La
Librería de El Sueño Igualitario
EDITORIAL
EOLAS NOS ACERCA A UN LIBRO DEL
ISTORIADOR SECUNDINO SERRANO QUE NARRA LA
MEMORIA HISTÓRICA CON REALATOS SOBRE HECHOS ACERECIDOS EN TIEMPOS DE LA
REPÚBLICA, GUERRA, EXILIO, MAQUIS Y TRANSICIÓN.
SERRANO
REÚNE AQUÍ UNOS ESCRITOS QUE HACEN DEL LIBRO ALGO TAN EQUILIBRADO COMO POTENTE
Y SE RODEA DE UNA MAGNÍFICA EDICIÓN Y DE UN PROLOGUISTA DE AUTÉNTIDO LUJO,
JULIO LLAMAZARES
LA
IMAGEN DE LA POARTADA DEL LIBRO ES MÁS QUE ELOCUENTE, LA DEL CEMENTERIO DE LOS
CÁRMENES DE LEÓN…LA IMAGEN DE UN SILENCIO OTOÑAL Y, YA INCIPIENTEMENTE, FRÍO…
LO
QUE NOS DICE LA EDITORIAL EOLAS SOBRE EL LIBRO:
La historia no sirve tanto para conocer el pasado cuanto
para comprender el futuro?. Esta frase del historiador
norteamericano nacionalizado inglés Moses Finley
brilla como una perla preciosa entre las numerosas que trufan esta colección de
artículos entre los que están los mejores publicados por Secundino Serrano o
por lo menos los que éste ha considerado más representativos de su trayectoria
como colaborador en prensa, tarea que ha simultaneado con la de profesor de
Historia. Una perla que se podría engarzar con otra, ésta del propio Serrano,
la que dice ?a propósito del holocausto judío, pero que sirve para cualquier
otro pasaje trágico de nuestra historia, como la guerra civil o la dictadura
franquista? que ?recuperar la memoria no representa un ajuste de cuentas con el
pasado, sino la posibilidad de un cuaderno de bitácora del presente?, una idea
más que oportuna en el actual momento de la vida española y europea y que
planea sobre toda la producción periodística que aquí se recoge, que comparte
con los libros del autor (Maquis: historia de la guerrilla antifranquista, La
última gesta. Los republicanos que vencieron a Hitler, Españoles
en el Gulag. Republicanos bajo el estalinismo) intereses y temas, así como
estilo y la profundidad.
(Julio Llamazares, del prólogo).
El autor; un historiador que siempre “ha mirado mucho” el
fenómeno de los maquis.
https://es.wikipedia.org/wiki/Secundino_Serrano
Artículos
y colaboraciones de este historiador:
https://dialnet.unirioja.es/servlet/autor?codigo=630861
Cazarabet
conversa con Secundino Serrano:
-Secundino, el día a día nos demuestra que la memoria, como quizás no
se ha “gestionado” bien, tiene heridas y profundas muchas veces. ¿Por qué, a tu
parecer?
—Resulta evidente la pervivencia de un problema
relacionado con nuestro pasado reciente. La conflictividad de memorias no sólo
subsiste en este país a medio hacer llamado España sino que se encona ante
cualquier medida, por conservadora que sea, encaminada a modificar, siquiera
levemente, el estado actual de la cuestión. Las reacciones de la derecha a la
llamada Ley de Memoria Histórica demuestra hasta qué punto media España cree
que el país le pertenece, incluida la memoria histórica. Incluso en entornos que pudieran considerarse
dialogantes, antiguos progresistas reciclados, se ha urdido con éxito la teoría
del cincuenta por ciento: todos fueron culpables y en la misma medida, lo que es
una perversión intelectual. El objetivo es impedir el ajuste de cuentas
democrático con el pasado y continuar con una memoria de plastilina, a la
medida de los vencedores de la guerra. Y eso que este año se conmemora ya el 80
aniversario del inicio de la guerra civil.
-Esas heridas
a las que te refieres en este libro, ¿a cuándo se remontan?
—El ecosistema en que apareció el modelo de una
memoria dominante de media España contra la otra media se retrotrae a comienzos
del siglo diecinueve, con la invasión napoleónica, el intento de revolución
liberal y el triunfo final del absolutismo más intransigente, de raíz frailuna.
Todo ello implosiona en la dictadura de 40 años, en
los cuales el discurso franquista fue único, conllevando una hegemonía
narrativa de ese franquismo que todavía somos incapaces de sacudirnos.
Fundamentalmente, porque Franco, a diferencia de Hitler y Mussolini, murió en
la cama. De hecho, la historia del franquismo es el relato de una impunidad.
-Viajas por
la Memoria Histórica de la República a la transición, pasando por la
guerra, exilio, maquis…un trabajo de recopilación, pero, también, de
concreción, de consenso, de aglutinación. Explícanos.
—“Las heridas de la memoria” es sobre todo, y paradójicamente,
un libro de historia. Entiendo la historia en el sentido de Paul Ricoeur, como un pacto que involucra a los historiadores en
busca de la verdad, frente a la memoria histórica, que es subjetiva, emocional
y plural. Pero también importante y necesaria. La línea que uniforma todos
estos trabajos es la de dar visibilidad a los invisibles de la historia de
España, los ciudadanos del común, tan importantes en las tentativas más nobles
y positivas de hacer de este país un estado moderno, laico y tolerante. Es, en
definitiva, una cartografía de los vencidos desde 1931 hasta la muerte del
dictador. El otro aspecto que me interesa, y que ha pesado en la edición de
este libro, es trasladar al público un aspecto no resuelto entre los
historiadores españoles: la importancia del texto en los libros de historia, lo
relevante de una escritura cuidada, exacta y asequible a todo tipo de lectores.
La historia es análisis e investigación pero también relato, un aspecto
descuidado por los profesionales de la historia y que ha beneficiado a géneros
como el de la novela histórica, que, como he escrito en otras ocasiones, no
pasa de ser, por lo general, literatura de supermercado que banaliza tanto la
historia como la propia literatura.
-Por la estructura del libro, los contenidos y lo que vamos leyendo , nos da que es como un “resumen” de todos los
frentes a los que has ido “atacando”. ¿Es así?
—Obviamente, como historiador sólo me atrevo a
divulgar aquello sobre lo que he trabajado durante años. Divulgar no es lo
mismo que cortar y pegar, o hacer refritos de la lectura de dos o tres libros.
Divulgar en el sentido estricto del término significa conocer en profundidad un
tema y tener la capacidad para “destilarlo” para un número elevado de lectores.
La mayor parte de los textos de este libro se refieren a la guerrilla
antifranquista, los españoles que lucharon contra los nazis en Francia y los
exiliados republicanos que, modestos en número, se enfrentaron a su manera al
estalinismo en la Unión Soviética. Es decir, los temas de mis investigaciones
desde hace más de treinta años. Con una genealogía común: republicanos que
combatían por su libertad y la de los demás ciudadanos. También es un intento
de superar tópicos. En los libros de texto, el maquis aparecía, y raramente,
como un episodio marginal, cuando parece evidente que fue la oposición más
importante a la dictadura franquista. En cuanto al exilio republicano, había
una mitificación de los que marcharon a América, especialmente a México, en
detrimento de quienes quedaron en Francia, que era básicamente el pueblo
republicano. Y ahora sabemos que en el combate por la libertad, los “franceses”
resultaron más decisivos que los “americanos”. Y además arriesgando su propia
vida. El trabajo correspondiente a la transición española deviene novedoso en
un aspecto: pienso que, por escrito, es uno de los primeros textos (fue
publicado en 1999) crítico con esa transición que nos hicieron pasar por
canónica, pacífica y modélica.
-Me imagino
que una persona como vos que reúne durante años tantos artículos, trabajos,
estudios sobre Memoria Histórica le habrá sido “doloroso” escoger o mirar más a
unos temas que a otros…
—Cuando uno va cumpliendo años y tiene espíritu
autocrítico, relativiza y mucho la importancia de lo que ha escrito.
Sencillamente, traté de seleccionar desde un principio aquellos textos que
representaban más fielmente mis investigaciones. Que además no se repitieran en
exceso los mismos o parecidos argumentos.
-Hablemos de tu tierra, León y de la trascendencia que ha tenido en el
movimiento y reivindicación por la Memoria Histórica. ¿Por qué?; ¿Qué nos
puedes explicar?
—León es una provincia no especialmente
significativa en la historia contemporánea de España. No obstante, produce de
cuando en cuando, imagino que al igual que otras provincias de perfil bajo,
episodios y personajes relevantes. La primera organización de la resistencia
armada antifranquista nació en el Bierzo, una comarca leonesa. Aquí cuajó un
movimiento pionero en el ámbito del sindicalismo agrario durante el
tardofranquismo, la Unión de Campesinos Leoneses. De otra parte, una de las
familias fundamentales de la Institución Libre de Enseñanza fueron los Azcárate, que en la provincia se tradujo en la Fundación
Sierra Pambley, que pudo haber transformado la
historia local (y la de España). O tres de los anarquistas más importantes de
la historia de este país fueron leoneses: Buenventura
Durruti, Ángel Pestaña y Diego Abad de Santillán. Por
lo que respecta a la memoria histórica es innegable el papel pionero de León,
pero resulta circunstancial: se debe fundamentalmente a un grupo de personas,
aglutinados en torno a Emilio Silva, que pasaron de las palabras a los hechos y
trataron de reemplazar la galbana de unos gobiernos indignos ante el
espectáculo de las fosas comunes y de paso concienciar a los españoles
decentes.
-Heridas es
un desgarro que no ha cicatrizado y las heridas en la historia son desgarros
que no han cicatrizado:¿por qué crees que no hemos
sido capaces de hacer que se cicatricen ciertas heridas?;¿Cuáles son las
heridas más difíciles de cicatrizar?;¿por qué?
—Regreso al principio. El problema de España es que
una minoría de españoles, con poder económico y también simbólico, piensa que
este país es de su propiedad, su finca de recreo. Y además han convencido con
su capacidad de penetración mediática a ciudadanos de a pie de que esa es la
verdad. ¿Cómo podemos explicar que la Iglesia de este país se dedique a
canonizar compulsivamente “mártires de la Cruzada” mientras que el intento de
organizaciones filantrópicas de exhumar los cadáveres de las fosas comunes para
darles un enterramiento digno se considere por ese mismo clero como “un intento
de reabrir las heridas de la guerra civil”? Las heridas más difíciles de curar
son aquellas que se niegan como tales heridas. Es lo que sucede en España.
-Es que lo que da la impresión es que los vencedores pudieron, de
alguna manera, durante muchos años cerrar las heridas con el respaldo del
régimen, pero que lo hicieron, además, haciendo callar a los que perdieron la
guerra, como arrinconándolos, como dándoles de lado… ¿Qué nos puedes decir?
—Durante cuarenta años, España fue un país de
vencedores y vencidos. El régimen se encargó durante esos años de plomo de
recordarlo cada día. No interesaba incorporar a los “malos españoles” al nuevo
Estado. Hasta tal punto, que los vencidos no se atrevían a hablar y, cuando
quisieron hacerlo, se encontraron con que nadie quería escucharlos. El problema
sólo adquirió carta de naturaleza cuando los nietos de los vencidos, que
vivieron desde niños la libertad, quisieron saber ya sin el miedo que atenazaba
a sus abuelos y sin la posición acomodaticia de sus padres. La transición pudo
haber representado un cambio, pero la cobardía de la izquierda permitió la legalización
del saqueo material y simbólico de los vencedores, convertidos de la noche a la
mañana en demócratas de toda la vida.
-Para cerrar
las heridas todos deben de realizar un paso adelante: unos deben dejar el miedo
atrás y los otros deben aprender que ellos ya tuvieron su dosis de
“reconocimiento” y que hay que dar paso a la generosidad y a la justicia para
los demás, aunque fuesen, los antepasados, rivales en diferentes trincheras.
¿Qué nos puedes comentar?
— Pienso que todavía pasarán muchos años antes de
que este país fallido elabore una mínima memoria compartida, que acepte un
proyecto común de país. Es una tarea para las próximas generaciones.
-Ya pones en
el libro una cita de Walter Benjamin que es pura
verdad:””La auténtica memoria de la vida es el recuerdo”. Y es que mientras nos
acordemos de ellos, de los que las heridas de la memoria han engullido, estamos
haciendo camino por que el recuerdo es como la principal arma. ¿Lo ves así, lo
sientes así?
—Una persona no puede vivir sin memoria. Un país sin
memoria no tiene futuro alguno.
23731
Las heridas de la
memoria. Republica, guerra, exilio, maquis, transición. Secundino Serrano. Prólogo de Julio
Llamazares
340 páginas
22.00 euros
Eolas
“La historia no sirve tanto
para conocer el pasado cuanto para comprender el futuro”. Esta frase del
historiador norteamericano nacionalizado inglés Moses
Finley brilla como una perla preciosa entre las numerosas que trufan esta
colección de artículos entre los que están los mejores publicados por Secundino
Serrano o por lo menos los que éste ha considerado más representativos de su
trayectoria como colaborador en prensa, tarea que ha simultaneado con la de
profesor de Historia. Una perla que se podría engarzar con otra, ésta del
propio Serrano, la que dice —a propósito del holocausto judío, pero que sirve
para cualquier otro pasaje trágico de nuestra historia, como la guerra civil o
la dictadura franquista— que “recuperar la memoria no representa un ajuste de
cuentas con el pasado, sino la posibilidad de un cuaderno de bitácora del
presente”, una idea más que oportuna en el actual momento de la vida española y
europea y que planea sobre toda la producción periodística que aquí se recoge,
que comparte con los libros del autor (Maquis: historia de la guerrilla
antifranquista, La última gesta. Los republicanos que vencieron a Hitler, Españoles en el Gulag. Republicanos bajo el estalinismo)
intereses y temas, así como estilo y la profundidad.
(Julio Llamazares, del prólogo).
Leer fragmento:
http://eolasediciones.blogspot.com.es/2016/05/las-heridas-de-la-memoria.html
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