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Cazarabet conversa con...   Jordi Gracia, autor de "La resistencia silenciosa. Fascismo y cultura en España" (Anagrama)

 

 

535399.jpgNos acercamos a un libro que acaba de sacar su segunda edición, pero que es una verdadera joya: La resistencia Silenciosa. Fascismo y cultura en España de Jordi Gracia y no solo porque se alzase con el Premio de Ensayo de Anagrama 2004 sino porque , aun con los años sigue siendo algo más que una referencia….porque de un tiempo a esta parte, también desde el punto de vista cultural, se ha pasado de una resistencia silenciosa a una resistencia que ha salido a la calle a reivindicar y levantar la voz..Y nos acercamos a este libro para acercarnos más a la pluma de este ensayista, pensador y hombre muy preocupado por la actualidad de vertientes como la de las humanidades, para ello rescataremos y hablaremos de ciertos títulos más recientes..

Jordi Gracia García , es un ensayista que ha dedicado, en gran parte de sus obras, varios libros a la historia intelectual de España en el siglo XX. En la actualidad este Catedrático de literatura española en la Universidad de Barcelona, ejerce la crítica literaria y social en diversos periódicos de Barcelona y de Madrid (escribiendo en habitualmente en la prensa, en castellano y en catalán: El Periódico de Cataluña, La Vanguardia y hoy, especialmente, El País).

Ya realizó su tesis doctoral en torno al tema: Estado y cultura. El despertar de una conciencia crítica bajo el franquismo, pero a la que con el tiempo revisó y añadió una bibliografía nueva así como un prólogo extenso.

Nuestro ensayista ha bebido del experto del exilio Manuel Aznar Soler o desde las valiosísimas firmas de críticos y pensadores literarios como  José Carlos Mainer, Javier Pradera y Gonzalo Pontón.

Pensador muy preocupado por las humanidades, yendo más allá de la literatura y lo intelectual.

A continuación “copiamos esto de la” wikipedia” sobre la obra de Jordi Gracia: Publicó dos antologías Crónica de una deserción. Ideología y literatura en la prensa universitaria del franquismo, 1940-1960 (1994), y El ensayo español. Los contemporáneos (1996), luego retocado con Domingo Ródenas, profesor de la Pompeu Fabra. Ha realizado diversas contribuciones a la historia de la literatura, como Los nuevos nombres, 1975-2000, que es el tomo 9/1 de la Historia y crítica de la Literatura Española, dirigida por Francisco Rico.5

Además en 1994 preparó, para Cátedra, la edición de Arde el mar, de Pere Gimferrer. Trabajos monográficos suyos han abordado a autores del siglo XX: a Mauricio Bacarisse, de quien publicó sus Obras (2004); a Benjamín Jarnés, del que ha editado, con Domingo Ródenas, su Epistolario, 1919-1939 así como sus cuadernos privados. Hizo un trabajo antológico sobre el profesor de filosofía exiliado José Ferrater Mora, Variaciones de un filósofo, 2005, al que admira por su entereza.

Ha estudiado a fondo a Dionisio Ridruejo, con cuatro libros: Materiales para una biografía (2005), El valor de la disidencia. Epistolario inédito de Dionisio Ridruejo(2007), La vida rescatada de Dionisio Ridruejo (2008) y Cartas íntimas desde el exilio (2012), epistolario inédito que le muestra a través de las misivas que enviaba a su esposa, Gloria de Ros, cuando estaba en el exilio (con Jordi Amat). Le parece de valía porque "asume como responsabilidad ética y biográfica sus errores políticos de juventud y primera madurez, y dibuja así una trayectoria infrecuentísima de reparación: su capacidad analítica, su veracidad ética, su integridad moral y su don de prosa cristalizan en una figura histórica muy rara. Y además se murió sin poder disfrutar de nada de lo que contribuyó a reparar".6

También armó una antología del impulsor del Colegio de México, y gran intelectual, Alfonso Reyes, La experiencia literaria y otros ensayos (2009), para la Fundación Santander Central Hispano. Y es reconocido, sobre todo, por sus ensayos sobre historia intelectual de España en el siglo XX, a través especialmente de la historia de la literatura. Según el historiador Santos Juliá, "es el mejor conocedor de la vida intelectual española durante el régimen de Franco".7

En esta línea, publicó La resistencia silenciosa (2004), donde abordaba entre otras cosas la percepción del exilio español en el interior. Y asimismo su ensayo de 2010, A la intemperie. Exilio y cultura en España, donde evocaba conductas y sentimientos de exiliados españoles, aclimatados a sus destinos, y señalaba sus rutas de retorno a través de cartas, libros y documentos desde 1939,8 con unas páginas claras y densas que suponen una reflexión cultural del destierro.

En 2011 ha escrito El intelectual melancólico, un panfleto contra las distorsiones culturales del presente hechas por análisis catastrofistas.9 Y, a finales de 2012, ha publicado Burgesos imperfectes, sobre la ética de la heterodoxia en las letras catalanas contemporáneas. Este ensayo, que aparecerá en castellano en 2014, desea restituir el carácter ágil y escéptico, irónico y disidente de un grupo de escritores catalanes del siglo XX: desde Josep PlaGaziel

 o Puig i Ferreter hasta Joan OliverJosep Ferrater Mora o Joan Ferraté, quitándolos la capa de ortodoxia y situándolos junto con J. M. CastelletPere Gimferrer o Joan Margarit. Para Gracia, unos y otros ofrecen una heterodoxia ejemplar, hecha de independencia y de valentía, pese a todas las similitudes que se hayan querido señalar.Ha ultimado en 2014 un extenso José Ortega y Gasset, para la importante colección de biografías, "Españoles eminentes"

Sobre sus libros publicados podéis acercaros, mediante: http://es.wikipedia.org/wiki/Jordi_Gracia_Garc%C3%ADa

Comentarios periodísticos sobre La resistencia silenciosa: http://www.elcultural.es/version_papel/LETRAS/9612/La_resistencia_silenciosa_Fascismo_y_cultura_en_Espana

http://elpais.com/diario/2004/04/27/cultura/1083016803_850215.html

http://www.abc.es/hemeroteca/historico-27-04-2004/abc/Catalunya/golpe-de-gracia-al-premio-anagrama-de-ensayo-con-la-resistencia-silenciosa_9621185979966.html

http://www.letraslibres.com/revista/libros/derrota-en-la-victoria-0

http://www.elperiodicodearagon.com/noticias/escenarios/jordi-gracia-gana-anagrama-la-resistencia-silenciosa_115098.html

 

 

Cazarabet conversa con Jordi Gracia

Jordi-Gracia.jpg-Jordi, después de diez años se ha vuelto a publicar esta obra de ensayo que en el 2004 consiguió el Premio de Ensayo de Anagrama…Es, supongo, porque la analítica y la reflexión que realizabas del fascismo y de la cultura en España se puede trasladar a la analítica de este tiempo, un tanto convulso, en que vivimos hoy. ¿Qué piensas?

-No creo que haya relación directa entre una y otra. Quizá la oportunidad de reeditarlo nace de que cada vez hay más lectores curioso por un relato de la cultura española bajo el franquismo menos simplificado o más atento a los matices y la voluntad de comprender la sinuosidad intelectual que reclama sobrevivir a una dictadura.

-¿Crees que hubo verdadera “Resistencia silenciosa” en los tiempos del franquismo cuando se imponía el fascismo y su doctrina y este abrazaba a la cultura?

-Para explicarlo escribí el libro, y sobre todo para explicar las distintas actitudes que adoptaron frente al régimen y frente al fascismo las distintas promociones y generaciones: las que maduraron antes de la guerra, las que la armaron de veras (los llamo "fascistas presumidos") y quienes eran niños cuando los otros la armaron y son a la postre nuestros referentes: Juan Benet, Gil de Biedma, Juan Goytisolo o Sánchez Ferlosio.

-¿Cómo se articuló esa resistencia…por muy silenciosa que fuese?

-Callando, calculando, gestualizando y al final hablando entre líneas que todos entendían ya. Incluso más: negándose a seguir la ruta fósil del lenguaje del poder y ensayando la resurrección de un estilo como denuncia ética de un retroceso global a la prehistoria. Era lo que exigía un sistema dominado menos por el fascismo que por la prepotencia asfixiante del nacional-catolicismo. 

-Desde lo que uno va creando, va escribiendo, va realizando dentro del campo cultural….¿desde eso acaba haciendo política?

-Bajo una dictadura totalitaria primero y autoritaria y católica después, toda actividad cultural tiene significado político porque trasciende su ámbito de actuación: atañe a la conciencia de lo público, vincula al espectador y al creador con otros lenguajes, exige de cada uno escapar al discurso hegemónico y sospechar de las apariencias o las verdades inmutables (sobre la guerra civil, sobre el bienestar social o sobre la diabólica conjura masónica, da igual). Y para eso sirve la máquina de escribir, la brocha y la batuta, por decirlo de forma rematadamente cursi.

FOTO JORDI GRACIA.jpg-¿Qué creadores y escritores de la dictadura, bajo el fascismo, fueron proponiendo las bases hacia una resistencia silenciosa? ¿Todos ellos eran conscientes de ello…?

-Por eso es difícil explicar ese quindenio negro de la cultura española, hasta mediados de los cincuenta: porque hubo de todo entre quienes no se sintieron vinculados a la victoria e incluso quienes se sintieron vencedores pero progresivamente ajenos al régimen. Azorín y Baroja estuvieron con la victoria pero sus obras de posguerra respiran casi igual que antes -uno con la prudencia de una cordura un tanto blanda y el otro con la propensión anárquica de una verdad cruda y a ratos caprichosa-. Pero incluso otros dos vencedores como Cela y Delibes van siéndolo cada vez menos desde El camino o desde La colmena (que impresiona a los exiliados) y desde luego los muchachos que murmuran la verdad mate de la experiencia en sus nuevos relatos y poemas no están contribuyendo a ningún triunfalismo franquista ni a la menor complicidad con el sistema y su retórica embustera: Martín Gaite, Ángel González, Valente, etc. Están fabricando una forma de resistencia al lenguaje de la mentira y del reaccionarismo duro, antiliberal y antieuropeo.

-Leer en ciertas épocas a escritores que han escrito bajo el fascismo….me refiero a querer leerlos en tiempos de “libertad de expresión” ha hecho que a ese lector se le mirase de pies a cabeza…no sé si me entiendes… ¿entonces, estamos creando otra “Resistencia Silenciosa” porque, en realidad, nunca hay una libertad plena?

-La libertad plena no existe ni aquí ni en ningún sitio, pero la preservación de las libertades en un Estado de derecho, sí existe y eso es lo que permite explicar hoy el valor de escultores como Eduardo Chillida, por muy próximo a la Falange que estuviese en sus orígenes, o conmoverse ante El verdugo de Berlanga, por muy voluntario de la División Azul que fuese. Si en una democracia no somos capaces de ese ejercicio es una democracia amputada y encogida: por eso nadie se alarma ya de reconocer que el fascistón y señorial Agustín de Foxá escribió una buena novela de guerra y propaganda titulada Madrid, de corte a checa.

-Hasta qué punto, desde la distancia en la que es muy cómodo señalar y juzgar a estos creadores y escritores  próximos al fascismo o que vivieron o crearon bajo el régimen, se está siendo hasta un tanto cruel?

-Menos, mucho menos que antes, como acabo de explicar, precisamente porque esa guerra ya no es la nuestra. La nuestra, la de hoy, es intentar comprender lo que pasó por aquellas cabezas para hacerse fascistas y tratar de señalar lo que hubo de valor en su producción cultural, y lo hubo, aunque no siempre bajo  el franquismo. La obra de Giménez Caballero es un cruce genialoide de vanguardia y casticismo pero se agota precisamente con la victoria franquista.

-¿Muchos de aquellos creadores, lo eran como por “necesidad” de dar rienda suelta a su afán creador?

-No varía el comportamiento de un creador vocacional bajo una dictadura o en una democracia: las condiciones externas no son las que deciden de la calidad de una obra o de la perseverancia de una vocación.

NAC_CAT_web_37.jpg-Si nos permites, Jordi, vamos a aprovechar un poco tu mirada para con otras épocas: ¿el sistema que utilizaron muchos creadores bajo la dictadura y el fascismo…cierta manera de “acomodarse”, “no buscarse problemas”…..y tener como aire para poder llevar a cabo su pasión. ¿Crees que se llevó a cabo en la transición? (me refiero a que en todos los tiempos los escritores se acomodan a las circunstancias y demás)

-Lo decía en la respuesta anterior, pero añado ahora que la valentía, el compromiso con riesgo personal o el coraje no son virtudes que nos podamos exigir sin condiciones. Hubo unos más valientes -Ridruejo lo fue entre los vencedores- y otros más cobardes o pusilánimes mientras otros, aun, fueron más astutos y calculadores, como Cela. Ahora es probable que valga algo parecido con la diferencia de que el riesgo actual es muy escaso frente al que significaba entonces quedar excluido de lo público (o arriesgarse a ello). El coste actual de la crítica es irrisorio frente al que tuvo entonces.

-Y lo mismo digo en todos y sucesivos gobiernos de la democracia, ¿qué crees? (me refiero a que en todos los tiempos los escritores se acomodan a las circunstancias y demás)

-No se me ocurre proponer un diagnóstico parecido a ese en democracia: contra lo que muchos hoy dicen, creo que no muy bien informados, las dos décadas primeras de democracia vivieron uno de los momentos de plenitud crítica e imaginación más intensos y valiosos del siglo XX. El fin de siglo no ha acobardado la opinión crítica necesariamente: los cambios han sido tantos, desde lo tecnológico hasta lo social, que quizá necesitamos cambiar la pregunta y reflexionar sobre las vías de la crítica y la disidencia en una sociedad digital y en pleno ejercicio de sus libertades.

-Y, hoy y ahora, en que la sociedad está plantando cara al poder y no tan silenciosamente…. ¿crees que hay escritores y creadores que se han apuntado, tanto a un bando como al otro…haciendo de los “planteamientos políticos” como “su” cultura?

- Los habrá, sin duda, pero no es relevante o no me lo parece: hoy no nos acordamos de los chupatintas y paniaguados del régimen que se llevaban todas las portadas de los periódicos y sí en cambio de aquellos que apenas obtenían la menor entrevista o debían escribir en lugares marginales. 

Jordi-04.jpg-Bueno, Jordi, en todo esto:¿cuánto hay de marketing o de tomar la decisión de aprovecharse y cuánto de convicción creativa, de compromiso….sea cual sea la decisión o la manera de pensar de cada uno de ellos?

-Contestar es imposible porque la pregunta remite a comportamientos individuales: no existen comportamientos colectivos unificados. A lo sumo vale identificar la atracción de temas impensados por parte de los creadores, como sucedió en los últimos años con la curiosidad popular por regresar a la guerra y el franquismo como campo de batalla artístico o como sucede ahora con la urgencia de repensar la sociedad del presente desde claves críticas y desmitificadoras o directamente denunciadoras.

-Este invierno tuvimos la suerte y el placer de entrevistar a José Carlos Mainer sobre la reedición de "Falange y literatura", un libro de esos de cabecera para todo librero, filólogo y demás…¿Hasta qué punto figuras y trabajos como el de nuestro paisano José Carlos Mainer son una referencia para pensadores y ensayistas más jóvenes como tú?

-Con Mainer empieza todo o casi todo en quienes nos dedicamos a los estudios literarios con enfoque cultural e intelectual: esa antología que mencionas arranca del año 1969, cuando Mainer no tiene ni 30 años (yo empezaba a andar), y cuando acaba de cumplirlos publica la novela erudita que relata e interpreta coherentemente la Edad de Plata. Un detalle más habla de la excepcionalidad de su caso: abre casi siempre más temas de los que agota, sugiere perspectivas antes que perfeccionar obviedades comunes, relee imaginativamente antes que sancionar la evidencia palmaria. Esa lección es la de la mejor inteligencia de estirpe humanística. Y sigue tan imperturbable y productiva hoy como hace medio siglo.

 

 

 

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La resistencia silenciosa. Fascismo y cultura en España. Jordi Gracia García

416 páginas

19,90 euros

Anagrama

 

El pasado sigue vivo de manera a veces dramática. Una democracia debe pelear por la verdad histórica: revisar el pasado es una virtud de la historiografía, aunque haya una forma de revisionismo culpable, la que olvida con quién estaba la razón en 1936. Este libro se propone volver sin anteojeras sobre la actividad intelectual y cultural de los años treinta y cuarenta, pero atiende sobre todo a las reacciones de importantes escritores del período ante la propagación del virus fascista. En España surgen intelectuales fascistas, que pierden el nervio ideológico desde finales de los cuarenta, y cambian de ideas mucho más tarde, cuando sus jóvenes cachorros empiezan a construir una resistencia silenciosa, mientras subsiste la memoria de la tradición liberal. Y con ella, en los años cuarenta y cincuenta, se reanudará una ley de modernidad que el franquismo había obstruido. La razón moderna y la fe en la cordura habían resistido silenciosamente bajo la chatarra fascista de los primeros quince años de posguerra. Y aunque la actualidad las oculte, ingrata o descuidadamente, allí están, afirma el autor, las raíces del presente XXXII Premio Anagrama de Ensayo.

Jordi Gracia (Barcelona, 1965) es catedrático de Literatura Española en la Universidad de Barcelona y autor de varios libros sobre la historia intelectual de España en el siglo XX.  Ha ejercido la crítica literaria en "La Vanguardia", "El Periódico" y "El País".

 

 

 

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