todavía no se han hecho o no se han respondido: quiénes fueron los verdugos, por qué, para qué… cómo pudo suceder, incluso si podría volver a suceder en breve?

-Pero aunque estas hermanas vivieron el mismo acontecimiento histórico, la guerra de España del 36 al 39…cada una de ellas la vivió desde “un bando”. De entrada eso debe de marcar y desde muchas perspectivas, ¿verdad?
-Las marcó como indicaba en sus vidas posteriores, aparentemente de forma diferente; pero las dos como vencidas aunque una con la experiencia de vencida e inadaptada y la otra con la experiencia de inadaptada pero sin la experiencia de vencida. Ambas sufrieron la persecución, pero Carlota desde el primer momento entre los sublevados y Fernanda como superviviente de los vencidos.
Pero en su mirada lo que las marcó no fue tanto eso que llamamos guerra de España como el golpe de estado y sus consecuencias inmediatas: las matanzas y la destrucción de todo su mundo liberal de forma casi inmediata en la zona sublevada y el colapso de la República, la revolución y sus procesos asociados, incluido también el horror de las matanzas, en la zona leal. 

-Cada una de las hermanas ya vivió, más allá de lo emocional y sensitivo, la guerra de una manera tan diferente, sobre todo por el entorno en la que les cogió el  golpe, la guerra, la represión, la posguerra…pero ambas tuvieron como la determinación de escribir lo que vivían, veían, pensaban, temían…al menos es curioso que ambas hermanas, separadas por la geografía caprichosa de la contienda tuviesen esa necesidad como desahogo, como dejar testimonio… ¿qué nos puedes comentar?
-No tiene nada de curioso. Es otra de las conclusiones asociadas a sus memorias y a tantas otras que todavía no hemos conocido o a las que no hemos hecho caso. De hecho, nuestra idea, después de la experiencia de nomesevoces.net  es que todo el mundo que sabía escribir escribió su guerra, en diarios, notas, cartas, dietarios, memorias... pero la mayoría se han perdido, destruido o simplemente no se han encontrado. Lo sucedido sorprendió tanto a los contemporáneos, los sacudió de tal manera, les cambió la vida de tal forma de forma inmediata e inesperada que fueron muchos los que tuvieron la necesidad de escribirlo. Nunca había vivido nada así, ni habían imaginado nada parecido. Lo que vienen a decir ellas en sus testimonios, como tantos otros, es que no podían imaginar lo que estaba pasando: las matanzas, las persecuciones, la militarización de la vida... los horrores, el miedo, el hambre, la guerra,....

foto-1b.jpg-La escritura y el testimonio escrito tan imprescindible para leer la historia. ¿Qué tiene de particularmente “rico” este desde el punto de vista historiográfico?
-La mirada, su mirada de mujeres, cultas, liberales, que no son militantes, ni militantes, ni dirigentes, ni escritoras, ni periodistas, ni víctimas canónicas, ni mucho menos verdugos .No escriben para el público, escriben para ellas (Fernanda) y para los suyos (Carlota), No esperan ser leídas. Enfocan desde la humanidad de lo doméstico –desde una perspectiva biopolítica- que es la de la mayoría, con una voluntad de salvar, de cuidar y evitar los horrores que las rodean, ambas. Seguramente como la mayoría, preocupadas por los suyos, por el alimento, el calor y la supervivencia.
No son apolíticas, en absoluto. Fueron criadas en el laicismo y el liberalismo. En el domicilio de sus padres se sirvió el café a los miembros del Comité Revolucionario del pacto de San Sebastián en 1931, en el momento previo a la proclamación de la República.
Historiográficamente, como se señala en la introducción, ambas permiten y transmiten la superioridad moral de la República, también de la República en guerra. Porque, a diferencia de los sublevados, la República nunca tuvo una política de persecución y exterminio del enemigo, nunca bombardeo objetivos civiles ni ciudades e incluso garantizó el derecho de asilo de más de 12.000 personas en embajadas madrileñas a lo largo de tres años de guerra.
Esa superioridad moral de la República hasta ahora ha sido difícil de poner en primer plano, sometidos como estábamos a la ideología de la reconciliación entre bandos de hermanos que habían sido culpables o habían caído en una locura colectiva, porque no había sido posible la paz, según los matices –leves- de cada bando. Pero la democracia actual y futura o es heredera de las dos Repúblicas y el liberalismo democrático o es un deformado error colectivo, sin futuro.

-No fueron parte directa de la contienda: no estaban involucradas en partidos políticos ni en sindicatos; no estaban en el estamento militar, no eran activistas, no fueron víctimas directas….pero fueron testimonios de primera línea. ¿Qué particularidades nos puedes explicar?
-No, pero tenían ideas políticas bien firmes y una cultura democrática interiorizada..Su tiempo de guerra es un tiempo diferente: marcan un ritmo cronológico diferente al del relato militar, definido por sus vivencias, sus problemas y sus emociones. Para ambas lo más importante lo que más espacio ocupa es el golpe, los primeros meses, la batalla de Madrid. Después todo corre muy rápido hasta el final. Apenas mencionan batallas. La guerra de Carlota termina cuando se reencuentra por fin con su marido que sale de la Embajada de Francia en Madrid y re reencuentra con ella en Francia. En cuanto cruzan a Donosti, prácticamente termina su relato. En el caso de Fernanda, todo es muy detallado hasta mayo de 1937 y después el final dramático. Además de la de Madrid, Carlota sólo menciona la batalla de Guadalajara, casi por casualidad; Fernanda la del Ebro, la última esperanza.

-Siendo diferentes, además por las diferentes experiencias vividas. ¿Qué puntos tienen en común desde lo meramente humano los relatos y su visión de los horrores de la guerra?
-Su humanidad en medio del naufragio de los horrores; su conciencia de que la República no son las banderas rojas que le recuerdan a Fernanda las películas soviéticas (de 19 años antes); o de que la religión católica que practica Carlota no son las obsesivas estampitas y los absurdos ritos patrióticos uniformados que se ve obligada a compartir. Pero sobre todo su voluntad de cuidadoras o incluso de salvadoras, colaborando, Fernanda, con los abogados que defienden a acusados en los Tribunales Populares, Carlota como enfermera en el Hospital de sangre de Ribadeo o intentando salvar parientes y familiares encarcelados o acusados. Su conciencia democrática su convicción republicana y su cultura liberal resisten todos los embates. En todo caso, lo importante no es sólo lo que cuentan, lo que relatan, sino también lo que deberían o podrían contar y no cuentan. Y, sobre todo, lo que nos gustaría que nos contasen y no nos cuentan.

-Explicadnos, un poco, qué fue de ellas después de la contienda…
-Carlota fue la matriarca de una estirpe de políticos demócratas, los Bustelo García del Real, José Ramón Subsecretario con UCD, Carlos fue Ministro también con UCD, Carlota diputada del PSOE y primera directora del Instituto de la mujer y reconocida líder feminista, Francisco fundador en 1956 de la ASU, después diputado del PSOE y rector de la Complutense. Además ella y su marido Ramón Bustelo prácticamente criaron a Leopoldo Calvo-Sotelo Bustelo, sobrino de Ramón y huérfano de padre desde muy pequeño y segundo Presidente del Gobierno de la democracia (1981-1982). El día de la aprobación de la Constitución en 1978 celebró una fiesta en su casa. Fernanda, casada después de la guerra con Vicente Olmo crio dos hijas antifranquistas y reconocidas periodistas, Susana Olmo, fundadora y redactora jefe de política de la agencia Colpisa fue una de las más destacadas periodistas de la Transición y Alicia Olmo, escritora, colaboradora de El País y jefa de prensa de varios ministros en la Transición.
Ambas hermanas, Carlota y Fernanda, colaboraron con proyectos periodísticos democráticos como EL País o con iniciativas políticas en la democracia, más abiertamente Carlota, menos públicamente –como ya se ha indicado- Fernanda. Las dos, cuentan la hija de Fernanda, ayudaron a su lucha estudiantil antifranquista de los años sesenta (y la de su hermana) de diversas formas.
Ambas eran vistas, según sus nietos como dos abuelas frívolas que no encajaban en la sociedad española de su época. En realidad, con la presentación del libro descubrieron que no eran dos mujeres frívolas sino dos mujeres demócratas de clase alta que nunca había agachado –al menos en familia- sus opiniones ni su cabeza. No era frivolidad pero si anomalía en aquel mundo del franquismo y en el salido del franquismo también. Sus iguales de derecha franquista les llamaban progres, cuando en realidad eran republicanas, pero no había sitio para la República –su República- después de 1936, ni siquiera después de 1975.

-¿Cómo os llegan a vosotros estos relatos, a modo de diarios de la guerra, muy particulares y cómo se decide la “composición de este libro editado por Comares?
-Lo primero se ha explicado. Sobre lo segundo... la idea de editarlo en Comares viene de la relación con su editor Miguel Ángel del Arco Blanco, pero también de que el mismo publicó unas memorias similares las de González Posada en 2011 que abren el camino de estas de Fernanda y Carlota.

 

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