La
Librería de El Sueño Igualitario
Cazarabet conversa con... Margarita
Caballero y Álvaro Sanz, editores del libro "Memoria de guerra. Apuntes para una historia del IV Cuerpo de Ejército
(Guadalajara 1936-1939)" de Juan Antonio Gaya Nuño (Cálamo)
Un libro
que se sumerge, desde una pluma destacadísima
Juan Antonio Gaya Nuño, en el corazón
del IV Cuerpo del Ejército….recordado y dignificando al “l Ejército de Guadalajara” 1936-1939.
Fue,
además, soldado en este IV Cuerpo del Ejército con lo cual la historia del
mismo palpita entre nuestra mirada lectora de forma especial….
El libro
editado por Cálamo está cuidado por Margarita Caballero Domínguez(profesora de
Historia Contemporánea en la Universidad de Valladolid) y por Álvaro Sanz
Barranco(Diplomado en biblioteconomía y documentación y encargado de la gestión
del legado Gaya Nuño entre 2008 y 2012)
Lo que
nos dice la editorial sobre este libro:
"Juan Antonio Gaya Nuño vivió la Guerra Civil como
combatiente republicano en el frente de Guadalajara. Durante este tiempo fue
anotando en una pequeña libreta la crónica de los acontecimientos que presenció
y padeció. Al acabar la contienda fue encarcelado y el manuscrito permaneció
oculto. Ahora ven la luz esas páginas que, además de proporcionar información
sobre las operaciones bélicas que tuvieron lugar en un frente poco conocido,
son valiosas en sí mismas por las circunstancias en las que se escribieron y
porque nos hablan de la guerra desde dentro.".
Juan
Antonio Gaya Nuño, saber más sobre este combatiente que fue, también, cronista
directo de una guerra, de su tiempo y luego escritor, amante y crítico de arte:
http://es.wikipedia.org/wiki/Juan_Antonio_Gaya_Nu%C3%B1o
https://www.cajaduero.es/obrasocial/gayanuno/centro/pdf/biografia_gaya.pdf
http://www.museoimaginado.com/TEXTOS/Gaya.pdf
Interesantísimo:
http://www.nuevarevista.net/articulos/gaya-nuno-el-numantino
http://laalcarriaobrera.blogspot.com.es/2012/09/cipriano-mera-jefe-del-iv-cuerpo-de.html
http://www.sbhac.net/Republica/Fuerzas/EPR/EPR.htm
Presencia
destacada en la Batalla de Guadalajara:
http://es.wikipedia.org/wiki/Batalla_de_Guadalajara_%281937%29
Cazarabet conversa con Margarita Caballero
y Álvaro Sanz:
-Amigos, este libro indaga,
investiga y se sumerge en la investigación del IV Cuerpo del Ejército desde la
pluma de una persona que lo vivió de forma directa, Juan Antonio Gaya
Nuño:¿cómo de importante es esto?; ¿lo valoramos lo suficientemente porque si
ya es importante que estudiosos e historiadores se pongan a investigar en
algunos procesos históricos…si tienes el privilegio de ser testigo directo,
protagonista y a la vez cronista pues es algo más que un privilegio el que
tenéis vosotros como cuidadores de la edición y el que tenemos todos los
lectores, ¿no?
-A
nuestro parecer este libro es importante ya solo por el hecho de que contiene
nuevas informaciones sobre la Guerra Civil, si a esto le añadimos que proceden
de un testigo y protagonista del conflicto que se llama Juan Antonio Gaya Nuño,
quien las escribió en el propio frente de batalla, es forzoso concluir que
estamos ante una obra que puede ser de gran utilidad para futuras
investigaciones sobre la Guerra Civil en general y sobre el frente de
Guadalajara en particular.
Para un
historiador, y para cualquier lector interesado, es ciertamente un privilegio
tener acceso a un manuscrito como este en el que, sin preocupaciones
editoriales, de conveniencia o de otro
tipo, su autor va relatando el día a día
de la guerra. Las propias características del documento resultan
emocionantes por todo lo que sugieren: una pequeña libreta en la que se
amontona la letra, para un aprovechamiento máximo del espacio, y en la que la,
a ratos imposible, grafía nos habla de las carencias materiales –al
utilizar un lápiz, la letra se
difuminaba cuando la mina se iba gastando- y de las difíciles condiciones en
las que Gaya escribía. Con esta edición se le hace, ¡por fin!, justicia, al
menos en parte, ya que se cumple lo que seguramente fue su deseo, esto es, que
lo que él escribió paciente y concienzudamente cuando, claro está, no conocía
todavía el desenlace de la contienda sea publicado y conocido.
Terminada
la guerra, el manuscrito de Gaya Nuño sobrevivió valientemente al franquismo,
un tiempo en el que se intentó eliminar cualquier vestigio de una parte del
pasado que resultaba incómoda, estableciendo para ello una memoria oficial que
se presentaba como única, completa y cerrada. Con el peligro que esto entrañaba
en la España franquista, Gaya conservó esa libreta, que formaba parte de sus
escasas pertenencias cuando en la noche del 29 de marzo de 1939 llegó a la
estación de Atocha procedente del frente. Mientras Gaya estuvo en la cárcel,
hasta 1943, fue su mujer, Concha de Marco, quien la guardó y custodió. Luego no
la volvió a ver y llegó a pensar que Gaya la había destruido al salir de la
cárcel. Por fortuna no fue así, lo que nos lleva a pensar que él esperaba algún
día cumplir su deseo de escribir, a partir de las anotaciones que contiene, una
Historia del IV Cuerpo del ejército republicano. No pudo ser, ya que Gaya tan
solo sobrevivió unos meses a la dictadura, y el manuscrito siguió escondido y
perdido hasta que fue hallado cuando se procedió a catalogar los fondos que
constituyen actualmente el Legado Gaya Nuño.
-Lo que está haciendo
Cálamo es un trabajo fundamental, muy minuciosa y exquisita, para la historia,
su conocimiento, y la recuperación de la
Memoria Histórica… ¿Cómo lo valoras?
-Resulta
fundamental la tarea de editoriales como Cálamo -también la de las
instituciones, como en este caso el Ayuntamiento de Soria o el Instituto Castellano y Leonés
de la Lengua que han patrocinado esta publicación- que apuestan por la edición
de textos que permiten recuperar y visibilizar la memoria de quienes se vieron
privados -Gaya es un claro ejemplo- de la posibilidad de dar a conocer sus
experiencias. Son necesarias iniciativas como esta para que podamos contar con
una Memoria que recoja el conjunto de memorias, frente al monolitismo impuesto
por el franquismo. Poner a disposición de investigadores y lectores documentos
como este es la mejor aportación que puede hacerse al análisis y reconstrucción
de un pasado siempre incompleto pero cada vez más aproximado a la, por otra
parte inalcanzable, “verdad histórica”. En este sentido, el manuscrito de Gaya
que ahora se ha publicado invita también a la reflexión acerca de los muchos
testimonios escritos que se han perdido e incluso acerca de aquellos que no se
llegaron a materializar.
-Habladnos de Juan Antonio Gaya
uno de los escritores fundamentales y más importantes del siglo XX, muy
fructífero, pero también cronista…Habladnos un poco de él como persona que
escribió sobre hechos históricos, como este de la vida del IV Cuerpo del
Ejército y del cronista
-De Juan
Antonio Gaya Nuño habría que destacar su
inquebrantable fidelidad a los principios por los que luchó desde los inicios
de la Guerra Civil. Se encontraba en aquellos momentos en Madrid, estudiando
oposiciones para entrar en la Universidad, después de haber presentado en 1935
su tesis doctoral sobre “El románico en la provincia de Soria”, por la que obtuvo
premio extraordinario de doctorado. Apuntaba, por tanto, a una exitosa carrera
académica que se vio no sólo interrumpida sino cortada de raíz por la guerra,
ya que cuando esta concluyó su actitud refractaria, consecuente con sus ideas,
hacia el franquismo le cerró para siempre las puertas de la Universidad.
Pese a su
juventud -23 años al comenzar la guerra- atesoraba ya entonces un notable
bagaje intelectual, al que hemos de añadir su condición de trabajador
meticuloso y disciplinado, de manera que para él escribir fue casi inevitable,
debió sentirse obligado a dejar constancia de lo que estaba viviendo y a
redactar estos apuntes. Digamos que esta fue su otra forma de combatir, el
lápiz junto al fusil. En esas páginas, redactadas de forma apresurada y urgente,
se percibe ya una valía como escritor que después confirmaría en un buen número
de obras, entre las que destacaremos su “Historia del cautivo”, de 1966, novela
histórica que, a decir de José Esteban y
Gonzalo Santonja, merece figurar entre las
mejores de la España del siglo XX. De acuerdo con su rigurosa forma de
trabajar, se documentó exhaustivamente para la redacción de esta obra, como
atestiguan el buen número de obras que recopiló sobre el desastre de Annual y que se conservan hoy en su Legado.
-Pero, luego, fue un importante
un hombre que se acercó mucho al arte, se interesó por él y escribió
también…convirtiéndose en un crítico. ¿Qué nos podéis comentar?
-Gaya
Nuño no abandonó nunca su vocación y pasión inicial por el arte, que se refleja
en esta Memoria de guerra, por
ejemplo, en su conmoción por los daños que sufrió la catedral de Sigüenza
cuando esta localidad fue tomada por el ejército franquista. Es también
significativo al respecto el episodio que protagoniza Gaya a finales de 1936,
cuando salvó de la destrucción una talla románica de la Virgen de Sopeña que se
encontraba en la iglesia de San Andrés del Congosto. Así, nada más salir de la
cárcel en 1943, en sus primeros meses de vida en libertad en Bilbao, en los que
tuvo que recurrir a dar clases particulares para sobrevivir, empezó ya a
elaborar un trabajo sobre “El románico en la provincia de Vizcaya” que publicó
al año siguiente. Y a partir de aquí prosigue toda una fértil trayectoria en el
campo de la historia y la crítica de arte por la que Gaya, en palabras del
profesor Gonzalo Borrás, “ha de ser valorado como uno
de los historiadores del arte español más destacados de su generación y ha de
ser contado entre los de mayor proyección universal”.
-Como persona que estuvo
tan vinculada a la Guerra Civil
Española, ¿cómo la vivió, cómo la sufrió y cómo arrastró ese sufrimiento….?
-La Guerra Civil marcó, transformó y condicionó la
vida de Gaya Nuño hasta un extremo que resulta difícil calibrar hoy. Primero
fueron los tres años de la guerra, en los que no fue lo peor el resultar herido
y hospitalizado en 1937 –entre otras cosas aprovechó la convalecencia en Madrid
para casarse-, frente a las privaciones -¡el terrible frío y el barro de la
Alcarria!- que tuvo que soportar. Luego, las ilusiones frustradas y la
constatación de la inutilidad de tanto sacrificio. Y paralelamente, el dolor
por el asesinato de su padre, fusilado en Soria el 16 de agosto de 1936,
quedando su familia (madre, hermano paralítico y hermana pequeña) desvalida y
desamparada en un medio hostil. No mejoró su situación al terminar la guerra ya
que tuvo que enfrentarse a un Consejo de Guerra que le condujo a distintas
cárceles, la primera de ellas el terrible penal de Valdenoceda
en Burgos, en las que estuvo preso hasta 1943.
-Al parecer, supo como reponerse bastante y
después de salir de la cárcel siguió con su pasión como escritor…un poco
camaleónico, ¿no?
-Su liberación en febrero de 1943 era condicional –la
absoluta no llegaría hasta 1954-, de manera que Gaya partía de menos cero para
enfrentarse a la vida fuera de la cárcel. Muy mermado físicamente, por las
secuelas de las duras condiciones de internamiento, y marginado intelectual y
académicamente, poco a poco iría saliendo adelante con la ayuda de su mujer,
Concha de Marco, quien años más tarde, ya viuda, resumía muy gráficamente las
dificultades de aquellos años al señalar cómo Juan Antonio “perdía todos los
días la guerra”. Después de estos difíciles comienzos, Gaya Nuño, en efecto,
logró sobreponerse y llegó a convertirse en el gran escritor y crítico de arte
que hoy todos alaban. Aunque tuvo algunos –pocos- apoyos, todo lo logró por la
intensidad y calidad de su propio trabajo y, hay que decir, del de su mujer,
que a partir de 1939 dejó en un segundo plano su carrera como poetisa y se
dedicó casi en exclusiva a secundar la de su marido. Es cierto que al final
Gaya Nuño obtuvo un gran reconocimiento intelectual –mayor fuera de España-,
pero no podemos definirlo como camaleónico, muy al contrario, siempre
inflexible en sus convicciones, no solo no se adaptó sino que además tuvo a
gala no hacerlo.
-¿Qué destacaríais de sus vivencias de la Guerra
Civil en el IV Cuerpo del Ejército?
-Gaya Nuño escribió su crónica o relato en un tono
impersonal, de manera que a no ser por dos o tres alusiones que hace a su
persona podría pensarse que fue mero
espectador de lo que describe. Por ello, para hablar de sus propias vivencias,
tenemos que recurrir a interpretar sus palabras e intuir lo que hay detrás de
ellas. Como teniente de Ingenieros, gran parte de su actividad debió dedicarse
a labores de fortificación, defensa y consolidación de la línea del frente
republicano. Sabemos también que participó de llenó en los combates de la
batalla de Guadalajara de marzo de 1937, de la que hace una pormenorizada
descripción en cuanto a posiciones, armamento y movimientos de unos y otros.
En la etapa posterior, cuando los principales
enfrentamientos se trasladaron a otras zonas y la Alcarria entró en una etapa
de relativa calma, Gaya vivió esa realidad de una guerra latente y acechante,
con unas rutinas cotidianas en unas trincheras no muy alejadas de las de los
“fascistas”, en las que por otra parte la situación debía ser bastante similar,
ya que él mismo cuenta cómo unos y otros se avituallaban en los pueblos
colindantes y cómo muchas veces las mismas mujeres lavaban las ropas de los
soldados de ambos bandos. Todas estas experiencias le servirían después para
escribir los magistrales relatos de La guerra, que constituyen la primera parte
de Los gatos salvajes y otras historias,
publicado en 1968.
-¿Qué importancia tiene,
mejor dicho, tuvo el IV Cuerpo del Ejército de la República en la Guerra Civil
Española…?.- Hay que recordar que la figura del mítico albañil anarquista y
libertario Cipriano Mera le da un carácter especial….
-Sobre la actuación del ejército republicano en esta
zona, Gaya en sus anotaciones destaca la actividad de las brigadas mixtas que
en julio de 1936 frenaron el avance de la columna de Mola, después de arrebatar
Guadalajara al control de los sublevados. Después, el recién creado IV Cuerpo
de Ejército desempeñó un papel fundamental en el triunfo republicano en la
batalla de Guadalajara. A partir de entonces, se estabilizó este frente y el IV
Cuerpo se convirtió, a decir de Gaya, en “semillero de combatientes”, al
servicio de las zonas donde se iban necesitando refuerzos.
-¿Fue la batalla de
Guadalajara el punto de inflexión para
este Cuerpo del Ejército?
-Para valorar la importancia de esta batalla solo hay
que plantearse la hipótesis contrafactual de que las
fuerzas italianas hubieran conseguido seguir avanzando hasta Guadalajara, una
posibilidad real al principio de la batalla, cuando las líneas republicanas se
vieron desbordadas por el avance enemigo. El IV Cuerpo impidió que esto
ocurriera y por tanto evitó el avance hasta Madrid, con lo que Franco tuvo que
renunciar a su conquista y dirigir las operaciones hacia otros frentes. Cierto
es que, a juicio de los especialistas, el Gobierno republicano exageró las
dimensiones de la victoria, pero hay que entender la euforia del momento –no
estaba lejos el fantasma de la caída de Málaga- y hay que considerar el duro
golpe que supuso para el bando rebelde, en el que franquistas e italianos
rivalizaban para no asumir las culpas.
-En el
Ejército del centro se dieron cita (por
decirlo de algún modo) figuras como Miaja, un militar de alto rango de carrera,
conservador, pero leal a la II República y otras como Cipriano Mera que era un
anarquista metido, también por decirlo de alguna manera, a militar….son hechos
históricos muy importantes y allí, más o menos en directo, estaba nuestro Gaya
Nuño tomando cumplida nota de todo….¿Qué nos puedes comentar?
-Así es, Gaya Nuño demuestra en su crónica una gran
habilidad y capacidad de penetración en la descripción de algunos mandos
republicanos con los que coincidió en el frente, de los que hace acabados
retratos psicológicos, para bien o para mal, sin privarse de mostrar su
admiración o su desprecio según los casos. Así, por ejemplo, entre los
anarquistas destaca al mayor de milicias Liberino
González, de quien dice que “era uno de los mejores ejemplos del buen resultado
que puede dar el proletario convertido en jefe militar”. Muestra su simpatía
por el coronel Víctor Lacalle, al que valora y al tiempo critica –le parece un
personaje de Baroja- o por el malogrado brigadista Nino Nanetti,
muerto en julio de 1937 en la defensa de Bilbao.
Respecto a los altos mandos del ejército republicano,
se muestra más discreto y no se detiene en ellos, pero en más de una ocasión
desliza críticas hacia la que denomina “miserable retaguardia”, por ejemplo en
cuanto a que no dotaban adecuadamente ni prestaban la debida atención al
Ejército del Centro en general y al IV Cuerpo en particular.
-¿Qué os parece que en los
últimos tiempos cronistas y escritores como Juan Antonio Gaya Nuño sean el
objeto y el objetivo de multitud de miradas de estudiosos, investigadores….?
-Nos parece algo necesario, porque la recuperación de
la memoria de Gaya Nuño, o de cualquier otro sea o no del bando republicano, es
también la de tantos otros que como él sufrieron la Guerra Civil, la que el
propio Gaya denomina “la guerra por antonomasia, la nuestra”. Claro que hemos
de intentar que la recuperación de testimonios como este no se quede solo en
miradas y tenga una repercusión historiográfica que nos permita seguir
profundizando en el análisis y en el conocimiento, sin encastillarnos en
discursos ya hechos y cerrados.
19542
Memoria de guerra. Apuntes
para una historia del IV Cuerpo de Ejército (Guadalajara 1936-1939). Juan Antonio Gaya Nuño. Edición de
Margarita Caballero y Álvaro Sanz
176 páginas 14 x 21 cms.
16,00 euros
Cálamo
Juan Antonio Gaya Nuño vivió la
Guerra Civil como combatiente republicano en el frente de Guadalajara. Durante
este tiempo fue anotando en una pequeña libreta la crónica de los
acontecimientos que presenció y padeció. Al acabar la contienda fue encarcelado
y el manuscrito permaneció oculto. Ahora ven la luz esas páginas que, además de
proporcionar información sobre las operaciones bélicas que tuvieron lugar en un
frente poco conocido, son valiosas en sí mismas por las circunstancias en las
que se escribieron y porque nos hablan de la guerra desde dentro.
Juan Antonio Gaya Nuño
[Tardelcuende (Soria), 1913-Madrid, 1976] es uno de
los grandes escritores de la España del siglo XX, como lo atestiguan más de 600
publicaciones, entre ellas 65 libros, junto a un sinfín de colaboraciones en
revistas españolas y extranjeras. Dedicó a la historia y a la crítica de arte
la mayor parte de sus investigaciones y trabajos, trayectoria que se vio
truncada por la Guerra Civil y que proseguirá, tras salir de la cárcel en 1943,
con obras fundamentales en ese ámbito. Por otra parte, su singular genio
creador se manifestó en una serie de obras literarias, entre las que destacan
'El santero de San Saturio' (1953), 'Tratado de
mendicidad' (1962), 'Historia del cautivo' (1966), 'Los gatos salvajes' (1968)
y 'Los monstruos prestigiosos' (1971).
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