La
Librería de El Sueño Igualitario
Cazarabet conversa con... Mercedes Yusta, coordinadora del libro “Heterodoxas, guerrilleras y ciudadanas. Resistencias femeninas en la
España moderna y contemporánea” (Institución Fernando el Católico)
Un libro,
pletórico sobre y hacia las mujeres
guerrilleras y en constante desacuerdo,
ellas eran las heterodoxas.
Un libro
que pone el acento y si es preciso, también la tilde sobre puntos, situaciones,
circunstancias que rodean al particular mundo femenino y a su paso adelante
para ser contestataria, decir “no” y seguir en la brecha diaria….una brecha que
se va abriendo y que se encuentra en constante transformación….
La
historiadora Mercedes Yusta, desde ente ensayo, se
adentra entre la lucha diaria de esa mujer que, desde la trinchera, se afana
cada día en construir, reconstruir su propia historia al margen de tópicos,
mitos y creencias a las que, a la vez, se les planta cara….
Un libro
muy recomendable para cualquier persona que quiera vivir, leer y escuchar, así
como reflexionar, la historia, la de las
mujeres en este mundo en constante cambio,
de una manera diferente.
Valiente
aportación de Mercedes Yusta con la Fundación
Fernando El Católico
El
índice:
ÍNDICE:
- Mercedes Yusta, "Introducción: Género, poder y
resistencias en España", pp. 7-13.
I. MUJERES HETERODOXAS EN EL TRÁNSITO A LA MODERNIDAD:
- Françoise Crémoux, "Resistencias femeninas a
través de la religiosidad popular: una mirada desde el siglo XVI", pp.
17-44
- Francisco Javier Ramón Soláns, "Una visionaria
en las Cortes de Cádiz. Género y profecía en la crisis del Antiguo
Régimen", pp. 45-62
- María Cruz Romeo Mateo, "Españolas en la guerra de 1808: heroínas
recordadas", pp. 63-83
- Gloria Espigado Tocino, "Preparando el camino de la emancipación: voces
críticas y acción colectiva femenina en el XIX", pp. 85-113
II. EL SIGLO XX. MUJERES EN LUCHA:
- Danièle Bussy, "Las
mujeres que actúan son peligrosas: ciudadanas en la España contemporánea",
pp. 117-126
- Régine Illion, "La
movilización de las zaragozanas a través de redes asociativas, reivindicativas
y huelguísticas durante la II República", pp. 127-147
- Irene Murillo Aced, "Dignidad, supervivencia y
luto. Agencias y resistencias de mujeres aragonesas de guerra y
posguerra", pp. 149-174
- Mercedes Yusta Rodrigo, "Con armas frente a
Franco. Mujeres guerrilleras en la España de posguerra", pp. 175-195
- Claudia Cabrero Blanco, "Tejiendo las redes de la democracia.
Resistencias cotidianas de las mujeres durante la dictadura franquista",
pp. 197-217.
Vayamos
por partes;
La
definición de heterodoxas:
http://es.thefreedictionary.com/heterodoxa
http://www.wordreference.com/definicion/heterodoxo
http://www.wordreference.com/sinonimos/heterodoxo
Cazarabet conversa con Mercedes Yusta
Rodrigo:
-Mercedes, ¿cómo ha sido el coordinar un libro sobre las
mujeres que están en desacuerdo con lo “establecido”?
-El
proyecto surge de una idea del historiador Ignacio Peiró,
especialista en historia de la historiografía de la Universidad de Zaragoza,
que en 2009 nos propuso a Daniel Sancet y a mí
coordinar una jornada de estudios con el título “Las mujeres que leen son
peligrosas” (que es el título de un libro de Stefan Bollmann).
El objetivo era proponer una reflexión en la larga duración, desde el siglo XVI
hasta el franquismo, sobre las diferentes maneras en que las mujeres, de forma
individual o colectiva, habían luchado por acceder a la autonomía personal en
contextos hostiles, batallando con normas de género que reducían el abanico de
posibilidades que se presentaba frente a ellas simplemente por ser mujeres.
Queríamos exponer diferentes estudios de caso en que las mujeres habían
transgredido los límites, muy a menudo interiorizados por los propios
individuos (hombres o mujeres), que separan espacio público y espacio privado y
que muy a menudo restringen la actividad femenina a este último. El hecho de
confrontar estudios de caso que correspondían a diferentes periodos permitía,
por una parte, historizar la construcción social,
política y cultural que los estudios feministas denominan como “patriarcado” y
que demasiadas veces aparece como una constante fuera de la historia, pero
también sacar a la luz diversas modalidades de construcción de subjetividades
femeninas en diferentes contextos históricos. También nos permitía confrontar
diferentes maneras de escribir la historia de las mujeres: desde la historia de
la religión (Françoise Crémoux, Francisco Javier
Ramón), a la historia social (Régine Illion, Claudia Cabrero, Mercedes Yusta),
la historia cultural (Gloria Espigado, María Cruz Romeo, Danièle
Bussy Genevois) o la
historia de las emociones (Irene Murillo). La jornada tuvo lugar en Alagón en
octubre de 2009, y de los trabajos allí expuestos nació el germen del libro.
Posteriormente se añadieron algunos trabajos que completaban las perspectivas
propuestas en la jornada, y el resultado final es Heterodoxas, ciudadanas y guerrilleras, una propuesta que sin
pretender en absoluto ser exhaustiva (sería imposible), sí quiere proponer un
recorrido diacrónico por una historia de la emancipación femenina que no se
agotaría en la historia del feminismo organizado.
-¿Cómo era para aquellas mujeres el no seguir las normas? ¿Hasta dónde llegaba la
resistencia de las mujeres y desde dónde nacía?
-Para
contestar a esta pregunta habría que detenerse en cada uno de los estudios de
caso. En ciertos momentos, como en el periodo estudiado por Françoise Crémoux, la normatividad de género y el control social
sobre las mujeres, sobre lo que pueden y no pueden hacer o decir, es más
fuerte, y por tanto es más difícil acceder a formas de autonomía personal, un
concepto que por otro lado tampoco está fuera de la historia: podemos
preguntarnos qué significaba esta autonomía, por ejemplo, para una mujer del
Siglo de Oro, puesto que las nociones de autonomía y emancipación que manejamos
son muy ampliamente deudoras de una reflexión que toma cuerpo con la
Ilustración. Lo que quiero decir es que en cada época las normas varían, y
también varía el precio a pagar por la transgresión. Además la evolución no es
lineal, sino que hay épocas de mayor libertad a las que siguen épocas más
represivas para las mujeres (o para la población en general): el caso del
franquismo, que sigue a un periodo de libertad y apertura como fue la Segunda
República, es obvio. En todo caso, cuando estudiamos ejemplos individuales de
mujeres “fuera de la norma” es inevitable preguntarse de dónde sale la energía,
el resorte para lanzarse a esa resistencia. En algunos casos de un contexto
familiar y social favorable, en otros de la capacidad económica, o bien de una
fuerte personalidad o un temperamento excepcional, o de una mezcla de varios de
estos factores. En el caso de las resistencias colectivas, hay que entender
éstas como procesos políticos, que como señala Gloria Espigado en su contribución
empiezan por una redefinición de la identidad del colectivo: a partir de los
recursos lingüísticos e ideológicos disponibles se comienza por redefinir la
propia identidad (en este caso la identidad femenina, lo que significa ser
mujer en un contexto dado) y la realidad vivida, se identifica una situación de
injusticia, y a partir de ahí se plantean reivindicaciones. En la historia del
pensamiento feminista, por ejemplo, ha sido fundamental el percibir cómo los
discursos que definían la ciudadanía liberal en el siglo XIX se fundaban en una
exclusión implícita: la de las mujeres. De esa forma, a partir del propio
discurso del liberalismo se pudieron articular demandas feministas de inclusión
en la nación y de ciudadanía.
-¿En la resistencia surgió el feminismo
o con el feminismo surgió la resistencia y con él las respuestas como
diferentes heterodoxias y algunas resistencias?
-Yo
diría que el feminismo (o más bien los feminismos, pues hay mucha diversidad
bajo esta denominación) es en sí mismo una forma de resistencia con un alto
grado de elaboración teórica, con un discurso sobre la dominación, una
“conciencia de género” que diríamos hoy en día, una estrategia política, una
propuesta de acción colectiva… Desde mi punto de vista, las diferentes
estrategias de resistencia que describe el libro son o pueden ser una vía hacia
una toma de conciencia feminista. Aquí entraríamos en una discusión sumamente
interesante, como es la de definir qué es o no es feminismo o feminista. ¿Es
feminista toda mujer que lucha por construirse como un ser humano autónomo y
que resiste a diferentes formas de alienación y de dominación? Mi tendencia es
considerar que sí o que al menos está en ello, aunque por otro lado, la
dimensión colectiva y la solidaridad de género me parecen fundamentales para
considerar que un pensamiento o una acción son feministas. Es decir, que si yo
lucho por mi emancipación pero olvido que la condición femenina y la opresión
son compartidas, no estoy siendo coherente con un pensamiento feminista, que es
por esencia colectivo y solidario.
-¿Qué se pretende, querida amiga Mercedes, con este libro?
-La
pretensión es modesta, como ya he explicado; se trata de presentar en una
perspectiva histórica trayectorias de mujeres que “se salen de la norma” y que
permiten percibir por qué vías pudo prepararse en España la emergencia de un
pensamiento y una práctica feministas. También quiere ser un modesto homenaje
al libro de Giuliana di Febo, Resistencia y movimiento de mujeres en España (1936-1976), un libro
publicado en 1979 por Icaria que marcó un hito en los comienzos de la escritura
de la historia de las mujeres en España, y que por cierto se debería reeditar
porque no ha perdido un ápice de su actualidad.
-Cuando la mujer todavía estaba tanto
bajo las uñas de la religión…no había más que “sacar las heterodoxias” , sus desasosiegos, de entre estos dominios, ¿no?
-En
ciertos momentos, por ejemplo la España de la Contrarreforma que describe el
capítulo de Françoise Crémoux, la gente corriente carecía
de marcos mentales para pensar el mundo o pensarse a sí mismxs
fuera de la religión. Por tanto, los conceptos para pensar la emancipación, las
heterodoxias, tenían necesariamente que partir de ese marco trascendente como
base, porque era imposible construir una subjetividad “fuera” de él. Un
pensamiento o una práctica religiosa heterodoxa podía ser una vía de
empoderamiento, como en el caso de la mística que estudia en el libro Francisco
Javier Ramón. Otras mujeres que no hemos recogido en el libro, como las
activistas católicas de los años 20 y 30 que estudia por ejemplo Inmaculada
Blasco, también construyeron vías hacia el empoderamiento femenino y hacia la
participación en el espacio público partiendo, en este caso, de una ortodoxia
religiosa. Podemos discutir hasta qué punto ese empoderamiento es un espejismo,
hasta qué punto es autónomo el pensamiento de estas mujeres católicas, pero hay
que admitir que las mujeres que se apoyaron en esas estrategias consiguieron
logros no desdeñables: legitimar su intervención en el espacio público o
alcanzar cotas de poder político son los más evidentes. También se olvida a
menudo que en el origen del feminismo histórico hay una convergencia con
ciertas ideologías o practicas de tipo trascendente, como el espiritismo o la
teosofía, como estudia en sus trabajos Lola Ramos, aunque por supuesto éstas se
situaban en clara confrontación con la ortodoxia católica. Y evidentemente hay
que poner de relieve que algunas de las primeras feministas rompieron de forma
explícita con la religión católica, como la escritora librepensadora y masona
Rosario de Acuña.
-En España, no fue hasta el siglo XIX
cuando la mujer empezó, de manera más solvente, a “romper algún molde”: ¿a
quién destacarías?; sus desasosiegos, los de aquellas mujeres en aquellos
tiempos, ¿de dónde salían y cómo los defendían?
-No
voy a ser muy original: destacaría a las que muchxs
consideramos las “madres” del feminismo en España, Concepción Arenal y Emilia
Pardo Bazán. Concepción Arenal, con todas sus limitaciones (en el sentido de
que su discurso está lejos de ser revolucionario, por ejemplo rechazaba la
participación de las mujeres en la política), me parece una mujer con una
trayectoria excepcional y un pensamiento bastante más subversivo de lo que se
suele pensar, dado el contexto. Cuando en los años 1880, en plena Restauración,
escribe criticando a “la mujer de su casa”, es decir el modelo de mujer
doméstica, el “ángel del hogar” defendido por las escritoras más leídas de la
época, y dice que se trata de “un ideal erróneo”, me parece un gesto de una
gran audacia. Confieso que también siento cierta debilidad por Emilia Pardo
Bazán, una de las personalidades más fascinantes de su época: leerla es siempre
garantía de un placer intelectual intenso y maneja la ironía como nadie, sobre
todo a la hora de desmontar los discursos misóginos tan en boga y tan
naturalizados en su época. Es una gozada leer cómo ridiculiza a quienes, con
pretextos pseudocientíficos que ella echa por tierra con gran elegancia y
eficacia, mantienen el argumento de la inferioridad femenina. También fue una
mujer muy valiente y que se saltó un montón de normas, aunque también hay
aspectos oscuros de su personalidad, como su clasismo o sus simpatías
carlistas… pero no deja de ser una mujer interesantísima. Rosario de Acuña
también es un personaje fascinante, una de las pocas mujeres que se atrevió ya
a finales del siglo XIX a criticar duramente a la Iglesia y su influencia en
las mentes femeninas. De hecho, dejo un testamento prohibiendo que se le
administrasen los sacramentos si en el momento de su muerte perdía el dominio
de sus facultades y pedía un sacerdote. ¡Era un gesto muy radical para la
época!
Supongo
que muchos de los desasosiegos de las mujeres de esa época (la España de
finales del siglo XIX y principios del XX) nacían de la conciencia de sus
propias limitaciones, de su escasa capacidad de elegir lo que querían ser y
cómo querían vivir. No hay que olvidar que el código civil de 1889, que luego
recuperó el franquismo, ponía a las mujeres en una situación de total
inferioridad legal, en especial a las casadas, que dependían para todo del
marido, sobre todo en el plano económico, y les impedía acceder a la autonomía
personal. La vida de una mujer de esa época estaba hecha de limitaciones y
frustraciones: el corsé es un buen indicador de cómo se debían sentir muchas de
ellas, tanto a nivel físico como psicológico.
-Hasta hubo heroínas
en pie de guerra… plantando cara en las barricadas, como guerrilleras en plena
batalla y en plena guerra….
-Si,
en casi todos los conflictos ha habido siempre una participación femenina,
aunque lo de “en plena batalla” hay que matizarlo porque siempre es
extremadamente minoritario: en el terreno de la guerra, el frente se mantiene
como un espacio muy fuertemente masculinizado. De ahí la fuerte mitificación a
la que se somete a las figuras de mujeres guerreras o guerrilleras... también corresponden a un imaginario fantasmático
masculino que es muy interesante analizar, aunque el libro no era el lugar para
hacerlo. Pero su participación real en los combates, como digo, es muy
minoritaria. Por ejemplo, en el caso de las guerrilleras antifranquistas solo
hemos recensado un centenar de entre los
aproximadamente 7000 guerrilleros de la resistencia armada de posguerra, y
entre ellas aún fueron menos las que participaron realmente en combates
armados.
-De todas formas, según voy leyendo el
libro, de aquí para allá, me doy cuenta de que las mujeres se quitaron casi
todas las capas de la cebolla, poco a poco…aunque en algunos largos períodos
como lo fue la larga dictadura española se las tuvieron que volver a poner…
¿cómo lo ves?
-Para
muchas mujeres tuvo que ser muy duro esa vuelta atrás que representa la
dictadura franquista: en las contribuciones de Irene Murillo, de Claudia
Cabrero Blanco o en la mía se puede observar que las estrategias de resistencia
nacen de manera bastante amplia de un aprendizaje anterior, de una memoria de
lo que había sido posible o imaginable en los años de la Republica.
-La II República, el sufragio
universal, el estar presente en el mundo intelectual, generando opinión, en los
gobiernos, en las escuelas… ¿eso qué significó?
-Hay
que tener en cuenta que la Republica dura muy poco, solo cinco años de paz
antes de que se desencadene el golpe de Estado y la guerra. En cinco años no se
pueden hacer muchas cosas… en realidad, aunque parezca paradójico, la
modernización de la sociedad española había empezado antes, en los años veinte
y bajo la dictadura de Primo de Rivera. Las grandes organizaciones feministas
españolas se crean incluso un poco antes, a finales de la Primera Guerra
mundial. Pero la República aporta novedades muy potentes y visibles, sobre todo
a nivel legislativo, con la reforma del código civil (que las feministas pedían
desde principios del siglo XX), la igualdad en la Constitución, las reformas
educativas (aunque limitadas por el tiempo) y, claro, el voto. Los numerosos
trabajos de Danièle Bussy Genevois, así como la contribución de Régine
Illion a este libro y su libro publicado en la
Institución Fernando el Católico, ponen de manifiesto cómo el asociacionismo
femenino se dispara en los años republicanos y hay una visibilidad nueva de las
mujeres en el espacio público, una visibilidad que se convierte inmediatamente
en motivo de ansiedad y disgusto para los adversarios políticos de la
República. Una República que sacó a la calle a las mujeres de las clases
populares, mujeres percibidas como peligrosas, mientras que, como dijo José
María Pemán, “España se quedó en casa”. Sobre todo, me
parece que para muchas mujeres la Republica significó la promesa de un futuro
distinto al de sus madres, mejor, más abierto y lleno de posibilidades. Para
muchas de ellas, el cierre de esas posibilidades con el franquismo debió ser
una decepción brutal. Lo fue incluso para mujeres que habían defendido el golpe
de Estado y se consideraban falangistas, como Mercedes Formica…
-¿Cómo y de qué manera la mujer,
aquella que defendía los valores de la República plantó cara en la guerra y en
los primeros tiempos de la posguerra?
-Durante
los años de la Republica había habido una fuerte politización femenina, que aún
fue mayor en los agitados meses de la primavera de 1936 y durante la propia
guerra civil. Las organizaciones de mujeres antifascistas (las del PCE, las
JSU, Mujeres Libres, el secretariado femenino del POUM…) fueron un marco muy
importante de acción femenina durante la guerra. Durante la posguerra, ese
marco organizativo desaparece a causa de la represión, y en ciertos casos, como
el POUM o Mujeres Libres, no consigue reorganizarse en la clandestinidad. En
ese momento, las iniciativas individuales toman una gran importancia, como lo
muestra el trabajo de Irene Murillo. El mero hecho de sobrevivir, defender a
los tuyos, restaurar tu honor o el honor de tu marido fusilado, se convierte en
un acto de resistencia.
-Luego, vino el tiempo de trabajar esa rebeldía, esa
resistencia, esa lucha de guerrillas en tiempos de dictadura ¿Cómo lo hicieron,
porque la mujeres estuvieron en todos los frentes?
-Justamente,
ese “estar en todos los frentes” nos da la medida de hasta qué punto las cosas
habían avanzado en los años veinte y treinta y las mujeres se habían
incorporado de forma significativa a la vida política y sindical, como lo
muestra en el libro la contribución de Régine Illion para el caso de Zaragoza. Aun así, lo que de verdad
fue esencial durante la dictadura fueron las redes de solidaridad entre mujeres
y la politización de las redes familiares. Por ejemplo, los trabajos de Irene
Abad sobre las “mujeres de preso” ponen bien de relieve esta forma de pasar de
una solidaridad casi espontánea a una acción política, y lo mismo se puede
observar en algunas de las contribuciones del libro. Creo que se puede decir
que es justamente esa asignación de las mujeres a las tareas del cuidado, su
responsabilidad en la supervivencia familiar, la que en muchos casos
desencadena una participación activa en la resistencia. Cuando no la sufren
directamente, las mujeres son testigo de la represión de los suyos, se hacen
cargo de las necesidades de los presos y de los militantes clandestinos, se van
enredando ellas mismas en un compromiso cada vez más importante. Muchas mujeres
sin un pasado militante participaron así en movimientos de resistencia contra
la dictadura. Esa mezcla de lo personal y lo político (que no por nada es un
eslogan feminista) la encontramos de manera muy clara en la implicación de las
mujeres en la lucha guerrillera, en particular en las redes de enlaces y puntos
de apoyo. Pero también es importante no minimizar el grado de compromiso
político de esas mujeres resistentes. No porque se dedicasen a tareas
consideradas como “auxiliares” o “femeninas” eran menos conscientes de las
implicaciones de esa lucha y de los peligros que acarreaba.
-Incluso tejiendo la democracia, desde
una transición que, en los años, ha estado cada vez más cuestionada, pero hubo
también mujeres en cada peldaño de ésta, más o menos bien andada, transición…
-Así
es, lo triste es que la historia apenas ha registrado esas contribuciones femeninas
a la construcción de la democracia en España. Y eso que habría mucho que decir,
por ejemplo, de la participación de la reflexión y de la movilización femenina
y feminista a la elaboración de una cultura democrática. Pero la historia
“oficial” recuerda sobre todo a los líderes políticos, todos hombres por
supuesto, considerados los artífices de la democracia. Casi nadie recuerda lo
que hicieron mujeres como la abogada María Telo, por
citar sólo a una pionera, por la construcción de una verdadera igualdad legal
entre hombres y mujeres, que debería ser el fundamento de toda democracia digna
de ese nombre. La constitución de 1978 tuvo muchos padres pero ninguna madre…
-Y en nuestra tierra, Aragón, la mujer
¿cómo se fue posicionando desde la II República y hasta la transición…?
-Como
en otras regiones, ha habido mujeres excepcionales y combativas que no se han
dado por vencidas y han luchado por su emancipación y la del colectivo femenino
en las circunstancias más adversas. Si hay una especificidad aragonesa en ese
periodo, probablemente sea la de una tradición libertaria y revolucionaria que
se manifiesta en diferentes ocasiones: en los levantamientos anarquistas de los
años treinta, en las colectividades de la guerra civil,
en la guerrilla de posguerra… pero todavía falta mucho trabajo que hacer para
evaluar la participación de las mujeres en todos esos movimientos.
Recientemente ha aparecido un libro que recomiendo vivamente, coordinado por
Ángela Cenarro y Régine Illion y titulado Feminismos.
Contribuciones desde la historia (Prensas Universitarias de Zaragoza, 2015)
en el que se trazan los perfiles biográficos de varias mujeres aragonesas,
figuras políticas o feministas, algunas muy conocidas como Amparo Poch, co-fundadora de Mujeres
Libres, otras mucho menos, como Aurea Javierre,
feminista católica. Además de ser un excelente estudio de historia de las
mujeres, este libro es un buen ejemplo de lo que sería una “recuperación de la
memoria histórica” en clave feminista, y del trabajo que queda por hacer para
dar a conocer esas figuras femeninas que trazan una genealogía de resistencia y
de emancipación.
19619
Heterodoxas,
guerrilleras y ciudadanas. Resistencias femeninas en la España moderna y
contemporánea.
Mercedes Yusta, Ignacio Peiró
(coords.)
217 páginas
30,00 euros
Institución Fernando el Católico
ÍNDICE:
- Mercedes Yusta, "Introducción: Género, poder y
resistencias en España", pp. 7-13.
I. MUJERES HETERODOXAS EN EL TRÁNSITO A LA MODERNIDAD:
- Françoise Crémoux, "Resistencias femeninas a
través de la religiosidad popular: una mirada desde el siglo XVI", pp.
17-44
- Francisco Javier Ramón Soláns, "Una visionaria
en las Cortes de Cádiz. Género y profecía en la crisis del Antiguo
Régimen", pp. 45-62
- María Cruz Romeo Mateo, "Españolas en la guerra de 1808: heroínas
recordadas", pp. 63-83
- Gloria Espigado Tocino, "Preparando el camino de la emancipación: voces
críticas y acción colectiva femenina en el XIX", pp. 85-113
II. EL SIGLO XX. MUJERES EN LUCHA:
- Danièle Bussy, "Las
mujeres que actúan son peligrosas: ciudadanas en la España contemporánea",
pp. 117-126
- Régine Illion, "La
movilización de las zaragozanas a través de redes asociativas, reivindicativas
y huelguísticas durante la II República", pp. 127-147
- Irene Murillo Aced, "Dignidad, supervivencia y
luto. Agencias y resistencias de mujeres aragonesas de guerra y
posguerra", pp. 149-174
- Mercedes Yusta Rodrigo, "Con armas frente a
Franco. Mujeres guerrilleras en la España de posguerra", pp. 175-195
- Claudia Cabrero Blanco, "Tejiendo las redes de la democracia.
Resistencias cotidianas de las mujeres durante la dictadura franquista",
pp. 197-217.
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